☀ ｡.:* Castillo Lestrange *.:｡☀ (MM B: 97133)

[Patrick Colt]

 

La oscuridad siempre había logrado revestir los alrededores con tañidos variados de incertidumbre, más aún fortalecidas por los acontecimientos que posicionaban a los mortífagos como aquellos mercenarios que aprovechaban la incógnita de su densidad para matar, atacando por sorpresa. Algunos solo lo llamaban cobardía o traición.

 

Patrick Colt era parte de ese grupo y como Mago Oscuro tenía la facilidad para colarse entre la humanidad y no solo doblegarla con sus Artes Oscuras, sino que también conseguía hacerlo con los Libros de Hechizos y diferentes conocimientos de la magia que habría aprendido a lo largo de su estancia en la tierra. Y era por eso que él consideraba a los vivos como los seres más torpes jamás conocidos.

 

Comprobó la teoría cuando el tatuaje de su antebrazo ardió tan fuerte, que cuyo fragor abrasó toda su espalda como carbón ardiente. Negó con la cabeza pero sonrió. Su descompuesta piel pasó sobre el reflejo del espejo de aquel aparador de la fortaleza oscura, mientras tomaba su varita cuando una gabardina negra recubría su cuerpo desde las sombras. Al tiempo, avanzó hasta la ventana del fondo de la habitación y la noche se lo tragó completamente.

 

Los preparativos en el Castillo Lestrange eran notorios. Luces, barullo y movimientos varios dentro y fuera de la edificación y en los jardines alrededores se percibían inclusive fuera de los predios comprendidos por la familia. Ladeó la cabeza y pensó lo mucho que Bellatrix Lestrange hubiera aborrecido este conglomerado de sangre sucias que habían entrado a la Marca Tenebrosa, poblado su familia, y celebrado en sus jardines. Definitivamente seguía comprobando la torpeza de la humanidad.

 

Pero habría elegido servir como Escolta y bordearía la celebración en sus predios luciendo una túnica esmeralda que caía desde sus hombros abrochada por botones draconianos y dorados, que hacían juego con su mirada color oro y los cabellos castaños que caían sobre una piel limpia y blanca. La sonrisa dejaba en evidencia su sonrisa, bastante dantesca y manchada de amarillo cada vez que la mostraba.

[Ashura Lestrange]

La tertulia ya comenzaba a tomar forma, poco a poco el lugar se iba concentrando de gente a la que esperaba ver realmente. Ya conocía a todos los presentes en su mayoría, solo había unos cuantos rostros que no le eran familiares. La mejor parte era que el ambiente no se percibía tenso, si no todo lo contrario. Era un poco más agradable disfrutar de la presencia de dichas personas cuando el ambiente se encontraba en aquella posición.

 

— El placer es todo mío Ryvak — Dijo mientras saboreaba por primera vez el tono de su nombre saliendo de su boca.

 

— El viaje ha estado tranquilo, al menos no hubo ningún dementor a la deriva afortunadamente — Bromeó ya que la mayoría de las personas que la conocían sabían que solía pasearse por los oscuros y fríos pasillos de Azkaban como rutina de su trabajo inquisitorial.

 

— Buenas noches Jeremy, tenía tiempo que no te eencontraba en una reunión como esta — Señaló aceptando el saludo.

 

Ya se había percatado de la presencia de la Medici, a pesar de su reciente confesión que sin duda alguna había logrado dejarla perpleja, esperaba que el ambiente entre ellas no se tornara tenso, al menos por esa noche .

 

— Bueno señorita di Medici, supongamos que el día en que nos encontramos por primera vez aunque no fue muy grato, aceptemos que en ese entonces éramos un poco inmaduras y faltas de experiencia social, aunque no niego que me divirtió un poco — Dijo mientras esbozaba una pequeña sonrisa en una de las comisuras de su boca, al mismo tiempo que le respondía cortésmente con una pequeña pero delicada reverencia en señal de paz momentanea. Sabía que a pesar de todo, ambas disfrutaban de las peleas y escenas que solían darse entre ambas.

 

@ @@Lucrezia Di Medici Di Médici @ @@Sol Lestrange Black @

[Anne Gaunt M.]

La Gaunt estuvo a punto de caer de cabeza por la ventana en el momento en que su fénix, Shanks, alzó el vuelo para alejarse de ella aprovechando un soplo de aire que la obligó a cerrar los ojos. Se agarró al alfeizar mientras lanzaba varios improperios al aire y luego alzó el puño y lo agitó en dirección al ave que, como si le respondiera, lanzó un potente grito al aire.

 

— ¡Me las pagarás, fénix del demonio! —bramó.

 

Bajó sus grises ojos hasta la mano izquierda, en la que sujetaba una pluma anaranjada. No había salido entera; así que no le servía. La lanzó con rabia por la ventaba y gritó al aire, frustrada. Había visto que el plumaje del fénix estaba cambiando, lo cual era bastante común en aquella época del año. Las plumas más viejas comenzaban a desprenderse de la piel del ave mientras otras nuevas las sustituían pero, cuando Anne había intentado hacerse con una de esas más antiguas, había agarrado por error otra más pequeña que no estaba suelta. Y al tirar, Shanks se habia sobresaltado y había salido volando, casi llevándosela a ella por delante.

 

Suspiró. Debería probar en otro momento. Al mirar sobre su escritorio vio un pergamino que captó su atención y se acercó para tomarlo. Entonces recordó que debería estar en otra parte. Se palmeó la frente poniendo los ojos en blanco y, tras guardar la varita en una mochila bandolera, se la cruzó en el pecho para sujetarla bien y se lanzó por la ventana tras tomar impulso con un par de zancadas.

 

En cuanto su cuerpo cayó a plomo, estiró ambos brazos y cerró los ojos mientras su cuerpo mutaba a toda velocidad. En pocos segundos había dejado de ser humana para adoptar la forma de un águila marina de Steller, enorme y majestuosa. Dio un par de voletadas y se perdió en el aire.

 

 

 

No supo cuánto tiempo voló hasta que divisó su destino. El castillo Lestrange se alzaba elegante ante su vista, y pronto comenzó a descender para caer a pocos metros de la entrada, donde recuperó su apariencia humana. Cuando anduvo vestida, con sus habituales vaqueros, unas botas y una camisa ancha que se metió por la cintura del pantalón, y comprobó que su pelo estaba medianamente colocado, caminó hacia el interior a la vez que se recolocaba la mochila.

 

No tardó en ver una carpa bajo la que había una pequeña reunión en la que comenzó a distinguir personas. La anfitriona, Sol Lestrange, y otros mortifagos. Los reconoció a todos, pero su mirada se detuvo inevitablemente en su prometido. Y también en su cuñada. Debía comenzar a acostumbrarse a verla en todas partes... a lo mejor terminaban llevándose bien, después de todo. Aunque en cuanto la veía cerca de Jeremy se le acababan todos los buenos deseos.

 

— Siento la tardanza. Hola, Sol. Gracias por permitir que nos reuniésemos aquí —saludó a la Lestrange, dirigiéndole una suave inclinación de cabeza acompañada de una sonrisa. Se acercó entonces al Triviani y lo besó en los labios—. Hacía días que no te veía. Lo siento, tenía mucho... trabajo —se excusó, recordando cómo Shanks se le escapaba de entre los dedos un rato antes. Fabricar varitas era entretenido pero conseguir todos los ingredientes y materiales... en fin, eso sí que era una tarea épica. Pero no era momento de entretenerse con eso, ahora se habían reunido para algo muy distinto. Miró a Zoella—. Hola, cuñada, ¿todo en orden?

 

 

 

 

 

@@Sol Lestrange Black @ @ @@Patrick Colt @Antony Ryvak Dracony @@Lucrezia Di Medici di Médici @@Ashura Lestrange

[Jeremy Triviani]

 

-Yo vine con aparición, para hacer más rápido -Comentó mientras miraba alrededor y descubría más personas que las de antes - No tengo idea, veo algunos que están muy galantes -Continuo mientras miraba la vestimenta de peliverde antes de reír - Tampoco imagino viajar en moto vestido de traje.

 

Una mujer que conocía de vista, por ser compañeros de trabajo, saludo al grupo y los invitó a sentarse mientras les acercaban una botella de alcohol. Jeremy cruzó mirada con Antony antes de sentarse. Zoella tomó la palabra, mientras el vampiro miraba con molestia a Lucrezia. Aquella mujer siempre sacaría lo peor de él. ¿Es que no entendía que no debía tocar a ningún Triviani en su presencia? Intento no prestar atención a lo visual y utilizar sólo sus oídos al discurso.

 

 

Tomó una de las copas que le ofreció un servicial elfo y la bebió de un solo trago. Asintió de forma inconsciente a las palabras de la blonda italiana con su tono pomposo, y levantó la vista cuando escucho a lo que se refería con acción y reacción. Era a lo que ella siempre jugaba. Sus miradas se cruzaron un segundo llenas de veneno. Se había ganado eso a pulso en cada encuentro.

 

 

-Quien diría que una Di Medici fuera tan sensata con sus palabras -Dijo mientras se ponía de pie.

 

 

Había sentido el olor de Anne apenas había aparecido en los terrenos, y la espero hasta que se acercó a ellos. No dijo nada sobre los días que no se habían visto, porque no quería empezar una pelea delante de todos. Frunció el ceño mientras recibía el beso. Le corrió la silla para que tomara asiento, para luego sentarse del otro lado de ella.

 

[Alexander Fox]

 

El pelirrojo se encontraba fuera de su hogar haciendo unas cuantas visitas por el callejón y comprando algunas cosas que necesitaba cuando su pequeña lechuza llegó hasta él con la notificación de la reunión que estaría sucediendo en el castillo Lestrange, se sorprendió gratamente al leer la hoja, pero cuando miró la hora, supo que no le daría tiempo de terminar sus compras ni de regresar a casa, y desgraciadamente estaba seguro que iba ya tarde, por lo cual sin perder más tiempo, le encargó a su ave dejar sus pertenencias en su cuarto, mientras él decidía hacer uso de la aparición para llegar a su destino.

Al estar en frente del enorme e imponente castillo Alexander respiró aliviado y se dibujó una sonrisa divertida, por un error de cálculo se había desviado dos veces, y estuvo a punto de tener un tercer desvió, pero fue afortunado.

Sin perder más el tiempo se adentró a los terrenos para percatarse del espacio donde estaría ocurriendo la reunión, se trataba de una carpa muy bien adornada, las luces y todo el espacio daban un aire muy hermoso, fue entonces cuando un detalle se le pasó por la cabeza. Su vestimenta era muy sencilla, una camisa azul oscura por fuera, unos jeans y unos zapatos deportivos, no iba preparado para una reunión, era increíble, tantos años siendo vampiro y seguía manteniendo la misma forma de vestir, suspiró pesadamente e intentó olvidarse de eso.

-Buenas noches – saludó respetuosamente a todos los presentes cuando entró, – disculpe la tardanza tomé un pequeño desvió – mencionó con una sonrisa tranquila mientras detallaba con su mirada dorada a cada uno hasta encontrarse con la anfitriona.

– Señorita Sol, muchas gracias por la invitación – agregó con su típico tono tranquilo para acercarse y con respeto tomarle la mano y depositar un beso – me alegro que nos volvamos a ver – comentó divertido para entregarle un pequeño frasco que recién había comprado, era un pequeño presente por su visita.

Un frasco con pétalos de rosa roja, tenía una forma delicada, no se trataba de un adorno, en realidad era un ingrediente para una poción, pero la forma y el olor le parecía adecuado para un regalo.

-Pequeño caballero – saludó a su sobrino desacomodándole el cabello, pasaran años, y él tendría la misma manía, se giró a otros conocidos no tan conocido para sonreír como saludo, no sabía si estaba irrumpiendo así que cortó los saludos efusivos para permitir que continuaran con la reunión para saber por la hilo iban.

@ @Sol Lestrange Black @Zoella Triviani Yaxley @Jeremy Askar Triviani @Patrick Colt @Antony Ryvak Dracony @Lucrezia Di Médici di Médici @Ashura Lestrange

Editado 28 de Octubre del 2019 por Alexander Fox

[Lucrezia Di Medici]

 

- No puedo negar que estos años me sirvieron para aprender de mis errores del pasado y apaciguar un poco mi actitud hostil…pero no tanto. - le respondió con un cuidadosamente medido tono socarrón a Ashura mientras respondía con símil gesto a su par mortífaga.

 

Había algo gracioso en la relación entre la blonda italiana y la japonesa de negros cabellos. Su primer encuentro, años atrás, había sido sin duda peliagudo y confrontativo pero…realmente no lo recordaba con exactitud. Simplemente tenía la segura convicción de que por algo no debía llevarse bien, un motivo cierto pero perdido en lo recóndito de su memoria. Sin embargo, sus últimas interacciones habían servido para que Ashura se ganase a pulso su respeto y su buen trato. Sin dejar de considerarla evidentemente inferior, la Médici había decidido regar una floreciente relación que gracias a su cercanía con el Ministro la ayudaría a rascar mayor influencia en el mundillo político. Con eso en mente le sonrió con toda la belleza y la lujuriosa atracción de sus carnosos labios.

 

Cuando se disponía a seguir su charla con Ashura vio interrumpida su palabra por una llegada inesperada; tan inesperada era que la tomó con la boca abierta y las palabras a punto de salir. Anne se hizo presente en la carpa. No lo entendía. Realmente Lucrezia no entendía la ordinarez y el poco anhelo de grandeza estética que la líder mortífaga delataba con su modo tan corriente de vestir. Lo había hecho en la mansión Médici y lo repetía allí mismo, con esos vaqueros indignos de alguien de su puesto e importancia para La Marca Tenebrosa ¿Acaso Lord Voldemort vestía una camisa y unos pantalones sueltos, de esos que usan los muggles para hacer las compras? Una figura tan fuerte no podía enflaquecer algo tan vital para sostenerse en el poder como lo era la imagen frente a sus compañeros. Una arista floja de un rol que aun debía demostrar que podía sostener.

 

- ¿Quién diría que un Triviani duraría estos 10 minutos sin decir una estupidez supina?- replicó a Jeremy, filosa e impasible.

 

Dejó de prestarle atención apenas contempló el gesto afectuoso que tuvo con Jeremy. Instantáneamente, al ver aquel innecesario beso, la blonda italiana adicionó a su incrédula expresión un gesto de asco. Volvió a girarse y se llevó el cáliz a la boca, saboreando el frío cristal y dejando que un poco más de vino penetrara entre sus labios. Bebió dos o tres pequeños sorbos seguidos para hidratar su garganta y aclarar en consecuencia su garganta. Su azul mirada, ansiosa por recibir a más invitados, dio un amplio paneo al lugar hasta que rastreó una silueta a lo lejos. Una presencia conocida que sin embargo resguardaba una gran parte de su mística.

 

La particular y poco común presencia de Patrick Colt la tomó por sorpresa aunque esto no se tradujo a su semblante serio. Nunca había cruzado a dicho mago oscuro en alguna actividad o espacio común mortífago y aquello había puesto en duda su hipótesis, elaborada durante su primer encuentro, de que el fornido hombre era miembro de La Marca. Sin embargo, aquello era ineludible y era cierto. El misterioso mago y la aristócrata no habían vuelto a cruzar sus destinos desde la clase de cuidado de criaturas, una ocasión sin duda olvidable - o a menos así lo quería - que había destacado en su historial de cursos académicos por su planteamiento imperdonablemente confuso e inexplicablemente aburrido. Aquella casualidad significaba un reencuentro que, aunque le costase aceptarlo, la italiana había esperado mucho. Se apartó unos pasos de la animada reunión hasta quedar unos centímetros por fuera de la carpa.

 

- ¡Hey, tú! ¿Acaso no vas a sumarte? Eso es lo más Patrick Colt que se me ocurre. Puedes dejar de ser tan cerrado un momento y comentarnos tus planes para debilitar a La Orden. - exclamó con firmeza a sabiendas que su voz llegaría hasta el tenebroso mago vestido de esmeralda.

[Zoella Triviani]

Pocos fueron los segundos en el que el silencio reinó, mi vista se paseaba por los presentes a la espera de una respuesta. Tomé lo que quedaba en mi copa de vino y haciéndole una indicación con mis dedos al mesero que la rellenara esperé. Cada mortífago presente pensaba, lo supe por el toque se sus miradas, por cortos segundos observé a Antoni, nuestro más nuevo seguidos, quien veía a cada mortífago experimentado con gran curiosidad y confusión. Sonreí levemente, recordando mis primeras reuniones dentro de los Guardianes, la simpleza con la que le daban duras tareas a todos, sin importar lo neófito que fueras. La dicha llegó a mi pecho, al ver lo lejos que había llegado gracias a la persistencia de mis esfuerzos y pensamientos.

 

Mi distracción me hizo entrar en un viaje dentro de mis pensamientos, y quien me regresó de dicho viaje fue mi fiel amiga Sol, asentí ante sus palabras para luego escuchar en silencio las palabras de la blonda, quien mordazmente hablaba, con ese tono que la caracterizaba. Tomé en silencio otro sorbo de mi copa, a esperas de que alguien más hablara. Una nueva presencia fue sentida a sus espaldas, y girando su cuerpo delicadamente se encontró con un rostro desconocido para ella a la distancia, lejos de la carpa.

 

De las sombras apareció el cuerpo de Anne, la lider actual dentro de la Marca Tenebrosa, y mi cuñada. Saludó y besó a Jeremy, aparté mis ojos de ellos antes de ver como sus labios se unían y en cuanto escuché mi nombre giré nuevamente a verle.

 

- Gaunt - asentí en su dirección - Recién empezamos, les comentaba sobre lo que hablamos de la Orden. Como dijo Lucrezia, necesitamos causar una reacción por parte de la Orden y así saber en números cuantos activos tienen o cuantos logramos que nos muestren - una nueva presencia llegó, un pelirrojo que recordaba de entre las nuevas adquisiciones. Lo miré y con la mano le hice un gesto para que se acercara - Escucho ideas, aunque personalmente considero que la reactivación de todos es parte fundamental, de nada nos servirá sobrepasarlos en números si sólo unos pocos participarán de cualquier misión puesta - miré a Anne una ultima vez para intercalar los ojos de todos - Les pido entonces, compañeros, su lealtad. No a mi - me señalé con la mano - No a Anne - señalé a mi cuñada - Sino a la Marca, a todo aquel dispuesto a defender la pureza en la sangre, a aquellos que compartan nuestros ideales de desterrar o matar a los sangre sucia-

 

Hice silencio nuevamente, tomando de mi copa y esperando la respuestas de todos. Mi cabeza, por su parte, maquinaba diferentes misiones para implantar hoy. Di Médici se alejó de nuestra reunión para dirigirse al hombre que estaba a unos metros, escuché sus palabras hacia él pero decidí ignorarla, prestando total atención a la reunión.

 

 

@@Lucrezia Di Medici Di Médici @@Sol Lestrange Black @ @ @@Ashura Lestrange @@Alexander Fox @ @@Patrick Colt espero no se me olvide nadie ;O;

[Sol Lestrange Black]

 

Las personas seguían llegando hasta el castillo, me sentía bastante satisfecha del poder de convocatoria que se había logrado sin duda obtendríamos grandes resultados de aquella reunión, sonreí a los recién llegados poniéndome de pie para recibirles mientras los comentarios y aportaciones seguían llegando por doquier.

 

 

--Anne un gusto conocerte, bienvenida…-- saludé a la líder de manera educada regalándole una suave y elegante reverencia. –Patrick me alegra verte de nuevo…-- continué asintiendo suavemente con la cabeza a modo de saludo al recién llegado.

 

Pero mi sonrisa creció al ver al otro mago, parecía que el destino estaba queriendo encontrarnos en todo lugar, le guiñe un ojo y me acerque a dale un suave abrazo y un beso en la mejilla, me alegraba siempre encontrarlo con aquella franca y sincera sonrisa que siempre decoraba su rostro.

 

--Bienvenido señor Fox, es un placer recibirle en casa…-- indiqué asintiendo suavemente con la cabeza.

[Anne Gaunt M.]

La frialdad de Jeremy la descolocó por completo. Se le quedó mirando, boquiabierta, y simplemente apartó la mirada intentando contener la furia que comenzaba a hervirle en las venas. Mejor no montar escenas innecesarias en público. Ya se tirarían la vajilla cuando llegaran a casa...

 

Nada más fijarse en otro de los presentes notó la mirada de angustia de Lucrezia di Médici. Iba a decirle algo pero ésta fue a prestarle atención a Patrick Colt, que curiosisamente también estaba allí. Hacía años que Anne no le veía en público.

 

Afortunadamente, Zoella reclamó su atención con una breve explicación de lo que habían hablado antes de su llegada. Asintió ante sus palabras y, en un momento dado, tomó la palabra.

 

— Ya no se trata solo de fidelidad. Aunque gracias por tus palabras, Triviani —dijo—. Tenemos que provocar una situación que haga a la Orden salir a nuestro encuentro. Una confrontación puede ser la excusa perfecta para sacarles de sus escondites. Tenemos que dejar de tratar esta guerra como algo secreto. ¡Por Morgana, no tenemos porqué escondernos!

 

Miró de repente a la anfitriona, a la que dirigió una sonrisa y una ligera inclinación de cabeza.

 

— Gracias Sol, el gusto es mío. Muchísimas gracias por prestar tu hogar como punto de reunión —le dijo—. Tengo ideas para lo que os comentaba hace un momento. Y me consta que Zoella también tiene algunos proyectos. Posiblemente vosotros también, y mi planteamiento es: ¿por qué no dejamos de hablar de ideas y pasamos a comentar acciones? Por mi parte, considero que debemos dejar nuestras huellas por Ottery, y tampoco estaría de más hacerlo en el Diagon. Ni qué decir del Ministerio. La pauta es la siguiente: todo lo que no pertenezca a nuestra gente es un objetivo. Me da igual que sea más jóvenes o más viejos; más conocidos o desconocidos; todo el que no lleve la marca tenebrosa tatuada en el brazo es nuestro enemigo. A no ser que no la lleven por alguna buena razón, como sería que no hayan tenido oportunidad de acercarse a nosotros. Por lo demás... —lanzó un vistazo a su alrededor—. ¿Alguna idea u objetivo ya fijado por el que penséis que se puede iniciar?

[Anthony R. Dracony M.]

 

Continúe callado, requería escuchar cuanto dijeran e ir haciendome de una opinión, así que no hice caso de las palabras de la rubia, Zoella dijo algo que me hizó girar a verla, algo que despertaba viejos recuerdos de gente que ya no podía consultar puesto que habían muerto hace un año...

 

--Les pido entonces, compañeros, su lealtad. No a mi - se señaló con la mano - No a Anne, sino a la Marca, a todo aquel dispuesto a defender la pureza en la sangre, a aquellos que compartan nuestros ideales de desterrar o matar a los sangre sucia...

 

Coloque mi mano sobre la mesa, moviendo los dedos como si estuviera usando alguna señal morse...¿la razón?...aquella lejana reunión en mi atelier, donde aquel mago pelinegro me aseguraba que Wallace era un sangre sucia...rechine los dientes...seguramente por esa razón jámaz le acepte del todo...tal vez intuía su naturaleza, después de todo, mi rencor hacia él crece día con día...aunque su fantasma allá dicho que me amaba, sus palabras no puedo creer sean ciertas, no después de lo que hizo en su vida...no me consta pero de alguna manera creo que es parte de la razón por la que nadie me habla de él...bajo la mirada y me juro a mi mismo que "desenterraré" aquel secreto...

 

Anne comienza también hablar y subo la mirada para hacer contacto visual, me interesa escuchar que nos dice...algo más sustancial es lo que nos devela y por un instante me inclino hacia adelante...me gustaría tener algo en mente más reciente que lo que ya participe antes a Zoella pero por ahora no tengo claro como plantear lo de la caja musical que recién descubrí, así que cierro los puños ante la impotencia de compartir por ahora algo...