Ashley Peverell

La pequeña bruja que había estado ayudando a la otra chica que también era su familia porque había estado a punto de casarse con su hermana Hayame había estado atendiendo a todas las instrucciones que le habían dado, ella también quería ayudarlos a todos en aquel lugar y lo mejor que podía hacer por el momento era seguir las indicaciones que daba Lisette, ella era la experta a final de cuentas y ella misma confiaba en todo lo que hacía esa chica para poder sacar adelante a los pacientes aunque tenía que admitir también que tenía mucho miedo porque veía como muchas personas y magos y hechiceras iban llegando en los sacos para los muertos lo que la hacía temblar, no por miedo sino por la tristeza de tener que decirles a sus familias que sus miembros no regresarían a casa. Esperaba que todas las guerras y las batallas se acabasen pronto porque detestaba la idea de pensar en cómo todas esas cosas estaban separando a las familias y a sus seres queridos y todavía no entendía que maldad podía anidar en los corazones de los magos de los otros países que eran incluso capaces de lastimar a las maravillosas e increíblemente hermosas criaturas que eran los dragones, ella apreciaba su fuerza, su elegancia y su belleza así que también estaba muy enojada con todo lo que estaba pasando. -Tú ve sin preocuparte, nosotras atenderemos aquí a todos los heridos pero traer a salvo de regreso a mi hermana. Le pidió Ashley sin dudar de que esas tres brujas lograrían cumplir con aquella misión que tenían por delante, podía ver su poder y su fuerza así que en conjunto ellas lograrían cualquier cosa que se propusiesen en esos momentos aún con todo un ejército de búlgaros queriendo reducirlas a cenizas.

Clinica de Santos Mangos La preciosa bruja estaba tosiendo un poco, la verdad era que no podía moverse mucho aunque estaba intentando lo mejor posible el estar sana y preparada para aquellas contingencias, por lo que había escuchado aquel libro era de inmesurable poder y cualquiera que lo tuviera en sus manos iba a ser capaz de dominar el mundo, casi sonaba a un chiste muy repetido de villanos donde estos se reían malévolamente mientras juraban que todo el mundo sería de ellos pero en esos momentos aquello no era una broma, era una realidad donde todos realmente temían por su seguridad y donde finalmente todos los planes que se hacían en las sombras habían estallado al grado que ahora toda la familia estaba pagando el precio de esos platos rotos. Y se sentía muy mal por Sagitas porque ella había sido la que había terminado dando la cara por todas las personas de la familia aunque ella creía que Sean debería de ser al que atraparan y castigaran debido a que a él era al que habían visto traficando con esas cosas y ahora, seguramente todos iban a ser demandados. -No lo sé ¿en verdad crees que algo como eso se pueda destruír tan fácil? si puedes dominar al mundo tan solo con el pequeño libro entonces no creo que las piezas de sus páginas puedan ser deshechas así nada más porque entonces cualquiera podría quemarlo y asunto resuelto, nadie tendría porqué preocuparse de ese libro.

Unos pasos discretos comenzaban a moverse a través de aquella biblioteca perdida y eso era porque la bruja estaba buscando a alguien, llevando en una de sus manos una linterna con su vela y sus llamas encendidas, sabiendo que en aquel lugar estaba su hermana y también la que debía de ser su cuñada, lo había sabido, por unos momentos había dudado pero había conseguido que aquel amigo de su hermana mayor le indicara a dónde había ido con la búsqueda de esos papeles importantes al parecer con la rara idea de hundir al Ministro bajo la acusación de algunos movimientos imprudentes, ella se había dado cuenta desde que lo habían estado escuchando hablar sobre la prisión mágica a través de esa radio en el sótano de su hermana. Ella lo sabía, ese hombre era malo hasta los huesos y esa era la mejor descripción que podía dar al respecto pero luego de enterarse de lo que su hermana la inmortal quería hacer se daba cuenta de que era su deber detenerla antes de que siguiera cometiendo tonterías que podían hacerla que justamente ella fuera luego una de las primeras habitantes de la prisión mágica que estaba por estrenarse, así que había agarrado fuerzas, se había tomado sus medicinas y se había ido a buscarla consiguiendo averiguar que estaba allá abajo y comenzando a buscarla junto con Lisette, sería raro que su hermana mayor estuviera metida en esos líos sin la otra bruja detrás, así que escuchando ruidos comenzó a andar en aquella dirección.

La niña que había estado callada hasta esos momentos se cruzaba de brazos esperando a que alguien más dijera algo aunque tenía que admitir que las opiniones de Sean realmente comenzaban a ponerla nerviosa pero era evidente que nadie más de los demás departamentos iba a estar de acuerdo en asistir con semejante idea de comenzar a pelearse también contra los Ministerios Mundiales cuando probablemente todos ellos iban a terminas más que muertos, por lo general Ashley era una firme seguidora y ferviente creyente de la ley pero sabía que el valor también se requería cuando se necesitaba pedir cosas imposibles a las personas y ella iba a estar de pie y luchando contra quien fuera necesario en caso de que la llamasen a una pelea definitiva. Pero quizás eso no iba a ser tan necesario porque justamente en esos momentos cuando las tensiones entre todos parecía que comenzaban a hervir por el llamado a las armas que hacía Sean y la inseguridad que ahora mostraba su hermana mayor inmortal ahora que veía que tan en serio iba el otro hombre, entraba Matt Blackner en escena aunque parecía tan perdido como un sacerdote en medio de una fiesta pagana, era algo gracioso pero al menos sabía que con aquel hombre presente las cosas iban a retomar su rumbo así que con uno de sus preciosos dedos y un gesto de total inocencia, la hermosa rubia de grandes ojos acaramelados señaló a aquel que se suponía que era yerno de Sagitas y decidió que era el momento de hablar. -Él quiere que le declaremos la guerra al Ministerio de Magia de todo el mundo.

La preciosa rubia llegó en aquellos momentos a la habitación de su hermana mayor dejando escapar un enorme pero educado y encantador bostezo mientras que se cubría los pequeños labios con una de sus manos blancas y diminutas, similares a las de las muñecas de porcelana debido a que había estado durmiendo profundamente en una de las habitaciones, desde que se hubiera enfermado había tomado la costumbre de irse a la casa de sus hermanas según ellas estuvieran cerca porque de esa manera sabía que si sucedía algo malo al menos habría alguien que podría ayudarla para que pudiera ser atendida, así que en aquella ocasión habían terminado en casa de Sagitas y entonces había escuchado los gritos de esta por lo que había acudido a su habitación para atender a aquel llamado aunque siendo sinceras a ella no le gustaban mucho los gritos a menos que los diera ella misma en situaciones excepcionales y aquella parecía que lo era al menos para la Potter Blue que lucía verdaderamente molesta. -Yo también quiero saber ¿hay algún motivo por el cuál se haya invitado a toda la familia completa para atender un asunto relativo a las sirenas cuando lo normal sería que llamaran al Departamento de Criaturas? Preguntó la hermosa niña de cabellos dorados y entonces vió que su sobrino y director de departamento también se encontraba en aquellos momentos en la habitación, tenía mucho tiempo sin verlo y se dió cuenta de los motivos cuando observó como había llevado una bebita pequeña en brazos y luego la entregaba a otra persona para que se tranquilizara, parecía que repentinamente todos en la familia querían tener bebitos. -Hola Matt

La joven con apariencia de princesa y acompañada de su elfo doméstico salio a paso veloz por entre en medio de la lluvia rumbo a lo que recordaba como una cabañita abandonada en medio de un claro del bosque, esperando encontrarse con las chicas y quizás llamando a las elfinas de estas que eran verdaderamente fieles a sus familias y que no dudarían en buscarlas y encontrarlas sin importar el precio que tuviesen que pagar por hacerlo, no importaba la lluvia, puesto que las pequeñas gotas de agua no significaban nada en cuanto a lo que ella deseaba en esos momentos, era simplemente encontrarse a salvo y tener la posibilidad de regresar a su casa aunque siempre diría que acerca de la carrera, ella la habría ganado por supuesto, nunca dejaría que Hayame le ganase ni siquiera en una situación de peligro o de riesgo como aquella, eso nunca.

La niña tenía mucho frio pero eso era lo de menos, sabía que tenía que encontrar calor en algún sitio pronto y había sido una buena suerte que ella siempre llevaba la forma de comunicarse con sus elfos con ella, a diferencia del resto de su familia ella siempre pensaba por adelantado así que con el poder de su magia y sin tener que separar los labios para no dejar salir el calor de su cuerpo cuando lo necesitaba dentro de este para proteger a sus órganos, llamó a su elfo nuevo que se apareció con un suave crack y una reverencia antes de dar un brinco en el lodo porque parecía que la lluvia lo había tomado desprevenido. -¡Hay ama, ya le dije que no debe de venir a este tipo de sitios ni exponerse a las inclemencias del tiempo cuando usted está tan mal de salud! La regañó su elfo por primera vez cuando él no era de llamarle la atención a la hermosa pequeña que siempre lo hacía todo perfecto puesto que su comportamiento era tan pulcro como las sedas blancas.

La pequeña Ashley corría a todo lo que podía, sabía que aún había la posibilidad de que Hayame llegara primero al punto medio más adelante de Lisette pero si ponía empeño, de seguro le ganaría esta vez a su hermana aunque ella tuviera las piernas más largas y el cerebro más liviano por vacío así que continuó su camino hasta que de pronto el viento comenzó a soplar aún mas fuerte de lo que parecía haber sido pronosticado aquella tarde y con todas las condiciones -Como odio cuando pasan estas cosas Murmuró la rubia a pesar de lo que no era normal que ella odiara cualquier cosa, ella amaba la naturaleza incluso cuando esta se comportaba de manera extraña, mientras comenzaba a caer una ligera lluvia que de a poco comenzaba a aparecer como si fueran disparos de las nubes dirigidos hacia ella de manera que en un punto ya se le había cerrado la visión y convirtiendo la claridad del atardecer en una cortina cerrada de oscuridad que se apersonaba justo por delante de sus ojos.

-Pues yo no le tengo miedo a Hayame y mi enfermedad no debería de ser un impedimento para que yo haga las mismas cosas que hace cualquier otra persona, sé que puedo correr y sé que podría hacer unas carreras con ella y todavía le ganaría, soy una Gryffindor y los Gryffindor podemos con todo pero tampoco quiero que te enojes conmigo así que si eso te hace felíz y eso va a hacer que no me vayas a regañar porque estoy intentando sentirme mejor con estas cosas pues entonces te voy a hacer caso, me portaré un poco mejor y voy a ir contigo, caminando hasta que lleguemos a ese sitio donde mi hermana quiere poner su nueva taberna pero quiero dejar muy en claro que ninguna de ustedes puede decir ¡que soy una cobarde!

-¡Ojalá me dejaran ver lo que hacen, en verdad que yo quiero ver cómo es que están planeando que pongamos esta nueva posada en otro sitio, déjenme ver! -¡Señorita! ¡no debe de ponerse a correr, hágale caso a la señorita Lisette, usted sabe que está muy enferma y debería de hacerle caso a su nuevo elfo! Si pierde otra vez la salud todos van a preocuparse demasiado y entonces no va a servir de nada el que haya estado tanto tiempo en cama así que por favor tenga un poco de consciencia y dígale que sí a la señorita Lisette y dígale que no a su hermana que le está dando tan malas ideas, usted sabe muy bien que no son buenas. -Solo será por un segundo ¡anda! casi nunca mi familia me invita a hacer cosas divertidas además, es la primera vez que yo también estaré haciendo enojar a Lisette, nunca me permito portarme mal pero por el día de hoy y tomando en cuenta que no me estoy muriendo, al menos déjame intentarlo ¿sí?

-Eso no es lo importante, vas a ver cómo sin necesidad de nada de trampas o de trucos extraños yo puedo vencerte porque esas son las habilidades que me hacen más hábil que tú Decía con orgullo la hermosa niña mientras sonreía con gran suficiencia y levantaba la barbilla de forma orgullosa, ella siempre se sentía feliz de tener el mejor sexto sentido para identificar lo que podía conseguir con el poder de su magia y su pureza y sabía que todo lo honesto y bueno siempre le ganaba a las trampas y a las mentiras que su hermana mayor podría estar tramando pero ella no lo iba a permitir, la inteligencia de la Gryffindor era algo también de lo que podía sentirse bastante orgullosa y por eso lo usaba como bandera incluso para unos juegos tontos como aquella apuesta acerca de quién de las dos brujas sería la que ganaría si empezaban a tirarse maldiciones o intentaban destrozar todo el lugar con la fuerza de las varitas.

La niña había estado sentada por largo rato en su sillón cuando escuchó lo que parecían algunas voces que venían del exterior y parecía que su hermana y su elfo también lo habían detectado porque inmediatamente se habían puesto bastante serios y hasta el elfo anciano que alguna vez le había pertenecido al abuelo de las dos ahora parecía querer entrar en una pelea contra el intruso que se había atrevido a cruzar por las tierras de los Snape cuando generalmente las personas no tenían ningún permiso de hacer aquello, su hermana era muy estricta en lo referente a quienes podían llegar hasta su hogar. -¿Crees que hayan venido a atacar la casa, justamente cuando se supone que todos estamos haciendo todo lo posible para estar a salvo y lejos de las miradas de las personas que podrían lastimarnos?

La niña rubia caminaba rápidamente al lado de su hermana, suspirando porque por fin la veía con quizás un poco de brillo en la mirada debido a que ahora sabía un poco acerca de la persona que la tenía muy preocupada desde su desaparición pero al mismo tiempo temía en cierta manera que eso no fuera suficiente y que la Snape terminara por hacer alguna locura y eso no les convenía a nadie de ellos, necesitaba que la hechicera pelirroja estuviese cien por ciento concentrada en lo que tenía delante y en el ministerio, el departamento de accidentes necesitaba a al menos uno de sus jefes de departamento bien centrado en lo que los mantendría unidos hasta que obtuvieran alguna respuesta de su director de departamento que estaba desaparecido desde hacía demasiado tiempo. -Morning Glory La hermosa niña rubia de grandes ojos se acercó a la elfina que parecía estar al borde de una crisis de nervios al igual que su hermana pero no podía darle tiempo para que ninguna de las dos se pusiera a las lágrimas por lo ocurrido y lo mejor era averiguar bien cómo se encontraba la Ryddleturn en esos momentos. -¿Cómo está Lisette? Le preguntó nuevamente a la criatura y entonces, observó al hombre mago que acababa de llegar con ellas y pareció mirarlo con un poco de desconfianza, era el hombre que había llegado a la casa de su hermana con antelación y no sabía muy bien qué pensar de él pero si su hermana mayor le estaba respondiendo de todas maneras entonces ella podía hacerlo también, suponía. -¿Acabas de llegar al pueblo? ¿No te has enterado de la guerra que tiene la Inglaterra de la Magia con los demás países por la profecía?

-¡¡SEÑORA SNAPE, SEÑORA SNAPE!! Una bruja había llegado de repente hasta donde se encontraba la otra bruja que dejaba ver su desespero y su preocupación por la otra muchacha lo que había terminado por acallar a la Peverell que se quedó con las ganas de hacer algún comentario al respecto pero ella siempre había sido muy educada y sabía que cuando las personas acudían con aquella expresión de alarmas significaba que tenían información muy importante y por eso tenían que dejarlas hablar así que cuando la hechicera que acababa de llegar le dió una tímida mirada a la hermosa niña esta le sonrió de regreso y le dijo con una tierna mirada que podía hablar primero, así que la mujer ministerial asintió varias veces y entonces, se dispuso a hablar. Entonces Ashley Peverell se acercó a la recién llegada que parecía que necesitaba tomar bastante aire para poder recuperarse porque se notaba que había hecho aquel camino corriendo pero Ashley era comprensiva a pesar de la situación tan delicada que atravesaban y le puso una mano en el hombro para que supiera que la estaban apoyando y que no la iban a regañar por tomarse las emergencias de forma seria como era que debía de ser todo el tiempo. -¿Qué sucede Madame? Podía ver que la pobre mujer seguía respirando agitada pero estaba haciendo todo lo posible por recuperarse para poder dar su información y luego, las miró a todas con una cara muy seria y se paró de manera más firme para poder demostrar su profesionalismo. -Encontramos a una bruja que forma parte del Ministerio de Magia porque eso venía en sus credenciales y decía que pertenecía al Departamento de Accidentes pero realmente se ve que la pobre mujer estaba muy grave y no dejaba de murmurar su nombre señora, pero por lo mismo que se notaba que estaba tan grave se la han llevado directamente a la Clínica Médica de Santos Mangos para ser atendida de urgencia, señora. Y se trata de la señorita Lisette Ryddleturn, lo hemos podido confirmar también con su identificación, señora.

-¡No hagas eso, quedamos en que no ibas a hacer ningún tipo de trampa y que esta apuesta sería como parte de una lucha limpia donde sería la bruja más poderosa la que llevaría la delantera si acaso comenzaban a maldecirse, así que baja esa varita que tienes escondida en la espalda y haz las apuestas de forma justa, limpia y honorable! Se quejó la preciosa Peverell mirando con gesto de advertencia a su hermana mayor a la que ya le olía esas feas trampas que estaba intentando colar entre la apuesta que estaban haciendo, si así tenía que ser la Snape, nunca parecía conformarse con menos que hacer trampa en todo lo que tuviera delante y por eso tenía que estarla vigilando de forma bastante seguida porque si no, uno que no estuviera atento a los movimientos de manos de su hechicera y tramposa hermana mayor podía llevarse un disgusto del que no se saldría hasta que fuera muy tarde y el pobre mago terminara con los bolsillos vacíos de dinero y solo como consuelo el estar diciendo maldades en contra de la mujer que seguramente ni siquiera les haría caso. Aunque sin darse cuenta, ella misma estaba ignorando a la pobrecita de Lisette que estaba intentando llamar la atención de las dos chicas pero estas estaban demasiado concentradas en su pelea y en la posible futura pelea de las mujeres que estaban en la taberna, que hasta se habían olvidado delos dos perritos que correteaban por el lugar y estaban bastante ajenos a las apuestas o cosas raras que pudieran estar haciendo las tres brujas sentadas en el piso por detrás de la barra, a modo de protegerse por si alguna maldición se salía de sus manos.

Atum Fadil no podía sentirse más confundido con aquel discurso y después de unos momentos compartió una mirada de dudas no solo con sus jefes de departamento sino también, con Li Wang del Departamento de Accidentes en China que se había unido a la niña rubia mientras los guiaba por un pasadizo de rocas que descendía a través de una caverna de la que colgaba algo similar a una canasta con cadenas para que pudieran ingresar, cosa que se veía levemente peligrosa pero la Peverell había tranquilizado a la comitiva de ocho personas que la seguían, cuando les informó que ella misma había armado aquel objeto. "Mi hermana me trajo una vez por este sitio y había que descender saltando o por otros medios muggles como la escalada pero para personas como yo era demasiado difícil así que le añadí mi propio toque y así ustedes también pueden venir tranquilamente sin tomar riesgos innecesarios" Y ellos agradecían aquella consideración a sus personas, sin embargo, ahora con las declaraciones de aquella persona parecían levemente confundidos por la declaración de aquel joven por su cuenta, de esa forma con tono de voz tan alto y seguro y con un discurso que no estaban muy seguros de si querían compartir o no. Si bien era verdad que estaban en contra de las posturas que estaban tomando sus propios Ministerios de Magia y definitivamente se oponían a la guerra, negándose todos en bando el atacar o agredir a sus semejantes, el hacer una declaración golpeada y tan pública significaría posiblemente el perder sus puestos y sus empleos al mismo tiempo, por no hablar de aquellos que venían de los países enemigos y que inmediatamente serían presos seguramente por los que no los querían y torturados, ya que era un secreto a voces en todas las comunidades mágicas que la tortura seguía en boga. Finalmente el Director Fadil de Egipto juntó sus manos y movió los dedos para verlos a todos con seriedad -Si acaso hiciéramos algo como lo que propone el señor De Espinneto, tendríamos que hacer venir a nuestros empleados que todos sabemos que nos apoyan completamente, una hermosa cualidad de nuestro departamento en conjunto con los de ustedes. Dijo el hombre de piel dorada y dejó escapar un breve quejido mientras se veía los dedos adornados con sendas joyas de oro y piedras preciosas venidas de su tierra natal, aquellas que le recordaban el abrazo de los rayos cálidos del sol cuando se sentía levemente triste, eso siempre era suficiente para recordarle los motivos por los cuáles había decidido ser un mejor hombre e inspirarse en los dioses de su país nativo para siempre pensar por delante en su comunidad mágica que veía a los de su departamento con una gran confianza de la cuál el hombre no quería fallar en lo absoluto. -¿Alguien sabe de alguno de sus países que sea neutral o que pueda ocultarnos si acaso hacemos una declaración tan peligrosa y que nos reciba con nuestros empleados y sus familias? Preguntó aquel hombre y entonces su contraparte china lo miró con algo de asombro. -¿Estás pensando entonces en que si declaremos nuestros Departamentos como separados de los Ministerios que nos acogen para hacerle saber al mundo que ningún Departamento de Accidentes apoya la guerra ni la creencia en este tipo de profecías? -Eso digo. Respondió el egipcio y le dió una mirada a sus Jefes de Departamento que asintieron levemente, ellos confiaban en las decisiones de su director y lo acatarían porque creían de corazón en las convicciones que unían a esas personas en esos momentos. Por eso era que habían ido hasta donde los habían invitado, porque así de fuerte era la amistad de todas las personas que estaban presentes y sentadas en aquella mesa con sonrisas algo nerviosas pero seguras al mismo tiempo. Ashley que se había acercado a sus compañeros en Accidentes los miró y sacudió sus largos caireles rubios un poco. -También nosotros tendríamos que huir y Matt no está aquí precisamente, ¿se dan cuenta de eso, cierto?

La niña intentó suspirar con paciencia ante lo que parecía ser una crisis momentánea explosiva por parte de su hermana que cuando algo se le salía de control, no encontraba una mejor manera de expresar sus sentimientos y sus miedos que soltándolo todo de golpe y sin pensar en lo que podría herir de camino hasta que era demasiado tarde y sabía que terminaría recogiendo los trozos de sus disculpas más tarde que temprano, pero en el estado en el que se encontraba... no lo veía como algo que se mereciera. Quería brindarle un poco de esperanzas a su hermana, algo a lo que pudiera aferrarse pero sentía que esta vez la luz que ella solía irradiar no iba a ser lo suficientemente poderosa como para sacarle una sonrisa a la chica pero de todas maneras quería hacer su mejor esfuerzo para que aquello no se convirtiera en una tragedia para todas, no sería justo así que se acomodó de mejor manera en el sitio donde estaba sentada y con un gesto distraído acarició la cabeza de su pequeño pug con la punta de sus dedos. -Hasta ahora lo que nos ha llegado por parte de unos pocos informantes de los que Sean nos ha recomendado en alguna ocasión, aunque pienso todavía que no son muy de confianza, nos habían enviado decir que la misión en sí, había fracasado aunque creo que en realidad a lo que se refieren es que no han podido concretarla adecuadamente Dijo la Peverell con el tono de voz más dulce y paciente que podía darle a su hermana. -Pero no dijeron nada de Lisette en específico, en lo personal quiero creer que por lo mismo que es tan responsable y quiere quedar bien contigo ha querido quedarse un poco más para estar segura de que nos traerá los informes necesarios para poder resolver el enorme problema que ya tenemos todos entre nuestras manos. Trató de volver a ver a su hermana con una mirada más paciente y comprensiva. -Hayame... sea lo que sea que al final haya sucedido, tienes que ser consciente de que no es tu culpa, algún día tenías que mandarla a su primer misión en solitario y no había nada que pudieras hacer sin importar lo joven que pudieras creerla, hay muchos factores que podrían estarla retrasando y estás haciéndote un montón de escenarios sin siquiera estar segura de lo que pueda ser o no verdad...

Había otra persona en aquella habitación, una chica que a pesar de que estaba mortalmente pálida y ojerosa y tenía que estar tomando sus medicamentos todo el tiempo y para eso contaba con un pequeño reloj que le iba marcando el paso del tiempo y le gritaba en cuanto era el momento de tomar una nueva píldora, hacía su mejor esfuerzo por estar como apoyo moral para su hermana porque sabía que lo necesitaba y que últimamente se preocupaba demasiado por aquel viaje al que había mandado a su otra amiga sin más compañía que la de su varita a pesar de que había insistido en que fuera una segunda persona con ella. Pero ella confiaba en las capacidades de su amiga y después de haberse encerrado con Sean y Perenela para intentar sobrevivir a aquellas huestes rosas y felpudas que habían querido asesinarles o sacrificarles sin saber con qué intenciones malévolas detrás de eso, parecía que habían optado por mejor recluirse otra vez en el piso de accidentes, pero esta vez en el nuevo porque los pestillos y los candados eran nuevos y por eso, iban a ser lo suficientemente resistentes a cualquier intento de abrirlos incluso por los medios más forzados como quizás un hacha de asesino serial muggle. Que bueno que ella no le tenía miedo a esas cosas. Y aún así su cara puso un gesto bastante cansado y quizás hasta algo mareado solo por ver las vueltas que daba su hermana sin detenerse y arrugó la nariz todavía más enojada por esas feas palabras que estaba utilizando para hablarle al pobre suelo que no le había hecho nada malo, aparte de soportar que lo pisara con esos feos y puntiagudos tacones que eran tan ruidosos desde que todavía no ponían la alfombra nueva en su sección. Le dió una mirada discreta a Perenela porque pensaba que ella tenía más experiencia y madurez pero al final decidió a hablar porque después de todo, ella era la hermana de Hayame y en cierta manera todo el comportamiento de la otra hechicera ya fuera bueno o malo también era su responsabilidad le gustase o no, generalmente sin gustarle pero de todas maneras tenía que tratar de hacer su parte para tranquilizarla antes de que la volviera loca a ella también. -No le diste precisamente la misión más corta de todas, hermana, no era como que fuera a regresar el mismo día desde Italia y sin escoba. Le dijo a su hermana pero le pareció que la única respuesta que había recibido había sido un gruñido y golpeó sus dos manos sobre su encantador regazo cubierto no solo por la preciosa falda anaranjada de su vestido sino también por la cobija con la que intentaba no pasar frío. -No me estas oyendo ¿verdad? Se quejó la Peverell y el pequeño perrito a su lado dejó escapar dos ladridos intensos y ruidosos. -¡Ya tienes demasiados días de la misma manera y no vas a conseguir arreglar nada con esa actitud!

La chica recibió ayuda para moverse desde las cocinas al salón más grande, sabiendo que realmente tenían razón las personas que se estaban preocupando por ella y que lo mejor sería en su caso el de acomodarse en un lugar donde sus dolores y su debilidad no fueran a ser un problema de ninguna manera no solo para sus familiares sino para los pobres elfos domésticos que estaban haciendo todo lo posible para asegurarse de que la preciosa bruja se sintiera mejor y más cómoda en casa de su familia. Pero Ashley no quería que su enfermedad y que sus heridas fueran un muro para detenerla de trabajar o de apoyar a la familia en aquellos momentos sobre todo si se iban a poner en un peligro como aquel, donde tratarían de que el ministro de magia cayese. -Yo también puedo ayudar, pero solo necesito que hagan bien la planeación de todo Dijo Ashley con su tono de voz encantador y bonito mientras que se apoyaba en Lisette para poder caminar despacio hasta el sillón donde estaría mejor y se dejó acomodar en este para luego cruzar las manos por encima de su regazo y ver a las chicas y al resto de la familia que estaban ahí -¿Cómo se hará? ¿huiremos del país después de esto?

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La bruja había estado ahí en la parte frontal de la tienda haciendo su intento también por ayudar con el negocio aunque ella estaba en contra de todas las cosas oscuras que hacía su hermana para sobrevivir suponía que vender pociones y algunos ingredientes que no fueran muy fáciles de conseguir no sería tan malo siempre y cuando su hermana no estuviera usando directamente todas esas cosas que ella estaba consiguiendo para los actos de maldad de otras personas. Había estado en el piso superior buscando por los ingredientes que le había pedido para ayudarla con todo el trabajo porque había escuchado que si algunos clientes no recibían lo que habían pedido o si se perdían las cosas que requerían, entonces podían ponerse violentos y matar a alguna persona sin que ellos lo estuvieran buscando y al menos ella, como buena hermana menor que era no podía permitir que mataran a su hermana mayor de ninguna manera y por eso finalmente bajó las escaleras del negocio con lo que le habían pedido pero no esperaba encontrarse de frente con que todos estaban en la recepción mirando a una persona cubierta y recién llegada. La muchachita miró a todos los hechiceros reunidos ahí con expresión de circunstancias y carraspeó un poco antes de hacer una pequeña pero encantadora muequita. -¿Me he perdido de algo?

-Bueno, supongo que no había mucho que pudieramos hacer al final si Hayame no nos iba a dejar ir o hacer nada al respecto Dijo la hermosa bruja rubia cuyos hermosos cabellos resplandecían nuevamente como si el sol estuviera bailando sobre cada una de sus hebras en una danza alegre que levantaría los animos hasta a las personas con los espíritus más oscuros y corruptos, ese era parte de un poder que la preciosa niña tenía y que le gustaba aprovechar para llevar verdadera alegría a las personas cuando estas lo necesitaban y en aquellos momentos, estaba segura de que todos los que estaban involucrados necesitaban las esperanzas de saber que ese libro ya no sería de problemas para ninguno de ellos si lograban reducirlo a nada o volverlo inútil. Se acercó a Lisette porque Hayame ya se había ido a cumplir su trabajo de esconder aquello que Sagitas tenía con ella y le tomó la mano a la chica muy blanca que se portaba cuidadosa y paciente con ella, sabiendo que estaba muy enferma y que necesitaba todos los cuidados que fueran posibles en esos instantes. -¿Crees que alguno de los pacientes sepa de algo mientras me hacen los chequeos? Le preguntó a la que podía ser su futura cuñada si las cosas podían arreglarse otra vez, Ashley ahora estaba más que dispuesta a aceptar ese parentezco con Lisette si se daba y ya le estaba tomando verdadero cariño

La preciosa bruja pequeña hacía todo lo posible para cubrirse y al mismo tiempo comenzó a lanzar hechizos purificadores esperando que eso sirviera para que la pequeña criatura malévola fuera reducida o de ser necesario, que se desvaneciese por los poderes benditos que la bruja le estaba arrojando con toda la fuerza que podía concentrar en esos momentos en su varita para que esa cosa dejara de intentar hacerles daño a cualquiera de las tres. -Estoy harta de que siempre tengas que traer entes malignos o seres de la oscuridad hasta nuestros hogares Gimió la hermosa Gryffindor y luego, comenzó a reparar otra vez las cosas para que ya no estuvieran regadas en piezas por todas partes porque si había trozos de vidrio alrededor alguien podía hacerse daño de verdad y realmente la chica no quería eso, no quería más personas heridas por culpa de ese tipo de descuidos así que hizo un esfuerzo a pesar de su malestar y en un amplio movimiento todas las cosas que eran de vidrio y estaba despedazadas regresaron a sus estanterías como si nada hubiera pasado. -¿Ya podemos encerrar a ese pequeño demonio?

En el Ministerio de Magia en Londres, los osos atacaban cada vez más y más violentamente y les llegó la noche cuando la Perevell tuvo la brillante idea de meter a Sean y Perenella con ella en una de las oficinas pequeñas que no tenían acceso por ningún otro lado y donde la única ventana que había era mágica y mostraba un hermoso prado de los de irlanda durante un precioso anochecer, con su hierba meciéndose suavemente a la brisa fresca nocturna y las estrellas brillando como hermosas joyas y diamantes desde el cielo azul oscuro, como si estuvieran sonriéndole a los hechiceros que se escondían y rogaban por ser capaces de ver un nuevo día. Las voces de aquellos animales se escuchaban por fuera de la puerta y la pequeña Peverell se mantuvo por delante de la puerta mientras movía la varita y colocaba sus encantamientos de purificación y protección, otra persona pondría maldiciones pero en esos momentos ella no debía de hacer eso, si quería sobrevivir con ellos. Oía sus cantos aterradores del otro lado y tragó un poco pero finalmente pudo alejarse de la puerta y se acercó a Sean y a Perenella por unos pasos y luego sacudió la varita para hacer aparecer colchonetas, mantas y almohadas de colores claros y alegres, que estuvieran en una situación peligrosa no debía de cambiar sus gustos por los colores alegres. -Creo que estaremos seguros si por ahora dormimos aquí adentro Les dijo a los dos intentando darles una sonrisa de animo aunque tenía que saber que ella también tenía mucho miedo porque ella también había comprado de esos ositos y ahora no sabía si su propia mascota iba a querer asesinarla por algún motivo que no supiera en cuanto intentara regresar a su casa.

-Me alegra poder encontrarlas La preciosa bruja había llegado después de haber estado dentro del Ministerio de Magia intentando preguntar y averiguar con las personas si había algo que tuviera que saber porque todos se veían demasiado preocupados y angustiados como para reaccionar y muchas otras personas estaban abandonando el ministerio mientras gritaban algo que sonaba a que estaban atacando en rumania y que los pobres dragones estaban siendo muy lastimados por personas malas que querían utilizarlos para de alguna manera conquistar o atacar el ministerio de magia de dónde ella estaba, algo que por su honor y amor por su patria no podía permitir. ¿Cómo era posible que uno de ellos se llamara inglés a sí mismo si no le ponían atención a la ayuda humanitaria que a veces se requería por parte de los países hermanos y luego no atendían a sus ruegos de ayuda? Por eso mismo ella se aprestó para ir a la batalla como se le necesitaba y se preparó con su varita y el corazón henchido por amor a inglaterra y a los pobres dragones que no tenían culpa de nada y estaban siendo arrastrados por la avaricia y la ambición humana en un campo donde ellos no deberían de quedar encerrados en medio de una guerra que no les pertenecía y partió con los demás para ayudar. -Creo que yo puedo ayudarlas también Ashley había sido un sol afortunado porque ese poder de magia de amor y unión que enlazaba a todos los familiares los unos con los otros la había llevado a toparse con su cuñada Lisette y lo que siempre parecía ser uno de los clones de Hayame con colores diferente y que en esos momentos estaban ayudando a los heridos, así que como trabajadora de santos mangos se remangó las mangas y se preparó para hacer sus labores de doctora -¿Con quién comenzamos?