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Elviris Pub (MM B: 103956)


Anne Gaunt M.
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-Creo que tienes razón Romina- la chica recordó alegremente aquella fiesta, si que había sido bastante interesante- Nos conocemos de la fiesta- le dedico una sonrisa amigable a su compañera.

 

Le agradaba cuando lograba entablar una conversación con algún desconocido o alguien que apenas y conocía de vista, ya que esas ocasiones eran bastante raras en la chica, pero extrañamente se sentía cómoda con la joven que se encontraba frente a ella. A simple vista Yara podía resultar una persona sociable y alegre, pero en realidad era una chica distante y cerrada, asi que se sentía bien consigo misma cuando lograba conocer a alguien con quien se sintiera bien.

 

-Te comprendo Romí, a veces puedes aburrirte demasiado- la chica miro a su compañera indicándole que fueran a tomar asiento para estar más cómodas- Y más si eres una persona demasiado activa y loca como yo- aquel comentario de sí misma le causo un poco de gracia, asi que sin importarle quien la mirara comenzó a reír- ¿Familia? Bueno soy parte de la familia Rosier y la familia Malfoy- la joven recargo los codos sobre la mesa para seguidamente apoyar su barbilla sobre las manos- Pero basta de mi, cuéntame también sobre ti Romí, ya que si mal no recuerdo en aquella ocasión no pudimos conocernos como Merlín manda- la bruja miro a Romina fijamente regalándole una sonrisa- Creo recordar que ni siquiera nos presentamos- Para ser más sincera la joven bruja solo lograba recordar a Romina en aquella escena donde la susodicha, su pareja y su madre habían armado un gran jaleo.

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  • 2 semanas más tarde...

Romina Evans Targaryen

 

La joven se sentía cómoda y muy a gusto platicando con Yari, algunas veces olvidaba que se relacionaba con gente más grande que ella, pero aun así no le importaba, ni siquiera a la gente parecía importarle la edad de los demás. Era bastante raro estar en una sociedad como aquella que los magos conformaban, ella había estado prácticamente toda su infancia conviviendo con muggle y mucho no aceptaban esas cosas, preferían que sus hijos hablaran con personas de su misma edad y no con gente más grande que ellos. Mientras pensaba todo aquello escuchaba a Yari sin dejar de sonreír.

 

En su mente la palabra “aburrimiento” le quedo durante algunos minutos, no entendía porque se aburría tanto si podía estar todo el día practicando hechizos o ayudando a su bando. Simplemente el día se le hacía demasiado largo y los minutos hasta parecían horas. Y como si fuera algo habitual, empezó a dar pasos siguiendo a Yari hasta una de las mesas en la cual se sentaron para platicar más a gusto. Tomo asiento en el borde de la silla, segundos después, un elfo apareció y depositó en la mesa dos vasos y una botella con una bebida la cual no sabía que contenía y luego desapareció haciendo una leve reverencia.

 

No pudimos presentarnos ese día— afirmó al tiempo que recordaba lo sucedido —Sinceramente hasta el día de hoy no entiendo porque tuvo que armar esa escena, ¿La recuerdas?— le preguntó, quizá había estado atenta a la pequeña discusión que había tenido con su madre a causa de Diego —Yo pertenezco a la familia Targaryen y a la Evans McGonagall— agregó recordando que, segundos atrás, la chica le había comentado que hablara sobre ella, pero sinceramente no sabía que más decir. Por otra parte se la veía como una persona curiosa, por lo que esperaría a que ella le preguntara algo o continuarán con la conversación.

 

@@Yara Sarahi

Editado por romina12345

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  • 8 meses más tarde...

El simple roce de las manos de la Gaunt contra las iniciales del nombre del pub sirvieron para que una puerta apareciera en aquella pared pintada, revelándole así el acceso al local. La atravesó sin perder ni un instante y luego empujó la puerta de madera. Nada más hacerlo, se topó de frente con Zeta, que parecía tener la intención de salir.

 

¿Adónde vas, chico?

 

— Sólo sacaba la basura, relájate. Vuelvo en un minuto —contestó el hombre, con una sonrisa burlona. Anne le sacó la lengua con gesto infantil y luego se retiró de la puerta para dejarle salir, dirigiéndose ella hacia el interior del establecimiento. Sólo había un par de personas al fondo, en la parte donde había un billar mágico. Las bolas se movían con extraños giros con cada golpe que recibían, y ambos jugadores parecían estar ligeramente enfrentados por el rumbo que estaba tomando la partida.

 

Anne, por su parte, se dirigió directamente hacia la barra del pub y una copa flotó en el aire mientras ella movía la varita suavemente con su mano izquierda. Un par de hielos cayeron sobre el recipiente de cristal y luego una botella con líquido blanquecino se vertió en su interior. La copa se depositó sobre la barra y la Gaunt la tomó, dándole un gran sorbo. Luego sonrió.

 

Elviris Pub había sido su sueño de juventud, un local que no había tardado en construir en cuanto le había sido posible. Sin embargo, no había tenido tiempo suficiente que dedicarle junto con sus otros negocios, así como su trabajo en el bando mortífago y sus labores ministeriales. A pesar de ello, le gustaba pasar eventualmente por el local para poder saludar a su socio, Zeta, quien cuidaba de él con mucho cariño y esmero. Y también con algo de picardía con las jóvenes clientas. Se apoyó en la barra sobre los codos y volvió su grisácea mirada de nuevo hacia la partida de billar. Su vida se había vuelto demasiado monótona desde hacía ya unos meses, y sus relaciones sociales habían menguado drásticamente. «Envejeces», se dijo a sí misma mentalmente, a la par que una amarga sonrisa se dibujaba en sus labios.

 

@@Ashura Lestrange

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  • 2 meses más tarde...

Se miró al espejo, esa barriga era imposible de disimular ya. Había estado como tres meses haciendo ejercicio diario y manteniendo una dieta sana en sangre 0 universal, además de alimentos que según Shiro eran buenos para adelgazar, pero no había tenido resultado aquello, había engordado más que otra cosa, y eso comenzaba a preocuparle, su físico era todo para su vida.

 

Se colocó un vestido suelto de tonos verdes oscuros, aún así se marcaba su tripa. Se puso su típica capa negra que le llegaba hasta los pies, y tapó su cabeza con la capucha, dejado ver así solo unos mechones de su pelo rosa y la punta de sus zapatos negros.

 

Salió corriendo del castillo Gaunt para ir al negocio de su madre, debía de estar allí si o si, necesitaba ayuda de algún familiar cercano para saber a que se debía aquella barriga y, aunque no quisiera admitirlo en público, su madre Anne era la mejor opción para eso, siempre estaba pendiente de ella.

 

Entre algunos mareos y vómitos, la pelirrosa llegó viva a la entrada del Elviris Pub. Apoyó sus manos en las rodillas y respiró profundamente para calmar su pulso. Había dejado un muy buen rastro por el callejón, seguro y quien tuviera que limpiar los vómitos no pensaría nada bueno de Mery ni de su familia.

 

Puso sus manos en las iniciales del pub y las puertas se abrieron rápidamente, solo tuvo que pensar en que se encontraba en una emergencia y necesitaba a Anne. Entró despacio y quitó la capucha de su capa, dejando ver a Mery con pelos pegados en su frente debido al sudor y unas pupilas dilatadas.

 

- ¡¡ANNE!! -gritó con tono de voz cansado y preocupado.

 

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El tequila no sabía precisamente bien. Pero tenía un algo... especial que lo hacía ser una adicción para muchas personas, entre cuyas filas se encontraba Anne. Aunque había otras bebidas que le agradaban por igual, siempre y cuando fueran alcohólicas. Su cuerpo se había acostumbrado a unas gotas de licor al día, aunque solo fuera un trago, de tal forma que no podía pasar sin aquel sorbo diario fuera a la hora que fuese. Sin embargo, había días en los que aquel trago se convertía en un vaso; y el vaso, en un par de ellos; y a veces, aquella cantidad se convertía en una botella. O dos.

 

¿La mesa de billar se está moviendo? —preguntó de repente la pelicastaña, entornando los ojos en la dirección señalada. Zeta giró la cabeza para examinar lo que decía su amiga y socia y luego frunció el ceño.

 

Sí, se la está llevando el tequila —respondió, con sorna.

 

Anne enarcó una ceja. Sus ojos grises se posaron en la botella que había ante ella, prácticamente vacía, y luego volvieron a moverse en dirección a la mesa de billar. Parpadeó un par de veces antes de mirar al moreno.

 

¿Qué dices, idi***? El tequila está aquí conmigo, no allí en el billar.

 

Zeta soltó una carcajada sonora. ¿Tan ebria estaba que no había captado la ironía? Ambos terminaron riendo a carcajadas, golpeando la barra con las manos. Anne incluso tuvo que secarse un par de lágrimas que le caían por las mejillas después de comprender la broma que su socio le había gastado. Hasta que, de repente, el entretenido momento entre los dueños del Elviris Pub quedó opacado por un grito en la entrada del local. Ambos se sobresaltaron y, en seguida, Anne reconoció a la recién llegada.

 

Me... Mery, ¿eres tú? ¿Por qué chillas? Todavía no estamos sordos, gracias a Morgana.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

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Puso sus manos en jarra y se quedó observando el espectáculo, aquello era digno de grabar y mantenerlo durante toda la historia. Giró su mirada para encontrarse con un chico totalmente guapo. ¿De donde sacaba su madre a los trabajadores? Ni en un concurso de belleza se podía encontrar tanta belleza.

 

- ¿Mama? -le preguntó esta vez dando un paso hacía delante, quedando a unos cuatro metros de ella y el camarero. No quería acercarse más de la cuenta por si con esa borrachera su humor cambiaba de golpe y se ponía agresiva, más de lo que ya era de forma habitual.

 

Volvió a mirar al camarero, tragó un nudo y se sentó dos taburetes alejada de su madre. Se rascó la cabeza y miró fijamente a su madre, con un gesto totalmente serio para hacer que Anne se pusiera lo más formal que pudiera.

 

- Pues claro que soy yo, Anne, ¿quién si no? -le preguntó un tato enfadada, la verdad es que no esperaba aquello de su madre-. Si sigues bebiendo así puede que mueras antes de quedarte sorda.

 

Se cruzó de brazos y relamió sus labios, comenzaba a necesitar algo de beber, y el olor a alcohol le llamaba demasiado la atención, aunque se había prometido no beber absolutamente nada hasta que volviera a tener una figura perfecta como hacía meses. Pensó después que aún estando a dieta, con ejercicio y comida sana había cogido bastantes kilos, por lo que decidió que una copa no estaría mal.

 

- Eh -llamó al camarero-. una copa de Vodka -le pidió. Después se giró hacia su madre-. Mamá, necesito tu ayuda -le dijo sin más.

 

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  • 2 semanas más tarde...

¿Anne? ¿Cómo que Anne? ¿Qué forma es ésa de llamar a tu madre, niñata? —le regañó, frunciendo el ceño. Parpadeó varias veces para poder enfocar la mirada correctamente. ¿Cuándo había engordado tanto su hija? La recordaba delgada, perfecta. Ahora estaba rellenita y, aunque le quedaba realmente bien, no era lo normal en ella. De hecho, se había burlado de ella porque sus curvas eran bastante más pronunciadas de toda la vida.

 

La vio sentarse y observar a Zeta, que tampoco perdía detalle de lo que hacía su niña. Bebió un sorbo más de tequila y luego se frotó los ojos. El alcohol empezaba a hacer mella en ella.

 

No muero, Mery. Los bichos malos nunca mueren, ¿no has oído el dicho? Es muy popular entre los muggles... el abuelo Shiro es muy dado a ese tipo de refranes.

Se descubrió entonces sonriendo felizmente ante el recuerdo del hombre, aunque rápidamente recuperó el gesto serio. No podía ni imaginarse lo que pasaría si la veía en aquel estado, a pesar de que había superado la mayoría de edad hacía ya muchos años. Escuchó cómo su hija pedía vodka a Zeta y cómo éste, sin mediar palabra, comenzaba a preparar la copa para la pelirrosa. Fue entonces cuando la oyó decir algo extraño. No recordaba haberla oído decir algo similar nunca.

 

¿Que necesitas mi qué? ¿Ayuda? Espera, déjame disfrutar de este momento —dijo. Soltó su propia copa sobre la barra y luego apoyó ambas manos en ésta para impulsarse y saltarla, cayendo prácticamente al lado de Mery—. Vaya, parece que todavía controlo mis actos a pesar de la influencia del tequila —bromeó, aunque realmente estaba sorprendida. Luego vio cómo la copa de vodka que Zeta acababa de preparar se posaba al lado de la joven Gaunt—. ¿Qué necesitas, Mery? Si es dinero, olvídalo. Pero otra cosa... cuéntame, obviamente te ayudaré.

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- La forma en la que te he llamado casi siempre -dijo totalmente tranquila. Estaba claro que su madre, estando tan borracha, se le había ido la cabeza y no recordaba que jamás habían tenido una buena relación, siempre habían estado peleando y abandonándose desde que tenía uso de razón.

 

La observó con atención, ¿cómo podía estar en aquel estado despierta? Calculaba que había tomado, como poco, un litro de tequila, y allí se encontraba, tan tranquila y animada como siempre. Suspiró con pesadez, su familia era toda de especímenes extraños.

 

- Serás inmortal entonces... Que alegría -susurró con ironía la última frase. Ya le costaba tener que aguantarla unas horas diarias, así que imaginársela durante toda a vida a su lado, molestándola y diciéndole que hacer y que no era algo que no concebía-. aunque quizás logre matarte antes, así podré vivir tranquila -soltó un suspiro y después dibujó una sonrisa en su rostro.

 

Siempre que hablaba del abuelo Shiro recordaba las miles de veces que había intentado que la relación entre su hermana Shara y ella fuera medianamente buena, e incluso la suya con su madre, pero no, nunca había sucedido aquello, por lo que al final acabó por rendirse y no intentar remediar aquello.

 

- Es algo serio -gruñó y dio un golpe en la barra con su puño, frunciendo su ceño. En aquel momento si madre apareció de un salto junto a ella, torció el gesto-. deberías haberte caído y tropezado, tanto tequila te va a dejar mal -le regañó. Justo en ese instante el bello del camarero dejó su vodka-. ¿y si traes la botella?, ¿vendrás de regalo tu? -sonrió de forma pícara ara después darle un largo trago a la copa. Volvió a centrarse en Anne y su situación-. no quiero de tus galeones... Solo... -tragó un nudo, ¿cómo era ta difícil decirle algo fuera de lo común a Anne?-. Esto... No se si te has dado cuenta, pero estoy engordando de forma antinatural, y no se a que se debe... He estado haciendo ejercicio y tomando una alimentación sana, pero no ha dado resultado... ¿qué me puede estar pasando? -en aquel mismo momento se sentía una niña totalmente indefensa, como si hubiera perdido su piruleta y estuviera sola ante cientos de desconocidos, incluso su voz había bajado de tono.

 

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No quiso hacer caso de la mitad de los tiros que su hija le profirió, ni tampoco de su coqueteo tácito con Zeta. Ya agarría al barman más tarde para recordarle de dónde salían los galeones que pagaban sus facturas mensualmente. Alzó la mano para que su vaso de tequila volara hasta ella, y luego se lo llevó a los labios mientras Mery comentaba irónicamente sobre lo bueno que sería que su madre fuera inmortal.

 

¿Matarme, dices? ¿Tú y cuántos más? —le espetó, con una sonrisa burlona a la vez que alzaba su vaso prácticamente vacío hacia ella, como si bebiera a su salud.

 

Luego recobró la seriedad para escuchar lo que la pelirrosa tenía que decir sobre aquel supuesto problema para el que necesitaba la ayuda de su madre. Para sorpresa de la Gaunt, era precisamente sobre aquellos kilos de más que habían acampado en la figura de Mery. Parpadeó varias veces, pensativa. Aquello que le estaba diciendo era tan sospechoso...

 

A ver, no me siento especialmente cómoda comentándote esto pero... ¿crees que puedes estar embarazada? O sea... —guardó silencio, no sabía bien cómo expresarse—. Ya eres mayorcita, no vayamos a engañarnos ninguna de las dos. Es perfectamente posible. ¿Te has planteado esa posibilidad? Cierra la boca, Zacharias —añadió rápidamente, al ver la mirada burlona del barman, que empezaba a señalarla con el dedo moviendo los labios para pronunciar una palabra que se asemejaba aterradoramente a la palabra "abuela"—. Si es el caso, suelta inmediatamente esa copa o te la quitaré yo de las manos. No vas a perjudicar la salud de ese bebé bajo ningún concepto. Con la tuya puedes hacer lo que te plazca.

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Volvió a darle un largo sorbo a la copa de Vodka mientras clavaba la mirada en el camarero. Jamás llegaría a entender donde estaban aquellos chicos tan guapos mientras ella estaba soltera y, cuando encontraba a alguien que la completaba, aparecían. Suspiró y cerró sus ojos. Sus mente instantáneamente se trasladó unas horas atrás, sentada junto a Akiza, la cual le quitaba todo temor de ir a hablar con su madre de aquella situación. Despertó de sus pensamientos con la pregunta irónica de Anne.

 

- Quiero que sepas que algún día te conseguiré matar -le advirtió señalándola con el dedo indice de la mano derecha. Volvió a beber del vodka tranquilamente.

 

Escuchó atentamente las palabras que salían de la boca de Anne. ¿Cómo podía estar pensando aquello? Su cuerpo se revolvió y sin poder evitarlo tuvo que apartarse de la barra para vomitar. Un sudor frío comenzó a recorrer su espalda y frente, y unos pinchazos hacían que las nauseas fueran mayores.

 

- Por dios, Anne... -gruñó aun algo descompuesta-. ¿me crees preparada como para traer a una criatura al mundo? -preguntó con la voz grave y rasposa. Suspiró y se estiró de nuevo, tomando su varita y haciendo desaparecer la suciedad del suelo-. no puedo estar embarazada... No debo -lloriqueó levemente sentándose correctamente en el taburete-. Sería un castigo horroroso por parte del Señor Oscuro si estuviera embarazada -clavó la mirada en los ojos grises de su madre y suspiró-. no voy a hacer drama, no estoyen condiciones, siento que no debo comportarme como una cría, pero esto me supera y el alcohol es mi vida, así que no pararé de beber -dijo seriamente para después tomar de un trago todo lo que le quedaba de vodka en el vaso-. ¿Cómo podré saber si estoy embarazada? -preguntó finalmente.

 

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Editado por Mery Gaunt Karkarov
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