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[Seba Granger]

Moví una vez mas el trasero a mi novia con su fiu fiu, tras eso me puse el boxer y de inmediato un pantalon deportivo, estaría en casa la mayor parte del día y nada mejor que estar mas cómodo, además si nos daba un nuevo arranque de pasión era mas fácil de quitar, reí un poco con esa idea mientras le daba la espalda a Darla por unos segundos mas.

Aproveche de observar su desnudo mientras que buscaba su ropa interior, le quite el bracier de las manos -Yo le ayudo mi amor- dije jugando travieso, bese una y otra vez su cuello y mordí su lóbulo mientras le ayudaba vestir luego cuando tocaba abrochar el bracier en la espalda acaricie de esta con mis labios con sensualidad.

-Mas tarde seguimos- susurré coqueto en su oído, me separé de ella de nuevo para ponerme una polera manga larga, le lancé un beso mientras me alejaba a la cocina.

Nana no estaba en el lugar me había pedido permiso para salir por unos días, en su antigua familia había conocido un par de elfos que estaban en un hogar de retiro de esas criaturas pero le habían avisado que la que había sido casi su madre estaba un poco enferma, así que había viajado.

La cocina era nuestra por algunos días sin tener que pelearla así que me puse a partir y exprimir las naranjas para hacer el jugo que mi amada quería.

-¿Tu tostas el pan?- le señale un poco mas fuerte desde la cocina, aunque luego que lo había hecho me daba cuenta que eso estaba de mas, ella me hubiera oído aunque hubiera susurrado.

[Darla G Dumbledore]

No habían podido evitar, ni hubiera querido hacerlo, el convertir el vestirse en un nuevo juego tierno y erótico a la vez, aunque no habían llegado a hacer el amor si habían disfrutado del jugueteo íntimo y personal de una pareja normal. Darla a veces pensaba en eso, sentía que le quitaba chances el ser vampira, que no le entregaba a su Seba todo lo que él se merecía de una mujer, pero el suave beso y la promesa de seguir con el juego, o más bien amándose mientras él la besaba y ayudaba a ponerse el brasier le demostraba que ella estaba equivocada y si podía hacerlo feliz.

 

--Te haré cumplir esa promesa --bromeó dándole un suave chirlo en su trasero, ese mismo que había bailado y desfilado para ella instantes antes.

 

Seba fue a la cocina mientras ella terminaba de vestirse y se ponía una zapatillas sin cordones para estar más cómoda, siempre había amado los jeans, eran lo más práctico para ella, a pesar de que los magos y brujas preferían las túnicas, pero no podía evitar recordar la época en que había vivido entre muggles y eso es lo que le daba el gusto por sus viejas épocas, añares atrás.

 

La voz de Seba la trajo de vuelta al presente, cierto que Nana no estaba en casa, lo cual le recordó que quizás a la elfina le gustaría poder tener un lugar más cercano para sus seres queridos. Era extraño asociar a Nana a seres queridos, después de todo la elfina tenía su lado tierno, o humano, o vaya uno a saber cómo se decía en los elfos.

 

--Ahí voy amor --respondió apresurándose a ponerse la otra zapatilla e ir a la cocina, buscando en la alacena el pan y la tostadora que la elfina solía usar en la cocina.

 

--¿Dónde crees que Nana guarde los ingredientes secretos? --bromeó mientras encendía el fuego y ponía la tostadora de pan a calentar.

[Seba Granger]

Reí a carcajadas con lo de los ingredientes, aunque la verdad si creía que Nana mas de algún secreto debía tener para sus comida pero no me las revelaría con tanta facilidad, -Creo que eso jamás lo sabremos mi amor- termine de exprimir un par de naranjas mas poniendo todo el jugo en una jarra para llevar a la mesa.

Tras eso busque en el refrigerador algunos huevos y cogí algunos trozos de queso me comí uno y otro de lo ofrecí desde mis labios a la Potter Black, sabía que el queso jamás lo rechazaría, aproveché de robarle un beso cuando lo cogía y luego me puse a cocinar los huevos para cuando estuviera el pan tostado.

-¿De que sabor quieres el dulce?- pregunté con la cabeza casi en el refrigerador, saqué un poco de queso untable y la puse junto a los huevos, la jarra de jugo y un par de vasos en una bandeja, las tazas las habíamos puesto en una mas pequeña con el agua caliente y la leche para mi señora.

-Llevo esto al comedor, tu llevas el pan ¿Si?, y las ganas de comer- dije en tono sensual y travieso, me devolví por unos segundos susurrando en su oído, -Creo que no lo hemos hecho en la cocina- reí travieso y desaparecí.

[Darla G Dumbledore]

Reía junto con Seba mientras ponía a tostar las rodajas de pan casero que había cortado, la idea de que Nana tuviera ingredientes secretos y vaya a saber qué otra cosa secreta en la cocina era por demás de divertida, ya se imaginaba errándole al condimento y verse convertidos en pingüinitos de la Antártida. Río más mientras giraba las tostadas.

 

--Creo que tienes razón amor --reconoció la Potter Black sobre lo que decía su novio de la elfina.

 

Buscó un plato en la alacena y colocó las primeras tostadas, para luego poner unas cuantas rodajas más sobre el tostador, éste ya había tomado temperatura así que las próximas se harían más rápido. Seba se acercó a ella con un trozo de queso entre sus labios y ella se acercó para tomar su bocado, riendo y ronroneando feliz mientras le robaban un beso. El queso sabía rico pero el beso había sabido mucho mejor.

 

--Riquísimo --murmuró la pelirroja en los labios de su novio.

 

--Del que a ti te guste mi amor --respondió la bruja mientras ponía una nueva pila de panes tostados sobre la anterior y colocaba la última tanda de panes a tostar --sabes que me gusta todo lo dulce --agregó y se hubiera sonrojado si no fuera por su raza.

 

--Sí amor, ya casi están, estoy dando vuelta los últimos panes --dijo a la par que realizaba el acto que había mencionado.

 

Un escalofrío agradable recorrió su cuello al sentir el susurro de su novio y volvió a ronronear y sonreír sintiendo como sus ojos se dilataban y la temperatura volvía a subir en su cuerpo. La idea le había excitado, pero sospechaba que si la elfina descubría lo que habían hecho les haría un escándalo... claro que ella no estaría por un par de días o al menos no regresaría ese día. Apagó la hornalla, totalmente entusiasmada mientras observaba de reojo la mesa y la mesada para luego dejar las tostadas en el plato y llevándolas a la mesa del desayuno, pensando que los muebles de la cocina eran lo suficientemente fuertes.

 

--Listas las tostadas --dijo llegando para ayudar a Seba a colocar sobre la mesa el resto de los objetos que él se había encargado de llevar, se sentía medio vaga por haber hecho tan poco. la verdad --sospecho que me va a tocar lavar --río mientras daba un beso en la mejilla a su novio.

[Seba Granger]

Sonreí al ver que Darla llegaba con las tostadas, retiré una silla para ella y me senté cerca de ella, -Tienes razón a ti te tocara lavar, o alguno de los elfos, sabes que esa parte de la cocina no me gusta, yo le cocino, le preparo lo que quiera- tomé una tostada y le unte un poco de queso pasandole a Darla, luego cogí una mas donde puse huevo para mi.

-Le hago el amor, o lo que ustedes quiera- dije como si nada mientras le ponía el té a las tazas, y comenzaba a poner un poco de leche a la taza de mi novia esperando a me detuviera.

Mordí un trozo de pan con huevo, -¿Quieres uno de estos primero?- me sonroje un poco al no ofrecerle primero.

-¿Me merezco un beso por ser un lindo elfo?- reí un poco mientras intentaba mover las orejas como solían hacer nuestros elfos pero estaba claro que a mi no me resultaba.

-¿Pasaras el día conmigo? ¿O tienes alguna reunión secreta?- levanté un poco la ceja.

[Darla G Dumbledore]

Darla río con la situación, iba a tener que lavar, no le disgustaba, solo esperaba que no terminara todo salpicada como le ocurría a veces cuando se apuraba a realizar las cosas a lo muggle. No era normal que un vampiro fuera torpe pero ella se dejaba llevar por su lado humano, le parecía más natural no tener la perfección que muchos de los de su raza mostraban habitualmente.

 

Tomó la tostada con queso que Seba la ofrecía y dió un mordisco a la misma, dejándola luego sobre una de las servilletas de papel que habían puesto en la mesa. Casi se ahoga con el bocado al reír al escuchar las palabras de su prometido.

 

--Yo quiero todo, ¿es necesario elegir? --respondió --primero hacemos el amor y luego el almuerzo --respondió con la misma naturalidad con que él había hecho la pregunta y luego sonrió al ver que él le ofrecía tostadas con huevos revueltos --por ahora no amor, con éstas de queso untable y dulce están bien, debe haber un libro de recetas afrodisíacas en algún lado si quieres que luego probemos --agregó con tono inocente volviendo al tema anterior.

 

No pudo evitar volver a reír con el intento de mover las orejitas de "elfo" de su Seba y lo besó con amor antes de tomar otro sorbo de su té con leche.

 

--Te mereces todos los besos y mucho más --respondió haciéndole ojitos tiernos --baja esa cejita amor, hoy soy toda tuya, ningún patronus podría alejarme de tí hoy, es nuestro día --respondió la Potter Black volviendo a besar a su novio y acariciando la cejita para que bajara.

[Seba Granger]

Reí con las insinuaciones de Darla, me puse en pie bromeando un poco mas con ella, -Vamos entonces, o si quieres lo hacemos aquí- sonreí coqueto haciendo señas hacía el sofá, luego le robe un beso y me senté de nuevo junto a ella, esta vez aun mas cerca.

-No necesitas elegir, podemos hacer el amor, y hacerlo de nuevo... y una vez mas, y cuando ya creamos que yo desfallezco de hambre- reí a carcajadas por unos segundos, -Me alimentas y seguimos amándonos- arque las cejas en forma coqueta para ella.

Me puse un poco serio con lo que decía sobre los afrodisíacos, -No se si ofenderme o que hacer- me levante de nuevo de la silla, -¿Crees que con esto necesitas afrodisíacos?- me puse un cojín bajo la playera como barriga.

Tome su mano y la puse sobre la barriga falsa, -Tendremos perritos- esa era una broma que siempre había escuchado a los muggles cuando un hombre tenía un panza grande, aunque en lo muggle habían muchas jergas que se usaban para esa ocasión.

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja sonrió y volvió a ronronear con la propuesta de hacerse el amor allí en el sofá y volver a amarse hasta la hora de almorzar, si fuera por ella encantada estaría amando a su prometido a cada segundo del día. Se acercó más a él tras que se besaran y volvió a robarle algunos besos entre mordisco y mordisco a una tostada. Le encantaba la sensualidad que desprendía su Seba, el nivel de intimidad que podía generarse entre ellos cuando charlaban hasta de lo más trivial, pero especialmente cuando dejaban de lado el resto del mundo y podían disfrutar de ser solo ellos y nadie más.

 

Darla río cuando lo vió ofenderse por los afrodisíacos y ponerse en almohadón en su pancita sexy, acarició la "pancita creadora de perritos" como él la llamaba.

 

--Todo tú eres mi afrodisíaco amor, solo bromeaba con eso de la comida, tú eres mi sexy boy --bromeó y volvió a acariciar la pancita falsa y a besar a su prometido susurrándole en los labios --perritos, gatitos y yo le doy todo lo que usted me pida que tengamos mi amor --atrapó el labio inferior de su novio entre los suyos y lo chupó suavecito y le hizo cejitas sexys luego de liberarlo con un roce suavecito de su lengua sobre sus labios.

 

--¿Te he dicho hoy cuánto te amo? --preguntó viéndolo a los ojos con amor.

[Seba Granger]

Reí haciendo cejitas cuando decía que era su afrodisíaco y me sonroje cuando decía que era su sexy boy, me saqué mi panza falsa y la arrojé al sofá de donde era, luego seguí el roce de la lengua de mi chica con sensualidad, -Así como vamos ni terminar de desayunar acabaremos, aunque si acabaremos una vez mas- reí un poco mas.

Me aleje al menos un metro de ella y le baile un poco sexy moviendo la cadera y parte baja de mi cuerpo, tras eso corrí un poco la mesa para que dejara espacio entre ella y mi novia, me senté en sus piernas dejando que estas quedaran entre las mías, rose mi nariz en la suya y mis labios en los dulces labios de mi Darla.

-Creo que me lo dijiste un par de veces entre gemidos- mordí su labio despacito, -Y no me quedo tan claro- ronronee mientras la besaba con ternura, apoye mis manos en la madera de la silla encerrando el cuerpo de la Potter Black entre el mío y la silla.

Comencé un baile sugerente de nuevo cuando uno de nuestros elfos llegaba de la nada gritando a la sala, me di un golpe con la mesa cuando me intentaba de levantar. -¿Que ocurre?- señale un poco molesto a Dash, pero luego del tono me disculpe con el elfo con la mirada.

-Se han escapado algunas de las mascotas hacía el bosque, o tal vez las han robado- señalo bajando las orejas no muy seguro, -Varias jaulas estaban vacias- continuo diciendo mientras Lualú llegaba tras Dash.

[Darla G Dumbledore]

La risa se mezcló con los besos y la Potter Black no pudo evitar ronronear de placer con la simple idea de repetir su experiencia bajo la ducha, aunque su prometido tenía razón, el desayuno no sería el acabado en esa mañana tan placentera. Se mordió suavecito el labio inferior al verlo bailar para ella tan sensualmente, sintiendo como sus pupilas se dilataban y disfrutando de ese jugueteo de pareja.

 

--Pero que novio más sexy que tengo la fortuna de tener --susurró mientras ponía sus manos sobre las caderas del mago y rozaba su nariz y luego sus labios con ternura y pasión --soy tan afortunada, te amo tanto --susurró viéndolo con amor mientras escuchaba sus palabras y ronroneaba al sentirse tan "atrapada" entre el cuerpo de su prometido y la silla, suspiró abrazándose a él, disfrutando de ese abrazo tan sensual.

 

Estaba a punto de ronronear disfrutando del nuevo baile cuando los gritos de Dash hicieron salir disparado a Seba, quien se golpeó contra la mesa, sorprendida porque nunca había escuchado tan alterado al joven elfo la Potter Black se puso de pie a la vez que su prometido le preguntaba qué estaba ocurriendo. La respuesta le heló la sangre.

 

--¿Pero qué dices Dash? ¿Cómo que han huído algunas mascotas o las han robado? --la mente de Darla dio mil vueltas ¿dónde estaba el falsoscopio para avisar los peligros, sus ojos se fueron hacia el reloj cómo estaban los miembros de la familia, mascotas no marcaba, pensó en los amuletos que avisaban peligro, los tenía en la habitación. Se obligó a calmarse y pensar con calma aunque con la cantidad de criaturas que tenían entre ella y Seba aquello era más que preocupante.

 

--¿Quiénes faltan? ¿cuántos faltan? --volvió a interrogar al pobre elfo cuyas orejas estaban muy caídas, y la mirada asustado al igual que su elfina que acababa de entrar, ya le parecía raro que ella no estuviera antes allí --Lualú ¿qué ha pasado? --la interrogó con los nervios de punta y avanzando hacia ella, lista para ir al establo.