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Dana Gryffindor

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Todo lo publicado por Dana Gryffindor

  1. Su caída fue casi un paso de danza al ver diestra retener un golpe doloroso. Admirado por la habilidad del mago, se preguntó en qué otras artes sería tan efectivo. Una risa escapó de los labios del tano inmerso en sus pensamientos al tiempo que el muchacho se ponía de pié. Sin embargo ver sus mejillas coloreadas le llamó demasiado la atención ¿qué sentimientos mundanos tendría aquél joven? ¿sería el italiano capaz de entender las emociones ajenas? Supuso que alguien carente de propias emociones jamás podría sentir tal empatía hacia el prójimo, pero jamás dejaba de sorprenderse ante tales actos. Volvió a reír, el joven ya lo había sorprendido sin querer. Pero poco tiempo tuvo para reaccionar cuando vio su zapato convirtiéndose en un artrópodo de larga y ponzoñosa cola. -Oppugno- murmuró el tano y la criatura detuvo su aguijón a medio centímetro de su pie desnudo, el mago le ordenó arrojarse del puente y el escorpión caminó a toda velocidad hacia el borde para dejarse caer al canal. -Una pena- dijo mientras se quitaba el otro zapato con ayuda del pie descalzo -me gustaban esos zapatos. El suelo estaba frío pero aquella gélida sensación tranquilizaba al mago quien habitualmente le gustaba andar descalzo cuando se sentía cómodo. -¿Qué te hace sentir vivo?- preguntó -¿jugar con la muerte? Sensaciones mundanas nuevamente ¿qué hacía que el tano se sintiera vivo? Hacía tiempo que había dejado de buscar aquellas sensaciones, efectivamente su libreta cargando los nombres de sus víctimas lo llenaba de vitalidad ¿sería Serpi un nombre más en su lista? -Confringo- murmuró apuntando con su varita el sobretodo del mago, este quedaría completamente destruido por una explosión que dañaría levemente al muchacho -Espero que te agrade ese sobretodo.
  2. Si me quiebras el corazón hazlo despacio deseo sentir el dolor, ese trago amargo. Que el veneno me consuma lento y en solitario que la agonía se apodere de mis pasos. Si me quiebras el corazón que sea en cámara lenta para observarte mientras caigo en una tibia condena. Desafío es amarte sabiendo que no me amas desafío es transitar una vida sin tu mirada. Si me quiebras el corazón también debes matarme que los demonios me lleven lejos, donde no exista la esperanza. Maldita esperanza que persiste mientras la vida es tan larga, inmortal he de ser, esa es mi carga. Si me quiebras el corazón, me quiebras el alma.
  3. Adagio de Azkabán Atravesando el mar negro por la Península de los Balcanes con un cielo nocturno reflejado en el oscuro mar la barca se acerca empujada por las olas iluminadas por las varitas de tres miembros del clan. Lejos de su tierra, de la sagrada biblioteca de la noche, estos valientes mortífagos abren paso entre las tertulias nocturnas para sumergirse en aguas turbulentas. ¿Hasta donde llega su sed de conocimiento? El agua fría abraza las vestiduras de los Nosferatus y el mar negro los lleva a sus profundidades donde una enorme edificación se oculta del ojo de los ignorantes. Son 90 segundos el tiempo que los magos deben soportar la respiración, segundos ligados a la lealtad que deben demostrar al señor que los aguarda de pié y en silencio bajo el techo rocoso con la peculiar forma circular de una mesquita. Los miembros descienden de la barca y al pisar el suelo de mármol en las profundidades del inmenso mar, el agua se abre como una cortina y sus capas vuelven a estar secas como si aquel viaje al infierno marítimo no hubiera sido más que un sueño. El señor los recibe con una reverencia, su piel grisácea pegada a sus huesos, sus ojos negros en su totalidad, las orejas largas y puntiagudas y los labios cocidos por lo que parecía ser un hilo de oro. Vestía una simple túnica blanca y en su calvicie llevaba un pequeño sombrero de paja. Los tres mortífagos avanzaron solo cuando el señor lo hizo, a través de un pasillo de paredes de oro con arabescos detalles que cargaban incrustaciones de diamantes en sus puntas. El señor se detuvo ante una austera puerta de hierro y los magos se mantuvieron de pie y en silencio a tres metros de él, siempre con la cabeza baja, siempre enseñando respeto. Con un movimiento de sus manos, la puerta se abrió, el señor ingresó y tras unos segundos los magos avanzaron. Grande era la tentación de observar el majestuoso archivo del mundo, allí donde los secretos aguardaban por ellos, allí donde la ignorancia crecía en la gaveta de sus pensamientos hambrientos por hacerse de tantas verdades. Y el señor se detuvo nuevamente ante un pilar de mármol revestido en oro que llegaba a un techo cuyo final no podía observarse y donde las estanterías cargadas de libros se perdían en aquella oscuridad infinita. Solo un libro podían tomar, uno por mago. Debían elegir con sabiduría pues dos veces no tendrían acceso a las tierras sagradas del saber. Y así es como los tres magos tomaron un libro al azar. Pues no podían tampoco levantar sus cabezas, el respeto debía permanecer intacto o se irían con las manos vacías. Y al tener los libros consigo, el señor levantó su mano hacia ellos y los tres mortífagos se volvieron polvo sobre el suelo sagrado. Así es como aparecieron en la biblioteca sagrada y colocaron sus reliquias sobre la mesa, sin embargo un papiro escapó de una de ellas y a la bota de uno de los magos fue a parar. Este lo levantó y recitó los versos allí dispuestos. Calma princesa de noches oscuras siente el deseo temblando en su tumba temibles estrellas alumbran la celda, tras barrotes de hierro , impiden que duerma. Dulce tentación la parca no sabrá que con la muerte el mago jugará. El final, será su castigo una soga al cuello y el amor será vencido. El final, será su castigo su amada vivirá por siempre sin su brillo. Piedra sagrada en el mar del norte en el triángulo maldito en un cadáver se esconde. El final, aguarda a quien la encuentre señor de la muerte ten piedad.
  4. Shelle. Con las rodillas hundidas en la piedra, mi pétreo corazón empezó a latir. La figura del anciano mago ante mis ojos, bañados en lágrimas, se volvió difusa. La desesperación había abandonado mi cuerpo y mi alma estaba entregada a lo que iba a acontecer. Un desmaius me había sentenciado a vivir en un infierno terrenal, a caminar bajo la sombra de la muerte de mi padre, a portar su escudo siendo lo que muchos ladrarían: una traidora. ¿Por qué? ¿Lealtad? ¿Amor? ¿Ideales? ¿En qué momento permití que los ideales empañaran mis ojos a la realidad? A lo que realmente era importante. Luna me había visto allí, ella sabía de lo que yo era capaz y allí estaba observando cómo yo no hacía nada, cómo me limitaba a llorar de rodillas ante el hombre que me había dado todo. Observé al verdugo quien me enseñó su rostro en un acto de conmiseración... no, ese hombro no hacía nada sin un beneficio a cambio, lo supe el día que me tomó del cuello y me susurró aquellas palabras al oído entre ellas habló sobre “lealtad” y enseñándome su rostro me recompensaba, pero no era ese el premio que yo tanto anhelaba. No deseaba ver los ojos del verdugo que asesinaría a mi padre, no quería estar allí observando cómo se empoderaba asesinando al mejor auror de todos los tiempos: -Elvis Gryffindor- susurré con un hilo de voz y me acerqué lentamente a su oído -te amo. Su nombre sonó frío en mi garganta y aquellas últimas palabras se detuvieron en mi pecho congelando mi corazón. Luego el rayo verde salió de la varita y si hubo un rastro de amor por el verdugo que la empuñaba allí, en ese instante lo estaba asesinando. Sí, alguna vez amé a ese hombre lleno de poder, a aquél que me había dado su confianza y quien me bautizó a través del mismo Gordic Gryffindor como Shiva. Me había enamorado ciegamente y aquel amor allí moría por su propia mano. Aquél instante desperté a una realidad completamente diferente a la que imaginaba, una donde papá no me esperaría en la cocina para beber una taza de café, una donde no tendríamos esas vacaciones que le sugerí, una donde él no descubriría quien es el inquisidor. Una realidad donde mi hermana buscaría venganza de mí y yo de quien en algún momento amé. Las decisiones truncan los caminos de quienes marchan y son estas decisiones las que me tienen allí de rodillas. Y al levantarme del suelo observé con la frente en alto a mi líder y oprimí las lágrimas en mis ojos, empuñé mi varita para elevar el cuerpo de mi padre ante todos y desaparecimos sin dejar más que un rastro de cenizas. “Caminaré sobre brazas mientras te arrastro conmigo al infierno que crearé para ti”. @todos
  5. Dana Gryffindor

    Balada de la venganza

    Balada de la venganza Inspirado en la muerte del auror Fría sentencia de muerte anunciada esclavo de ideas que cargan tu espalda fantasmas siniestros de blancos vendajes infierno en la tierra que rige en tu estandarte. Ten piedad, entrega tu perdón librame de esta tentación sigilosa muerte me espera y el llamado del fénix anuncia mi condena. Un gran héroe calló en mis manos y un villano le dio el último disparo. Un gran héroe se convirtió en santo y hay quienes dicen que murió en solitario. Tentación de venganza sin sentido debería ser yo quien se arroje ese castigo pero el villano deberá ser el primero en caer en las garras del heredero y al fin podré ser yo... quien mate así a su corazón y al fin podré ser yo... quien muera en manos de su propia perdición.
  6. Una misteriosa lechuza había llegado a su despacho hacía un par de noches, no tenía remitente pero el destinatario era determinante: Shelle Katerina Gryffindor. La había recibido al instante en que tomaba posesión de la cabeza de su familia, con Mael a su lado y una hermana de la cual había perdido el rastro. La carta había llegado aquella noche de diciembre en que los fantasmas la abrazaban y el mundo se convertía en un infierno, un maldito infierno terrenal. Solo había una dirección en aquel papel arrugado y viejo, como si hubiera estado años esperando a ser entregada, y el momento por fin había llegado. La Gryffindor se había tomado su tiempo, necesitaba un duelo, necesitaba llorar. La marca en su cuello ardía como el infierno y aquella apenas comenzaba, aún debía terminar el trabajo que su líder le había encomendado, sin embargo lo único que habitaba en la mente de la mujer era el abismal deseo por derrocar a quien había dado el golpe final a la persona que ella tanto amaba. Un día verás al amor cara a cara y desearás destruirlo. Había dicho la vidente. Qué amor más cruel. respondió Shelle. Es la crueldad que tu misma generas. Sentenció la vieja bruja. Mientras su corazón temblaba, las palabras de la vidente resonaban en sus oídos. Estaba maldita, maldita por los fantasmas que cargaba sobre sus hombros y su padre ahora era uno de ellos. Aún le temblaban las manos desde aquél día, aún sentía el frío de aquellas paredes, aún lloraba por las noches. Quizás por eso había acudido a esa dirección, con nada más que su varita y un vestido gris, descalza, con su cabello suelto y despeinado y la mirada vacía. Un murciélago escapó de la oscuridad del callejón y su sombra oscureció la puerta de la vieja casa iluminada por un farol, el murciélago voló lejos y la bruja golpeó la puerta.
  7. Eros Triviani La señorita Gryffindor podía ser manipuladora cuando lo deseaba, jugaba con el deseo del mago por las finas artes de la muerte y le había comentado que aquella fiesta organizada por una querida integrante de la familia, sería el escenario ideal para saciar sus oscuros deseos. La misma Gryffindor había hecho una invitación para él con su puño y letra y dijo que su firma bastaba para permitir su ingreso al macabro juego que se llevaría acabo en aquel sitio. Seguro quiere un escándalo para su querida colega: vuelapluma. Pensó. Aquella noche se había vestido para la ocasión, con una camisa mao color blanca con gemelos de plata sosteniendo sus mangas, pantalón suelto de lino también blanco y zapatos marrones con algúnos tonos más tostados. En el rostro una media máscara ocultaba su rostro y su identidad. Entregó la invitación al recepcionista y se incorporó rápidamente a los jardines donde una larga barra le daba la bienvenida. Decidió mantenerse apartado, analizar a los invitados que iban apareciendo. Socializar no estaba en sus mayores características por lo que se limitó a pedir un brandi en la barra y mantenerse apartado de la pista de baile. Se preguntaba quiénes serían los miembros de la familia Dumbledore, poco conocía a las prestigiosas familias de Ottery sin embargo todo el mundo mágico había oído hablar de las hazañas del gran Albus Dumbledore y esperaba que su familia le llegue al menos a los talones. El italiano se relajó en el taburete frente a la barra mientras empinaba el vaso con brandi y se preparaba para una noche que prometía ser muy interesante.
  8. Eros Triviani PV: 100 PP: 6 Su paso por Inglaterra lo había llevado a encontrarse con curiosos personajes que habían acaparado su atención, incluso su mayor cliente la Gryffindor le había otorgado el placer de ver en carne propia un Obscurial que lo había llevado por primera vez a un encuentro cercano con la muerte y tal adrenalina consumió el pecho del mago quien sentía la necesidad abrumadora de perseguir a la parca que en ese momento lo había acechado. El joven que había conocido hacía unos días en las inquietantes calles de Londres lo había citado en aquél sitio. Recordaba su porte tan varonil, sus tatuajes y el atractivo de su rostro, su pasión por masacrar muggles a plena vista fue lo que capturó la atención del brujo quien sentía el asesinato como una necesidad biológica a la cual debía responder y con creces. Entusiasmado por el duelo con el joven cuyo nombre apenas recordaba como algo similar a una serpiente... serpis, serpo... no recordaba del todo bien cómo se llamaba el muchacho pero sí tenía presente la reacción de sus dedos al tocar la cigarrera de plata, una interesante debilidad ¿sería acaso un licántropo? Puesto que no tenía la palidez ni la mortífera mirada de un vampiro. Con sus finos zapatos de cuero oscuro, pantalón de gabardina negro estilo chupín y una camisa gris cuyas mangas arremangadas permitía ver parte del dragón que envolvía su brazo izquierdo. Con la varita dispuesta entre los gruesos dedos de su zurda, a nueve metros de su rival, sobre uno de los puentes de pintoresco ladrillo visto en el canal de Birmingham que tenía una baranda cargada de arabescos detalles constituidos casi en su totalidad por plata. Su rival no dudó en iniciar la batalla en cuanto vio al tano, filosas medialunas embestían contra el Triviani y este no pudo hacer más que lanzar un suspiro al aire y murmuró: -Evanesco-. Las medialunas se esfumaron en el aire y el mago se preguntó a donde viajarían ¿quizás alguna dimensión paralela donde estas atravesaran las cabezas de seres descuidados que andaban por ahí? Aquella idea lo excitaba quizás demasiado y su concentración debía regresar al campo de batalla por lo que fijo la mirada en el mago y haciendo danzar la varita entre sus dedos dijo: -Zancadilla-. Un lazo mágico envolvería los tobillos de Serpi y este caería de cara al suelo. -¿A cuánta gente?- una sonrisa se torció en los labios del psicópata -La gente se sorprende demasiado fácil, muchacho, lo importante es ¿cómo podríamos sorprendernos nosotros?
  9. Las paredes se sentían encima y la larga escalinata al vestíbulo se hacía más corta de lo que debía ser, más húmeda, más fría. Cada paso era como caminar sobre espinas o peor, sobre brasas que se encendían conforme avanzaba. Sentí una vergüenza tan grande que mis manos temblaban y mi pecho se mantenía arrugado, consumido. Debía aceptar la decisión que había tomado pero ver a mi padre ¡Al gran Elvis Gryffindor! Reducido por la magia de mi varita, por las heridas que mi líder le había generado. Apenas pude contener el llanto pero una lágrima escurridiza calló por el borde de mi máscara para luego deslizarse por mi mentón. Elvis se veía distante, perdido ¿acaso estaba presente? Esperaba que no, que no viviera lo que estaba a punto de acontecer, que no lo sienta, que no sepa que su hija ¡Quien él tanto amaba y en quien confiaba! Le había clavado un puñal en la espalda y lo había dejado a merced del enemigo. Apreté con fuerza la varita con mi diestra y retuve el impulso por darle fin ahí mismo a la vida de mi padre, era lo menos que podía hacer: evitar una muerte desgarradora. De solo pensar lo que el Black podría hacerle... mi llanto ya no podía esperar y un gemido escapó de mis labios y esperé que ni mi padre ni Yuve me escucharan. Las palabras del Líder de La Marca Tenebrosa empezaban a hacer eco en nuestros oídos cuando finalmente llegamos al salón y el fuego maldito desaparecía dejando un rastro de humo a su paso. Entonces, ver la sala repleta de sombras de la noche, animales ansiosos por show, ellos siempre querían show. Me preguntaba si realmente tendrían algún tipo de ideal, lealtad a algo más que el miedo que el líder infería, pero allí estaban rugiendo como animales, abucheando. Por un segundo tuve el impulso por levantar mi varita y embestir contra Caellum, pero me contuve cuando este puso un freno a sus súbditos y anunciaba a mi padre como lo que fue: un gran auror. Pensé en quitarme la máscara y hacerme cargo de lo que sucedería, exponerme a razón del amor que sentía por el reo que esperaba su final. -Déjame estar a su lado- dije con un hilo de voz a mi líder, y me quité la máscara del rostro para fijar mis ojos en las frías orbes de mi padre -Lo siento. Fue todo lo que pude decir, entonces todas las personas a mi alrededor desaparecieron y en mi mundo solo estaba mi papá.
  10. Tiemblan las campanas de Notredam, mientras la bruja camina a paso silencioso tras las terroríficas criaturas de piedra que con sus enormes bocas abiertas contemplaban la ciudad de las luces en dirección a la torre que se alzaba en lo alto frente al Sena, Eiffel. Su porte elegante, camuflada en la noche con su vestido negro con un escote en su espalda que llegaba al punto de encuentro donde la curvatura de sus nalgas iniciaba, los largos tacos en punta y un sombrero de ala ancha que caía a un costado de su rostro coronado por largas ondas color borgoña. El luto la había llevado a Paris, luto y un amor que se había quebrado en su interior por un hombre que no merecía su alma y que jamás la tendría. Se llevó una mano al cuello y acarició las finas líneas de la serpiente que en él llevaba. -Es una hermosa noche para rendir honor a mi maldita fe. Las estrellas brillaban en lo alto y una gélida brisa envolvía a la vampiresa. Era hora de romper las estructuras, de dejar a la periodista de largo y permitir que la mujer que llevaba dentro despertara. Quizás jugar un poco con sus demonios era meterse en una ruleta rusa, era bailar con la muerte, pero a veces le gustaba ser Shiva, le gustaba generar infiernos en mundos terrenales. Fidelio
  11. Holii paso rapidito para adoptar a @@Amelia Blackwell ... Bienvenida al foro y luego te hablo para rolear **
  12. Un par de piedras brillaron a lo lejos, pude reconocer a la hermosa Denebola del otro lado del jardín acudiendo al encuentro, su rojizo cabello ondeaba en el viento de aquella noche de solsticio. El invierno había llegado para quedarse en Ottery, esperaba que no fuera tan devastador como en los años anteriores. La voz de Einar acompañó una neblina color verde que me envolvió por completo, esperaba que aquello me protegiera de posibles ataques enemigos, aún así debía estar preparada, el cartel con la imagen de una importante integrante de aquella familia brillaba en uno de los muros, y pronto llegarían a defender el castillo. Me sorprendía que aún no lo hubieran hecho, esperaba más reacción de parte de los centinelas de la Evans. El Mago Oscuro se mantuvo a la defensiva, observándonos como quien protege a sus niños en el parque. Aquello molestó a la bruja quien tenía mayores habilidades en asuntos políticos que en asaltos o intrusiones a hogares ajenos, ella solo respondió al llamado como buena mortífaga y como tal le daría una lección al desgraciado. Con la varita bailando entre mis dedos murmuré casi en un susurro: -Espejo de niebla. Y mis azulados ojos se posaron sobre los del dhampir y con una malévola sonrisa que enseñaba mis colmillos murmuré con una voz delicada pero que infundía gran respeto: -Qué decepción, pensé que nos llamaste para asesinar y no para simplemente colgar banderas -caminé por el borde de la piscina con la mirada fija en los ojos del mago -la próxima vez asegúrate que haya al menos un ser vivo antes de llamar.
  13. En el fondo me preguntaba si estaba haciendo lo correcto, si la de hueso máscara caía de mi rostro, me vería como la periodista que se va a jugar a casas de fenixianos quienes muestran su lealtad con la clara imagen del fénix en sus puertas. Sin embargo Shiva, la oscuridad que abundaba en mi alma, sentía la necesidad de liberar aquél odio que arremetía contra aquellos que bloqueaban el paso de una inminente guerra, debían caer y ella sería el cerillo que encendería la llama de su final. Avanzamos por la barbacana y el suave sonido de hilos de agua sobre roca capturó mi atención, provenía del nivel inferior donde una enorme fuente adornaba el jardín, del otro lado de la barbacana tres escalones invitaban a un jardín donde el aroma de hierbas tropicales capturaron mis sentidos, sabía que los Evans eran amantes de la herbología y que traían plantas en sus viajes así como antaño el mismo Eddie traía animales en los bolsillos de su capa. Su comandante se acercó a la piscina y se situó lejos de cualquier artefacto del jardín, por mi parte me acerqué al borde para contemplar el reflejo de las estrellas que acompañaban el cuartomenguante de la luna en el agua. -¿No piensas colocar banderas?- dije con una pícara sonrisa -pues yo vine a divertirme. Con una ácida sonrisa en mis labios, me acerqué a uno de los muros del jardín y con una suave floritura coloqué una bandera que había hecho en mis horas libres en la editorial.
  14. Un día estas en tu oficina redactando una editorial para tu diario, al siguiente te pones un par de borcegos plateados con punta y talón de acero, un pantalón de tiro algo y suelto color negro repleto de bolsillos con un pequeño pistón el cual conservaba para arreglar mi moto voladora en cuanto tuviera tiempo, dos plumas y un bolígrafo, una larga cuerda enrollada en el bolsillo más ancho y bajo del pantalón, tres navajas y la varita en la vaina de cuero del cinturón, atas tu cabello en una larga cola de caballo sin permitir ni un solo mechón sobre tu rostro que, cubierto con la máscara de hueso de tu primer asesino, te dispone para una sola cosa: matar. Así fue como salí en cuanto la serpiente en mi cuello empezó a envolverlo como una gargantilla y a apretar levemente ahogando mi respiración, con una camiseta negra y capa de igual color sobre mis hombros, aparecí en un desfiladero rocoso de imponente altura, la frescura que otorgaba el frondoso bosque a un lado del desfiladero provocó que serenara mi andar y disfrutara saboreando los momentos previos a lo que sería una masacre. Conforme me acercaba, empezaban a visualizarse los picos de las atalayas adornadas con el temple ulular de los buhos y el rugir de las bestias nocturnas, ocultas entre los árboles. Finalmente llegué a la barbacana de rojos muros y contemplé el fénix que, esplendoroso, brillaba en el gablete escalonado. Bella criatura el ave fénix, curiosa y maravillosa. -Honor, sangre y gloria- leí la inscripción a viva voz al posicionarme junto al mortífago de máscara de plata y desenvainé la varita con la diestra, mi mano buena.
  15. -Desmaius. La mujer cayó al suelo en cuanto aparecieron sobre la tierra humedecida, sus lindos cabellos rubios se encontraban esparcidos en la tierra. La acomodé sobre la estatua de la parca, sobre la tumba de Riddle, y apunté nuevamente con mi varita a la mujer. -Incarcerus- una cuerda envolvió sus muñecas, otra su abdomen asegurándolo al rededor de la guadaña de piedra y otra en sus tobillos para que no pudiera siquiera mover sus pies para patearme donde no alumbra el sol. El silencio de aquella noche estrellada fue interrumpido por el crack de unas ramitas al romperse, rápidamente me di vuelta y apunte al lugar con mi varita encendida, una rata salió corriendo de la luz para esconderse detrás de unos arbustos y perderse por completo de mi vista. Empezaba a hacer frío allí, habíamos aparecido demasiado lejos y parte de mi hombro derecho se había dislocado, me dolía horrores pero por suerte la zurda, mi mano buena, respondía con normalidad. Observé si la rubia se encontraba entera, sus largas piernas capturaron mi atención unos segundos y noté una pequeña fractura en su tobillo. Shelle ya no estaba allí, había pasado demasiado tiempo desde que la periodista lo mandó por los muggles, debía traerlos vivos pero las cosas se habían salido de control ¿quién diría cuán débiles podían ser estas malditas criaturas? y esa rubia de allí... observó su pollera rota y con una floritura de varita la dejó como nueva, no deseaba que la señorita estuviera demasiado incómoda al despertar, quería respuestas y las tendría. @
  16. La humedad brotaba de las paredes rocosas, hacía frío y la luz escaseaba. Los barrotes de hierro me surcaban la espalda, no quería mirar, no me atrevía a encontrarme con la mirada de mi padre ¿Acaso aún podría sucumbir ante un arrebato de culpa y arrojar todo por la borda? Miré a mi alrededor, debí dejar que Black lo asesinara en Suiza, o incluso hacerlo yo misma. Pero el solo pensar el hecho de que mi padre pudiera haber asesinado a... un temblor corrió por mi pecho que de ser humana hubiera generado violentos latidos que hasta un lobo podría escuchar, había tomado mi decisión y debía ser fiel a ello, la esplendorosa familia Gryffindor recuperaría su reputación, yo guiaría a mi familia por el bando correcto, el elegido para ganar una guerra entre traidores a la sangre y muggles. Fijé la mirada en Yume cuando Caelum se fue, una mirada de complicidad ante quien alguna vez me había acogido como madre y que hoy era mi compañera de bando. Finalmente dí media vuelta y me enfrenté a mi mayor pecado. En aquélla celda yerma yacía un envejecido Elvis, aquel que antaño había sido invencible, un duelista de primera, ¡un verdadero héroe!. Sería sometido ante el juicio del nuevo orden, el que daría fin al libertinaje mágico y fijaría las pautas para que el conservadurismo prevalezca de la mano de quienes no tenemos piedad por los impuros. Intenté ver a mi padre como la semilla que daría vida a ese nuevo orden. Levanté mi varita con la diestra y con un leve movimiento mi máscara de hueso se desvaneció. -No le haré daño a Lunita- dije despacio, mirándolo directamente a los ojos y con unas ganas de llorar que me vencían -Tuve que elegir, y...- no pude continuar, las lágrimas cayeron sobre mis mejillas y la voz se me quebró -descubriré quién es el inquisidor, terminaré esta guerra con quienes elegí como compañeros, no te mentí ese día en tu oficina cuando dije que quiero que esta guerra termine. La voz del líder resonó por las paredes: “¡Traigan al prisionero!” La hora había llegado, la parca estaba llamando y a mi padre se la entregaría en bandeja de plata. -Tienes un nieto, su nombre es Mael- fue lo último que pude decir -todo lo que hago es para darle un mundo mejor, aunque nuestro concepto de mundo mejor sea por completo diferente. Regresé la mirada a Yume y asentí para avanzara con el prisionero.
  17. Puntos de vida: 100 Puntos de poder: 5 Su maestra había decidido motrar su rostro, un punto en contra para la pelirroja quién se detuvo a contemplar los rasgos marcados de la bruja cuyos plateados destellos en el cabello simulaban la perfecta unión de sol y luna. Shelle se mordió el labio ante la Macnair, esas hermanas de verdad imponían respeto y su falta de conocimiento en duelo la dejaba a la defensiva ante una artista en la materia como lo era su tutora. Observó los dientes bajo la medialuna de sus labios, aquella sonrisa satisfactoria que sin decir nada lo decía todo, y las flechas aparecieron para embestir contra la Gryffindor quien empuñó su varita y murmuró lo primero que se le vino a la cabeza: -Evanesco- las flechas se esfumaron. Recordó que aquél hechizo se la había enseñado la otra Macnair hacía mucho tiempo, en su clase de Transformaciones, le había preguntado a Cissy a donde iban los objetos que desaparecían y ella dijo que quizás se deslateralizaban para volver a aparecer cuando se los llamaba nuevamente. La Gryffindor seguía sin comprender hacia donde irían las flechas, las imaginó atravesando un mundo paralelo y dando de lleno en el pecho de algún demogorgón ¿acaso sería posible? Sin embargo ahora la bruja podría hablar, y Shelle se encontraba en apuros ¿qué hacer? Buscaba en su mente las enseñanzas previas pero al ver que la Macnair realizaba una nueva floritura, la periodista solo pudo pronunciar: -Sectusempra- ¿Era aquél hechizo el de la risa? Al escuchar el rictusempra de su maestra, apenas se percató del error cometido -¡diablos! No quería asesinarla, pero apenas si recordaba lo que hacía cada hechizo, la Macnair acabaría hecha una colador, llena de cortes y con la sangre saliendo a borbotones. Mientras que la Gryffindor no pudo más que reír y reír mientras observaba a su maestra. Un nudo se le había hecho en el estómago, detestaba las cosquillas, en especial odiaba que Hasam se las hiciera, y allí estaba en medio de un duelo estallando e risas que no podía controlar. @@Arya Macnair
  18. Shelle Gryffindor Lo que en un momento fue la Confederación Internacional Mágica, se transformó en un campo de batalla donde aliados de ambos bandos empuñaban sus varitas y destellos rojos, azules y verdes iluminaban la sala. El departamento de aurores había llegado para controlar la situación pero no hicieron más que avivar el fuego que se cernía en los corazones de quienes luchaban en pos de sus ideales. Al ver que Elvis no respondía observó a su alrededor y notó que la Dumbledore me observaba a lo lejos. Intentó gritarle que se fuera de inmediato cuando un hipogrifo constituido por hilos de plata sobrevoló sobre sus cabezas lo que provocó que la bruja lo siguiera con la mirada, el Black había montado el corpus patronus y la pelirroja solo pudo admirar cómo este caía de él y rodaba por los suelos. Mi padre dijo a viva voz lo que hacía tiempo sospechaba, que era parte de La Orden del Fénix. Cuando la misma Shelle perteneció al bando su padre la había invitado a la sede de Grimauld Place para coordinar el rescate a los bebés, en aquél momento le pareció conveniente la ayuda del bando para salvar a aquellos magos que estaban a merced de muggles sin alma, sin embargo luego la bruja decidió abrir su camino y apoyar una causa mayor a la que el bando fenixiano defendía. Sin embargo el líder de la marca no tendría piedad contra un fenixiano, pensó en la lealtad que le había prometido a Black y al bando el día que el mismísimo Godric Gryffindor la bautizó Shiva, sin embargo amaba a su padre y si debía morir no sería en medio de aquél caos. Observó que su hermana era incapaz de lanzar un hechizo y del otro lado vio a la mujer que había conocido en el mundial de quidditch cuyo nombre apenas recordaba, ¿Darla?, esa mujer era de temer por lo que sus movimientos debían de ser rápidos. Rápidos a la varita asesina de su líder y la defensa de los verdaderos aliados de su padre, ¿serían fenixianos también? Empuñó su varita directo a la espalda del Gryffindor, un fuego consumió el corazón de la pelirroja y una lágrima brotó de sus ojos, se acercó a su padre cuyo tobillo se había quebrado y susurró: -Lo siento, Desmaius- la punta de su varita brilló impactando en aquella corta distancia que los separaba, la pelirroja contempló los ojos del Gryffindor hasta que este perdió la conciencia cayendo en sus brazos. No se atrevió a observar a su hermana, apoyó la frente sobre el pecho de su padre y desapareció dejando un rastro de humo rojo y eligiendo ante todo la lealtad a sus ideales, a su bando y a su líder. off: hubo consentimiento de Elvis para lo sucedido en este rol.
  19. Holii creo que soy la primera en participar jajaja Estoy enamorada de esta idea ¡Aguante estudio Ghibli! La verdad es que cualquier peli que gane está bien para mi, si la vi la vuelvo a apreciar y si no la vi descubro una nueva genialidad de este estudio **!! Gracias por permitirnos participar a quienes no formamos parte de la orden! qué linda actividad ^^ les deseo lo mejor con estos premios <3
  20. Mientras se ponía de pié observó que las astillas de la mesa que había hecho trizas se dirigían hacia él, este nuevamente se dejó caer al suelo intentando esquivar las astillas y rodó hacia la bruja que se acercó a los cadáveres de aquellos muggles. Se puso finalmente de pié con algo de dificultad pisando uno de los cristales en el trayecto y observando que la bruja se había percatado de aquél sonido. -Gracias por habilitar nuestra salida, desmaius- murmuró apuntándole con la varita. Observó que había roto su falda e intentó desviar la mirada hacia los cadáveres, la dama era tan hermosa como letal. Lo mejor sería llevar los cadáveres a la tumba de los Riddle y ver si su jefa aún seguía allí. También llevaría a la rubia, debía saber quién demonios era y a quién o quienes respondía. Se acercó a la bruja para tomarla de la muñeca y desaparecer rápidamente de allí. --- Shelle --- Si el mundo se derrumbaba, ella estaba lista para dar pelea hasta el último minuto, apenas podía entender las pacíficas intenciones de su padre cuando el mundo muggle respondía con fuego ante la existencia de la magia. Claire, su experimento, su obscurial, sería el arma que la Gryffindor usaría en esa guerra y solo se lo había revelado a la lugarteniente de La Marca Tenebrosa @@Sybilla Macnair, mas no podía confiarle ese secreto a su padre, bien sabía cómo pensaba el viejo auror y una obscurial creada por su propia hija sería un golpe directo a su blando corazón. -El inquisidor también me preocupa pero presiento que ha influido en la decisión del OTAN, dudo que esta persona sea muggle y supongo que tu también lo presientes- se puso de pié dejando su vaso ya vacío sobre la mesa -iré a la Confederación Internacional de Magia en Suiza, veré cómo responden los representantes mágicos y con suerte se pondrán de acuerdo para encontrar una solución, solo espero que busquen una unidad y no terminen debilitando fuerzas con luchas internas. Será en dos días, quizás deberías ir por si las cosas se salen de control, en especial con Potter Blue como representante inglesa, se sabe que su mandato no es bien aceptado por importantes mandatarios como Escocia, Francia, Alemania que a su vez aún apoyan a Yaxley. Al igual que yo, pensó. Un destello de luz empuñó sobre su ojo izquierdo, la bruja pestañeó y extendió su mano para cubrir aquel pequeño y molesto rayo de sol. Logró ver por el vidrio una lechuza que cruzaba el jardín y desaparecía en el marco de la ventana. -Será mejor que me marche padre, tengo mucho que hacer en la editorial antes de ir a Suiza ¿hay algo que necesites antes de que me vaya? Lo contempló un momento, su mirada cansada, aquellos blanquecinos mechones que decoraban su cabello, y esa maldita herida en el pecho que provocaba que su padre aún gimiera de dolor.[justify] @ @
  21. Shelle Katherine Gryffindor Escocia finalmente había roto lazos con Gran Bretaña, Alessandra Delacour había tenido el coraje para pararse frente a todos y decirles que los hijos de muggles no serían admitidos en la institución mágica y con ello declaraba la guerra a la llamada Orden del Fénix quienes, bien sabía, no darían el brazo a torcer ante tal noticia que le daba de lleno en las narices. La periodista se limitó a opinar sobre aquel discurso y se ocultó en las sombras de la sala, buscaba una imagen neutral debido a su arduo trabajo en el periódico y no quería perder aliados políticos ni lectores, pese a que la pelirroja exponía parte de su pensamiento en las hojas del Magisk Politike, debía ser políticamente correcta ante un tema tan sensible como aquel. Sin embargo Shiva la mantenía en la línea de una guerra donde portaba, con orgullo, la bandera de sus ideales. Sin embargo sabía que la reina necesitaría ayuda al ver que su hermana, Luna Gryffindor, defendía los valores que Elvis le había enseñado a ambas pese que Shelle decidió seguir un camino muy diferente al de su familia. Y por ellos, por el amor que les tenía, prefería mantenerse oculta bajo la máscara de hueso y no romper así el corazón de su padre. El Gryffindor le había dado una nueva vida a su lado y apreciaba que así lo fuera, su honor al bando se encontraba a la par de su honor a su familia aunque aquella dicotomía a veces estallaba en la cabeza de la pelirroja a la hora de tomar decisiones. La presencia del cuerpo alemán tranquilizó a la pelirroja, Kraven tendría la situación bajo control. Y allí, en medio de aquél caos, el ex ministro de Inglaterra presentó una verdadera solución a la situación de estado, tomando por la fuerza el poder que Sagitas Potter Blue no supo manejar. Fue cuando su padre apareció frente al Black y un encarnecido duelo empezó a desatarse entre los poderosos hechiceros. Un sin fin de emociones cruzaron el pecho de la bruja como si una flecha le arrebatara la vida. Poco se detuvo a pensar que aquél duelo formaría parte de una hoja en la historia de la magia, así como el duelo que antaño se había llevado a cabo entre Dumbledore y Grindelwald, así como la batalla final en Hogwarts cuando Voldemort enfrentó a Potter y al Ejército de Dumbledore. Las palabras del Black fueron claras: no entrometerse. ¿Acaso podría? ¿Dejaría que los magos llevaran a cabo un duelo que arrebataría la vida de su padre, de su líder o de ambos? La bruja tenía la varita sostenida en su temblorosa mano, sentía que el corazón se le iba a escapar del pecho ¿qué corazón? Si acaso tuviera alguno éste ya la hubiera matado por tanta angustia. ¿Por quién doblarían las campanas? Las palabras del Black fueron claras, no debían entrometerse. Pero en un impulso la pelirroja apareció detrás de su padre quien había invocado un patronus con forma de hipogrifo, la magnifica criatura compuesta por hilos plateados embistió contra Aaron Black. -¡Detén esto!- gritó a unos pasos del Gryffindor -¡Sabes que esta no es la solución, morirán! ¿Qué debía hacer? El mayor miedo de la bruja se figuraba ante sus ojos que implacables posaron sobre su Líder. @ @
  22. Pudo ver que aquel gas que cubría a la mujer se movía rápidamente esquivando la araña que cayó al suelo con un estrepitoso sonido de cristales rompiéndose y observó cómo se desparramaban por toda la sala, algunos llegaron a dañarlo cuando el mago tratabilló debido al lazo que la mujer había lanzado a sus pies, apoyó el filo de su brazo derecho al caer donde la capa lo protegía de los cristales rotos y si bien alguno logró penetrar en su piel, el dolor era leve. Desde el suelo, sin perder tiempo en levantarse, el mago empuñó su varita y rápidamente, por si la bruja le lanzaba algún hechizo murmuró: -Protego- un fino halo de luz salió de su vartita convirtiéndose rápidamente en un escudo que consumió el efecto que la bruja lanzaba hacia el italiano. -Merde. Dijo incauto viéndose desprotegido. Por un segundo se preguntó si debía anotarla en su libreta, sin embargo algo le decía que aquella europea no debía morir, al menos no aún. -Nuestros muertos serán héroes en esta guerra por la libertad. Dijo empuñando su varita hacia la mesa ratona donde el aura gaseoso se encontraba. -Confringo- murmuró intentado que la mesa se hiciera añicos y las estacas dañaran a la mujer cuya raza, sospechaba, era vampiro. Levemente intentó ponerse de pié, los años le empezaban a pasar factura a la hora de ser efectivo en una pelea, esperaba ganar, deseaba sonsacarle información a la rubia.
  23. Pies descalzos sobre el pastizal de una paradera que se abría en la llanura, un río cercano traía consigo el dulce sonido de agua cuando corre entre las piedras. La pelirroja tan solo llevaba un vestido de tela fina color blanco y su varita ya dispuesta en sus delgados dedos. La brisa era fría aunque el sol levantaba la temperatura de su cuerpo. Sentía apenas el zumbido de un dolor que asomaba por su espalda pero que pasaba desapercibido. El cielo regalaban festín de colores que iban del anaranjado al rosa viejo, las nubes se perdían entre ese juego de colores y parecían dibujadas con una brocha de esas que utilizan los artistas en sus obras. Un halcón planeó por el cielo en dirección a las montañas del oeste cuyas siluetas se percibían aún en la distancia. Shelle esperaba a su maestra, le habían hablado de la Macnair y su increíble poder y habilidad, la pelirroja estaba ansiosa por aquel encuentro y al ver aparecer la femenina figura de su maestra no se resistió y lanzó el primer hechizo. -Silencius. Su maestra quedaría silenciada y sus hechizos se verían limitados. La pelirroja inspiró aquel aire tan puro que la naturaleza le ofrecía, buscando tranquilizar sus nervios y preparándose para lo que estaba por venir. @@Arya Macnair

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