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Orión Yaxley

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Todo lo publicado por Orión Yaxley

  1. Darla tenía un punto en lo que dijo: si tenía la posibilidad de usar una magia más avanzada que la cotidiana, tenía que hacer efectivamente uso de la misma. El tema era que Orión pertenecía a una camada de magos que se encontraban activos cuando no existía el uso sistemático de artefactos mágicos para usos específicos. Por eso, naturalizar el uso de los mismos iba a llevar mucho tiempo y trabajo en concientización. Algo lo desconcentró de su meditación. Un ardor proveniente del bolsillo derecho de sus pantalones. Agradeció a todo tipo de dioses y seres celestiales de que una de sus hermanas le había plantado el anillo de Anillo detector de Enemigos, el cual estaba reaccionando ante, valga la redundancia, el peligro inminente que los acechaba: un troll que había aparecido de la nada. La primera reacción del Black fue levantar los hombros suspirar. Había que atenerse ante las consecuencias. - ¡Zancadilla! El troll volvió a caer en donde estaba, haciendo que las medialunas impactadas se incrustaran más adentro de lo que ya estaban. Pronto se desangraría por la misma invocación. De todas maneras, quería estar seguro de que la criatura se quedara en donde estaban sin tener que interferir específicamente con ninguno de sus planes poco planeados para ese duelo. - Sectusempra. Movió rápidamente su varita mientras se colocaba el anillo detector de enemigos. El rayo escarlata viajaría con rapidez hacia el cuerpo de la criatura mágica. No quería que muera en definitiva, solo que se espantara por lo que tenía pensado usar una Curación en su siguiente turno para salvarle la vida. Finalmente le sonrió a Darla. Vio como ella se había quitado de a poco la invocación que había lanzado, para luego hacer uso de su curación permitida. - Disculpa querida. En realidad iban para el troll ¿Podría invitarte a un café después de esto?
  2. - ¿Darla contra Orión? –dijo levantando la ceja un poco molesto-. ¿Desde cuándo tenemos que luchar entre nosotros? Había puesto énfasis en su queja. No quería dueliar. No quería tener nada que ver con lanzar algún tipo de hechizos guerreros. Pero los libros te otorgaban cierta cantidad de poder y por más simples que parecían, tenían que demostrar algún tipo de manejo correcto para su aprobación y acreditación. Bufó a modo de protesta. Quería tener un simple paseo en donde sea que iba a ser la clase. Primero era el tema de los anillos, ahora un duelo. Demasiadas sorpresas en el desierto. Estiró un poco los brazos y la columna cuando se dio cuenta que su contrincante ya estaba empezando los ataques. Sonrió un poco de mala gana. Estaba un poco viejo para la edad media de duelistas en el mundo mágico, siendo que los más viejos se alejaban de a poco del intercambio de hechizos. Y así, clavó sus azules ojos en los de Darla. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo y era un movimiento que él mismo había impuesto, en los tiempos en los que la Rana Flecha era más común. Vio cómo su camisa comenzaba a retraerse hacia su espalda, en el centro de su espalda. Arqueó hacia atrás todo su cuerpo, para no dejarle superficie alguna de apoyo al escorpión ni posibilidades de ataque. Era simple, el lugar donde se estaba transformando pasó de estar en vertical, a una pendiente negativa para el pobre bichito, y en conjunto con el corte holgado de la misma se le hizo prácticamente imposible. Con un giro rápido de sus caderas, visibilizó a su atacante y lo aplastó con un poco de pavor con su calzado. Finalmente, se quitó un poco del sudor de su frente. El sol había golpeado fuertemente su espalda y la transpiración ya se hacía notar. Su pálida piel brillaba casi con una fluorescencia mística. Su cara formó una mueca de indignación a un modo sarcástico por lo que estaba pasando ¡Un familiar suyo lo quería ver desnudo! - ¡Me vas a matar con el sol Darla! ¿A vos te parece? ¿¡TE PARECE!? Levantó paso ligero hacia la sombra de la palmera que se había hecho presente tras el cambio del escenario. Unos dos metros para resguardarse de los rayos ultravioletas. Rojo como bandera comunista iba a quedar sino hacía algo. Y eso, eso SI era preocupante para el Black. - No me gusta esto. Mi varita es pesada. No tengo ganas. Nuestros hipogrifos parecen querer tener algo “más”. No creo que muchas de estas cosas sean necesarias. Igual, no le digas nada a la profesora, ya veo que nos pega con una regla. Intentaba ser lo más discreto posible, pero estar a siete metros aproximadamente de su oponente lo obligaba a levantar la voz. Ignoraba si Athenas lo estaba escuchando, o si le iba a parecer una buena idea, pero lo importante era comprobar el uso de los dos primeros libros de hechizo. Y así pensó en alguno al azar. No le hacía falta controlar al hipogrifo - ¡Rictusempra! Reíte como desquiciada. Movió rápidamente su varita y un rayo plateado se disparó hacia su objetivo. Le sería imposible apuntar a Darla por caerse al piso de risa, si es que no hacía nada. De todas maneras, no todo quedó ahí. Generó una floritura nuevamente conjuró un hechizo. Había pensado en un Seccionatus, para liberar 12 medialunas en frente suyo con el objetivo de que impacten en el cuerpo de Darla.
  3. Se quedó pensando cuando recibió el calendario. Él no era mucho de planificar cartas astrales o de trazar alguna que otra concomitancia que tenga que ver con la planificación y trabajo previo. En realidad, lo hacía, pero cuando tenía más tiempo libre en el Castillo y esta se direccionaba a sola una excusa para no salir de su habitación. Y era por eso, que el calendario había marcado una sucesión de memorias gratas. Y cerró esa fracción de pensamiento con una leve sonrisa. - ¿Fases de la luna? Miró hacia arriba, intentando recordar un poco sus viejos conocimientos. Miró a la brillante luna que marcaba un poco las siluetas de los árboles y denotaba alguno que otro murciélago. No se preocupaba tanto en qué podía significar, como dijo el profesor, sino qué era lo que podía hacer con eso. Al menos, con sus conocimientos de Adivinación. - Si mi memoria no me falla –miró a Divied y empezó a gesticular un poco, señalando a la luna, después haciendo circunferencias con los dedos, describiendo lo que para él eran las fases-. Existen varias tipologías, pueden decirse cuatro: nueva, cuarto creciente, llena y cuarto menguante. Otros afirman que son nueve, porque se coloca al menos una fase más entre cada una, más la llamada Luna Negra, que es el inicio-final del ciclo lunar. Tenía que ser preciso, pero no demasiado. Conocía aspectos técnicos, pero tampoco se preocupaba para ser taxativamente específico. Siempre que tuviese alguna duda, podía volver a los libros, a lo escrito, a lo referencial. La memoria tenía que servir más de experiencias y no tanto sobre lo que se puede volver a leer. - Es el cambio de como percibimos la Luna cuando es iluminada en referencia a la Tierra y el Sol. Las variaciones de posiciones entre el satélite, la estrella y nuestro planeta son las que se traducen en lo que llamamos fases. Dura aproximadamente menos de un mes. Entre Luna Nueva y Llena, transcurre una semana, por lo que los cuartos cúlmines ocurren cada semana. Volvió a mirar el cielo y luego al calendario. No cazaba ni una pista. Pero no se impacientó - La luna nos produce cambios en nosotros. De por sí, uno de los efectos directos son los movimientos de la marea. Posibles incidencias sobre ciclos menstruales. Creo que es la base de la Astronomía porque es lo más directo que tenemos con el éter.
  4. Levantó una ceja y giró la cabeza para un costado en señal de confusión. Sonrió ante la situación. Era lo mínimo que podía hacer. En el mall nunca le dejaron anillos. Capaz estaban dentro del libro y nunca se dio cuenta y creyó que entre vuelta y vuelta, se los dejó en su habitación. Suspiró levemente. La profesora podía haberlo subestimarlo, igual ¿Quién no podría? Con ese aspecto un poco zaparrastroso, con ojeras y una barba a comienzos de estar demasiado larga. - No se preocupe profesora. Estuve en situaciones más… complicadas. Creo que puedo salir de esta –comentó levemente para luego darle un codazo a Darla en forma cómplice. La cuestión es que emprendieron camino por el desierto. Athena comenzó un mini discurso sobre las ubicaciones ontológicas del conocimiento. Una suerte de postura un poco positiva, pero que en cierta forma él compartía. Lo único que difería era un poco en la perspectiva. La pedagogía y el aprendizaje directamente no debían estar atados al lugar. Y si bien, uno puede aprender de la naturaleza, es en definitiva el hombre, quien bajo una corriente caótica y esporádica de significantes y significados, resignificaba, valga la redundancia, aquellos íconos y huellas que representaban, de una manera u otra, lo que se fundaba como pilares del conocimiento. Así, uno en definitiva aprendía de las construcciones sociales sobre tal, o cual cosa, y no sobre esta cosa en sí. Palabras, nada más. Y si bien, Orión estaba atravesado por un trance cuasi teórico-pitagórico, una situación casi le provoca que se le escapara una sonora carcajada al ver a una de sus compañeras en toalla. Esas ocurrencias eran todo para el Black. Más que nada por las situaciones variadas que podían desatarse entre los alumnos. Suspiró por segunda vez en ese trayecto. Tenía la garganta un poco seca. Iba a intentar guardarse al silencio y ahorrarse para los momentos específicos en los que tenga que explayarse verbalmente. Y fue cuando parpadeó varias veces, que se le aparecieron los hipogrifos. Un poco… incoherente. Para él, siempre se imaginó esas criaturas en amplios bosques anglo-europeos y nunca en un lugar como ese. Levantó los hombros un poco resignado. - Demonios, de verdad espero que fuera broma lo que dijiste de los anillos pero si no… toma éste por el momento, dice “ida y vuelta” - Te debo una y mil más. Le dedicó una amplia sonrisa mientras recibía el anillo. Se puso el mismo en el meñique, el único que podía tener una mínima posibilidad de tamaño para el anillo, y todo con un poco a la fuerza y mucha preocupación referida a si iba a poder quitarse en definitiva la misma joya. El mismo sintió que vibraba ante sus intenciones, mientras se acercaba al hipogrifo con una seguridad increíble. El cual, el animal, respondió positivamente. Una prueba menos. - ¡Billywig! Miró a la Rouvás con la misma confusión que antes mientras acariciaba al animal asignado ¿De qué estaba hablando? Luego vio como ella y una compañera comenzaban a perder materialidad. Habían escuchado levemente lo último que dijo la profesora con respecto a una horda que no reconocía bien. Pero algo lo golpeó y no era la picadura de uno de esos bichitos, sino la realidad misma. Había pensado en un Salvaguarda Mágica para perder la materialidad de su cuerpo y sentir absoluta nulidad contra ese sorpresivo ataque. Intentó abrazarse al animal, esperando que no le hagan daño. - Tratemos de que el PETA no nos busque por maltrato animal.
  5. Tocó el sello sin más. Llevaba encima de él un portfolio con algunos de sus antiguos libros de astronomía. También llevaba algunos materiales para ser cartas y mapas astrales. Todo porque antes de su exilio era parte de su pasatiempo diario. Y es que así fue como terminó en la clase de Astronomía. De por sí, ese arte era una de las herramientas que tenía el Black que acompañaba a sus adivinaciones diarias; pero, después de su exilio, sus conocimientos quedaron en la nada misma. En cierta medida, se perdieron en el cosmos. Por eso buscaba el conocimiento dentro de la universidad. Para él, las teorías de la reminiscencia eran fuertes en ese momento de su vida. Él; dentro, muy dentro, de su subconsciente, o en algún rincón específico de su imaginario existían estos conocimientos que cargaba. Pero necesariamente debía hacer que refloten estas técnicas y mecánicas bajo una forma delicada y específica, dirigida por algún experto del tema. Básicamente, y aunque no le agradase mucho, necesitaba la estructura académica universitaria. La clase, como campo de enseñanza, fuese donde fuese. Se preparó con su vieja amiga. Cuando era más joven, solía vestir con un saco regalado por sus hermanas el cual consistía en retazos de cuero de vaca, unidos de un tipo de hilo mágico que no se descosía de ninguna forma, el cual se decoraba con alguna que otra hebilla para asegurar mejor el cierre; llevaba por último, toda una capa forrada dentro del abrigo de pelaje mágico de oso, al cual culminaba en una capucha. Mágico por el hecho que no se carneó a ningún animal para la realización de la prenda. El bosque estaba he-la-do. Y en el momento en que puso pies en tierra canadiense, todos sus músculos se tensaron del frío. Llevaba además unos pantalones y boxers de invierno. Odiaba la ausencia del calor y por más que estuviesen en otoño en el hemisferio norte, los grados bajo cero se hacían sentir como patada de caballo. - B-bue-nas noches. Soy Orión, vengo por la clase de Astronomía –inquirió, sin ni siquiera intentar disimular su cuerpo destemplado-. En su barba cobriza se habían cristalizado una que otra gota que se le había quedado luego de la ducha. Gracias a todo lo bueno en el mundo, el pelo al menos lo tenía seco, porque de lo contrario, no contaba la historia. Sus puntas azuladas caían de lado, mientras que sus ojos se posaban entre los presentes. Tres personas que no conocía. - Perdón por la tardanza. Espero que no se nos haya escapado ninguna constelación –Sonrió amistosamente mientras le daba la mano a Dave y se acercaba da darle un beso en la mejilla a quienes eran Emilia Targaryen y Valentina Ricci. No entendía que estaba haciendo. Tampoco mostraba un mínimo interés en retener esos impulsos. Hacía frío. No podía pensar. No era el típico Black huraño que intentaba mantener su preciado espacio personal como si fuese lo más importante en una religión desconocida. Pero ahí estaba, invadiendo justamente lo externo. Es que el tipo no pensaba con claridad. Hacía mucho frío.
  6. Tenía que hacer dos cosas específicas cada vez que el viento se levantaba: la primera, achinar un poco los ojos; lo segundo, pasar su mano por su barba; le molestaba por sobremanera la arena en su cara, y el revoloteo que se causaba ocacionalmente lo intensificaba, además de que el sudor producto de caminar por un largo rato en el desierto no ayudaba en lo absoluto. Parecía que toda la naturaleza estaba conspirando en su contra, para que él llegue lo más desarreglado posible. Extrañamente, mantenía el buen humor. Finalmente podía cursar ese libro que tan poco le había llamado la atención. Le parecía algo importante, pero no era más que un conjunto de hechizos que hacía una separación taxativa entre magos ¿Por qué lo estaba haciendo él entonces? Más que nada para la curación a sus cercanos y ese anillo que te avisaba de no sé qué de peligros imprevistos o cosas así. Tampoco lo pensaba mucho. Quería aprender, para después democratizar el conocimiento. La cuestión es que había estado caminando un rato por el desierto. Le había llegado la noticia justo cuando estaba caminando hacia la fortaleza tenebrosa para buscar unos libros. Por suerte, había hecho re-imprimir el libro en tamaño bolsillo, que por suerte no era muy grande, y convenientemente lo llevaba justo en esos pantalones cuando emprendió camino a la clase y digo convenientemente, porque en otra ocasión, el tipo seguramente se lo olvidaba en la Black. - ¡Hola! Orión Black. Perdón por la tardanza. Me costó encontrar el lugar –saludó a las cuatro mujeres mientras se quitaba el sudor con la manga de la camisa. Estaba acostumbrado de estar rodeado de mujeres. En la Black, en la Marca, en el Ministerio. Había una clara presencia del género femenino, la cual apoyaba y aportaba con contenido teórico de género. Entendía que las familias mágicas habían dejado muy atrás las separaciones heteropatriarcales en los puestos burocráticos y de enseñanza para pasar a algunos conflictos de pureza de la sangre. Lastimosamente el mundo tenía que mejorarse, un paso a la vez. - ¿Cómo están ustedes? –preguntó educadamente, tras sorprenderse de un grupo de flores creciendo en el hostil ambiente. Se dio cuenta que la profesora estaba enfocada en una escena diferente. Intentó enfocar sus sentidos, pero sus azules ojos no veía más allá de las dunas doradas que se mezclaban a la lejanía y sus oídos, tapados un poco por el cabello cobrizo con puntas azuladas, no captaban más que el silencio interrumpido por las voces de los presentes. No se preocupó mucho igual, sabía que estaba al lado de mujeres con las suficientes armas para reprimir cualquier amenaza. - Perdonen mi ignorancia. He visto a magos con varios con anillos que son nombrados en el libro ¿De alguna forma nosotros debemos conseguirlos? ¿Había que ya traerlos? Porque de ser así… Levantó los hombros y puso cara de nada. Estaba un poco perdido. Hacía relativamente poco que había llegado a Ottery de nuevo y a veces se sentía sapo de otro pozo. Intentaba que eso no lo desanime después de todo. - Entiendo la funcionalidad de cada hechizo, los efectos curativos y la salvaguarda mágica. Se me hace un poco difícil materializar el uso de los objetos mágicos. Siempre estuve acostumbrado a la varita.
  7. Puntitos bella del mundo mundial. Ahora vas a ser más bella, porque serás el fruto del amor verdadero(?) Bienvenidísima a una de las familias más antíguas del foro, con una historia con peso y roleros que se desdibujaron las huellas dactilares escribiendo. Todo eso para llenar las 3 líneas. *se la lleva corriendo al castillo*
  8. Hola! Soy ñoño :v Nick: Orión Black ID: 46902 Conocimiento: Astronomía Nivel de Magia: V Link a la Bóveda: Bóveda 78333 Link a la Ficha: Ficha *En caso de no dictarse Astrología puede ser Historia de Magia, o Encantamientos Lindo viernes!
  9. Orión Yaxley

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    Hola! Nick: Orión Black ID: 46902 Libro de Hechizos: Libro de la Fortaleza Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): Acá Rango Social: Unicornio de Oro Nivel de Magia: V Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Sep-Oct 2008 Link a la Bóveda: Bóveda 78333 Link a la Ficha: Ficha Gracias!
  10. - ¿Entonces las runas me pueden decir el futuro? –preguntó Axel. Orión levantó una ceja largó una leve carcajada. No había cambiado. Las runas no es que podían predecir el futuro, sino era como otro idioma, una forma de encarar las situaciones. Lo que Juve había hecho fue encarar la clase desde ese punto de vista. Ayudaban a uno a pensar fuera de lo convencional. De encontrarle la vuelta. De ver lo que no estaba en frente de tus narices. O de ayudarte a hacerlo, cuando apuntabas demasiado lejos. - Esto parece un perro, o quizá un lobo –se acercó lentamente al Rexdemort para ver de qué estaba hablando. Acto seguido lo tomó de la cintura y se apoyó en su espalda para ver con más claridad. Esas cosas eran normales entre ellos dos. Tampoco les importaba mucho. El lugar estaba repleto de muggles y un grupo de gente tirando piedras tampoco era gran cosa. Apretó con más fuerzas el cuerpo del Warlock, a efectos de concentrarse en lo que veía. - Ahí tenés un lobo, una persona, las runa de estado, de año y de felicidad –el mensaje era mucho más claro en él-. Puede que tenga que ver con que fuiste licántropo hace años, o tuviste encuentros cercanos con la licantropía. También que el estado de felicidad en el correr del tiempo pueda, o no, tener relación con estas experiencias. Es algo que lo tienes que decidir por tu cuenta. Ahí entraba en juego lo que había explicado la profesora, las acciones del mago, su trasfondo, el tema de la situación en la que se encontraba, en un sentido de perspectiva ontológica al momento de la tirada. También de sus intenciones. Al menos la profecía de Axel tenía mejor panorama. Las runas le ofrecían un camino a seguir. Notó de a poco que los muggles empezaban a mirarlos más. Dejaban de pasar cerca de ellos. Sentía una magia potente. Vio la varita de Axel en alto. Se desprendió de él rápidamente y también materializó su varita. Podía ser una falsa alarma, pero la gente ya estaba alzando rumores, tenían que moverse de ahí. Capaz los mensajes de las dos tiradas se habían puesto en conjunto. O faltaba Mónica de tirar y eso les iba a dar una pista. Necesidad, fuego, lobo, hombre, podían tratarse de un peligro inminente. Sabía además que no tenía que ayudar a sus compañeros, pero ya la situación lo ameritaba. Entre los dos tenían que ayudarse para salir. Ahí fue cuando sintió un ligero olor a fuego que luego pasó a una onda expansiva que los tiró al suelo. Una bomba. Gritos desesperados. Alarmas. Caos. - ¡Morphos! –gritó cuando vio que una piedra volaba para impactar a Juve por detrás. Esta rápidamente se convirtió en una gran bola de algodón que no le causó ni el más mínimo golpe, sino una suave caricia primaveral. Parecía algo sacado del contexto. Se dio cuenta que estaba a plena vista, pero entre el griterío de los turistas, nadie se dio cuenta. O eso quería creer. Tomó rápidamente las diez runas que estaban en el suelo. Estado, necesidad, persona, fuego. Todo tenía sentido ahora.
  11. Tomó la iniciativa. No tenía bien en claro cuál era el problema a presentarse o lo que tenía que solucionar, por lo que pensó en alguna cuestión más general y que realmente le cause un desafío al él específicamente. Resulta que el Black había perdido la videncia en sus viajes y tenía claras intenciones de recuperarla. Pero algo lo bloqueaba, capaz era algo interno, pero de por sí, creía que con las runas iba a encontrar un camino por donde recorrer Las tiró y le costó entender el mensaje. Pudo reconocer algunas, como la necesidad, el estado, el hombre y el fuego. De por sí, ni tenían sentido alguno, pero se limitó a seguir las instrucciones de su profesora Juve. Entendió que el desafío estaba presente, y dio un par de giros para poder tener una visión más global del asunto. Algunas, como el fuego y el hombre se podían entrecerrar en la categoría de acciones necesarias, y la del estado, como la situación futura. La quinta por el momento no la podía entender, pero creía que capaz iba a poder sacar el mensaje en contexto. - Me faltan las acciones necesarias –dijo mientras se rascaba la barba cobriza, sin quitarle los ojos de encima a la tirada-. Creo que lo hice bien por el momento. Se sentía un poco aliviado, era un mensaje que iba tomando sentido con cada segundo que pasaba. - Estoy seguro que tengo que mejorar mi técnica igual. Capaz el movimiento de la muñeca –lanzó una pequeña carcajada, sabía que Alex iba a malinterpretarlo-. Supongo que el “peligro” al que acudí para la tirada de runas también es algo que se tiene que desenvolver, así que tampoco estoy buscando una respuesta taxativamente clara.
  12. Röv/Aziid Genio de la vida del mundo mundial. Bienvenido a la Black, donde vas a ser parte de la familia más antigua y cool y activa y un montón de cosas piolas del foro Los Malfoys nos tienen envidia . Ya supongo que vamos a pedirle que nos actualice el árbol. Ya vamos a ver temas de la ficha y eso. Orión fuera! *bomba de humo*
  13. http://i.imgur.com/0IF0gp6.jpg?1 - ¿Cómo que Gryffindor no pasó la prueba? El gordo en la pintura se echó a reír. Era algo que ni él podía creer. Se suponía que era la casa de la valentía pero se habían quedado atrás. De Hufflepuff podía esperarlo, pero, ¿De los leones? ¿Cuándo tenían el “coraje” a flor de piel? Largó una sonora carcajada. No se había reído así en mucho tiempo en su vida como pintura. - Me encargaré de recordarles a todos de este suceso –proclamó a uno de sus compañeros de pared, quien le había traído el chisme-. Cosas como estas no ocurren todos los días en Hogwarts. Ahora se venía una prueba diferente. Tenían que tomar las cualidades de la casa contraria y hacerlas suya. Un esfuerzo de empatía importante, porque ponía en juego el orgullo de pertenecer a una casa. Un orgullo que unía a todos bajo los mismos valores, de los cuales tenían que renunciar para hacer propio otros, ajenos, y poder habitarlos como si fueran suyos en tan solo un período de tiempo. - Seguro no lo consiguen. Mientras menos fantasmas mejor. Uno tampoco podía conocer bien el pasado del hombre regordete, salvo su miedo irracional sobre todo lo que tenía que ver con los fantasmas que recorrían el colegio. Tampoco es que le interesase mucho la gente, pero este temor a veces se volvía irritable e insensato. Llegó a tal punto estas repercusiones que algunos alumnos pensaban en que fue este mismo el que organizó la desaparición, otros simplemente que era demasiado inútil como para poder planear algo. Sacó su gorro y lo limpió un poco. Después se lo acomodó nuevamente en su blanca cabeza. El tipo era de ese tipo de personas que te olvidás en un segundo de su físico, no tenía nada más característico que sus brazos regordetes y sus ropas que cubrían cada parte de su torso. ** Hola chicos, Soy Orión y voy a estar acá con Gal, tirando un par de roles desde el personaje del Gordo, supongo que cuando terminen la prueba van a poder intercatuar más con él. Linda semana!!
  14. - ¡Diablos! ¡Diablos! Axel se le había adelantado y él como gran tonto había perdido el tiempo embobado con la cantidad de cosas muggles que tenía su amigo en su local. Se había olvidado por completo de la clase. Ya estaba llegando sumamente tarde. Por fortuna, sabía que Juve sería la profesora. Ventajas de pertenecer al mismo bando. De repente sintió un llamado. No era propio de la marca, pero si se dejó llevar. Entendía que la clase no iba a ser en la misma universidad, sino que el destino sería el Partenón, Grecia. Uno de los lugares más icónicos del lugar, lleno de turistas y gente que se alborotaba para tomarse fotografías, probando su estadía en el lugar, robando un poco de material simbólico. Había dejado la túnica en el local de Axel y se había decidido en quedarse con la camisa que éste le arregló, unos pantalones cómodos y unas zapatillas de lona. El calor de las costas mediterráneas era insoportable, por lo que la elección su vestimenta era adecuada. Ropa clara, simple y holgada. Runas Antiguas era la clase en la que se había inscripto. Lo siguiente seguramente iba a ser astronomía. Más que nada, conceptos que lo ayuden en su adivinación, que era una gran parte de su rutina diaria. Sabía que había una historia hermosa y profunda detrás de las runas y que se encontraba, al menos en la parte occidental, en el inicio de su historia. - ¡Excelente ubicación Juve! –La Malfoy se diferenciaba del resto de los muggles, por su rubia cabellera e imponente silueta, ya había podido localizar la clase-. Nos faltan un par de personas más, estoy ansioso por empezar la clase. Se había puesto más amistoso y no tan histérico social luego de su exilio. Se alegraba de ver a su compañera mortífaga y nueva jefa en su flamante trabajo ministerial. Es más, él hacía este curso para poder tener más herramientas con el fin de afrontar mejor cualquier problemática en el departamento de misterios.
  15. ¡No puedo creer que esté viendo esto! Nick: Orión Black Conocimiento que quiere dar: ¡Adivinación! Motivo: Desde antes que saliera el rol ministerial, había armado a mi personaje en torno al eje centrad de la Adivinación y Astrología. Cuando creamos las primeras fichas, el conocimiento fue la piedra angular y uno de los ejes por los que se movía mi personaje. Me daría mucha ilusión dar la clase y creo que puedo aportar mucho, tanto en rol, como en el perfil de los personajes Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro: Pues ¡Qué tema este! A ver. A grandes rasgos. Fui profesor de Duelos Avanzados y Bando y Perfil en la antigua academia. Fui Jefe de uno de las secciones del Dep. de Misterios. Fui Mode de Sala. Coordiné el torneo HL 2010 ¡Hice muchas cosas! Ahora estoy volviendo, trabajando de a poquito como Base, ayudando en lo que pueda en el bando. Estado del plan de estudio: Enviado ¡Que tengan lindo martes!
  16. – Que dramático y homo eres idi***. – ¡Pero soy tu idi***! No evitó sonreír y ponerse nostálgico. Los dos rieron al unísono. Igual estaba confundido, pero entendía todas las reacciones del Rexdemort. Llegar sin avisar y entrar todo “touchy” no era una buena estrategia de bienvenida. Acto seguido sintió la túnica en toda su cara, y no hizo más que dejarla al lado suyo. Estaba pensando en otra cosa más aunque se le estaban parando los pezones de frío. Algo que compartían las dos personas en ese recóndito lugar en el Callejón eran su poco registro ante la situación ajena. Orión no podía leer los sentimientos de Frenger. Parecía casi imposible, más que nada por una cuestión personal, algo lo bloqueaba. Capaz, era su necesidad de dejar de lado cualquier especulación para simplemente disfrutar del momento con su amigo. No tenía ganas de estar midiéndose sobre lo que decía, o lo que callaba. – ¿Aun tienes acceso a la fortuna Black no? ¿Gringots aún sigue abierto? – Lastimosamente no. Tampoco te podría pagar en galeones. Capaz que con otras cosas así. Te puedo dar una mano con algún trabajo. –Sonrió de manera cómplice. Eran ese tipo de planteos los que más extrañaba el Black de su interlocutor. De un momento a otro éste lo abrazó. Y sintió un calor que nacía de sus entrañas. Nacía de sus venas, pura sangre caliente Black, mezclada con alguna persona que tampoco le interesaba mucho. Sintió el aprieto de Axel, y se lo devolvió. Sintió algo húmedo en su cuello pero no le dio mucha importancia. Esa semana había sido muy intensa para su familia y él. Era como si todo el contacto físico que nunca había tenido en años se hubiese concentrado en una semana. – Basta de contacto físico, después te emocionas –le reprochó a Orión mientras él se vestía nuevamente. – No vaya a ser que te enamorés vos. – ¿Qué te paso? – Tenía que escapar de todo. Limpiar la cabeza. Sanar. No quiero cortarte pero tengo una clase en la Universidad. Ya soy todo un letrado ¿Viste? Runas Antiguas ¿Vas para algún lado?
  17. Ya era hora de salir. No tenía necesidad de seguir estando dentro de un lugar donde no iban a ser bien recibidos. Se volteó para la puerta. Sus manos invocadas gracias al poder del libro de hechizo lo acompañaban, haciendo que él no se sintiera tan solo. Agradeció no haberse puesto algún atuendo más incómodo. – Mis saludos para los miembros del lugar. –Exclamó mientras movía la varita haciendo explotar un par de decoraciones del vestíbulo. No había pisado más afondo del castillo porque ya le daba pavor. Tenía la teoría que si pasaba el suficiente tiempo dentro de un hogar fenixiano le iba a empezar a salir plumas. Un pensamiento casi prohibido para el propio mago. Sin más comenzó a recorrer los jardines en llamas. La máscara lo protegía del humo perfectamente, y por más que era de madera, un encantamiento hacía que no tuviera riesgos de quemarse. Llegando a la verga le pegó una patada a un gnomo decorativo de horrible gusto a las afueras del castillo. Si bien, no sabía mucho sobre el arte de la realización de una pintura, si sabía sobre la disciplina en general y un gnomo de jardín era algo que le parecía extremadamente asqueroso. Acto seguido y en un lugar donde le permitiera realizar la magia, se desapareció.
  18. - ¡Incendio! Apuntó su varita a todo el jardín para iluminarlo. Hogar fenixiano que ilumina es el que arde. Todos los arbustos que contorneaban al camino que daba al castillo. Estas se esparcieron rápidamente, tiñendo las piedras beige del castillo en un rojo intenso. Era como pintar sobre lienzo la verdad, solo que le estaba dando unos tonos más cálidos que lo que necesitaba en ese lugar. ¿Qué podía decir? No sabía pintar. - Espejo de niebla Necrohands. –Dijo inmediatamente moviendo su varita, aunque no la necesitaba. De pronto, sus dos manos amigas aparecieron en el aire. Estas lo iban a proteger de cualquier rayo que atente con su vida. Se sentó en una de ellas para descansar una de la caminata. Atesoró la posibilidad de poder invocarlas, ese libro nuevo le venía bastante bien. De ahí en más se quedó expectante por si algún fenixiano lograba aparecer.
  19. Era la primera vez luego de mucho tiempo que su marca le avisaba de un nuevo ataque. El llamado se presentaba como una pequeña cosquilla. Su tatuaje de la marca minimalista comenzaba a sisear con movimientos, como saludándolo. Algo había cambiado. Esta vez, el tatuaje le daba un saludo ameno, amistoso, que iba a tono con el alegre humor que últimamente estaba llevando. La noche estaba despejada. Iba vestido con unos jeans cómodos, unos borcegos beige y una camisa de los mismos tonos pasteles. Su cabello estaba medianamente arreglado, lo suficiente como para lucir sus raíces cobrizas y su cabello azualdo. Eso resaltaba por encima de su máscara de madera, un detalle rústico y vintage que le daba cierto aire de costumbrismo, el cual rompía con la monotonía del resto de los mortífagos. – Yo solo espero que aparezcan, sino me quedo a dormir. –Comentó a sus colegas–. No está bueno que siempre nos dejen plantados. Se había aparecido tras el llamado de alguien superior a él en el escalafón mortífago, cosa que tampoco le daba mucha importancia. Entendía que más allá de aquellas jerarquizaciones, el bando era uno solo. Aparte, estaba de buen humor: sonreía debajo de su máscara. No apuntaba asesinar a nadie, tampoco es que tuviera los medios suficientes, sino salir vivo de esa misión. Tenía entendido que los fenixianos ya habían entrado a hacer uno de sus famosos “cateos”, y esto era devolver el favor. Comenzó a caminar con pequeños saltitos. Tenía que recorrer los 100 metros que lo separaban de verja y el largo camino que lo llevaba al Castillo Lockhart. Su pesada varita iba en su derecha, balanceándose entre los dedos. Había adquirido ya un manejo con los dedos del cual recordaba a la perfección. Balanceaba lentamente el mango de un lado al otro.
  20. Llegó apurado a la tercera planta nuevamente. Rogaba que Emmet siguiera estando. Necesitaba terminar con los trámites del libro para poder cursarlo ese mes. Tenía su ficha ya armada de hacía un par de minutos anteriores. Por suerte, había utilizado bien la tinta y si bien, tenía toda la mano derecha manchada, no le generaba ningún problema en la nueva escritura. - Yo creo que ya tengo todo listo. Acabo de comprar este monedero. –Dijo levantando su nueva adquisición, mostrándola al aire.- Y creo que la compra ya está cerfiticada Ya era como la cuarta vez que compraba y se sentía orgulloso. No se había equivocado en grandes cosas: más que nada en burocracias jerárquicas que resultaban poco evidentes para el Black. Se acomodó sus cabellos cobrizos y releyó lo que había escrito. Tenía el peso como el único estudiante puro Black en practicar los libros, vaya uno a saber cuándo esos “guardianes” llamados fenixianos se podían meter a destruir el lugar. ID: 46902 Nick: Orión Black Nivel Mágico: V Link a la Bóveda Trastero: Bóveda 78333 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda 108859 Fecha: 2016-09-2 Nombre del producto: Libro de la Fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro Nivel (Solo para los libros): V Precio: 5000 Precio total: 5000
  21. Se había lanzado a correr en cuanto Emmet le había comentado sobre su error sobre su poder de objetos. Si bien, estaba en contra de la ontología en la que yacía este concepto, sobre mientras más tiene uno, más persona es, había que darle crédito a este nuevo sistema ministerial. Así no cualquiera podía acceder a la información, sino más bien, estaba a la alcance de solo aquellos a los que podían sentirse. - ¡Hola! ¡Hooooola! –Dijo, medio apresurado.- Busco uno de esos monederitos para poner un montón de cosas. Tomó una de los rollitos de pergaminos y comenzó a escribir rápidamente. Necesitaba terminar ese trámite lo más rápido posible. Bufó al darse cuenta que se estaba manchando con esa misma tinta toda la mano derecha por su poco sentido práctico. - Espero que todo esté bien así ID: 46902 Nick: Orión Black Nivel Mágico: V Link a la Bóveda Trastero: Bóveda 78333 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda 108859 Fecha: 2016-09-3 Nombre del producto: Monedero de piel de Moka Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) A Puntos por unidad: 10P Precio: 500G Precio total: 500G
  22. - Está todo perfecto, Orión Fue como música para sus oídos. Le daba un poquito de ansiedad siempre la parte de llenar una ficha. No era el fin del mundo pero si significaba una cosa más interna de él y era su apertura a los cambios. Signficaba que de a poquito iba creciendo, una compra a la vez. Le sonrió cordialmente a la persona que le estaba atendiendo. Era curioso como el mundo mágico tenía esta cuestión de que se conocían todos a la vez, pero que tenían que fingir una cierta distancia. Más que nada entre los mortífagos, asociación dentro del todo ilícita. Emmet se comunicaba perfectamente con las miradas cómplices con el Black. No era que le iba a hacer algún descuento o algo, pero de alguna forma se sentía más seguro si él lo atendía. - Me voy a llevar otro más ¿Si? Siento que este libro me lo terminaré en una noche. Avisame cuando salgas del turno. A ver si logramos alcanzar una cervecería por ahí. Si la compra salía todo bien, iba a poder cursar el mismo en la Universidad. De todas maneras ya no aguantaba irse al castillo para leerlo. Capaz se podía distender un poco en Ottery con su compañero de bando, pero sabía que a veces el trabajo ministerial podía ser demasiado pesado. Lo sabía por experiencia. ID: 46902 Nick: Orión Black Nivel Mágico: V Link a la Bóveda Trastero: Bóveda 78333 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda 108859 Fecha: 2016-09-2 Nombre del producto: Libro de la Fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro Nivel (Solo para los libros): V Precio: 5000 Precio total: 5000
  23. El tipo todavía no se había podido acostumbrar a las mecánicas extravagantes que daban bienvenida a los futuros compradores del Magic Mall. Y no iba a mentir. Cada vez que se acercaba a la institución comercial era como una nueva aventura. Esta vez venía a buscar unos libros que Gatiux le había comentado en su primer encuentro. Lo que rescataba era que podía seguir aprendiendo, se consideraba así mismo como un novato en magia y duelos, demasiado autocrítico por su parte. Aquella historia del ascensor de mármol y toda la historia le había parecido original, pero esa explicación que indicaba que podía terminar debajo de un volcán o algo por el estilo le había parecido demasiado. Entendía la necesidad de la protección del conocimiento, pero… ¡Hasta los mortífagos trataban mejor a la gente! Vestía con ropas muggles, le parecían más cómodas, todo bajo las recomendaciones de su amigo Frenger. Eso de intentarse mezclar con la comunidad mágica británica ya se le había pasado de la cabeza. Ya todos habían reconocido su llegada y dando gracias a la fortuna, eso no había acarreado grandes desastres. - ¡Hola! –Le dijo a la muchacha recepcionista mientras se adentraba en el tercer piso, aunque ella no le dio ni la hora. Se acercó al mostrador como lo había hecho cuando compró las pociones y comenzó a completar la ficha. Cuidó de no utilizar excesos de tinta, pero estaba seguro que algo estaba haciendo mal. De todas maneras se limitó a mínimos pensamientos positivos y esperó a ser atendido. ID: 46902 Nick: Orión Black Nivel Mágico: V Link a la Bóveda Trastero: Bóveda 78333 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda 108859 Fecha: 2016-09-1 Nombre del producto: Libro del Aprendiz de Brujo Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro Nivel (Solo para los libros): 1 Precio: 1000 Precio total: 1000
  24. - No puedes hablar de Orión. Él está muerto, los mortífagos lo mataron. Se quedó anonadado. Dio unos pequeños pasos por detrás cuando lo apuntó con la varita. Sabía que algo iba a pasar. Después de tanto tiempo las cosas si cambiaron. Fue como un balde de agua fría para él, saber que la identidad que había construido se había desvanecido en el aire. Cuando bajó la varita se relajó y lo miró con una mezcla de compasión, nostalgia y tristeza. Sonrió de lado y también suspiró levemente. - No puedes ser tu, estas muerto. –Le dijo nuevamente y vio como dejaba la varita de la mesa.- ¿Eres tú?- - Si amigo. Sus azules ojos se clavaron en el suelo. Tuvo un golpe de vergüenza. Sabía que sus peores enemigos podrían haber mentido sobre el paradero de él, vanagloriándose sobre su cadáver, infundiendo estas mentiras, estas historias, sobre cómo el Black había caído en batalla. Pero nunca fue así, simplemente desapareció sin dejar rastro. Eso fue un error y lo reconocía. Pasó sus gruesos dedos por su melena cobriza. Se los acomodó por un lado, logrando que las mechas azuladas cayeran de lado. Los tonos colorados de sus cabellos y barba brillaban a la luz de la única lámpara del lugar. Generaba un ambiente íntimo, haciendo que el espacio se redujera, aumentando la nostalgia, logrando que la tensión se extendiera hasta llegar a una especie de plasticidad surreal, suficiente como para generar el efecto opuesto. Tenía vergüenza, no por su cuerpo cambiado. Antes le sacaba el doble del torso al Rexdemort. Una vez logró cubrir dos sectusempras solo colocándose frente del danés. Tenía la teoría que si uno de los rayos lo llegara a golpear, en vez de sangre espesa, saldría todo el humo de su consumo continuo de cigarrillos. Se acercó lentamente a su interlocutor. Sentía la frustración de Alex, como si hubiese tomado una decisión producto de su “muerte”. Se detuvo en frente de él, acorralándolo contra la mesa donde hasta hacía unos momentos trabajaba en su túnica. Le sacaba un poco de altura, pero nada que pudiera entorpecer la conexión visual que habían establecido. Colocó lentamente sus dos manos en la cabeza de Axel, para que sus dos frentes se choquen. - Soy yo. Mírame. Pero mírame en serio. –Le susurró, dejando centímetros entre sus caras.- Estoy acá, por… muchas cosas. –Suspiró levemente.- Pero lo importante es que estoy acá, contigo.
  25. Consumibles en Batallas Nombre: Descripción: Tarjeta Categoría: Precio pagado: Fecha de compra: Link a la certificación: enlace Nota: No se permiten más de 5 consumibles en inventario. Consumibles Especiales: Nombre: Llave de Ilvermorny Descripción: Tarjeta Categoría: CS Precio pagado: -- Fecha de compra: versión anterior Link a la certificación: enlace Nombre: Llave de Gryffindor Descripción: Tarjeta Categoría: CS Precio pagado: -- Fecha de compra: versión anterior Link a la certificación: enlace Nombre: Llave de Ravenclaw Descripción: Tarjeta Categoría: CS Precio pagado: -- Fecha de compra: versión anterior Link a la certificación: enlace

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