~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Seba Granger]

Tras varios días...

 

Ni recordaba hace cuanto no me pasaba por el local, o mas bien lo sabía bien pero el recordarlo dolía. Las cosas no se habían dado como él Granger lo había esperado hace tiempo atrás, supongo las cosas pasaban por algo solo que en esos momento no quería entender por que era.

 

Miro el nombre del local desde la acera de al frente recordando en aquel momento en primer día que habían llegado aquel sitio oscuro y sucio, pero pese a eso se habían enamorado de el para hacer de el un hogar y un local acogedor, trago saliva un par de veces intentando controlar la tristeza.

 

Trono los dedos un par de veces luego cruzo la calle sin mirar mas que a la puerta de House of Books, ese día todo cambiaría luego de tantos años, suponía sus elfos ya lo esperaban, Dash había regresado hace algunos días con las ordenes de su amo.

 

Solo quedaba una última charla con la Potter Black que era lo mas difícil que le tocaría hacer.

 

El tintineo de la campanilla anunciaba que alguien llegaba, esta vez la dejo sonar sabiendo que sería la última vez.

[Anthony R. Dracony M.]

La vida del peliverde había dado un giro bastante notorio, tanto, que sus habituales actividades y distracciones, eran diferentes a las de hace dos años...el muchacho no se explicaba como pudo suceder pero sucedió, miró el local...la "House of Books" es su local favorito, donde se sentía a gusto...feliz!...y lo había dejado de visitar cuando una nueva fuente de felicidad llenaba su vida presente.

 

Suspiró de aquellos días, cuando empleaba mucho tiempo del día para leer en la acogedora sala de lectura de la librería que le cautivo; tanto por los ejemplares, salas y servicio, como por la amistad que le brindaron Seba y Darla...

 

Deseoso de verlos y platicar con ellos, se apresuró a caminar hacia el local, era buena hora, los pájaros trinan, algunas lechuzan surcan el cielo, algunas con una misiva que entregar, recuerda que Kautet fue a Francia para entregar una carta a Reacon, así que pronto tendrá respuesta del mago. Ha pasado meses desde que vió al pequeño amigo Letto, el elfo que le hizó reconsiderar sobre esas criaturas mágicas...

 

Se alegra al ver que está abierto y sin dudar abre la puerta, la campanilla suena y el peliverde ve a Seba justo delante de la entrada, parece que el mago también recien llega...

 

--¡Hola Seba!

[Seba Granger]

Al ingresar al local lo primero que veo es el rostro de Tommy que aparece tras el mostrador de House of Books, le saludé a lo lejos cuando me iba acercar a el no antes de mirar hacía las escaleras del departamento, respiré profundo y cambie dirección, aunque antes de eso la campanilla volvía a sonar una vez mas.

Antes de girar para ver quien era la voz de Antoni me sorprendía un poco, hacía mucho que el muchacho no venía al local, y no recordaba del todo cuando había sido la última vez que lo había visto, creo que había sido para la última gala de navidad pero no estaba del todo seguro.

-!Que sorpresa!, te has acordado de los viejos amigos- bromee un poco hacía el joven mago intentando sonreír, extendí la mano en su dirección, -¿Como estas?, ¿como te trata la vida de casado?- mordí con suavidad mi labio.

[Anthony R. Dracony M.]

Pone su cabeza de lado, tocando su hombro izquierdo y sonrie al mago...--Si.....hace mucho que pienso en venir y una cosa u otra me detiene...no les olvide, simplemente, hubo otras cosa que hacer y pospuse por muchos meses mi visita, así que, si es un milagro! porque tenía que verlos, hablarles, agradecerles de todo ese tiempo en que me hicieron sentir bien....¡Seba!....--Siento que mi ojos se humedecen, mi sonrisa no se ha borrado y dejo de resistirme a mi impulso, por lo que lo alcanzo y lo abrazo -- Amigo! mi gran amigo, los quiero, a darla y a ti y tenía que venir a expresarselos. Me va bien, es una gran vida, al menos la que nos brindamos nosotros, Cindy me hace muy feliz, tanto que...-- Bajo la mirada avergonzado, esquivo mirarlo, porque confesar mi verdad, siento que ma hace egoista de algún modo...-- ...creo que...olvide ser parte de su vida...lo siento...

 

Las palabras de Seba me hacen recobrar el ánimo, yo sigo pensando en todo lo que ha pasado: las fiestas que organizamos, los juegos, los locales, nuestro empleo juntos, las visitas a su familia, convivir con sus hermanos y Aydin, cuidarlo y ayudarlo nos ha costado invertir nuestro tiempo...pero también anhelo revivir aquellos felices días...

 

-- ¿Quienes son viejos? ¿ustedes? ¡naa! ¡para nada! --Me río de su ocurrencia, veo como Tommy también rie ante mi respuesta, ese elfo si que es discreto, aunque no tarda en preguntarme si deseo algo...-- Gracias Tommy, algo refrescante, porque el calor está agradable y muy bueno para tomar algo como...un te con helado; "Un helado flotante"--Me río y espero que el elfo no levite la taza del té...

[Seba Granger]

Escuche en silencio las palabras de Antoni, mientras lo observaba y veía lo mucho que había crecido desde el momento que había llegado a nuestro local de la nada aquella navidad, lo que no cambiaba eran sus pelos verdes, lo abracé con aprecio y palmee su espalda un par de veces.

-No tienes que disculparte, con Darla siempre hemos querido que tu seas feliz, y tu felicidades es Cindy sin dudas- sonreí un poco al mago, -Sabes que siempre serás parte de nuestras vidas, y que las puertas del local y el hogar están abiertas para ti, y tu familia claro, así que nos agradaría verte mas seguido por acá, o tal vez nosotros te podríamos visitar, creo que es hora de saber donde vives- en eso Tommy le ofrecía algo al muchacho, le indicaba con la cabeza que nada para mi.

-Pero supongo no me quieres ver solo a mi, aunque creo que tendremos que ambos averiguar si Darla esta en casa, venía llegando al local, no se quien estará- invite a Antoni a seguir al siguiente piso mientras observaba que el segundo piso en las mesas que solía ocupar la Potter Black estaban vacías.

[Anthony R. Dracony M.]

De algún modo seguía siendo muy en mi interior, aquel niño que se entuciasma cuando le demuestran cariño...tenía impulso de dar brinquitos de felicidad así que sonreí y enlase mis manos detras de mi espalda, muy posiblemente me veía sonrojado, cuando Seba menciono que no había duda de que Cindy es mi felicidad, recorde la broma que ella me jugó hace unos días: Uso un lapiz labial de brillo indeleble, y luego me beso por todas partes, goce aquellas caricias, algunos de sus besos me hicieron cosquillas, otros me despertaban las ancias de morder sus labios y acariciarnos con mucha sensualidad...eso estuvo muy bien, en verdad fue algo que me agrado mucho pero cuando el nivel de la pasión que había ella despertado en mi bajo de intensidad, descubrí que las huellas de sus labios estaban en todos aquellos lugares donde beso dulcemente mi piel, mi reación fue sonreir, pero cuando quise borrar una de las tantas de esas huellas que tenía en el cuello y en otras partes de mi anatomia, vi con susto que no podía borrarlas, tuve esas marcas por dos días y Cindy solo dijo que deseaba que las chicas vieran que solo ella es mi amor o yo de ella...fue algo que me halago pero también que me hizo sentir pena porque era muy notorio que Cindy me habia comido a besos...

 

--Gracias, muchas gracias, se los agradezco mucho!-- Respondí emocionado cuando Seba volví a repetir la misma promesa que Darla me dijo aquella vez que regrese de la luna de miel con Cindy...era bueno haberme decidido a pasar y con ansia le corraboré a Seba que también deseo ver a Darla.

 

--¡Sensacional! entonces vamos a sorprenderla, sobre todo porque le traje una sorpresa...o tal vez no tanto, pero igual me tome la iniciativa de traer lo hoy --le comente al mago y le seguí al segundo piso.

[Darla G Dumbledore]

En el departamento del segundo piso del local.

 

La Potter Black estaba en el comedor de su hogar, sobre la mesa había extendido varios documentos, esta vez no se trataba de libros, eran los recibos de compras de animales y los registros que el Departamento de Criaturas había emitido sobre las criaturas que tenía la bruja. Claro que la cantidad de registros era mucho menor que la cantidad de mascotas que poseían ella y Seba. Darla apoyó la cabeza en una de sus manos y enredó sus dedos entre los rizos, tendría mucho trabajo, demasiado. Suspiró resignada mientras en una de las pilas ponía juntos recibo y registro y en otra ponía solo recibos.

 

Darla frunció el ceño mientras observaba los 3 documentos a su diestra y la carta que indicaba que había sido recibido el nivel adecuado para poder mantener en su hogar a las criaturas de cinco equis. Claro que, aunque amaba a Saprina era consciente de que debería adecuar su hogar y su local para recibirla en él. Claro que no sería ni en su hogar ni en su local, por algo había adquirido un nuevo terreno junto a su local, para agrandar los establos o más bien construir unos más grandes y mágicos al lado del de las criaturas de niveles menores y poder albergar allí a su dragona y al wampus. Pero debía hacer trámites o no podría cumplir con sus sueños.

 

Mientras pensaba en ello, el sonido de la campanilla en la planta baja le indicó el ingreso de varias personas, y sus instintos y capacidades le hicieron sentir la esencia de dos hombres que conocía muy bien, sin uno de los cuales le era imposible vivir.

[Seba Granger]

Observé hacía tras a Antoni cuando decía que le traía una sorpresa a Darla, le sonreí un poco mientras subíamos hacía el área del departamento, Dash fue el primero que salio al encuentro con la cabeza bien baja, estaba a punto de decirme algo cuando vi la figura de Antoni que venía tras de mi.

-Bienvenido Amo, bienvenido señor Antoni- dije mientras hacía una reverencia hacía el segundo.

-¿Sabes si esta Darla?- pregunte a Dash que al instante indico hacía el comedor mientras le temblaba un poco la barbilla, apoyé mi mano en su cabeza, -Luego hablamos, dile a Nana que prepare algo para servirle a Antoni- miré al chico de pelos verdes cuando ya estaba junto al umbral de la sala de comedor.

-Las visitas primero- señale indicando con la mano para que entrara y dejándole el paso libre, luego me apoye en el umbral de la puerta y dio unos cuantos golpecitos, -Espero que no estés muy ocupada, he traído una sorpresa- dije a la Potter Black.

[Anthony R. Dracony M.]

Era la visita que más pensé en hacer...muchas veces me pasaba horas recordando esos agradables días en la House of Books con Darla, Seba o los simpáticos elfos, pero lo que de verdad cambio, fue mi propio ser. Ya no me sentía totalmente como antes, creo que solo se puede decir que en mi quedaban algunos vestigios de lo que antes fui...¿qué? ¿porque? son preguntas que no puedo responder, pero ahora estoy seguro que ya no soy aquel que temía caminar entre los que son magos, mi temor por sentirme diferente ahora no me frena para actuar, estoy más seguro de mi y me atrevo a mucho más.

 

Subo los escalones y es casi como antes, muchos recuerdos se agolpan en mi mente...los mismos que me hacen sonreír, reconozco el buen gusto con el que mantienen su hogar y se siente todo tan acogedor que me lleno de contento antecediendo al encuentro con Darla. No llevó la cuenta de las veces que he venido, más bien, atesoro todas aquellas charlas, lo bonito que ha sido nuestra amistad.

 

Me felicito por no haber retardado el encuentro porque para navidad falta mucho, la temporada de verano no es tan mala, Cindy dice que es la mejor estación porque se viste más ligero debido al calor y después de que llueve, siempre hay charcos donde jugar y con suerte es posible que veamos algún arcoiris. La lluvia ayuda a que las plantas crescan más, y yo he descubierto que el olor a tierra mojada me gusta mucho, lo mismo que ver como las gotas de agua se escurren por el cristal de los ventanales.

 

El cielo se pone gris, pero puedo abrazar a mi amada Cindy y llenarme de una dicha enorme al sentir que compartimos esas horas porque somos uno para el otro y así juntos, la tristeza disminuye a una dimensión pequeñita y logro ver lo bello que tiene el paisaje nublado.

 

Llegamos al segundo piso, escucho la voz de Dash, muy amable me saluda y le respondo contento.

 

-- Gracias, me alegra estar aquí.-- De verdad que así me siento, temía que por alguna razón ya no pudiese hablar con ellos, me asaltaba el temor de que se mudaran como tantos otros conocidos lo han hecho...

 

Guarde silencio, también preste atención sobre esa cortesia del Granger, me dejaba pasar primero al comedor haciendome sentir importante y si que es de lo mejor, mi rostro se ilumina...veo a Darla que levanta su rostro y lo primero que se me ocurre es extender mis brazos al mismo tiempo que avanzo saludandola y abrazandola con todo mi cariño para ella.

 

--¡Hola! ¡Sorpresa! tenía mucha ilusión por venir...

[Darla G Dumbledore]

Terminó de acomodar los papeles para el traslado del Sapira y el Wampus, que aún no tenía un nombre formal, a su nuevo hogar. En la escalera el sonido de los pasos y luego las voces de Dash y Seba. Sonrió al reconocer la tercera voz que segundos después la saludaba afectuosamente.

 

--¡Antoni! hola --dijo sonriente mientras se ponía de pie y se acercaba al pelirverde mago que estaba frente a ella. A veces le sorprendía lo mucho que había crecido en esos años. Ella lo seguía sintiendo como un joven adolescente al que cuidar y querer.

 

Se acercó a él y lo abrazó afectuosamente, dándole un beso en la mejilla, para luego alejarse un paso y apreciar una vez más el aspecto del joven mago.

 

--Mira nada más, es el Director de Misterios, no puedo creer que no me habitúo a que eres un adulto hecho y derecho con familia --dijo con cariño mientras le revolvía el cabello verde.

 

Le hizo seña para que pasara y tomara asiento en el juego de sillones que conformaban un pequeño living junto al comedor y se acercó a Seba, dándole un tierno besos en los labios.

 

--Hola mi vida --dijo acariciando su mejilla --¿qué tal tu día? --agregó tomándolo de la mano para ir a sentarse los tres juntos en la pequeña sala --¿le han pedido algo a Nana para tomar o comer? --consultó la pelirroja mientras se sentaba junto a los dos magos --¿cómo estás Antoni? ¿Y Cindy? Hace mucho no la veo --si mal no recordaba había sido cuando habían salido del Ministerio tras el misterioso ataque que éste había sufrido, por nonagésima vez.