•Juan Valdez Café ®• (MM B: 100831)

[Emmet Haughton Gaunt]

No había podido salir de aquella situación por lo que iba a tener que defender de cualquier manera de los que habían venido a atacarlo. Tomó su varita firmemente y, apuntando al frente de sí mismo conjuró — ¡Protego! — El rayo que provino de su atacante fue absorbido por el escudo invisible que se había formado entre el vampiro y su atacante . Sin embargo había sido alcanzado por las cuerdas que le había lanzado por lo que agarró su arma y apuntó a ellas pronunciando — ¡Evanesco! — las cuerdas temblaron un poco sintiendo las vibraciones en su cuerpo y en cada una de las partes en las que habían quedado apresadas. Desaparecieron haciendo que el Haughton se incorporase de nuevo a la batalla y tomara su varita firmemente para seguir defendiendose si fuera necesario en la situación.

[Nate Weasley]

Crrrrrrrrrrrrrack. Sintió apenas apareció frente al local, por un segundo pensó que uno de sus huesos se había quebrado bajo la presión, o que había hecho la aparición incorrectamente, más rápidamente comprobó todo lo contrario al ver una gran rama quebrada bajo sus pies. Suspiró de alivio, segundos antes había recibido el patronus de su compañera de bando, más específicamente un águila imperial con detalles exquisitos que le transmitió el mensaje que había supuesto.

 

Frente a el se encontraba Juan Valdez, un negocio del Callejón que nunca había distinguido. Bajo la luz de la luna, su vestimenta completamente negra no hacía más que camuflarse con el ambiente, sus vaqueros estaban algo raídos por el tiempo y su camiseta era de sus preferidas. Probablemente hubiera elegido otra vestimenta para la ocasión, pero como siempre, aquellas situaciones eran completamente imprevistas y había tenido que salir corriendo. Con varita en mano, entró en el local y observó que el juego ya había comenzado en la barra.

 

Se alineó con sus amigos, con una luz blanca que había conjurado antes de desaparecer de su hogar protegiéndole el rostro, y apuntó con su varita a sus enemigos.

 

Let the hunger games begin, and may the odds be ever in your favor.

[Jank Dayne]

- A ver, con algo ligero.

Compuso su voz -. Ardius....

Pero no la necesitaba para el final.

Confundus. La mente de Emmet se tuvo que sumir en el mar más profundo de alteraciones mentales. Sus acciones se verían afectadas de ese ahora en más, pues el poder del hechizo mermó toda aquella concentración que pudo haber tratado de elaborar. Y ese mortífago, a pesar de su falta de máscara, tenía algo en especial que lo hacía pensar que aquel encantamiento no sería nada nuevo para su mente. Volvió a decir mentalmente un Confundus hacia Emmet, cuyo cerebero no tuvo más remedio que hacer un paro nacional racional continuo. Se puso a unos siete metros de Emmet, pues rodó su asiento hasta calcularlo.

Y lo mejor del asernal, o lo mas esperado...

- Sectusempra

El rayo ámbar salió disparado desde su varita mágica hacia el costado de Emmet, quien intentando huir se topó con el imparable ataque de Adryaine. Las heridas sangrantes se empezaron a presentar por aquella zona apenas impactado el encanto, y poco y nada podría actuar ante aquella realidad. Hank no se sintió digno esa noche, pero estaba cumpliendo un deber más allá que como un ciudadano común. Quizá, por la protección futura de esos.

[Emmet Haughton Gaunt]

La mente del vampiro se vio envuelta en pensamientos que no tenían coherencia. Los dos hechizos de aquella persona lo habían llevado a confundirse totalmente sin dejar ningún rastro en su memoria de lo que estaba haciendo en ese lugar y en ese momento. Se tambaleó un poco siendo alcanzado por el rayo que impactó en su pecho sin dejarlo reaccionar ante ninguno de los ataques que le habían sido enviados hacia él. su varita seguía en su mano pero no podía hacer nada ya que estaba muy confundido y había comenzado a perder sangre por sus heridas producto del nuevo rayo que le había sido enviado luego de los otros dos ataques que hicieron efecto en él. Se movió hacia un costado y ahí se quedó.

[Radamantys]

Radamantys aparecio en los limites del Callejon Diagon la mascara negra cubria su rostro, los detalles en verde brillaban en esta ante cualquier luz que la noche les regalara, los ojos negros de Rada escrutaba cada centimetro del sitio mientras avanzaba, sus pasos no hacian mucho ruido pues no llevaba tunica que rozara contra sus talones una camiseta negra sin mangas y un pantalon negro era su atuendo.

 

Sus ojos al fin descansaron en un local llamado juan Valdez, al que se dirigio caminando con calma, una vez que estuvo frente a la puerta inreso con calma y se pudo dar cuenta que ya en el sitio habia odefos que estaban atacando aun desgraciado civil, por lo que la varita se aparecio en su mano derecha y se encamino hasta dnde estaba todo el movimiento.

 

Se seprao a 9metros de cualquier mago u objeto, esa era la distancia que mantendria con todo si alguien se acercaba Radamantys retrocederia siempre dejando la distancia de nueve metros, -Buenas noches- Saludo Rada.

[Emmet Haughton Gaunt]

La mente del Haughton volvía a la claridad dejando que entrara en razón pudiendo volver a recordar todo lo que estaba pasando en ese momento. Su camisa estaba toda ensangrentada y salía sangre a lo loco de los tajos y heridas que cubrían su pecho. Se sentía débil, por lo que tomó su varita y, apuntandola a su pecho, pensó << ¡Episkey! >> gritando con todas sus fuerzas dentro de sí mismo. Sintió el efecto del hechizo en su cuerpo ya que sus heridas había dejado de sangrar por lo que dejó su varita en dónde se encontraba y volvió a pensar con todas sus fuerzas << ¡Episkey! >>. Su cuerpo ya había sanado por completo dejándolo cómo nuevo y permitiendole volver al ataque. Pudo sentir un olor familiar y con sus ojos azules apenas abiertos pudo er a un compañero pero guardó su emoción para después.

[Nate Weasley]

- Expelliarmus - susurró, con su varita apuntada a Radamantys.El rayo luminoso partió de su varita con suma fuerza, y con rapidez comenzó a recorrer la distancia que separaba a ambos magos, de impactar dicho rayo, esto ocasionaría que su varita saliera expulsada de la mano del mortífago, dejandolo indefenso ante la mayoría de los hechizos. Se preguntó si podría hacer algo sin ella.

 

- Silencius - dijo a continuación, apuntando aún a Radamantys. Este efecto recién conjurado lo dejaría incapaz de hablar, y por lo tanto, reduciría su lista de hechizos de manera considerable. De hacer efecto, el mago tenebroso se encontraba en problemas. Observó como los ataques que su compañero de bando Hank habían impactado con éxito, y por lo tanto, el mortífago que había tomado como objetivo ahora se encontraba en graves problemas.

 

Meditó la escena, haciendo un paneo, más no tenía mucho que hacer, dado que la concurrencia de los mortífagos en defensa de uno de sus miembros había sido algo... pobre. No le sorprendió en lo más mínimo el poco compañerismo que estos tenían.

[Adryanie]

Adryanie

-Vaya vaya parece que tenemos más compañía.

Dijo al ver a Radamantys entrar por la puerta . Bueno al menos era valiente al tratar de salvar a su compañer lástima no le sirviera de mucho. sin más y sin aguardar sobre todo por el hecho de que su compañaero ya estaba muerto, desangrado así que no había nada más que hacer por él, iría a San Mungo de cualquier manera, ahora tocaba Radamantys alistó su varita y apuntó a su camiseta negra que se tranformó en una avispa marina luego de pronunciar -Morphos- La avispa originada de la camisa de Radamantys lo picaría al instante inyectando supoderoso veneno en él y al cabo de poco tiempo ya estaria muerto. Volvió a apuntar con su varita diciendo-Srellatus- No era un hechizo que lo matara de cualquier manera lo dejará a Radamantys sin visión unos segundo impidiéndole tomar a su compañero o salir él por su cuenta. De igual manera Radamantys se encontraba a unos 9 metros de ella , pero sus hechizos igual impactaban en el él sin ningún problema entonces mantuvo la distancia que el mago había hecho

[Emmet Haughton Gaunt]

El vampiro volvió a recuperarse de sus ataques que le habían sido enviados pero no se iba a quedar quieto para que lo volvieran a atacar de nuevo, no se iba a dar por vencido tan fácil sin dar lucha antes. — ¡Avis! — conjuró el mortífago haciendo aparecer una docena de aves blancas cómo las nubes frente a él para que lo defendieran de cualquier ataque que provengan de sus contrincantes. El muro formado por las aves estaba frente a listo para salir en su defensa si era necesario interceptando cualquier ataque. — ¡Morphos! — conjuró apuntando su varita nuevamente a una de las mesas que se encontraban vacías en el lugar. El mueble tembló y se tambaleó un poco dandole paso a una pantera negra adulta con afilados colmillos y largas garras que protegerían al vampiro en cualquier momento que él se lo ordenara — Protégeme — le dijo mirando cómo el animal se posaba a su lado.

[Gyvraine C. Sullivan]

El escozor en su antebrazo izquierdo le hizo dar un salto, interrumpiendo así la lectura de la montaña de pergaminos que tenía dispersos por su escritorio. La Malfoy se tomó todo un segundo para dibujar una sonrisa y soltar un resoplido, pues al fin podía encontrar el pretexto adecuado para dejar su agobiante trabajo e ir a enarbolar su varita y, con suerte, asesinar a alguien.

 

- Justo a tiempo - susurró poniéndose en pie y haciendo que su varita de arce girara entre sus dedos, para que de ésta salieran hilos de oscuridad que envolvieran completamente su cuerpo hasta formar una larga túnica negra, así como su rostro quedaba cubierto tras una máscara completamente blanca de grecas plateadas.

 

Un ultimo vistazo y giró sobre sí misma, desapareciendo de la mansión Malfoy para ir directo hasta donde le habían llamado sus compañeros. No estaba ni siquiera segura de cuánto tiempo es que ya llevaba la batalla, pero tenía la esperanza de no llegar demasiado tarde.

 

- Y bien ¿Qué tenemos aquí? - preguntó a nadie en particular, una vez que había aparecido en el callejón Diagón, frente al Juan Valdez Café y había avanzado los metros necesarios hasta entrar al local. Gyvraine estaba a tan solo ocho metros y medio todos los presentes y sus celestes ojos escudriñaban en busca del enemigo -. No me pueden dejar sin divertirme - se quejó con sus compañeros, poniendo en ristre su varita y esperando a ver quién sería su primer víctima.