Dana Gryffindor

"Tac, tac, tac, tác" Los dedos de la bruja provocaban una sinfonía contra la madera de roble de su escritorio, a su lado una pila de periódicos prolijamente ordenados y una taza de café ya frío. "Tac, tac, tac, tác" No podía detener el accionar de sus dedos ante el acto involuntario por moverse de forma rítmica sobre la mesa. El laúd de la mujer se encontraba en su estuche contra la pared pensando en porqué sus dedos tocaban la mesa en lugar de acariciar sus cuerdas. Suponiendo que un laúd pudiera pensar, aunque estaba por completo segura de que aquél artefacto que llevaba centenar de años en su posesión la entendía más que nadie en aquel mundo de los mil demonios. "Tac, tac, tac, tác" Su padre había muerto. Y la culpa caía en sus hombros. "Tac, tac, tac, tác" El edicto había sido promulgado y el caos se había instaurado en el mundo. "Tac, tac, tac, tác" ¿Qué debía hacer? Dos panfletos estaban en su mesa, su equipo de diseño los había fabricado. El rostro de Nathan y el de Aaron la observaban. Uno había incendiado parte del ministerio y el otro... bueno, el asesino de aurores. -¡Wicky!- la elfina tardó apenas un segundo en aparecer -quiero ver estos rostros en la próxima portada del Magisk, díle al equipo de edición que se encargue. Yo tengo unos asuntos pendientes con la nueva Ministra. Se puso de pié, ocasionalmente llevaba un vestido negro bajo la túnica oscura y unos finos stilettos negros, tomó su bolso de piel de moke y desapareció. *** Los adoquines en la calle no eran problema para los tacones que arremetían con rapidez por el largo y oscuro pasillo del callejón Knocturn donde se apreciaba la ropa que colgaba de uno a otro edificio donde vivían los sectores más vulnerables de la sociedad mágica. Allí, donde los niños buenos no se atrevían a caminar, a plenas luz del día, la Gryffindor se acercaba a una pequeña puerta de acero que pasaba desapercibida entre los techos de chapa de las casas y las tiendas callejeras donde te vendían comida, utensilios y pociones de dudoso aspecto. Cuatro golpes bastaron para que la pequeña rendija de la puerta se abriera y unos ojos verdes la contemplaran. -Aquí tiene su paquete- dijo el duende con una voz aguda y cantarina -¿Trajo el dinero? Efectivamente, la pelirroja metió la mano en su bolso, retiró una pequeña bolsa de arpillera, la acercó a la rendija y la hizo sonar un par de veces. El duende dio un golpe seco al cerrar la rendija y abrió la puerta de par en par con el paquete temerosamente suelto en una caja de madera. -¿Sabe utilizarlo?- preguntó el duende. -Claro que sí- murmuró la bruja.

Planilla de compra: ID: 90949 Nick: Shelle Dumbledore B.L Link a la Bóveda Trastero: 114256 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 80165 Link a Tópic de la clase o a la prueba: --- Nivel Mágico: 12 Fecha: 2021-02-10 Nombre del producto: Cuerno de Erumpent Ancestral Consumible o Libro de Hechizo: Consumible Nivel (del libro): Precio: 45000 Precio total: 45000

La situación se había convertido en algo similar a la obra de un dramaturgo... hechizos y cachetadas, gritos y lágrimas. No era la despedida que esperaba para mi padre, él merecía honor y esperaba que al menos estuviera presente el líder de la organización a la cual mi padre pertenecía y de la que alguna vez yo misma fui parte. Tuve la necesidad de embestir con mi varita hacia Micaela cuando vi la cachetada que le dio a mi hermana. Cuidaré de ella. Fueron las palabras que le dediqué a mi padre en su lecho de muerte y así sería. No iba a permitir que nadie le hiciera daño aún si mi vida dependiera de ello, aún si debía tirar a la basura mis ideales, aquellos que cavaron la tumba de Elvis. Lunática me odiaría hasta el fin de nuestros días, quizás yo misma sienta cierto recelo hacia mi hermana, aún así y aunque ella no lo supiera mi vida estaba a sus pies. Sin embargo unas palabras me quitaron de mi eje, simplemente no quería escuchar ni ver a esa persona, no lo culpaba pues había sido yo misma quien le entregó la vida de mi padre en bandeja, aún así no lo quería cerca, todo el amor que en algún momento había sentido por mi líder en cuestión de segundos se había roto y por dentro algo empezaba a formarse, algo que aún no entendía. Simplemente no respondí y el alivio inundó mi pecho en el momento en que @@Aaron Black Yaxley cuando las palmas de un necrohand empezaron a elevarlo. Me mantuve alejada del féretro mientras miembros de la familia daban su último adiós. Observé al búho de alas negras rodear la mansión y supuse que se trataba de mi hijo, probablemente debía hacer lo mismo y dejar que otros se despidieran. Sin embargo yo también lo necesitaba. Sentía una daga clavada en mi pecho que se oprimía aún más cada vez que la imagen de la luz verde se apoderaba de mis ojos. Una luz verde... probablemente así se vería un boggart si lo tuviera en frente en esos momentos. Decidí mantenerme lejos de todos, bajo la sombra de un limonero, allí al resguardo de un delgado tronco apoyé mi espalda y contemplé la escena, allí solo estaba mi familia, rota y marchita, pero allí estaba. Sin embargo un halo de luz dio de lleno en mi pecho cuando la vi llegar, mi hija @@Hannity Ollivander Evans había acudido a la despedida del abuelo que jamás pudo conocer, por mi culpa. Esperaba hablar con ella en algún momento pero entonces las palabras no querían salir de mis labios y una lágrima escurridiza escapó de mis ojos.

En cuanto crucé la puerta del despacho la vuelapluma salió disparada de mi bolso junto con un ancho cuadernillo. La ansiedad de mi pluma se equiparaba a la mía a la hora de trabajar, agradecia que fuera un trabajo que me traía más placeres que disgustos y más aún en una época de tanto movimiento político y social. -Un placer señor Limmer. Me acomode en un asiento del otro lado del escritorio y cómodamente crucé mis piernas a un costado. Sabía que un muggle compartiría la entrevista ¿acaso Potter Blue lo permitía? Claro que así serían las cosas, puro nepotismo. -Buenos dias- dije a mi colega mientras esperaba que se acomode para iniciar, tuve yo el tupé de dar la primer pregunta -¿Por qué la ministra tuvo un giro tan inesperado en su línea política? ¿Piensa acaso unirse al Partido del Conservadurismo Mágico liderado por el exministro, el señor Black? Creo que nuestra audiencia y sus votantes necesitan una respuesta clara a esta decisión. Estaba allí para hablar sobre el edicto, pero había preguntas que simplemente me inquietaban, ¿qué habría llevado a Sagitas a tomar aquella decisión? ¿Se habría aprovechado Black de la debilidad de Potter Blue? La vuelapluma había empezado a escribir y se detuvo apuntando al secretario de forma intimidante. @Sean -Ojo Loco- Limmer

Arrugado como una pasa yacía en las profundidades de mi bolso de piel de Moke el pequeño pergamino con la nota del secretario de Sagitas ¿Aclarar las cosas? Siempre me mantuve a la defensiva de las actitudes amarillistas de los periódicos y había decretado en el Magisk Politiké que jamás caeríamos en las garras del sensacionalismo inglés. Quizás por esta razón me codeaba con miembros de importantes organismos políticos y del sector privado de la nación, mi profesión como Editora y Politóloga me había abierto las puertas a un estatus social que a su vez se convertía en un caudal de noticias propicias para el periódico que yo misma había forjado en Dinamarca y que ahora había traído conmigo ante mi exilio de aquél país. ¿Creía el secretario de la ministra que yo iba a escribir en MI diario lo que él o Potter Blue quisiera? Esperaba que no, la coerción de la ministra no me llegaba ni a los talones, o al menos eso esperaba, aún conservaba a mis informantes muggles y nomaj, esos vagos que por unos pesos hacen cantar hasta las rocas... A veces me pregunto si las monedas son más poderosas que cualquier hechizo de mi varita. Llegué a la puerta principal del ministerio, cientos de personas iban y venían con con dejo de preocupación en el rostro, el edicto había afectado a todos y según había escuchado las nuevas normas en el ministerio también alborotó la vida de más de un miembro. Francamente solo me importaban mis libertades y mis asuntos, el edicto poco afectaba mi ritmo de vida y mis pensamientos... Doblé a la izquierda en un largo pasillo y subí una pequeña escalinata. No tenía noción de cuánto tiempo había pasado desde la última vez que pisé el ministerio ¿acaso había sido aquél día en el Atrio? Finalmente la puerta que buscaba se presentó ante mis ojos y el nombre en la placa me decía que estaba en el lugar correcto. Dí dos golpes secos y esperé mientras me quitaba la oscura capa de viaje y dejaba ver mis holgados pantalones negros metidos dentro de mis borcegos y mi camiseta gris ajustada. @@Sean -Ojo Loco- Linmer

Las palabras de mi hermana fueron tranquilizadoras, yo también deseaba una sana convivencia. En su lecho de muerte le hice una promesa a Elvis: proteger a Luna. Y así sería, aunque no daría un brazo a torcer tampoco le haría daño a la niña siempre fue la viva imagen de mamá y papá. Mamá...¿qué sería de ella? ¿habría sentido la muerte de Elvis?¿alguien le habría avisado? quizás era nuestro deber llamarla pero jamás tuve un lazo muy cercano a ella, Elvis fue quien me abrió sus brazos a esta familia y poco reconocía a su esposa como mi madre, sin embargo algo por dentro me decía que esa mujer debía saber lo que sucedía. Tomé un pequeño anotador de mi bolsillo y escribí una nota con una pluma de viaje. @@Annick McKinnon Elvis ha muerto en manos de La Marca Tenebrosa, su cuerpo yace en los jardines de la mansión. Has lo que consideres. Shelle K. Una lechuza de grises plumas se acercó, sujeté la nota a su pata y contemplé como se perdía en la inmensidad de la noche. Observé el cuervo transformarse en mi propio hijo bajo la sombra de la marca tenebrosa, desde el umbral de la ventana, podía ver cómo se dirigía a los jardines donde el cuerpo de su abuelo esperaba en el cajón. Contemplé a una Luna locuaz frente al féretro de Elvis ¿qué le diría? quizás eso ya no era importante. Debía mantener la frente en alto y estar a tono a la situación. Junto con el cuerpo de Elvis y la presencia del líder de La Marca Tenebrosa, su asesino, pronto llegarían miembros de la orden a la que mi padre pertenecía, sus amigos más fieles darían batalla y sería una excelente oportunidad para dejar en claro a todos quiénes mandaban allí, qué bando reinaba ahora sobre el suelo de la mansión. La serpiente resplandeciendo en el cielo era la muestra más clara de ello. Sin embargo no era un miembro de la orden, o al menos no a mi saber, quien empezó la discordia. Sabía cuánto aprecio había entre mi padre y Zahil, respetaba eso y no tenía intenciones de hacerle daño en su momento de furia, ella lo sabía y probablemente me había visto allí el día de su muerte. Aún recordaba aquél encuentro entre los escombros de San Mungo y su ayuda para solventar aquella tragedia. Sin embargo lejos estábamos de aquél momento en que unimos fuerzas para rescatar a los bebes secuestrados. Levanté una mano en dirección a mi hijo, no a modo de saludo sino para que se callara. -Elvis Gryffindor merece ser llorado por quienes de verdad lo amaron- Dije con la calma que solo portan los sabios. -Tendré piedad de aquellos que vengan a los jardines, se arrodillen ante mi padre y supliquen que los protejan. Hice caso omiso a las palabras de la Granger y continué mi andar hasta posarme junto a mi líder. -Se agradece que hayas sido usted quien ha traído el cuerpo- Mi voz era firme, seca, había reprimido cualquier rastro de tristeza ¿acaso lloraría en algún momento? ¿acaso quebraría en la soledad que yo misma había construido? -Pero miembros de la orden a la que bien sabes que mi padre pertenece vendrán aquí a presentar sus respetos y no serán negados. El pastor que conocí el día que los muggles nos atacaron en las calles de Londres había llegado a nosotros, ya no sabía en quién confiar... lo más seguro era que la mayoría de los presentes fueran fenixianos, sin embargo debía conservar la calma. Acerqué la varita a mi garganta y tras un sonorus dije: -Tienen media hora, el nuevo patriarca ¡Mi hijo! ha hablado- mi voz se extendió a lo largo de toda la mansión y sus jardines -pasado ese tiempo la paz se habrá roto y miembros indeseables de la mansión serán expulsados o asesinados, ¡enemigos de La Marca Tenebrosa temed!

El escuadrón estaba completo, la noche estaba a nuestro favor al igual que el viento helado que corría rumbo a la Concorde. -Saben las reglas- lanzó una mirada felina a sus camaradas -llegar a La Concorde, sin importar cómo. Si ven un miembro de La Orden Del Fénix deben asesinarlo de inmediato. Si se enfrentan a obstáculos en el camino deben sortearlos utilizando todo lo que tengan, no me importa si se pueden convertir en un toro o una abeja, utilicen todas sus habilidades y conocimientos para llegar al objetivo- escupió al suelo -No me importa lo que la nueva ministra diga, si deben matar a un muggle lo hacen, si deben subir a un coche se suben y si deben tragarse el orgullo por un rato se lo tragan. Podía sentir cómo la adrenalina se apoderaba de su cuerpo y la envolvía como un fuego maldito. Observó a su hijo con seriedad y apretó más de su hombro. -Más te vale llegar allí y cantar victoria- dijo con sequedad -O yo misma te asesino. De su bolsillo sacó un canuto ya preparado, se lo llevó a la boca llenando sus pulmones con tabaco seco y tras exhalar lo arrojó al suelo. -A por ellos- dijo empezando a correr. Debían ser rápidos, más que ninguna otra cosa, ella era vampiresa y la velocidad estaba de su lado, el viento a su favor y la adrenalina en su máxima potencia. Podría correr de la misma forma si allí le esperara una PASTAFROLA.

La parca no fue tan piadosa como ella, observó a la muerte acercarse a paso lento y cansado ayudada por el largo mango de su guadaña para apoyarse en cada movimiento, pese a su débil andar su poder superaba los límites y la bruja ante los ojos de Shiva se mantuvo allí a la espera de que la parca llegara, posara sus largas y filosas falanges sobre su hombro y juntas empezaron a caminar hacia las puertas cerradas de la iglesia, estas se abrieron coronadas por el fuego de un fénix que esperaba en su interior, la muerte era sabia y sabía a donde llevar a quienes les había llegado el momento de partir. Shiva contempló la escena hasta que las figuras desaparecieron tras las llamas del fénix y las puertas de la iglesia finalmente se cerraron. Una gota cayó del cielo sobre la cabeza de la mortífaga, levantó la mirada y las estrellas brillaban en los más alto difuminadas por las verdosas nubes que se extendían a lo largo de la marca. Se preguntó si aquella gota serían lágrimas ¿papá? Aquél fantasma la perseguiría para siempre, se preguntaba si también se habría encontrado con el fénix y si la parca habría sido amable con él como lo fue allí. Sin embargo el momento había llegado y ya no podía esperar, desapareció rumbo al Arco de Triunfo. Allí la gran avenida de los Campos Elíseos se alzaba a lo largo, los autos rodeaban el arco y continuaban su rumbo hacia la Concorde donde el obelisco de Lúxor se alzaba expectante. La bruja se encontraba bajo el gran arco observando a sus camaradas, entre ellos vio con orgullo a su hijo. Apoyó su mano en hombro del muchacho y luego aguardó a que llegaran el resto de los miembros. ¿Se irían a comer luego una pastafrola?.

Se percató de la presencia de una bruja que realizó un hechizo para revelar la presencia de humanos ocultos, pero allí estaba Shiva ante sus ojos, pensó si lo elocuente sería atacarla, la mujer tenía sed de sangre y aquella bruja se veía apetitosa. Sin embargo se limitó a acercar sus pasos en dirección a la mujer y con el semblante serio y la varita descansando en su diestra simplemente le murmuró: -Será mejor que te marches, este no es sitio para juegos- dijo con seriedad y dirigió sus ojos a la gran cruz que se alzaba frente a una de las rejas de la iglesia. Sus ojos brillaban como dos zafiros bajo la luz de la luna, a lo lejos se veía la serpiente deslizarse por el cielo y la inmensidad que esta promovía alentó a la pelirroja. Había tomado aquél lugar, le pertenecía. Lo mejor sería que regresara cuanto antes al punto de encuentro con los miembros de su bando a quienes había convocado en su sede en París. Esperaba que su hijo se encontrara allí, deseaba que siguiera sus pasos al verdadero camino, aquel que mi padre jamás entendió. Mientras que aquella bruja de ardientes cabellos... le había perdonado la vida pero la petición había sido clara: vete de aquí, este lugar me pertenece. Los deseos por esa maldita tarta eran mayores de los que pretendía, cubrían mis ganas de matar, me enfermaba el hecho de que aún faltaban horas para poder comer esa PASTAFROLA. https://ibb.co/FBDq2Mt

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En un suspiro la pelirroja desapareció del Puente de las Artes dejando un dejo de desolación en el mismo, el correr del agua se transformó en un eco en los oídos de Shiva quien apareció frente al a larga escalinata frente a la cual miles de personas solían transitar durante el día encontrándose con las carpas de los artistas que vendían sus obras o en el momento realizaban hermosos retratos a cambio de unos billetes. Se dispuso a subir por aquella escalera de piedra hasta encontrarse con la larga reja que separaba la alta meseta donde se encontraba la iglesia, de los artesanos más abajo. Desde allí las luces de París se veían a lo largo y ancho de la ciudad, podía apreciar la gran torre, el Arco de Triunfo, el pequeño molino del Mouline Roge y la gran Champe Elysee que jamás dormía al igual que el barrio latino donde algunos bares permanecían abiertos hasta al menos las dos de la mañana. Sin embargo la mortífaga con el hueso de su asesino pesando sobre su rostro prefirió regresar al mirada a la escalinata donde se hallaba la iglesia donde personas de todas las religiones subían a conocer sus maravillas y los católicos quizás se quedaran a escuchar la palabra de Dios en la misa. Shiva, Shelle... no era seguidora de aquella religión pero brindaba sus respetos. PASTAFROLA

-Se negoció con @@Mica Gryffindor en nuestra calidad de comandantes que mi última tirada es válida- Juv Macnair Hasani: 4 - Notredame https://ibb.co/bRFJYtx Mael Blackfire : 1 - Torre Eiffel https://ibb.co/BNhLQ9J Shelle Katerina Gryffindor: 3 - Sacre Cour en Montmartre https://ibb.co/Cvhm7bS

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Con un sabor amargo a desasosiego la bruja se mantuvo firme bajo la sombra de la marca en el cielo, a la espera del cantar de una alondra que anunciara la llegada del fin de la oscuridad que residía sobre la ciudad de las luces. El parpadear de la brillante y esplendorosa Torre Eiffel se veía a lo lejos, se imaginó el trocadero repleto de turistas ansiosos, de parejas expectantes, probablemente alguna propuesta de casamiento o algún festejo... Se acercaba San Valentín y el solo pensar que pasaría ese momento con la mujer que le había despertado tan grande deseo la volvía loca. Aunque a veces se preguntaba si algún día decidiría asentar su vida, dar pie a formalizar y crear una familia. De solo pensar que su amada podría correr peligro a causa de la profesión que caía sobre su espalda, no tenía miedo en decir lo que pensaba en las páginas del Magisk porque nada la ataba, no tenía nada que perder. Mael... era un hombre fuerte a quien mantuvo al margen de su vida por aquél mismo miedo, no quería que corriera la misma suerte que su abuelo, mi padre. Nuevamente inspiró hondo esperando que sus pulmones se llenaran y al exhalar alejó ese malestar que la atormentaba, debía mantener la mente fría para el caos que se desataría. Porque allí, en las calles adoquinadas de París, los edificios se teñirían del color del cual solo la sangre es responsable. Luego se encontraría quizás con Mael y comería aquella tarta que tanto la antojaba ¿cómo se llamaba? ah sí, PASTAFROLA.

Una larga calle de adoquines serpenteaba entre edificios iluminados por pequeños faroles de luz. El aroma a flores que destilaban los pequeños balcones de rejas negras inundaban los sentidos de la bruja cuyo rostro oculto bajo la máscara de hueso gesticulaba una sonrisa. Botas negras, pantalones de gabardina cargado de bolsillos y musculosa todo a tono con su oscura capa, debía actuar rápido, la serpiente en su cuello ardía al igual que la varita que sujetaba con fuerza con la diestra. Finalmente la calle desembocó en el puente de Las Artes, Allí donde los amantes dejaban su candado creyendo en aquella fantasía del amor eterno. Conforme avanzaba por el puente con una suave floritura de varita los candados empezaron a caer sobre el Sena. La sonrisa se mantuvo en los labios de Shiva quien se detuvo justo en la mitad del dichoso puente y respiró con profundidad el frío aire parisino sosteniéndolo por unos segundos en sus pulmones para luego exhalar al tiempo que empuñó su varita al cielo para decir claro y con orgullo: -Morsmodre-. Una nube tormentosa se formó sobre su cabeza tomando forma de la calavera que abrió ancha su boca para que la serpiente se deslizará por el cielo nocturno haciéndose de él. -Que caiga quien deba caer ante el poder de La Marca tenebrosa. Era irónico como la bruja en ese instante sentía tremendos deseos de comerse una buena PASTAFROLA.

El periódico había causado estragos en la comunidad mágica, la sede en Londres había sido un éxito y la pelirroja sentía una fría sensación de satisfacción mientras degustaba su café aquella mañana. Las novedades iban y venían y la turbulencia en la comunidad mágica crecía y con ella... ¡Las noticias! sus reporteros estaban al tanto para absorber la información necesaria y traerla al despacho de la Gryffindor de inmediato y así fue como Eloíse puso sobre su escritorio el edicto promulgado por Potter Blue. -¡Preparen todo! la noticia saldrá mañana mismo- gritó la pelirroja. Escuchó que alguien llamó a la puerta ¿Sería @Idyllia Macnair T. ? -¡Pase!- dijo la Gryffindor mientras terminaba de escribir la nota que saldría al día siguiente -La guerra está más cerca de lo que esperaba, Macnair, ¿traes novedades del atraco? la UPA cree que puede llegar y generar caos ¡Já! esto...-puso su larga uña de esmalte rojo sobre el pergamino que contenía el edicto -detendrá a esos pedestres países... De un trago se puso de pie le entregó su gaceta a Eloíse. -Apura mujer, quiero verlos trabajar- regresó la mirada a la Macnair -¿Sabes algo de tu madre? El Wizengamot deberá actuar cuanto antes pasado los 15 días emitidos por la ministra, ¡diablos! tendré que despedir a los tipistas muggles... ¡ELOÍSE! A la mañana siguiente Mis lectores probablemente leyeron los 13 puntos del edicto mágico pronunciado el día 23 del primer mes del corriente año lectivo. Claro mensaje dictatorial referente a la comunidad muggle ¿lo bueno? No debemos escondernos más señoras y señores ¿lo malo? Las monedas siempre tienen dos caras y esta mujer nos ha privado de la libre comercialización con los muggles ¿será que deberemos empezar a realizar nuestro propio whisky? ¿la mano de obra muggle deberá prescindirse por completo a pedido de esta mujer? ¿Acaso Potter Blue fabricará los inteligentes celulares que permiten conectarnos de forma más rápida que con una lechuza?¿Se formarán nuevas rutas ilegales de comercio? Probablemente esto último sea la opción más óptima para los empresarios que han sido desplazados en este edicto. La audiencia estará analizando cómo sobrellevar el nuevo camino que este ministerio planea para nosotros, pero he aquí una seguidilla de novedades que van de la mano con el edicto de Potter Blue: Alemania, Australia y Nueva Zelanda se unen al decreto del ministerio ingles para así combatir las barbaridades ejecutadas por parte del inquisidor y avaladas por la ONU. Alemania busca aliados en países vecinos para formar una oposición bélica contra el gobierno estadounidense. Estados Unidos ha roto relaciones con Inglaterra de forma inmediata pidiendo un brexit de la confederación internacional de magos. La UPA ha declarado a miembros de MACUSA terroristas de la Orden del Fénix condenándoles por crímenes de lesa humanidad al igual que al gobierno inglés. Inglaterra retira sus contribuciones económicas a la CIM ¿acaso planea una guerra financiera además de la declaración de los Estados Unidos de América?¿la carrera de Weasley dentro del FMI y Gringotts tendrá sus días contados?

Las luces del castillo se distinguían encendidas una noche donde las estrellas habían escapado del cielo en señal de un luto universal por quien ahora emprendía una larga travesía hacia el mismo infinito. Decidí moverme entre las sombras, sin embargo mi padre había muerto y su patriarcado había caído sobre mis hombros y los de Luna. Pero no podía aparecerme sin más dentro de la casa, no podía aparecer en mi alcoba pues probablemente alguien podría estar allí revolviendo mis cosas buscando alguna pista sobre mi propio paradero. La decisión fue tomada sobre la marcha con la impulsividad que tanto me caracterizaba. Entraría por la puerta principal, con la frente en alto y todos verían mi rostro así como papá vio los ojos de sus verdugos antes de morir. Debes aceptar las consecuencias de tus actos. Me dijeron alguna vez. Hacía un frío de mil inviernos y al cruzar la verja de entrada a los jardines, estos parecían más oscuros que la noche y más silenciosos que la muerte. Un camino de adoquines de piedra surcaba recto mientras que a un lado y otro del mismo se situaban dos grandes fuentes de agua rectangulares de al menos diez metros de largo y cuatro de ancho bordeadas con flores que se habían marchitado. Con mi varita suavemente apunté a las flores dándole vida y el aroma a jazmín perfumó los jardines, también hice que de las fuentes empezaran a surgir finos chorros de agua uno a uno de los lados al centro hasta cubrir las aristas, estos se iluminaron con una luz tenue y el sonido del agua al caer daba la sensación de paz en una noche donde esta se había roto quizás por mucho tiempo. Continué mi camino por los adoquines hasta encontrarme con las esculturas de Lobo y León cuyas piedras yacían en el suelo echas añicos, junto a ellas algo se había partido en dos en mi alma. No sabía si la venganza sería contra todo un bando, si sería contra mi líder o si sería conmigo misma. Lo que sabía era que la Gryffindor sería la clave para dar el golpe tan esperado en esta guerra que azotaba entre dos mundos: mágico y muggle. Con mis manos al frente y en una de ellas con la varita recta hacia la piedra caliza. Las estatuas se levantaron y las piedras chillaron mientras una a una se unían tomando una forma más tenebrosa de lo que alguna vez fueron. Un león con la boca ancha enseñando los colmillos en un rugido que dio al momento de montarse por completo sobre la base, con sus patas delanteras juntas y el lomo estirado hacia atrás, el pecho enaltecido y su tupida melena peinada como si el viento le diera de frente. Su rugido se escuchó a lo lejos y también se hizo presente en el interior del castillo. Ese León no permitiría que nadie ajeno a la familia se apareciese en ningún espacio donde alcance su rugir. Y el lobo, grande como un huargo, con su pelaje en punta revelando la furia del animal, su hocico arrugado entreabierto enseñaba dos filosos colmillos que escapaban de su comisura y los ojos empequeñecidos contemplaban fijamente a quien pasaba por allí analizando si el paso le era permitido. El animal representaba a un miembro honorable de la Orden del Fénix que ya no estaba en sus filas ni caminaba en este mundo ni en el otro. Por el respeto que la bruja le tenía a su memoria decidió conservar aquella criatura para que protegiera su hogar, sin embargo esta ya no atacaría a miembros hostiles de la marca, su deber era defender a la familia de la hostilidad de los fenixianos que pronto llegarían a dar batalla por el honor de la gran casa Gryffindor. Casa que desde ese momento pasaría a ser miembro honorable de La Marca Tenebrosa. Quizás por eso el lobo y el león inspiraban odio con sus ojos, en modo de protesta a los cambios que se avecinaban, deseando que todo sea como antaño cuando el fénix sobrevolaba los jardines. Continué mi rumbo hasta llegar a la gran puerta de madera tallada, esta se abrió de par en par ante mi llegada, reconociéndome como matriarca. Esperaba que mi hijo: @@Mael Blackfyre llegara cuanto antes a tomar su lugar a mi lado pues bien sabía quién sería la sería la otra matriarca y era mi deber darle a elegir entre las nuevas reglas que yo misma dispondría o el exilio.

https://ibb.co/7JGZLq2 La vio llegar a lo lejos y su perfume perforó hasta el último de sus sentidos, la quería, en el fondo de su alma. Sin embargo la pelirroja era una vengadora, una servidora de la muerte, alguien que juró asesinar a quien le había arrebatado la vida a su padre. -No puedo arrastrarte al infierno al cual caigo en picada. Entonces desapareció antes de que la rubia llegara a sus brazos. Cerca de la ciudad de Paris, con el corazón latiendo con violencia, la bruja apareció bajo la sombra de un guardia, una sonrisa se dibujó en los labios de la Gryffindor y clavó los dientes en su cuello. La sangre fluyó por su garganta pintando los ojos de la vampiresa de un rojo fuego ¿Su amor la seguiría hasta allí? Arrojó el cadáver del guardia a un costado y bordeó la larga fuente de agua frente a la entrada del castillo. Bicicleta.

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Shelle miraba con temple la noche parisina desde un banco banco solitario frente a Les Invalides. La tranquilidad acaparaba los escombros de una bicicleta abandonada frente a la bruja, el dueño de aquel artilugio muggle había sido devorado por la Gryffindor quien se encargó de consumir hasta la última gota de sangre del adolescente pocas horas atrás, y contemplaba entonces el objeto inanimado que esperaba por su dueño, alguien que nunca llegaría y cuyo cuerpo flotaba en el Sena. ¿Lo abrían visto ya? La bruja estaba expectante. Sus borregos, su cabello recogido en una larga cola de caballo, sus pantalones repletos de bolsillos y su camiseta ajustada... estaba lista para una larga noche de asesinatos, con la varita en el bolsillo de su capa y la máscara de hueso ocultando su identidad. ¿Que le separaría aquella noche? ¿Mataria algo más que un simple muggle? Tomó un cigarrillo y lo llevó a su boca, había perdido el hábito, pero aquella noche la inspiraba a probar al menos uno más.

Shelle. Nadie llegó a la mesa, la música continuó sonando y la pelirroja se puso de pie. Tensa ante aquella falta de respeto por parte de sus compañeros, prefirió silenciar sus demonios y recoger en silencio sus pertenencias. Pero la puerta del pasillo se abrió de par en par y una lechuza joven de plumaje blanco ingresó batiendo sus alas hasta detenerse sobre la mesa frente a la mujer. En su pico colgaba un collar de oro con un pequeño relicario con el peculiar logo de un águila, lo dejó caer al la mesa junto con un sobre negro. Los ojos de la mujer brillaron, el sobre recitaba su nombre en letras doradas con perfecta caligrafía cursiva, al abrirlo un rubor recorrió su cuerpo y jamás entendió, hasta el día de hoy, cuál fue la razón. Algo en su cuerpo le había advertido, de prestar atención a aquella sensación quizás su vida hubiera seguido su curso y nada ni nadie hubiera alterado así la historia de sus días. -Es una invitación- murumuró más para sí que para Eloíse -Con un pasaje en avión a Juneau y ticket para ir en ferri la isla de Yakobi, en 3 días...- levantó la mirada a la crupier -¿Sabes algo al respecto La mujer se veía tensa pero no expresó ninguna respuesta, se limitó a observar el suelo como si algún tipo de hechizo le impidiera contestar. La pelirroja ya no tuvo dudas sobre la ausencia de sus compañeros, aquella noche la única citada había sido ella para recibir una invitación a la fiesta anual que se daba en Alaska con las principales figuras del mundo muggle, todos ellos magos encubiertos, traidores a la sangre. Figuras notables como presidentes, músicos reconocidos e importantes empresarios estarían allí, todos dejarían sus vestiduras muggles para ser magos por una noche, en Yakobi. ¿Por qué había sido invitada? La mujer no era más que miembro de la noble familia de uno de los fundadores de Hogwarts ¿Acaso era tradición que al menos un miembro de su familia asista? ¿Acaso se habían muerto todos los Gryffindor? No era posible. Durante sus años de vida se había volcado a la tarea de que su linaje siga de pie, que no perezca, también se había llevado a los hombros la tarea de que la sangre Gryffindor se mantenga pura y que ningún muggle o mestizo se metiera bajo su techo. Sin embargo aquello último había sido un arma de doble filo y se había ganado el odio de generaciones enteras por su sanguinaria lucha contra aquellos que deseaban manchar su apellido. Se puso de pié y caminó hacia la salida, hacia el largo pasillo por el cual había llegado, tenía tres días para prepararse para una fiesta que, sin saber, cambiaría el curso de su vida.

En la Riddle. Sobre una larga mesa de caoba de reluciente brillo, con doce sillas dispuestas a su alrededor, reposa la réplica de un papiro que se difundió tras una fuga de información del noble clan de los Discípulos de Nosferatu. En el papiro había una canción indicando la posible ubicación de una poderosa reliquia que antaño la misma parca había creado a partir de la simple piedra de un río ¿acaso podría seguir en aquél sitio? Los ojos de la periodista recorrían las líneas dispuestas por algún bardo indagando en la veracidad oculta en aquellos versos de antaño. Se preguntó si quizás aún seguiría allí, en el cadáver olvidado de un reo, tras los huesos podridos de las falanges y cubierta de polvo y moho. La bruja tomó el laúd que había dejado en la silla continua y acarició las cuerdas con la oreja pegada a la caja buscando la afinación perfecta. Tocó un La menor, no le convenció el sonido, buscó un Fa menor y tampoco le atrapó... continuó buscando hasta que un Re acaparó su atención y a partir de allí buscó las notas adecuadas, lento y suave encontró el adagio y allí la dulce voz de la Gryffindor empezó a sonar en armonía y la canción cobró vida. Sin embargo alguien golpeó la puerta arrojando la concentración de la pelirroja al tacho de la basura. -Abran esa puerta de una vez por todas-. Dijo con enojo y nuevamente volvió a entonar aquella canción, con sutil armonía, buscando en sus coplas el coraje para una travesía que dignamente debía emprender aún si ya fuera demasiado tarde y la piedra se encuentre en posesión de otra persona. La piedra debía estar en su poder, debía adquirir cuanto poder fuera necesario para derrocar al hombre que había llenado su alma con aquel insaciable deseo de venganza. @@Danny Lestrange @@Juv Macnair Hasani

Shelle. Tiempo atrás... en el valle de Godric. Las gotas repiqueteaban en los adoquines y manchaban los zapatos de la dama, un paraguas sin mango flotaba expandido sobre la cabeza de la bruja a quien le seguía su apresurado ritmo para que esta no se mojase. Los truenos eran sonoros y la lluvia abundante. Había algo de viento, el suficiente para sentir las gotas pegar en su piel tan blanca como una tiza, sin embargo la bruja lo ignoraba, solo quería llegar. Las estrellas no se divisaban en el cielo nocturno, las luces a lo largo de la solitaria calle se veían difusas mas no las luces que provenían de las austeras cabañas donde bien se veía la silueta de los magos que allí habitaban, en su mayoría cenando en familia, lo normal en un pueblo tan pequeño, el pueblo donde su familia tenía nota de sus inicios, lugar que la bruja conocía demasiado bien y donde sentía la calidez de un hogar. Se adentró en una pequeña calle serpenteando debido a su similar parecido con un meandro, las paredes de las casas empezaban a asemejarse a las de un callejón hasta que la pelirroja en su apuro y la escasa visión se encontró atrapada en un lugar sin salida. Suavemente levantó su vestido con la diestra mientras la deslizaba por su pierna hasta encontrarse con la varita envainada en su liga y la retiraba de allí para empuñarla con elegante soltura hacia la pared que obstaculizaba su camino. Solo tres golpes en los ladrillos correctos fueron necesarios para que estos se abrieran de par en par y permitieran el paso a la apresurada dama. Sus pasos se volvieron suaves y el paraguas desapareció de escena. La pelirroja se quitó la capa color carmesí que colgaba sobre sus hombros dejándola caer al suelo y continuó su camino por lo que parecía ser un largo pasillo de alfombra color carmín y paredes negras. Al llegar al final del mismo una puerta se abrió de par en par y una mesa redonda la esperaba del otro lado. La música de Chopin llenó los oídos de la brujo. Eloíse la croupier hizo una leve reverencia a la bruja y esta respondió de la misma manera enseñando sus respetos. La mesa estaba vacía y Shelle tomó su lugar al tiempo que un vaso de whisky con hielo aparecía frente a ella. -¿Qué me deparará esta noche, Eloíse?- preguntó con frescura y dio un largo trago a su bebida. off: horrible, lo sé -.- XD

El tano se mantenía paciente, sentado en la butaca frente a la barra, conservando su buen porte y manteniéndose al margen de aquella fiesta de máscaras. Las risas y conversaciones inundaban sus oídos y el mercenario no deseaba otra cosa más que salir cuánto antes de allí, pero sabía que su jefa estaba en fuga por la muerte de su propio padre y la Gryffindor le había encargado ser sus ojos all. Le había pedido que hiciera contacto con la anfitriona de la fiesta pero que no la besara ni tampoco la asesinara ¿Acaso pensó que me metería en ese juego de niños para besar a una mujer? Sin embargo sería un momento oportuno para apartarla por unos momentos y darle el mensaje que Shelle tenía para ella. Sin embargo había otra persona allí que llamó su atención, uno de los invitados había pasado cerca de él con su acento ruso. -Comunistas- escupió el italiano por lo bajo al tiempo que una hermosa dama enmascarada se presentaba con una copa de vino. Francesa ¿Sería ella? Su cabello rubio, su delicadeza, la periodista le había comentado que la voz de la Dumbledore era dulce y cantarina y esta señorita tenía una voz digna de ángeles. El tano observó el delicado brazo desnudo de la joven e imaginó el filo de su hoja deslizándose En él, provocando un corte limpio, la perfección de su piel lo estaba excitando pero recordó aquella amenaza: "no le hagas daño". -Grazzie- murmuró el tano al recibir la copa -espero que pueda dedicarme unos minutos l luego, señorina. La mujer se marchó para anunciar el juego que acontecía, los ojos del italiano se situaron en las de un hombre que la observaba con demasiado sostén ¿acaso debía librarme de aquel obstáculo? O simplemente dejarlos e ir por el ruso... Off: ainis, Rol con el celu ni sé como saldrá! @@Arcanus pelea a muerte con cuchillos? jaja te mando saludos