~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Kahlan Blackthorn]

Damon Malfoy

 

El carácter de Anna hizo acto de presencia y Damon no se quedaría atrás-Eres la misma chiquilla inmadura, no todo ha sido culpa del destino y lo sabes-soltandose de su agarre se contuvo. No deseaba lastimarla físicamente y mucho menos internamente, pero el saber de su cobardía eso le hizo hervir la sangre. Detestaba la forma tan ligera en que ella tomaba la situación, no era capaz de entender que la mujer de su vida pudo terminar en la cama de su hermano gemelo.

 

-Esto ha sido culpa de los tres, jamás debimos permitir todo esto. No te das cuenta, como me pides eche por la borda toda esta maraña de mentiras, como se supone que asimile todo esto. Fueron cuatro largos años, Anna. Cuatro años de intentar borrar cada uno de los recuerdos vividos contigo, arrancarme este sentimiento que me consumía cada noche. Me perdí en un mundo lleno de féminas, deseaba enamorarme de alguna y no pude, no pude y eso me enfermaelevó el tono de su voz tomando con fuerza por ambos brazos a la Ivaskov la miro con frialdad.

 

-Esto es una cruel broma del destino, ahora estas aquí y parece una jugarreta de tu parte. Me amas y te amo, pero eso no es suficiente, no luego de saber por que te alejaste de mi. Preferiste irte, abandonar la vida que planeamos y dedicarte a estar con otros. Perdí todo rastro de ti, no sabía como reponerme y cuando lo conseguí supe que era de ti y desee matarte, acabar contigo y con cada uno de los tipos con los que estuviste-intentaba contener su malestar, pero le resultaba imposible-¿Cuàntos fueron Anna?, ¿Desde cuándo inicio esto?, ¿Quién fue el primero?...-dandole la espalda apretó sus puños con fuerza.

 

Necesitaba serenarse, controlar sus impulsos asesinos o era capaz de irse contra ella y sacarse en parte la rabia que lo consumía poco a poco. El saberse abandonado por su mujer, si que había sido un golpe bajó y difícilmente podría sepultarlo y echarlo por tierra.

Editado 17 de Septiembre del 2016 por Juv Malfoy Croft

[Emilia Malraux]

Annabeth M. Ivashkov

 

 

Una tras una de las palabras del Malfoy encendieron el fuego de su enojo. El no era el único que había sufrido, ni en una pequeña porción, el había sufrido lo mismo que ella, que vio desfilar una por unas la incontable cantidad de mujeres que desfilaban por esos pasillos cuando eran adolescentes.

 

Su mirada chocó con la suya tan fría que si ambos se lo proponían podrian congelar la mansión, guardaba silencio esperando el momento exacto en el que la bomba explotaria como hacia tantos años lo habia hecho. Una pelea ocasionada por uno de los miles de malos entendidos que tenían por culpa de un tercero que debia estar gozando desde algun rincon de la mansión ese encuentro.

 

Cuando las manos de damón se cerraron en sus brazos, sus puños se apretaron y tuvo que hacer uso de su control para no quemarlo con su fuego, por la osadia de zarandearla cual trapo de cocina que se ensucia. Ella no era la culpable de toda su mala suerte, ¿acaso el osaba acusarla de su pasado? Si alguien podía sacar todo a la luz era ella que habia escuchado a una por una de las mujeres de su pasado hablar de lo glorioso que era dormir con Damón Malfoy.

 

- ¿tirar por la borda todos nuestros planes?- sus ojos eran dagas de hielo que atravezaban al Malfoy - yo no fuí la persona que noche tras noche y día tras dia paseaba a una mujer diferente por estos pasillos sin importarte si me dolia o no-

 

- vas a sacar en cara con cuantos he dormido Malfoy, Por que mejor no te preguntas ¿Con cuantos intente sacarte de mi memoria sin exito? ¿Acaso crees que es dulce dormir y soñar una y otra vez contigo y con cada mujer que paso por tu vida? ¿Cual fue la primera?- sarcasmo puro.

 

- ¡ah! Ya recorde, aquella chica de cabellos rojos que cursaba con nosotros encantamientos en hogwarts... ¿Como olvidarla? Si no paraba de hablar de ti y como la tomaste en aquel baño del segundo piso caminó hasta quedar frente a el y con veneno y frialdad susurro - no cuestiones mi pasado cuando tu tienes uno peor, te amo ... Pero no voy a quedarme de brazos cruzados mientras te alejas otra vez de mi-

[Kahlan Blackthorn]

Damon Malfoy

 

Intentaba increparlo, retarlo y llevarlo al límite de su resistencia. Mala idea emplear ese método por parte de la Ivashkov, enfurecerlo escupiéndole a la cara su pasado plagado de diversas conquistas, encuentros furtivos con féminas que eran sólo un desfile de frialdad y egolatría-Basta ya, Anna. Basta maldita sea, no ves que estas quedando en ridículo. Pataleando como una niña pequeña, lastimandonos a ambos con esas afirmaciones sin sentido-replicó manteniendo su gélida mirada taladrando los ojos de la mujer.

 

El amor que se profesaban parecía ausente en esos momentos, irreal y simplemente podría ser tomado como una fantasía de la infancia. Se estaban sacando el cuero, insultandose sin tener que emplear malas palabras o adjetivos despectivos. Sólo con sacar a relucir las múltiples conquistas de ambos bastaba para desatar un hervidero de ira y resentimiento-Me amas desde niños y no pudiste decírmelo, no te atreviste a revelarme que sentías lo mismo que yo. Anna aquella noche en los jardines te quedaste dormida en mis brazos, protegí tus sueños de todo y todos y tu preferiste callar-soltandole de golpe esa confesión regreso a ese mágico momento. Cubiertos por un manto oscuro que era testigo mudo de su sentir, preso de un amor no correspondido, decidió robarle un beso y profanar con ese acto la tranquilidad de su descanso.

 

-Te he amado desde que llegaste a esta mansión, he cuidado de ti desde las sombras y cuando te diste cuenta que me amas como yo a ti, el destino se interpone, separándonos de golpe. Hubo miles o quizás millones, pero ninguna dejo una marca tan especial e imborrable como tú. Me condenaste amarte sin remedio a ofrendarte mi eternidad, no me importa cuantos entraron en tu vida y como fue cada uno en la intimidad-respiro profundo-Sólo me importa saber que a pesar de todo este tiempo, no has dejado que nadie ocupe mi lugar y yo tampoco permití que ninguna entrará en mi corazón. Esa joven de la que hablas no significo nada y si, puede que al ser mis amantes ellas experimenten la gloria al estar a mi lado, pero yo al estar con ellas vivo un infierno al comprobar que no pueden darme lo que tu me negaste durante mucho tiempo-intentando suavizar sus facciones le dio la espalda.

 

No volvería a mirarla, no hasta que ambos se serenarán y controlarán sus impulsos-Yo también te amo y créeme que no pienso dejarte marchar, pero el descubrir la verdad no es sencillo de asimilar, mucho menos cuando mi hermano me hizo creer que fuiste suya y por tal motivo desapareciste. La sola idea de saberte entre sus brazos me desquicia y no logró contener las ganas de matarlo con mis propias manos-concluyó sin moverse, ya no tenía nada más que decir al respecto.

Editado 17 de Septiembre del 2016 por Juv Malfoy Croft

[Emilia Malraux]

Annabeth M. Ivashkov

 

 

Cada beso y cada caricia se veían reducidas a cenizas en cada segundo que las manecillas del reloj avanzaban, Sus oídos no daban crédito a lo escuchaban y sus labios contraídos en una fina línea se mordían para no soltar todo lo que callaba. ¿Una niña? Decir las cosas no era una chiquillada era darle pie a la guerra que se les avecinaba al confrontar su pasado. Sus miradas chocaban luchando para ver cuál era la más fría o la más penetrante, mientras sus corazones volvían a ser víctimas de esa soledad que había jugado a enloquecerlos durante tanto.

 

Si ambos se amaban tendrían un arduo trabajo por delante, en el que reparar una por una de las heridas que en su inexperiencia y su temor se habían ocasionado, era lo primordial para vencer. Observaba como la sangre corría presurosa por las venas del cuello que se marcaban en el Malfoy, mientras su voz tomaba ese tono que ella pudo reconocer como eco del suyo, Dolor. De esos que se calaba en los huesos y llegaba al alma desgarrándola como una daga malintencionada, deseaba abrazarlo, deseaba decirle que todo mejoraría pero allí estaba ese orgullo que le impedía hacerlo, ese orgullo que se apoderaba de ella cuando la rabia la dominaba.

 

Su mente viajo a ese recuerdo, esa noche en la que ambos tirados bajo una cama de césped habían mirado a las estrellas y ella había sido raptada cual damisela por Morfeo, que se portó justo dejándola sentir el momento que unos labios ladrones robaron de los suyos ese beso que guardo siempre en su corazón. Sabía que allí debió decirle, nadie los iba a detener, pero aun así el recuerdo de las aventuras del mago había logrado cohibirla y prefirió callar a actuar.

 

Sus palabras se pegaban en el ser de la demonio, como adhesivos que brillaban como neones resaltando lo mismo que ella había luchado por guardar. Otra vez la espalda del Malfoy era lo único que veía pero eso no era lo que deseaba, A veces el orgullo se debía romper y más por las personas a las que se aman sin conocer límites. Por ello tan sigilosa como la criatura sobre humano que era se colocó frente a él que mantenía los ojos cerrados y cual niña pequeña se acercó a su cuerpo abrazándolo, como lo había hecho el con ella tantas lunas atras.

 

- No importa el pasado, ni lo que eso nos ocasionó durante tanto. Pues es pasado y solo se aleja cada día un poco mas- Murmuró - Nadie nunca podrá ocupar el lugar que te corresponde por derecho Damón, pues cuando el amor es real sobrepasa los límites del tiempo, y eso eres tú para mí-

Allí escondida entre su pecho se permitió recordar el aroma del mago con el mas de una vez había regresado a casa con ella impregnado en sus ropas o incluso en su cabello, el cual lavaba al día siguiente solo para dormir pensando que él estaba con ella. Era tan vulnerable en esos instantes que si el mago hubiera deseado herirla ella no habría podido defenderse.

 

- No te pido que hagas de lado el pasado, Te pido que me ayudes a sanar las heridas y construir un futuro mejor para ambos- se atrevió a mirarlo, solo deseaba perderse en sus ojos - te amo- susurró esperando su mirada consiguiera lugar en la suya.

Editado 17 de Septiembre del 2016 por Emilia Malraux

[Kahlan Blackthorn]

Damon Malfoy

 

El dolor era lo que menos le importaba en esos momentos. Era insensible a sensaciones tan banales como esa, solo era capaz de experimentar una inmensa rabia y cólera, recelo por la forma tan cómoda en que Anna había mantenido la boca cerrada a piedra y lodo, escudándose en el temor de verse rechazada por el mayor de los hermanos Malfoy.

 

-No se que creer, no logro hilar con claridad mis pensamientos. Por más que lo intento, no le puedo dar sentido a tus motivos para marcharte y no creo poder dárselo jamás. Desde siempre supimos lo que sentíamos, creímos en ese amor de infancia y de un momento a otro ambos consideramos más sencillo darle la espalda y enterrarlo para siempre...-tomando un profundo respiro sintió su abrazo.

 

Ese cobijo que por una extraña razón, buscaba resarcir el daño causado, limando asperezas o al menos mermar un poco el dolor provocado ante tales confesiones. El aroma de su cuerpo volvía a confundir sus sentidos, envolviendolo en una maraña seductora que le hacía más difícil procesar con claridad como proceder.

 

-El amor no lo es todo en la vida y creo que hemos podido comprobarlo en carne propia-apoyando su barbilla sobre la cabeza de Anna volvía a cerrar sus ojos. Anhelaba desaparecer de la faz de la tierra, aniquilar todo recuerdo lastimero que ansiaba transformarse en una nueva arma en su contra, celos, rencor, resentimiento, odio y decepción. Una a una las culpas de sus acciones pasadas comenzaban a pasarles factura.

 

-Tiempo al tiempo...-musitó sin dejar de abrazarla. La tanda de secretos y verdades, no había concluido del todo y sospechaba que faltaba por estallar una que otra bomba cargada de sin sabores y malos ratos. El tenía un secreto que le quemaba el pecho, escociendo esa zona as su cuerpo cada vez que revivia ese suceso.

Editado 17 de Septiembre del 2016 por Juv Malfoy Croft

[Emilia Malraux]

Annabeth M. Ivashkov

 

- Tiempo al tiempo- musitó aun entre sus brazos.

 

Le dolía la manera en la que esa noche había tomado camino, le dolía que él no pudiera entenderla y ella tampoco pudiera hacerlo con él a su vez. ¿Cómo apagar esa ira que corría en sus venas? Esa pregunta constante merodeaba su cabeza con más frecuencia de la ansiada, ¿Por qué jamás fue por mí?, Allí escondida bajo su abrazo solo deseaba que el tiempo se detuviera, que todos se congelaran y ella junto a él.

 

El caos, se había desatado siendo protagonista fiel de aquel encuentro espontaneo que los había unido después de tantos años, Su cuerpo se pegaba al suyo como una pieza frágil de cristal que encajaba como el perfecto complemento a esa base que la protegería de todo. Eso habían sido siempre, piezas del mismo rompecabezas que antes de armarse cayó en lugares equivocados.

 

Un, Dos, Tres… Contaba la respiración de su amado calmándose a sí misma, Le dolía recordar como cuatro largos años habían pasado, dejando esa huella que costaría quitar. Esa marca de la despedida que nunca se dio y de las palabras que jamás brotaron de su ser. Amarlo era poco, y su perdón era todo cuanto anhelada, y debía buscar las maneras. Tomó su manos alzado su mirada se encontró con su reflejo en el brillo ajeno.

 

- ven conmigo- susurró con cariño mientras entrelazaba sus dedos - Quiero mostrarte algo

 

Conocía aquella mansión como la palma de su mano, no en vano había crecido allí junto a los hijos de su tía, por ello sin preocuparse en lo que el vampiro pensara, se ocupó en salir a los jardines donde tantas veces habían jugado. Su piel era tan blanca que se parecía a la porcelana y al ser acariciada por la luna dejaba en ella la hermosura de los inmortales, pero una sombra triste apagaba su mirada que seguía clavada en ese punto fijo donde todo había comenzado. Unos cuantos metros alejados de la mansión, allí donde algunos árboles los tapaban la castaña se detuvo y girando hasta el vampiro dejo que la luna fuera la única testigo de lo que estaba a punto de decir.

 

- Dime que lo recuerdas, dime que no lo has olvidado- Dio mirándole - ¿qué tiene de diferente ese día al ahora?, somos los mismos jóvenes anhelantes de un amor que no era correspondido o eso suponíamos ¿qué tiene de diferente ahora?... Todo lo que nos pasó solo nos demuestra que no estamos hechos para estar separados

 

 

Ese era el lugar donde aquel ladrón de besos había robado el primero de los labios de la demonio, jamás le diría que él había sido el primero en besarla y que deseaba fuera el único en hacerlo por el resto de su vida. Las palabras brotaban de su boca no con enojo para iniciar otra pelea, brotaban de sus labios deseando el pudiera ver que aun debajo de todos los escombros y las cicatrices eran los mismos chiquillos que más de una vez había jugado y se habían contado secretos en los jardines.

 

- Tiempo al tiempo… tenemos la eternidad, pero no te alejes de mi lado Damón. Soy culpable de haberme largado como una cobarde, soy culpable de no llamarte, pero tú jamás me buscaste. Y sin embargo aquí estamos, la vida nos da otra oportunidad para aclararlo todo- Se acercó a él para mirarle, y colocando una mano en su mejilla susurro - No soy un cometa que se marchara, soy un planeta que necesita girar en torno a su sol, y eso eres tu-

 

- Porfavor no mas secretos mi amor-

[Kahlan Blackthorn]

Damon Malfoy

 

-¿Qué pretendes trayéndonos a este sitio? -sintiendo la brisa agitar su castaña cabellera, prefería no recordar nada sobre esa noche. No luego de dejar a Anna en su hogar y tener que toparse con su hermano Ian y una sarta de conjeturas que lo hicieron dudar de la Ivashkov.

 

-Eramos unos niños, ya no queda nada de ese par de críos. Tu eres una mujer y yo un hombre, no detectó el más mínimo rastro de esa ingenuidad que nos hizo creer que lo que sentíamos era amor...-soltando su mano se alejaba poco a poco de ella.

 

La luna brillaba en todo su esplendor empapando con sus rayos dorados los verdes pastos. Gritos y carcajadas se agolparon en su memoria, Anna jugando con un pequeño crup mientras que Damon seguía su danza sin perderla de vista. La amaba de una forma inexplicable, prohibida ante los ojos de su madre y su tía, pero inocente y bienintencionada para el.

 

Su corazón amenazaba con delatar su sentir, desbocandose sin remedio. Sus brazos deseaban apresarla por siempre, perderse en sus cálidos labios y quedar embrujado por ese par de ojos que le devolvían las ganas de vivir. Pero no, no era solo decir "te perdono" y todo en paz, jamás podría olvidar lo que Ian hizo para lastimarlo.

 

-Anna que tan cierto es, que tu y Ian...trago amargamente-Que tu lo besaste creyendo que era yo...-quedando frente a ella la miró fijamente. La respuesta que anhelaba no estaba en los ojos de la demonio, sino en su interior ese interior que era un mar de secretos.

 

Una sola palabra bastaba para aclarar ese mal entendido o para terminar con todo. Su cuerpo se mantenia rígido, no volvería a tocarla, no hasta que todo estuviera en su sitio y las cosas caminarán como era debido.

[Emilia Malraux]

Annabeth M. Ivashkov

 

Él tenía razón, ya no eran unos niños que jugaban, o los adolescentes que cada dos por tres se peleaba sin saber que cada disgusto era producto de ese mismo sentimiento, que esa noche de luna los había llevado hasta ese punto. Observo como se alejaba mientras cada paso de reverso en daba la empujaba a ella hacía el abismo, En su viaje había preguntado por el. Jamás directo pero su madre más de una vez le dijo que el mayor de los gemelos se encontraba feliz.

 

Una felicidad que ahora entendía era una farsa tan clara y tortuosa, Que a su juicio era digna del puño y letra de Shakespeare, ” ¡Mi único amor, nacido en mi único odio!” pensó. Cuantas noches había gritado a la luna que lo odiaba, que jamás volvería a dirigirle la palabra al Malfoy solo por haberle hecho daño una y mil veces, y allí estaba, siendo herida una vez más por el hombre que amaba y que intentaba salvar del pasado con sus fuerzas.

 

Lo contemplaba, contemplaba al hombre con el que había crecido. Contemplaba esos ojos tan profundos como un mar y tan duros como una piedra, Contemplaba cada línea y notaba cada herida en su cuerpo. Heridas que eran invisibles para quien no conociera al Malfoy, historias que para ella eran un secreto que había jurado guardar, aun cuando muchos la dañaban. Las palabras que escuchó a continuación dejaron un mal sabor en su boca y el alma calló a sus pies.

 

¿¡Qué yo hice que!?- - susurró atónita.

 

Para Annabeth no había existido en la faz de la tierra un ser más despreciable que Ian Malfoy, Jugaba con él por obligación y al crecer lo trataba por mera educación. Solía rogarle a su madre que no la obligara a Hablarle, que no la obligara a ser educada por que para ella, aun en su corta edad sabía que el menor de los Malfoy le causaría problemas. Y no se equivocó.

 

- Jamás bese a tu hermano, y jamás lo haría pues me resulta un ser asqueroso y despreciable desde la niñez- sus palabras eran duras, pues el enojo se apoderaba de ella.

 

Recordó esa noche, esa noche el menor de los Malfoy la había interceptado mientras caminaba a la reja de la mansión y tirándola contra aquellos matorrales la obligara a besarlo. Cosa que lo hizo terminar con una cicatriz en su hombro, una cicatriz que aun poseía y que había sido obra de Anna que había evitado a toda costa que el la besara.

 

- ¿Recuerdas ese día que fui a buscar algo y no regrese, hasta pasada dos tardes? Ese día que mi madre nos preguntó a los dos porque Ian tenía una marca en su hombro. ¿Jamás te dio curiosidad saber cómo se la hizo?- decía la verdad destilando aun ese veneno - Deberías preguntarle, ¿porque intento violarme antes de llegar a la barrera floja de la entrada? Y ¿con que? le hice esa herida-

 

 

Ira, Enojo, Tristeza. Mezclados no eran una buena combinación para la Demonio que miraba a Damón fijamente a los ojos. Jamás había sido buena para mentir por ello sabía que el notaría la realidad de sus palabras. Sabría que todo lo que su hermano le dijera no era más que una cruel trampa para hacerlos odiarse aún más.

Editado 17 de Septiembre del 2016 por Emilia Malraux

[Kahlan Blackthorn]

Damon Malfoy

 

Las palabras de Anna se clavaban como dagas afiladas en su pecho. No le bastaba con haberse ido sin decir adiós y marcharse entre las sombras, para dejarlo sumido en un mar de confusión y sin sabores. Desde pequeños sabia que Ian gustaba de la Ivashkov, deseaba que al crecer ambos ella se convirtiera en su esposa y le diera la alegría de tener una descendencia infinita.

 

-Me dijo que era una herida de batalla, explicitamente dijo que se la provocó un bravucón...-tal vez su hermano trasgiverso la verdad a su conveniencia. No lo creía capaz de atacar a Anna, no de una forma permanente o imborrable. Pero si ella tenía razón, si esa herida era una marca de su truncado crimen, entonces Ian estaría aumentando las cuentas pendientes con Damon.

 

-Quiero que seas tu la que me diga la verdad. ¿Acaso dudas de tus acusaciones?...-mirándola retadoramente, no cesaría en su afán por desenmascarar al culpable y exonerar a quien resultará inocente. Estaba sumido en un mar de confusión, traición y mentiras, nada le parecía real y eso empeñaba su buek juicio.

 

Recordando vagamente la prolongada ausencia de Anna en su hogar y de nueva cuenta una artimaña maquinada por Ian lo atormentaba. El acusar a la castaña el preferir la compañia de otros a la suya, el tenerlo como un remplazo para pasar el rato y luego tirarlo como un juguete roto e inservible.

 

Mil y una posibilidades rondaban su cabeza, excusas infantiles y pretextos que no eran más que una pantalla que poco a poco se desvanecian como una cortina de humo. Anna hablaría por las buenas o por las malas y era mejor que no volviera a despertar la fiera que dormia en el interior de Damon.

[Emilia Malraux]

Annabeth M. Ivashkov

 

¿Dudar de lo que decía? Acaso el vampiro quería jugarse con ella. Ambos escondían secretos turbios y oscuros de sus pasados, pero la Ivashkov jamás se había caracterizado en ser una mentirosa. Pues era atrapada al instante cuando sus mejillas se tornaban rojas por la pena que le ocasionaba el no decir lo correcto. Una sonrisa Sarcástica cruzo sus labios al escuchar las palabras de Damón.

 

- Oh y con quien se pudo haber chocado un chiquillo de 21 años que apenas si salía a los jardines de la mansión- Odio, esta vez fue odio lo que salió de su boca - ¡y más aún!, ¿Quién con cuatro dedos de frente osaría atacar al hijo menor de Juv Malfoy?, ¿Acaso tengo que recordarte que es una locura-

 

Estaba realmente indignada ante las palabras de Damón, le dolía que aun, en su ser el decidiera creerle a su hermano que a ella, que jamás le había mentido y más de una vez se había ganado castigos y reprimendas solo por sacarle las patas del barro al mayor de los gemelos. El cual aún le debía unas cuantas que jamás le pagó y que suponía jamás le pagaría.

 

- No dudo de lo que digo, y a su momento lo descubrirás- siseó - La herida de tu hermano la ocasioné yo. La infección que obtuvo por ese corte fue mi culpa, porque lo herí con el filo de un metal oxidado y ¿sabes algo? Rogué mucho a los dioses porque ese infeliz se muriera, la noche que lo ingresaron en el hospital.-

 

Ella era fuego, y sus ojos ardían con toda la ira que le ocasionaba ese amargo recuerdo, y saber que él, Su amor, Su vida, dudaba de ella. Solo abría más la brecha que con todas sus fuerzas ella intentaba cerrar. El la miraba incriminándola como juez a un acusado, sus ojos la escrutaban analizando cada gesto y cada movimiento, buscando un punto de quiebre que no conseguiría Jamás pues sus palabras eran reales. Tan reales como lo eran ellos que unos minutos atrás se habían hecho uno.

Editado 17 de Septiembre del 2016 por Emilia Malraux