~ La Rosa Negra ~ (MM B: 101997)

[Artemis Macnair Malfoy]

Tres días después, en el limbo

 

-Desde luego, los necesitas urgentemente -corroboró Henry hijo a Aidan sobre el camión de baberos-. ¡Misha! Aidan te está mirando el culo -le gritó a la humana por molestar.

 

Se quedó mirando al otro lado, esperando poder ver a su madre. Si no, iría a buscarla. Entonces la vio. La reconoció por un retrato que su padre le había dado de ella cuando era pequeño y el cual guardaba cuidadosamente.

 

-Madre... -musitó. La estrechó entre sus brazos no queriendo soltarla. Tanto tiempo había esperado aquel momento-. Mamá... -susurró, visiblemente afectado.

 

La Artemis alternativa hizo unos movimientos de salsa ante el grito de Henry hijo, con diversión. Sus ojos se abrieron más al ver quiénes aparecían. Cissy y Henry. A ella la había ayudado a dar a luz hacía siglos. A él... la última vez que vio al alternativo fue en su funeral. No pudo evitar que sus ojos se volviesen acuosos.

 

---

 

El Ventrue correspondió con suavidad aquel beso que ella le daba. La amaba mucho pero aún se sentía culpable de lo que había hecho. Aún no le parecía real que ella lo hubiese perdonado y se portase bien con él.

 

-¿Quieres que tu hijo pase a este lado, verdad? -preguntó en un susurro a Cissy.

 

Entró con ella al local y en el limbo. Allí estaba Nik. También Aidan... pero no podía saber si era el alternativo o el que él conocía. Así que hizo sólo un gesto de saludo con la cabeza. ¿Artemis? Estaba más alta, con el pelo distinto. Era raro... Por supuesto era la alternativa. No se acercó no fuese a odiarlo también.

 

Miró cómo su chiquilla y el hijo de ella se reencontraban y se fundían en un abrazo. Se sintió algo conmovido, pero también celoso. No podía evitarlo, sentía celos de su yo alternativo. Había conseguido algo que él nunca lograría. Se preguntó dónde estaría. No se atrevía a hablar y se quedó como a un metro detrás de Cissy.

 

---

 

-O quizá me ayude a comprender una vez más que debería estar muerta -replicó Artemis a su Sire-. Sí, el Aidan de ese mundo era adorable. Y sí, me pidió disculpas, algo que el de esta realidad nunca haría ni borracho -suspiró y se dio un poco más de brillo labial. Miró a Marius y rodó los ojos-. ¿Alguna vez te han dicho que eres un manipulador? ¿Qué saco yo a cambio de ir contigo a esa brecha? -preguntó al puro estilo de "venga, vamos a negociar".

[Cissy Macnair]

En el Limbo

 

Ante el grito de Henry hijo, Aidan le dio un zape en la nuca y luego rió con ganas con los movimientos de Artemis. No le faltaban ganas de tirarse sobre ella y llenarla de mimos y arrumacos, pero no quería parecer un baboso y un tonto con ella, a pesar de saber que Jo vivía allí. Artemis poseía su propio espíritu también y su propia personalidad. Aidan respetaba eso.

 

-Vaya- suspiró, cuando vio correr a la otra Cissy hacia Henry y abrazarlo con tanto cariño. Sus ojos se colmaron de sanguinolentas lágrimas y miró hacia otro lado para contenerlas, porque ya le estaba picando la sensibilidad-. Oigan, tendríamos que haber traído bebidas al menos- bromeó a Artemis y Nik, pensando que allí en el Limbo iban a aburrirse sin nada de eso.

 

Fue entonces cuando reparó en el otro Henry, en quien, en aquel mundo, había sido su mejor amigo. Verlo allí, tan lleno de vida, luego de tantos años recordando su rostro avejentado en el funeral, le parecía algo irreal. Se acercó a él con intenciones de abrazarlo, pero a último momento se contuvo. No era el mismo Henry que él había conocido, este parecía consternado por algo.

 

-Mmm.. Lo siento...- se disculpó, estirando la mano para estrechar la del el otro yo de su amigo-. Verte me ha recordado lo mucho que te extraño... Bueno, al otro tú. Es un placer conocerte, Henry. Estás más joven que lo que estabas aquí... Veo que en el otro mundo eres un vampiro.

 

****

 

Temblé en los brazos de mi hijo y comencé a llorar.

 

-Henry- sollocé, importándome poco frente a quién o quienes hacía el ridículo-. Te he echado de menos, cariño. Todos este tiempo sin tí. No tengo idea cuántos años han pasado de este lado. En mi mundo, sólo han sido meses, pero he sufrido cada día sin tí- confesé, sintiendo que si lo soltaba todo aquello se esfumaría y me despertaría de un sueño.

 

Apenas me percaté de que a mi alrededor sucedían cosas. Sólo la distante voz del otro Aidan me hizo incorporarme un poco y girar la cabeza.

 

-¿En el otro mundo?- solté, pensando en lo que Aidan decía sobre Henry-. ¿Henry no es un vampiro en este mundo?

 

**

 

Marius rodó los ojos.

 

-Quizá este Aidan no te ha pedido disculpas porque nunca ha sabido cómo hacerlo- apuntó el vampiro, pensando que así de enfadada como estaba, con aquel vestido rojo, Artemis Macnair era la mujer más hermosa que había visto en toda su vida-. Yo no manipulo, no sé de qué estás hablando. Pues, conocerás a mi hermanito. Sé que lo viste cuando era bebé, pero ahora debe estar más crecido. Además, podrás aprender cosas sobre tu otro tú. Sigo pensando que no te haría mal hablar con ella.

 

Se puso en pie y extendió una mano hacia ella, entre paternal y cariñoso, aunque evitando que ella notase que se moría por tener contacto con su piel, no fuera cosa que huyera despavorida.

 

-Anda, Hestia estará allí y si no te gusta, puedes irte.

[Artemis Macnair Malfoy]

En el limbo

 

Henry hijo soltó un "hey" ante la nueva colleja del cainita, cosa que por supuesto le devolvió. Se centró después en su madre. Su propia voz se trababa en su garganta, en la cual sentía un nudo. Apenas recordaba la última vez que había visto a Cissy, pero su padre solía hablarle mucho sobre ella al igual que lo hacían las reencarnaciones de Joanna De Clare.

 

-Han pasado siglos -logró decir a su madre y no era algo metafórico. El tema de su padre fue tocado y decidió que mejor que se lo dijera él-. Mi padre murió hace bastantes siglos. Intentó honrar tu memoria siendo un buen hombre. Fue el mejor rey que Inglaterra ha conocido -sacó un pequeño libro de historia y lo abrió por una página marcada para dárselo a su madre, como prueba de lo que le contaba.

 

---

 

Henry estrechó la mano del Aidan alternativo.

 

-No importa, esto es extraño para todos -contestó al otro vampiro-. Mi hermano Ricardo me convirtió... -dio por explicación, aunque estaba más pendiente de Cissy.

 

La noticia de la muerte de su yo alternativo le creó sentimientos encontrados. Aliviado porque no tendría que pelear contra él por Cissy. Descorazonado también. Había conseguido ser rey, algo que él ni de lejos podría soñar. Había sido un buen hombre también al parecer. Cissy probablemente estaría enamorada de un fantasma, algo con lo que él no podía luchar.

 

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Nik sacó una petaca con whisky para dársela al Aidan alternativo, divertido con su broma. Sabía que venía lo más difícil, hablar sobre los que estaban y los que no estaban. Miró a la Artemis alternativa, quien tenía los ojos acuosos y le temblaba un poco el labio inferior. Sabía que ella era muy sensible y empática.

 

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-Son sólo dos palabras "lo-siento" -marcó Artemis a su Sire en tono de que no era tan díficil disculparse-. Ahora hazte el que no sabes, pero eres un manipulador. Tu hermano le interesa a tu madre, no a mí. No quiero saber nada sobre mi yo alternativo. ¿Me vas a pagar tú el psicólogo si voy? -le preguntó a Marius, pensando que se le daba mal negociar.

 

Miró su mano, pareciendo un pequeño gato a punto de olisquearla por desconfianza. Dudó un momento pero al final puso delicadamente una de sus pequeñas manos sobre la que Marius le ofrecía. Sintió un escalofrío. Desde que era vampiresa se sentía extraña. Reconocía lo que era por sus vidas pasadas, pero en la actual nunca antes lo había experimentado. Era como una adolescente hormonada e intentaba controlarlo. Parte de sí estaba ansiosa y la otra parte estaba asqueada.

 

Además estaban aquellos sueños intensos. Cuando había probado la sangre de Aidan los había tenido con él. Desde que era vampiresa, la sensación era mayor y ya no estaba Aidan. Por el contrario, soñaba con su sire. Le daba mucha vergüenza e intentaba controlarse estando cerca de él.

 

-Manipulador... -siseó-. Bueno... vamos...

[Cissy Macnair]

Into the Limbo

 

Abrí los ojos como platos. ¿Siglos?

 

-No- negué con la cabeza-. No. No. No... No...- continué negando, sin querer escucharlo.

 

No podía ser que Henry hubiese muerto. ¿Por qué no se había convertido en vampiro para poder verme de nuevo? ¿Por qué había decidido morir? Solté a mi hijo y me tapé los oídos, no quería escucharlo. Vi que sacaba el libro y me quería mostrar algo, pero le pegué al pequeño tomo, que salió disparado al suelo (o lo que fuera que estaba pisando) y volví a taparme los oídos.

 

-No... No puede... NO- comencé a llorar, sintiendo la sangre tibia recorrer mis mejillas y perderse en mi mentón.

 

Cerré los ojos con fuerza, deseando que todo eso desapareciese. No quería saber nada de un Henry muerto. No quería saber nada de miles de años de distancia. No quería saber nada de no volver a verlo sonreír. Sí, tenia al otro Henry, pero no era lo mismo y de nuevo me pegaba la realidad en la cara.

 

Comencé a enfurecerme. Ahora sentía cómo mi pecho se hinchaba, pasando de un estado de profundo dolor a uno de odio y resentimiento. Aquel mundo era una mi****.

 

***

 

-OH, Ricardo... si. Un buen rey, pero no tan bueno como lo fuiste tú aquí- sonrió Aidan, pensando que también podía ser amigo de aquel Henry si él se lo permitía, aunque no fuese el mismo.

 

Se giró para escuchar la explicación de Henry hijo y lo que vio lo consternó. Cissy tenía un ataque de pánico y podía ver que iba a explotar. No sabía qué hacer. En aquel mundo, en su mundo, Cissy había muerto hacía miles de años atrás, cuando se perpetrara un ataque por parte de De Gamage y Juan Sin Tierra contra él y Henry. De Gamage lo odiaba por haberse casado con Joanna De Clare y por respaldar a Henry Fitzroy como Rey, así que había enviado a una enorme horda de licántropos a asesinarlos. Cissy había intercedido para salvar a Jo y por tal motivo había muerto a manos de un lycan, algo que Aidan había vengado asesinando a toda la familia de De Gamage y a todos los licántropos del Condado de York.

 

-No, Ciss- dijo, haciendo un paso al frente pero viendo que no daba el caso. No podía meterse en aquello. Volvió a hacer un paso hacia atrás y suspiró. Él no había podido tener una relación estrecha con su Sire, así que la Cissy del otro mundo era todo para él: una madre, una hermana, una amiga... En el poco tiempo que había pasado en su mundo, ellos habían podido conocerse, aunque él no supiera quién era hasta años más tarde.

 

**

 

Una cabellera pelirroja apareció en el Limbo, acompañada de una cabellera castaña casi rubia. Ariella y Hestia se acercaron a Nik y se quedaron mirando la escena, mudas. Hestia ya había cruzado al otro mundo y conocía a su tío, Henry, aunque sólo lo había visto de bebé.

 

Ninguna de las dos quería interferir, así que se quedaron mudas.

 

**

 

Marius sonrió y tiró de la mano de Artemis.

 

-Ya verás que te interesará- dijo, sonriendo-. Vale, yo te pagaré el psicólogo.

 

La tomó en brazos de un tirón y salieron volando por la ventana de la habitación de Artemis, rumbo al Callejón Diagon. No tardaron mucho en llegar al lugar indicado y entonces la dejó bajar con suavidad.

 

-El Limbo está aquí...

Editado 2 de Marzo del 2014 por Vyssedhra Macnair

[Artemis Macnair Malfoy]

En el limbo

 

Henry hijo se quedó de piedra. Sintió dolor, no sabía cómo reaccionar ante el ataque de su madre. Se dio cuenta de que no la conocía, que no sabía cómo tantearla ni cómo consolarla. Sin embargo, la Artemis alternativa se movió rápido. El cuerpo de la hechicera se frenó frente al de Cissy y la estrechó contra sí. Cálida y tierna. Sus ojos acuosos empezaron a derramar las lágrimas acumuladas.

 

Cada vez que recordaba sus vidas pasadas, soñaba con aquel momento en el cual Cissy en su propio mundo caía frente a sí, asesinada por un licántropo. Aquella no había conocido a Henry, había vuelto a Londres un año después de que el generoso monarca falleciese por culpa de la disentería. Todos alrededor del rey habían guardado tal silencio que cuando se enteraron de su enfermedad, fue demasiado tarde para salvarlo.

 

Recordaba a Cissy cayendo, mientras ella estaba en el suelo herida. De no ser por la vampiresa, habría muerto. Le había salvado la vida, la había contado entre sus amigos y también la había perdido. Había sido muy duro para Aidan y para ella, la cacería de licántropos se había extendido a Inglaterra. Salvo uno. Ella se había encargado de salvar a un niño pequeño que no tenía culpa.

 

Ahora tenía entre sus brazos a la que había conocido de adolescente, a quien había atendido en el parto, quien también había considerado su amiga. Lloró con ella, sin mediar palabra, compartiendo su dolor.

 

---

 

-Yo nunca fui rey -contestó el franconormando a aquel que tanto se parecía físicamente a su amigo.

 

Sintió el dolor de su chiquilla como si fuese propio. Estuvo a punto de moverse para ir hacia Cissy, pero la Artemis alternativa fue más rápida. Se quedó ahí, sintiéndose miserable. Tomó el libro que había sido arrojado y leyó. Se sintió peor. Todo lo que él nunca había podido ser. Las dos caras de la moneda. Él era el reflejo deforme en el espejo. Era el lado oscuro. Aquel que destruía todo cuanto tocaba. La oveja negra, el maldito hijo de p*** que todo lo arruinaba y nadie quería a su lado.

 

¿Cómo no iba a estar Cissy enamorada del alternativo? Parecía sólo tener virtudes, ningún defecto, al contrario que él. Ahora la veía llorar por la pérdida, destrozada. La veía desesperada por haber perdido a su amor, alguien que no era él. Otra persona, de otro mundo, un fantasma con el cual nunca podría medirse. Y supo que desde aquel momento, nada sería igual.

 

---

 

-Sabía que iba a pasar algo como esto... -comentó Nik a Ariella y a Vyssedhra que recién llegaban.

 

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Artemis soltó un delicado sonido de sorpresa cuando se sintió en los brazos de su Sire. La sensación de volar le gustaba mucho, así que terminó enlazando sus brazos alrededor del cuello de Marius y ronroneando con sus labios cerca del cuello del griego, con su cabeza apoyada sobre uno de los varoniles hombros.

 

Al final aterrizaron e hizo un sonido de disconformidad. Por ella, estarían volando varias horas. Dudó hasta que reunió fuerzas y entró en el local.

 

-¡Más te vale entrar conmigo! -le gritó desde la puerta a su sire.

 

Delante de ella estaba el limbo y dentro de él, varias personas. Reconoció a algunos, a otros no. Había alguien abrazándose a Cissy que no sabía quién demonios era porque no veía su cara. Entró con aire decidido al limbo y zas, saltó para darle una colleja a lo bestia a Henry.

 

-¿Ya la has hecho llorar? Yo te mato -miró entrecerrando los ojos a Henry y después miró a Aidan decidida a golpearlo también, pero dudó y finalmente sonrió-. Vaya, vaya, ¿a que no me recuerdas? La última vez que me viste estaba como una niña. ¿Sigues siendo adorable o tengo que golpearte? -le preguntó al Aidan alternativo-. Y ahora, que alguien me explique por qué mi prima está llorando y quién es el culpable de esto.

[Cissy Macnair]

En el limbo

 

 

Sentí los brazos de alguien rodearme y dejé que lo hiciese. Me derrumbé. Caí sobre la chica que me abrazaba y sólo un minuto después me di cuenta que era la Artemis alternativa. Ella lloraba conmigo y se comportaba tan cálidamente que me desconcertó, hasta que por mi cabeza cruzó que ella era una reencarnación de Joanna y era posible que tuviera todos sus recuerdos.

 

-Él no debía morir- le susurré, entre sollozos-. Él era un buen hombre y debía vivir para volvernos a ver. ¿Por qué eligió la mortalidad?

 

No podía entender qué decisiones lo habían llevado a no querer ser vampiro, pero eso rompía mi corazón. Aún tenía a mi hijo, que se había quedado duro como una piedra y ahora no sabía qué demonios decirle. Nunca había podido criarlo, verlo crecer y sin embargo él estaba allí, esperándome. ¿Qué esperaba de mi? Apenas sabía cómo ser madre. Me sentí más inútil y más dolida, porque la persona que podía hablarme sobre mi hijo ya no estaba allí para hacerlo. Había perdido una parte de mi.

 

-Lo siento- me disculpé, porque sabía que todos estaban mirándome.

 

Me separé con lentitud de Artemis para recoger el libro que había tirado al suelo y no lo encontré. Me giré y lo vi en las manos del otro Henry, que parecía quebrado al medio.

 

-OH, Henry, lo lamento, soy una est****a- dije, volviendo a dejar que otro torrente de lágrimas se deslizaran por mis mejillas-. Lo lamento de verdad.

 

Me volví y miré a mi hijo, negando con la cabeza. Luego abrí los brazos y lo invité a abrazarme.

 

**

 

Vyssie se sintió apenada por toda la escena.

 

-Yo también lo sabía. Mi yo alternativo se ha negado a venir y me advirtió que podrían suceder cosas de este tipo- dijo, como sabiendo todo de antemano-. Creo que está celosa porque yo pude fundar la Orden... No debería, ella es muy exitosa- se encogió de hombros y miró por encima del hombro de la Ariella del mundo real-. Mira, allí vienes...

 

Ariella se giró y vio a su yo alternativo avanzando desde el otro lado del limbo, con una hermosa sonrisa en los labios. Estaba exactamente igual a ella. Mismo corte de cabello, misma mirada.

 

-Hola Ari- la saludó su yo alternativo.

 

-Hola- le devolvió el saludo Ariella-. ¿No somos diferentes?- preguntó en voz alta, intentando encontrar las diferencias.

 

-No mucho. Artemis vive con nosotros, creo que es la diferencia más significativa, pero además de eso...- extendió los brazos y tomó a su gemela con ternura-. Oye, es un gusto conocerte.

 

Vyssie sonrió.

 

-Bueno, no todo es triste. Pero espera a ver a Aidan- le susurró a Nik.

 

**

 

Aidan, que no había sabido cómo demonios reaccionar, dejó que Artemis se hiciera cargo del tema y se volvió a Henry.

 

-No te culpes amigo. Henry sufrió mucho para conseguir ser el mejor rey. Estoy seguro de que tú la sufriste mucho más- le espetó, palmeándole la espalda.

 

Cuando vio entrar a la otra Artemis, por poco se muere. ¡Demonios! Era casi igual a la que él amaba, sólo que más baja y con una mirada más profunda, como de dolor. Se sintió contrariado por el contraste, pero al menos no se le tiraba a golpearlo como de niña.

 

-Vaya... Es un placer volver a verte- sonrió y extendió la mano-. ¿Qué te ha sucedido? Eres un vampiro- y miró al hombre que la acompañaba.

 

-Lo siento, debería haberme presentado- dijo Marius-. Mi nombre es Marius, soy el Sire de Artemis y... pues... el hijo de Cissy- carraspeó, incómodo, por la revelación.

 

**

 

El otro Aidan se encontró parado en el limbo. Vyssie le había enviado una carta que narraba algunos hechos extraños en cuanto a una brecha espacio-tiempo, la misma de la que Artemis le había hablado en su visita a Estados Unidos. ¿Estaría Joanna allí? No, no debía pensar en eso. Él había ido para ver a Artemis, a la de su mundo y a la otra. Tenía algo importante que hacer.

[Artemis Macnair Malfoy]

En el limbo

 

La Artemis alternativa cayó de rodillas con Cissy, sujetándola contra sí, sin soltarla, abrazándola, acunándola. Lloró con ella, en silencio, hasta que la escuchó.

 

-No tuvo tiempo para decidir -sollozó en un susurro-. No, por favor, no te disculpes... -la dejó ir y se le cayeron más lágrimas al ver que invitaba a su hijo a abrazarla.

 

Alzó la mirada y vio a su otra yo allí. Se sorprendió mucho, eran casi idénticas físicamente. Salvo el color del pelo, de los ojos y la estatura. Fue a abrazarla, con las mejillas mojadas por las lágrimas.

 

-Estoy encantada de verte de nuevo, ¿cómo estás? -la saludó muy tierna y miró a Marius con una sonrisa, aunque sus ojos seguían acuosos-.

 

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Henry hijo abrazó a su madre, sin hablar, no tardando ni un segundo en aceptar la invitación. La estrechaba con necesidad, la había necesitando tanto aquellos siglos... Aidan y Joanna, al menos ella en todas sus reencarnaciones, habían cuidado de él. Pero sentía en falta a su madre y a su padre. No pudo evitar que se le cayeran las lágrimas.

 

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Henry hizo un gesto vago de restarle importancia cuando Cissy le habló. No dijo nada, no se sentía con fuerzas. Las pocas que tenía, las necesitaba para permanecer allí. Se le estaba haciendo cuesta arrriba. Se sentía fuera de lugar y cada vez tenía más ganas de probar la muerte verdadera.

 

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-Es una pena, me hubiera gustado conocerla. Yo no sé si vendrá mi otro yo, es bastante diferente a mí... -comentó Nik a Vyssie-. Ariella, preciosa. Vaya, os parecéis muchísimo. Creo que sois las que más os parecéis de todos los dobles -saludó con una sonrisa de diversión-. Va a ser complicado... -susurró de vuelta a Vyssie-. Oh, la trama se complica -dijo indicando con un gesto de la cabeza a Marius.

 

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Artemis tomó la mano del Aidan alternativo en saludo.

 

-Me atacaron por mi cumpleaños y mi Sire me salvó -resumió encogiéndose de hombros con despreocupación-. Culpa de tu otro yo y del Henry de mi mundo, por cierto -acotó chasqueando la lengua.

 

Iba a presentar a Marius pero él le llevó la delantera. Se quedó de piedra al escucharlo y quiso preguntarle su su Sire le había dado permiso ya, pero no podía delante de todos. Así que sólo acertó a mirar a todos lados con nerviosismo, no sabía cómo iban a reaccionar los demás. Entonces su yo alternativa la abrazó. Se quedó muda, dura, por unos segundos. Era tan distinta a ella... no quería saber nada más, quería largarse de allí. Su cuerpo reaccionó rechazando el abrupto abrazo, aunque tierno. Se zafó y se alejó, marcando distancia.

 

-No me toques... si yo no te toco antes... lo siento... no puedo... -no sabía cómo explicárselo, esperaba que de algún modo la otra entendiese... pero... ¿y si no había pasado por lo mismo?

 

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El Nik alternativo entró en el limbo. Físicamente lucía igual que el otro... pero sus ojos brillaban más fieros, menos amables. Su cuerpo desprendía un inusual calor. Parecía más salvaje.

 

-Ariella... no sabes cómo son -advirtió a la pelirroja alternativa, intentando separarla de los demás, a los cuales miraba como a extraños, de los cuales no se podía fiar.

[Cissy Macnair]

En el Limbo

 

 

Estrechando a mi hijo contra mi pecho, besé su frente. Tenía mucho que preguntarle y llorar por su padre no iba a solucionar nada.

 

-Ven, quiero que conozcas al otro Henry- le susurré, limpiándome las lágrimas.

 

Nos acercamos al Henry de mi mundo y les sonreí a ambos.

 

-Henry, él es mi hijo, Henry -y comencé a reír como tonta porque todos se llamasen igual-. Lo siento, era el tema de la época el ponerle los mismos nombres a padres e hijos. Podríamos decirte Henry hijo o Henry Junior... o quizá, Henry II. En todo caso, aunque ustedes no sean padre e hijo, comparten la misma sangre.

 

La propia revelación de eso me parecía extraña a mi e intenté pensar en una mejor forma de expresarme, porque notaba en la mirada de mi hijo que parecía perdido y en la de Henry, que estaba lleno de dolor.

 

-Sé que esto es raro pero... Dado que son tan parecidos, al menos podríamos llevarnos todo bien. Sé que... él no reemplazará lo que fue tu padre pero es un buen hombre, el mejor que he conocido en mi vida- y le di un beso en la mejilla a Henry, pensando que mi hijo iba a tener que aceptar cómo eran las cosas, aunque fuera duro-. Ahora bien, deseo saber más sobre...

 

Pero una revelación de último momento me hizo girarme y mirar a Marius. ¿Mi hijo? Si mi corazón hubiera estado latiendo, seguro que en aquel momento se me detenía por completo y me daba un infarto. Artemis se veía tensa, Vyssie y Ariella parecían extrañadas y Nik... Nik parecía el único allí que estaba bien informado. Eran demasiadas revelaciones por un día y no había dónde sentarse, así que me agarré de mi hijo y de su padre alternativo y me quedé muda, esperando alguna especie de respuesta sin necesidad de formular todas las preguntas que se agolpaban en mi mente.

 

**

 

Ariella alternativa, que estaba encantada con la Ariella real, resultaba ser una pelirroja muy vibrante.

 

Vyssedhra, que estaba muy atenta a todo el drama, soltó una exclamación de sorpresa cuando Marius reveló la verdad. ¿Acaso su Sire le había permitido hacer eso? Por supuesto que debería tener permiso o que, quizá, su Sire había muerto. Nadie podía evitar obedecer una orden directa de su padre o madre vampírico. Alzó las cejas y se quedó junto a Nik, justo en el momento en el que el Nik alternativo llegaba y apartaba a la Ariella alternativa de la Ariella real.

 

-Vaya... si que son diferentes- espetó la peliblanca-. No mordemos, Niklaus.

 

Ariella alternativa miró a Nik y soltó un bufido.

 

-¿Qué? ¿Tienen pulgas? Vamos Nik, diviértete alguna vez- le espetó, soltándose de él y volviendo junto a su alternativa-. Ariella es mi doble, yo sé cómo es exactamente. Y no hace falta hablar del resto, ya los conocerás. ¿De dónde sacas tanta desconfianza? ¿Tienes alguna reserva en tu guarida o algo?

 

Vyssie evitó reírse por la broma.

 

-¿Qué le pasa a tu doble?- preguntó en voz baja al otro Nik.

 

**

 

El Aidan alternativo suspiró con la revelación de Artemis y Marius.

 

-Aquí la Hermandad es tranquila. Ambrose se hizo a un lado cuando Mihail le dijo que él no iba a arruinarnos y lo encerró en un ataúd, bajo tierra. Él tomó el mando de la Hermandad y yo soy el Príncipe del Condado de York desde hace al menos unos doscientos años. No ha habido una guerra entre nosotros desde hace mucho, aunque seguimos en disputas con los licántropos- se encogió de hombros.

 

Había tomado venganza hacía mucho contra ellos, aunque Joanna había protegido a Roger, el hijo de De Gamage. El chico era bueno y había contribuido a crear paz entre su clan y los vampiros de York, pero aún así, no eran de fiar.

 

Vio al reacción de Artemis cuando la otra Artemis la abrazó e hizo una mueca.

 

-Ahm, Mish, dale su espacio- dijo, tomando delicadamente del brazo a la Macnair alternativa y abrazándola amistosamente-. Ella no soporta mucho el contacto físico. Debes... dejarla.

 

La cosa se puso más rara luego con la revelación de Marius. Aidan se giró para mirar a Cissy y la vio tomada de su Sire y su hijo. Vaya, esa mujer podría morirse allí mismo con tanta revelación junta. Suspiró.

 

-Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, pero yo no sé cómo hará Cissy para superar todo esto- murmuró a la Artemis que vivía en su mundo.

 

**

 

Aidan ingresó al limbo, decidido, pero al momento siguiente se arrepintió. Había dos Artemis, dos muchachas pelirrojas que parecían gemelas, un Henry (que no tenía idea si era su amigo o el otro), dos hombres rubios que ciertamente eran vampiros, Vyssie, un muchacho de ojos cobalto que fácilmente podía ser un Henry más joven, una Cissy (que tampoco sabía quién era), un chico que estaba junto a una de las Artemis (Marius) y... él... o el otro él.

 

-De acuerdo- dijo y su otro él clavó los ojos en su gemelo alternativo.

 

Delante de sí estaba pasando algo que jamás volvería a ver en su vida o al menos eso esperaba. ¿Por qué Vyssedhra lo había hecho ir? Aquello iba a ser algo desquiciado.

 

-¿Artemis?- preguntó temeroso.

 

Había dos, estaba claro con eso y no había bebido alcohol, así que no podía ser un efecto de la ebriedad. Una era baja, con el cabello oscuro y claramente un vampiro. La otra era alta, con el cabello más rubio y sensualmente humana, pues su aroma lo embriagaba.

 

-Por favor, no me maten -suplicó, porque sabía que era probable que no saliera vivo del limbo.

[Artemis Macnair Malfoy]

En el limbo

 

Henry hijo cerró los ojos cuando lo besó en la frente. Había tantas cosas que quería decir a su madre... Quería conocerla también, crear recuerdos, no quedarse únicamente con lo que le habían dicho de ella. Ayudó a limpiarle las lágrimas a su progenitora y fue con ella hacia aquel que se parecía tanto físicamente a su padre. Pero no era él. A su mente acudieron varios recuerdos con su padre.

 

Flashback

 

La enorme figura de Henry, imponente, caminaba al lado de su hijo, aún muy pequeño. Lo llevaba sujeto de la mano con suavidad, hasta un retrato en la pared del castillo. Se detuvo frente a él y tomó en brazos a su retoño.

 

-Ella es tu madre. Recuérdala siempre y cuando su rostro empiece a disiparse de tu memoria, vuelve a mirar este retrato. Algún día volverá, no debes tenerle resentimiento, tuvo que irse porque era de otro mundo. Reserva en tu corazón cariño para ella -aleccionó a su hijo antes de acariciar con ternura con una mano el rostro pintado.

 

***

 

Era primavera y el niño aparentaba tener 8 años. Su padre lo llevó a los jardines para enseñarle a practicar el tiro con arco. El sol lucía en todo su esplendor. Henry hijo tiró la primera flecha y todo lo que consiguió fue que silbase por el aire y acabase en el suelo.

 

-Lo siento... -murmuró apenado el niño.

 

Para su sorpresa, su padre sonrió y se arrodilló frente a él. Sintió que su barbilla era alzada con suavidad por una de las enormes manos de su progenitor y los dos pares de ojos cobalto chocaron. Se encontró con una mirada amable y cándida.

 

-Se necesita práctica antes de poder hacerlo bien. Si supieras cuántas flechas perdí antes de dar mínimamente en una esquina de la diana... Vamos, te enseñaré la posición. No te preocupes, es un proceso que requiere tiempo y paciencia -lo animó su padre con una sonrisa.

 

***

 

-Mmm... Cissy... -murmuraron los labios del mayor de los Henry.

 

Su ceño se frunció, soñando con ella, como cada noche. No se había casado de nuevo, la estaba esperando, no importaba cuánto tardase. Sabía que era la única mujer para él, la única a la que amaría. En los aposentos reales se sentía todo tan frío y solitario. El pequeño cuerpo de su hijo se coló en la habitación y gateó hasta la cama antes de tumbarse a su lado. Por un instante Henry se desveló y miró a su retoño. Ojalá su esposa estuviese con ellos, pensó para después ladearse y pasar uno de sus poderosos brazos sobre su hijo, en cariño y protección. Volvió a dormirse y soñar.

 

Fin Flashback

 

Volvió a la realidad, escuchando las palabras de su madre y mirando a aquel desconocido. La vio entusiasmada con la idea de llevarse bien, así que no quiso darle un disgusto.

 

-Por mí, podemos hacer el intento de llevarnos bien -respondió. Estaba dispuesto a contarle a su madre cuando vio su expresión y miró hacia Marius-. Hermano... te conozco... -dijo con seguridad. Sí, le era conocido y sentía cariño hacia Marius.

 

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Henry alargó la mano para saludar al hijo de su yo alternativo. La situación era extraña. ¿Podría ser un padre para él? ¿Podría pasar por hijo suyo? No lo sabía. No quería defraudar ni herir a más gente. No sabía qué decir, sólo se le ocurría saludar con la mano. Sostuvo a Cissy con una mano y frunció un poco el ceño. ¿Otro hijo? ¿Sería también con su otro yo? No, aquel parecía un vampiro antiguo. Quizá uno de cuando Cissy era humana, hace un par de milenios. No la podía culpar, él en ese mundo tenía un hijo mitad hada.

 

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El Nik alternativo frunció el ceño ante las bromas y continuó desconfiado.

 

-Son vampiros, ¿es que no lo ves? Y son desconocidos -insistió mirando a los demás como un lobo malhumorado y dispuesto a proteger su territorio.

 

El otro Nik rodó los ojos y sonrió divertido.

 

-¿Si te pido que me des la patita, me la darás? Tengo galletitas -le dijo a su gemelo, ganándose un gruñido de amenaza-. Vamos, era una broma. ¿No tienes sentido del humor? -preguntó divertido y miró a Vyssie-. Tuvo una peor vida que yo y peor infancia. Supongo que eso lo dejó marcado y con la parte lobo que es impulsiva y salvaje, se incrementa -susurró en respuesta-. ¿Alguien quiere un trago? -invitó en general mostrando su petaca.

 

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Artemis miró al Aidan alternativo y alzó una ceja castaña.

 

-Hubiera sido una buena idea hacerlo en este. La Hermandad en el mío ya no existe, Ambrose está muerto, Mihail también... quedan muy pocos y algunos andan rabiosos. Como Aidan y Henry no se han encargado de ellos, vinieron a por mí, como si yo fuera el origen de todos sus males -rodó los ojos al decir lo último.

 

Agradeció que el Aidan alternativo retuviese a su otra yo y miró a su Sire.

 

-¿Quieres ir con tu madre? -preguntó en un susurro, preocupada por su prima. Probablemente estuviera teniendo un exceso de información. Ante su nombre, miró al Aidan que conocía y frunció el ceño- ¿Tú qué c*** haces aquí? ¿Quién te invitó? No te mato porque prometí a Cissy que no lo haría, pero con gusto lo haría. Me largo... Marius, me voy -dijo de completo mal humor.

 

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La Artemis alternativa puso carita de disculpa.

 

-Ah, lo siento... no quería incomodar... perdón -se disculpó tanto con el Aidan de su mundo como con su yo castaña. Miró a Marius con una tranquilizadora sonrisa-. Te pareces a tu madre, tienes los mismos ojos. Es un gusto conocerte -le dijo al vampiro. Se volvió al escuchar su nombre y vio a otro Aidan. Le habían hablado de él, más cruel que el de su mundo. Pero ya lo remediaría ella. Así que le dio un beso en la mejilla a su Aidan y fue abrazar al que recién había entrado-. No sabía que vendrías, me han hablado de ti. Yo no te mato, no te preocupes. Ella tampoco lo hará, pero está muy dolida contigo -le habló una vez lo soltó, con carita de tristeza muy adorable-. Ven, te voy a presentar a tu otro yo -le tomó de la mano y tiró de él hacia el Aidan alternativo-. Cariño, ya podemos hacer un trío -soltó jocosa.

[Cissy Macnair]

En el limbo - Cissy necesita una píldora para los nervios

 

-Con el intento me basta- me escuché decir, aunque aún confundida.

 

Marius retuvo a Artemis de que corriese cuando el otro Aidan apareció y se me acercó, poniendo una mano sobre el hombro de Henry, su hermano.

 

-Crucé a tu mundo hace años atrás y te vi dormir en tu habitación. También a mi madre. En ese momento creí que era la Cissy de tu mundo y no la del mío. De Haber sabido que era mi madre, la hubiera despertado- pensó, aunque no entendería cómo iba a explicarle que había cruzado los mundos.

 

Lo miré, aún esperando a que me dijera algo pero temía que su historia fuera a ser muy larga. Alargó una mano y aunque al principio me alejé, al final dejé que la posara sobre mi mejilla e imágenes comenzaron a pasar de su mente a la mía. Yo poseía la misma habilidad y era curioso que él la hubiese heredado por sangre y no por conversión.

 

Flashback

 

Un muchacho de unos treinta años, cabello negro y ojos esmeraldas sostenía una espada de madera en la mano y le enseñaba a un niño de cinco años a sostenerla.

 

-Debes recordar que el filo va dentro de tu oponente- le dijo, mientras reía y golpeaba al niño con la espada en la cabeza, de forma suave pero firme, haciendo que el pequeño se riera con ganas.

 

-Tío Macro-soltó el niño, riendo y corriendo lejos-. Iré a buscar a Avidio. Ya verás, él te vencerá...

 

Fin Flashback

 

Marius retiró la mano de mi mejilla y mis ojos se llenaron de lágrimas. Reconocía perfectamente a mi hermano mellizo y también a Marius, mi propio hijo, jugando con él.

 

-¿Marco te cuidó?- pregunté.

 

Marius asintió.

 

-Luego de que papá dijera que habías muerto en el parto, Marco nunca se lo creyó y luego, cuando aquel vampiro apareció y lo asesinó, me llevó a vivir con él- me contó, mirándome con lágrimas en los ojos-. No era un hombre muy bueno, ¿sabes? Siempre.. decía cosas horribles sobre tí. Nunca las creí. El tío Marco me enseñó cosas sobre tí que papá nunca había dicho y, al final, tuve que admitir que él no te conocía en absoluto -se encogió de hombros y toda su imponente figura masculina me pareció la de aquel niño de cinco años que había visto en sus memorias.

 

Le tomé la mano que había bajado y le besé el dorso. Henry, mi otro hijo, había dicho que lo conocía y Marius había explicado que había viajado entre mundos antes de que Artemis y yo regresásemos a este.

 

-¿Cómo es posible que tengas recuerdos de Marius?- le pregunté a Henry.

 

¿Acaso el Marius de ese mundo también había contactado con Henry de más grande sabiendo que eran familia? Me sentí mal por no haberlo buscado, pensado que luego de tantos años él había muerto feliz, con una familia, sin saber de mi nada en absoluto. Estaba equivocada, porque Marco y Andrómeda, mi hermana menor, se habían encargado de que él no me olvidase, tanto como Henry había hecho con nuestro hijo.

 

-¿Te casaste? -le pregunté a Marius.

 

No se me había ocurrido que, con tantos años, era posible que hubiera tenido hijos. Aunque podía ser que sus inclinaciones sexuales fueran otras,algo que tampoco me afectaba en absoluto. Lo amaría igual, era mi hijo.

 

-Si, con una chica llamada Daphne- respondió, sonriente y triste al mismo tiempo-. Tuvimos cuatros hijos: Maximus, Hestia, Pandora y Octavio- agregó, volviendo a poner aquella sonrisa melancólica.

 

Pensé en Hestia, la chica que había visto en La Rosa Negra con él. ¿Ella era mi nieta? Una nueva sensación me invadió. Al menos conocería a una parte de la familia.

 

-A Hestia ya la conoces, debería estar por venir. Maximus murió hace muchos años, pero tuvo hijos. Pandora y Octavio también se casaron, ninguno de ellos se convirtió en vampiro- explicó-. Hestia había enfermado y no podía dejar que mi pequeña muriera, así que la convertí- agregó a la explicación, como una respuesta a una pregunta que aún no había formulado.

 

Me sentí feliz de saber que mi único hijo de mi vida como mortal había formado una hermosa familia que había sobrevivido hasta aquellos tiempos. Seguramente, muchos de los allí presentes y algunos vampiros y humanos que había conocido durante los años que había vivido, eran parientes míos.

 

**

 

Aidan del mundo real miró a la Artemis alternativa y se quedó perplejo. Hubiera jurado que iba a saltarle al cuello y arrancarle la cabeza tan pronto se presentara, pero la única que estuvo a punto de hacerlo fue la de su mundo, que allí estaba diciendo que se iba.

 

-Espera.. Antes de que te vayas- dijo, alejándose de la Artemis alternativa, a la que el otro Aidan miraba molesto, cruzado de brazos-. Sé que fui un completo i****** contigo cuando te secuestré e intenté abusarme de tí- soltó, como para que todo el mundo lo escuchase-. Y luego, en el Castillo de Bran, cuando te dejé encerrada... Lo lamento, Artemis, lo siento muchísimo. Tenía tanto rencor en mi interior que no me importaba a quién lastimaba... Y lo lamento.

 

Se arrodilló en el suelo, frente a la Artemis de su mundo, la vampiresa y la miró, con lágrimas en los ojos.

 

-Sé que nada compensará el daño que te he hecho a tí. Fui un idi*** con Joanna, con Isabel, con Jane... pero lo peor te lo hice a tí- bajó la vista al suelo o a lo que fuera donde estaba arrodillado-. Cuando fuiste a Nueva York hace unos días y me dejaste la carta de Joanna... Aún no la he leído- se giró y miró a la Artemis alternativa-. No podía leerla sin primero enmendar lo que le hice a tu última reencarnación en mi mundo.

 

Volvió una vez más la vista a la Artemis vampiresa y le tendió la carta.

 

-No merezco saber nada sobre la otra Joanna. Le hice daño a la de este mundo, la de mi mundo. Si la otra fue feliz contigo- miró a su alternativo-, entonces mejor para ella.