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Valeskya Granger

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Todo lo publicado por Valeskya Granger

  1. La ojivioleta suspiró al escuchar las palabras de su hermano; por alguna extraña razón, estaba esperando que le echara en cara que ella también había tenido que involucrarse con la educación de Seishiro, pero tal vez al ver esa devoción de su parte o quizás fue porque todo eso ocurrió en un momento en donde ella estaba pasando por muchos cambios en su vida, que se había hecho a un lado casi sin darse cuenta. Pensó en todo lo ocurrido y recordó que también había tenido mucho que ver, el hecho de lo que ese niño representaba para la joven; incluso pensar en eso le traía un mal sabor de boca. Eran varios los motivos por los cuales ella había dejado que el ojiazul tomara por completo las riendas de la situación. En parte había sido bueno, Seishiro era el motivo de vida que le había dado a Joaquín para seguir adelante; después de todo lo que sabía y de las propias palabras de él, sin ese pequeño, seguramente en esos momentos ya no quedara nada de él. Con el transcurrir de los años, no todo había resultado tan catastrófico como Valeskya lo había vaticinado, sino que de una forma u otra, había asegurado la permanencia del Granger con el resto de la familia y que actualmente eso fuera un motivo de comunicación entre ambos. Esperaba también que todas esas cosas que le había echado en cara al Granger sirvieran al menos para que tomara conciencia de lo que estaba haciendo; sin embargo, tal y como había tomado postura desde el nacimiento del pequeño, no se involucraría más en ese tema, le resultaba estresante y hasta desgastante tener que estar en ese círculo vicioso del que al menos ella no veía avance. Su mirada se posó en su hermano, quien parecía aceptar el cambio brusco de tema, tras lo cual ella no hizo más que suspirar y dirigirlo nuevamente hacia la entrada del negocio. El lugar lucía tan silencioso como desde el día en que habían abiertos: las estanterías tenían infinidad de souvenirs, en una pared estaban los muñecos vudú, de diferentes colores, dispuestos a recibir las cosquillas, los sacos que contenían diversa cantidad de cosas, las hierbas, las pociones aunque en menor cantidad, el incienso de diferentes olores, pulseras artesanales, entre otras cosas. La joven se sintió como si de repente estuviera en un mundo diferente, en el que ella tenía el control de la situación. Le indicó a Joaquín para que se acomodara en uno de los muebles que era para la espera. - Esto será rápido, Joaquín. – Exclamó la ojivioleta mientras agitaba su varita y hacía aparecer un pergamino y una vuelapluma para comenzar a hacer anotaciones. - Los números rigen gran parte de nuestras vidas, incluso se puede ver el futuro a través de ellos, solo que no todos le dan la importancia necesaria, ya que creen que los números son solo eso y que solo son funcionales para ciertas cosas. – - No haré algo elaborado porque solo es una muestra… en fin. – La Granger agitó la varita, apuntando hacia el pergamino que permanecía flotando. - Solo con tu nombre podemos saber muchas cosas, como tu personalidad, por ejemplo… Cada letra que forma parte, se traduce con números, de acuerdo a un baremo que se maneja…- Se podía escuchar el rasgar de la vuelapluma contra el pergamino, como si ya supiera qué era lo que tenía que hacer. Valeskya se acercó a su hermano, al tiempo que sujetaba el documento y lo leía. - El número de tu personalidad es el cuatro, lo cual es el símbolo de la justicia, el equilibrio y la seguridad. – Lo dijo con todo el escepticismo que le fue posible reunir. - Según la numerología, eres digno de confianza, no sueles crear, más bien sueles adaptarte a las cosas o situaciones. Eres una persona analítica, estudias todos los escenarios antes de elaborar un plan y tomar la decisión. – Enarcó una ceja mientras continuaba. - Te gusta el dinero.. o no, más bien te gusta el dinero por la seguridad que éste te otorga. – Suspiró antes de doblar el pergamino. - Te gusta la calma, la tranquilidad, lo discreto. No te enamoras tan fácil… aunque de esto permíteme dudarlo y mucho. – Sonrió con sarcasmo antes de finalizar. - Bueno, es un gran resumen para todo lo que este número tiene que decir acerca de ti. Sin embargo, debes considerar que las cosas no terminan así nada más, los números pueden decirnos muchos más cosas, sobre tu futuro, la fortuna, sobre cómo funcionas. Te daría escalofríos si te dieras cuenta lo que un número o tu nombre tiene tanto qué decir sobre ti ¿no lo crees? – Exclamó la Granger.
  2. Valeskya bajó la guardia al ver que su hermano había decidido cambiar el tema casi de forma tan brusca como inesperada; lo conocía demasiado bien como para esperar de él cualquier tipo de insistencia con respecto a saber sobre la persona que últimamente llenaba sus días. Tuvo un momento de lucidez al preguntarse en dónde andaría Arcanus en ese momento; muy a su pesar, la situación en la que estaba actualmente se le hacía terriblemente conocida. “No, no, no, Valeskya, mantente serena”, se repitió la joven a sí misma, para evitar que toda aquella diversión por la que estaba pasando, se esfumara al pensar en lo que le traía pesar en ese momento. - ¿Los negocios? – Murmuró mientras tomaba la copa que Joaquín le había ofrecido. Trataba de ganar tiempo para poner sus pensamientos en orden y evitar que se notara que había estado distraída pensando en otras cosas. - No puedo quejarme, me encanta lo que hago ¿cuántas personas más pueden decir lo mismo de sus trabajos? Es una pena que no pueda decir lo mismo de mi trabajo en el Ministerio de Magia. Y sin más, soltó una risotada que provocó que más de uno la quedara viendo de una forma extraña; poco le importaba lo que pensaran de ella, solo tenía ganas de desahogarse y soltar aquello que la había traído molesta en ese tiempo. En realidad para la ojivioleta, ese tipo de trabajo le había resultado bastante extraño: había entrado con altas expectativas para darse cuenta al final que nada era como lo había imaginado. Sentía que tenía mucho potencial [?] y que éste era poco aprovechado o quizás había entrado al lugar equivocado. Aplaudió sin ganas al ver que su hermano subía al escenario; todavía no olvidaba lo incómodo que se había tornado la conversación justo antes de cambiar a los negocios. En el rostro de la Granger se formó la sorpresa al escuchar la canción con la que su hermano había decidido continuar. Miraba hacia todos lados, buscando la reacción del resto; aguardó impacientemente hasta que el ojiazul se hubiera acercado para decirle. - Trescientos cincuenta años… es lo que envejecí cuando escuché esa canción.- Esbozó una sonrisa breve. - Años que no podré recuperar… así que intenta enmendar tu error y mejor cuéntame qué tal te ha ido a ti en cuanto a los negocios o si al fin te has decidido a buscar algún trabajo y te va mejor que a mí… piénsalo en lo que paso a cantar algo. – Exclamó mientras se levantaba y se dirigía al escenario. Estés en donde estés Recuerdo tus besos Y en la distancia puedo oír a tu voz Diciendo que esto no era un adiós Lo siento, no puedo, quererte Si no estás cerca de mi No voy a amar la idea de ti Cuando el tiempo nos vuelva a encontrar No esperes nada busca ver que pasa Estés en donde estés ya no puedo prometer ni un tal vez La vida sigue andando y yo también Estés en donde estés Desenreda todo lo que está al revés Por que el destino solo escucha una vez Bandido, el olvido Que se llevó tan lejos nuestro amor Kilómetro a kilómetro No queda tu huella no hay vuelta por la calle en la que voy Hoy más que nunca sea quien soy Si algo queda, queda entre los dos Solo en la memoria vive nuestra historia Estés en donde estés ya no puedo prometer ni un tal vez La vida sigue andando y yo también Estés en donde estés Desenreda todo lo que está al revés Por que el destino solo escucha una vez Tu lugar está en el ayer Todo lo que era ya no es Deja de pensar que habrá otra vez Ni lo intentes Estés en donde estés ya no puedo prometer ni un tal vez La vida sigue andando y yo también Este en donde estés Desenreda todo lo que está al revés Por que el destino solo escucha una vez
  3. La ojivioleta observaba cómo las gotas de lluvia golpeaban incesantemente las ventanas de su habitación. Amaba los días así, pues a pesar de ser muy temprano, el cielo se encontraba totalmente gris y el aire gélido entraba a cada punto de la mansión. Ella se encontraba de pie mientras miraba constantemente el reloj: tic, tac, tic, tac, las manecillas le indicaban que el tiempo estaba cerca, que pronto tendría que acudir a la universidad, lugar a donde tenía mucho tiempo que se acercaba. No pudo evitar lamentarse por las circunstancias, pues ella había deseado fervientemente haber dado clases allí, pero por una razón u otra no se había cumplido. Suspiró. No era tristeza, eso ya había quedado atrás, más bien era una mezcla de indiferencia y quizás muy poco de resentimiento. Recordaba haber expresado su deseo a varias personas y que éstas la animaran constantemente a seguir intentándolo, pero ya había pasado el tiempo suficiente en el que la Granger consideraba que eso ya se trataba más de rogar, que de pedir una oportunidad y no era algo que iba a permitir. Ese orgullo que poseían tanto ella como los miembros de su familia, era el que muchas veces le habían traído problemas. El pensar en eso, solo hizo que la joven sonriera casi de forma descarada; agradeció estar sola en la habitación para que su elfina no se preguntara qué es lo que le veía de divertido a que su familia no fuera bien vista ante muchos habitantes de Ottery. Giró sobre sí misma y se dirigió hacia el vestíbulo de la mansión. Buscó la ironía en cuanto había elegido ese atuendo: solo constaba de unos jeans, unos botines color café y un suéter amarillo que escondía una blusa de tirantes de color blanco. Quizás su atuendo no era el más adecuado para el frío que hacía, pero es que a Valeskya poco o nada le afectaban esos cambios constantes en el clima. Llevaba su negra cabellera recogida en una coleta, mientras que un mechón caía a ambos lados de su rostro. Mientras bajaba las escaleras, vio a su elfina doméstica, quien llevaba un sobre en sus manos. Por la mirada de Breena, la ojivioleta notó que parecía un tanto desconcertada; “¿para mí?”, pensó mientras silenciosamente abría el contenido de aquel sobre. Indicaba que el lugar de reunión había cambiado y antes de poder sentirse aliviada ante tal situación, notó que sería en un museo, bastante frecuentado por muggles. - Solo hay una forma de poder asimilar esto, Breena. – Dirigió una mirada a su elfina. - Es posible que no se involucre magia para poder adquirir el conocimiento. – Era la única explicación que la joven bruja podía encontrar en el momento. Recogió la bolsa cruzada que era del mismo color de sus botines y la abrió, para poder comprobar que todo iba en orden. Podía ver el libro, con aquella pasta que había llamado tanto su atención y que a primera impresión creía que contenía algo mucho más profundo y que iba más allá del nombre: Libro de la fortaleza. Solo esperaba que al final, el aprender más sobre él no le resultara decepcionante, pues desde el inicio había tenido muchas dudas para adquirirlo. Se despidió de su elfina, al tiempo que sacaba su varita y la agitaba para poder desaparecer de la mansión; había recordado la entrada al Ministerio de Magia y ahí había sido el lugar a donde había decidido aparecerse. No sabía si era cuestión de magia o simplemente esas calles no eran muy concurridas. Inmediatamente realizó otro movimiento de varita, para poder aparecer un paraguas y poder ir caminando hacia el museo, mientras tarareaba una canción. A Valeskya poco le importó que sus jeans lucieran algo mojados por las gotas de lluvias que salpicaban mientras andaba. Vio que a pesar del clima, algunas cuantas personas estaban en la entrada. Se encargó de bajar la mirada mientras bajaba la sombrilla y la mantenía transformada, no le gustaba que la gente la quedara viendo de una forma extraña en cuanto descubrían el color de sus ojos. Maldijo por lo bajo, era una de las razones por las cuales evitaba andar en el mundo muggle; esperaba que el lugar de reunión estuviera mucho menos concurrido que la entrada. No pudo evitar que su mirada recorriera de vez en cuando la transición de una sala a otra; ver que todo estaba en orden y a su vez que diversas culturas estuvieran reunidas en un solo lugar. Un museo lleno de historias, aunque la joven lamentó que no hubieran entrado al lugar que estaba destinado para los egipcios; todo en esa cultura le resultaba fascinante, desde sus costumbres, hasta las maldiciones que llevaban consigo y mucho más allá de la muerte. Sus pasos eran rápidos y no dejó de notar que hacían eco en el lugar. - Buen día. – Exclamó con algo de cautela, al ver a la joven que estaba en el Discóbolo de Mirón. - Una disculpa por la demora, tuve que caminar mucho para llegar acá.- No estaba segura de que se tratara de la persona que le mostraría todo lo relacionado al libro; había pasado por alto el hecho de asumir cómo poder identificarla. Inconscientemente, las manos de la Granger se dirigieron a su cuello, del cual colgaba el amuleto que venía con el libro: el collar con el topacio amarillo. Aguardó la respuesta, antes de hacer o decir algo que comprometiera a la identidad de la bruja. @@Dennis Delacour
  4. - ¡Qué demonios! ¿Acaso no hay NADIE EN ESTA CASAAAA? – Exclamó la ojivioleta en voz alta, con la clara intención de que saliera algún indignado a contradecirla con su presencia. Le irritaba que al parecer todos en la mansión parecían haberse puesto de acuerdo para salir a la misma hora ¿quién gustaba de salir en una mañana con un sol brillante, en el punto más alto del cielo? Sabía de al menos otras dos personas más aparte de ella que no lo harían, por eso le resultaba todo tan extraño. Estaba preparando dar la patada para tirar la puerta, solo por la rabia y el placer de hacerlo, cuando ésta se abrió, de forma tan lenta que creyó morir de aburrimiento al solo ver aquella acción. - ¿Qué pasa? – Respondió secamente, tratando de no levantar la voz. Las palabras no salieron con la fluidez con la que normalmente se debía, recorrió con la mirada el aspecto que tenía su hermano. - ¿Pijama? ¿Es en serio? – El tono era entre sorpresa y desaprobación. Se quedó de pie en la puerta de la habitación de Joaquín, como una clara señal de rechazar su invitación a pasar. - No espero quitarte más tiempo del necesario, solo me preguntaba si no has visto a Zahil por algún lado. Es algo extraño no verla y sé que es lo suficientemente mayor para cuidarse sola, pero… no sé, estoy algo inquieta... es como una especie de mal presentimiento – Las ultimas palabras salieron de su boca casi sin pensarlo; esa era la sensación que habitaba en ella, casi desde el momento en que había decidido salir de su habitación para darle las revistas a su prima. Ese era el pretexto: ver si estaba bien y de paso hablar con ella ¿Habría salido con Fiamma? El no estar segura de nada era lo que la tenía en la expectativa; según lo establecido en las cartas, alguien en la familia tendría un problema muy serio, pero no lograba determinar quién sería la víctima [?] - En fin… seguiré buscando, no se si desees ayudarme o prefieres seguir… - Volvió a lanzar una mirada inquisitiva a Joaquín. - ¿Durmiendo? – Exclamó con sarcasmo. Resopló con fastidio al tiempo que giraba sobre sí misma y caminaba hacia la habitación de su sobrino. Esperaba que su hermano al menos hiciera el intento de acompañarla o hacer una búsqueda por su cuenta; era difícil darle importancia al hecho de no haber visto a su prima y asumir que se había perdido, solo habían transcurrido unas horas desde la última vez que la había visto y en caso de que algo malo hubiera ocurrido, sabía que la chica de cabello bicolor daría una buena pelea (?). A mitad del camino, Valeskya se detuvo. No estaba segura de ir a la habitación de Apolo, su relación no era lo suficientemente buena como para ir a patearle la puerta como al resto; más bien no tenía intención de provocar a su sobrino y que él dijera algo que la hiciera salirse de sus casillas, así que mejor tomó una decisión: susurró el nombre de su elfina. - Breena ¿puedes ir a la habitación de Apolo a preguntar por Zahil? Yo… tengo algo más qué hacer.- Dijo de una forma que no daba lugar a preguntas. Regresó sobre sus pasos y se dirigió hacia la cocina… o lo que había quedado de ella.
  5. La ojivioleta aún continuaba en el suelo, aunque ya estaba sentada, mientras su mente intentaba recuperarse un poco de la impresión que había tenido ¿En verdad había sido un sueño? ¿Cómo había ocurrido? Su mente estaba aturdida, intentando encontrar respuestas: sabía que la poción obviamente había salido mal, pero no sabía la clase de efecto que pudiera tener sobre ellos; sabía que no podían morir, pero esa experiencia le hizo preguntarse qué hubiera pasado si cualquiera de ellos fuera mortal ¿Habrían muerto o simplemente habían estado durmiendo para siempre? Apretó las manos y se dio cuenta que el cuchillo estaba en su mano, como si se tratara de una invitación a ser utilizado; una mirada de rencor atravesó el rostro de la Granger al ver a su hermano. Estaba tomándose el tiempo suficiente como para que él reaccionara, porque parecía estar casi tan desconcertado como ella ¿acaso también había tenido una clase de sueño? Suspiró, pensando en que si no sintiera esa clase de aturdimiento, esa poción sería un excelente método para poder dormir placenteramente por las noches. Fue entonces cuando las imágenes comenzaron a llegar a su mente, sintiendo que la ira se apoderaba de ella; ignoraba la clase de sueño que tuvo su hermano, pero al menos el sueño de ella había sido perturbador. Aunque parecía que no tenía sentido, la realidad es que Valeskya sabía a la perfección lo que significaba aquello y era algo que no quería volver a recordar. Sin más, sujetó el cuchillo y lo lanzó en dirección hacia su hermano con todas sus fuerzas; diera en el blanco o no, sabía que no lo mataría, pero al menos conseguiría hacerle pasar un rato desagradable. - ¡Pudiste matarnos! – Alcanzó a exclamar, al tiempo que le hacía señales a Breena para que se retirara de allí. Se dio cuenta que el tono de su voz no sonaba tan fuerte, supuso que aún no se recuperaba del todo. - ¡Bravo! Al menos deberías patentar la receta de cómo hacer que los vampiros duerman por un lapso de ¿5 minutos? – Le lanzó una mirada acusadora a su hermano e intentó incorporarse; se sorprendió al darse cuenta que le temblaba el cuerpo, así que tuvo que esforzarse un poco más para poder levantarse y mantenerse en pie. Giró bruscamente la cabeza y sintió que todo le daba vueltas ¿de verdad solo una pizca de la poción estaba teniendo ese efecto en ella? Miró bastante malhumorada a su hermano, pero no le dijo nada más, solo esperaba que él se sintiera igual o peor que ella. La joven bruja materializó su varita y apuntando a las galletas, apenas movió los labios y un destello apareció, para desintegrar todo lo que había sido rociado con aquella poción mortífera. - ¿Qué fue lo que salió mal? – Fue lo único que atinó a decir…
  6. Valeskya soltó una carcajada, divertida ante el comentario de su hermano con respecto a salir vetado del local si Li Xue aceptaba quedarse a trabajar en la chocolatería. Le resultaba divertido imaginarse que era algo que podía convertirse en realidad, planteándose toda la escena y haciendo escándalo en esa parte del callejón. Lo único malo que tenía todo eso, era que quizás podía haber vidrios rotos y mercancía desperdiciada en caso de que el escándalo pasara a mayores. Aún tenía serias dudas con respecto a la hospitalidad de su hermano, pero si hacía un comentario al respecto, seguro se ofendería, pero qué podía hacer, si él tenía la culpa de todo [?]. - Esta chica no puede quejarse… ahora tiene trabajo de dónde escoger. Aunque debería añadir que acá no tendría que hacer nada, más que poner su mejor cara al cliente y quizás hasta podría probar los chocolates. – El tono de voz con que lo dijo, no daba lugar a desconfianzas, pues estaba segura que a todos le gustaba el aroma y el sabor a chocolate, y que era la mejor oferta que podía recibir. - De todas formas, no me molestaría que eligieras cualquier cosa que te sintiera cómoda, pero la realidad es que tengo mis dudas de que puedas sentirte a gusto con el que intentó hacerte una broma inocente al querer lanzarte del techo de la mansión. – Exclamó mordazmente mientras le lanzaba una risita a su hermano. - Bueno… basta, quizás lo más adecuado sería dejar que la invitada termine de comer y que luego nos alcance.- El tono de voz era una clara intención de no dejar que su hermano iniciara una pelea. - ¿Te gustaría probar las trufas de 24k? – La ojivioleta se dirigió a su hermano mientras se ponía de pie. -Hay de diferentes rellenos: dulce de leche, puede ser incluso con chocolate blanco, alguna especie de alcohol o fruta. – Lo tomó del brazo, con una amabilidad y delicadeza que rayaban en lo excesivo. - Podemos hacer negocios y quizás quieras conquistar a alguien, hacer un pedido completamente a tu gusto. Incluso mezclar diferentes clases de chocolate: blanco, amargo, semi amargo, entre otros. ¿Qué opinas? – - También habría que añadir el hecho de que, como aparece en el menú, viene con cubierta de oro comestible ¿has escuchado sobre él? Dudo que haya alguna chica que se te resista después de dar un detalle como ese… le añades unas flores exóticas y ¡paf! Se casa contigo en ese momento…- ¿En qué momento había cambiado la conversación hasta el punto de intentar venderle chocolates a su hermano para poder conquistar a alguien? - Es demasiada sofisticación en un detalle, tienes que aceptarlo, hermanito. – - Incluso para Seishiro, aunque no sé si a él le agrade el chocolate... Se podrían hacer en forma de dragones o cualquier animal que le guste. - No reparó en el detalle de que había nombrado al niño por su nombre, cosa que evitaba hacer siempre. - Con un sencillo encantamiento, creo que hasta podrían moverse...- Aguardó la respuesta de su hermano.
  7. Los pensamientos de la joven se concentraban en lo que últimamente había vivido y eso le resultaba un tanto agobiante: aún le costaba asimilar que ya no había una Orden del Fénix a la que servir, con la cual proteger, con gente que tenía ideales firmes sobre lealtad, el sacrificio, lo que estar en un bando representaba para muchos y lo poco que a otros parecía importarle. Seguía pensando que se trataba de algo pasajero, o un mal sueño, del que pronto podrían despertar. Valeskya suspiró, pensando en que quizás ya se había acostumbrado a esos cambios y a las personas que, como ella, disfrutaban de hacer cosas buenas en medio de la clandestinidad. Estaba en su habitación, con los amplios ventanales abiertos, dejando pasar los rayos del sol que entraban junto con unas ráfagas de aire; tenía que reconocer que a pesar de toda esa luz, le parecía que era un día bastante agradable. Miró hacia una mesita que tenía cerca de la ventana, en donde estaba una extraña flor que había adquirido hacía poco tiempo en el callejón. Vio que todavía se mantenía tan radiante como el primer día, lo que hizo que concluyera que su elfina como siempre, se estaba encargando de todo. En la mansión, después de todo el alboroto producido, las cosas parecían volver a la normalidad. Ahora una parte de la mansión lucía semidestruida, después de aquella explosión, se había intentado hacer una reparación, pero nadie había puesto mucho empeño en ello, ya que en teoría pronto se mudarían a un lugar mucho más amplio, o esa era la idea, aunque ya lo veía como algo lejano. Al menos los escombros habían desaparecido del vestíbulo y la sala, habían varios muebles que ya no estaban, algunos se habían ido con la explosión y otros con la venta de garage. La ojivioleta prestó atención a la revista que estaba más cerca de ella: corazón de bruja, edición deluxe de final de año [?]. Se la había prestado su prima Zahil, junto con otras revistas que aún no terminaba de revisar, algunas traían a unos chicos que eran pobres y que no tenían para comprarse ropa; la primera impresión que había tenido, era que podían vender calendarios con esos chicos y seguramente la revista se olvidaría de tener que redactar algo durante mucho tiempo. “Al menos Zahil sabe cómo distraerse”, pensó, mientras hojeaba con desgana la edición más reciente. - ¿Estará Zahil? No la he escuchado pelear con sus hijos … - Murmuró en voz alta mientras iba recolectando todas las revistas que le había prestado. Supuso que sería buena idea ir a platicar con ella, tenía mucho tiempo que no lo hacía, sin duda a ella quizás le afectaría más toda esa cuestión del Fénix, o en una de esas y quizás conversarían sobre los chicos que andaban buscando para Ottery Fitness, o para cualquier cosa que se le ocurriera. Ese día le apetecía conversar con alguien, sin contar que sería bueno ver de una vez qué harían con la mansión: había pensado que solo con remodelarla sería buena idea, en lugar de dejarla abandonada. Salió de la habitación y miró a su alrededor, como si estuviera escondiendo algo; tocó un par de veces la puerta de la habitación de la rubia, sin obtener respuesta; volvió a tocar con más fuerza y nada. “¡Ash, ahí tiene que estar!”, pensó mientras golpeaba con fuerza y sin cesar la puerta, sin obtener respuesta de su prima; era demasiado temprano como para que hubiera salido a hacer algo. Hasta que finalmente le soltó una patada, provocando que uno de los elfos se apareciera a ver qué estaba ocurriendo y se marchó inmediatamente al ver que la Granger le hacía señas con la mano para que se marchara. Alguien llamó a la puerta, pero no prestó mucha atención; regresó a su habitación, pero en lugar de entrar, solo aventó las revistas y se dirigió directo hacia donde debería estar Joaquín, supuso que siendo el otra de las personas que nunca dormía, quizás se hubiera percatado de haber visto a la rubia; sin reparos, comenzó a tocar la puerta de manera descarada, esperando a que el ojiazul respondiera pronto.
  8. Valeskya Granger

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    Nick: Valeskya Granger ID: 73699 Libro de Hechizos: Libro de la fortaleza Justificante de compra del libro (Link al post del concilio de la bóveda trastero): Acá Rango social: Dragones de bronce Nivel de Magia: VIII Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Septiembre 2009. Link a la bóveda: Bóveda Link a la ficha: Ficha
  9. ID: 73699 Nick: Valeskya Granger Link a la bóveda trastero: 111510 Link a la bóveda de la cual se hará el descuento: 78879 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Nivel Mágico: VIII Fecha: 2019-02-24 Nombre del producto: Libro de la fortaleza Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): V Precio: 5.000 G Precio total: 5.000 G
  10. Valeskya suspiró, sin saber exactamente cuál era la causa del por qué había hecho eso. Solo podía pensar en lo que había dicho acerca de la teoría y la práctica; simplemente para ella no podía llamarlo de esa forma y sin embargo no podía dejar de estar más de acuerdo con las palabras de su hermano. ¿Cuántas veces había pasado por algo similar? El conocer a alguien, que le gustara, que pensara que seguir adelante y que al final resultara no ser la persona que ella había pensado. Sin embargo, seguía pensando que la manera más fácil era que alguien le hubiera dicho que no tenía intención de enamorarse de ella y que podía tratarse de algo casual. Sin duda era una mejor posibilidad el conocer a alguien que le dijera que tenía un corazón roto y dejar que las cosas llevaran su rumbo, sin prisas y no tener que iniciar una relación casi formal para que al final le dijeran que siempre no había resultado ser la “persona adecuada”. Para la Granger le resultaba más fácil el tener que elegir entre arreglar un corazón roto o simplemente seguir adelante y dejar que alguien más se encargara de eso, que tener que aventurarse a ciegas en algo en donde ella no estaba segura de cuál era el papel que desempeñaría en esa relación. Su mente divagaba acerca de ese tema y lo complicado que resultaba ser para ambos, el tener que hablar y ponerse de acuerdo. Una vez más salían a relucir las diferencias entre los dos, la forma en que veían las cosas, sobre todo en cuanto al amor se refería. ¿Por qué un tema podía tornarse tan complicado para ellos? Tal vez era la falta de comunicación o el simple hecho de que habían sido educados en ambientes distintos. La ojivioleta cruzó los brazos, mientras terminaba de escuchar las palabras de su hermano. Otro tema que solía ser delicado entre ellos era sin duda aquel pequeño niño al cual el ojiazul estaba sumamente apegado, casi de una forma antinatural, al menos desde la perspectiva de la Granger. Sin duda le había cambiado la vida radicalmente, como él decía, de padrino a padre de tiempo completo. Era algo que él no había tenido la oportunidad de elegir y si no fuera por aquella burbuja que había construido alrededor del niño, sin duda la bruja podría haberlo considerado como un buen padre. La joven dudó acerca de continuar el tema, ese tratado de paz entre ambos era demasiado frágil como para tentar a la suerte y soltar un comentario que pudiera acabar con todo lo que habían construido durante el día. - Es un niño, crecerá y en algún momento se alejará de ti y es probable que todo lo que estés haciendo ahora y que sabes perfectamente que no está bien, te lo terminará reprochando algún día.- Respondió la ojivioleta al cabo de un rato. - ¿Puedes contarme qué harás cuando Seishiro te diga que lo asfixias? Si sigues así, en algún momento se largará y perderás una eternidad tratando de buscarlo. – Sin duda no era la mejor forma de haber dicho las cosas, pero trataba de decirle que a pesar de que era consciente que no estaba haciendo todo de la mejor manera, tendría que actuar rápido o sería demasiado tarde. De todas formas, Valeskya ya estaba cansada de tener que insistir y siempre terminar peleando al respecto. - Como sea, tú tienes la última palabra y no seré yo quien te arruine ese mundo de fantasía que tantos años te has tardado en construir. – Suspiró y decidió que era mejor cambiar el tema. - ¿Te gusta la aritmancia? Los números pueden ser una buena forma de iniciar el día.- La joven posó su mirada en su hermano y aguardó la respuesta.
  11. Contaba con que su hermano pudiera aceptar parte del acuerdo que había propuesto, era una parte de mantener a Li Xue cerca de ellos; era extraño que de cierta manera su hospitalidad saliera a relucir siempre que conocían a alguien. De una forma u otra, al final predominaba la idea de que los demás vieran que ellos como familia tenían algo fuerte que proyectar: unidad, fortaleza, hospitalidad y otras cosas más. A pesar de que por dentro solían tener fuertes diferencias, pero nada que perjudicara la imagen de los Granger. Valeskya se quedó pensativa ante eso último, nunca se había puesto a reflexionar sobre lo que el resto de Ottery podrían pensar de ellos como familia. No es que le preocupara, pero sin duda, su forma de vivir o quizás el carácter que tenía cada uno de ellos, hacía que más de uno se formara una mala imagen de lo que podían ser, por eso solía apreciar más a quienes se atrevían a traspasar ese muro invisible, formado por prejuicios y rumores para poder conocer cómo eran ellos realmente. Aunque el caso de la chica de ojos negros era algo totalmente diferente. Si bien al inicio había sido parte de la diversión personal de la ojivioleta ver a su hermano alterándose solo por la simple presencia de aquella joven, las cosas se habían agravado aún mucho más cuando había existido un intento de hacerle daño o de darle un susto. Ahora gracias al Granger, Li xue seguramente tendría el peor de los conceptos y podía considerar algo perfectamente normal el hecho de que la ayuda que se le estaba ofreciendo, bien podía ser alguna trampa. La entrada de un elfo, fue algo que hizo que la joven saliera de sus pensamientos y al ver de qué se trataba, no pudo evitar sonreír. Ya conocía el origen de aquella canasta: era parte de Catemaco’s Magic, el otro negocio del cual ella también formaba parte. Supuso que podría utilizar al muñeco vudú como parte de la decoración del local, verlo retorcerse mientras le hacían cosquillas, seguramente sería algo que entretendría a más de un cliente y sin duda llamaría la atención para ir a ver el lugar en dónde los vendían. Quiso levantarse para ir a explorar, pero la respuesta tan decidida de la joven asiática a la propuesta hizo que se quedara a prestarle atención. Independencia, era un concepto bastante interesante que Li Xue estaba buscando; no pudo evitar compadecerla al respecto, pues al parecer desde su llegada, todo lo que le había ocurrido parecía ser bastante accidentado. A pesar de esa forma tan particular de rechazar las cosas y estar constantemente a la defensiva, veía algo más que simple rebeldía: las ganas de seguir adelante a pesar de todo lo que le estaba ocurriendo. Un destello en los ojos de Valeskya, fue la respuesta a las últimas palabras de la joven de cabello negro que parecía comer con desgana en la misma mesa. - Interesante… interesante…- Murmuró la bruja como respuesta. - Entiendo que estés tan renuente con respecto a todo lo que está relacionado con nosotros. – Lanzó una mirada furtiva al ojiazul. - Sin embargo, creo que con todo este asunto de los negocios, es probable que no pueda estar tan pendiente de este lugar… bueno, al menos no tanto como a mi me gustaría. – Le resultaba molesto tener que reconocer abiertamente que se estaba excediendo con eso del mundo de los negocios. A pesar de tener un exceso de tiempo libre, tanto de día y más tratándose de la noche, lo cierto es que con tres lugares diferentes que atender y aparte la familia, en algún momento no se podría dar a basto para atender todo. - En la parte de arriba hay una habitación donde podrías quedarte y… tiene un encantamiento especial, en donde nadie te molestaría, salvo yo… - Volvió a mirar descaradamente a su hermano. - No es necesario que me des una respuesta en este momento, solo piénsalo.- Finalizó.
  12. La ojivioleta creyó ver un atisbo de duda en su hermano, antes de que pudiera responder lo que ella había preguntado instantes antes. Dejó que meditara la respuesta que pretendía dar, si al fin y al cabo no era una carrera ni tenían el tiempo en contra; la elfina de Valeskya apareció con varias toallas, las cuales ofreció al Granger para que se secara y recogió la bandeja de té que había dejado antes. Se quedó en silencio mientras su mirada seguía a Breena hasta que desaparecía de allí, se levantó y comenzó a caminar para poder estirarse un poco. - No me había percatado de la hora, tanto tiempo en la misma posición llega a ser complicado…- Murmuró en voz alta. Evitó poner los ojos en blanco al escuchar la respuesta que había preparado el ojiazul; no le molestaba que al final hubiera decidido dar vuelta a la página, lo que sucedía es que la pelinegra no estaba del todo segura que así fuera en realidad. Recordó aquellas conversaciones en donde Sil siempre salía a relucir, seguido del dolor que le ocasionaba que se hubiese ido así sin más. Era el motivo de las constantes peleas entre ambos y aunque éstas habían disminuido un poco, eso no significaba que todo eso ya estuviera en el pasado. No estaba segura de otorgarle el beneficio de la duda, pero al menos en ese momento se le podía notar la tranquilidad, casi sincera, de no tener que forzar las cosas. Se quedó en silencio, pensando en que quizás al fin se había animado a dejar todo eso en el pasado; no podía culparlo tampoco de querer buscar compañía, estaba segura que todos en algún momento de sus vidas pasaban por algo similar, el buscar a alguien que opacara esa soledad, aunque el problema radicaba en que si la otra persona también estaba dispuesta a convertirse en algo pasajero. - ¿Y ahora, estás listo para dejar todo atrás? – Preguntó la ojivioleta al cabo de un rato. - Porque todo ese discurso bonito de que no vas a forzar las cosas y esperar a que pasen de forma natural, puede cambiar de buenas a primeras.- El olor a menta había desaparecido casi por completo. - A lo que me refiero es que no tiene nada de malo el tener que buscar a alguien, siempre y cuando le dejes perfectamente claras tus intenciones. Aunque en estos tiempos de verdad dudo que haya alguien dispuesto a ser el pasatiempo temporal de otra persona.- Se quedó en silencio mientras pensaba en que quizás aquellas personas que habían sido parte de su vida en el pasado, le hubieran dejado las cosas claras, ella sin ningún problema había aceptado. No por falta de autoestima, sino que el hecho de tener perfectamente claro de que no sería algo permanente, le hubiera permitido tener la elección de no ilusionarse en exceso pensando en que podían vivir juntos y felices por siempre. Sacudió la cabeza con molestia, esas cosas solo ocurrían en los cuentos, la realidad por muy cruel que se escuchara incluía todo, menos finales felices. - El punto de todo esto… es que tampoco esperes a que cualquier persona llegue a tocar la puerta de la mansión a decirte que si quieres formar parte de su vida. Necesitas tomar algo de aire ¿sabes? – Con esto se refería claramente al incidente ocurrido con Seishiro en el bioparque estrella. - Ve a vivir con Seishiro una vida más normal, al menos deberías dejar que ese niño disfrute de convivir con otros. No le niegues esa oportunidad, permite que al menos él elija lo que quiere ser.- Se quedó esperando la respuesta de su hermano, aunque estaba seguro que la paz estaba a punto de romperse con lo último que había dicho: lo conocía lo suficiente como para que pronto le echara en cara que ella no era quién para meterse en sus decisiones, dado a que siempre fue una mala madre. Se quedó en silencio, mientras le daba la espalda a su hermano.
  13. Valeskya creyó que había mucho más ruido del habitual mientras su hermano se encontraba en el escenario: y no era para menos, al parecer más de uno había bebido de más y ahora se podían escuchar pláticas más animadas, risas más fuertes, incluso algunos que coreaban a la par que Joaquín, aunque no se les lograba entender de todos. Al parecer el ambiente tenía mucho que ver que el lugar luciera mucho más animado que al inicio. Suspiró mientras terminaba de beber directamente de la botella, mientras que por un brevísimo instante creyó ver que se le nublaba la vista, aunque quizás era producto de su imaginación o tal vez la combinación de las diversas luces en el escenario. Sacudió la cabeza mientras aplaudía, al menos para la música, su hermano parecía tener un excelente gusto y sobre todo el saber elegir la letra adecuada para cada momento del que estaban comentando. Aunque la ojivioleta tenía la seguridad de que su hermano no hacía o decía las cosas solo por que sí; cada paso, cada movimiento que hacía tenía una razón de ser. A diferencia de ella, que a veces dejaba que las cosas fluyeran y tomaran un camino, sin importar que fuera bueno o malo. Elvis le dedicó una mirada furtiva mientras destapaba otra botella de champagne, mientras veía a su hermano acercarse a la mesa. Vio que dio un sorbo mientras que parecía pensar en algo, aunque no tuvo que esperar mucho para ver de qué se trataba. Hizo un comentario con respecto a lo que ella le había dicho antes de que él subiera al escenario; suspiró fastidiada ¿por qué tenía esa manía de querer ahondar en el tema, aunque ella ya se había negado? - También es atento y no insiste en el tema cuando le digo que ya no quiero hablar más. – Le respondió secamente mientras se levantaba y se aproximaba al escenario. Hush hush I never needed you to be strong I never needed you for pointing out my wrongs I never needed pain, I never needed strain My love for you was strong enough, you should have known I never needed you for judgments I never needed you to question what I spent I never asked for help, I take care of myself I don't know why you think you gotta hold on me Conversations There isn't anything for you to say And my eyes So look at me and listen to me Because I don't want to stay another minute I don't want you to say a single word Hush hush, hush hush There is no other way, I get the final say because I don't want to do this any longer I don't want you, there's nothing left to say Hush hush, hush hush I've already spoken, our love is broken Baby hush hush I never needed your corrections On everything from how I act to what I say I never needed words, I never needed hurt I never needed you to be there every day I'm sorry for the way I let go On everything I wanted when you came along But I ain't never beatin', broken not defeated I know next to you is not where I belong Cuando finalizó la canción, la ojivioleta dudó en que si debía acercarse a la mesa; se quedó de pie unos instantes y al final decidió aproximarse. - ¿Crees que podamos seguir hablando de otra cosa? - Le preguntó, poniéndose a la defensiva. - Porque sin problema puedo largarme a otro lado, Granger.- Finalizó.
  14. La Granger no alcanzó a ver los efectos que la poción tendría en Joaquín, pues sus párpados fueron ocultando sus ojos hasta quedar todo en las sombras. A lo lejos parecía escuchar que la nombraba, pero quizás todo eso era solo producto de su imaginación; abrió los ojos instantáneamente, como si no hubiera pasado nada, aunque ya no se encontraba en el negocio, sino en una solitaria playa, en algún lugar del mundo. - ¿Joaquín? – Exclamó, mientras miraba a su alrededor, tratando de buscar a su hermano ¿qué era lo que había pasado? ¿dónde se encontraba? Su mente parecía estar jugándole una mala pasada, aunque no parecía percatarse de la situación. Notó que traía un vestido negro, de tirantes y poco apropiado para andar en una playa; estaba descalza y sus pies podían sentir la textura de la suave arena blanca, al tiempo que sus sentidos se inundaban con aquel sonido de las olas estrellándose en la orilla. Vio el agua tan cristalina, que en ese instante quiso entrar a bañarse ahí mismo. Pero había algo en su interior que le decía que debía seguir avanzando, que más adelante encontraría lo que estaba buscando. Podía sentir la brisa marina golpeando su rostro y al ver su piel podía notar que no estaba tan pálida como de costumbre, lo cual se le hizo un poco extraño. Comenzó a caminar, procurando que sus pies tocaran esa mezcla entre la arena y el agua del mar, sintiéndose inusualmente tranquila, como si todo fuera perfecto, salvo quizás el hecho de que estaba completamente sola en aquel maravilloso lugar. El tiempo no transcurría para la ojivioleta, solo caminaba sin rumbo fijo, mirando a su alrededor, esperando a que alguien apareciera. A medida que avanzaba, podía notar que había un faro, y cada vez que se iba aproximando, podía notar que había alguien ahí, solo que estaba de espaldas y no podía distinguir de quién se trataba. Era una mujer, cuyo negro cabello se agitaba con la brisa marina y llevaba un vestido blanco, uno que se le hacía horriblemente conocido. Se detuvo en seco ¿qué hacía allí? En ese momento el cielo se fue oscureciendo hasta que una tormenta comenzó a aparecer, y fue cuando aquella mujer giró hacia donde ella se encontraba… - ¡Despierteee! ¡Por favor! – Unos chillidos que le resultaban conocidos, parecían escucharse a lo lejos y a medida que repetía lo mismo una y otra vez, comenzaban a hacerse más cercanos. - ¿Breena? – Susurró Valeskya, mientras sentía que el peso de su cuerpo comenzaba a aligerarse. Abrió los ojos muy despacio y se dio cuenta de que estaba en el local ¿había sido un sueño? Eso era había resultado demasiado extraño; se quedó en el suelo unos momentos, mientras su mente intentaba adaptarse a lo que había pasado: había probado la galleta y de ahí se había originado todo aquello. Cuando intentó levantarse, sintió un fuerte dolor en la cabeza: al parecer se había golpeado con algo al caer. Miró hacia la dirección en donde estaba su hermano e instintivamente tomó un cuchillo que estaba tirado cerca de donde estaba ella ¿qué rayos le había echado a la poción? Un chillido de la elfina fue que la volvió a la realidad: en realidad se le veía asustada, tras lo cual la Granger quiso decirle que todo estaba bien, pero de su boca no salió ningún sonido. Volvió a concentrarse en el ojiazul y se dio cuenta que era la primera vez que lo veía dormir, y probablemente sería la última. Se le veía tan tranquilo, como si estuviera teniendo un sueño bastante placentero; la ojivioleta se quedó en el suelo sentada, al tiempo que señalaba a su elfina para ver si podía asistir a su hermano.
  15. Leo esto y no sé si reír o llorar xD. En primera porque al parecer soy la única que parece no estar de acuerdo con este cambio que van a hacer. Intentaré ir por partes y hacer todo esto breve: Esfuerzo personal al menos para mí, es que yo sola pudiera hacer sola los 30 posteos sin tener que depender del rol de alguien más; las pocas personas con las que roleo, incluyéndome, no poseen tanto tiempo para poder rolear tantas veces como a mí o a ellos les gustaría. El tener el rating me permitía dos cosas: pagar el impuesto y tener un ingreso extra por llevar tramas que a mí me gustan. No está de más aclarar que el MM nunca me gustó por varias cosas: por la cantidad de roles que pedían, lo que pagan, encima rolear en tramas que no me gustaban (sí, estoy repitiendo lo del párrafo anterior), añadiendo también que no me gusta escribir por relleno ni revivir topics de seis meses de inactividad solo para poder cumplir una “cuota” de roles al mes. Por eso y también para rematar con lo del cierre de bandos, fue que terminé por renunciar al MM. Con cierta cantidad de roles y el rating, daba suficiente para poder mantener el impuesto, y es en esta parte donde digo que lo lamento por los duendes, que seguramente eso les daba mucho más trabajo y esto que digo es como pedir que sigan igual. Si todo lo anterior era mi motivación para poder mantener el negocio y los de mi familia a flote, pues ahora para muchos será más sencillo el tener que abandonar, ya que no habrá sanción por ello ¿no? Me resulta decepcionante el darme cuenta que en este foro podía mantener negocios llevando roles que me gustaran y encima que me pagaran galeones por ello. Leyendo el primer post solo veo la intención de orillar a la gente a trabajar en el MM y la verdad siento pena por ello. En conclusión: NO ESTOY DE ACUERDO con lo que acaban de hacer y bueno, solo toca quedarme aquí, sentarme a esperar cómo día a día terminan de matar mis ganas de permanecer en este lugar. No doy sugerencias porque sería como ir contra la corriente, contra algo que ya está determinado… oh, esperen ¿quién será el que intenta dar patadas de ahogado? ¿Ustedes o yo?
  16. Valeskya había bebido mucho en lo que llevaban de la noche, sin embargo, todavía tenía conciencia de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Sin dudas la confesión de su hermano la había descolocado por completo, pero por otro lado se suponía que si el ojiazul era de gustos variados, las posibilidades de encontrar una pareja estable eran casi infinitas [?]. La Granger aceptó de buena manera la copa que le era ofrecida, al tiempo que atraía la botella hacía sí; dio un largo sorbo mientras su mente intentaba procesar la confesión. - ¡Créeme que ni loca voy a permitir que me cuentes detalles! – La ojivioleta habló en voz alta mientras veía a su hermano dirigirse al escenario. Aceptaría ciegamente esa verdad sin más, temía enterarse de cosas que estaban de más. - Ni esta, ni ninguna otra noche… - Dijo en voz baja y bebió un sorbo, al tiempo que las luces se apagaban para dar lugar a la canción de su hermano. Nunca había escuchado esa canción, porque no era del género que ella solía escuchar, pero lo bueno de estar en un karaoke, es que se tenía la oportunidad de escuchar cosas nuevas y así ampliar el conocimiento musical. Cuando su hermano bajó del escenario, preguntó acerca de la persona con la que la ojivioleta estaba saliendo, lo que hizo que la joven se quedara meditando su respuesta durante unos segundos. - Es muy prudente de tu parte no pedir detalles. – Respondió un poco cortante. - Solo puedo decirte que… es muy dulce.- Dicho lo último, no hizo ningún comentario más de lo que pensaba, de lo que sentía o de cómo creía que quizás él podría ser el amor de su vida. - Como sea, es mi turno… al menos tengo más dicción que muchos que están acá.- Rio al ver a los demás magos y brujas que estaban esparcidos por el local: algunos bastante ebrios y otros de lo más animados. Engañándome Entre castillos y dragones, Viví en un cuento de ilusiones, Era perfecto despertar sobre tu piel Nunca nos hizo falta nada, Más que la luna y nuestra cama, Para calmar el corazón de tanta sed Porque eras tú, mi vida entera, Nunca pensé que amarte así, Hoy me doliera Y ahora te vas, como el agua entre mis manos, Dejando un sol hecho pedazos, cenizas de mí, Y aunque intenté, levantar la fe del suelo, No quebrarme por completo, hoy te invento en el espejo, Sigo abrazando tu recuerdo, engañándome Porque contigo era distinto, sentir tan cerca tus latidos, Acariciarte el alma en cada amanecer. Porque eras tú, mi vida entera, nunca pensé que amarte así hoy me doliera - Una canción puede significar nuestro futuro, nuestro presente o nuestro pasado.- Le dijo a su hermano, antes de que pudiera hacer mención de que estuviera dolida. - Es lo bonito de la música ¿no lo crees? – Preguntó.
  17. El tema de conversación había cambiado nuevamente, eso era lo que a Valeskya le agradaba en parte: Joaquín era de las pocas personas con las que ella podía conversar casi sobre cualquier cosa, aunque lo único malo de todo eso era que siempre pensaban de forma diferente y esta era la causa por la cual terminaban peleando la mayoría de las veces. Aunque en ese momento la bruja se encontraba totalmente a la defensiva, pues hablar sobre ella y más cuando alguien intentaba involucrarse demasiado. Arqueó una ceja incrédula ante las palabras de su hermano con respecto a la venganza; el hecho de que su hermano no comprendiera la parte de que a ella no le interesaba vengarse de una persona sin rostro. Su único móvil había sido quienes ella podría identificar como causantes de su daño: quienes se habían ido sin decir adiós, a quien había confiado todo y de cierta forma la hacían sentirse traicionadas. Por eso ella seguía allí, para evitar volver a tener aquel sentimiento de dolor que le resultaba insoportable en aquel tiempo; el pasado solo era eso, pero el dolor real había llegado después y ese era el que a ella le interesaba. Se quedó en silencio, mientras pensaba en una respuesta apropiada a la pregunta que le había hecho el ojiazul, aunque no hubiera mucho que decir al respecto. Escuchó atentamente la respuesta a la pregunta que le había hecho con respecto al hecho de que su hermano se mantenía solo. Le resultó sumamente incómodo tener que escuchar nombres con quienes se había visto involucrado, pues no lo creía capaz de llegar a ese punto de los detalles. Valeskya se preguntó qué se sentiría tener demasiadas expectativas con respecto a alguien ¿De verdad Silverlyn lo había marcado de esa manera? Y la otra pregunta que siempre había rondado por su mente, era saber en qué momento se había dado esa relación. - ¿Sabes? Antes de decirte algo, debo confesar que agradezco no tener que conocer a esas pobres chicas que me has mencionado… me daría vergüenza tener que mirarlas a la cara. – La bruja le dirigió una mirada rara. - No me preguntes por qué, es incómodo, siento como si tuviera que disculparme con ellas por tu comportamiento. ¡No sé! Siento que al tener tan altas expectativas y conociéndote… no es buena combinación, creo.- Sonrió. - Al final no eres tan insensato como lo pienso… si es que es cierto eso de que has trabajado en superarlo. – Comentó con cierto escepticismo. - Acabo de decir que no conozco a esas chicas… salvo a Ariane.- Exclamó la joven. - Si te soy sincera, no sé de dónde la conocía, aunque seguro que fue mucho antes de la tiara… - Se quedó pensativa hasta que realmente lo recordó todo. - ¡Claaaro! De la antigua Academia.- Y rió como una niña pequeña, al sentir ese golpe de nostalgia. - Estuvimos juntas, aunque bueno, ahora que lo has dicho, ella pasa por algo similar a lo mío ¿cierto? Así que no estoy seguirá quién era ella en aquel tiempo.– - Y por cierto… Luna te adoraba, yo sólo te tolero… me resultas irritante con tus actitudes, pero sé que eres buena persona en el fondo.- Trató de disimular una leve sonrisa. - Retomando el tema ¿crees que de verdad el pasado se encuentre superado? Es decir, no te juzgo por relacionarte con una o varias chicas, siempre que sea de común acuerdo y … bueno, sabes lo que quiero decir. – Hizo una breve pausa. - Todo esto ha surgido a raíz de, no sé, de encontrar a alguien definitivo. Quizás las veces anteriores no tenías la intención, porque no estaba del todo superado ¿no crees? –
  18. Valeskya parecía tener la mirada ausente mientras esperaba que la chica asiática tomara una decisión con respecto a la propuesta que su hermano acababa de hacer. Sin embargo, de reojo estaba pendiente de la actitud que la chica pudiera tomar al respecto; le resultaba curioso su comportamiento, era bastante reacia a recibir ayuda, eso había quedado claro otras veces y ahora se encontraba reafirmándolo nuevamente. Tenía que reconocer que le agradaba esa parte del carácter que tenía Li Xue, aunque tenía la impresión de que no lo enfocaba de la forma correcta. De cierta forma, era algo que la Granger tenía en común con ella: siempre intentaba proteger a su familia, sin importar las diferencias que podían tener. Aunque por lo que se había enterado, sin duda la situación de Li Xue era bastante delicada en comparación y Joaquín le había propuesto algo interesante, pero poco usual. No sabía qué tan trágico podía ser, ya que tenía serias dudas de que una familia completa no opusiera resistencia; y aunque fuera un vampiro, no lo hacía completamente invencible, aunque su hermano se olvidara muchas veces de eso. - Calma niños, no peleen. – Dijo con cierto aburrimiento, mientras veía a uno de los elfos llegar con un plato que contenía carne y algo de verduras. Por un breve instante, lamentó no haber pedido que le prepararan algo más adecuado a su lugar de origen. - Disculpa, no se me ocurrió pedir que te prepararan algún platillo que extrañaras de tu lugar de origen. – - Por otro lado… - Dijo pensativa, al tiempo que su mirada violácea pasaba de su hermano a la chica de ojos negros. - Creo que la idea de la hipnosis ha quedado más que desechada, no es una buena opción y fin del tema. – Dijo de forma tajante. - Joaquín, podemos dejar los negocios para más tarde… hay una serie de envoltorios bastante llamativos, que son elegantes y que con eso quizás podrías sorprender a tus clientes… por ahí hay un catálogo y de igual forma si hay algo que quieras de forma más personalizada, podríamos trabajar en eso sin problemas.- - Y sí, a mi también me provoca cierta curiosidad el hecho de que aún sigas deambulando por aquí…- Se dirigió a la joven asiática, en apoyo al comentario de su hermano. - Más que nada, el saber dónde te habías metido, porque la razón por la cual no volviste con nosotros la tengo bastante clara. – Rió burlonamente y casi al instante volvió la seriedad a su rostro. - El punto es que quizás Joaquín y yo podamos ayudarte de alguna forma, él en parte para redimirse de una forma correcta y yo por intentar sellar esa redención de una buena vez.- - Es como un tratado de paz para ambos y yo puedo fungir como intermediaria. Creo que será divertido, además de que puedes confiar en mi buen juicio y en el de las cartas.- Se refería al tarot, aunque dudaba mucho que la joven que se encontraba frente a ella tuviera idea de lo que ella estaba hablando. - Es un buen comienzo para todos ¿no lo creen así? - Se inclinó de hombros, al tiempo que bebía un sorbo de chocolate.
  19. Era una situación extraña la que estaba llevando a cabo en ese momento en Ottery Fitness: por un lado, Zahil se encontraba sola en la recepción, esperando chicos que al parecer no llegarían; y por otro lado, estaban los hermanos Granger sufriendo en la cocina, con las galletas y una poción de la cual se dudaba que fuera a salir bien. Al cabo de un rato apareció Kraven, el elfo personal de Joaquín, con una serie de cosas. La ojivioleta suspiró con cierta desconfianza, mientras ocupaba el mismo papel que el ojiazul estaba desempeñando: mientras él preparaba la poción, ella se comportaba como una espectadora más. Sabía de antemano que las pociones eran mejores cuando solo había un involucrado que las preparara, así que por seguridad, evitó hacer comentarios que pusieran en duda las habilidades de su hermano y que al final éste desistiera de continuar. Se limitó a no respirar mientras un humo blanco de olor extraño emanaba de aquel caldero, mientras intentaba comparar por milésima vez, las diferencias entre los libros que había llevado su hermano para conocimiento. - ¿Sabes? Es la parte desagradable de aprender pociones… que aunque los ingredientes clave son los mismos, cada autor le da su propio toque, sus propias anotaciones y al final van deformando poco a poco la receta original, hasta que sin darse cuenta terminan perjudicando el efecto. – Habló en voz alta, aunque no estaba segura que el joven de cabello negro le hubiera prestado atención. - Pienso que esa poción es bastante aceptable aunque… a decir verdad, el color se ve diferente a cualquiera de los libros.- Exclamó la joven al tiempo que entrecerraba los ojos. - Pero supongo que será efecto del color que plasmaron en las páginas y en la realidad se verá así…- Dijo sin mucha convicción al tiempo que cuidadosamente se acercaba al caldero. - Propongo que la probemos ambos… - Dijo al tiempo que se acercaba al horno para sacar las galletas. La bruja aspiró el delicioso aroma dulce, mientras tomaba un par de galletas con unos guantes de cocina para evitar quemarse (?). - Hmm… supongo que solo es echar un poco a cada una ¿no es así? – Solo fue una pequeña porción para cada galleta, el recubrimiento dorado destelló un par de veces mientras que era rápidamente absorbido hasta que la superficie crujiente quedara intacta. La Granger acercó su rostro para intentar captar algún olor desagradable como el que había salido del humo blanco durante su preparación, pero no había quedado rastro de éste. Con suma desconfianza, se atrevió a darle un mordisco tan pequeño, que por un instante creyó que no había agarrado nada. - VAAALEEEE… - Dijo la joven mientras ponía los ojos en blanco y ya con descaro le dio otra mordida hasta acabarse por completo la galleta. Masticó rápidamente hasta que no hubiera rastros en su boca. - Bueno, ya está… ¿cómo cuánto tiempo crees que tarde en tener efecto esto? – Preguntó insegura mientras buscaba con su mirada a la elfina, quien parecía haber desaparecido de la escena. Habían transcurrido unos cuantos minutos, hasta que sintió que sus párpados parecían estar más pesados de lo normal. Era una sensación extraña, la misma que seguramente algún humano sentía cuando se iba a dormir… pero ella no dormía. Sacudió suavemente la cabeza, sin hacer comentario alguno; esperó a que Joaquín hiciera lo suyo con la galleta para ver si a él también le sucedía lo mismo.
  20. La mirada violácea de la joven se mantenía fija en la botella, la cual comenzaba a bajar su contenido rápidamente. No estaba arrepentida de lo que había dicho, más bien había sido el momento, en aceptar frente a su hermano y a un montón de personas que no conocía, el hecho de que estaba enamorada. Muy a su pesar tenía que reconocer que la situación era mucho más seria de lo que había pensado. No quería, se había negado a tener un sentimiento similar durante años; en el fondo de su ser esperaba que fuera algo pasajero, pero la realidad había sido otra. - ¿Llevarlo a la casa? No será posible. – Respondió la ojivioleta de forma tajante. Aún no estaba lista y ni siquiera sabía si el joven castaño estaba dispuesto a aceptar ir con ella. Temía ir demasiado pronto, temía que su familia lo viera y después el desapareciera; muy a su pesar, el miedo estaba presente. Más de una vez esa idea había rondado por su mente, pero la realidad es que aún no estaba lista y dudaba que en algún momento lo estuviera. La ojivioleta solo deseaba con todas sus fuerzas que las cosas salieran bien esa vez y así poder dejar que las emociones contenidas, fluyeran. La mente de la Granger se mantenía pensando en un sinfín de cosas, sin prestar mucha atención al hecho de que su hermano ahora se encontraba en el escenario cantando muy emotivo. No fue hasta varios instantes después, que prestó atención a la letra de la canción y fue cuando en su rostro se formo un gesto de sorpresa. ¿Era solo una canción o intentaba hacer una revelación? La joven se quedó igual de sorprendida hasta que Joaquín bajó del escenario y se sentó frente a ella al tiempo que le hacía un guiño. - ¿Qué demonios fue eso? – Fue lo único que alcanzó a exclamar. - ¿Gustos variados? – Preguntó al tiempo que soltaba una risita ante tal noticia; el concepto de anticuado era lo que la pelinegra había usado siempre para describir a su hermano, pero ahora con esa canción, ahora podía imaginarse casi cualquier cosa. Le hizo señas al Elvis que se acercaba con una caja de botellas, con gesto de fastidio ante la velocidad con la que los hermanos Granger bebían. La ojivioleta se levantó y fue hacia al escenario, pensando que mientras terminaba de cantar, su hermano tendría el tiempo suficiente para preparar su respuesta. A quien ¿A quién tratas de engañar amor? Por favor Ya sé que este es el final, muy bien ¿A quién le importa dónde ir esta vez? Total aquí­ o allá será igual el adiós El adiós, perdóname si al escucharte dirigiré a otra parte la mirada Háblame sin tantas vueltas no utilices nuestras fallas como excusas ¿A quién crees tú que dolerá este fin? ¿A ti que alguien más te espera ya después de mí? ¿A quién le contarás que yo lloré por ti? ¿Que ahora solo quieres mi amistad? Perdóname, es tan difí­cil no me pidas que te entienda, no, no puedo Discúlpame pero no es tan fácil Perderlo todo cuando la vida apenas empieza ¿A quién crees tú que dolerá este fin? ¿A ti que alguien más te espera ya después de mí? ¿A quién le contarás que yo lloré por ti? ¿Que ahora solo quieres mi amistad? ¿A quién crees tú que dolerá este fin? ¿A ti que alguien más te espera ya después de mí? ¿A quién le contarás que yo lloré por ti? ¿Que ahora solo quieres mi amistad? Una vez que la Granger bajó del escenario, se apresuró a decirle al joven de ojos azules: - No pienses cosas extrañas, solo es una canción… pero bueno, creo que hay una respuesta pendiente de tu parte.- Dijo con impaciencia.
  21. Era una sensación extraña la que recorría el cuerpo de Valeskya: ese disfrute al ver la reacción de Joaquín después de haberle dicho lo que había pasado. ¿Qué más daba? Ya habían pasado años y si ella continuaba allí, es porque Luna no hacía el intento siquiera de intentar volver; al principio había mostrado cierta resistencia, la cual se fue apagando con el tiempo, como si ella misma reconociera que al final era mejor que Valeskya hiciera todo lo que ella no había sido capaz de hacer: se sentía fuerte, decidida, capaz de sobrellevar aquel corazón roto y sentir que nada ni nadie podría perjudicarla emocionalmente otra vez. La ojivioleta dejó a un lado la taza de té y se dedicó a estudiar con sumo cuidado el rostro del Granger. Esa satisfacción que le daba saber cómo intentaba procesar esa información, aunque le sorprendía que de verdad a esas alturas aún estuviera interesado por saber qué era lo que había ocurrido. Se percató que en su rostro se había formado una sonrisa de satisfacción, como si hubiera hecho una gran declaración, como si de repente esperara que todo cambiara el curso de su vida. No pasó desapercibido para ella el tono de derrota. - Mi permanencia con los Granger era la opción del momento ¿a dónde iba a ir? Fue divertido pensar en fingir ser parte de la familia al inicio, pero también me di cuenta que Luna sufría, como si su mundo estuviera a punto de terminarse, no solo por una persona… era como si una serie de eventos ocurridos se fueran acumulando en ella hasta no poder más. Un punto de quiebre por decirlo así. – Era la primera vez que la bruja hablaba de cómo se sentía, de lo que había ocurrido en esa ocasión. - Inicialmente era quedarme solo unos días para poder huir, así como lo mencionas… pero, al saber todas las emociones por las que Luna pasaba. Sentí la necesidad de aguardar y para hacer lo que ella no podía: aguardar y tener la oportunidad de vengarme. – Los ojos de la pelinegra emitieron un destello especial. - Dicho de otra manera, matar al o a los causantes de todo. Es por eso que me quedé aquí.– - Debes darle las gracias a Ariane por esa tiara, así como también acepto gustosamente tu agradecimiento… es probable que al día de hoy, ya no quedara nada de tu hermana.- Dijo distraídamente, más para sí misma, que para Joaquín. - Y como te he dicho antes, les tomé afecto a todos ustedes… a algunos más que a otros. - Parece que los Granger tienen tendencia a temerle a la soledad. – Dijo con cierta sequedad. - Cuidas de Seishiro y siempre te echo en cara lo de tu otra hija. ¿Por qué no estás con la madre? ¿En verdad sigues en querer aferrarte al pasado? O al menos… no sé ¿Ni siquiera has hecho el intento de rehacer tu vida con alguien más? Tienes toda una vida por delante… Literalmente. Además no somos los únicos de nuestra especie deambulando por aquí, así que ni para buscar un pretexto de no querer convertir a alguien, no sé. Explícame eso. – Al decir la última frase, se dio cuenta de algo ¿por qué ella no había hecho algo así? Había desecho la idea de no enamorarse de alguien y sin embargo, la situación era distinta: conocer a alguien, mortal… “vaya manera de complicarse la vida”, suspiró la ojivioleta al ver que el amanecer estaba muy cerca.
  22. - Debí corregir la frase donde decía que no podíamos ser tan inútiles ¿cierto Joaquín? – Exclamó la joven toda malhumorada por la situación, la ponía de nervios sentir la sombra del ojiazul tras ella, juzgando todo lo que estaba haciendo y sin dar señal de ayuda. De no ser porque estaba concentrada en no echar las galletas a perder, sin duda ya hubieran peleado o mínimo ya lo hubiera corrido de la cocina. Una vez que terminó de aventar las galletas para que se hornearan a su debido tiempo, dirigió parte de su furia para descargarla sobre el joven. - Eres el rey del optimismo, encima de que no ayudas con las galletas, me dices que la poción puede salir mal… cosa que ya sabemos de antemano. – Respondió con toda la sequedad que le permitía ser ella [?]. - En la biblioteca de la mansión debería haber algún libro sobre pociones… Breena no puede hacerlo todo ¡Deberías traer a uno de los elfos de la casa al menos! – Lo señaló acusadoramente. La verdad es que nunca fue la mejor elaborando pociones, así que temía que algo pudiera salir mal; si bien era un hecho que ninguno de los dos podría morir, no sabía qué clase de consecuencias podría tener en ellos el hecho de que se elaborara mal. Había recordado leer algo sobre eso en el pasado: el olor a quemado, demasiado espesa y demás cosas que podían resultar en el aspecto de la poción que bien hecha debía tener un color entre azul y turquesa. La Granger suspiró, sin duda tenían que apresurarse y acabar con esa festividad de una vez. - En vista de que has sido elegido dedocráticamente gracias a tu apoyo en la cocina, tendrás que ir por el libro de pociones a la mansión y de paso ir a comprar los ingredientes. – Sentenció la ojivioleta. - Y no es una opción decir que no, pues yo tengo que quedarme a que las galletas salgan decentes o tendré que hacerlas de nuevo… A menos que quieras involucrarte con cosas de cocina, algo que dudo muchísimo.- Terminó de acusar. Sin decir una palabra más, se dio media vuelta y buscó entre la cocina unos colorantes, para elaborar una pasta de colores para poder darle mejor aspecto a las galletas que estaban horneándose. Sin duda eso de la poción comenzaba a ponerla un tanto nerviosa, pues solo sabía de las señales físicas que indicaban que estaba mal hecha, más no recordaba haber visto algo más sobre los efectos en las personas. “Bah, no creo que alguien haya muerto por eso”, pensó distraídamente al tiempo que se preguntaba si conocía a alguien que pudiera brindarle más información antes de empezar a elaborarla. - ¡Y de paso sería bueno que consiguieras un caldero! – Exclamó en voz alta la Granger sin mirar a su hermano y esperando que no hiciera ninguna protesta al respecto.
  23. - Ay hermanito, siempre anticipándote a todo, aunque esta vez creo que te has equivocado.- Exclamó la ojivioleta al tiempo que les dirigía una breve sonrisa a ambos ; se acaba de separar del abrazo de su hermano y sin dar tiempo a responder a la pregunta que le había hecho, continuó. - Puedo encargarme de hacer llegar el chocolate a todos los que pretendas, solo tienes que anotarme a quién y qué tipo presentación quieres que se les entregue. Obviamente solo tú te encargarías de dejar los galeones por adelantado. – Valeskya se quedó pensativa, ella había tenido la certeza de que Li Xue no había llegado en compañía del Granger, sin duda todo había sido una extraña y quizás para la chica asiática, una horrible casualidad. Se produjo un silencio incómodo entre los tres, mientras la ojivioleta esperaba que casi se desatara la batalla campal entre su hermano y la chica de cabello negro, pues no existía ningún antecedente que indicara que las cosas terminarían bien. Aunque la última vez que había hablado con el ojiazul, le había dejado claro que sus intenciones no eran malas, al menos en ese momento. - Quién diría que el destino se encargaría de poner las cosas en su lugar, justo para ver si somos capaces de cumplir nuestras promesas ¿eh Joaquín? – Aparentemente sin sentido, pero estaba segura que su hermano captaría muy bien la esencia del mensaje. - A veces la gente no logra darse cuenta que el destino es muy caprichoso y se encarga de tener todo listo para nosotros. No solo se trata de un hilo rojo, el cual nos une al gran amor de nuestras vidas, sino que también hay cosas que están predestinadas para nosotros, como Li Xue… que está en este momento con nosotros aceptando una invitación a comer. – Con un ademán, los guió hacia la parte de la cafetería, que estaba justo al lado, con un gran ventanal de cristal. Lo importante ahora era que la chica de ojos negros lograra comer, ya que la notaba con cierta desgana y no sabía si se debía al hambre o simplemente no le apetecía discutir. La ojivioleta estaba segura que había algo más que la chica ocultaba, sabía que tenía un carácter muy fuerte y ese día no se le veía tan enérgica como otras veces. La cafetería parecía un lugar aislado, porque aunque se lograba percibir el aroma dulce del chocolate, era de una forma ligera, sin contar que había una mezcla con el olor del café; la bruja tenía que reconocer que era una agradable combinación. Guió a los invitados a la mesa que estaba más cercana a la calle y haciéndole un gesto para que se acercara, le susurró a su elfina que hiciera algo de comida, aunque no dijo con exactitud qué era lo que debía prepararle a la china. Supuso que Breena asaría algo de carne y verduras; mientras le indicaba a otro elfo que preparara una taza de humeante chocolate, solo para que sus invitados pudieran degustar una parte de los servicios que ofrecían. - Al final hiciste lo que quisiste, Granger. – Dijo la bruja al tiempo que se sentaba con ellos, al ver que las cajas ya estaban listas, con el contenido que había solicitado. - Debiste esperar un poco a que yo apareciera, para hacer algo más formal y mucho más elaborado, que un montón de cajas. Podíamos adornarlas de manera especial o cosas así. – La joven alzó la mirada, mientras veía las luces que flotaban en el techo. Sonrió brevemente en señal de agradecimiento mientras que el elfo llegaba con dos tazas de chocolate humeante y algo de té helado para Li Xue; no pasó por alto el hecho de que el elfo optara por dejar la parte dulce para el postre de la chica asiática. Valeskya miraba hacia la calle mientras escuchaba la propuesta que su hermano tenía que hacer y tuvo que disimular una sonrisa de burla al ver la forma en que el ojiazul expresaba las cosas: sin duda había una diferencia abismal entre lo planeado y lo real. - Esas palabras tuyas suenan casi amenazantes hermanito… - Susurró con desgana la joven. - Parece todo, menos una disculpa.- Observó a la chica y trató de buscar la palabras adecuadas, aunque no le agradaba tener que funcionar como intermediaria entre ambos. - Lo que quiere decir Joaquín, es que ese ofrecimiento que te ha hecho es su forma de disculparse ante lo ocurrido anteriormente. Se trata de hacer desistir a tus padres de esas ideas, aunque francamente tengo mis dudas de que funcione, ya que no sabemos qué tipo de personas son tus padres… es decir, tú lograste resistir su hipnosis, así que… - No terminó la frase, se quedó callada para que la asiática pudiera reflexionar sus palabras y así pudiera tomar una decisión.
  24. - Llevamos como tres, cuatro o quizás cinco botellitas, pero ¿Crees que haya un límite de alcohol para un vampiro? – Le preguntó la ojivioleta a su hermano en voz quizás demasiado alta, provocando que algunos de los asistentes los voltearan a ver. No estaba ebria, no sabía si era efecto del ambiente, de las luces, de la música en sí o simplemente estaba de un excesivo buen humor; la música era una forma de liberarse y olvidarse de todo lo malo y a veces hasta de lo bueno que había transcurrido durante el día. Arqueó una ceja con mucho interés al escuchar a su hermano proponer una noche similar pero dentro de la mansión y solo con los Granger. - Tengo que reconocer que a veces tienes ideas muy muy muyyy geniales hermanito. – Exclamó Valeskya con una risita. - Imagina a todos los Granger muertos en vida con una resaca de esas supremas y que hagan cuestionarnos si es necesario estar vivos o no. – Aplaudió al ver a su hermano cuando terminó de cantar y alzó la botella en señal de aprobación. De repente tuvo una idea, pero no estaba del todo segura si sería algo bueno, seguramente su hermano la fastidiaría durante el resto de la noche; “baaaahh”, pensó con desgana y se levantó rápidamente, provocando que las botellas y copas estaban sobre la mesa se tambalearan peligrosamente. Se acercó al escenario y tomó el micrófono y antes de comenzar con la canción, exclamó: - Creo que ha habido muchas canciones y pocas dedicatorias, así que seré la primera, pero no la última en dedicar esta canción a esa persona de la cual estoy enamorada. – Lo había dicho, ya no le importaba nada… Me muero Muero por tus besos, por tu ingrata sonrisa Por tus bellas caricias eres tu mi alegría Pido que no me falles Que nunca te me vayas y que nunca te olvides Que soy yo quien te ama Que soy yo quien te espera Que soy yo quien te llora Que soy yo quien te anhela los minutos y horas Me muero por besarte, dormirme en tu boca Me muero por decirte que el mundo se equivoca Me muero por besarte dormirme en tu boca Me muero por decirte que el mundo se equivoca Que se equivoca, que se equivoca Muero por tu ausencia que me hace extrañarte Que me hace soñarte cuando mas me haces falta Pido por la mañana Que a mi lado despiertes enredado en la cama Ay como me haces falta Que soy yo quien te espera Que soy yo quien te llora Que soy yo quien te anhela, los minutos y horas Me muero por besarte, dormirme en tu boca Me muero por decirte que el mundo se equivoca Me muero por besarte dormirme en tu boca Me muero por decirte que el mundo se equivoca Que se equivoca, que se equivoca Me muero por besarte dormirme en tu boca Me muero por decirte que el mundo se equivoca Que se equivoca, que se equivoca Al bajar del escenario, tomó la botella antes de dirigirse a su hermano y lo señaló con ella: - No preguntes si quieres que todo esto siga como hasta ahora. – Dijo, antes de darle un largo sorbo y sentarse.
  25. Valeskya miró al cielo, mientras sus pensamientos divagaban y trataban de digerir las palabras de su hermano con respecto a su pasado. Nunca había sentido interés en saber más allá, por muchas razones, probablemente era lo que quizás al Granger de ojos azules le faltaba: olvidar el pasado, no saber más de sus padres, olvidar ese resentimiento y así dar la vuelta a la página, ya que ambos lo necesitaban. Aunque ese tema era probablemente tan frágil como el cristal y la bruja estaba segura de que entre ellos nunca se pondrían de acuerdo… lo único que quizás podría solucionar eso, era la aparición de sus padres, pero eso no era algo que sucedería a corto plazo. No se dio cuenta cuando la Elfina apareció para suplantar la tetera vacía por otra con un contenido similar; era parte de lo que le disgustaba cuando tocaban un tema que tuviera que ver con ella, no le gustaba sentirse en la mira, como un niño esperando a ser juzgado por sus padres por su forma de actuar. Se quedó en silencio durante un buen rato, mientras escuchaba a su hermano comer las galletas mientras se encontraba en el agua; las sales ya se habían disuelto y las aguas volvían a tomar su color cristalino, acompañado de burbujas provocadas por la alta temperatura. Al escuchar el tema con respecto a los recuerdos provocados por un encantamiento, la joven de ojos violáceos nunca se había puesto a pensar con detenimiento la causa por la cual no tenía memoria: quizás había sido un golpe en la cabeza o quizás solo había sido hipnotizada, pero nunca había vivido alguna escena que le trajera alguna clase de recuerdo, con nada ni con nadie; incluso cuando había visto a su hija, era como si le hubieran presentado a una total extraña; reconocía en parte que había intentado esforzarse en quererla, pero la sensación de vacío siempre se encontraba allí, en un rincón solitario de su mente, siempre lista para aparecer en cuanto alguien de su pasado quisiera recordarle quién era. Sin decirle nada a Joaquín, la joven le agradeció silenciosamente que se tomara la molestia de tratar de responder con detalles lo que había preguntado, pues eso quizás le serviría si en algún futuro le volviera el interés por saber quién era antiguamente. Pero ese rato de tranquilidad desapareció casi de inmediato al escuchar otra pregunta en relación a su vida personal, más cuando hablaba de Valeskya como refiriéndose a otra persona. Se llevó las manos a la cabeza al tiempo que intentaba mantener la cordura y no ponerse a la defensiva; no sabía si debía responder o no ¿hasta dónde le iba a dar el poder a su hermano para poder opinar sobre su vida personal? - Me había parecido extraño que no hubieras intentado inmiscuirte en mi vida personal.- El tono de su voz fue inmediatamente a la defensiva. - No sé si deba contarte, al final de cuentas, lo que hemos platicado durante todo el día de hoy, terminaremos por echarlo en cara en alguna discusión…- Era una afirmación, conocía bien a su hermano y también se conocía bien ella, eso no quedaría en una simple plática. - Erróneamente crees que soy una transformación Joaquín… Para mi desgracia, somos dos personas en un mismo cuerpo, pero… no sé qué tipo de cosas estés acostumbrado a ver. No es que sea una persona y luego me comporte como otra, siempre soy yo, siempre hablas conmigo. – Tratar de explicarlo con palabras sencillas era complicado. - Valeskya siempre está aquí, que existan veces como ahora, en la que hablamos sin pelear, no es que “la otra” salga a flote... simplemente llevamos tanto tiempo juntos, que quizás hay ciertos hábitos y costumbres que hago de forma inconsciente, la forma de comportarme contigo, con Fiamma, con Zahil, con Apolo, es debido a la convivencia diaria. Aunque también tiene que ver mucho el hecho por el cual me he marchado en reiteradas ocasiones a estar sola… que es la manera que encuentro para sentirme menos vulnerable. – - Por otro lado, hay una tiara que debe estar guardada en mi bóveda… la verdad no recuerdo bien. – Dijo pensativa mientras tomaba la taza de té. - Un objeto maldito, que encierra a un ente en su interior… es ese tipo de historias de terror que le puedes contar a tus hijos cuando quieras que no agarren cosas valiosas sin tu permiso. – Dijo amargamente la ojivioleta. - Luna en ese momento estaba demasiado vulnerable, supongo que mucho tuvo que ver la boda y fue el momento y lugar adecuados para liberarme…- Bebió un sorbo de té y dijo en un susurro. - Increíble lo que un amor puede provocar…-

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