Por dentro moría pero el cambio de actitud del mortifago logró que entendiera la situación, él era peligroso pero quienes estaban allí presentes, o almenos uno de ellos, lo eran aún más.
Mi rostro se volvió una piedra y si usualmente era una persona seria... probablemente hiciera honor al dicho y tuviera dos nalgas dibujadas en el medio de mi cara.
El chico de la máscara me liberó y lo primero que hice fue poner las manos en los bolsillos de mi capa y encontrar del lado derecho mi varita ¡por Merlín, la tenía conmigo y podía largarme de allí tan pronto como quisiera!
Pero ¿quería? La intriga era mi peor enemiga y si bien el mago querría mi silencio, yo quería algo de él, algo que lo obligara a buscarme ¿por qué? Siempre quise ser Auror, luchar por mi propia filosofía en el filo de la ley mágica. Pero ese lugar, ese poder... sabía que ellos podrían darme el empuje que necesitaba para llegar lejos. Era ambiciosa, sí. Pero la realidad era que solo yo me cuidaba la espalda, solo yo me llenaba el estómago y solo yo sabía cómo conseguir mis objetivos.
Continué por las escaleras, y unos escalones más arriba, cuando los magos se perdieron de vista, con la mano en el bolsillo murmure:
-Accio-.
La máscara de árbol salió disparada del rostro del mortifago y al instante en que puse una mano sobre ella desaparecí de inmediato al primer lugar que pasó por mi cabeza, no sin antes regalarle una sonrisa desafiante al muchacho de ojos negros.
@ Mael Blackfyre