Ravenclaw ╬ » Castillo de la Familia Ravenclaw « ╬ (MM B: 101487)

[Aleera Lux Evanik Malfoy]

El demonio dirigía a ambos, ella se limitaba a mantener la varita firmemente sujeta en la mano derecha mientras que lo seguía algo nerviosa. Sentía un cosqueilleo por su cuerpo, ansiedad, gusto, placer… todo junto. Frente a las puertas que inútilmente buscaban bloquearles el paso Aleera se alejó un poco sabiendo que su ángel de la guarda le abriría paso.

 

Sonrió cuando cientos de trozos volaron en varias direcciones invitándolos a pasar. Avanzó, ingresando sigilosa en la sala que parecía aburrida y solitaria. Se ubicó a un termino de 9 metros de cualquier objeto o persona, una distancia prudencial que solo podía romperla Rada.

 

-Celerus Fuego negro –indicó con voz fría y segura mientras que la punta de su varita se iluminaba. Al instante apareció una bola de fuego que se ubicó a unos 3 metros por encima de ella, con la orden de aguardar y no tocar nada hasta que ella no lo disponga, sabía para qué la usaría.

 

-Expectro Protego –añadió.

 

Esta vez fue una mole de magia oscura la que apareció frente a ella como un deforme y mutante guardaespaldas de 6 brazos en pares a cada lado. Tenía piernas fuertes y proporcionadas y cubría hasta dos metros de alto y uno y medio de ancho. Una bestialidad al lado de la delicada hechicera. La mole iba a protegerla de cualquier ataque o atacaría primero según lo disponga su ama.

 

-Fuego negro – dijo otra vez, asegurando una bola gemela que se unió a la primera. Misma orden de no tocar nada y aguardar a altura prudencial.

[Radamantys]

-Tipico- susurro Radamantys al ver que nadie se dignaba a dar la cara, eran cobardes y parecia que todo aquel que se unia a ellos iba por el mismo camino, asi que habia que retirarse del lugar, el demonio elevo la varita unos centimetrosy susurro:

 

-Fuego Maldito-

 

De la varita del demonio surgio una llama de fuego que poco a poco fue tomando la forma de un enorme y furioso oso panda que se lanzo contra todo lo que tenai a su paso, todo iba quedando quemado,. una vez mas la varita de Rada se movio y volvio a repetir el hechizo:

 

-Fuego Maldito-

 

Esta vez la llama que saliera de la varita del demonio tomo la forma de un cuervo que de igual manera se lanzo contra todo lo que tenia a su paso, aquel deplorable lugar, esrtava ya envuelto en llamas, por ultimo Radamantys ordeno al vitae sumarse a la destruccion, pronto no quedarian mas que cenizas de aquello, deberian irse acostumbrando porque La Marca no perdonaba, aquel era el destino que les tocaba a todos.

[Aleera Lux Evanik Malfoy]

Parecía que nadie defendería aquel techo. Era una pena, quedaba demostrado que ser de la orden no valía si no eras alguien importante. Si recién ingresabas, pues que te las arregles solito, nadie velaría por ti. Aleera observó tranquila con su mole cubriendo cada bocanada de aire mientras que su mirada esmeralda alternaba entre la sala y su acompañante.

 

-Espero eso le enseñe dónde se ha metido –dijo severa como una maestra regañando a un curso completo de niños

 

La Malfoy vio la despedida del Slytherin, el fuego que indomable se apoderaba del lugar y la temperatura que aumentaba. Caminó tranquila como desfilando su delicada figura entre las llamadas hasta que llegó a su demonio. Posó una de sus manos sobre la porción de máscara que cubría la mejilla del mago y movió el rostro hacia el suyo. Debió ponerse en puntas de pie para alcanzar sus labios y depositar un beso suave antes de tomarlo de la mano y salir corriendo como niños. Asi se sentía, una niña llena de felicidad.

 

-Vamonos, tenemos que ponernos al día. –le dijo con una sonrisa mientras llegaban a las afueras y lo abrazaba sintiendo que cada parte de sus cuerpos entraban en contacto. Giraron y antes que desaparecieran por completo sus labios ya estaban unidos

[Keaton Ravenclaw]

Keaton estaba plácidamente caminando por el interior del castillo en pos de la sala de estar, cuando de repente y así de la nada, un elfo doméstico se acercó corriendo hacia él con cara de pánico en su rostro. El Ravenclaw se quedó perplejo, no era algo así como muy normal ver esa cara en los sirvientes del castillo sin que Galedra estuviese allí, pero por lo que el ojiceleste sabía, ella había desaparecido y no volvería en un buen rato.

-AMOOO, AMOOOO se quema!!! -Dijo Poeta en una voz tan alta y tan chillante que Keaton se tuvo que tapar los oídos.

-¿Qué diantres se quema, Poeta? -Inquirió rápidamente el initié y el elfo casi se desmaya.

-Los mortífagos, señor, han atacado los mortífagos atacan con sus fuegos esos todos feos, tenemos que salir de aquí o moriremos todos toditos achiccharrados -Espetó el elfo.

Anthony sonrió. Era algo muy lindo, qué detalle de parte de los miembros de aquel bando oscuro darle la bienvenida a su nuevo bando de aquella manera. El ojiceleste se dirigió sin más hasta donde Etoile y la jaló hacie los jardines traseros de los terrenos Ravenclaw, lugar donde estaba el lago y podrían emplear el agua si aquel fuego lo devoraba todo. Igual el castillo necesitaba una manita de gato, cosa que aquellos seres habían facilitado, de mientras, las destrucción ya no caería en los hombros del patriarca.

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OFF: Los amo

Editado 19 de Junio del 2014 por Keaton A. Ravenclaw

[Cillian Haughton]

— ¡ Jo... ! —Soltó el Ryddleturn al estar frente a la puerta del castillo Ravenclaw— ¿Por qué acepte venir a visitarlo?

 

Aquella era la cuestión, pero bueno, no importaba. Ya había prometido que se presentaría en su casa y esperaba que por lo menos Keaton tuviera la desencia de tratarlo de una forma preferencial. Suspiró y se animó a tocar por fin a la puerta. Tocó tres veces y no más, no estaba de humor para pasarse minutos dando golpes sobre la puerta hasta que uno de los elfos se dignara a atenderlo. Estaba irritado, tenía bastantes cosas encimas y aún así buscaba el tiempo de cumplir sus promesas.

 

— ¡Keaton, abres la puerta o me voy ahora mismo! —Advirtió a la nada esperando que alguien lo escuchara.

 

Aunque la verdad era que tenía la esperanza de que no fuer así. Sabía como solía ser el chico al que visitaba y sus escapadas eran algo completamente conocido en el pueblo; desaparecerse era uno de los superpoderes del Patirarca de aquella familia. Tocó una vez más a la puerta y después decidió esperar un par de minutos más, pero no estaría de pie. Se sentó contra la puerta y comenzó a jugar con sus dedos tratando de lograr que el tiempo pasara más rápido.

[Juliene Black Lestrange]

―Ni aun con todos los años que tiene encima se le quita lo malcriado…― vociferaba la mujer adentrándose a los terrenos de ese castillo que tan bien conocía, que tantas aventuras le había brindado a su monótona vida y que, por razones de historia, adoraba con todo su ser.

 

Sin embargo, no era ese el momento para ponerse a recordar viejos y buenos momentos, menos el hecho de que cierto hombre al que consideró su padre ya no sería visto por su persona, ni por ninguna otra. Bufó. Eso de enterarse, luego de meses, que se había muerto era una clara muestra de que su vida era un desastre total.

 

― ¡CONFRINGO!― ojo por ojo, diente por diente, decían los muggles en ciertas ocasiones. No pudo evitar la sonrisa que se dibujó en sus facciones cuando la puerta principal se deshizo en pedazos. Bueno, la última vez había sido una aspiradora, ahora la puerta, le gustaba destruir cosas de ese humilde hogar, parecía.

 

No le extraño ver a Poeta allí, mirándola con ganas de asesinarla, típico, ¿cómo es que con todo ese aire de odio que le transmitían los sirvientes seguía encantándole estar en ese lugar? No lo sabía y ponerse a averiguarlo le proporcionaría un dolor de cabeza, así que mejor quedarse quieta.

 

― Búscalo…― le ordenó al elfo.

 

Le importaba bien poco que este pudiera hacerle daño con un chasquido, era mortifaga, le haría pagar si daba un paso en falso. Aunque, en realidad, no estaba allí para torturar elfos.

 

― ¡DILE A ESE MALEDUCADO QUE VENGA AQUÍ A DAR LA CARA, ELFO!― exclamó, descontrolada. Bien, parecía que su hermanito era digno hijo de su padre, de lo contrario era algo usual que terminara peleando con Ravenclaw´s― Si no aparece en tres minutos, puede olvidarse de la pala especial, quizás también de unos cuantos jarrones… ¿te gustaría?

 

La sonrisa maniática de la chica lograría que cualquiera le hiciera caso, no por temor, sino por cierta…prevención.

[Keaton Ravenclaw]

Byron se encontraba plácidamente sentado en su bella silla de playa en los jardines traseros del Castillo Ravenclaw tomando el sol. Tenía que tomarse un descanso después de andar para allá y para acá por sus viajes constantes de La Orden y del Concilio. Acababa de resucitar además de un altercado tenido en el Castillo Evans McGonagall unos días atrás, y Arya le había dicho que descansara... En conclusión, estaba deseoso de poder quedarse dormido mientras se bronceaba y tener un color un poco más morenito. Estaba cansado de la palidez que le proporcionaba el vampirismo.

Sin embargo, aquel bello momento de descanso se vio interrumpido por una explosión en el vestíbulo y la rápida corretiza de Poeta en busca del Ravenclaw. El ojiceleste bufó, su paz acababa de ser perturbada y se podía imaginar perfectamente de quién, de esa mocosa con nombre de vegetal... Poeta llegó diciendo que Maíz Black Lestrange estaba en la puerta de entrada junto con Cillian Ryddleturn. ¿Cillian Rydlleturn? ¿Qué diantres hacía ese hombre en su morada? El vampiro se quedó pensando y de pronto reaccionó, hacía un par de semanas lo había invitado a tomarse algo con él ¿el motivo? ni siquiera Byron lo sabía.

―Poeta, a Maýz puedes echarle encima a la Planta Carnívora de Galedra, que se entretenga con ella un rato, a Cillian, hazlo pasar a la Sala Principal y ofrécele un aperitivo y comunícale que lo alcanzo en breve ―Pidió el initié a su elfo y se levantó de su silla de playa.

Byron se preguntaba si a Cillian no le molestaría si iba tan solo en bañador a recibirle, porque la verdad tenía una flojera tremenda de subir hasta su habitación y ponerse algo más apropiado, aun y cuando podía desaparecerse en cualquier parte del Castillo por sus permisos especiales al ser patriarca. Al final decidió que el calor de aquella tarde lo ameritaba y que si, efectivamente, iría solo en bañador a recibir al Ryddleturn. Su torso desnudo estaba un tanto sudado, por lo que se pasó una toalla por encima para secarlo y se dirigió a la Sala Principal. En el camino, pudo ver a Maýs ocupada con la Planta Carnívora de Galedra en los jardines frontales de los terrenos.

―Vaya, Cillían, comenzaba a pensar que tal vez la invitación de uno de los hijos Kurt Ravenclaw no era suficiente como para hacerte venir hasta este recinto ―Dijo el pelinegro al llegar hasta donde el mortífago ―Perdona que te reciba solo en bañador, pero la verdad es que con el calor que está haciendo, ni ganas de usar sandalias me dan. Espero no te importe ―Añadió sobándse su plano vientre a la par que se rascaba la cabeza ―¿Mi elfo ya te ha ofrecido algo? ―Inquirió tratando de ser lo más amable posible con el joven. Tenía que terminar esa tarea que su padre le había encomendado.

[Cillian Haughton]

Los Ravenclaw's estaban sin duda locos y mucho más lo estaba Juliene que había pasado completamente de mí gritando y destruyendo parte del castillo. ¿Acaso era que no podía estar en un lugar sin que ella apareciera? Parecía casi una maldición, pero por suerte aquella vez no reparó en mí, simplemente pasó de largo buscando a Keaton, Byron o cómo fuera que se hiciera llamar ahora. Esperé un minuto más y estaba a punto de abandonar cuando un elfo apareció en el lugar donde antes debía estar la puerta.

 

Con su voz chillona me informó que debía seguirlo hasta la Sala Principal, lugar donde quién me había invitado me recibiría, y cuando estuvimos ahí me ofreció amablemente algo de beber. No estaba de humor para sentarme a beber así que simplemente decliné el ofrecimiento; después de eso el elfo se retiró y unos minutos después apareció Byron vistiendo solamente un pequeño bañador. Sonreí sin tomarle demasiado importancia, no es que aquel chico fuera de mi tipo. Yo tenía gustos más sofisticados (?).

 

¿A qué estas jugando, Byron? La pregunta invadió mis pensamientos, pero no importaba. Sí el quería jugar yo también podía hacerlo, y en aquel juego era casi siempre quien terminaba ganando. Asentí ante su pregunta y expliqué que yo me había negado a tomar algo, no quería que el pequeño elfo sufiera algún tipo de castigo. Después me acerqué lentamente hasta el Ravenclaw, todo para situarme justo frente a él y poder rozar el torso del mismo, deslizando mi mano casi hasta llegar donde comenzaba el bañador.

 

— Kurt, bueno, más bien es él lo que es poca cosa —comenté tratando de llevar aquella situación al límite—. Pero una invitación de su hijo, ¿cómo podía negarme? Y más sabiendo que su descendencia salió tan torcida como él. Pero bueno, Byron... ¿Vas a decirme para que soy bueno?

[Keaton Ravenclaw]

Viendo bien al joven Ryddleturn, no estaba para nada mal, inclusive podría decirse que era atractivo, aunque tal vez su sangre común no fuera tan atrayente a comparación de la del Ravenclaw, y eso lo delataba su aroma. Sin embargo, el que una presa llegara tan voluntariosamente hasta su morada, era algo que no sucedía a menudo, y ya que Cillian tenía algo que Byron ansiaba, no le dejaría ir sin al menos un poco de jugueteo. Poco le importaba ya al ojiceleste que Maíz Black Lestrange, esposa, dueña y señora del joven mortífago estuviera tan solo a unos metros de ellos.

 

—Bueno, espero que más al rato desees algo de tomar, a mi elfos domésticos no les agradan demasiado las negativas —Dijo en respuesta a las primeras palabras del Ryddleturn.

 

Sin más, y con pleno uso de sus facultades metales [o al menos eso creía Byron] Cillian se comenzó a acercar peligrosamente al cuerpo cálido del pelinegro. Aquello pintó entonces bastante interesante, la atmósfera del salón cambió rápidamente y el Ravenclaw se sintonizó en otro canal. Al diablo la cordura, el Ryddleturn había activado la parte instintiva del initié, y juntar eso con el vampirismo, no era para nada bueno, pero de cualquier forma, éste no se dejaría llevar tan fácilmente. ¿Qué era lo que realmente había pretendido el chico al invitar a Cillian al Ravenclaw? Sin duda alguna, la respuesta estaba llegando, y par cuando el joven mago rozó el torso de Byron...

 

—El para qué eres bueno, es algo que me gustaría descubrir, joven amigo —Soltó con una voz notablemente más apasionada que la de hacía unos momentos. Se relamió los labios y alejó a Cillian un poco de él —Básicamente te invité porque tenía curiosidad de conocerte, Maýz me ha hablado de ti, y bueno... Veo que sus palabras no tienen nada que ver con la realidad —Explicó viendo con mucha lujuria al hombre que tenía delante.

 

El simple hecho de que Maýz se enfadase con él por estar en aquella situación con su marido, era algo que, además de todo, ponía más deseoso al vampiro de poder iniciar el juego que el mismo Cillian había encendido. ¿Qué habría debajo de la ropa del Ryddleturn? ¿Sería algo tan exquisito como lo que se veía por encima? Byron solo deseaba más que el momento siguiera, quería seguir observando las reacciones de su interlocutor y poder explorar todos los límites posibles. Igual, pese a todo, el Ravenclaw iría con cautela para llevarse un chasco de parte del mortífago.

[Juliene Black Lestrange]

El grado de insensatez que había adquirido debido a su momento de ira, logró que pasara desapercibida cierta presencia desagradable, claro que cuando Poeta paso de largo hablándole al susodicho no pudo evitar reparar en que su marido estaba allí. De todos los lugares en el.mundo... ¿Por qué alli? ¿Por qué en su lugar sagrado? Ese castillo resultaba su peor debilidad y ahora él estaba allí, logrando que comenzará a despreciar, si se podía, todo lo que lo constituía.

 

Esperó hasta que los cabellos rubios desaparecieran y sólo se dejó caer en el suelo, llevando las manos a su cabeza, viéndose embargada por los recuerdos que Kurt alguna vez creyó borrar y de los que Byron no tenía ni idea. Su hermano, su conversión, todos los secretos de su juventud envueltos en aquellas paredes y que ahora podrían ser descubiertos por el ser que menos deseaba.

 

- ¿Por qué está él aquí, Poeta? - el enojo anterior con su maleducado hermano había desaparecido, no tenía caso. No ahora, al menos - Dímelo, elfo.

 

Sólo una mirada, ninguna información, estaba decidido todo lo que servía a Ravenclaws le odiaban, sonrió con tristeza, lo irónico es que incluso cuándo era una de ellos resultaba que el cariño era el mismo, pero él... si que había algo de diferente. Ya no tenía caso, había muerto, así que todo quedaba en recuerdos.

 

- El amo Byron exigió que le guiara hacia...

Realizó un gesto con lo mano, silenciadolo.

 

- ¿Me ha mandado con la planta de tía Galedra, no? - fue entonces que sonrió y se alzó del suelo - Será bueno visitarla y que no me coma.- no debía preocuparse, no es como si el Ryddleturn estuviese interesado en sus secretos, tampoco es como si fuera sencillo utilizarlos en su contra.

 

Encontrarse de frente a semejante jardín lleno de exquisitas adquisiciones, la mayoría, propiedad de Galedra no hacían más que proporcionarle cierta fascinación y respeto, Finalmente su objetivo fue alcanzado, la planta carnívora, recordaba la última vez que había apreciado estar en el.estomago de la misma...no mentía, había sido Diego la víctima en esa ocasión, sonrió, un día divertido, como todos los que solía vivir por allí, claro, si no se le ocurría acabar con la aspiradora legendaria.

 

Y entonces sucedió.

 

Una vez más ese lazo volvía a aparecer, esa señal que tan bien conocía, todo pareció adquirir una tonalidad diferente y su sonrisa anteriormente sincera se transformó en una burlona, maniática, mientras guiaba sus ojos hacia la el cielo y, posteriormente, al elfo.

 

- No ha aprendido, no señor - siseó por lo bajó - ¿Qué dices plantita dejamos que sigan en los preliminares? - No sabía si había sido efecto de la luz, pero notó que la susodicha sonreía, como si le alentara - Mejor esperar a una posición incómoda he leído unas cuantos libros interesantes estos últimos días...

 

Entonces soltó una carcajada, bien, sólo era momento de esperar un poco, no es como si le molestara estar en ese lugar.