Elviris Pub (MM B: 103956)

[Anne Gaunt M.]

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Zacharias "Zeta". Encargado de Elviris Pub.

 

Sonrió, complacido, cuando la chica comentó que la bebida estaba buena. Para un buen barman, no había nada como ver a la clientela contenta con el trabajo que se había en el pub. Sintió que la joven lo observaba y él, con disimulo, fingió no darse cuenta mientras seguía bebiendo agua prácticamente congelada de aquel vaso de tubo que se había servido un rato antes.

 

— Ah, así que eres una de las afiliadas. ¡Fantástico! Razón de más para que nos ayudes a publicitar el pub. Estoy seguro de que puede ser uno de los más frecuentados de Diagon si nos lo proponemos —comentó alegremente Zeta, guiñándole un ojo a la muchacha—. Tienes razón, lo siento. Soy Zacharias, pero puedes llamarme Zeta —se presentó el moreno, inclinándose sobre la barra para besar en las mejillas a la chica a modo de saludo—. ¿Y cómo te llamas tú? Conocí a Anne hace muchos años... digamos que tenemos gustos similares desde siempre, y fuimos íntimos amigos cuando vivíamos en Irlanda. Ella viajó hasta aquí y años después lo hice yo... parece que el destino nos tenía guardada esta oportunidad de ser socios aquí. ¿Por qué confía en mí para esto? La verdad es que no tengo ni idea... si la conoces, sabrás de sobra que es una mujer exigente y ligeramente paranoica. Así que supongo que tiene alguna forma de vigilarme aunque aparentemente me deje al cargo de todo —le explicó soltando una carcajada, apoyándose sobre un codo en la barra para quedar más cerca de la joven y que la conversación fuese más "privada".

 

Entonces la puerta se abrió y entró una joven conocida para Zeta, que sonrió al verla llegar. Preparó una coca cola, sabiendo que pediría precisamente eso y luego se la colocó enfrente.

 

— ¡Sira! ¿Tan cansada vienes que ni me has visto? —la saludó—. Aquí tienes, fresquita para combatir el calor veraniego. ¿Cómo va todo, señora de Haughton? —añadió, con picardía. Según había oído, se había casado unos días atrás.

 

@AlbaBlack @@Sira Loveless Haughton

[Sira Loveless Haughton]

Su mirada se distraía buscando a Terry que se había perdido por el lugar, esperaba que Zeta la encontrara, a veces se ponía nerviosa sino la veía pues era muy pequeña y podía comerse algo que no debía o incluso perderse:

 

- Bueno…como veras no vengo sola y además del calor, mi perrita se perdió por entre las sillas- Rió ahora que tenía el refresco delante de ella:- Como sabes lo que me gusta- Dijo mirando al encargado del lugar y acercándose el refresco. Carcajeo cuando lo escucho llamarla de aquella manera, era el primero que lo hacía desde que se había casado, hacia ya varios días y aun no había podido estar con su marido a solas:

 

- Señora de Haughton, eres el primero que me llama así- Arqueo una cejar al mirarlo:- Pues no me quejo, siempre haciendo lo mismo, sin estar quiera en un lugar, sabes qué sino…me aburro- Se encogió de hombros y bebió un buen trago del vaso, las burbujas hicieron cosquillas en su boca y todo acompañado de otro cosquilleo en sus ojos que poco mas y comienzan a llorar:- ¡Que fresquita!- La dejo sobre la barra y miró al castaño:- Dime, ¿Dónde está Anne? ¿Sabes que quiero abrir una pastelería?- Era su sueño, abrir una pastelería, con pasteles hechos por ella misma, adoraba la pastelería.

[Alba Ryddleturn]

Escucha atentamente cada palabra que decía el joven tras la barra. Algo tenía que atraía mi atención, ¿sería su rudeza? No sabía realmente, pero estaba siendo entretenido aquello.

 

-Me llamo Alba Ryddleturn- respondí cuando me pregunto por el nombre. Seguí escuchando, y bebiendo del trago que Zeta me había servido. En un momento, este se acerco, un poco más a mí, lo cual me hizo colocar un poco nerviosa. Bebí otro poco del licor, que ya le estaba quedando poco, y me estaba dando ánimo para seguir hablándole, cuando entró alguien al local.

 

Se sentó al lado mío, habló con Zeta, y ni siquiera me miró. –Hey, ¿tú ya no saludas a tu hermana?- miré extrañada a Sira. De seguro pasó de largo sin mirar nada, si ni siquiera se había fijado que Zeta estaba frente a ella.

[Sira Loveless Haughton]

Una voz la saco de sus pensamientos y búsqueda con la mirada de su perrita. Aquella voz pertenecía a su hermana Alba, hacia muchísimo tiempo que no la veía, creía recordar que desde la boda. No sabía si era por ella o por su hermana pero habían perdido un poco el contacto, seguramente porque ella ahora se pasaba más tiempo en la Haughton tratando diversos problemas familiares, así como la aparición de su padre y la pelea de él con Kritzai:

 

- Alba, hermanosa, perdóname- Sonrió mirando a la joven Ryddleturn, hacia mucho que no la veía:- ¿Cómo estas hermanosa? Qué raro encontrarte por aquí y no en el castillo- también hacía tiempo que no iba a ver a su abuela, seguro se estaba preguntando donde estaría:- ¿Cuándo te vas a graduar?- Alzó una ceja y terminó de beberse el refresco con un golpe en la barra. No sabía muy bien como iba en la Academia, pero aun no estaba entre las filas mortifagas, asi como su hermana Mia que aun no se había graduado y eso que habían empezado la Academia juntas.

[Anne Gaunt M.]

—... y entonces el chaval se escurrió de la escoba y se pegó un buen golpe. Pero vamos, sólo se rompió un par de costillas —iba diciendo Anne ante la horrorizada mirada de Shiro. El fantasma estaba boquiabierto y espantado por lo que su protegida le acababa de contar, tanto que no alcanzó a encontrar palabras para responderle. La Gaunt soltó una risita y se encogió de hombros mientras se detenía ante la entrada del Elviris y posaba ambas manos en las iniciales del cartel. Al instante, una puerta apareció ante sí y la atravesó para acceder al interior del negocio.

 

Dentro divisó dos figuras femeninas que charlaban con Zeta, que se mostraba tan amistoso y simpático como siempre. Se acercó lentamente hasta el pequeño grupo y se cruzó de brazos, esbozando una ligera sonrisa al reconocer a ambas jóvenes.

 

— Vaya, vaya, sangre nueva por el negocio... bienvenidas a Elviris, chicas —las saludó, haciendo como que se quitaba un sombrero inexistente de la cabeza y realizando una reverencia ante ambas—. Espero que Zeta os estuviese tratando bien... y, de paso, que me trate a mí mejor —comentó de forma mordaz, mirando significativamente al barman. Éste soltó una carcajada y giró sobre sus talones, dirigiéndose a la estantería de las copas y sirviendo vodka en una de ellas—. Bien bien, así me gusta —murmuró entonces la Gaunt, sonriendo.

 

Zeta le colocó la copa en la barra, y Anne tomó asiento en un taburete al lado de Alba.

 

— Bueno, chicas, contadme, ¿cómo os va todo? Hacía tiempo que no sabía de ninguna de vosotras, la verdad. He estado un poco perdida.

[Alba Ryddleturn]

La mirada perdida de Sira se poso por fin con mi figura. Le sonreí al verla tan radiante. Se notaba que el casamiento con Kritzai le había hecho muy bien. –Si, es que ahora soy afiliada al negocio, y me vine a dar una vuelta por acá. Y como dices, hace tiempo tú que no vas al castillo, porque yo paso todos los días allá- le dije riendo. Sabía que ahora su lugar estaba con Kritzai, por lo que ir a la Ryddleturn le resultaba algo difícil.

 

-Pues a ver si uno de estos días los pasó a ver a su hogar de matrimonio, espero no te moleste- esbocé una sonrisa. Sira me preguntaba por la academia. La última vez que nos vimos en el castillo, hablaba con ella de ello, pero ahí recién estaba comenzando aquella aventura, que ahora, ya estaba por terminar.

 

-Pues me graduó como en una semana más, aproximadamente. Estamos en las últimas tareas y pruebas, y ya estaríamos. Te avisaré cuando sea, para que me vayas a felicitar- reí. Esperaba que toda mi familia Ryddleturn apareciera aquel día.

-Y tú ¿Cómo va la nueva vida de casados? Tienes un hijito por lo que veo- le dije acariciando al pequeño perro que cargaba. Bebía el último poco del trago que me quedaba, cuando vi que una mujer se acercaba a la barra, era Anne.

 

-Hola Anne, gracias, es un gusto verte nuevamente- sonreí. –Claro que nos ha tratado bien el hombre- miré y guiñe un ojo a Zeta. –Es bien atento- lo miré con complicidad. –Yo bien, en las últimas en la academia, ya queda poquito, así que me vine a despejar acá además de conocer el lugar que está bastante bonito- respondí, mirando el local por completo. –Y tú ¿Cómo has estado Anne? No debe ser fácil llevar todo esto. Por lo menos tienes la ayuda de Zeta.

[Sira Loveless Haughton]

La puerta se abrió en el momento que ella preguntaba por la dueña del negocio y allí estaba, acompañada de aquel fantasma que más que otra cosa le hacía gracia a la castaña. Su mirada se volvió a posar en Alba:- Si, debería de pasar a haceros una visita, pero estoy hasta arriba de responsabilidades- Se sincero, ella ya pronto lo comprobaría cuando su estancia en la Academia terminara e ingresara en las filas mortifagas para acompañarla a ella y a los demás hasta la muerte si hacía falta:

 

- Te daré un consejo, no te cases- Carcajeo sin dejar de mirar a su hermana:- Nada, es broma, voy bien, siempre estamos discutiendo, pero es divertido- Zeta volvió a poner otro vaso de Coca-Cola frente a ella, siempre tan atento, le sonrió:- Bueno si lo tengo, aunque aún no ha nacido- Acaricio su panza:- ¡Ah! Te refieres a Terry, si es una perrita traviesa-

 

En ese momento Anne había llegado frente a ellas con Shiro flotando a su lado, no sabía si Alba lo podría ver, pero Sira ya lo conocía y sabia donde se encontraba. Terry bajo al suelo y comenzó a saltar para intentar dar con sus patitas delanteras a los pies del fantasma, pero era trabajo en vano ya que sus patitas lo atravesaban:

 

- Anne, milagro que te dejas ver- Se levanto para apretarla en un abrazo:- Shiro ¿Cómo estás?- Le dijo al fantasma con una sonrisa:- ¿Dónde te has metido loca? Sabes que poco hice, por mí, me la pasaría en la cama- La Gaunt sabia de lo vaga que podía llegar a ser la castaña.

[Anne Gaunt M.]

Bebió un sorbo de vodka y luego miró al barman, con una sonrisa torcida.

 

— Serás cabrito... ¡qué cargado! —exclamó. Zeta estalló en carcajadas y se encogió de hombros, aparentemente reacio a responderle a la pelicastaña. Ésta rió también aunque pronto centró su atención en Alba, que respondía a su pregunta inicial. Anne asintió y le sonrió—. Me alegro de que te vaya tan bien. ¡Ya mismo estarás graduada! Pasaré a saludarte cuando te den el título, claro —le aseguró, alzando la copa a su salud y dándole un buen trago después. Sintió el ardiente licor descendiendo por su garganta y fulminó con la mirada al barman, que volvió a soltar una risita divertida al ver sus mejillas sonrojadas por el alcohol—. Y bueno, yo he estado bastante bien. Ocupada, como siempre. Menos mal que Zeta se encarga del pub... no podría llevar todos los negocios yo sola, por supuesto —asintió.

 

Hizo entonces una pausa para mirar a Sira y responderle también, mientras Shiro observaba con curiosidad al perrito que intentaba apoyarse en sus pies incorpóreos.

 

— Dile a tu perro que no lo va a conseguir, antes de que le de un ataque de estrés a él y una depresión a mi padre —comentó, señalando a la extraña pareja que había a su espalda—. Y no seas exagerada, mujer. Siempre se me puede ver... si sabes a dónde acudir —le dijo, dirigiéndole una significativa mirada. Obviamente, se refería a la Fortaleza Oscura, donde todos los mortífagos se reunían para repartirse el trabajo del bando. Como alto rango, la Gaunt pasaba bastante tiempo allí y no era nada extraño verla pasear por el Callejón con su capa y máscara mortífagas—. La cama es un buen sitio, a mí me encantaría pasar más de cuatro o cinco horas al día en ella —añadió, encogiéndose de hombros—. Pero entre los mellizos y mis trabajitos... es complicado. Además, llevo unas semanas mortalmente ocupada con la Villa Quidditchera. ¡Esto de ser deportista profesional cansa mucho, aunque no lo parezca! —exclamó, llevándose una mano a la cabeza con gesto trágico fingido.

 

Shiro se acercó entonces hasta ellas y las observó, en silencio.

 

— Hola Sira, es un placer volverte a ver. Y a ti es un placer conocerte —las saludó, primero mirando a la Loveless y luego mostrándose visible ante Alba, que no le había visto hasta entonces.

[Alba Ryddleturn]

-Bueno tengo que conseguirme un novio primero- reí ante Sira por el comentario de no casarme. No sabía que Sira estaba embarazada, su anatomía no había cambiado mucho, seguí igual de flaca y bonita que siempre, solo que ahora estaba mucho más radiante, debía de ser por el hijo que llevaba en el vientre.

 

-Vaya hermanosa, no tenía idea que serían padres- me paré, y le di un gran brazo apretado. –Será muy bello para los dos este nuevo ser que les vendrá a alegrar sus vidas- dije acariciando su panza. Volví a mi asiento para poder hablar con los 3 presentes.

 

-Gracias Anne, será un placer que vayas a mi graduación. Después de ello, pues seré parte del club de los oscuros- sonreí de forma placentera, era lo único que quería hacer después de terminar la academia, poder llevar conmigo, la marca tenebrosa.

 

El perro de Sira, daba saltitos en el aire hace un buen rato, y yo entendía a quien le hacía gracias. Además de Sira y Anna, hablar de un tal Shiro. Fue de un momento a otro que apareció frente a mí un fantasma, presentándose. Me dio un buen susto cuando lo vi de repente.

 

-¡Por Merlín!- tomé una gran bocanada de aire. –Ho...hola, disculpa, es que apareciste de la nada- sonreí nerviosa al fantasma. –Un gusto, soy Alba. Bueno ya sabes, si creo que has estado aquí hace un buen rato-. Me giré y hablé a Zeta. – ¿Me sirves otro?- tomé el vaso y lo moví haciendo sonar los hielitos que tenía dentro. –Por favor.

 

-Chicas, espero no sea mucho trabajo ser del bando, por lo que las escucho, creo que es bastante cansador- al ser aspirante, no tenía mucho que hacer más que esperar ser parte de las filas mortífagas.

[Anne Gaunt M.]

— ¡Lo siento! No quería sobresaltarte —exclamó alarmado Shiro. Anne soltó una carcajada y luego hizo un gesto de disculpa hacia Alba. Aún no se había acostumbrado a ver a la gente reaccionar ante la presencia del fantasma, y más cuando éste aparecía, sin previo aviso, irrumpiendo en las conversaciones ajenas—. Es un placer saludarte, querida. Yo soy Shiro, el padre adoptivo de Anne —se presentó, con aquella característica sonrisa suya cargada de bondad y simpatía.

 

Mientras Zeta atendía el pedido de Alba y le servía lo mismo que acababa de tomar, Anne escuchó a la joven hablar de su graduación y de lo que haría después. En cuanto notó su despreocupación a la hora de hablar de su aspiración a entrar en la Marca Tenebrosa, alzó las manos y se levantó del taburete de un salto.

 

— ¡Aquí no! —exclamó, con un tono de voz más fuerte de lo que pretendía usar desde el principio. Shiro la miró con una ceja arqueada y ella frunció el ceño, mirando con gravedad a Alba—. Sé que ahora mismo estamos solos, pero hay que tener muchísimo cuidado con todo lo referente a... nuestra familia —le aclaró con un tono de voz mucho más amable, y volviendo a sentarse en el taburete. Zeta le sirvió la copa a Alba y Anne retomó la palabra, sabiendo que la joven entendería sin problemas que con "nuestra familia" hacía alusión al bando tenebroso—. Nunca se sabe si hay alguien espiando... ya sabes, hasta las paredes pueden tener oídos. Así que precaución y, ante todo, mucha discreción —le aconsejó, mientras le dedicaba una sonrisa a la joven. Alzó una mano para palmearla suavemente en el brazo—. No te preocupes, todos hemos pasado por tu lugar. ¡La emoción del principio! Bueno, y de después. Yo sigo sintiéndome tan emocionada como el primer día, y eso que ya llevo bastante tiempo allí. Y no le temas al trabajo... cuando algo gusta, invertir tiempo en ello no es un cargo, es un privilegio. Te gustará... lo sé. Y yo estaré ahí para guiarte —añadió, esta vez guiñándole un ojo.

 

Aún recordaba sus primeros días como mortífaga, desorientada y temerosa de todo. Los altos rangos de aquella época la habían acogido como a una más, y en poco tiempo se había convertido en una bruja fuerte y capaz de afrontar cualquier misión sin temor al fracaso. Y, ahora, ella era uno de aquellos subdirigentes que ayudaban a los más jóvenes a integrarse en las filas tenebrosas. Miró a Alba una vez más y sonrió antes de tomar un largo trago de vodka.