Elviris Pub (MM B: 103956)

[Caroline Ryddleturn]

Caroline Ryddleturn

 

—Y aquí vamos de nuevo —murmuró Caroline, mientras se quitaba la capa escarlata.

 

Estaba frente a un garage que no tenía nada de particular, a excepción de unas letras que lo decoraban. Se acercó a ellas y tocó justo donde decía "Elviris Pub", tal como le había explicado Anne en la lechuza. Casi en el acto se dibujó una puerta en el portón. Caroline pasó a través de ella y llegó al interior del pub. Buscó el pasillo que la llevaría más adentro, donde la estaba esperando la propietaria y al dar con él lo recorrió hasta la parte principal. Allí, quedó maravillada con la decoración y con la música de fondo; toda de su época de "juventud".

 

—Este lugar es genial. —Se subió un poco las mangas de su blusa azul y sacó su varita que estaba sobre su jean, alrededor de su muslo—. Aunque no hay nadie y creo saber el porqué...

 

Antes de que la Mortífaga llegara a más conjeturas, un vaso pasó volando sobre su cabeza y le habría dado, de no ser por lo rápido que se movió. Era por eso que estaba ahí, para ayudar a solucionar el problema de unos fantasmas que asechaban en el pub. Se habíam vueltos tan molestos que tenían vuelta loca a Anne, al punto de pedir apoyo a guardianes. Caroline era la primera que arribaba; aún quedaba que llegaran más. A simple vista creía que podría solucionarlo sola y que los demás no serían necesarios, sin embargo, ya era muy tarde como para avisar.

 

—¡Hey! quien quiera que seas, muéstrate —soltó alzando la voz—. ¿O acaso me temes? —Se echó a reír, al tiempo que situaba sus manos sobre su cadera.

 

—No te temo, morena —susurró la melodiosa voz de una mujer; luego apareció frente a la Ryddleturn.

 

—¿Amy Winehouse? —Carol parpadeó rápidamente y volvió a hablar con otra pregunta—: ¿Qué hace el fantasma de una muggle acá en el Callejón?

 

—¡Eso a ti no te importa!

 

Totalmente enfurecida el espectro comenzó a lanzar más objetos sobre Caroline. Al principio ésta los esquivó, pero luego se dio cuenta de que no era suficiente y que debía hacer algo más para poder detenerla. El problema era que todo la atravesaría. Ningún hechizo de los que ella conocía podría surtir algún tipo de efecto. Lo único que sabía que afectaba a un fantasma era la mirada de un basilisco, mas ¿de dónde sacaría uno? No tenía ni la menor idea. Ahora que lo pensaba si necesitaba que sus compañeros llegaran.

 

—Puedes lanzarme todo lo que quieras —espetó aburrida—. Nunca me vas a dar. —Alzó ambas cejas y se cruzó de brazos.

[Alba Ryddleturn]

Rol de Guardianes

Era el primer trabajo que tenía que hacer por los mortífagos. Me sonaba bastante entretenido el ir a solucionar ciertos problemas de los camaradas, y esta vez lo haría en grupo, era una buena iniciativa para conocer a los que me faltaban, que en realidad eran bastantes.

 

El lugar donde me tocaba ir, era familiar, ya que había estado ahí anteriormente, era el negocio de Anne. Sabía el lugar y como entrar exactamente. Caminé hasta llegar a la puerta donde aparecía ante los ojos de magos y brujas el logo del local. Entré con toda confianza al lugar. Había una mujer dentro, que no había visto antes, pero de seguro que era parte de la guardia, si nos habíamos quedado de juntar ahí, el lugar donde nadie entraba por los molestos fantasmas que ahuyentaban a la clientela.

 

-Hola, soy Alba…- mi frase quedo a medias, ya que me tuve que agachar porque un vaso se dirigía directamente a mi cabeza. -¡Hey! ¡¿Qué fue eso?!- vasos volaban por doquier. Comencé a caminar agachada hasta el lado de la bruja. –Así que este el problema que tenemos- en un momento pude ver la silueta del fantasma. – ¡Yo te conozco! Eres una cantante muggle… ¡Amy Winehouse!- eche a reír. No podía creer que estuviese ella molestando a los clientes.

 

-♪Meet you downstairs in the bar and hurt, your rolled up slee…♪- esquivaba un vaso. -♪…ves in your skull t-shirt, you say what…♪- esquivaba otro. -¡Cállate!- gritaba el fantasma de Amy. -♪…did you do with…♪ bien, no sabía que cantaba tan mal- le hablaba, mientras reía ante la reacción de la fantasma. –Y dime ¿Qué haremos?- hablaba a la bruja que tenía de compañía. -¿Esperamos a los demás o intentamos hacer algo nosotras?

Editado 22 de Octubre del 2014 por AlbaBlack

[Anne Gaunt M.]

La Gaunt bufó, exasperada. La afluencia de clientes había descendido muchísimo en las últimas semanas y eso la preocupaba. Había trabajado mucho para levantar aquel pub, y no sabía si éste alcanzaría final de año o si debería cerrarlo antes. Chasqueó la lengua y bajó la mirada, con gesto vencido. Que la puerta de entrada al local se abriese fue lo único que consiguió animar a Anne y, aunque pronto comprobó que no se trataba de clientes, aquello no la desanimó. Eran Caroline y Alba, a las que había contactado unas horas antes para ver si conseguían ayudarla con aquella pesadilla que estaba sufriendo en su local.

 

La Ryddleturn entró con decisión en el pub y la licántropa abrió la boca para saludarla justo cuando notó que uno de sus "problemas" aparecía en un extremo del local, probablemente preparada para pasar a la acción.

 

— ¡Cuidado Car...! —alcanzó a exclamar antes de que un vaso volador pasase a escasos centímetros de la cabeza de la mujer. Inconscientemente, la mortífaga clavó las uñas en la barra de madera mientras fulminaba con la mirada al fantasma atacante—. ¡Estate quieta, asquerosa! —bramó, perdiendo completamente los papeles.

 

Tanto ella como Alba parecieron reconocer a aquel fantasma femenino al instante, y Anne se sintió ligeramente est*pida por no saber de quién diantres se trataba. La música muggle le gustaba, pero sólo la antigua: así que la música de aquella mujer con pintas de loca no le atraía, ni la había escuchado nunca tal y como le había hecho saber el primer día en que apareció misteriosamente en el Elviris.

 

Salió de detrás de la barra con gesto aburrido y se dirigió hacia las mortífagas para colocarse entre ambas.

 

— Chicas, tenéis que ayudarme. Esa loca no hace más que espantarme a la clientela... y lo peor de todo es que no está sola: hay otros fantasmas más que siempre andan peleando con ella y también molestan a los clientes. ¡Voy a volverme loca por su culpa! —se quejó, mirándolas con desesperanza. Ellas eran su última baza para arreglar todo aquel atolladero: si juntas no conseguían solucionar el problema, Elviris Pub cerraría sus puertas al mundo mágico en poco tiempo.

[Romina Black Lestrange]

Salí del castillo dirigiéndome al lugar en donde tenía que encontrarme con los guardianes para hacer por primera vez una guardia ya que a la primera no había podido ir. Mientras caminaba pensaba en que además de que era la primera vez era aprendiz y tenía que aprender. Ya me habían dicho al lugar al que tenía que ir. Al principio no podía creer que un bar hubiesen fantasmas de cantantes que no dejaran que a la gente en paz.

 

Mientras caminaba mire el reloj que llevaba en la mano derecha y note que ya era un poco tarde. No sabía si ir o no ir ya que no me gustaba llegar tarde a los lugares y mucho menos no poder avisar que no iba a poder ir. Camine lo más rápido que pude era mejor llegar tarde que no llegar nunca, eso era lo único que había evitado que me regresara a mi casa. Di varias vueltas por todo el callejón y me enoje tanto al no recordar cómo era el lugar.

 

Respire profundo y comencé a caminar más tranquila para encontrar de una vez por todas el portón igual como me lo habían descripto. Llegue hasta el portón y note el cartel que decía “Elviris Pub”; toque las iniciales de ambas palabras e inmediatamente una puerta apareció de la nada. La empuje y al pasar a través de esta note que el lugar estaba casi vacío y me acerque a tres chicas que estaban allí pero algo me llamo mucho la atención. Los fantasmas parecían estar locos o molestos por algo que lanzaban cosas por todo el lugar; y eso, sin duda, era el motivo por el cual no tenía clientes.

 

-Hola, soy Romina- dije mientras me acercaba a las mujeres-No era mi intención llegar tarde pero tuve un poco de complicaciones para encontrar el lugar ¿Qué es lo que hay que hacer?- pregunte mientras intentaba esquivar los objetos que lanzaban de un lado a otro; era como estar en una pelea de comida de las escuelas muggles solo que esta vez era entre fantasmas.

 

Me quede pensando mientras esperaba a que me dieran las indicaciones necesarias para hacer algo o intentar ayudar. Estaba segura de que no podríamos lanzarles hechizos ya que estos los atravesarían y terminaríamos destruyendo el lugar por completo. La verdad que era muy difícil pensar en cómo detener a unos fantasmas pero intentaría todo con tal de conseguirlo, y como última instancia, propondría la idea de llamar a un médium si es que había.

[Alba Ryddleturn]

Rol de Guardianes

 

No pasó mucho tiempo cuando apareció Anne junto a nosotras. – ¡Que tal! Bueno la cosa no está muy bien por aquí como veo- le decía mientras intentaba seguir esquivando las cosas que tiraba la fantasma. –Es terrible esta chica- reía. No podía dejar de causarme gracia el hecho de que estuviese aquella muggle en un sitio de magos.

 

-Así que tiene más amigos, habrá que conocerlos. Iré por ellos a ver qué tan terrible son- hablé a ambas brujas presentes. Cuando me disponía a partir camino en busca de los otros fantasmas, apareció una chica. –Que tal Romina, soy Alba, y ellas son Anne y… aun no me dice ella su nombre- apuntaba a Caroline. –Bueno hay que ver qué hacemos con esta que ves ahora- le hablaba a la recién llegada.

 

-Pero además hay que ver los otros fantasmas que le ayudan, que es lo que yo iré a ver yo. Así que acompáñame, y vemos que tal los otros. Dejemos a las chicas acá, y luego volvemos- le dije a Romina. Comencé a caminar, sin antes hacerle una burla a la fantasma de Amy. – ¡A que no me das loca!- le gritaba sacando la lengua. -¡Cállate maldita!- se enfurecía la fantasma, tirando mas y mas cosas por todo el local.

 

Nos dirigimos a la puerta que estaba en un extremo para ir en busca de los otros fantasmas. Guarde mi varita bajo mi manga, porque no sería necesaria para contra los fantasmas. Tenía algo en mente para poder solucionar el problema, pero quería saber quiénes eran los demás fantasmas. Al entrar a la bodega del local, no tuvimos que esperar mucho para poder divisar a los fantasmas.

 

Uno de ellos estaba bailando, mientras el otro estaba sentado simulando fumarse algo. –Así que ustedes son los otros molestosos que están en el local. Yo a ti te conozco también, eres Michael Jackson- apuntaba al que estaba bailando, ya que cuando les hablé ambos fantasmas dejaron de hacer sus cosas. –Y a ti también, pero no recuerdo tu nombre- sabía que lo conocía. Mi años viviendo con muggle, me hacía conocer a todos sus celeridades, pero que ese momento no recordaba.

 

-Bob Marley- habló el fantasma que simulaba fumar. -¡Ah claro! El gran Bob. Que placer tenerlos por acá-. Eran grandes expositores de música, que a mí me gustaban. –Digan porque osan molestar a la gente que está aquí- les pedí explicaciones. –Es algo que a ustedes no les importa- habló el fantasma de Jackson. –Creo que tendremos problemas acá también- le susurré a Romina.

[Caroline Ryddleturn]

Caroline Ryddleturn

 

—No creo que tengamos tiempo de esperar —murmuró Caroline, mientras volvía a alzarse luego de haber esquivado otro vaso y alcanzaba a escuchar como Anne la prevenía de aquel—. ¿Más fantasmas? Esto se pone más divertido... —ironizó.

 

Una sola ya era molesto, pero dos o tres era mucho peor de lo que imaginaba. A ella siempre se le había dicho que se le debía de tener miedo a los vivos, no a los muertos, sin embargo, ¿cómo combates algo a lo que no le puedes hacer daño? Caroline ya había pensado en una cosa, una cosa que precisamente no tenía y que era casi imposible de conseguir. Se sentía que estaba con las manos atadas, a pesar de sus capacidades y de que acababan de llegar sus compañeras; Alba y Romina. Sentía que ellas sólo eran más diversión para los espectros.

 

La Ryddleturn ya veía que no había salida alguna y no quería decírselo a las demás. Por varios minutos se estuvo haciendo la desentendida, hasta que Alba mencionó que no se había presentado. Iba a decirle quién era, pero la joven resolvió ir con Romina a buscar al resto de los fantasmas.

 

—¡Espera! —gritó Caroline y corrió hacia ella—. ¿No crees que es poco conveniente molestar a los otros? —Pero ya era tarde; ellos estaban ahí—. Genial... —soltó y puso sus manos sobre la cintura—. Michael Jackson y Bob Marley —Hizo una reverencia cargada de burla y señaló—: Creí que personas como ustedes iban a lugares geniales, no que terminaban cantando en un pub. —Se echó a reír y volvió la mirada hasta Alba—. Por cierto, soy Caroline Ryddleturn.

 

Justo cuando la Mortífaga acababa de decir su nombre, apareció nuevamente la figura de Amy Winehouse. Se le veía más furiosa que antes y lanzaba todo lo que se le cruzaba por delante, en dirección a los dos cantantes. Por lo visto la rabia era con ellos, aunque de paso también se desquitaba con el grupo de mujeres. Si es que lograban la conciliación entre esas almas en pena, quizá los problemas se solucionaran. Era algo que no se podía resolver usando la fuerza o la magia, era algo que requería de un buen discurso y poder de convencimiento.

 

—Veamos... ¿Por qué no pueden convivir de manera tranquila? Todos son leyendas de la música y admirados incluso en el mundo mágico. Dígannos lo que quieren y se los daremos.

 

—¡Que ellos se vayan! —gritaron los tres al unisono—. ¡No me iré a ninguna parte! —continuaron.

 

La situación era tan simple y tan compleja a la vez. ¿Cómo iban a sacar a dos de ellos si no podían ni con uno solo?

[Romina Black Lestrange]

Mire a las tres chicas con una sonrisa casi fingida porque no podía ocultar mi asombro al notar lo que hacía el fantasma de esa cantante. Seguí a Alba hasta donde ella se dirigía sin dejar de prestar atención a las provocaciones que le hacía para que se enojara. No sabía si estaba aquí para ayudar a que los fantasmas se fueran o para empeorar más la situación haciéndolos enojar. No me atreví a decirle nada a la chica por miedo de que se enojara o reaccionara mal pero estaba segura que las cosas empeorarían si le seguía el juego.

 

Camine con ella hacia una habitación la cual parecía ser una bodega. Cuando Alba abrió la puerta me sorprendí al reconocer que uno de ellos era Michael Jackson porque estaba bailando y el otro era Bob Marley, pero a la única que no logre reconocer fue a la chica que no tenía ningún conocimiento sobre ella. Me sorprendí ante la contestación del fantasma porque nunca creí que era así.

 

-¿Por qué están aquí? ¿Cuál es su propósito? ¿Qué hacen en un lugar mágico?- me atreví a preguntarle a los fantasmas; exponiéndome a que no me contestaran o que me tiraran algo para hacerme daño- ¿Quién es la chica?- le pregunte a Alba.

 

Supuse que la pregunta y los comentarios de la mujer que se había presentado como Caroline los enojaría aún más y todo llevaría a que nunca podríamos controlarlos. Me detuve a pensar que era lo que podíamos hacer para controlar e intentar que los fantasmas se fueran del lugar; o que simplemente dejaran de pelearse y molestar a la gente que venía al lugar pero en ese momento no se me ocurría nada más que hacer.

 

-¿Tienen alguna idea?- le pregunte a ambas esperando que tuvieran alguna idea; la que sea con tal de controlar a los fantasmas y que dejaran de molestar.

 

Mire a los fantasmas que seguían gritándose entre ellos y diciéndose cosas pero no lograba entender porque reaccionaban así, que era lo que les pasaba para que se llevaran tan mal hasta el punto de no dejar a nadie más entrar al lugar.

 

-¿Qué les pasa? ¿Por qué no solo pueden estar tranquilos sin hacer peleas? Creo que nadie va a intentar sacarlos de aquí, pero si siguen destrozando todo el lugar va a ser los más probable- le comente a los fantasmas que inmediatamente comenzaron a tirarme cosas. Algunas las podía esquivar y otras me daban en la cabeza o en otras partes del cuerpo.

[Alba Ryddleturn]

Rol de Guardianes

 

La mujer que habíamos dejado atrás con Romina, había llegado tras nosotras presentándose como Caroline Ryddleturn, otro familiar por Ottery sin conocer. La miré con cierto asombro. -¿Ryddleturn? Vaya, yo también. Bueno después hablamos de eso cuando resolvamos esto- le dije, mientras que aparecía frente a nosotras la fantasma de Amy para juntarse con los demás.

 

Ambas mujeres estaban haciendo preguntas a los fantasmas, los cuales en vez de ayudarnos con las respuestas, estas era mas difíciles de resolver. Los tres querían que los otros se fueran, y a la vez ninguno se iría. –Que gran dilema este- decía con cara de desconcierto, tomando mi barbilla pensando que podíamos hacer. A Romina le habían llegado ciertas cosas que lanzaba la fantasma en la cabeza, y el cuerpo. – ¿Estás bien chica?- le pregunté. Sería lo que nos faltaba si salía una herida sin antes resolver las cosas.

 

-Si ninguno se va a ir, tendrán que convivir los tres- dije mientras caminaba cerca de los fantasmas. Los tres me miraban de una manera fulminante. –No me miren así, si ninguno se quiere ir, tendrán que aprender a verse las caras.- Los fantasmas se miraban con cierto odio. –Me imagino que tienen problemas por su fama, ya que ahora nadie los admira como antes, y menos ahora que están en un lugar donde no mucho de nosotros los magos conocemos- miré a los fantasmas y las chicas.

 

-La idea que tengo es que como no se irán, puedan hacerse conocidos en el pub, haciendo recitales en vivo, así los magos que vengan puedan admirar su voz, haciendo de esta manera que vuelvan a tener su fama como antes- terminé sonriendo fingidamente, esperando que no me lanzarán o hicieran algo en contra de mí.

[Caroline Ryddleturn]

Caroline Ryddleturn

 

Todas llenaban de preguntas a los espectros, a la espera de que éstos dijeran lo que ellas querían escuchar: qué era lo que buscaban allí. Sin embargo, la respuesta que dieron no solucionaba nada, sólo las ponía en una situación aún más compleja. Caroline no tenía ni la más mínima idea sobre qué hacer y precisamente Romina acababa de preguntarle eso. En tanto intentaba responderle, vio que la aprendiz era blanco de vasos y cubiertos. Esa chica estaba bajo su cuidado y, por más que odiara estar de niñera, debía hacer algo.

 

—Morphos —masculló, mientras apuntaba el extenso sillón con su varita de palisandro.

 

El mueble se transformó en una pantera, el animal preferido de la Ryddleturn, y se situó frente a Romina. A la criatura le dio la clara orden de proteger a la joven, en todo momento y bajo cualquier circunstancia. Era lo único que podía hacer, ya que al menos ella tenía los reflejos suficientes como para esquivar lo que le lanzaran. Por otra parte, Alba ya era una Mortífaga y por ende Caroline la consideraba apta para defenderse. En caso de que la situación se pusiera peor y que su compañera corriera verdadero peligro, pondría su existencia en riesgo.

 

—La rubia tiene toda la razón —murmuró, al tiempo que avanzaba frente al espectro de Amy—. Pueden hacer fama acá y ser admirados por todo el mundo mágico. ¿No les gusta la idea? —Sonrió ampliamente y agregó—: Nosotras los podemos ayudar.

 

—No, no, ¡yo no quiero eso! —gritó Winehouse—. Lo que yo quiero es volver a vivir y ya sé como.

 

Todo fue demasiado rápido, incluso para la vampiresa. Bastó que la cantante se lanzara sobre Carol para tomar posesión de su cuerpo. Ésto tampoco fue completo, porque ella seguía siendo consciente, solo que no tenía control completo sobre su mente; era como si la compartiera con Amy. Si antes había con qué preocuparse, ahora tenían mucho más.

 

—Ahora sí me puedo ir de acá —soltó Amy, poseyendo el cuerpo de la Mortífaga—. Ustedes dos pueden quedarse con el local.

[Anne Gaunt M.]

Una nueva figura había accedido al pub, pero Anne tenía toda su atención posada en aquella fantasma ruidosa que se había empeñado en amargarle la vida.

 

— Bueno, y esto no es nada. Esperad a que aparezcan los que... —empezó a decir. Pero los otros dos fantasmas que acompañaban al de aquella difunta muggle molesta irrumpieron en el lugar y comenzaron a hablar con las guardianas que habian acudido en ayuda de la Gaunt. Ésta se llevó una mano a la cara y se la pasó lentamente por la frente, como así pudiese aliviar la tensión—. En serio, estoy desesperada. Sacadles de aquí, o yo no sé qué haré al final.

 

Esperó entonces, en silencio, mientras escuchaba a las mujeres hablar sobre qué habría llevado allí a los fantasmas y qué podían hacer para que estos se conformasen con la presencia de los otros y dejasen de molestar. Por un instante, la mortífaga pensó que aquello podría funcionar... pero entonces ocurrió algo inesperado. El fantasma femenino se lanzó contra Caroline y se introdujo en su cuerpo, apoderándose de parte de éste. La nigromante dio un salto hacia atrás y sacó la varita, alerta.

 

— ¡Asqueroso bicho del mal! ¡Aléjate de mi compañera! —bramó, con un tono de voz cargado de preocupación. Jamás habría imaginado que las cosas pudiesen torcerse hasta tal punto, y menos aún que la vida de una de sus compañeras pudiese estar en peligro por su culpa—. No te muevas ni un centímetro, ¿me oyes? Sal de Caroline... así no recuperarás tu vida. Ésa la has perdido para siempre, y sólo tú sabrás porqué. No prives a otra persona de disfrutar de la suya propia —añadió, con voz más tranquila. Miró de soslayo a Alba y Romina, que se habían quedado en silencio, y cruzó los dedos para que éstas tuviesen idea de qué hacer a continuación. Desde luego, ella no sabía por dónde empezar.