Ravenclaw ╬ » Castillo de la Familia Ravenclaw « ╬ (MM B: 101487)

[LumosSolem]

El recién llegado parecía no comprender que podía haber corrido peligro de no ser por mi llegada, que, por segundos de diferencia, salvé su pescuezo con mi presencia. -Ah yo quería complacerlos y saludar a uno por uno, ¿no era eso lo que querían?-, su reacción provocó que incrédula alzara mi ceja y lo observara de arriba a abajo. Toda la situación me estaba confundiendo... Para el colmo empeoró cuando el sujeto me abrazó y depositó un beso en mis mejillas. La señora Morgana salió espantada escabullándose en el interior del castillo "pobre gatita", pensé hacia mis adentros.

 

Me giró entre sus brazos responsabilizando a su mala memoria por no recordar quién era yo. -Tienes el porte de la familia querida, que guapa estás-, agregó. Con esto último debo admitir que me cayó un poco mejor, después de todo ¿a quién no le gustaba una caricia al ego?. -Supongo debería agradecer el halago. No se equivoca, mi ascendencia sanguínea es azulina-, respondí.

 

-Mi nombre es Randal, soy el hermano gemelo de Byron, aunque acá entre nos, yo soy el más guapo, ¿a que se nota?-, lo miré extrañada una vez más. -¿Gemelo de Byron?-, pregunté atontada. -Seguro ya ni me recuerdan por acá, veremos si él me reconoce, pero un gusto bella dama, a tus servicios-, se presentó besando mi mano; acción que me hizo dudar en si retirarla de inmediato o apreciar el saludo. -¿Y tu quién vienes siendo?-, indagó, -Yo soy Lumiere Ravenclaw Atkins-, me presenté con un dejo de arrogancia, -hija de Byron-, agregué. -Supongo que el no reconocernos fue mutuo, mis disculpas querido tío. Pasa por favor, has de estar cansado-, finalicé invitándolo a adentrarse en el majestuoso castillo que esperaba con sus puertas abiertas.

[Juliene Black Lestrange]

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El Cartairs fijó su vista en la nota y luego en el castillo, repitiendo el proceso varias veces, no podía entender bien porque la castaña lo había citado allí, suspiró, la Black Lestrange solía tener actitudes extrañas lo mejor era hacerle caso la primera vez y después sacar cuenta de los daños que semejante resolución podía traerle.

 

Se decidió a no seguirle dando vueltas al asunto, ni modos, ella requería de sus servicios, así que como buen… ¿Cómo le había llamado la Atkins? ¿Amigo sumiso? Bueno, eso, tendría que verse obligado a semejante situación. Afortunadamente no tuvo que tocar la puerta para entrar al castillo Ravenclaw, pues esta ya lo estaba, miró a dos desconocidos en una aparente conversación y se dignó a carraspear, haciéndose notar.

 

― Buenas… busco a Juliene― susurró el blondo, sonriendo―, soy Carlos Cartairs, por cierto.

 

No pudo evitar recordar sus primeras presentaciones en Doyle´s, por lo cual, decidió que lo mejor era hacer una digna imitación de las mismas brindándole una exagerada reverencia a sus interlocutores para luego estallar en carcajadas. Solía verse esa clase de gestos en elfos, no en personas.

 

― Ahora bien, señora mía― recitó con tono teatral en dirección a Lumos― ¿Puede decirme dónde se encuentra esa cosa que tengo por amiga? Y ruego porque jamás repitáis lo que he dicho, me gustaría conservar mi cabeza, de hecho, quiero conservar ambas.

[Circe Atkins C.]

Se limitó a despedirse de sus padres e ir al salón principal, había sentido un poco de ruido y quiso ir a observar pero nadie se encontraba en ese lugar. Hizo una mueca de disgusto, se fue a su habitación a cambiarse y luego bajó de nuevo encontrándose con tres personas, dos desconocidas para la joven y la otra, su querida hermana gemela.

 

Se acercó a ellos y los miró de pie a cabeza, jamás los había visto y no le había agradado la forma en la que trataban a su hermana, no dejaría que se les acercara ni un milímetro, ni aunque las vacas volaran (?).. Carraspeó la garganta y dándole un golpe seco en la mano al joven que agarraba a Lumos comenzó a hablar.

 

—Mucho gusto jóvenes, veo que tenemos visitas. —Observó al joven que decía ser el hermano de Byron. —Por lo que veo usted es nuestro tío, un gusto conocerlo y usted... —Miró al joven llamado Carlos.— ¿Carlos, verdad? Un gusto, me llamo Issa Ravenclaw, también hija de Byron, nuestra ´tía Juliene está un poco ocupada en estos momentos pero si lo desea lo puedo atender de mientras. —Se rió al recordar en la situación en la que su querida tía se encontraba.

 

—Hermana, creo que hemos encontrado algo para pasar el tiempo, ¿no crees? —Le mencionó haciendo referencia a su tío y padre. Le encantaba estas situaciones ya que siempre terminaba haciendo comentarios que incomodaban a las personas, algo que, aunque no fuera por mala, le divertía y mucho.

[Keaton Ravenclaw]

Las cosas con Cikllian se me estaban saliendo de las manos, pues por una parte mis deseos de pasarmela bien un rato, eran enormes, pero por otra, mi cerebro comenzaba a pensar que tal vez aquello no fuera una buena idea. No me gusta en realidad el chico, solo una cosa de él era lo que me llamaba la atención y estaba oculto bajos sus pantalones, de ahí en fuera, solo era un juego, un juego extrañamente divertido pero no debía ser, al menos no de momento, pues no sabía en qué momento mis hijos o mis demás familiares arribaran a los terrenos Ravenclaw.

 

—Bah, lo que Juliene haya dicho de ti no es relevante en este momento, mejor hablemos de otros temas un poco más... divertido —Comenté tras un lapsus de silencio el cual seguramente se había visto completamente mal. Sin más, el Ryddleturn me preguntó que qué hacía para divertirme —Contigo, no sé, tal vez podríamos subir a mi habitación y descubrirlo —Dije pese a que dentro de cerebro una lucha interna con la razón me decía que no.

 

En ese momento, una voz dentro de mi cabeza, ajena por completo a mi consciencia, algo así como "¿me das permiso de hablar contigo?" De inmediato liberé mi mente de perturbaciones y la abría ante aquella conexión que ya sabía de quién provenía. Mi nieto quería conversar aunque no sabía con qué propósitos. Pero de pronto un montónde gente comenzó a llegar y el lazo se rompió. Tanto la charla con Cillian como con la de Nerdonio, se vieron frustradas.

 

—Temo decirte, Ryddleturn, que no podremos hacer mucho estando tantos familiares míos dentro del Castillo, aunque que claro, siempre queda la opción de las mazmorras, tengo un cuarto adaptado donde nadie nos escucharía, tú me dices —Dije justo cuando Lumiere e Issa llegaban hasta donde estábamos Cillian y yo saludando amablemente —Hijas mías, es un placer verlas. Lumiere, no te preocupes, siempre serás bienvenida aun cuando no avises, esta es tu casa —Dije en pos de la primer recién llegada.

 

Aquelloi se había tornado un poco bochornoso, el verme casi en cueros no era algo que precisamente yo hubiese planeado, pero así habían salido las cosas. Ahora, esperaría la Respuesta de Cillian, porque además, tenía entendido que mi gemelo llegaría pronto. Aquello se iba a poner bueno, así que en el Ryddleturn reposaba la continuidad de aquella historia, aquella en la que o él se quedaba conmigo y mis hijos, o aquella en la que descendíamos a las mazmorras y continuábamos aquella aventura.

Editado 30 de Julio del 2014 por Byron Ravenclaw

[Randal Ravenclaw]

Era de lo más agradable, apenas si había llegado y el joven ya se sentía en casa, al parecer si era una bienvenida monumental, de un momento a otro sintió un carraspeo, volteo a mirar disimuladamente cuando vio a un simpático muchacho, inmediatamente paso su mano por su pelo tratando de peinarse.

 

- Lumos pero al menos presenta a tu amigo – dijo con una sonrisa acercándose al muchacho – ¿Carlos verdad? – dijo abalanzándose sobre él y dándole un beso en cada mejilla – Siempre es un placer ver gente y visitas por este castillo, aunque yo apenas también y llego, a que me venias persiguiendo – dijo con bastante coquetería – Por cierto me llamo Randal y estamos a tus servicios – se sonrojo un poco con esas palabras

 

De repente llego otra chica muy parecida a Lumos – Ah que si soy tu tio- dijo abalanzándose de nuevo y girándola como lo había hecho con Lumos – Definitivamente sacaron la galantería de su tío – sonrió saludando – Un gusto conocerlos a todos , seguro si nos divertiremos – musito

 

- Carlos igual si esta tal Juliene está ocupada pues acá te atendemos, cierto chicas- sonrío deseando su aprobación – Aunque a decir verdad ¿por qué Byron no ah venido a saludar a su gemelo adorado? - pregunto

[Juliene Black Lestrange]

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― Auch― se quejó al recibir el golpe en su mano― Cuidado, cuidado, que estas manos tienen miles de funciones que realizar a diario.

Y aun así no pudo evitar sonreír al notar cierta densidad en el ambiente, suspiró, pensar que sólo pretendía buscar a la Black Lestrange interrogarle para después volver sus pasos hacia los miles de negocios que debía atender, claro, si la principal dueña de estos le requería lo mejor era ver para qué.

― ¿Tía?― repitió, sorprendido― Vaya esa carta sí que no me la sabía…― confesó, mirando de arriba hacia abajo al par de chicas cuasi idénticas que le miraban como si se tratara de un bicho o quien sabe qué cosa.

Sabía bien que la castaña solía tener lazos enredados por infinidad de familias en Ottery, sin embargo, no se esperaba que existiera uno tan cercano como para que los hijos del supuesto Byron le llamasen tía, por cierto, ¿quién demonios era Byron? Ya lo averiguaría pronto, lo presentía.

En ese periodo de tiempo en que la chica se ofrecía a servirle de distracción, la cuarta figura de la estancia cobró el habla, ofreciéndose también a ayudarle, no pudo evitar que sus ojos se dedicaran a inspeccionarle en pleno, si debía ser sincero, no era para nada desagradable a la vista, pero lo mejor era pasar por alto ese tipo de detalles, habían ciertas promesas que debía cumplir.

― Pues si mi querida amiga no está disponible, ni modos, me tocará esperar a que aparezca― respondió de forma general― Y bueno… ¿qué se hace por aquí para divertirse?― interrogó a sus interlocutores.

[Cillian Haughton]

¿Y ahora qué?

 

El Ryddleturn no entendía nada, pero al parecer habían sido interrumpidos sólo un segundo y después se habían quedado solos de nuevo o algo por el estilo. Suspiró; ahora se daba cuenta de que había llegado hasta un nivel que nunca se hubiera permitido. Se alejó un par de pasos del Ravenclaw y después comenzó a hablar.

 

— No sé que pretendes, pero estoy seguro de que volveremos a tener un segundo a solas —centró su mirada en él, no sabía por que decía aquello—, y entonces serás uno más de mi colección, Byron.

 

Sonrió disimuladamente y se dio media vuelta para encaminarse hacia la entrada, un par de voces provenían desde aquel lugar. Y la razón por la que había decido terminar aquella intervención con el Ravenclaw era por que una de ellas le había parecido conocida. ¿Qué hacia Carlos en aquel lugar?

 

— Yo digo que para comenzar con la diversión podrías besarme —respondió a la pregunta del blondo—. Y después podriamos buscar una habitación en esta mansión, no sé, ¿qué dices?

 

La distancia entre la sala y la entrada no había sido demasiado, y la distancia que lo separaba de su chico era mucho menos así que emprendió sus pasos hacia él, todo aquello sin apartar la vista del otro chico. Lucia exactamente igual que Byron, pero no podía ser él, hacia solo un par de segundos que lo había dejado atras casi en cueros.

 

— ¿No vas a besarme? —Inquirió al tiempo que se pegaba a él como si no lo hubiera visto en demasiado tiempo—. Y dime, ¿Por qué hablan de la insoportable de mi esposa?

[Juliene Black Lestrange]

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Cartairs, en ocasiones, solía ser despistado una evidente prueba de esto fueron el par de besos que el desconocido le había proporcionado a sus mejillas y que hasta ahora llegaba a captar, sonrió, sintiendo como el tono carmesí hacia mella en su rostro, sabía de las bienvenidas calurosas, pero aquella en particular comenzaba a sobrepasarlo.

― ¿Persiguiendo dices?― estaba seguro que no podía enrojecer más― Oh, no, por supuesto que no te perseguía, Randal― aclaró siendo difícil controlar su momento de tartamudez.

Sin embargo, cuando su interlocutor mostró algo de rubor, fue cuando se dedicó a respirar, por lo menos no era el único que estaba sintiéndose abrumado con la extraña escena que protagonizaban, suspiró, mientras se decidía mostrar un poco de esa cordialidad que tan bien le había sido inculcada por sus padres, lo único que le quedaba de los mismos.

― ¿Así que a mis servicios?― no pudo evitar enarcar su ceja rubia más de lo debido y cruzarse de brazos frente al Ravenclaw― Bah, tenerme contento no es tan difícil, familia, sólo denme una pista de baile y seré feliz eternamente…― explicó, encogiéndose de hombros―, claro, necesitaré una pareja, así qué… ¿quién es el valiente?

Paseó su mirada desde las gemelas hasta el coqueto hermano de Juliene, curioso, era inconcebible que no se hubiera enterado de tales lazos familiares por boca de la Black Lestrange, tenía que admitirlo, la chica solía tener varias sorpresas en su vida.

― ¿Qué tal tú, Randal?― sus orbes esmeraldas se fijaron con detenimiento en el chico, mientras una enorme sonrisa se extendía en sus facciones, sonrisa que se convirtió en sorpresa al entrar una nueva figura en escena― ¿Cillían?― indagó, confundido.

No era como si la presencia del Ryddleturn le molestara, de hecho, era agradable verle allí, pero… ¿qué demonios hacia ahí? ¿Estaba con Juliene? ¿Para eso lo había mandado a llamar la Black Lestrange? No tenía idea, no tenía idea y algo le decía que lo mejor era no querer indagar demasiado en el tema.

― Cillian― volvió a decir, esta vez, con cierto tono de advertencia― no es nada amable decir que utilizaremos el humilde hogar de estas personas para… ya sabes― aun así el rubor había vuelto a sus mejillas instantáneamente.

Le pareció divertido la rapidez que empleo el Loveless para acortar la distancia entre ambos y exigirle un beso, sonrió, mientras decidía hacerle sufrir por no mostrar algo de respeto hacia sus cordiales anfitriones.

― Primero te disculpas y ya después vemos si te lo mereces.―respondió, divertido― Juliene me citó aquí y sus amables familiares me hacían sentir en casa, mientras ella se decida a aparecer, ¿tienes alguna idea del por qué me necesita?― inquirió.

Editado 31 de Julio del 2014 por Maýz

[Arya Carstairs]

La joven regresaba a casa tras una larga ausencia, sin saber muy bien que se encontraría en su hogar. Hacía muchos años que había abandonado el castillo de los Ravenclaw pero aún recordaba la última vez que paseó por sus jardines así que tras cruzar el umbral de la verja, y al ver la mirada de reconocimiento de los elfos una inconfundible sensación de familiaridad la inundó, dejando de un lado las dudas por un momento, pero mientras el contorno del castillo se dibujaba en el horizonte, anaranjado por las últimas luces del día todas aquellas dudas volvieron. ¿Cómo le recibiría su familia? ¿La habrían extrañado? ¿Desearían verla de nuevo? Y sobre todo… ¿Cómo se sentiría su madre?

 

Había pasado bastante tiempo desde la última vez que se habían visto, cuando se despidieron en Francia y esperaba que no estuviera enfadada con ella. Con cuidado, acercó la varita al sauce boxeador para lograr pasar por el sendero, mientras sacudió la cabeza, sin dejar de andar, con el baúl levitando tras ella y reflexionando sobe aquello que podría encontrarse.

 

Nunca había tenido una relación del todo estrecha con su familia, y tampoco había demostrado un particular interés en aquello que sucedía en la familia, algo que sin duda había sido una gran negligencia se reprochó a sí misma, acariciando con la mano los troncos de los cerezos que franqueaban el camino, por lo que no podía menos que sentir franca curiosidad por la situación actual, como habrían cambiado las cosas, si es que lo habían hecho, si tendría familiares nuevos, tal vez alguno de sus viejos conocidos había abandonado la familia, tal y como ella misma había hecho un tiempo atrás…

 

Cada vez se sentía más nerviosa. Arya siempre había sido una chica curiosa y desde luego la paciencia nunca había sido una de sus principales virtudes por lo que a duras penas lograba contenerse y evitar salir corriendo en dirección al castillo. Eran demasiadas preguntas y demasiadas ganas, se dijo, también demasiada culpa, puesto que sabía que su madre debía haberla extrañado tanto como ella. Pero prefirió continuar el resto del camino andando unos minutos más no perdía nada, además el olor de aquellos jardines la calmaban levemente y sin duda cuando volviese a hablar con su madre deseaba estar tranquila. Casi sin darse cuenta alcanzó la puerta del castillo, se detuvo para dedicar una última mirada a la zona antes de dar un último suspiro mientras traspasaba las puertas del castillo hasta llegar al azul vestíbulo y susurrar para ella misma.

 

- Ya estoy en casa.

[LumosSolem]

El castillo estaba recibiendo una horda de visitantes: mi reciente llegada, la de mi hermanita, la de Randal, la de Carlos, y ahora a lo lejos podía observar como una joven se acercaba. Hice pasar a los recién llegados a las comodidades de mi elegante hogar. Había mucho de lo que no entendía, y tenía mucho por procesar... tenía un tío del cual hace muchísimo no sabía y apenas recordaba, y como si fuera poco mi querido padre ya tenía un club de admiradores.

 

La cabeza me dolía un poco, pero así era el día a día en el Castillo, siempre se encontraba algo con qué entretenerse; y sobretodo casi siempre abundaban las visitas, por lo que más de uno tenía con quién entretenerse. Mi problema radicaba en que a quien yo amaba, y a quien yo quería no vería nunca llegar... era una completa tristeza no poder compartir con mi persona amada, pero tenía otros asuntos sobre qué preocuparme.

 

Miré a la joven que caminaba entre los cerezos, acariciándolos con ternura y un dejo de nostalgia; enfoqué mis hijos en su figura para analizar de quién se trataba... ¿Acaso era Arya, mi sobrina? Deseaba no confundirme, me significaba un gran placer recibirla. Conforme la vi acercándose me atreví a preguntar -¿Arya, eres tú?-