Jardín de la mansión Granger.
Estaba sentada, con los ojos cerrados, tratando de hacer que ese malestar en la cabeza desapareciera lo más pronto posible. Desde lo ocurrido en navidad, se había quedado con ese mal sabor de boca. Lo que prometía ser una noche agradable en familia, o al menos los que habían alcanzado a llegar, se desató en un caos del cual nunca había llegado a comprender del todo. Los días transcurrían de la misma forma para la joven, solo habían cosas a las que no había podido dejar de dar vueltas: la navidad, la cena, sus primas, un secuestro, algo sobre unas reliquias, GRINCH y MACUSA.
Valeskya sintió una punzada en la sien en ese momento ¿con qué finalidad habían intentado secuestrar gente? ¿Qué era lo que buscaban? La respuesta a esa última pregunta podría tener relación con las famosas reliquias familiares.
- ¿Cuáles reliquias? – Murmuró en voz alta, mientras abría sus ojos y éstos miraban hacia el cielo, como si éste pudiera darle alguna respuesta.qalguno de ellos estaría ocultándonos algo? –
Claramente la bruja se refería al resto de los Granger, en todo el tiempo que llevaban habitando la mansión, no recordaba alguna clase de objeto que pudiera representar algo importante o valioso para la familia. A menos que alguien hubiera encontrado algo y lo hubiera guardado para sí, quizás en un ataque de avaricia o simplemente no le había dado la importancia debida y solo lo había tomado como alguna especie de adorno. Valeskya resopló fastidiada, por supuesto que conocía a su familia, todos le agradaban y ninguno había hecho algo que mereciera desconfianza por parte de ella, así que seguramente todo se trataba de un mal entendido. “Sí, de eso se tratará seguramente” pensó, finalmente convencida.
Sin embargo, todo aquel incidente ocurrido en la navidad, no había pasado desapercibido, a pesar de algunos vagos intentos por detenerlo, los periódicos habían pasado varios días tratando de darle difusión y sacando sus propias teorías acerca de lo que podía ser el verdadero motivo: desde un robo, hasta algo mucho más oscuro de lo que muchos no se atrevían a hablar.
La pelinegra bajó la mirada y vio el periódico de ese día, el cual permanecía a su lado. Lo agarró y lo arrugó, solo por tener algo por hacer y observó la mansión lo que quedaba de ella: todo parecía estar tal y como la última vez que había ocurrido aquel incidente en el que habían perdido gran parte de la casa. Y fue en ese momento en el que notó algo interesante: ella recordaba que entre varios habían hecho algunos arreglos a la mansión y todo permanecía extrañamente limpio y ordenado, como si una gran burbuja invisible permaneciera cubriendo las pertenencias que estaban a plena vista.
Había adjudicado aquel orden en la casa al trabajo de los elfos domésticos, pero desde que había ocurrido ese incidente navideño, parecía que tanto esa parte como el resto de la casa parecía comenzar a deteriorarse con inusual rapidez, a pesar de que Breena y los demás se esforzaban en mantener todo limpio, incluso un par de días antes, uno de los muebles se rompió al parecer de la nada, como si hubiera permanecido abandonado durante varios siglos. Aparte de que los elfos mencionaban que comenzaban a escucharse ruidos, como si muchas personas anduvieran en esa casa y que cada vez parecía hacerse más frecuente, junto con otras cosas particularmente extrañas que ocurrían dentro de la mansión.
Sin embargo, la ojivioleta no le había dado tanta importancia, solo se había limitado a adjudicarlo a alguna clase de espíritu que rondaba por ahí y que seguramente se aburriría pronto y se iría, no sería la primera vez que sucediera algo así. A ella no le preocupaba tanto, porque solía estar ocupada con cuestiones que la mantenían fuera de la mansión, sin embargo, había decidido tomar cartas en el asunto. Tenía el plan perfecto en su mente: primero, encontrar a alguien que pudiera encontrarle una explicación con respecto a eso y segundo, y probablemente lo más importante: encontrar la famosa reliquia familiar de los Granger y llevar a que fuera examinada para ver qué era lo que la hacía tan especial.