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Valeskya Granger

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Todo lo publicado por Valeskya Granger

  1. Deja de cambiarte el nick, que por poco y ya no te encuentro 🤣

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    2. Valeskya Granger

      Valeskya Granger

      Jajajaj maldeta xd. Hay que ir a rolear por ahí, tu tampoco te escapas 🤣

    3. Sophie Elizabeth Granger

      Sophie Elizabeth Granger

      *corre en círculos cuadrados *

    4. Valeskya Granger

      Valeskya Granger

      *Le avienta la chancla* 

  2. Se te extraña un montón, amigo.

  3. Holi, te apetece rolear un poquito de drama de ex cuñadas? 😅

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    2. Valeskya Granger

      Valeskya Granger

      Vengo regresando, así que no tengo idea a dónde debo ir, tú dime y vamos! 🙂

    3. Ada Camille Dumbledore
    4. Valeskya Granger

      Valeskya Granger

      Dale! Dime a cual o si tienes un negocio igual! No tengo drama en ir a donde sea, así practico de nuevo mi rol :3

  4. Una figura apareció en medio de aquella tranquila noche; las estrellas brillaban y el silencio solo era roto por el sonido de las hojas de los árboles, los cuales se agitaban por el viento que golpeaba en su contra. La joven levantó la mirada hacia la luna llena que se alzaba y que brillaba con tal intensidad, que todo en conjunto parecía ser un paisaje digno de retratarse. ”Si tan solo fuera buena pintando”, pensó desganadamente la joven Granger mientras se quedaba inmóvil ante aquel maravilloso, aunque algo oscuro paisaje. Todo ese panorama hubiera sido perfecto de no ser porque había algo que no cuadraba con el lugar y es que en el centro de aquella laguna, se encontraba un sauce boxeador que parecía proteger los restos de aquella tienda de campaña que alguna vez había sido blanca y que aunque solo había pasado un poco más de un año, se veía tan desolado. La tienda tenía algunas rasgaduras que eran una clara señal de abandono. Si bien esto era algo que no sorprendía a la Granger, el hecho de que fuera de eso todo lo demás lucía intacto, le daba una esperanza de que quizás las cosas podrían volver a ser como antes. Valeskya suspiró profundamente. - ¿Tanto tiempo ha pasado ya? Parecía que solo me había ido un par de días…- Y es que el tiempo para la joven de ojos de color violeta, transcurría de la misma manera siempre: nunca se percataba si eran horas, días, meses, años. Así es como un simple viaje de un par de días, se tornaba más largo de lo habitual y eso ocurría cada vez con más frecuencia, ya que a medida que el tiempo pasaba, se sentía más sola en aquel lugar que, totalmente convencida, llamaba hogar. Sentía que pocas cosas la ataban a Ottery, sin embargo, siempre había algo que la hacía volver: la nostalgia quizás era. La Granger había decidido regresar y visitar primero Catemaco’s Magic, aquel lugar en el que disfrutaba “trabajar”, si es que a eso le podía llamar trabajo, disfrutaba muchísimo el esoterismo que se escondía entre las rasgaduras de aquella tienda, ahora abandonada. La gabardina roja de la pelinegra se balanceaba a la par de sus pasos mientras se iba acercando cada vez más hasta llegar a la entrada de lo que quedaba del antiguo negocio. Sacó la varita mientras hacía un suave movimiento con ella y apuntaba hacía el césped a su alrededor; aguardó alerta, a una prudente distancia del sauce boxeador, el cual se estremeció por un instante, parecía detectar la presencia de la joven, pero no parecía estar alterado por ello. El césped comenzó a recortarse, hasta quedar como una alfombra verde, aunque eso apenas podía distinguirse de la oscuridad. Con otro movimiento apuntó hacia la tienda y ésta comenzó a repararse, como si el tiempo estuviera retrocediendo, hasta quedar tan impecable como el primer día. Con cautela se adentró en el lugar solo para darse cuenta que el polvo se había acumulado de una forma casi alarmante. ”Breena”pensó Valeskya, pero antes de que se le ocurriera llamar a su elfina, decidió que lo mejor sería limpiar por su cuenta. Acomodó un mechón de su cabello detrás de la oreja, esperando que no se ensuciara su ropa nueva. Apuntó con su varita hacia una escoba, y un plumero y otros artículos de limpieza que descansaban en un rincón, los cuales se pusieron en acción mientras la ojivioleta revisaba unos papeles que descansaban en la estantería. - ¿Será prudente regresar a casa? – Se preguntó en voz alta, mientras pensaba si sería bueno anunciar su llegada una vez más.
  5. Mi cerebro está como 🤯. Pero es lindo ver cosas nuevas :3

  6. Alguien para rol tranqui y con mucha paciencia? :3

  7. La noche estaba a punto de caer, un aire gélido reinaba en el ambiente, sin duda el clima favorito de aquella joven pelinegra que se mantenía en pie frente a una mansión que ya tenía mucho tiempo destruida y hasta parecía abandonada. ¿Cómo es que todo había terminado así? No estaba segura desde cuándo había ocurrido todo, de hecho parecía haber perdido la noción del tiempo; podría haber sido el día anterior, el mes anterior o el año anterior, cuando estuvo presente y sentir cómo aquella majestuosa mansión caía ante sus ojos. Trató de recordar aquellos sentimientos mientras su mirada violácea recorría el lugar en busca de alguna señal de vida, aunque en el fondo sabía que era una probabilidad casi nula. No era tristeza por no poder recuperar aquel hogar que había traído tantos recuerdos buenos y malos, sino era una especie de emoción, expectativa hacia lo desconocido: la posibilidad de mudarse, una casa nueva, forjar nuevos recuerdos al lado de las personas que más apreciaba en el mundo. ¿Por qué había vuelto ahí? Como habitualmente sucedía con los Granger, cada quién parecía tomar rumbos distintos y en algún punto volvían a reunirse: esa dinámica familiar parecía funcionar bastante bien para todos. Y el rumbo de Valeskya había sido desconocido, era el tiempo que ocupaba para estar sola, el cual parecía renovarla casi siempre, aunque tenía la sensación de que en esa ocasión había sido más tiempo del que podía haber esperado. Cada vez que se marchaba, parecía tener menos ganas de volver. El mundo mágico, al que ella pertenecía y amaba, cada vez solía sufrir cambios cada vez más drásticos, lo que le desagradaba un poco, porque nunca sabía qué se iba a encontrar cuando volvía. Esta vez no era la excepción, de hecho se encontraba allí, expectante, con un horrible presentimiento que no sabía cómo describir en ese momento. Estaba en lo que alguna vez había sido el jardín de la mansión, con la necesidad de tener noticias de ellos. Pensó en Breena y del tiempo que tenía sin verla, que a pesar de ser su elfina doméstica, le había dado la orden de quedarse y ayudar en lo que se pudiera. La pálida piel de la joven sobresalía sobre todo aquel atuendo en color negro: botas largas de piel, un pantalón y una gabardina. Una mueca se dibujó en su rostro, algo parecido a una sonrisa, mientras su cabello, se agitaba levemente. Comenzó a caminar en lo que quedaba de las ruinas y notando que la cocina de la mansión lucía reparada a medias, como si tuviera algunas telas para tapar los huecos que habían generado la explosión. - ¿HOLAAAAA? ¿Alguien habita por ahí? – Habló con una voz decidida. - ¡QUIEN SEAAA! – Había decidido no llamar a su elfina, a menos que no tuviera ninguna opción.
  8. Pocas eran las ocasiones en las que ambas primas coincidían fuera de casa, ambas tenían actividades de ocio muy distintas. Aunque la visita a la mansión Gryffindor era, quizás, la necesidad común por saber qué había pasado allí. Después de años, de que tanta gente habitaba en ese lugar, resultaba completamente extraño el hecho de que ahora luciera hasta abandonado. La ojivioleta supuso que al igual que Zahil, ambas esperaban que alguno de sus familiares apareciera pronto; pero los segundos transcurrían sin que hubiera otro ruido más que el eco de sus voces en lo que era la sala de estar de la mansión. Se sentó, aunque no tan cómodamente como la joven rubia; no era porque se tratara de una maniática de la limpieza. Simplemente el estar allí le traía recuerdos que la hacían sentirse con unas ganas enormes de irse; fue inevitable pensar amargamente en que si él se había ido y la había abandonado, quizás se tratara de cosa de familia [?]. Sacudió la cabeza, como para alejar esas tonterías; adoraba a sus primos, sabía que ellos no se irían así sin más. Siempre había alguna razón para todo lo que ellos hacían y estaba segura que esa vez no era la excepción a la regla. Escuchó las palabras de su prima atentamente y se dio cuenta de que aunque el motivo que las había llevado similar, al menos para Zahil se trataba de algo más serio. A ella le preocupaba que alguien más llegara a adueñarse de la mansión; la joven arqueó las cejas con cierta incredulidad a medida de que escuchaba cada palabra. - Había escuchado sobre los Ryddleturn, pero no sabía que alguien más se hubiera adueñado del lugar así. ¿Es legalmente posible eso? Preguntó. Aunque ella sabía sobre leyes mágicas, últimamente había estado tan ausente de Londres, que había escuchado sobre reformas que iban y venían, algunas más descabelladas que otras, así que no le sorprendería saber que ese tipo de acciones, desagradables para su gusto, se convirtieran en algo natural. - Eso es muy como degente vividora ¿no crees? No pudo disimular una mueca de desagrado. - Jamás dejaría que nuestra casa quedara a merced de ese tipo de gentuza ¡sobre mi cadáver! - Y finalmente soltó una carcajada. El eco de su risa parecía escucharse en cada rincón de la mansión, cosa que le parecía algo triste, no tanto por la soledad que pudiera haber en el lugar, pues la casa de las Granger estaba en igualdad de condiciones o casi, si se tomaba en cuenta que solo la mitad permanecía de pie, mientras que el resto lucía distraída. Más bien se trataba de saber hasta qué punto la guerra mágica, entre otras reformas que estaban ocurriendo, afectaban lo suficiente como para que a la gente no le importara perder parte de su patrimonio y se fuera, sin dar marcha atrás. - ¿Has sabido algo de ellos? Preguntó Valeskya de repente. - Es decir, ellos siempre permanecían muy presentes dentro del Ministerio de Magia, y ahora- Hizo una breve pausa, suspiró y continuó. - ¿Crees que se hayan ido por su propia voluntad? Era algo bastante conocido para ellas de que, tras toda aquella calma aparente que parecía reinar en todo Londres, las cosas aún continuaban, quienes solo esperaban un pretexto para volver a aterrorizar a la población. Yo creo que nuestros elfos han tenido el tiempo libre suficiente como para que quizás pudieran pasar a quitar un poco de polvo acá ¿qué opinas? Así al menos, si llega gente indeseable, podría dar la impresión de que hay alguien que cuida la mansión.- Miró a la rubia, esperando una respuesta. @
  9. Si algo sobraba en Valeskya, eran los pretextos; era demasiada la nostalgia que había en esa mansión y aún no se hacía a la idea de vivir en otro lugar, aunque más de una vez le habían dicho de la posibilidad de hacer nuevos cambios en su vida y estaba dispuesta a intentarlo, aunque no parecía del todo convencida. Vio una vez más la casa que se encontraba en una especie de peñasco, a lo Weasley, terriblemente peligrosa; sin duda esa casa no sería el tipo de lo que ella solía gustarle, sin contar que parecía más una prisión que cualquier cosa. Por alguna razón, pensó en un cuento muggle que había leído hacía muchos años: Rapunzel [?]. Asintió con la cabeza las opiniones de su prima. - Apoyo totalmente la idea de no tener vecinos.- Exclamó la ojivioleta tras una breve pausa. - Creo que llamamos la atención lo suficiente por lo que somos de manera individual, imagina un grupo con tres vampiros y un par de humanos, en un barrio nuevo ¡Escándalo! – Soltó una risa burlona. - ¿Quieres un castillo a lo Drácula, o tipo princesa atrapada? Recuerda que en los cuentos de hadas siempre hay bosques encantados, a donde el príncipe azul tiene que llegar a salvar a la indefensa princesa atrapada bajo los hechizos de una madrina malvada… yo pido ser la que destruya el príncipe – Dijo pensativa. - Incluso creo que en algún cuento de hadas muggle me pareció ver castillos que se encontraban rodeados por un lago a su alrededor, con cocodrilos… podría ser un plus y cambiarlos por tiburones, tal como te gustaría. – - Al final esa opción me gusta más… tendríamos que buscar algo así e irlo adaptando a nuestro gusto. Aunque claro, habría que buscar a Apolo, Fiamma y Joaquín, a ver qué les gustaría. – Recordó lo que su prima le había dicho acerca de la casa que había rechazado de forma tan rotunda. - Sé que a Apolo le gusta el agua y esa casa es la mejor opción para él, pero no sé...- Echó un vistazo al bote de basura y sintió algo de remordimiento. - ¿Crees que Apolo se enoje? Al menos en lo que respecta a Joaco, estará de acuerdo con lo que opine a la mayoría y acá entre nosotras… a él mientras más ostentoso sea, es mejor para él, es un tipo bastante excéntrico.- - Fiamma creo que su estilo de vida es más que adaptable y ella estará bien en cualquier lugar… al final de cuentas creo que Apolo, tú y yo somos los únicos exigentes con eso de buscar un hogar. – Soltó una risita. - Espera ¿no hay agencia inmobiliaria en el callejón Diagón? ¡Rayos! Podría ser un excelente negocio sin dudas… claro, si existieria. - Dijo la ojivioleta pensativa. Sus constantes ausencias fuera de Londres, solo permitían a la Granger darse cuenta que cada vez que regresaba a Diagon habían mucho más negocios y mucha menos gente de la habitual. Aunque desde la última vez que había regresado, no había tenido tiempo de darse una vuelta y ver si había algo que pudiera ayudarla para una decisión como esa. Su elfina llegó con una bandeja de té y galletas, como siempre, sin necesidad de tener que pedírselo. - Gracias Breena…- dijo Valeskya en voz baja, mientras miraba a Zahil. - Quizás uno de los elfos pueda buscar a alguien de la familia y ver si alguno de ellos aparece ¿no crees?- Cerca de donde estaban ellas, había una revista de “corazón de bruja” y señaló la portada. - Mira, tampoco me molestaría vivir en una cabaña cerca de la playa… pero tendría que ser privada, por supuesto. – Sonrió. @
  10. - ¡La idea del portal me encanta! – Valeskya exclamó con entusiasmo ante la idea que su prima estaba proponiendo. Al parecer los restos de magia que habían quedado dentro de la mansión habían sido suficientes como para que ninguno de ellos pudiera intentar arreglarlo; por alguna razón que ella desconocía, llegó a su imagen lo que ocurría cuando un ente no amistoso llegaba a habitar una casa. Aunque estaba segura que un exorcismo no sería necesario, ya que si hubiera alguna presencia no grata, ya se hubieran percatado de ello. Lo que sea que fuera, ya no había nada, solo esa antigua magia que no se iba y que de paso no los dejaba vivir en paz. - Imagina el mundo de posibilidades Za.- Entornó los ojos soñadoramente [?] - Que alguien no grato ingrese en el portal y se pierda… o que aparezca en el lugar más recóndito del planeta, ¡o mejor aún! ¡Que se pierda en el infinito y que nunca más vuelva a aparecer! Piensa en la cantidad de gente indeseable que eliminaríamos del planeta.- Sabía perfectamente que no pasaría, dudaba que su prima o más bien, el personal del Ministerio permitiera poner semejante clase de portal. Pensó en que sería una especie de servicio como los polvos flu o algo así, pero sin duda solo de pensar en lo que podría pasar, la entusiasmaba más de lo que ella quería aceptar. Sin embargo, el golpe a la realidad era contundente: tendrían que encontrar pronto un hogar o simplemente serían una especie de vagabundos dentro del mundo mágico. Alzó la mirada violácea con curiosidad al ver a la rubia sacando unas fotografías. “¿Llegó la hora del recuerdo?”, pensó. Dejó caer su peso sobre aquellas almohadas en la alfombra mientras tomaba una serie de fotografías que su prima le estaba pasando. Eran las posibilidades de su nuevo hogar, lo cual era algo que le resultaba incómodo; a pesar de todo, le había tomado mucho cariño a la mansión, era difícil asimilar que ya no habría más recuerdos, aunque desde antes se había planteado la idea de la mudanza, la Granger lo veía como algo lejano. Estaba hojeando de manera distraída, hasta que se dio cuenta de algo. - Todas están sobre el agua. – Dijo más en un intento de asimilar la realidad. - No tengo ningún problema con eso, pero… me resulta curioso solamente ¿alguna razón en especial? – Inquirió la joven. - No están mal, solo que me asaltan muchas dudas al respecto con respecto a la seguridad... ¿Habrá tiburones? ¿Qué clase de magia nos podría proteger ante el resto de miradas curiosas? – Sin duda eran lugares grandes, su prima conocía bien sus gustos, que probablemente también eran los de ella [?], pero si algo que le preocupaba, era el hecho de la seguridad. Se imaginó en lo felices que podrían estar ahí, nadando o simplemente contemplando esas tranquilas aguas, pero “¿Y si la marea sube?”. La joven pelinegra recordaba haber leído de casos en donde había gente que compraba islas que solían desaparecer por cuestiones de marea, lo cual se convertía en una escalofriante posibilidad. - No lo sé prima, me gustan…- Se detuvo en la última foto y señaló acusadoramente. - ESTO NO. y desechó la posibilidad de vivir en lo que parecía una casa a punto de derrumbarse si cualquier ola se estrellaba con ella. - Demasiado arcaico… algún invitado que resulte sonámbulo… podría ser la última noche de su vida.-Demasiado exagerado, pero si se trataba de poner excusas, Valeskya podía ser un dolor de cabeza. - ¿Sabes? La última vez que mencionamos el tema, recordé que en alguna parte de la mansión había quedado un álbum de casas en venta… ¿o habré visto mal? – Finalizó.
  11. Valeskya suspiró. No sabía exactamente el motivo por el cual continuaba ahí, sin embargo, con el pasar del tiempo, aún continuaba aferrándose a los negocios, a pesar que cada uno de los miembros de la familia Granger poco a poco iban tomando caminos diferentes; ella no los culpaba, al contrario, le alegraba que todos fueran encontrando su destino. Pero ella no sabía qué hacer ¿seguir ahí o marcharse? Sin duda los recuerdos eran lo que la mantenían allí, esperando que algo o alguien volvieran a su vida y que le dieran un motivo para seguir. Sabía lo difícil que podía ser todo aquello, las cosas no habían cambiado mucho para la joven de cabellera negra en los últimos meses. Volvió a la realidad, sacudiendo un poco la cabeza para quitarse esos pensamientos que a veces lograban entristecerla, como cuando todo estaba tranquilo y todos esos recuerdos se ponían de acuerdo para aparecer de golpe para decirle que aún seguía sola. No podía negar que echaba de menos la buena compañía, no pensaba en tener pareja, solo buscaba a alguien con quién poder compartir sus pensamientos. “Tal vez es el clima”, dijo una voz en su interior mientras su mirada se perdía en la enorme ventana de la chocolatería. Había nieve, la cual combinaba a la perfección con la decoración que su elfina se había encargado en hacer, lo que le daba un aspecto festivo en comparación de otros negocios. Agradecía mucho que su elfina siempre estuviera al pendiente de todo lo que tenían que hacer, se imaginaba lo cansado que podría ser para una criatura tan pequeña como ella y sin embargo, nunca daba muestras de lo contrario. Los pasos de la Granger la guiaron hasta el área de la cocina, la cual tenía un penetrante aroma a dulce. Ese día había llevado el cabello recogido en una trenza, unos jeans oscuros y suéter en color rosa. Sus manos parecían más pálidas de lo habitual, sin contar que evitaba hacer contacto con otras personas, como saludarlas con la mano; para ese caso tenía unos guantes listos para tal eventualidad. Escuchó una voz familiar, la de su hermano, quien parecía ir husmeando por ahí, como habitualmente lo hacía ¿Esperaba encontrarse con Li Xue, así como la última vez? Sería muy cruel preguntárselo directamente. - Bienvenido – Dijo con un tono de voz que parecía demostrar lo contrario. - Es extraño verte, pero agradable de ver un rostro conocido otra vez. ¿Cómo has estado? – Su mirada violácea seguía los pasos de Joaquín, mientras ella permanecía cerca de la entrada, casi inmóvil. - Tengo algo nuevo que quizás podría interesarte. – Exclamó con algo de entusiasmo y apresuró sus pasos hasta llegar hasta la estantería. Sacó una caja plateada y la destapó cuidadosamente. En su interior contenía un arreglo de flores, todas hechas con chocolate blanco. Salvo por el color, incluso parecían ser reales; tenían un hechizo que hacía que sus pétalos se cerraran y florecieran lentamente. Era un efecto óptico muy bonito. - Es solo una muestra, el diseño puede cambiar de acuerdo a lo que busques… podría ayudarte con ideas y todo. – El dulce aroma del chocolate caliente hizo que el ambiente se tornara aún más cálido. – En lo que decides o te ayudo a decidir, te invito a probar el nuevo chocolate sueco que acaba de llegar. Y así podemos platicar cómo es que fue que pasaste las navidades.- Se arrepintió casi de inmediato de lo que acababa de decir, porque eso abriría la conversación a que él le preguntara lo mismo y la realidad es que no quería hablar de ello. Decir que estuvo sola en navidad podía prestarse a burlas por parte de él, cosa que le daba igual, pero simplemente se negaba a poner a prueba su humor volátil ese día.
  12. - Te faltó añadir que eres la modestia personalizada. – Exclamó Valeskya mientras alzaba una ceja. - Y también decir que eres más que entregado cuando te enamoras… Si no, basta con ver a Seishiro.- Escuchar a Joaquín enumerar todas y cada una de las cualidades que daban como resultado una personalidad tan particular como la suya era el colmo de la soberbia; quiso alegar alguno de sus argumentos, pero la realidad era que ella tampoco distaba mucho de tener una personalidad similar. Era inevitable para la joven de ojos violeta formar una mueca en señal de disgusto, más que nada por haber mencionado al pequeño niño que él solía cuidar con tanta dedicación, la causa de la mayoría de las discusiones que solían tener. - Agradezco que reconozcas parte de mis talentos hermanito – Dijo al cabo de unos instantes. - Sigo pensando en que me gustaría andar por los caminos de la enseñanza, aunque ya me quedó bastante claro que eso no sucederá en un futuro inmediato.- Le era imposible no recordar con amargura los intentos que había hecho después de la última vez que había regresado a Ottery, en querer compartir su conocimiento con otras personas. Le molestaba, sobretodo porque no había nadie que pudiera confiar en ella y así poder demostrar que no era producto de la charlatanería. Sin duda había gente con mucho más conocimiento que ella, pero ni siquiera la habían puesto a prueba. Sacudió la cabeza para quitarse esos pensamientos que solían ponerla de mal humor. - El punto es…- Dijo para retomar el tema anterior. - Que quizás pueda parecer aburrido o escéptico al resto de las personas. Pero te aseguro que es real y bastante entretenido aparte. Creo que hace unos instantes te comenté que aparte del número de la personalidad, hay otros aspectos de la vida que están regidos por números… o mejor dicho… todos los demás aspectos. – Carraspeó un poco antes de continuar. - Como el número del amor, que puede ser calculado solo o con la persona que estés en este momento. – A la pelinegra nunca le había preocupado acerca de las personas con las que su hermano solía involucrarse. En primer lugar, porque no tenían una relación del tipo fraternal, aparte estaba el hecho de que dudaba muchísimo de que el joven de ojos azules se acercara a ella para pedirle consejos de índole amoroso, tema en el que ella indudablemente era la menos indicada. Suspiró casi con resignación, tratando de no pensar en el desastre en el que se había convertido su vida amorosa. - En este último tema, es lo que se conoce mejor como compatibilidad. Como cuando hablan del horóscopo y esas cuestiones. Dudo muchísimo que muestres interés en este tema ¿o me equivoco? – Le fue imposible a Valeskya no mostrar una risa casi de burla. - A menos que quisieras que acabáramos peleando por alguien que ya no existe. – El tono de su voz se mostraba casi hasta cruel con lo que había dicho; la intención real distaba mucho de eso. Simplemente que era un tema que con el paso de los años ya debería haberse superado, sin embargo, tal vez tenía que ver mucho el hecho de que para alguien con condición vampírica, el tiempo no transcurría de la misma manera en comparación a un humano y ella no podía culparlo por eso. De hecho casi hasta podía sentir una especie de pena, sobretodo porque en algún momento se sintió identificada. - Francamente Joaquín, aceptaría propuestas, eso de andar pasando por ámbitos de tu vida, podríamos no terminar nunca con esto. – La realidad es que en el fondo poco o nada quería hablar de ese ámbito tan delicado. - ¿Con quién, aparte de mí, te gustaría utilizar la magia de un muñeco vudú?- Exclamó la Granger con la mirada perdida en las estanterías.
  13. Valeskya había escuchado el rumor, pero no estaba segura ¿Los Gryffindor aún permanecían en Ottery? Los recordaba con una familia gloriosa, unida y con muchos integrantes; conocía a los patriarcas y sin embargo, tenía mucho tiempo que no había ido a visitarlos… más tiempo de lo que ella suponía. Le caían muy bien, los quería mucho y sin embargo evitaba ir a ese lugar; recordar la causa hizo que una mueca de fastidio se dibujara en su rostro, al tiempo que acomodaba su negra cabellera detrás de su oreja. Se encontraba de pie enfrente de la mansión Gryffindor, con unas enormes ganas de marcharse de ahí y no volver jamás. - No seas rídicula. – Se reprendió a sí misma. - Como si los fantasmas pudieran ser capaces de atormentarme.- Con un chirrido abrió la puerta principal, comenzó a caminar lentamente, con los brazos cruzados, mientras se daba cuenta que ese ambiente solitario le resultaba similar: al de su casa. También lucía algo abandonado, pero era algo que la Granger no podía creer, si ellos siempre habían sido una familia numerosa, seguramente alguien andaría por allí, dispuesto a recibir a los visitantes. “¿Cuántos siglos más tienen que pasar para que los Gryffindor desaparezcan?” Dijo la joven para sus adentros mientras sus pasos la guiaban casi por inercia hacia la puerta principal. Nunca desearía que la familia desapareciera, ellos eran sus favoritos, después de los Granger, claramente. A medida que se acercaba, vio una silueta familiar que se adentraba a la mansión. Podía jurar que se trataba de Zahil, lo que hizo suponer a la ojivioleta que había alguien más para recibirla; al menos ella no se atrevía a entrar de esa manera… ¿o quizás sí? Valeskya se detuvo a pensar si quizás en algún momento había pateado también las puertas de esa casa. Era algo que le ocasionaba gracia y lo peor es que no lograba recordarlo con exactitud. Apresuró sus pasos hasta alcanzar la puerta antes de que ésta se cerrara por completo. - ¿Za? – Se acercó a ella mientras veía a su alrededor, todo estaba en silencio. - Creo que ambas pensamos que una visita a nuestros primos no vendría mal.-
  14. Valeskya no pudo evitar suspirar casi con alivio al escuchar una voz familiar que provenía de lo que supuso que sería la cocina o la parte de atrás del jardín, no estaba de del todo segura; comenzó a avanzar rápidamente por la parte de la casa que lucía destruida. Lo que sí era cierto, es que el escuchar que los Granger aún permanecían ahí o al menos una parte, la hacía sentirse segura. En sus andanzas había escuchado de gente que solía llegar a habitar casas y a veces hasta adoptar los apellidos de las familias que poco a poco iban marchándose o desintegrándose de Ottery [?], cosa que le resultaba hasta molesto, solo de imaginar que cualquier persona podía llegar y decir que era un Granger, resultaba imperdonable. - ¡Zaaa! ¡Qué gusto verte otra vez! – Exclamó la joven al tiempo que abrazaba con fuerza a su prima. - ¿Sabes? Comenzaba a preocuparme de que no hubiera nadie más… o peor aún... que ya se hubieran mudado.- Fingió un escalofrío, al tiempo que pateaba un pedazo de escombro. - Todo luce tan… soliario. ¿Sabes en dónde están los demás? – Preguntó, mientras veía que solo había una tienda de campaña, lo que le hizo suponer a la Granger, que las cosas no habían cambiado mucho desde que se había marchado. - Por cierto… lamento la ausencia, a veces es difícil afrontar la realidad y es mejor tomarse un respiro. – Soltó a manera de disculpa. Hacer frente a la realidad era lo que la pelinegra evitaba hacer desde siempre; si bien las cosas ya no le afectaban como antes, era como una especie de pretexto que utilizaba para marcharse tranquilamente y así poder pensar con claridad cuál sería el siguiente paso a realizar. La última vez, la mansión había caído en pedazos casi por completo y el pensar qué era lo que pasaría con la familia, era parte de lo que en cierta manera la habían obligado a irse. El buscar una posibilidad de un hogar nuevo era algo que quizás muchos habían contemplado, pero al menos, en lo que respectaba a la ojivioleta, los recuerdos de la mansión eran más fuertes. Era inevitable pensar en la primera vez que llegaron, en quiénes habían sido las fundadoras, el jardín trasero, el cerezo de su prima, la llegada y la partida de miembros a la familia. Pese a lo que ellas mismas esperaron desde el inicio, habían transcurrido varios años y aún permanecían, lo que le hacía pensar en el cariño que le tenía a ese lugar. Seguramente el resto de los demás chicos pasarían por lo mismo, o quizás eran de las personas que suelen darle vuelta a la página en situaciones similares. Distraídamente, alzó su varita y realizó una floritura con ella, apuntando hacia uno de los muebles que estaba casi en cenizas y grande fue su sorpresa al ver que nada sucedía. - ¿Qué pasa con esto? – Exclamó mientras agitaba su varita y vio que unas flores nacían en la pared de la casa. - ¿Por qué no vuelven las cosas a la normalidad cuando intento componerlas? – No sabían la clase de magia a la que se habían enfrentado últimamente, pero lo que era un hecho es que nadie había podido volver a la normalidad con la mansión ¿Acaso también habían afectado a las voces que habían escuchado antes del derrumbe? Recordó de repente el momento en el que escuchó a unas personas que justo habían llegado cuando se encontraban en problemas ¿Qué había ocurrido con ellos? La ojivioleta suspiró mientras se inclinaba de hombros: - ¿Alguna idea con respecto a este lugar? – Preguntó con desgana.
  15. - ¡SALUD! ¡Porque los Granger seguiremos acá durante siglos! – Valeskya exclamó una risotada mientras soltaba el micrófono y daba paso a que Zahil tomara su turno con la siguiente canción. La ojivioleta se comportaba como si de verdad se encontrara en estado inconveniente y quizás de eso se trataba todo aquello: en poder beber sin control y no poder sufrir alguna clase de secuela debido a eso. Bajó del escenario y echó un rápido vistazo a las mesas que se encontraban alrededor: “muchos humanos acá”, dijo para sus adentros, mientras veía a brujas y magos tan vulnerables en ese momento. Fue inevitable pensar en el pasado, ese lugar sin duda sería un blanco perfecto para los mortífagos. La pelinegra no pudo evitar reír de su propia ocurrencia, si eso ya era algo que había quedado muy atrás; de acuerdo a su percepción de las cosas, había sido como un mal sueño, de esos que ni valía la pena recordar. También no pudo evitar pensar en lo que pudo haber hecho si hubiera elegido un bando diferente; seguramente estaría en el mismo lugar, caminando entre seres vulnerables y aparentando ser una persona común y corriente. Sacudió la cabeza, ya no tenía caso seguir pensando en eso, ni en nadie más. Escuchó a su prima cantar, lo cual le resultaba bastante extraño; pocas veces veía a la chica de cabello bicolor haciendo algo diferente, le parecía muy seria incluso, aunque eso quizás tenía que ver con la buena imagen que quería darle a sus hijos, pues qué iba a decir la sociedad de ella si veía que se comportaba como cualquier otro Granger [?]. - ¡BRAVOOO! – Mientras aplaudía, llegó una botella de whisky. - Graciasss…- Exclamó mientras soltaba una risita y se servía sin piedad en un vaso. - Vamos a robar el escenario… otra vez.- Fue directo al escenario con el vaso en la mano y comenzó a cantar. Show me love Show me love Treat it like we freakin' on the weekend, show me love I heat up the seconds, times and reasons for your love This is not the season for nobody else but us I always get wrapped up in you, baby, I'm in love We gon' get this love, yeah, like we never done it Baby, I'm in love Go 'head, show me love, like we never done it Ooh, I got you runnin' every time I give you some Show me love, love Show me love, love Show me love like, you see red lights And you crashed in it like a deer inside of headlights Yeah, I showed you love like it was passionate I just wanna bask in it, winnin' it like a championship You gon' show me love like, like you tried it (yeah) and denied it (yeah) But you still let me apply it (yeah) like I made you put your ties in Show me lo-o-ove, even when you don't got time to I'll be there to find ya, I'll remind ya Show me love Treat it like we freakin' on the weekend, show me love I heat up the seconds, times and reasons for your love This is not the season for nobody else but us I always get wrapped up in you, baby, I'm in love We gon' get this love, yeah, like we never done it Baby, I'm in love Go 'head, show me love, like we never done it Ooh, I got you runnin' every time I give you some Show me love, love, love, love, love Show me love, love, love, love, love Baby, you know what it is, yeah You know what it is, yeah You know what it is, yeah (yeah, yeah, yeah-yeah-yeah) You know what it is, yeah (yeah-yeah-yeah, yeah-yeah-yeah) You gon' show what it means to love (yeah) What it is You gon' show what it means to love (yeah) What it is Show me love Treat it like we freakin' on the weekend, show me love I heat up the seconds, times and minutes for your love This is not the season for nobody else but us I always get wrapped up, baby, baby, I'm in love We gon' get this love, yeah (we gon' get it, get it) Like we never done it (we never did it) Baby, I'm in love Go 'head, show me love, like we never done it Yeah, I got you runnin' every time I give you some Yeah https://youtu.be/vNf1tfEtfXI
  16. - Confiar en alguien casi hasta la ceguera podría traerte muchos problemas ¿lo sabes verdad? – Exclamó con gravedad la ojivioleta, haciendo caso omiso a la mueca de su hermano, como si quisiera restarle seriedad a la conversación. Lo había dicho a manera de respuesta a raíz de la confesión que acaba de hacer su hermano; ella sabía perfectamente, por no decir que ya lo había vivido, el que confiar en alguien podía atraer desgracias y en el mundo mágico eran del tipo de errores que podían salir muy caros. Inevitablemente Valeskya había dejado de ser humana por enamorarse de la persona equivocada; el solo pensar en eso provocó que suspirara como si los recuerdos se agolparan contra ella, uno a uno. Era una serie de errores y pensar que en cada paso que había dado en lo poco que podía recordar de su vida, había confiado en una serie de personas y no siempre había terminado bien. - El punto es…- Dijo al cabo de unos instantes, después de haber obligado a su mente a volver al presente. - Que quizás el ser familia pueda ser nuestro lazo más fuerte y no solo entre ambos, sino hablando del resto. Somos diferentes y nos queremos a nuestra manera. Estoy segura que cada uno de nosotros conoce las debilidades del resto y sin embargo, es como un secreto que nadie trata de utilizar en contra de nosotros mismos… Solo nosotros podríamos ser la excepción.- Sonrió levemente. - Volviendo al tema – Susurró, mientras se removía sobre su asiento. - Te había comentado que no solo es un número el que rige la vida, sino tu nombre también y la combinación de ambos, puede decirnos mucho más de quién eres… hasta tenebroso puede resultar. – Con un movimiento de su varita y durante unos instantes, se escuchó el rasgar de una pluma escribiendo sobre el pergamino. - Número seis… dice que eres una persona inteligente y adaptable.- Exclamó con escepticismo. - Dice que ante el mundo te muestras escéptico, brusco… en otras palabras, tienes un disfraz para ocultar que en el fondo eres romántico y sentimental, sin llegar al descontrol… - Soltó una risotada y luego tosió. - Perdona, perdí la seriedad con esto último… creo que hice un mal cálculo numérico, porque eso último no me la creo, pero ni un poco. – Entrecerraba los ojos mientras miraba el pergamino con cada palabra que decía, seguramente algo había hecho mal. - Ah claro, es que no hay error. – Exclamó la pelinegra mientras recuperaba la seriedad. - Eres una persona que al reprimir durante mucho tiempo tus sentimientos, hace que el disfraz se vuelva real… ahora sí, ya es más como tú este asunto. – Dijo con total seguridad. - En resumen, eres un gran enigma hermanito…o quizás no, creo que te conozco lo suficiente como para decir que eres un libro abierto para demostrar lo que sientes. O simplemente ya perdiste la habilidad de poder ocultarme las cosas.- Valeskya se quedó en silencio durante unos instantes, como si lo que acabara de decir se tratara de una gran revelación, pero no para Joaquín, sino para ella. Tal vez se trataba del acercamiento que se había dado entre ambos durante su regreso, pero ni todos los años que habían permanecido separados, pudieron impedir que se conocieran tan bien en poco tiempo. Todo eso también tenía otro significado: que quizás su hermano pudiera percibir lo mismo de ella ¿En qué momento se había descuidado como para dejar que él se percatara de cómo se sentía?
  17. - ¡Weee! – Se tambaleó un poco al levantarse de la mesa en donde se encontraba. Había perdido la noción del tiempo, lo que era seguro es que ya era un hecho que tenía mucho de estar ahí. Había visto como las personas desfilaban por el lugar, algunas bailaban, otras reían o bebían; las conversaciones entre las mesas podían variar, aunque el atractivo y lo divertido de todo, era cantar ahí, mientras los meseros, disfrazados de diferentes artistas, llevaban y traían copas, botellas, dependiendo de lo que se les solicitaba. Los hermanos Granger ya habían caído en el abuso al tener una caja de botellas cerca de su mesa. La cantidad de alcohol en su cuerpo ya había rebasado más de lo natural, como si se tratara de un pozo sin fondo [?]: bebía y bebía, como si tratara de llenar el vacío existencial o simplemente olvidar algo, aunque para todo lo que había ocurrido desde que había llegado, ya lo había conseguido. A lo lejos vio llegar a su prima Zahil, aunque parecía ir bastante distraída ¿sería prudente saludarla? - ¡Prrriiiimaaa! – Exclamó la ojivioleta mientras soltaba una risita. Se había aproximado antes de poder responder a su pregunta. Si a la joven le molestaba estar acompañada, ya era demasiado tarde. - ¡Qué gusto verte por estos lares! Mucho tiempo sin que alguien se anime a cantar ¡Allá voy! – Exclamó mientras abrazaba con rapidez a su prima y se aproximaba al escenario. Unstoppable All smiles, I know what it takes to fool this town I'll do it 'til the sun goes down and all through the night time Oh yeah, oh yeah, I'll tell you what you wanna hear Leave my sunglasses on while I shed a tear It's never the right time, yeah, yeah I put my armor on, show you how strong how I am I put my armor on, I'll show you that I am I'm unstoppable I'm a Porsche with no brakes I'm invincible Yeah, I win every single game I'm so powerful I don't need batteries to play I'm so confident, yeah, I'm unstoppable today Unstoppable today, unstoppable today Unstoppable today, I'm unstoppable today Break down, only alone I will cry out now You'll never see what's hiding out Hiding out deep down, yeah, yeah I know, I've heard that to let your feelings show Is the only way to make friendships grow But I'm too afraid now, yeah, yeah I put my armor on, show you how strong how I am I put my armor on, I'll show you that I am I'm unstoppable I'm a Porsche with no brakes I'm invincible Yeah, I win every single game I'm so powerful I don't need batteries to play I'm so confident, yeah, I'm unstoppable today Unstoppable today, unstoppable today Unstoppable today, I'm unstoppable today Unstoppable today, unstoppable today Unstoppable today, I'm unstoppable today I put my armor on, show you how strong how I am I put my armor on, I'll show you that I am I'm unstoppable I'm a Porsche with no brakes I'm invincible Yeah, I win every single game I'm so powerful I don't need batteries to play I'm so confident, yeah, I'm unstoppable today Unstoppable today, unstoppable today Unstoppable today, I'm unstoppable today Unstoppable today, unstoppable today Unstoppable today, I'm unstoppable today https://www.youtube.com/watch?v=cxjvTXo9WWM
  18. - No creo que nadie se vaya a molestar por esto ¿cierto? – Valeskya se encontraba de pie, en la entrada de uno de los salones que tenía Ottery Fitness. Desconocía lo que había ocurrido en el tiempo que ella se había marchado, pero si podía estar segura de algo, es que las malas noticias eran las primeras en llegar y la ausencia de ellas solo podía significar que las cosas marchaban con total naturalidad, o quizás mejor, no estaba segura. Desde que había regresado a Ottery, no había podido coincidir con nadie de la familia: ni su hermano, ni sus primas, ni su sobrino. “Es cuestión de tiempo”, se repetía mentalmente con firmeza, aunque parecía más el querer mantenerse aferrada a una esperanza, que a tener que pensar que todos se habían ido. Al menos los negocios parecían funcionar como siempre: quizás no había tanta gente como lo había esperado al inicio, pero al menos parecían llegar de vez en cuando. La pelinegra se deslizó hasta sentarse en el suelo: estaba descalza, traía ropa deportiva en color negro y su cabellera la traía recogida en un moño todo malhecho, demasiado improvisado como para pasar desapercibido. No le preocupaba lo que le dijeran, pues estaba segura de que no había nadie cerca; dejó un maletín a su lado y rebuscó entre la ropa que traía, hasta que lo encontró. Se trataba de uno de los muñecos que solía vender en Catemaco’s como souvenirs, los cuales habitualmente solían ser inofensivos: solo consistía en hacerles cosquillas y se retorcía, pero había adoptado la costumbre de traer uno en su bolso, “por si las dudas”, solía repetirse para sí misma, aunque en realidad todo consistía en encontrarse a alguien indeseable para poder utilizar el muñeco vudú contra esa persona. Aunque pensar en esa posibilidad era demasiado atractiva, por alguna razón el destino se empeñaba en no comprobar si la Granger era capaz de hacer algo así. La música comenzó a sonar de repente por todas las áreas del local, al parecer alguien se había percatado de que había personas realizando sus ejercicios matutinos en diversos lugares. La pelinegra sacó su varita y realizando un movimiento de muñeca, apuntó hacia el centro de aquel salón, el cual comenzaron a proyectarse unos hologramas de siluetas en forma de personas que comenzaban a bailar, como si se tratara de una película, se movían lentamente, como si estuvieran aprendiendo a ir al compás de la música que se escuchaba en ese momento. - ¿Sería buena idea? – Dijo Valeskya de repente, hablando en voz alta para sí misma. - Sería buena idea ¿por qué no? – No recordaba si en algún momento se habían impartido clases de baile, pero el solo pensar en una posibilidad podía resultar en un giro distinto al habitual. Era eso o poder rentar los salones para fiestas particulares, no sería muy difícil de adaptar y decorar al gusto: un ingreso extra y de paso un cambio a la rutina habitual de gimnasio. Dudó unos instantes antes de decidir si sería bueno comentarlo con alguien de la familia. - Breena…-- Dijo con desgana antes de escuchar el chasquido que anunciaría la llegada de su elfina. - ¿Crees que se encuentre alguien de la familia por acá cerca? Me gustaría platicar con alguno de ellos sobre algo que se me acaba de ocurrir? – - No lo sé, hace unos días apareció su prima Zahil y se marchó rápidamente… si va a permanecer acá, podría buscarla y decirle que la está buscando – Respondió Breena con su aguda voz. - ¿Quieres decir si me quedaré? – Exclamó la ojivioleta, mientras en su rostro se dibujaba una breve sonrisa. - Tal vez el tiempo suficiente para ver a mi familia. – Finalizó.
  19. Más meses después [?]. Valeskya nunca llegó a saber si alguien había respondido al último llamado que había hecho, creyó que había esperado el tiempo suficiente y sin haber obtenido respuesta alguna, se había marchado casi tan silenciosamente como había llegado. No podía recriminar a su familia por no estar, de una forma u otra, sabía que no todos iban a estar ligados a la mansión por siempre, más cuando últimamente había tan poca gente, tanto en su hogar, como en el resto de la ciudad, que daba la impresión de que con el paso de los años, se volvía cada vez más solitaria. La elección de un nuevo Ministro había cambiado muchas cosas, pero ninguna de ellas sería un detonante para lo que había ocurrido con los Granger. ¿Acaso ya había llegado el momento en el que la familia se fuera definitivamente de Ottery? Era la pregunta que Valeskya se había planteado desde hacía mucho tiempo, aunque era algo que nunca se había atrevido a externar. Al menos para ella, creía que mudarse definitivamente sería la solución para muchos de sus males, aún había algo que la mantenía ahí, aunque no estaba segura si era su familia o eran los recuerdos. - Nostalgia ¿Quizás? – Exclamó con desgana, mientras aparecía en el jardín de la mansión, una vez más. - No aprendes, no aprendes…- Repitió lentamente mientras arrastraba sus pasos. Alzó la vista y vio que el sol terminaba de ocultarse tras el horizonte, prometía ser una noche bastante fría. La ojivioleta traía una bufanda del mismo color de sus ojos, le había encantado desde el primer instante en el que la había visto desde aquel escaparate de la tienda. Había estado perdiendo el tiempo, distraída caminando por las calles muggles de Londres, casi cubierta de pies a cabeza, el frío era una excelente excusa para salir lo más abrigada posible. Era su época favorita del año, no por las festividades, sino por el clima. Volvió a la realidad: vio la enorme puerta, bastante deteriorada y con intentos de ser arreglada, y fue cuando la Granger recordó que la última vez la mansión se había caído casi en su totalidad por cuestiones extrañas de la magia. Había sido como una especie de sueño y desde que se había marchado de ahí la última vez, casi lo había olvidado por completo; la mansión lucía de pie, alguien había intentado arreglarla, pero no sabía por qué no la había dejado tal y como estaba antes de la explosión. ¿Acaso la intromisión de magia extraña tenía que ver en todo eso? La pelinegra dudó antes de intentar abrir aquella puerta, incluso se sentía totalmente extraña. La mansión Granger estaba frente a ella y sin embargo parecía lucir distinta a lo que estaba acostumbrada a ver de manera habitual; algunas partes lucían intactas y otras, como las ventanas, parecían estar deterioradas. Por ahí entraba el aire, haciendo un ruido que daba la impresión de que el lugar lucía totalmente abandonado. Contrario a lo que había hecho en otras ocasiones, empujó con suavidad la puerta, mientras ésta soltaba un chirrido. Recordó que la última vez que había visto a su elfina, le había dado la orden de que se quedara en la mansión, por si había alguna novedad que ameritara que ella regresara antes, aunque la falta de respuesta, era evidente darse cuenta que las cosas no habían cambiado tanto desde la última vez que había estado allí. - ¿Zahil? ¿Breena? ….. ¿ALGUIEN? – Los ojos violáceos de la joven recorrieron la mansión: parecía que el lugar estaba embrujado, el vestíbulo lucía impecable, pero en la sala alcazaba a ver que todo estaba oscuro, roto y desolado.
  20. Fingió no prestar mucha atención a las palabras de Ollivander con respecto a la historia de cómo no llegó a tolerar el azúcar de un día para otro. De igual forma, sabía hasta que había llegado el momento de no seguir insistiendo con la historia, incluso llegó a creer que quizás había logrado que Garry se sintiera incómodo y por esa razón había preferido fingir que estaba buscando algo inexistente entre las estanterías de cristal que estaban frente a ella. Era una forma de evitar que un potencial [?] cliente, pudiera marcharse. - Te agradezco por ofrecer ayuda para reparar la mansión, la verdad es que prefiero esperar a una decisión unánime acerca de lo que haremos como familia, ya sabes, unión, lealtad y todo eso…- La verdad es que ni siquiera había sido un tema de discusión reciente, ya que cada quien había tomado su camino y todos parecían tener poco tiempo para esas cosas. - Debes saber que las tiendas de campaña pueden resultar bastante útiles en momentos difíciles.- Añadió distraídamente. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Si al final se habían encontrado en San Valentín y se habían escabullido en unas tiendas bastante similares. La comodidad era suficiente como para no quejarse durante meses sobre el tener que vivir en un lugar improvisado. La ojivioleta no pudo evitar suspirar al pensar en qué sería de todos ellos próximamente; había una posibilidad de mudarse, pero definitivamente ese no era el momento adecuado, no había recursos suficientes. - ¿Sabes? A veces olvido que la magia puede solucionarnos muchas cosas. Es la costumbre de vivir mucho tiempo entre muggles y regresar a depender de la magia, no es tan sencillo, al menos para mí.- La bruja tenía una pequeña charola en la mano, mientras que con la varita en la otra mano, hacía una selección de diversos chocolates, los cuales iban flotando hasta depositarse suavemente en la pequeña pieza de plata. - Además, se aproximan tiempos difíciles… quizás necesitaremos tener un refugio sólido pronto. Ya sé que te dije que te agradecía la ayuda que ofreces, aunque… - Dejó la frase en el aire, era como si la Granger estuviera teniendo una revolución de ideas y estuviera divagando acerca de lo que debía hacer, todo en voz alta. Distraídamente fue acomodando las piezas de chocolate, de diferentes presentaciones y las colocaba en una pequeña canasta; con un movimiento de su varita, hizo aparecer unas pequeñas flores a manera de decoración y unas piezas de papel dorado comestible que quedaban esparcidas en cada pieza de chocolate. Si se trataba de una cita, al menos debía esforzarse, ya que Ollivander parecía estar extraviado en esas cosas. - Todo en este lugar tiene chocolate, nada de frutos secos ni cosas de esas.- Pronunció al tiempo en que le colocaba la pequeña canasta en las manos del mago. - Así que… creo que con esto será suficiente para darle una buena impresión a la persona con la que vas a salir. ¡No lo agites! – Lo reprendió sin razón aparente. - Unas flores creo que tampoco estarían de más… si es que quieres causar una mayor impresión.- Dijo bruscamente. ¿Por qué de repente se sentía molesta? No tenía que preguntárselo, ella lo sabía bastante bien: no pudo evitar pensar en él. Sentía esa clásica opresión en el pecho, pero que no le ocasionaba dolor, más bien era un sentimiento parecido a la venganza o el odio [?]. Ollivander no tenía la culpa, obviamente, así que trató de componer un poco la actitud que había tenido. - Si no estás convencido de tener una cita… no sé ¿por qué lo haces entonces? – Preguntó con cautela. - A menos que, no sé, trataras de infiltrarte en algún lado y quisieras deshacerte de alguien… Si fuera mi caso, yo creo que intentaría inyectar veneno en uno de los chocolates… sería como el crimen perfecto. Aunque claro, estamos hablando de un caso hipotético. – Murmuró distraídamente. @
  21. Meses después [?]. - ¡Qué día tan asqueroso! ¿Por qué tiene que hacer calor justamente cuando no tenemos dónde resguardarnos? – Un día más que pasaba y en el que Valeskya no paraba de maldecir al intentar caminar entre la montaña de escombros de donde antes había sido la mansión. Y es que parecía ser una temporada en la que los días solían ser más calurosos o tal vez era la impresión que la bruja tenía. Andaba con una blusa de tirantes blanca, jeans y sandalias; había hecho aparecer una sombrilla de la punta de su varita y con ella iba recorriendo una vez más el lugar. Echó un vistazo hacia los jardines: en la parte de atrás, había una serie de tiendas de campaña mágicas, con suficientes comodidades en donde los Granger habían habitado a raíz de lo ocurrido en la mansión. Parecía como si se tratara de algo que nunca hubiera pasado, o quizás era un mal recuerdo, en el que habían perdido la mitad de la casa, pero lo que quedaba de pie parecía tener una gran posibilidad de terminar de desmoronarse en cualquier momento. Día tras día había transcurrido, esperando que eso sucediera; la cantidad de tienda de campaña parecían aumentar o disminuir, como en el caso de la ojivioleta, que se había ido unas semanas y ahora estaba de vuelta. Los elfos también habían establecido su propio hogar improvisado y parecía que de todos, ellos eran los que mejor la estaban pasando. La bruja no sabía si esa situación parecía tener en shock tanto a ella como al resto de los Granger, porque cada quien había continuado su vida, fingiendo que la mansión estaba bien y que todo había sido producto de una excesiva imaginación. Lo cierto es que ninguno de ellos se había sentado a hablar acerca del problema y así intentar reconstruir la casa que llevaban años habitando. Ahora había un motivo y muy poderoso que obligaba a que alguien tomara cartas en el asunto: la elección de un nuevo ministro. Si todo lo que había dicho Zahil resultaba cierto, ellos serían de los más afectados: lo principal era por el apellido, luego por la razón en que había más de un vampiro habitando en los jardines y una creciente posibilidad de regresar a los tiempos oscuros de los que muchos creían que ya habían salido. De cualquier forma tenían que buscar la forma de protegerse, o ver qué podrían hacer: quedarse juntos a resistir las guerras que parecían aproximarse o simplemente marcharse, lo cual resultaba una espantosa posibilidad para más de uno. La pelinegra alzó su varita – sombrilla [?] y comenzó a murmurar en voz baja, diversas clases de hechizos de protección. Quizá hubiera resultado más fácil el tener que hacer un trámite burocrático para controlar la aparición de gente dentro de los terrenos de los Granger, pero ¿qué iban a cuidar? Si ahora ni una casa tenían para poder aparecerse en el interior. Suspiró, mientras veía una capa casi invisible, que parecía resplandecer con los rayos soleados y alcanzaba a cubrir todos los terrenos. - Breena – Pronunció finalmente la joven, a lo que casi inmediatamente escuchó el chasquido producido por la aparición de su elfina. - ¿Podrías avisarle a la familia que tenemos un asunto importante que arreglar? Que los veo en un rato en mi tienda de campaña. Te lo agradezco.- Hizo una mueca, intentando simular con una sonrisa dirigida hacia su elfina y sin decir nada, se metió al interior de su improvisado hogar temporal.
  22. Cafetería enfrente del Ministerio de Magia. Antes de saber que Aaron resultara elegido. - ¡Claro! ¡No puede esperarse menos de nuestra líder vitalicia! – Valeskya soltó una risotada, sin importarle que casi todo el local se quedara en silencio al notar la poca educación que demostraba al hablar y reír sin ninguna clase de discreción. Lo cierto es que por algo le gustaba estar cerca de su familia, ya que así podía mostrarse tal cual era en todo su esplendor. Y es que parecía que hubiera escuchado solo buenas noticias de parte de Zahil mientras veía las cosas a través de aquella esfera de cristal; sin embargo, a pesar del negro panorama que pintaba tanto para ellas como para el resto de la comunidad mágica, las predicciones solían emocionarla más de la cuenta. - ¿Debemos irnos tan pronto? ¿No deberíamos quedarnos al menos para saber quién será la persona que nos traerá tanta desgracia? – Preguntó la ojivioleta, visiblemente decepcionada. Si bien poco le interesaba saber el rumbo que tomaría ese evento político de gran magnitud, la incertidumbre de saber si su prima se equivocaría por primera vez en una predicción, ocasionaba que ella insistiera en que se quedaran. - Pero si no tenemos opción…- Dijo finalmente, mientras se encogía de hombros. Pocas veces solía llevarle la contraria a su prima, más cuando se trataba en decisiones familiares; cualquier cosa que haya visto entre las nieblas escondidas de aquella esfera de cristal, era lo suficientemente inquietante como para que ella quisiera regresar a proteger al resto de los Granger, lo que quedaba de la mansión y los negocios. La pelinegra suspiró, ya tendría el tiempo suficiente para preguntarle a su prima con detalle lo que había visto. - Un placer vernos nuevamente, Eileen. – Exclamó la joven con excesiva cortesía. - Espero que tengamos la oportunidad de reunirnos nuevamente, en un panorama más optimista que este.- Dijo misteriosamente al tiempo que se levantaba y se marchaba de ahí. Ottery Fitness. Callejón Diagon. Después de la elección y el discurso de la muerte [?]. - Qué conmovedor. – Exclamó secamente la pelinegra mientras terminaba de leer las últimas palabras que venían impresas en el periódico. Formaban parte del discurso que había dado el ahora Primer Ministro, junto con una fotografía suya. La bruja examinó cuidadosamente a la persona que se movía en aquel pedazo de papel impreso; le resultaba difícil encontrar algo positivo en su persona, aunque supuso que era por las palabras que había dicho Zahil. Tampoco lo conocía, al menos no recordaba haberlo visto antes ¿Él sería la persona de traer toda la oscuridad nuevamente? Era algo que le resultaba difícil de creer. - ¿Crees que se trate del títere de alguien? – Exclamó en voz alta, mientras escuchaba refunfuñar a la rubia mientras apuntaba con su varita hacia el exterior del local. Desde que había visto la esfera de cristal, se encontraba de un mal humor. - La imagen que proyecta el tal Aarón parece ser de todo, menos de alguien que pueda abrir la caja de Pandora. – Agitó el periódico, el cual había recogido desde muy temprano y no había dejado que nadie más lo leyera antes que ella. - ¿No deberíamos considerar el irnos de aquí para siempre? Quizás sea lo mejor… no me agrada la idea de tener que estar escondiéndome como si fuera una delincuente. – Se puso de pie y observó aquella capa que parecía formarse encima de Ottery Fitness, casi invisible. - Esto cada vez se pondrá más difícil para nosotros ¿cierto? – A medida que la Granger hablaba, el tono de su voz iba bajando cada vez más. Conocía a su prima lo suficiente para saber cómo reaccionaría ante la propuesta de tener que irse. Pero al menos no perdía nada con intentarlo. @ @
  23. Se sobresaltó al escuchar las palabras del mago tan cerca de su oído. Tal vez si en ese momento hubiera tenido el pequeño frasco en sus manos, no hubiera quedado nada de él… ni del que le había provocado el susto. “¿En qué momento…?” Se preguntó la ojivioleta mientras miraba a los ojos al joven, quien parecía estar concentrado en observarla, quién sabe con qué finalidad. Y es que Ollivander parecía tener una habilidad extraordinaria para llegar e irse de forma tan sigilosa, como si de un ninja se tratara. A la bruja no le fue posible disimular una mueca de decepción al escuchar que se trataba de una imitación. - ¿La imitación tiene alguna clase de efecto? ¿O simplemente es el líquido con el color y ya? – Le fue inevitable responder con otras preguntas. Cruzó los brazos y se mordió el labio. - Solamente era curiosidad. Es del tipo de cosas que te gustaría probar aunque fuera solo una vez en la vida. Nunca he experimentado con una poción así, razón por la cual fue demasiado tentador para mí, ver un frasco tan a la luz… hasta que has dicho que no es real. – No había ninguna mentira en lo que había dicho; de hecho nunca había conocido a alguien que hubiera pasado por los efectos de aquella poción. ¿Y si el otro mago venía por algo similar? Le fue inevitable pensar que quizás el negocio de Ollivander no era quizás de lo más inocente; un negocio de pociones resultaba ser bastante atractivo para la gente como ella, que no solo tenía que llegar a pedir algo que cumpliera con sus deseos, sin tener que revisar libros y libros hasta dar con la solución indicada. Y también podría resultar peligroso, si es que ese lugar pudiera albergar clientes que gustaban de las artes oscuras. - Tienes un poco de… cosa… - Exclamó la pelinegra al cabo de unos instantes de silencio. Estiró una de sus pálidas manos y la estiro hasta apenas tocar el brazo de Ollivander. - Supongo que se trata de tierra ¿o me equivoco? – La mirada de la Granger examinó cuidadosamente al mago: lo asoció inmediatamente con un jardinero y hasta tuvo la impresión de que él parecía sentirse a gusto en ese atuendo. - Supongo que has de preguntarte cómo es que nos hemos vuelto a encontrar. – Soltó así sin más. - Casualidad nada más. Ando en búsqueda de una planta que sea capaz de sobrevivir en mis manos. Últimamente he sentido curiosidad por tener una flor, blanca de preferencia y bueno, por eso estoy acá.- Valeskya omitió el hecho de que ya había buscado una planta en otro lado y el tener que contar una experiencia que si bien no fue desagradable, esperaba algo más; aunque después de un tiempo, fue inevitable preguntarse a sí misma si ella no había sido la causa por la cual no había quedado contenta con aquella compra ¿había sido muy exigente? ¿o no había sido lo suficientemente específica? Cualquiera que hubiera sido el caso, ya no había nada por hacer. - Y si tienes tiempo… no me molestaría que me mostraras el lugar. Aprovechando que eres el encargado y eso. Quizás me animaría a llevar algo más que una planta, como esa poción que dices que probablemente tengas en existencia. O tal vez algo como… filtro de muertos en vida.- Las últimas palabras de la joven salieron casi sin pensar. - Supongo que también tienes varios elixires peligrosos… lo cual hace que me pregunte si no te da temor que tu clientela se torne mucho más oscura.- Susurró al tiempo que se sujetaba del brazo de Garry. - Espero que no te moleste tanta familiaridad, digamos que estoy de buen humor, casi podría abrazar a cualquiera.- Exclamó mientras esperaba que la respuesta a conocer el lugar, fuera afirmativa [?]. @

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