•Juan Valdez Café ®• (MM B: 100831)

[Tauro M.]

La respuesta de su abuelo no fue precisamente la que esperaba y lo miró decepcionada, aun así entendía que recuperar la memoria podía ser algo que tomara años reconstruir totalmente, todo dependía del paciente. Sin embargo, lo que dijo después captó su atención, haciendo que volviera a mirarlo de manera interesada, cuestionándose quién podría ser esa chica. ¿Acaso sería...? No, no podía ser. ¿O tal vez sí? Pese a tener muy buena relación, no se animaba a seguir preguntando para no invadir la privacidad del Rexdemort.

- De eso no tengo duda, eres un rompecorazones. Creo que es cosa de familia -sonrió intentando animar un poco el ambiente.

¿Quién habría sido capaz de hacerle tanto daño a un hombre tan correcto y decente como él? ¿Habría sido su abuela? Una sensación de malestar se manifestó en un dolor de estómago y ahí supo que lo mejor era cambiar de tema, o por lo menos seguir por otro lado. Lo que menos quería era remover las historias amorosas de su abuelo. Tomó el diario que este le entregaba y le echó una hojeada.

- Interesante -murmuró pasando de hoja. El frapuccino ya se le había acabado al igual que el pastelillo. Sintió la tentación de pedir otro pero se abstuvo - He de reconocer que es un buen recurso para alguien que ha perdido la memoria -sonrió otra vez.

- ¿Has pensado ya donde vas a permanecer todo este tiempo? -preguntó. Sabía que Zacek tenía la granja de la familia Rexdemort, pero no estaba segura de si él quería ir allá, de todos modos ella también tenía un hotel que le podría ofrecer por el tiempo que quisiera.

[-zacek-]

Jugueteaba con migajas que estaban en la mesa mientras ella miraba el diario, miraba de vez en cuando sus reacciones y sabía que no era algo sencillo de asimilar ya que las anotaciones y los intentos de dibujos no eran la gran cosa pero de algo servirían, al escuchar su comentario estuve a punto de escupir el café

 

-No diría que tanto un rompecorazones, pero bueno hay algo extraño en esta familia debo de reconocerlo

 

La cabeza me daba vueltas con algunos comentarios y alguna que otra chica se hacía presente y sin mediar palabra aventé una migaja de pan a su cara al ver su sonrisa pícara; la dejé unos instantes concentrarse y servía que miraba con mayor detenimiento el local que era bastante acogedor tanto como mi pequeña, era todo su toque de eso no había duda

 

-Bueno, he rondado la nueva casona Rex, pero no creo tener un lugar fijo de residencia, la mansión en Marte creo que también ha desaparecido, así que creo que seré un lobo errante

[Tauro M.]

La respuesta de su abuelo era justamente la que esperaba, notarlo así sin ataduras a ningún lugar en específico, sin nadie a quién le tuviera que dar explicaciones. Una sonrisa de complicidad, que seguramente levantaría las sospechas de Zacek sobre lo que podría estar pensando su nieta, se hizo evidente. Tauro juntó sus dos manos sobre la mesa acercándose más hacia el hombre que no dejaba de mirarla con cariño. Revisó que nadie los estuviera observando -solo para darle más misterio al asunto, quizás más del que en realidad merecía- y susurró las palabras que había estado deseando decir desde antes.

 

- No tienes que decidirlo ahora, pero quizás yo podría darte una solución temporal mientras encuentras el lugar adecuado para vivir -empezó a decir -Hace muchos años que tengo un hotel, el cual no es tan frecuentado como en sus tiempos de gloria, pero tiene las mejores instalaciones que alguien podría desear. Tenemos habitaciones de todo tipo y... -rió, dándose cuenta que más bien parecía que estuviese vendiendo un producto, cuando en realidad no era así, o no del todo -Como te decía, tiene todas las comodidades que desees y por ser tú te daría una de las habitaciones de primera clase que incluyen jacuzzi y piscina privada. Todo completamente gratis, obvio.

 

- Si llegas a aceptar no permitiré que pagues algo, porque de todos modos estamos en proceso de cerrarlo en un par de meses, así que podrías quedarte allí hasta que encuentres un lugar mejor. ¿Qué dices? -inquirió nerviosa. Ya no le quedaba nada de frapuccino o pastelillo, por lo que no tenía nada con lo cual distraerse mientras su abuelo le daba una respuesta. Lo único que quedaba era jugar con los dedos de su mano.

[-zacek-]

Seguía contemplando a esa pequeña y como siempre sucedía sus recuerdos se volvían más nítidos conforme pasaba el tiempo y una sonrisa se cruzó por mi rostro y supongo que ella respondía de igual manera hasta que ella le dio una solución a un problema que se estaba volviendo acuciante en esos momentos para alguien con escasos recursos y ni hablar de algún método de obtener galeones

 

-Bueno pequeña, la verdad que tu oferta es bastante tentadora -le miré a los ojos- y creo que tendré que aceptarla siempre y cuando estés a mi lado la mayor cantidad de tiempo posible para ayudarme

 

Tomé sus manos y le di una gran sonrisa porque la verdad era tal cual la recordaba, una pequeña que adoraba y que ella adoraba a su abuelo

[Ada Camille Dumbledore]

El viento soplaba fuerte por el callejón, tenia frio, por eso no pensaba sino en llegar a un lugar cálido a donde poder consumir algo caliente y delicioso. la palabra Cálido me hizo recordar los brazos de mi difunto esposo, pues era mi referencia a estar cálida y protegida.

 

Baje la cabeza involuntariamente y un mechón de pelo cubrió la mueca de tristeza que refleje en ese momento, el cielo se lo había llevado y no había nada mas que hacer, no podía luchar contra eso. Suspire profundo y levante el rostro fijando mi mirada en un letrero en especial. Había estado allí un par de veces y había reencontrado allí a mi socio después de años eran buenos recuerdos.

 

Camine y abrí la puerta, pude sentir el cambio de clima de la calle al local. Busque una mesa sola y algo alejada y me senté en ella, esperaba poder disfrutar de algo caliente y de buen sabor y también claro del pastel de chocolate que servían hay, era realmente delicioso

[Tauro M.]

- ¡Pues no se diga más! Entonces te vienes conmigo al hotel. Si quieres recoges las cosas que tengas en la hacienda, armas una pequeña maleta y te conduzco al hotel. No sabes lo mucho que me emociona que hayas aceptado mi invitación -dijo con emoción apretando las manos de su abuelo. El mago siempre encontraba la forma de hacerla infinitamente feliz, como si siempre buscara los medios para complacerla, aunque esto bajo sus propias reglas claro. Apretó más las manos del hombre al que tango cariño le tenía y se inclinó para darle un beso en la mejilla, agradecida.

 

- Cambiando un poco de tema. ¿Tus hijas, mis tías? ¿Has sabido algo de ellas? Yo hace mucho tiempo que no sé nada de mi madre Mizu, desapareció de repente y desde entonces no la he vuelto a ver -dijo con tristeza. Realmente quería demasiado a la mujer que la acogió como su propia hija y le entristecía no tener noticias de ella, ni de sus familiares Rexdemort. Aun así no estaba preocupada por su seguridad, porque ellos tenían la mala costumbre de desaparecer y luego regresar como si nada.

 

 

Leonard Royce

 

Una joven ingresó en el café y se ubicó en una de las mesas vacías del lugar. Los demás meseros se encontraban haciendo otras cosas, ya fuera limpiando o atediendo a otros clientes, por lo que Leonard era el único mesero disponible. Sin más tomó la carta y se acercó a la linda señorita.

 

- Bienvenida al Juan Valdez. ¿Qué le gustaría ordenar? -dijo colocando la carta a su alcance, con papel y pluma para escribir su orden.

[-zacek-]

Su cara de felicidad fue algo que me sorprendió de sobremanera ya que no esperaba algo así, pero la veía feliz y eso era algo que lo hacía feliz y sentirse tranquilo y junto con ella y apretó sus manos con firmeza y todos los recuerdos de aquellos nombres vinieron a su memoria y una mirada fugaz y triste cruzó por su rostro

 

-No pequeña no he sabido nada de la familia creo que nos hemos desperdigado alrededor del mundo y bueno, no creo que haya nada que empacar de la Rex

 

Ante su mirada curiosa le señalé una única mochila que era todo mi equipaje y le sonreí

 

-Gracias por toda tu ayuda

[Juliene Black Lestrange]

http://i.imgur.com/RwfK8Wr.png

 

Amarró su cabellera en un moño alto, mientras atendía a un par de clientes que se adentraban al local, a lo lejos podía ver a Leonard haciendo su trabajo y hasta su jefa estaba allí, parpadeó un par de veces para ver si no era producto de su imaginación, pero si, la mayor al mando estaba allí, hablando con uno de los clientes, suponía que era algún familiar.

 

Sus orbes azules delinearon el contorno, suspiró, era momento de hacer su trabajo, aunque justo en esos instantes se le antojaba una sustanciosa taza de café, se mordió el labio inferior, mientras se escabullía por unos minutos de sus responsabilidades y se atrevía a llenar una taza de capuchino sólo para ella. Bien que lo necesitaba.

 

― No hay nada como esto―acotó.

 

Llevó de nuevo la taza hacia sus labios, disfrutando simplemente del interesante sabor que proporcionaba la cafeína colombiana.

[Lyra Katara Selwyn]

Minina persa blanca.

Nunca había caminado canto en el callejón en cuatro patas, menos mal que no estaba tan sucio como temia. O eso pensaba, cuando por no fijarme cai en un charco de lodo, ensuciando por completo mis cuatro patas. Movi la cabeza negativamente, un gato de mi categoría no podía ir de esa forma y no estaba mi elfina cerca, vaya contrariedad. Me fije en un negocio en el que pudiera descansar y ahi estaba. Como pude, abri la puerta, todavía en mi forma animaga. No iba a convertirme en humana y mostrar las manos llenas de lodo y los zapatos sucios, una Ryddleturn no podía hacer eso.

Respire el aroma del café, era delicioso, aunque era una lástima que los gatos no tomaramos eso. Miré a mi alrededor y me di cuenta que estaba solo, de no ser por los empleados del lugar. Si tenía suerte podía colarme a una de los cómodos sofas sin que me vieran. Caminando con cuidado de no ser vista, pude lograr llegar a un enorme sofa, que estaba prácticamente escondido, dejando tras de mi una serie de huellas de lodo, detalle que se me había olvidado al escuchar la música relajante. Subi al sofa y me acomode hecha bolita, ensuciandolo también.

-Este esta cómodo.- Pensé.-Quizás cuando despierte pida un frapuchino, ¿tendrán? Esa música es tan .... zzzzz

Nadie pudo saber lo que esa minina persa blanca pensaba, ya que se quedo dormida sin importarle nada. Ya pagaría el costo de la limpieza que hubieran dejado sus huellas.

[Ethan R.]

Aquel lugar le traía un sinfín de recuerdos. Hacía ya un par de años que había tomado su café más amargo en aquella cafetería y ahora estaba allí, plantado en la puerta pensando en si sería buena recordar aquellos tiempos. Fue algo que vio a través del cristal lo que le impulso a entra de nuevo. Nada más abrir la puerta una mezcla de aromas le envolvió contagiándole las ganas de pedir un buen café de aquellas lejanas tierras.

 

Se sentó en la misma mesa que compartió con Grace. Fue uno de los últimos días que la vio y desde entonces nada había sido igual. No estaba preparado para sentir algo por ella y no supo reaccionar pero sin duda, ahora pasado el tiempo de todo aquello, la echaba de menos, más de lo que podía aparentar.

 

Su mirada se perdió entre la cristalera viendo pasar a la gente cuando un pequeño elfo se acercó a tomar nota. Después de estar tanto tiempo sin la presencia de aquellos seres, aún le costaba relacionarse con ellos. Incluso tratar con Dorian se la hacía extremadamente raro. Eligió el primer café que salía en la carta, se acomodó en el sofá echando una ojeada al local. No pudo evitar una sonrisa con cierta malicia cuando se percató de la presencia de alguien conocido entre los clientes y empleados, como siempre inconfundible entre la multitud.