~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Gatiux]

Crack

El silencio nocturno se vio interrumpido por un cuerpo cayendo en la fría hierba bañada de rocío, como un pesado fardo envuelto en una capa oscura de forma sospechosa. Un bulto junto a un árbol en el jardín Malfoy. Algo que se movía. Aquello captó la atención de los elfos horas después, cuando el cielo comenzaba a clarear justo antes del amanecer. Ahora se arremolinaban alrededor decidiendo sobre el peligro que podría entrañar el objeto.

- Si fuera una persona non grata habrían saltado las alarmas. -decía uno-

- Tal vez sea algo que han dejado los que rompen la Mansión, los que vienen a decorarla periódicamente con dibujitos de fénix.

- ¿Y si lo tocamos y estalla? -preguntó otro- No estamos seguros de si se trata de una cosa o una persona.

Uno de los elfos, harto de la cháchara interminable entre sus congéneres se acercó al objeto en cuestión y lo destapó. Hubo primero un murmullo de asombro y después chasquidos de desaprobación. Se trataba de una persona hecha un ovillo, durmiendo tan plácidamente que le salía un rastro babeante de la comisura de los labios. Los cabellos de ésta, violetas, eran un nido de pájaros, el maquillaje corrido le daba similitud con un mapache. Apestaba a tabaco y sobretodo a alcohol.

El elfo la movió un poco y Gatiux pateó y se despertó de repente, desorientada. Miró hacia la improvisada reunión que habían montado en torno a ella y frunció el ceño, mientras se rascaba la cabeza, liando aún más sus cabellos. Los ojos amarillos de la banshee aún estaban nublados por el efecto etílico. Por sus venas apenas corría sangre y si le pinchaban saldría ron.

- ¿Qgué? Yo do queía parecer pod ají. ¿Dónde ehtá Lidu?

- ¡Señorita Gatiux! ¿Dónde se había metido? ¡Lleva meses desaparecida!

- Ehtaba celebrrrrando lo der anillo. -Gatiux señaló el aro de habilidad de Animagia- Fieeestaaaaa. Qgue do pade.

-¿Quiere decir que lleva 3 meses bebiendo sin parar? -los elfos se miraron entre ellos- Tal vez debería descansar un poco... Entre en la Mansión, por favor.

- Diempre e fieshta zi sabe donde ir. -dijo Gatiux mientras se levantaba- Edtaba coh un grupo de magos en Didamarca.. queeee..

La mayoría de los elfos se fueron retirando, avergonzados, para seguir con sus tareas. Raikkonen se quedó junto a Gatiux mientras ésta se levantaba e iba a trompicones andando por el jardín. De vez en cuando cogía alguna piedra del suelo y la tiraba lejos mientras reía. Comenzó a reunir piedras levantando el vestido, improvisando un saquito y las comenzó a tirar contra las ventanas de la Mansión. Rió fuerte cuando rompió un cristal. El elfo chilló y se tapó las orejas. La Malfoy daba saltitos cuando oía cristales rotos, celebrando su puntería.

- ¿Pod qué chillas? si no habrá nadie... gomo diempre. Y esto e'd diverdido...

Cuando los brazos se le cansaron, se dejó dirigir por el elfo hasta su habitación. Donde en vez de la cama, la dirigió hacia la ducha, bajo un chorro de agua helada. Al principio la mortífaga chilló, pero luego se quedó allí, mientras notaba como se iban aclarando unas pocas ideas...

[pandora dyonel]

Dentro de la casa : al oir los pasitos de gatiux me di cuenta que llegaban y eso de apoco subia mi animo

Sali de mi recamara habersi era ella o no , son 3 : 45 am

Y ...sera que me anime a darle un abraso no seee, de paso misteriosos daba , no se hablare con ella mañana

casi llegando a su destino pati penso en decirle algo

Bueno ahora no estoy tan sola regreso a su cuarto pensando en lo que le diria

 

 

 

Despertando me tope con ella y fue una alegria enorme

Andaba pensante no sabia siii ir directo al grano o como lo unico que queria es que me entendiera tome una decicion

[Thoth]

Como rata maldita merodeaba el egipcio, al parecer los movimientos del hogar de los Malfoy daban señal de vida, incluso los elfos domésticos despertaron de su gran sueño, al parecer la velada se pondría más que interesante, si eso fuera poco un rostro conocido observa el mago al permanecer en las sombras, fue por ello que dama que intento observar desde su habitación no lo observo, el mismo se encontraba jugando con las plantas, vaya distracción del mago, jugando en aquella morada, donde la muerte caminaba a cada rato. Fue así, como observo a una Tonks en ese lugar, pero ¿Qué haría? ¿A quien buscaba? Lo mismo pudieran preguntarle al mago, pero era cosa de su pasado, lo que le ataba a ese lugar en particular, por ello solo se quedo observando. En eso cierra sus parpados, y sienta la sensación que le produce el tacto al sentir ese vegetal, la misma era agradable.

 

-Cronos.- Murmura y su elfo domestico aparece, el mismo le hace reverencia y este al abrir los parpados le mira con malicia. –La Tonks, llego a este lugar, es extraño escuchado rumores que ambas familias no se tolera, por eso quiero que te acerques sin ser visto, mucho menos por los elfos de este lugar, por ello debes tener cuidado, pero no te limites, si debes hacer lo necesario, para que nadie te vea, lo harás, igual los elfos británicos me desagradan, dado que no tolero que me dirijan sus palabras, un sentimiento que seguro compartes, por eso te ordeno que espié a esa Tonks.- Señalo con la mirada a la bruja. –En caso que sepas algo, ya sabes dónde encontrarme, pero sé que no dirás nada…- Una sonrisa se dibuja en su rostro, mientras que la suave brisa le acaricia el rostro. La misma sensación tan agradable. Su elfo, simplemente se marcha, y observa entre las sombras el proceder de @@pandora dyonel y lo que sería su trato con @Gatiux

 

El mago se limito a caminar un poco más por aquellos terrenos, dado que no había nada que lo impulsara para esos dramas familiares, fue por eso que se adentro un poco más, olvidando y dejando atrás ese lugar, ya que no deseaba estar en medio del mismo, por eso saco su varita en mano, por si algo o alguien se presenta, algo le decía que esa velada nocturna apenas comenzaba, pero a su paso apago todo rastro de luz, no hacía falta que alguien detectara su presencia, incluso si era miembro o no de ese lugar, por esa razón, la suave grama era lo que medio hacia oír ruido a su paso. –Vaya, que curioso esta especie arbórea no la había visto.- menciono entusiasmado, mientras que un leve haz de luz de luna salía de su varita, siempre manteniéndose firme, por lo que a lo lejos se vería como si luz rondara por los jardines, algo que sin duda llamaría la atención de los elfos, pero el mismo no era de elfos, así que sería inútil que los mismo hablaran con este. –Cronos.

 

Su elfo domestico apareció. –Te dije que no te vieran.- En eso su elfo vuelve a desaparece, así como había desparecido, este difumina su haz de luz y llega a un lago, se sienta en la grama y observa el mismo, su presencia al parecer no había sido detectada, al igual que la de su elfo que espiaba a la Tonks desde la oscuridad, en caso de medio ver movimiento elfo domestico se desvanecería, por lo que sería cuestión de aparecer y desaparecer, lo malo es que el mago por ahora no podía hacer lo mismo, era una desgracia en verdad, ya que deseaba jugar al gato y el ratón,, pero no había con quien y mucho menos el cómo. Era posible, que el mago temiera cierto interés por el drama que se fuera a desarrollar, pero no tanto para que le importe, simplemente deseaba saber un poco más sobre esa familia en particular. Ya que cierto mago le había aconsejado acercarse y tener buenos amigos, por lo que se sabía uno de los Malfoy era el ministro y la otra la viceministra, por lo que en juego de poder, serían buena compañía. De las profundidades del lago, se ve salir una creatura, la misma era hermosa ¿Pero que era? No era algo corpóreo y parecía ser más incorpóreo.

 

-Será corpóreo.- Acoto y la apunta. –Sectusempra. – Pero el haz de luz la atraviesa, confirmando que no era corpórea, por desgracia el mismo rayo dada entender que alguien moraba en los jardines, el temor de los elfos se hacía realidad. Poco a poco el mismo rayo no impacta en nada, por su color fue hermoso, lastimosamente la creatura que observaba le da curiosidad. Por eso intenta controlarla pero no puede, por lo que no era otra cosa, que algo incorpóreo. En eso medita y busca en su mente, pero no logra saber qué era eso que observaba. –Expecto Patronum- Y un reptil se ve aparecer, moviéndose con elegancia y al ver esa Taipán del Interior, la creatura no corpórea se la devora, al parecer era eso, algo de la magia oscura, por lo que volvió a conjurar en varias oportunidades ese encantamiento, no por llamar a la orden del fénix, dado que ninguno de ellos más que Ishaya, conocía su invocación, sino para divertirse con la misma, ya que parecía tener agrado en devorar esa luz.

[Charchar]

Movió su varita y una serie de piedras oscuras salieron de la pared de la mansión para formar una escalera que se direccionaba a una ventana abierta del primer piso. Se rascó un poco la cabeza y suspiró en señal de frustración. Esa pendiente de iba a costar, pero era el castigo por los años si esfuerzos, ni desafíos en lo que actividad física se refiera.

 

Su entrada a la Malfoy había sido todo un éxito. El sendero que desembocaba en la verja de hierro forjado había reconocido su esencia, pero sabía que no cualquier habitante de la mansión lo haría, por eso no podía arriesgarse a ser visto entrando por la puerta principal y sus años como atacante a centro de operaciones fenixianas le habían provisto de alguna que otra forma para irrumpir en la privacidad ajena.

 

Con el último respiro entró desesperadamente por la ventana, dejando caer su flaco cuerpo en el pasillo. Había podido ver en el té de esa mañana que alguien iba a estar esperando su llegada; esperando en el sentido figurado. Solo le venía un nombre a la mente y sabía muy bien, si es que la mansión no se había modificado, donde encontrarla.

 

Llevaba una camisa blanca, pantalones oscuros y con unos zapatos de taco liso marrones. Vestimenta suficientemente inadecuada para soportar la húmeda noche en Ottery. Trató de hacer el menor ruido posible y rápidamente llegó a la habitación que buscaba. Se sacó un poco el sudor de la frente con su manga izquierda y se aproximó a la puerta.

 

Antes de entrar y con uno de los espejos del pasillo, se sacó la horrible peluca para mostrar su cabello natural, castaño claro con unas puntas de un color azul eléctrico. Lo llevaba corto a los costados y un poco más largo arriba, haciendo que el perfil de su cabeza se suavice un poco. Se acomodó el vello facial, sacándose de encima un par de piedritas que le habían quedado de la precaria escapada.

 

Respiró hondo y se decidió a entrar. La habitación era tal cual la recordaba, pero era absurdo ignorar el aura de frescura que lo afectaba. Sentía que la ducha seguía fluyendo, y se acercó a sentarse en la cama. Intentó varias posturas provocativas, como ensayando su presentación, pero una se veía más ridícula que la otra, hasta que se distrajo con su pesada varita y decidió, con un movimiento de la misma, cerrar con llave la puerta. No quería que nadie interfiera en la conversación.

[Gatiux]

- Ya vale Raikonnen, ya... estoy... mejor...

 

El pequeño elfo apagó el chorro de agua fría, y Gatiux se quitó las prendas empapadas, cambiándolas por un escueto pijama con dibujos de cactus que no dejaba demasiado a la imaginación tras secarse. Se demoró un poco más, secándose su larga y cuidada cabellera violeta, que empezaba a ofrecer otro aspecto gracias a los productos que le apañaba el elfo, que no dejaba de atenderla mientras rezongaba. Le caía bien la banshee, por muy loca que estuviera, así que le cuidaba mejor que otros elfos.

 

- Sigo aún borracha. Tal vez debería dormir... -una Gatiux de sonrisa bobalicona se reflejó en el espejo- Tengo hambre. ¿Mandas a preparar bacon? Y tortitas con sirope de caramelo.

 

La criatura asintió mientras terminaba con el pelo de la Malfoy, dejándolo seco, liso y lustroso para luego desaparecer. La mujer suspiró y se levantó del asiento, tambaleándose y riéndose de su propia torpeza, segura de que otra gente le echaría una reprimenda por encontrarse en aquel estado. Pero en los últimos tiempos en la Mansión Malfoy no habitaba mucha gente, menos alguien que le pudiese mirar con reprobación.

 

Al salir del cuarto de baño, Gatiux se quedó congelada con la mano sobre el interruptor de la luz. Parpadeó rápidamente y abrió la boca de la sorpresa. Allí, sobre su cama se encontraba Orión Black, con unos cuantos kilos menos (muchos), y con el pelo de otro color distinto a su característico azul, pero era él. Emitió un gemido aspirado. Aquello no era real. NO era real. ¿Qué clase de broma macabra le estaban gastando los dioses del destino? ¿Qué tipo de alucinación era aquella?

 

Sin decir una palabra volvió sobre sus pasos, otra vez al interior del baño, donde se derrumbó encima del lavabo echándose agua fría por la cara. Sus ojos amarillos lucían asustados frente al espejo, mientras las gotas corrían por el rostro. Gatiux había tenido suficiente con la vuelta de Gazthen meses atrás, ¿acaso sus fantasmas estaban reviviendo uno detrás de otro?. No estaba en su agenda volver a cruzarse con alguien de quien se había enamorado. Tampoco que le temblasen las rodillas como en aquel instante.

 

- Esto no es real. Estás muy borracha y estás flipando con cosas. -se dijo a si misma, con un deje histriónico en su voz- Cuando vuelvas no estará ahí. Él no existe.

 

Pero sí que era real, si que existía, y estaba tirado sobre su cama como si fuera algo natural. Como si fuese un día cualquiera y él no hubiese estado desaparecido por años sin una explicación del abandono hacia la banshee. Ésta se acercó hasta la cama, manteniendo las distancias, intentando aparentar indiferencia con la mirada. No debía preguntarle dónde había estado, que hizo en todos aquellos años o algo que aparentase preocupación por él, aunque se muriese de ganas. Otra parte de Gatiux, una más iracunda, comenzó a despertar. Poco a poco la indignación fue ganando terreno.

 

- ¿Qué haces aquí, Orión? Si te has perdido, el Castillo Black se encuentra un poco más al norte. -lo miró de arriba a abajo e hizo un chasquido desaprobatorio con la lengua- La dieta que estás haciendo no te sienta muy bien. Estás hecho un asco.

 

Gatiux aparentaba una calma que no sentía. Raikkonen prorrumpió en la habitación, trayendo lo que la Malfoy le había encargado, aparte de un zumo de naranja y agua con unas pastillas de vitaminas contra la resaca. Miró de reojo al hombre que se encontraba tirado en la cama de Gatiux, pero se afanó en dejar lo que le habían pedido. Antes de que desapareciese le encargó lo mismo para el mago y comenzó a comer en el sofá, lejos de la cama donde se tumbaba aquel cuyos ojos le atormentaban en algunos sueños. Algo que nunca admitiría en voz alta. Comenzó a desayunar para mantenerse ocupada mientras le dirigía algunas miradas a su acompañante.

[pandora dyonel]

una ves todos en la casa : emocionada me desperte dando gritos como loca queria ver a gatiux

al verla comiendo me aprobeche a abrasarla y darle unos empalgosos besos de mejilla , me disculpe un segundo con ella pues alguien llamaba a la puerta con la pijama de gatos y desenmarañada pati se aventuro haber quien era el indibiduo que entro , emm perdon ando en pijama y ... quien eres ademas somos 2 chicas y 14 elfos creo en fin pasa te presentare

ven adentrate nadie aqui es malo no hasta que lo conoces a fondo , dando chistes sin gracias pandora dio a conocer al chico nuevo

 

 

pasa, esta es la casa de los malfoy , bien ella es gatiux mi tia por daniel trivanti ,

 

dibujando una risa de sarcasmo apena y se le entendia conoce a mi primo y padrino dira ya no mas , dime sin miedo como te llamas , que hace este elfo aqui , a caso es otro desamparado dios mio esto es un refujio de elfos pandora estaba muy enocionada pues la soledad se acabo tras casi 6 meses de estar sola la hacian pensar en cosas , con algunos sentimientos encontrados pero todo al fin llego a su entorno , bajo la mirada lentamente y tu que haces aqui

elfo te perdiste , no importa ven te acompaño a dentro pasa

 

 

 

 

 

[Charchar]

Cuando la vio entrar, sintió como si alguien le hubiese lanzado un balde de agua fría. Abrió los ojos y dejó de respirar por unos segundos. Seguía tal cual la había imaginado en sus años de ausencia. Más que nada por como Orión construía a Gatiux: se basaba en los momentos compartidos, los dramas y los intensos romances; era algo que trascendía de lo meramente físico y eso solo se dio cuenta cuando le hacía falta. Todo eso luego de que ella haya vuelto de despejarse un poco.

 

- ¿Qué haces aquí, Orión? Si te has perdido, el Castillo Black se encuentra un poco más al norte. La dieta que estás haciendo no te sienta muy bien. Estás hecho un asco.

 

- Siempre tan perspicaz querida. –Dijo levantándose un poco e inclinando su cuerpo hacia donde ella se había sentado, colocando su codo izquierdo en su rodilla y apoyando su pera en su palma.- No hace falta que digamos lo que ya sabemos. Hablemos mejor de lo que no

 

Estiró su columna y se acomodó los cabellos. Las raíces castaño claro comenzaban a salir, ya dando en cuenta la tonalidad real del mago Luego pasó su pulgar e índice por su perfil como peinando una tupida barba de unos días. Cuando vio que la Malfoy pidió desayuno, un fuerte rugido estomacal lo molestó. Hacía años que no tenía una comida completa, y no había tiempo para relajarse en la Black. Más desesperación tuvo, cuando vio llegar la bandeja de plata. Trató de contenerse y estaba a punto de levantarse cual gato interesado hasta que entendió que también habían pedido para él.

 

De igual forma, se apartó de la cama y se dirigió con la máxima gracia posible hacia el sofá; la cual no era mucha, ya que parecía más un disco rayado: pasos cortos seguidos de largos y con postura que denotaba inseguridad. Pero sus dos orbes estaban fijas a su objetivo y era lo único que se mantenía como el metal más duro, el cual también armaba un circuito: su cabello violáceo, sus ojos azufres y sus características curvas.

 

Se sentó en sofá opuesto, y lentamente tomó una de las tortas, cortó un pedazo y se lo metió en la boca. ¿La verdad? Quiso llorar. Se mordió la lengua para contenerse. Era como un nuevo descubrimiento de sabor. No podía creer como una tortita con un poco de sirope le podía significar tantas cosas; hasta lo tomó como un buen augurio para levantar sus ánimos y esperanzas.

 

-Y… ¿Cómo estuviste? –Sabía que no era la mejor pregunta. Sabía que había arruinado muchos otros caminos mejores.- ¡Yo finalmente conocí Irlanda! Demasiada cerveza. Creo que desperdicié todo lo que tenía los primeros 5 meses. Vivir de indigente en el mundo mágico es lo peor que te puede pasar.

 

Se había aseado para la ocación. Se había vestido con las mejores prendas. Se había programado para solucionar las cosas con ella y arreglar lo que había causado.

 

- No pretendo que me perdones. Necesitaba irme. Las cosas con mi padre no estaban del todo bien. Estaba sofocado con las responsabilidades que me asignaron. Tenía un peso encima que simplemente no podía sostener. –Pensó en lo que había dicho y dio un sorbo a su vaso con agua.- Tengo en claro que nunca fuiste un peso. Al contrario, aliviabas todo. Los tiempos cambiaron también. Mucha gente desaparecida. Nunca quise correr. Yo simplemente… -De alguna forma se sentía responsable. Había dejado amigos y familiares atrás.

[Gatiux]

Sonrió cuando Orión puso cara de satisfacción al comer las tortitas que habían preparado, aunque dejó de hacerlo cuando fue consciente de lo que estaba haciendo, volviendo al gesto neutral anterior. Gatiux estuvo unos instantes reprendiéndose a sí misma por bajar las barreras de defensa así de fácil. No podía dejarse enternecer por un hombre muerto de hambre.

 

- Si en tu casa no te dan de comer, puedes venir aquí. La Mansión no suele estar concurrida, así que no creo que nadie se queje si un Black deambula por ella. Aparte de los elfos, que rezongarán pero cumplirán órdenes específicas, claro.

 

Dudó por un segundo, pues no sabía si estaba haciendo lo correcto al invitarlo como si nada pese a todo lo que había pasado entre ambos. Había ganado el afán protector que sintió alguna vez por el hombre. Orión había perdido más de 20 kilos, debería recuperar unos pocos para verse como alguien normal, y no como un mendigo, aunque así las chicas ni lo mirarían. Tal vez la que tuviese algún tipo de filia extraña, o ni con esas.

 

Mientras escuchaba dónde había estado, Gatiux toqueteó uno de los anillos de sus manos, de forma totalmente normal y disimulada, pero protegiendo así la conversación entre ambos. Aunque estuvieran los dos solos en una habitación cerrada, nunca sabías quien podía querer meter sus narices donde no les llamaban, por lo que con el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos estarían más seguros. Activó el anillo y luego siguió comiendo.

 

- Yo estuve trabajando en San Mungo en estos años. También en Inquisidores, en Seguridad Mágica los últimos meses. -dijo Gatiux- Gané los suficientes galeones para desaparecer de vez en cuando de Ottery. También estuve yendo a los cursos que imparten ahora en la Universidad Mágica, algunos más instructivos que otros.

 

Durante los últimos años se había tranquilizado, convertido en una ciudadana respetable con un trabajo normal, algo que le permitía mantenerse económicamente al margen de su familia. Tal vez debería mirar donde meterse en el Ministerio ahora que había vuelto de sus vacaciones tras renunciar a Inquisidores.

 

- No pretendo que me perdones. Necesitaba irme. Las cosas con mi padre no estaban del todo bien. Estaba sofocado con las responsabilidades que me asignaron. Tenía un peso encima que simplemente no podía sostener. decía el Black.- Tengo en claro que nunca fuiste un peso. Al contrario, aliviabas todo. Los tiempos cambiaron también. Mucha gente desaparecida. Nunca quise correr. Yo simplemente

 

(«Claro, y no tuviste tiempo de explicarme nada.»). La Malfoy miraba muy seria a Orión, mientras los pensamientos y recuerdos se arremolinaban en su cabeza, una mezclas de vivencias compartidas y el dolor de la soledad cuando éste se marchó sin decirle nada. Esbozó una sonrisa, irónica, por haber sido tan tonta en el pasado, por no haber previsto lo que pasó finalmente.

 

- No hace falta que me expliques nada Orión. Cada quien tiene sus motivos y allá ellos con su conciencia. Fue estú.pido por mi parte quedarme esperando por si volvías. -dijo Gatiux, componiendo después una sonrisa- Y la gente ahora desaparece aún más que antes. Apenas encontrarás rostros conocidos por el pueblo. A veces pienso en películas de zombies y no son tan diferentes, todo desolado...

 

Se levantó y abrió un pequeño armarito lleno de tarros de pociones con etiquetas. Agarró una de color verde claro que decía «herbovitalizante» y la puso en la mesita delante de su invitado para que la bebiese después de terminar de desayunar.

 

- No es veneno. Es poción herbovitalizante. Te ayudará a sentirte más fuerte y resistente. -lo miró de arriba a abajo- Aunque como ex-doctora te recomendaría comer cosas con grasa y proteína para recuperar músculo rápido. No te saltes comidas y come como un rey, deberías estar bien dentro de unos meses.

 

Una parte de ella no podía perdonarlo, y se sentía furiosa porque el hombre se hubiera presentado en su habitación como si nada hubiese pasado. La otra, la que había cuidado de mortífagos durante mucho tiempo, trayéndolos de vuelta a la vida y curando heridas, quería restaurar la salud de Orión antes de tirarle algo a la cabeza. En aquellos momentos no sería una pelea justa, parecía quebradizo. Sentándose en el sofá se quedó observándole y suspiró.

 

- ¿Piensas volver a La Marca? ¿O tu visita es... efímera?

[Charchar]

 

- Vamos Gatiux. Me haz querido lanzar un par de avadas por desaparecer 2 meses. -Sonrió, y miró hacia la mesa, como dejando el tema ahí. Recordó los dramas que habían pasado en esa misma mansión, como cuando la tuvo que volver a conquistar de las pegajosas manos de Nathaniel.

 

En cuanto terminó las tortitas, devoró en segundos los restos de bacon y se tomó de la misma manera dos vasos de agua. Miró la botellita, luego a la Malfoy, luego a la botellita denuevo. La tomó sin reparos y bebió el espeso líquido verde. Sintió como un impulso de energía revitalizante naciera desde su estómago. Tuvo la imperiosa necesidad de estirar su columna y volver a una postura más adecuada mientras daba un profundo respiro.

 

- Muy agradecida la poción. -No pudo comparar su viaje con lo que le contó ella. La Universidad y las nuevas oficinas ministeriales le parecían todo un lío sin sentido, pero un lío del que tenía que empezar a formar parte.-Tomo nota de las comidas. Ya cuando entre en entramiento estaré en forma en menos de lo que tardes en decir Pantano de Queerditch. ¿Sabes? El castillo también está vacío. No sé, capaz nos estamos perdiendo de una fiesta. Capaz… ¡Deberíamos hacer alguna para nosotros!

 

No reconocía la nueva joyería. Eran anillos que a simple vista parecían parte de una antigüa colección, algo vintage que se estaba poniendo de moda entre los muggles de las ciudades más cosmopolitas. Pero debía de haber una razón más. De todas maneras no quiso indagar, era apretar botones que podían estropear la maquinaría llamada conversación. Al igual que el tema de las disculpas y explicaciones, decidió terminarlo ahí. Sabía y reconocía que heridas con tanto tiempo sanaban con acción y tiempo.

 

- ¿Sobre la Marca? Supongo que entraré. Supongo, porque desde que tengo uso de razón, la decisión final la tienen los líderes. Aun hay cosas que resolver y creo que son cosas que voy a llevar hasta mi muerte. Tendré que esperar un poco hasta que me renueven el tatuaje.

 

La miró a los ojos y se levantó para ubicarse por detrás del sillón y se apoyó en el respaldar. Suspiró, y llevó la cabeza a los ojos. Iba a ser difícil la entrada al bando. Por más de que él siguiera siendo “jóven”, temía de que no hubiera lugar para viejos como él. En general, los miembros del bando se renovaban con celeridad. Para algunos era una vida, para otros una etapa. Los primeros, la dejaban con la muerte, mientras que los segundos, tras un par de Obliviates.

 

- Perdí muchas cosas. La visión, familia, amigos. No quiero perderte de la misma forma. -Se rascó un poco la nuca y volvió a levantar la cabeza.- Sería un agrado, empezar de a poco, compartir lo social y lo cotidiano.

 

En sus viajes sabía que nadie era de nadie. Esa posición impuesta por el patriarcado había hecho más daño que bien en sociedades mágicas y muggles. Todos estaban desesperados por “tener a alguien”, o “pertenecer a”, una suerte de esclavitud moderna “soy de...”, de la cual el Black estaba tan de acuerdo como su opinión sobre la utilidad de la Orden. Por eso iba a encarar su relación de otra forma, eran libres y por consiguiente, debían ser independientes, para poder ser independientes juntos.

- No sé si va a ser para siempre. Sabes que en el mundo mágico todo puede pasar. Pero te prometo tres cosas. Si me llega a pasar algo, no será motivo tuyo. Si este algo pasara, te lo diré inmediatamente. Y si necesito ayuda, te la pediré a ti. -Se acercó a ella mientras iba recitando su declaración y ya en frente, encerrándola contra el amarmario de posiciones, le levantó el meñique, en señal de cerrar la promesa.

[Gatiux]

Mientras Orión hablaba del tatuaje mortífago, Gatiux acarició su propio brazo izquierdo. Siempre le había parecido curioso cómo las líneas se volvían difusas y perdían color. Ella lo ocultaba bajo diversos hechizos oscuros para poder pasear con prendas veraniegas, pero estaba ahí. Con una pasada de su mano derecha sobre el brazo lo mostró durante apenas unos segundos, queriendo enseñarle a su acompañante cómo debía ser, como era cuando las lineas no se emborronaban o perdían la intensidad.

 

Cuando habló de perderla, la Malfoy comenzó a sentirse como un gato enjaulado. Ellos no eran nada, no podías perder algo que no tenías, ¿acaso no se daba cuenta?. Comenzó a pasearse por la habitación, algo nerviosa, y acabó ordenando de forma nerviosa el armarito de las pociones, a las cuales no le hacía falta aquello, pero así se mantenía ocupada, evitando así mirarlo. Apretó los puños y se giró cuando Orión se acercó y la arrinconó.

 

- Sólo el tiempo dirá si esas palabras son realmente una promesa o algo que se lleva el viento. -respondió Gatiux- Yo no te puedo prometer nada. No se si mañana estarás ahí, una vez fuiste una constante, pero ese tiempo ya pasó. No soy tan ingenua, por suerte.

 

¿Qué pretendía, que apareciera y se tirase a sus brazos como si nada hubiera ocurrido? Como si el día anterior se hubieran visto. No pensaba arrodillarse ni permanecer célibe y fiel por un tipo al que quería tirarle un par de vasos a la cabeza. Nadie sabía si desaparecería en poco o se quedaría. Si él se quedaba, lo más probable es que aquellos muros construídos durante años se derrumbaran, pero no sería aquel día. Las cosas llevaban su tiempo, era fácil arrepentirse, pero difícil el perdón.

 

- Sin embargo, aceptaré tus promesas. -enlazó el meñique con el de él- Y si me pasa algo a mí, yo me defenderé solita. A día de hoy todavía conozco unos cuantos trucos. Y he aprendido algunos nuevos gracias a los libros de hechizos que sacó el Ministerio, deberías probarlos, siempre te gustó el conocimiento de las artes oscuras.

 

Rió nerviosa, como para quitarle hierro al asunto, y después se escabulló hacia la cama, donde se sentó al borde. Pese a que el ex-mortífago estaba desmejorado, no se sentía del todo segura con aquella cercanía. Le había bastado un segundo tras mirar los labios del Black para comprenderlo. No podía, o mejor dicho no quería, caer rendida ante él. No otra vez. Debía ser agua entre sus manos, imposible de atrapar.

 

- Si en tu castillo es solitario, puedes venir a este y montar una fiesta. Ningún Malfoy se enteraría aparte de la niña pesada que parece un fantasma. -dijo Gatiux, tapándose con la mano para bostezar- Aunque llevo 3 meses de fiesta, y tengo ganas de descansar en mi propia cama durante unas horas o días.

 

Se encaramó en la cama y se metió dentro de las sábanas. En otros tiempos habría intentado conducir al Black hasta ellas, pero no en esta ocasión. No en el día en el que se acababan de reencontrar. Deberían tratarse poco a poco antes de que la banshee volviese a confiar en él, hasta que se le pasase el enfado.

 

- Estoy cansada, Black. Cierra al salir. -dijo Gatiux- Puedes pasarte por la cocina y robar un poco de comida para el camino antes de marcharte.