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Mael Blackfyre

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Mensajes publicados por Mael Blackfyre

  1. Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

    Mansión Gryffindor.

    ¿Qué esperara ahí? Mica estaba realmente loca. Pero me agradaba cómo la bruja tenía aquella capacidad de resolver las cosas. Por un momento, pensé que iba a tener que hacer uso de mi varita por haber destruido su esfera, pero al parecer, había logrado resolver aquel acertijo. Si todo salía bien, entonces no tendríamos más problemas. Lo bueno a todo eso es que el caos que reinaba con la esfera de Plaeria, se había acabado. En cuanto el Fuego Maldito redujo a cenizas aquellos cristales, las tormentas caóticas dejaron de invadir las tierras de la mansión, solamente había quedado unas nubes grises con una llovizna ligera.

    ¿Fuiste a buscar un libro? —dije incrédulo al verla llegar corriendo con aquel libro entre las manos. ¿Acaso había olvidado que era bruja? Iba a burlarme de ello pero entendí que no era el momento, tomé el libro y tenía muchos objetos. Había incluso algunos idiomas diferentes, runas y otros jeroglíficos más. Pero no podía ponerme a leer aquel libro en ése momento, temía por la magia de aquel mundo que teníamos frente a nosotros.

    Dejé el libro a un costado observando los restos de los minerales, que ambos dos, tenían algunas diferencias. Su pequeño montí-cu.l0 se alteraba de más con su propio viento y despedía una luz plateada. El mío contenía algunos restos de cenizas y se podía escuchar muy en el fondo como un gran estruendo. Mire de reojo y vi un hipogrifo. Y no sé por qué mi cabeza me hizo recordar de algo que tal vez podía servir. Levanté mi varita y exclamé: “Accio colgante”. Lo llevaba guardado durante muchos. Pero si mi idea tomaba éxito, además de pasarlo desapercibido, podría usar la magia de Plaeria. Un objeto brilló en el aire y llegó inmediatamente en mis manos. Le mostré a Mica.

    ¿Crees que funcione? Vamos, veamos si se puede hacer —enterré aquel cristal y lo sumergí en ésa montañita que había sido mi mineral. Una luz plateada brilló intensamente. Tenía en mi mente súper frescos los conocimientos de Encantamientos y Transformaciones para al menos empezar con el trabajo. Moví mi varita para quebrar en dos aquel colgante Uzza que había sumergido en ésa magia. Tenía que bañarse en ella. Moví nuevamente mi varita para que todo entrara en su interior, como si un agujero negro absorbiera todo. Mica ya estaba en su proyecto—. ¿Necesitas ayuda? Yo creo que deberíamos darle algunas protecciones de más —no estaría mal añadirle Polen de Lirios de Fuego, haría que el colgante fuera inmune a su destrucción por el fuego. ¿Y por qué no un Obsistens? Cualquier objeto que no pudiera transformarse en nada, era inmune a que lo adulteraran.

    Utilizaba las Artes Oscuras a mi favor. No me importaba si Mica estaba allí, la magia de Sangre era una conocida por pocos, así que aproveché a también incluir algunas gotas de sangre y promesas a las fuerzas oscuras que me instruían en poder. Cuando estuvo todo listo, pude ver que el mineral de Plaeria que había sido una esfera, ahora todo su interior estaba en mi colgante que brillaba como si fuera una pequeña lámpara, pero que las Artes Oscuras lo oscurecían en cada segundo, parecían sombras que se arremolinaban en su núcleo. Un movimiento de varita más y se cerró. Lo conferí con el poder de un Irrompible, además. Lo tomé en mis manos, era cálido y frío al mismo tiempo.

    Mira mi pequeño. Alas de Astaroth se llamará —le mostré a Mica. Era un talismán del tamaño de una moneda, con dos alas negras enroscadas entre sí. Justo en el centro, en su núcleo, brillaba una tenue luz plateada. Si se lo observaba muy de cerca se podía notar la tormenta devastadoras que contenía. Me coloqué el talismán y apreté con mis dedos para activarlo. Dos alas negras se desplegaron a mis lados a mis espaldas y me hicieron levantar como a dos metros del suelo, mientras aleteaba. La fuerza de Plaeria, el viento, la tormenta, todo el caos y la furia, sería usado a mi favor para poder planear y volar donde quisiera.

    @ Mica Burke

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  2. Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

    Mansión Gryffindor.
    Mantuve mi boca abierta durante una fracción de segundo. A través de ella, hubieran podido meterse unas diez snitch mientras observaba todo lo que iba ocurriendo. Todo fue demasiado rápido pero las malas decisiones que había estado tomando en los últimos 15 minutos, se vieron reflejadas en las acciones de los demás. Mica estaba tirada en el suelo, despertándose, la podía sentir. La explosión que provocó el Fuego Maldito al salir de mi varita, fue tan detallado que pude ver cómo iba directamente contra Ludwig Malfoy, el cuál intentaba defenderse fallidamente. Era magia más avanzada que una simple barrera, necesitaba más. Si hubiera estado en un enfrentamiento real, tal vez hubiera disfrutado ver como se calcinaba, su piel se quemaba. Caí de rodillas al suelo simplemente por la conmoción.

    Conmoción que me hizo desestabilizar porque pude ver como mi maleficio llameante impactaba en el usurpador pero también abarcaba las dos esferas del mineral de Plaeria, consumiéndolas. Hubo un fogonazo potente al ser destruidas y el aire que contenían adentro fue tan fuerte que apagó las llamas del Fuego Maldito, mientras Ludwig, sin siquiera llegar a verlo, se aferró a lo que había venido a buscar y se fue. Ya iba a vengarme del Malfoy…

    Estoy bien, Mica. Estoy bien… mira —el intento de Mica por curarme fue demasiado exagerado para los daños que tenía. Entendía que luego del juramento las cosas iban a cambiar entre nosotros pero había estado en situaciones peores que aquella simple herida provocada por la daga del sacrificio. De hecho, gracias a mi conocimiento de los Nosferatu, había logrado curar mis heridas con la Sangre de Caín, estaba totalmente ileso.

    No la eché a Mica ni empujé, como hubiera pasado. Me aferré a su brazo y la arrastré hacia el punto donde habían estado las esferas. El Fuego Maldito había destruido el contenido que resguardaba la magia plena de Plaeria. Aquel mineral no era en sí ése cristal, sino todo lo que contenía dentro. Me arrodillé a su lado, como si se trataran de dos pequeñas crías de dragón que estaban naciendo en ése momento.

    No pensé que iba a suceder eso, Mica, lo siento —la miré a la joven, dándome cuenta del daño que había provocado—. Ése estú.pid0 te atacó y luego quiso sacarnos los minerales. Me dejé llevar —luego de haberme enfocado en sus orbes esmeraldas, volví a fijarme en las ex esferas. Había diminutos pedazos de cristal que brillaban tan fuerte como la luna. Dentro había parte ceniza, parte tierra y parte Plaeria, porque era eso: se notaban ráfagas de aire, algunos gases, era magia. ¿Y si podía arreglarlo? Intenté con un Reparo, que por obvias razones no funcionó. Y hacer un Fuego Compacto me resultaba demasiado, estaba seguro que incluso iba a borrar aquellos minerales de la faz de la tierra. Asi que pensé en lo siguiente: Expavescerent… el murmullo fue leve, como la brisa que se auto revolvía en aquella esfera que no era esfera.

    La magia de Plearia se mantenía allí, por suerte no se había disipado, pero tenía que intentar algo. Tenía que contenerla. El efecto Uzza funcionó, la chispa se prendió desde la punta de mi varita y todos los pedazos de cristal que se habían roto, quemado o pulverizado, regresaron a su forma anterior. Pero no retomó a la forma anterior— Debemos contenerlos en nuevos objetos, Mica. Hagamos algo —¿era una exigencia? No, tal vez un pedido de ayuda. La magia Uzza no arreglaría nada de otro mundo, solo funcionaba con éste mundo. Pero si podríamos hacer algo nuevo… nuestra magia.

    @ Mica Burke  @ Ludwig Malfoy Haughton

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  3. Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

    Mansión Gryffindor

    La tormenta que se había desplegado en todo el territorio de la mansión Gryffindor era realmente fuerte. La única diferencia es que el obsistens que había creado rodeando al mineral, había ayudado a contener la destrucción que acarreaba aquel objeto extraterrestre. El suelo aún seguía vibrando y la lluvia caía densamente por todo el pueblo. A ésa altura, estaba totalmente empapado y la visión molestaba un poco. Mica no daba marcha atrás y entendería que de ahora en más, la joven siempre iba a estar, a causa del juramento. Traté de no preocuparme por ella y enfocarme en el mismísimo mineral.

    Pero entre el ruido del viento, el golpeteo de la lluvia y todo a nuestro alrededor, no me di cuenta que apareció una figura nueva donde nos encontrábamos. Y en ése mismo instante, tuve una visión. La Videncia era más fuerte en mí: una figura encapuchada con ojos blancos, miraba por encima de unas sombras que se ahogaban en sangre. No pude reconocer ninguno de aquellos rostros. Luego todo se transformaba a una leona durmiéndose lentamente, casi hasta desaparecer su respiración. Y por último, dos llamaradas devoraban un haz de luz más intenso que el sol. Y todo se apagaba. Cuando me di vuelta, vi un choque de chispas Chocando contra el pecho de Mica Burke, mientras ésta caía al suelo.

    — ¡Mica! —poseía los conocimientos sobre las Artes Oscuras y sobre las Maldiciones para darme cuenta que algo le pasaba a Ludwig. Era él pero no lo era. Mi varita se encontraba aferrada entre mis dedos apuntando a un rubio que se agazapaba contra Mica, pidiéndole perdón y curándole las heridas que él le había provocado. Sus ojos. Claramente sus ojos estaban fuera de sí. Sin embargo, pensara lo que pensara, Mica y yo ahora teníamos un pacto que cumplir—. ¿Qué? Quita tus sucias manos y vete si no quieres morir ahora —la amenaza fue muy clara. Iba a pagármelas por haberse atrevido a tocar a Mica. ¿La bruja me haría caso la próxima vez? Estábamos en un momento problemático dentro del mundo mágico con aquellos minerales.

    Avanzando lentamente, con mí varita apuntando a Ludwig Malfoy grité: ¡Fuego Maldito!

    Dos águilas reales se materializaron y salieron despedidas de mi varita. Eran conformadas por llamas malditas que al leve contacto, prendería fuego completamente al mago, incluso provocando varias heridas. Para ése entonces, lo que me dejaba tranquilo es que en unos segundos de arrepentimiento, el chico había curado a Mica. ¿Qué le pasaba? Las barreras que había puesto para proteger mi mineral se habían disipado al concentrarme en atacar al chico. Éste no llegaría ni siquiera a tocar ni mi esfera ni la de Mica. El caos  empezaba a reinar en los terrenos de la Gryffindor. ¿Qué era eso?

    @ Mica Burke  @ Ludwig Malfoy Haughton

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    Tras cumplir con ciertos requisitos en la Marca Tenebrosa, comunicamos que Dennis Lestrange. se considera una persona inactiva dentro del bando. Pedimos a Moderación que modifique el campo de rango en “Sin rango por inactividad”, hasta que pueda retomar dicha actividad. Gracias.

     

    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.
    Arya Macnair, Lider

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que HESSENORDWOOD CROUCH, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento FORMA TENEBROSA en concordancia al conocimiento de Bando 2 correspondiente al clan DISCÍPULOS DE NOSFERATU, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que ADA CAMILLE DUMBLEDORE, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento PODER DE LA SANGRE en concordancia al conocimiento de Bando 1 correspondiente al clan DISCÍPULOS DE NOSFERATU, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

    • Gracias 1
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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que MAEL BLACKFYRE, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento PODER DE LA SANGRE en concordancia al conocimiento de Bando 1 correspondiente al clan DISCÍPULOS DE NOSFERATU, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que ETERNO BLACK TRIVIANI, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento LA VOZ DEL AMO en concordancia al conocimiento de Bando 3 correspondiente al clan CABALLEROS DE WALPURGIS, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

  9.  

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que DARLA POTTER BLACK, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento ARMADURA ANIMAL en concordancia al conocimiento de Bando 2 correspondiente al clan CABALLEROS DE WALPURGIS, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que SAGITAS E. POTTER BLUE, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene la habilidad HERALDO DEL INFIERNO en concordancia a la habilidad de Bando correspondiente al clan SENESCALES DE CARONTE, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que THOTH, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene la habilidad HERALDO DEL INFIERNO en concordancia a la habilidad de Bando correspondiente al clan SENESCALES DE CARONTE, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Arya Macnair, Líder de la Marca Tenebrosa.
    Sagitas E. Potter Blue & Mael Blackfyre, Lugartenientes.

  12. Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

    Mansión Gryffindor.
    Las nubes en el cielo se volvían cada vez más oscuras. Caía una lluvia pesada, casi imposible de ver alrededor. Los truenos no dejaban de resonar en casi todo el pueblo y algunos rayos caían cerca de donde me encontraba. De hecho, gracias a las barreras mágicas que había impuesto, evité que me impactara uno de ellos, siendo que bajó en picada desde el cielo y tras un estruendo y un brillo, el Obsistens evitó que el rayo llegara a la esfera. Las copas de los árboles se movían de un lado para el otro, gracias a los remolinos que provocaba el viento en la mansión Gryffindor. Por eso que no pude escuchar al primer instante a Mica.

    — ¡¿Qué haces volando, estás loca?! —pude reconocer el cabello alborotado de la bruja y su sagaz forma de volar con aquella escoba. Cualquier mago o bruja sabía que volar con tormenta era peligroso y la bruja aterrizaba en el centro de la tormenta. Pero me había olvidado por un momento que era una jugadora de Quidditch a nivel internacional—. ¡Acá! ¡No te acerques que esto es un caos! —la bruja de alguna manera se había acercado donde ocurría las consecuencias del mineral y que gracias a mi barrera no se había extendido.

    Pero el Obsistens no duraría mucho tiempo más. Tenía que hacer algo. ¿Y si Mica venía a quitarme el mineral? No lo permitiría. Era mío. Y solo mío. ¿Qué podía hacer para que frenara aquel caos? ¿Qué podía hacer para que nadie lo reconociera como el mineral de Plaeria? Mica lo sabía, sí, pero luego vería qué hacer contra una persona, sabiendo que había logrado esconderla de toda una comunidad. Mi mente de comerciante y de mago tenebroso, empezó a carburar, esperando encontrar alguna solución. La bruja no era la protagonista en ése momento, así que esperaba que hacer, ya que no podía esconderla para siempre. ¿Y si la escondía de otra manera? Mis especializaciones en Defensa Contra las Artes Oscuras me decían que a veces el caos se podía contrarrestar transformándolo en algo diferente, algo útil. ¿Qué podía ser? Tenía una leve sensación de que el caos solo era una barrera que podría destruir. ¿Y si era una prueba? Y peor ¿Si fallaba y erraba de pensamiento? Si todo salía mal, perdería el mineral. Era un riesgo que asumiría, ya que en caso contrario, me tomaría el trabajo de hacerme con cada uno de los minerales extraídos desde aquellos mundos. Invoqué mis Necrohands que fueron las que me ayudaron en extraer ése mineral, ya que no habían sufrido daño. Miré a Mica y le hice señas que no se acercara. Las manos fantasmales se fueron acercando al mineral y sus dedos se entrecerraron para apretar con la mayor fuerza que tuvieron. Solo el mineral brilló intensamente.

    Chasqueé la lengua. Eso no estaba funcionando. Tenía que ver de usar otra forma.

    Accio Fluido Explosivo —claramente que no tenía todas mis pociones a mano y la primera en ocurrir en mi mente estaba en mi habitación. El frasquito voló hacia mi mano al cabo de unos cinco segundos (a pesar de haber sufrido varias turbulencias por la tormenta que acosaba a la mansión) y me acerqué lentamente al mineral. Tuve que hacer dos movimientos simples, pero tan rápido como pude.

    Dejé derramarse desde el frasco del Fluido Explosivo, aquel líquido que mojó toda la superficie de la esfera. ¡Y salté hacia afuera de las barreras del Obsistens escuchando una explosión! Voló por los aires pedazos de tierra, césped, algunas pequeñas piedras y yo al suelo, cubriéndome la cabeza.

    ¿Había funcionado? Me había olvidado de decirle a Mica lo que quería hacer.

    @ Mica Burke

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  13. Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

    Mansión Gryffindor.
    Aun siendo un búho sobrevolando la ciudad, podía sentir el calor que irradiaba aquella piedra, la cual estaba transportando a otro sitio al que no debía destruir. El mineral que había sacado por aquellos portales parecía haberse activado sin esperarlo y había destruido casi todo el despacho, dejando algunos huecos tanto en el primer piso del Ministerio como haber llegado hasta el Atrio. Aquello no sería algo imposible de reparar pero esperaba que la institución no se diera cuenta de quién o cómo había ocurrido. Por eso debía evitarlo.

    Tenía que evitar que alguien quisiera MI esfera del mineral de Plaeria, tenía que hacer algo.

    Aleteé algunas veces de más mientras me acercaba a aquel sitio esperando: la mansión Gryffindor. Empecé a ver el tejado cada vez más cerca con todos aquellos árboles que la rodeaban, vecina de otros hogares de magos y brujas. Cuando pude, empecé a descender hasta aterrizar en los jardines, ya que lo que hiciera dentro de mi casa era mi problema. Y nadie podría cuestionarme. Aterricé en el césped suave, con las estatuas a unos cuantos metros. Desde allí podía verlas, al panteón y la entrada a la mansión. Dejé en el suelo la esfera, esperando que el diámetro despejado que me rodeaba sirviera para que nada fuera dañado. ¿Estaba listo? No.

    Quité lo que cubría la esfera y el caos empezó a reinar nuevamente. Parecía que cada vez que lo destapaba, se reiniciaba pero aún más fuerte: el suelo empezó a vibrar y el viento a arremolinarse alrededor de los dos. Pero fuerte de golpe. Mientras me lanzaba ésta vez a unos cuatro o cinco metros para atrás, y caía de espaldas al suelo, pude ver como el cielo se volvía oscuro, como si nos hubiera alcanzado la noche (y era de día, apenas había pasado el mediodía). Los truenos empezaron a romper el silencio de la solitaria mansión de los leones mientras ahora llovía. Incluso llegó a resquebrajarse parte del suelo. ¡La esfera se iba a caer! ¡Y además la mansión se iba a destruir! Tenía que hacer algo.

    Me puse de pie como pude, la verdad es que era un escenario deplorable porque estaba dándome más pelea aquella esfera que todas las personas con las que me había cruzado. Y una idea se me cruzó por la cabeza. Aferré bien mi varita intentando no perder la poca estabilidad que había logrado sostener, mientras mi túnica y mi cabello se disparataban a todos lados. Invoqué un simple encantamiento, esperando que funcione, mientras me acercaba más a la esfera y apuntaba a los cuatro puntos cardinales, a pocos metros de distancia, unos cinco metros. Repetí en mi cabeza 4 veces el hechizo Obsistens, creando aquella barrera que mantendría la magia dentro de ése radio.

    Miré por encima de ésa barrera brillante que nos había rodeado, notando que la destrucción no seguía mas allá. Aunque el cielo oscuro, la fuerte lluvia y los truenos con relámpagos habían invadido prácticamente todo Ottery.

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  14. Porque es quien nos llevará a la ruina, Sagitas. ¿Lo recuerdas? Las visiones de Arya y la caída de la Torre Negra. Los espíritus que aparecieron para guiar a algunos mortífagos a encontrar objetos. SI los encontramos, protegeremos a la Torre. Pero ésta cosa quiere llevarse todo —expliqué a la otra lugarteniente que había logrado aparecerse por allí. Le comente que había estado bien, que solamente había estado allí para intentar desconcentrar a la figura que amenazaba a la Marca Tenebrosa. No quería ni decir en voz alta que si se daba cuenta, podría ir a atacar a Darla y a quienes habían estado en Bastión Salvaje—. ¡De los dos es quien tú puedes hacerlo, Sagitas! ¡Destiérralo de la Fortaleza Oscura! A él y a todos los demonios que estén aquí.

    Comenté, haciéndole señas de que el tiempo transcurría y que quedaban tan solo quince minutos para que marcara la hora que habíamos arreglado entre todos. Habíamos dicho que teníamos una hora, para separarnos en clanes y lograr hacernos con el objeto. Asi que era hora de regresar y prepara el sitio donde habíamos organizado en juntar los objetos. Además con la complicada tarea que debía Sagitas quitarse de encima al demonio que había aparecido a llevarse con absolutamente todo.

    Bajé hacia el sitio donde nos habíamos reunido y me dispuse a terminar de preparar con todo. ¿Podrían mis compañeros Nosferatu en hacerse con el de la biblioteca? Sagitas estaba a punto de vencer al demonio que merodeaba con tal de que no fuera a Bastión Salvaje donde Darla con los otros dos jóvenes intentaban hacer entrar en razón a Alpha de que los ayudaran. Ni hablar de la suerte en los puertos ¿Había podido Azrael?

    Llamé a casi todo el grupo para que supieran que teníamos que juntarnos al igual que los objetos encontrados. Era la única manera de lanzar la maldición y protegernos como bando.

    @ Sagitas E. Potter Blue

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  15. Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria
     

    Atrio, Ministerio de Magia.

    Las llamaradas esmeraldas me llevaron directamente y me escupieron al Atrio del Ministerio de Magia. Había ya regresado de Stonehenge esperanzado que fuera verdad lo que suponía desde que lo vi. Llevaba en mis brazos aquel mineral resguardados por una manta como si fuera mi pequeño precioso que jamás soltaría. Caminé con un paso apresurado esquivando algunos grupos de personas con un Salvaguarda Mágica, bordeando la fuente con aquellas enormes estatuas y llegando al fin a los ascensores metálicos que se abrieron para darme la bienvenida. La voz metálica habló cuando llegó al piso donde se encontraba mi despacho.

    — Primer Piso, Oficinas del Ministro…

    Continuó comentando algunas oficinas atrás pero casi derribo las rejas doradas cuando éstas me dieron paso a aquel largo pasillo. Desde que Sagitas había dejado de ser ministra y había tomado  el poder Rory Despard, todo parecía estar más despoblado y solitario. Parecía que en el gobierno anterior había más personas trabajando desde sus oficinas y tal vez un poco más alborotadas por los Edictos que salían con regularidad. Llegué ante la puerta de mi despacho y tras una patada ésta se abrió de par en par. Estaba sola, desierta, como todo aquel pasillo. Dejé el mineral en la mesa y fui a cerrar la puerta. Y me apoyé sobre ella. Activé algunos anillos Uzza que poseía, como

    Cuando habíamos salido de Plaeria, había pasado algo con el mineral: empezó a vibrar. Empezó a zumbar cada vez más fuerte. El suelo tembló apenas y un viento extraño comenzó a arremolinarse alrededor de mí. Pero en un gesto de susto y por inercia, lo envolví con la túnica y misteriosamente todo se calmó. ¿Dónde ir? Se me había ocurrido aquel sitio, donde nadie molestaría. ¿Y si alguno de los que estaban buscando el mineral lo descubrían y me lo quitaban? Allí podría analizarlo tranquilo, sin que nadie se diera cuenta. O eso pensaba que iba a poder lograr.

    Cuando le quité la túnica de encima, el Mineral de Plaeria, brilló intensamente como cuando el sol sale de detrás de una nube densa y oscura. Y el viento que había ocurrido, estalló allí dentro con mucha más furia contenida, lanzando su cobertor a la otra esquina. Todos los pergaminos y papeles salieron volando como si un huracán estuviera dentro de mi oficina. El suelo tembló, y el techo empezó a oscurecerse con nubes densas y pesadas, cargadas con truenos y relámpagos. Fue tan fuerte toda aquella tormenta que el viento me tiró para atrás, golpeando mi espalda contra la puerta y cayendo de espaldas al piso.

    No no ¡No! Demonios… —maldije mientras intentaba levantarme con la varita en mi mano intentando atraer la túnica pero el viento se la volvía a llevar. El techo empezaba a resquebrajarse y empezaron a caer algunos pedazos alrededor. Las paredes que sostenían aquel primer piso también sufrían los mismos daños. ¿Qué había hecho? Fui corriendo hacia la esfera del mineral con una mano tapando un poco la vista y esperando que nada me partiera la cabeza. ¡El Ministerio de Magia temblaba y se resquebrajaba! Tenía que salir de allí. Llegué al centro de destrucción aferrándome a la Esfera de Plaeria, sintiendo su leve calor y no se me ocurrió otra cosa que meterlo entre mis ropas, para cuando todo empezó a calmarse, pude visualizar ¡Que se había hecho un gran boquete que se veía tanto el Atrio como el exterior! Estaba en problemas. Demasiado en problemas. Automáticamente me transformé en mi forma de búho que facilitaba la Animagia y aproveché ése mismo hueco para irme directamente a otro lugar. Salí volando del ministerio de magia.

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  16. No podía decirle el Arcano que pensaba llevarse a la serpiente de todas maneras. ¿Cómo iba a impedirlo? De alguna manera creía que los Arcanos no tenían permitido salir de las instalaciones de Mahoutokoro y de donde vivía cada uno. Sino, los hubiera visto merodeando en diferentes sitios. Eran parte de éste mundo pero parecía que cada uno de ellos tenía un pequeño mundo en sus casas. ¿Qué los limitaba? ¿Habrían caído ante algún juramento especial? En ése momento no importaba nada, solo lo que le estaba diciendo Lawan.

    Claro que lo demostraré, y me lo llevaré —asentí a las palabras observando que Astaroth no había dejado de retorcerse ni por un segundo. ¿Era ansiedad? ¿Era malestar? El transcurso al mundo de los muertos fue algo rápido. Tenía la idea de que los Arcanos pudieran conocer algunos secretos que no enseñaban, claramente, pero que hacían esas cosas porque era otro tipo de magia. Y además, contaba con la presencia de un demonio, era como aún más fácil. Me preparé mentalmente, porque aquello no sería fácil aunque era nigromante y no le tenía ni miedo a la muerte ni a los muertos—. ¿Dónde estamos?

    Le pregunté a Astaroth, observando cómo se materializaba nuestro alrededor de a poco. La Nigromancia tenía muchas variables, eran diferentes objetivos que uno podía ir cumpliendo, además de comunicarse con los muertos y entrar en éste otro mundo. Pero en ésa oportunidad, estaba relacionándola con la magia de las serpientes. Era trasmutadora y sigilosa como éstos reptiles y una nueva puerta se abría ante nosotros dos. ¿Me estaba llevando Astaroth? Un viaje al pasado. Eso me susurró. Miré hacia adelante.

    — No quiero que te vayas. Es injusto

    Es imposible. Te buscarán y dañaran. ¿Entiendes eso? Es como una maldición.

    Era una escena muy conmovedora. Había un ángel. Jamás lo había visto. No era como lo que tenía uno en mente, parecía una persona normal pero tenía una especie de brillo particular. Llevaba unas alas en su espalda y su rostro era particular.

    No terminaba de entenderlo. Era Astaroth, pero parecía que estaba terminando de arreglar alguna situación. Una decisión, un momento antes de otro más grande y más importante. Me hizo recordar a mi momento con Mica cuando decidimos hacer el pacto. Todas las decisiones tenían sus consecuencias. Y la magia siempre tenía su precio. La serpiente me susurraba al oído. Era una manera de decir, porque él hablaba y yo lo entendía, como dos grandes amigos que hablaban a la luz de la mañana. Entablar aquella relación con la humana le había costado sus alas, le había costado el reino en los cielos y lo habían desterrado al inframundo. No podía estar con ella, ni en el cielo ni en el inferno. Era ahora un demonio al mando de uno mayor, que no permitía el amor. Para éste Gran Jefe, el amor era debilidad. A escondidas de que estaba arriba o abajo, el destino era no estar juntos. A menos que…

    Se convirtió en una vampira. Ella decidió quedarse más cerca de él. Pero desde entonces no la vió más. Rompieron su juramento. No pudo volver a encontrarla. Tal vez sigue buscando ayuda, tal vez podamos averiguar algo.

    Aquellas últimas palabras, desde que le conté a Lawan sobre su nuevo estado vampírico, se lo conté todo. Todo lo que habíamos visto en el mundo de los muertos. ¿O Lawan ya lo sabía? Aún asi, ahora sentía que era algo personal, que Astaroth pedía eso a cambio, ayuda. A cambio de conocimiento. ¿Qué pacto más importante podía tener? Durante años siempre buscaba ésa clase de tratos y lo tenía ahora en mis manos. Era una misión personal.

    @ Lawan Nguyen Thanh

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  17. La noche estaba demasiadas tranquila. Tan tranquila que no había nadie dentro de la mansión de los Gryffindor. Sus terrenos estaban protegidos ante cualquier visitantes externo que se quisiera aparecer, solamente pudiendo entrar desde aquellas verjas que indicaban que ahí empezaba la propiedad de los Leones. Aún así, mientras realizábamos aquel conjuro con Mica, activé mi anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos y mi anillo salvaguarda contra miradas indiscretas. Podrían habernos vistos, como dos siluetas paseando en los jardines, pero no verían nada más. Estábamos protegidos.

    No sabía realmente lo que estaba haciendo con la bruja. En casi todas las situaciones, lo primero que hacía era actuar sin pensar, hacer lo que creía que iba a beneficiarme e iba a poder sacar provecho de aquella situación. En muchas oportunidades lo había logrado pero aquella no parecía serlo. Sus palabras resonaron dentro de mi cabeza ¿El uno para el otro? No la entendía. ¿En qué momentos iba a tener que hacerlo? No entendía por qué Mica había decidido un camino y ahora parecía tomar otro totalmente a lo contrario. Miré sus ojos verdes y luego todo el procedimiento.

    La magia era hermosa. Era complicada. Era única. El juramento que estábamos haciendo, que no era más que una promesa entre nosotros dos, hizo su efecto en cuanto terminamos de decirlo. La sangre se había unificado y había dado vueltas y había cambiado de forma. Era una especie de luna llena, con miles de garabatos en su interior. Y con una luz brillante como si tuviera todas las estrellas del universo en ése mismo punto. Luego se fue separando en dos medias lunas, cada una con una luz propia, tenue, muy suave. Se quedó flotando junto a nuestras manos, que Mica mantenía más apretadas que yo.

    Estás loca —comenté con una risa de costado mientras mi dedo se aferraba a lo que acababa de hacer. El talismán se mantenía caliente, como si hubiera estado muy cerca de fuego. Aquel objeto era mi seguro de que no la había fregado con mi bando. No sabía qué hubiera pasado si Arya descubría todo el enrollo que había ocurrido con Illidan, con Mica enterándose de mi pertenencia a la Marca y de todo lo sucedido después. Tampoco sabía lo que estaba a punto de hacer pero aquello era mi tranquilidad, mi seguro de que “nada había pasado” — ¿Y ahora qué? —pregunté mirando a Mica. En ninguna parte del juramento decía que tenía que tratarla como ella quería o no podía insultarla. ¿Esperaba una taza de té? No pensaba hacerlo—. Bueno, es hora de que te vayas a tu casa, tenes alguien que te está esperando

    Le comenté a la bruja, mientras esta me saludaba y desaparecía. Cualquier persona que perteneciera a la familia, se podía ir desde los mismos terrenos. Saqué mi varita y desaparecí el talismán directamente en mi bóveda, necesitaba guardarlo allí hasta encontrar un sitio mejor.

    Los jardines estaban realmente tranquilos, tenebrosos. Desactivé los dos anillos que había puesto para protegernos ante cualquiera, ya que Mica se había retirado. A los lejos, a la altura de la verja hubo movimiento. Movimiento de un dragón. El batir de sus alas era inconfundible. ¿Quién en su sano juicio pretendía esconderse y pasar desapercibido, no con uno, sino con dos dragones?

    Cuando llegué ante su “escondite” me sorprendí ver a la persona que estaba buscando, acompañada de otro ser.

    ¿Hacemos con este lugar? ¿Qué van a hacer? Si llamaban a mi puerta hasta podía invitarlos a unos buenos tragos. De hecho… te estaba buscando a ti —expliqué y señalé a Malum Luxure. La bella mujer había compartido dos grandes momentos y en uno de ellos, habíamos coordinado un par de ideas tenebrosas y tentadoras. Era muy gracioso que en el momento que me había dispuesto a buscarla, apareciera. Los miré, detrás de aquellos matorrales, árboles y arbustos que dibujaban los límites de la mansión Gryffindor—. Generalmente cuando alguien quiere entrar a una mansión, tiene que hacerlo por la entrada ¿Saben? Ésa gran puerta doble de rejas que está ahí —señalando a la verja.

    @ Mica Burke  @ Azrael Lycan  @ Malum Luxure

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    — Oh, que calladito se ve ahora, señor, eh. ¿Te comieron la lengua los ratones? —aquellas palabras volaron rápidamente a los oídos de Sean. Y esperaba que funcionara mientras éste se protegía cobardemente dentro de aquella niebla gaseosas, donde claramente que las manos no llegarían ante él. Pero una figura interrumpió, una pelirroja que había visto en otras oportunidades. Levanté ambas manos, mirando a Sean, refugiado entre sus defensas—. ¡Pongan un plato más! Estamos todos. Que maravilloso…

    Reí ante mis propias palabras como si fueran graciosas y pude notar que la bruja se preparaba para algo. ¿Para qué realmente? La había divisado en algunos sitios metiendo sus narices donde no le correspondía. Y a Sean también, pero era la primera vez que los enfrentaba a alguien como aquellos empleados del Ministerio. Ni siquiera a los de la Orden del Fénix, los cuáles, parecían que habían decidido fugarse y dejar de existir. Tenía a dos rivales, tenía que tener concentración pura.

    Levanté una mano en la dirección de Darla, para enviar a las Necrohands ahora por ella, para que aprisionara los brazos a su torso y se quedara quieta sin poder hacer nada. Si Darla intentaba atacarlas, éstas se ofuscarían para pasar aún más rápido. Miré a Sean.

    ¡Silencius! —grité antes de que el chico se atreviera a hacer algo más. Su barrera lo defendía de ataques materiales pero había algunas magias que atravesarían su defensa. No sabía realmente qué iba a decir porque su voz desapareció por unos instantes, donde fueron suficientes para que no dijera nada en contra de mí—. Ay, muchacho. Y tú, bruja. ¿De verdad creen que pueden hacer algo? Dejen de meterse donde nadie los invitó. Que nadie diga luego que Goldor no es piadoso. ¡Absorvere!

    Una sonrisa enorme surgió aún detrás de mi máscara como mortífago. Aquella magia que manejaba ahora se encontraba mucho mejor en aquel entorno en donde, tanto las muñecas de Sean como de Darla se verían afectadas para que no pudiera utilizar su varita. Los afectaba por igual, así que esperé a ver que sucedía. Debian curarse si no querían que se les saliera la mano a causa de una putrefacción. 

    @ Sean -Ojo Loco- Linmer

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    Reí ante la reacción del chico. Estaba seguro que de alguna manera, me estaba subestimando. Al parecer algunas personas, especialmente los del Ministerio de Magia, creían que solamente jugábamos a las escondidas con ellos. No les cabía en su pequeña cabecita que conocíamos algunos poderes que tal vez ellos no. Me había sorprendido ante tal enfrentamiento, suponiendo que solamente iba a ser un cruce de palabras. No sé de dónde habías sacado parte de su valentía pero el dolor lo apresaba como a cualquier persona. Y no solamente eso, sino que aún se mantenía en pie.

    Usted sabe muy bien a qué me refiero. ¿Quiere que revelemos algunos secretillos ante el Ministerio? —dije entre algunas risas. Ante un gesto de dolor, cambió de mano su varita y se atrevió a lanzarme un poder. Claramente que quería evitar a toda costa los daños producidos, pero esperaba que aquello no le sirviera para arrepentirse. Ahora que lo pensaba, podía jugar un rato con él, demostrarle un poco de poder. A él y a cualquiera que quisiera atreverse a más. Pensé en un Aguamenti. Tenía que quitarme aquella maldición, sacudí mi varita como si quisiera quitarle moco de trol pegado a ella. En caso de haber funcionado, hubiera salido un chorro de agua, pero no había salido nada. Solo pequeñas chispas mostrando el efecto de la maldición.

    Aún adolorido, pudriéndose la mano de a poco, levantó nuevamente la varita contra mi.

    Oh, alguien quiere jugar. Juguemos —su voz denotó autoridad y cierto conocimiento en aquellos duelos. Si quería ganarme, necesitaría un poco más de empeño. Reí fuerte otra vez al ver que se había acercado y me había lanzado un Sectusempra, para darse tiempo para curarse la mano. Podía intentarlo pero tenía más daños para provocarle y a él se le acortaba las opciones para curarse. Estiré el brazo con la palma hacia el piso. Y la llevé hasta por encima de mi cabeza, dándole teatralidad a las Necrohands que estaba invocando en ése momento. Las dos manos fantasmales me cubrieron por completo del Sectusempra como si se tratase de un capullo, provocando que varias chispas verdosas salieran despedidas en varias direcciones—. ¡Atrápenlo!

    Las manos se abrieron y se deslizaron hacia Sean directamente, ofuscándose por si se atrevía a querer evitarlas, para que en cuánto llegaran a él, lo aprisionarían con sus brazos contra el torso. Y lo dejarían allí para que pudiera hacer con él lo que quisiera.

    @ Sean -Ojo Loco- Linmer

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    Nombre del equipoRhovanion Jobberknoll Quiddich Team

    Capitán: Ada Camille Dumbledore

    Jugadores:

    Guardián: Adroa Awor (Uganda) - - > 8
    Golpeador: Jeremy Triviani (Escandinavia) - - > 12
    Golpeador: Mavis Ewing (Jamaica) - - > 10
    Cazador: Mica Gryffindor (Escocia) - - > 9
    Cazador: Cillian Ryddleturn (Inglaterra) - - > 10
    Cazador: Kenzo Ito (Japón) - - > 12
    Buscador: Ada Camille Dumbledore (Francia) - - > 8


    Presupuesto: 8+12+10+9+10+12+8= 69

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  21. No te preocupes. Es normal. Es que deberás entender que como tutor debo reconocertelo y que lo hablemos, para que todo qeude claro. Si decis que te diste cuenta confío que lo hiciste. Eso es lo importante. obviamente que fue un duelo en juego, dejando pasar algunos errores o obviando otros para que sea más llevadero. Del otro lado también noté que hubo piedad jajajaja tambien es entendible porque me ayudaste a probar éso nuevo que había pensado de objetivos qué cumplir en los duelos. Asi que primero GRACIAS por eso.

    Me gustaria saber si te quedó alguna duda con respecto a algún tema que vimos. O si querías ver algún tema relacionado a lo básico. Si ves que todo está bien, entonces la damos por concluido.

    ¿Criticas, sugerencias y/o ideas para la tuto? Soy todo ojos.

    En parte no la cree yo, sino Lisa, pero lo básico masomenos se lleva asi. 

    @ Darla Potter Black

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