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[Galedra Azhebel Myrddin]

Elfos domésticos y Galedra

 

Algo no muy bueno Estaba pasando o iba a suceder pronto, no estaban seguros de ello pero aún así siguieron lo que les dictaba el corazón. Es por esto que en un dos por tres estaban en la habitación de su Ama Galedrosa quién se encontraba recostada en su cama adoselada en telas rojas, con su típico vestido sólo y su larga cabellera del mismo tono.

 

Los pobres Elfos pa acercaron a ella y le quedaron observando.

 

No hacía falta preguntar nada porque ya sabían el motivo por el cual su Ama estaba ahí. lo había retrasado una y otra vez pero ahora era en serio, sobre todo porque la pelirroja había perdido a su madre, a su mellizo y a su hermano, lo que implicaba haber perdido su conexión con la vida.

 

Sus hijos ya estaban grandes y con familias muy bien formadas, sus mascotas ya podían defenderse y sobrevivir solas.

 

En resumen: ella ya no hacía falta

 

Y mientras el resto del Castillo y familia seguía en su rutina diaria, los pobres Elfos derramando lágrimas silenciosas enterraron a su Ama a los pies de un sauce y colocaron una cruz sencilla sin nombre.

 

Luego regresaron al Castillo y cerraron bajo siete candados aquella habitación que le perteneció a la pelirroja.

 

Con ella muerta, nadie más la ocuparía.

[Nerdonio Granger]

Estaba Nerdonio muy tranquilo en su celda, aún en el Tíbet, estaba meditando. Cuando de pronto, en medio de sus elucubraciones, tiene una visión del Castillo Ravenclaw siendo atacado por mortífagos...... Nerdonio despierta exaltado, sudando frío.

¿Qué haré? se pregunta Nerdonio. Es mi familia y tengo el deber moral de protegerlos, aunque realmente no llevo relación con ellos, además, tengo el deber moral de ir contra los mortífagos.

Hacía años que era fenixiano, aunque los mortífagos apreciarían a un mitad demonio mitad vampiro entre sus filas. No se niega asimismo, en su interior, que en ocasiones, le ha seducido la idea del poder, aunque jamás lo va admitir en voz alta.

Después de una extensa charla con los monjes, y habiendo confesado que no deseaba volver después de ese desagradable encuentro con aquella mujer tan antipática, ellos le hicieron ver la verdad. Era su propio ego lo que le impedía volver, él debía estar donde le necesitaran, o cuando menos, que pueda ser útil (que entre ser útil y ser necesario hay mucha diferencia, pues no siempre están juntos) y tal vez, conociéndola, hasta resultaría simpática, siendo honestos las circunstancias en que se conocieron tampoco fueron óptimas para un buen comienzo.

Decidió hacer un término medio, primero, tantear terreno, para descubrir si realmente había algo de realidad en su visión. De esta manera, y como primer contacto, decidió establecer comunicación con el único miembro de ese loco lugar que había mostrado algo de decencia y cordura, o cuando menos, accesibilidad. Fue así como, por medio de la meditación, intentó establecer comunicación mental directa con aquel chico, Byron. Claro está, por este medio no puedes establecer comunicación a la fuerza, necesitas que la otra persona, al sentir que le llamas, permita la conexión, así que espero respuesta.

[Cillian Haughton]

— ¿Nada que ver con la realidad? —Inquirió con una pícara sonrisa dibujada en el rostro—. Venga, Byron... Keaton o cómo sea que te hagas llamar, cuentáme que es lo que esa vampiro te ha contado de mí. Seguro que es bastante interesante, creo que ella piensa de mí exactamente lo que yo pienso de ella.

 

Las palabras del Ryddleturn estaban llenas de desprecio, pero la cosa era así y la verdad era que no podía impedirlo. Todos y cada uno de los sentimientos que profesaba hacia Juliene eran malos y nunca de los nunca podría cambiarlo, o por lo menos eso quería crear. Pero la verdad era que desde hacía un par de días que un nuevo sentimiento había comenzado a crecer en él, y aunque pudiera catalogarse entre los malos, no se comparaba para nada con los otros; ese sentimiento eran los celos.

 

— Pero venga, no te quedes callado... ¿Qué te ha contado Juliene? —Volvió a preguntar—. Prometo que beberé algo sí me lo cuentas. Y no sé, quizá podamos divertinos un poco. ¿Qué dices?

 

¿Divertirse? ¿Cómo podría divertirse con aquel chico que no era ni remotamente de su estilo? Bufó y dejó que sus ojos se pusieran en blanco, se estaba cansando de que Byron estuviera callado. Y la verdad era que no estaba siendo justo, porque el mismo había tardado lo suyo en contestarle algo al Ravenclaw. No sabía en que punto se había alejado de él, pero en un segundo volvió a estar a escasos centímetros y llevó una de sus manos a la entrepierna de su ¿Cita?.

 

— ¿Qué te gusta hacer para divertirte? —Otra pregunta más. Su mano aún en aquel lugar.

Editado 19 de Julio del 2014 por Cillian R. de Macnair.

[LumosSolem]

El día había llegado... después de dos años lejos del Castillo Ravenclaw, decidí emprender el viaje de regreso a casa; después de un tiempo en mi querida Francia, mi destino se encontraba en las afueras de Ottery. Honestamente no sabía mucho del estado actual de mi hogar; hace mucho no recibía noticias, y sin avisar me aparecería para dar una buena sorpresa a quienes sean que estuvieran presentes.

 

Luego de la aparición, acomodé mi corto pero elegante vestido color lavanda, y mi largo cabello que caía sobre mis hombros perfectamente peinado. Las maletas me pesaban un poco, y de tanto trajín estaba cansada; esperaba (quizá en vano) que pudiera descansar primero antes de enfrentarme al usual drama de mi familia (algo que paradójica, pero definitivamente extrañaba). Llegué hasta donde los elfos armados esperaban a las visitas, y sin paciencia no di ningún tipo de explicación y pasé de largo hasta llegar a los sauces boxeadores, donde los toqué con mi varita para que no me hicieran daño alguno.

Consideraba que el viaje me había cambiado; no solo tenía el cabello más largo y mi presencia imponía aún más elegancia de la que siempre cargué, sino que por distintas experiencias, la vida me había forjado un carácter algo más arrogante e impaciente de lo que solía ser. Aún así en el fondo de mi ser, seguía siendo esa niña ingenua que buscaba un poco de cariño y comprensión.

 

Suspiré caminando hacia la entrada sintiendo mi espalda crujir ante el peso que cargaba. Al entrar miré hacia las escaleras y consideré subir a mi habitación y descansar sin dar explicaciones hasta el siguiente día; pero si bien había sido criada por mi abuelo, consideraba de educación ir a saludar a mi padre, sin saber cómo reaccionaría el vampiro al verme, sin saber siquiera si le provocaría sensación alguna el hecho de verme. Lo que me encontré me sorprendió, pero al mismo tiempo no... mi querido padre estaba en traje de baño, hablando con un apuesto rubio y mi tía Mayz dando vueltas por ahí con cara de no muy buenos amigos. -Buenas tardes a los presentes-, saludé; miré a Byron -Buenas tardes papá, estoy de vuelta... iba a mandarte una lechuza, pero ¿qué mejor que darte la buena nueva en persona?-, terminé por anunciarme con un dejo de sarcasmo. La verdad era que poco conocía a mi progenitor en esencia; si bien había sido criada en el castillo, quien se había hecho cargo de mí había sido mi abuelo Kurt. Tampoco sabía demasiado de mi madre, más que había muerto no mucho después de darme a luz... pero muy pocos sabían realmente de mi vida, no era de mis pasatiempos favoritos andar dando lástima.

 

 

 

 

 

OFF ROL

Holiiii acá estoy, por fiiiin llegué!!! Qué genial poder formar parte de esta familia y espero poder rolear con todos!!!

Editado 22 de Julio del 2014 por LumosSolem

[Circe Atkins C.]

Entró a grandes zancadas al Castillo, estaba echa una furia, se había ido a caminar al Callejón Diagón y ¿qué le pasó?, nada más ni nada menos un ingrato se atropelló con la Ravenclaw y la terminó tirando a un charco de barro, el colmo de los colmos, odiaba a aquellos ingratos humanos que osaban tocarla y ahora se sentía sucia, no por el barro, sino porque ese desconocido se había refregado en ella, lo maldecía a cada paso que daba.

 

Entró a su habitación, se duchó y termino poniéndose un vestido color celeste, algo casual, ya que sus planeas habías sido arruinados iba a quedarse en el castillo. Bajó por las escaleras aún molesta y se sorprendió al encontrar a su querida hermana paseando por el hogar, no tenía idea que iba a volver, su padre ni siquiera le había avisado.

 

—¡KIRA, RYOU! —Una elfina y un elfo aparecieron frente a ella con gran apuro haciendo una reverencia. Los miro un segundo enojada hasta que su semblante cambió a uno más agradable.— Kira, ¿me podrías traer un traje de baño? y tú Ryou, tráeme algún trago fuerte, no sé, para quitarme la jaqueca.— Sonrió con dulzura ante esos seres y se decidió por seguir a su hermana.

 

Al llegar hasta donde se encontraba, se sorprendió al encontrar a su querido padre y a un desconocido (o eso creía ella) a su lado, bastante pegados. Miró mejor al joven rubio alzando una ceja, por alguna extraña razón se le hacía conocida esa persona pero no podía recordar, después de todo, hacía unos días que había vuelto de Italia y no recordaba mucho a sus conocidos de Londres. Se acercó a ellos sonriendo mientras se recogía el cabello en una media cola al costado.

 

—¡Padre, hermana! —Se acercó abrazando con cariño a su padre.— Que gusto verlos después de tanto tiempo.... Oh, por cierto, soy Issa Ravenclaw, un placer conocerlo. —Miró al joven que acompañaba a su padre sonriendo con un poco de maldad, sabía que estaba interrumpiendo algo, se notaba a lo lejos y más por sus caras.— Espero que no hayamos interrumpido nada, sería muy descortés de nosotros, ¿verdad, hermana? —Le guiñó el ojo a su hermana para luego reír por lo bajo.

Editado 30 de Julio del 2014 por Kissa L.

[LumosSolem]

La vi a Kissa llegar y la abracé fuerte. -¡Hermana, qué placer verte!, ¿De viaje, también?-, sonreí preguntándole. Al notar que tanto ella, como mi padre andaban en traje de baño, los miré curiosa y les pregunté -¿Acaso hay una fiesta en el lago?-. No podía dejar de observar al rubio visitante; no era de los de mi tipo, pero a juzgar por la mirada que él y Byron mantenía, sospechaba que el muchacho era más del tipo de mi querido y vampírico progenitor.

 

Si hay algo de lo que no se podía discutir, es que los Ravenclaw somos apuestos y heredamos un buen físico sin duda; ya seamos demonios, vampiros o humanos, todos portamos una belleza incomparable. Pude observar que nuestra presencia había incomodado un poco a Cillian.

 

En ese instante mi hermana, con una traviesa sonrisa, preguntó: -Espero que no hayamos interrumpido nada, ¿Verdad hermana?-; sonreí casi imperceptiblemente, hace tiempo que no sabía del estado sentimental de mi padre... con semejante belleza estaba seguro que podría hipnotizar a cualquiera. ¿Lo lograría también con ese joven, o sería la excepción?. Acomodé mi largo y platinado cabello hacia un lado mostrando una cicatriz de la que no estaba orgullosa, y comenté: -¡Ay, pero qué maleducada! Enserio lamento interrumpirlos. Creo que será mejor retirarme a mi recámara un momento... después de todo veo que necesito ponerme al día-; le guiñé un ojo a Kissa en seña de complicidad -por cierto, cuando quieras ven a verme que nos vendría bien una tarde de chicas-, le propuse a la vampira y elegantemente subí las escaleras.

[Randal Ravenclaw]

Randal había vuelto a Londres, era un loco aventurero y durante algunos años de su vida se había dedicado a “mochilear”, recorrer el mundo sin rumbo fijo guiado solo por las locura de su ser, había estado en casi toda Europa, conocido lugares de Latinoamérica y muchos otros lugares de los que había aprendido, pero hasta para él y su locura ya era tiempo de volver a forjar un futuro, aunque no se veía en una oficina, era hora de retomar sus deberes académicos, de los cuales siempre había disfrutado, pasar un tiempo en familia, aunque no estaba seguro si lo reconocerían , había teñido su pelo de un pintoresco color azul que combinaba con sus ojos, adelgazado unos cuantos kilos, aunque siempre mantenía su cara juvenil y alegre.

Estaba algo ansioso de ir al castillo, por saber qué novedades abrían, cuantos nuevos y desconocidos estarían, pero aun así se lo tomo con algo de calma, visito algunos lugares de su gusto en Londres, las calles le traían buenos recuerdos y gozaba de pasear por ahí, aunque de vez en cuando atraía muchas miradas.

Al atardecer el chico algo cansado y viendo que no quería llegar tan tarde se dirigió a Ottery St. Catchpole., empezó a pasear por las calles casi dando salticos de emoción y cantando - Ya vamos llegando, me estoy acercando, no puedo evitar que los ojos se me agüen – con una voz algo melodiosa repetía una y otra vez la tonada.

Finalmente llego a las rejas de plata que separan los terrenos del castillo del resto de las calles del pueblo, miro a través los extensos jardines mientras se disponía a pasar hacia su hogar – Holis Elfitos, volví yo soy Randal, aunque seguro me recuerdan – con una gran sonrisa y acariciando la cabeza de uno de ellos simplemente paso hacia el castillo, saludaba como loco a todos los animales y plantas, hasta a los arboles de cerezo, aunque no lo escucharan.

Se acerco a los puertas del Castillo, puso su mano en la perilla para abrirla , pero se arrepintió, no quería entrar de golpe y sorprenderlos tan atrozmente, así que toco 5 veces , era algo obsesivo y compulsivo – Se encontrara alguien ahí – dijo después de terminar sus golpecitos y espero que alguien le abriera la puerta principal.

Editado 30 de Julio del 2014 por Randal Ravenclaw

[Galedra Azhebel Myrddin]

horda de elfos domésticos

 

Estaban de lo mejor haciendo los quehaceres del castillo cuando de pronto un extraño entró a los jardines y empezó a saludar hasta los gusanos el pasto. De hecho, hasta filósofo recibió una caricia en su cabeza calva cosa que lo dejó más que preguntándose de dónde había salido ese loco.

 

Aquel tipo iba como perro por su casa . Incluso hasta las mascotas de la difunta ama lo observaron como a un bicho raro. Fue por esto que filósofo corrió hasta el Castillo para advertir a sus compañeros de armas (?) quienes se prepararon al instante con sus viejas cacerolas y cucharones para atacar al extraño.

 

No iban a permitir que un extraño viniera a robarse la fortuna de su ama, o que intentará saquear su tumba que bien bonita la mantenían.

 

Así que se prepararon, e incluso llamaron a la Planta Carnívora por si debían tomar medidas más extremas y no dejar huellas (?)

 

No, no iban a permitir que un loco extraño viniera a intentar quedarse con las cosas de su Ama Galedrosa.

[LumosSolem]

Llevaba un buen rato descansando en mi recámara, cuando sentí que afuera se estaban dando movimientos extraños. Ni bien me puse de pie noté que mi camisón negro de seda no era el mejor atuendo para recibir a nadie, por lo que tomé una de mis batas color magenta, me la coloqué y la sujeté bien; me calcé y salí del interior de mi habitación.

 

Al bajar por las escaleras pude observar que los elfos estaban inquietos y hasta con voluntad de emplear sus armas. Apresuré mis pasos, y dado que nadie se hacía cargo de la situación, decidí salir a averiguar sobre qué estaba pasando... si hasta el Señor Baltazar y la Señora Morgana estaban preparando sus garras ¿Quién había llegado que causaba tanto alboroto?. -Ok, ¿Qué está pasando por acá?-, pregunté firmemente abriendo la puerta.

 

Al mirar hacia afuera vi que un hombre de cabello azulado, y de rostro familiar, se encontraba acorralado por los elfos defensores del castillo, y hasta por la planta carnívora de mi desaparecida tía abuela. Me tomé unos segundos para analizar al visitante; su expresión me resultaba familiar... y por lo que veía, no parecía ser alguien de presencia amenazadora. -Tranquilos chicos-, calmé a los exaltados defensores, -déjenme esto a mí; vayan con mi padre, en especial tú-, ordené a la planta carnívora -dentro hay otro visitante que no sé con qué intenciones viene-, terminé por agregar en referencia a Cillian.

 

Luego que la horda de elfos se calmara, y que la planta se fuera a cumplir con mi pedido, cargué entre mis brazos a la Señora Morgana y la acaricié tratando de calmarla. Retomé mi tarea respecto de indagar sobre el recién llegado y lo miré con mis violáceos ojos. -Perdone, ¿lo conozco?-, le pregunté debido a su intención de pasar como si fuera un integrante más del castillo.

Editado 30 de Julio del 2014 por LumosSolem

[Randal Ravenclaw]

Se encontró con una bienvenida bastante numerosa, una horda de elfos, algunas plantas se habían acercado, salto alegre – Vaya, no esperaba una bienvenida tan numerosa, ¿todos quieren abrazos míos? – dijo abriendo sus largos brazos y con una sonrisa tierna en su boca, era algo inocente a decir verdad, pero pronto una chica de camisón negro de seda llego a espantarlos y los mando a otro lado – Ah yo quería complacerlos y saludar a uno por uno, ¿no era eso lo que querían? – balbuceo algo desanimado por el hecho.

 

- Perdone, ¿Lo conozco? – pregunto ella, y de inmediato noto lo tonto y descortés que había sido, se lanzo, le dio un enorme abrazo y un beso en cada mejilla, tal y como se saludaba en Francia. – Pero que tonto soy, ¿no?– exclamo, mientras le daba vueltas a la chica girándola con sus brazos– A ver no creo recordarte tengo una memoria de Pollo– sonrió – Pero tienes el porte de la familia querida, que guapa estas–decía.

 

- Mi nombre es Randal, soy el hermano Gemelo de Byron, aunque acá entre nos, yo soy el más guapo, ¿a qué se nota?- soltó una pequeña risita tonta – Seguro ya ni me recuerdan por acá, veremos si él me reconoce, pero un gusto bella dama, a tus servicios – cogió su mano dándole un suave beso en ella – ¿Y tu quien vienes siendo? – pregunto también con algo de duda