Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[Cissy Macnair]

Volví a bufar, parecía un perro enojado. Rodé los ojos y los puse en blanco, mirando hacia el brillante cielo. No nos quedaba mucha opción si queríamos seguir juntos, así que miré a mis compañeros, incluyendo a Criss e Ian en el trayecto de mi mirada y me encaminé con paso cansino tras Sira, que ya no se la podía ver.

 

-Vamos, esa loca hará que nos asesinen- dije, suspirando.

 

La brisa era cálida, como primaveral y el pasto se veía verde y brillante desde mi perspectiva. Podía casi asegurar que no nos encontrábamos en Londres, porque allí era otoño ya y estaba entrando el frío invernal de a poco. ¿En dónde podíamos estar? Si el libro era un traslador, que no lo creía, podríamos estar en cualquier parte del mundo. Pero si era otra cosa... Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al pensar en eso.

 

¿Qué pasaría si el libro era una brecha entre mundos? Ya había experimentado esa sensación de caer al vacío, luego la soleda y finalmente había aterrizado en un lugar como este. Aquella vez había sido un viaje entre mundos, una brecha que nos juntaba con un paralelo donde nuestros alternos poseian otra vida. Pero habíamos cerrado esa brecha de momento. ¿Era posible acaso que el dichoso manuscrito fuera otro pedazo de brecha que no habíamos logrado cerrar? Eso no me gustaba. ¿En qué año estábamos?

 

-¿A alguien le resulta conocido este lugar? Porque yo me siento más perdida que Kappa en campos de girasoles- dije, resoplando a medida que avanzaba-. ¿Qué demonios está haciendo Sira allí dentro? Ni que hubiera ido a pedir un vasito de agua...

[Felicity]

Felicity se dio un buen golpe contra el sueño, quedando desorientada por varios minutos. Se había hecho daño en las rodillas y necesitó un tiempo para ponerse en pie y ser capaz de mantenerse por si sola en aquella posición. ¿Por qué diablos había hecho eso? se reprochó a si misma y arrugó el ceño contrariada. Tendría que haber dejado tranquilas a Cissy y Sira con el libro.

 

A la par que se acercó al grupo, sacudió la túnica del polvo de la tierra y se cubrió de los intensos rayos de sol apoyando una mano en la frente. ¿Qué les podía decir? aunque a medida que se fue acercando, notó que no estaban enfadados, sino más bien, emocionados (al menos la mayoría).

 

-No pienso decir que lo siento, simplemente regresemos de donde sea que estemos - fue todo lo que dijo, observando su alrededor.

 

Todo era pasto, pero si uno se fijaba bien, al horizonte asomaban oscuros tejados de viviendas junto a un frondoso y verde bosque. ¿Aun seguirían en Londres? para sus adentros, deseaba que si.

 

-Sira tarda demasiado, no creo que esté bebiendo solo agua. Vayamos...

 

Minutos más tarde, entraba por la puerta de una vieja vivienda que chirrió muy agudo cuando la abrió. Aquello le puso la piel de gallina pero no dijo absolutamente nada, pues Sira se encontraba en medio de la estancia y completamente fuera de sí. Felicity supo enseguida que ocurría e hizo un stop con un brazo alertando al resto para que tuvieran cuidado. No le dio tiempo a ver que era lo que les rodeaba, tan solo viejos muebles ocultos bajo sábanas amarillentas por el paso del tiempo y un viejo piano repleto de polvo gris que, seguramente, restara desafinado por el paso de los años.

 

-Está fuera de sí o, más bien, hay alguien más con ella, pues no está sola - años de convivencia con miembros del clan de la "Orden Oscura" le habían servido para afrontar la magia oscura, sobretodo en lo que a posesiones se refería - tenemos que sacar a ese ente de dentro suyo, antes de que sea demasiado tarde y no pueda regresar nunca más.

 

Su varita mágica de negra madera apareció en su zurda y la alzó, lista para batallar contra lo que se le presentara. Y, por si no fuera suficiente, las ventanas se cerraron, las cortinas se corrieron de golpe como si hubieran sido empujadas por una fuerza invisible y la puerta de la entrada cerró tras sus espaldas, dejándolos atrapados entre aquellas cuatro paredes sin escapatoria alguna para los que habían entrado.

[Isabella Hawthorne R.]

Entré a paso firme después del elfo, el aire estaba un poco tenso, mi madre no dejaba de andar atrás de Cissy quien en sus manos tenía un tomo que al parecer era propiedad de Sira. Me quedé en silencio observando la situación; crucé mis brazos por delante de mi pecho mientras observaba a las mortífagas. Mis ojos iban de acá para allá sin entender demasiado lo que pasaba. Mi madre parecía completamente hipnotizada y cuando recibió nuevamente el libro lo contempló con gran fascinación, sus ojos brillaron y en sus labios se curvaron.

 

No pasó mucho tiempo cuando un joven apareció con una sonrisa de oreja a oreja, se disculpó por su tardanza—Al parecer no soy la única impuntual—. Murmuré por lo bajo asegurándome que no me oyera, se acercó a nosotras y besó delicadamente la mano de cada una. Era obvio que nos quería engatusar, además al llegar mencionó algo de “lo bueno se hace desear”, puse los ojos en blanco y mantuve el silencio sin prestar demasiada atención a mi entorno.

 

Otro muchacho se unió, este tenía un vaso lleno de brandi, a él lo conocía de algún lado, algo de familia tenía. Lo miré tratando de recordar en dónde lo había visto con anterioridad, pero por más que quisiera no podía hacerlo. Caminamos hasta los jardines, era un cálido día otoñal, las hojas de los árboles habían comenzado a tornarse de un color pardo. Mi madre dejó caer el libro de forma torpe, sentí ganas de reír al ver cómo le temblaban las manos al estar cerca del muchacho.

 

Felicity, bastante cansada de la situación en la que estaba, desvainó su varita y apuntó directamente hacia el libro que aún estaba en manos de Sira, y justo cuando iba a pronunciar un hechizo el piso comenzó a temblar; me tambaleé pero fijé mis pies al piso para no caer. La caía fue eterna, pero por fin pude pisar tierra firma.

 

Miré mis pies, estaban posados sobre un césped tan verde que parecía verde manzana, todo olía de maravillas, en especial las flores que estaban por casi todo el lugar. Poco a poco fui levantando la mirada, observé cada espacio, me gustaba ese lugar, me sentí cómoda, me daban ganas de recostarme a la sombra de un gran árbol y dormir una eternidad.

 

Miré a mí alrededor, mi madre ya no conservaba el libro, no sabía en dónde había quedado. El silencio nos consumía, casi todo parecía perfecto, había un parque pero… ¿Por qué no había niños jugando en él? Eso era bastante sospechoso. Avancé un poco más hasta que mi madre rompió el silencio. Giré hacia ella, en busca de respuestas, pero la castaña se había separado del grupo y se había escabullido a una de las casas más cercanas.

 

Por alguna extraña razón decidimos seguirla, sacábamos nuestras propias conclusiones y al parecer mi madre había tenido un poco de sed y se metió por un vaso de agua, era patético, pero no teníamos otra explicación hacia lo que acababa de suceder. Teníamos que ir a ver qué es lo que estaba sucediendo. Fee nos hizo una pequeña seña con la mano indicando que tengamos cuidado.

 

La casa estaba como abandonada, los pocos muebles que contenía estaban cubiertos por sábanas amarillentas, llenas de polvo, había telas de araña por todas partes y el piso estaba cubierto por un fino polvillo blanco. Al parecer una especie de magia oscura habitaba la casa, sentía una especie de pánico gestándose en mi interior, sentí una especie de vacío en la boca del estómago justo cuando las cortinas y las puertas se cerraron. Estábamos completamente a oscuras sometidos a cualquier clase de peligro.

[Sira Loveless Haughton]

Los veía llegar hacia la casa, sabía que el escoger ese cuerpo no había sido un error, no sabía porque aquellos jóvenes se acercaban por aquella bruja que ahora poseía, pero era un buen cebo para los demás. Poco a poco iría reclutando a todos los que fueran viniendo, los pequeños gusanos que llevaba dentro y dejaba penetrar en el cuerpo de los magos, haría que todos ellos quedaran transformados en seres irreconocibles, hambrientos de sangre, peor que los mismísimos vampiros, su sed sería tan grande, que no dudarían en quitársela incluso a sus familiares:

 

- Venir pequeños venir con mama- Susurraba al verlos ya en el umbral de la puerta. Encontrarían una casa completamente abandonada, con los muebles cubiertos por sabanas. Se dirigió hacia el piano de cola que se encontraba en la sala, una perfecta melodía resonó al dar con sus largos dedos sobre las perladas teclas. Una melodía siniestra que daría la bienvenida a los magos que ahora se encontraban en la entrada:

 

- No tengáis miedo pequeños- La música resonaba en toda la casa, se exponía, las tenía todas con ella y no iba a permitir que unas varitas pudieran contra ella. Tenía claro su objetivo y aquella mujer que luchaba contra ella la hacia reír:- Vaya, si que eres una fiera- Sacó su libro de detrás del pantalón del cuerpo de la castaña y comenzó a leer:

 

 

“Los pasos resonaron bajo la fría madera de la casa, haciendo un ruido extraño que permitió que de la nada comenzaran a salir una especie de criaturas, hijos de la dueña de la casa, con ojos ensangrentados, piel blanca y un deseo enorme de sangre”

 

A la vez que hablaba frente a los recién llegados, aquellos extraños seres aparecieron delante de ellos, caminando lentamente sin dejar de mirarlos deseosos de sus cuellos.

[Vladimir Karkarov]

Era tiempo de que visitara el castillo donde vivía su madre, hacía mucho tiempo de que no llamaba a alguien madre... y menos de que supiera que había una de verdad, que le daba el cariño y el amor que ella le daba. Se encaminó conmovido sobre estos pensamientos por en medio de la calle secuestrada por las altas sombras de los arboles. Si bien, habían métodos para trasladarse rápidamente por todo Ottery, el nuevo Haughton deseaba palpar cada sensación que le provocaba ese vecindario, que bien era bastante solitario.

 

Fue agitando rápidamente sus botas altas de un blanco cuero, que encerraban en su interior los finales de un pantalón jeans del mismo color. En su parte superior, solo llevaba una jacket blanca. Era un atuendo blanco por la simple razón de que venía del Ártico, donde se encontraba explorando unas minas antiguas, olvidadas por toda la humanidad, incluidos los sangre pura. Luego de que terminara su viaje, y recibiera la carta proveniente de su madre es que regresó a Ottery.

 

El pelo lo llevaba a la altura de su mentón, algo desordenado por el viento y liso como la crin de un potro fino. Sus orbes se movían de aquí para allá en toda la calle, exploraba cada árbol por el que pasaba y cada murito de piedra que veía a su alrededor. Fue entonces cuando al alzar la vista, vislumbró un enorme castillo, desbordaba gloria, grandeza y poder. El castillo de la familia Haughton, si bien, no era el más respetado y famoso del pueblo, se podía decir que era de los mejores y más finos de todo el condado mágico.

 

La sensación que embargó al demonio fue de extrema felicidad, una lugar al que podría llamar hogar se presentaba ante sus ojos, uno que sabría que estaba lleno de personas que lo aceptarían y que defenderían de los fenixianos... que con sus ideas inmundas acabarían el linaje perfecto de la magia. Se aproximó hasta el portón del jardín y caminó despacio llevando sobre sus espaldas un petate blanco donde llevaba las pocas cosas que tenía en el mundo.

 

Al llegar a la entrada principal, sintió el enorme poder que emanaba el castillo, magia se sentía en el aire, la tierra, el agua de una pequeña fuente, todo era mágico, exquisito y hermoso. El joven con una cara un poco más seria se acercó hasta la puerta y la tocó varias veces para que saber si se encontraba su madre perdida... pero encontrada de nuevo.

 

@@Sira Loveless Haughton

[Balderik Von Alexandros]

Aun recordaba la sensación de los dientes afilados de Lllith, cada parte en él le estremecia aun de ira, era tal que activaba su propia furia y a la vez su trasformación de a poco, aun no se habia reveleado en forma de bestia pero estaba cerca. Su respiración se acrecento mientras su furia iba en aumento, no se calmaba, su pecho subia y bajaba de lo alterado que se estaba poniendo. "Tranquilo...tranquilo". Repetia esa voz tan angelical de aquella mujer que no podia recordar, esa voz que resonaba en su mente a cada momento que se ponia tenso, una auto alarma. No podia recordar el rostro de la mujer, pero conocia a la perfecion su voz y cuanto agradecia Kritzai por ello pues cada palabra "Tranquilo" lo relajaba dejando a nada su trasformacion..

 

 

Salió de su habitación harto de estar en el mismo, recuerdos tragicos que ya habia creido superado Kritzai no dejaban de volver, castigaria a Cadmus pon no haber cambiado su habitacion alli todo y todo. De camino hacia donde fuera no se encontro con nadie. solo queria salir. Su prisión mental lo mantenia tenso, tener una prision fisica lo haria peor. Los jardines del castillo le recibieron con ligero silencio, algun sonido perdido de la noche era del algun insecto grillo, arruyando a todos. Miró temeroso a la luna y el astro le devolvio la alteracion, cuanto la odiaba. Pero de pronto su cuerpo se puso tenso, fue tal que el vello de su cuerpo se erizó. Sentia una presencia detras de él, a su espalda y el pelinegro al darse media vuelta se alteraria.

 

 

—¿A que has venido?— Un rugido ligero bestial salió de sus labios al pronunciar esas palabras.

Editado 30 de Septiembre del 2014 por Kritzai

[Emmet Haughton Gaunt]

Rol con Kritzai (Broo *.*)

- ¡Epaaa! - soltó el vampiro al notar la reacción de su hermano ante su presencia que se presentaba detrás de él - Soy tu hermano no un desconocido - le dijo colocándose enfrente del, ahora, licántropo. No podía entender cómo fue capaz o que motivos tuvo para cambiar su naturaleza a un ser que sólo huele mal y tiene una vida de perros - ¿Cómo está tu lobito interior? - inquirió con algo de burla hacia el chico mientras lo rodeaba sintiendo el olor característico que los hombres lobo desprendían.

 

- Cuéntame ... ¿que sientes? - realmente estaba curioso por saber que es lo que lo movía por dentro aunque no estaba de acuerdo con que se cambiara de naturaleza así de un día para otro - ¿Cómo has sido capaz de transformarte en algo así? - sentenció demostrando su repugnancia hacia aquella raza que envolvía a muchos de los que habitaban el mundo mágico.

 

- ¿Puedes decir que ca***os te movió a cambiar así de un día para otro? - le preguntó casi mirándolo con rabia ya que no lo podía entender. Nunca había tenido tiempo para compartir una caza de muggles con su hermano, cuando era vampiro, pero igual lo apreciaba y, a pesar que haya elegido esto, lo apoyaría y nunca lo dejaría de lado ... pero es muy difícil vivir el proceso.

 

Una leve brisa acompañaba a los hermanos en el encuentro que estaban teniendo. La noche estaba perfecta para salir a cazar pero primero averiguaría los motivos que impulsaron al Haughton a hacer esta aberración.

[Sira Loveless Haughton]

Sus ojos iban y venían comenzando y terminando una frase, se encontraba en la biblioteca leyendo un libro, aquel libro que había dejado atrás al ser su atención llamada por el tomo que había conseguido que ella y los guardianes fueran transportados a otro mundo. Durante ese periodo de tiempo, su cuerpo no era suyo, sino que estaba controlada por un ente que gracias a Voldemort sus compañeros lo habían eliminado.

 

Quitando aquellos pensamientos de su cabeza, centro de nuevo su atención en aquel libro muggle que tenía en sus manos, la historia que este contaba era verdaderamente hermosa. Dos chicos, un accidente y la suplica del chico para que ella volviera a su lado. Aun no sabía cómo iba a terminar aquella relación, pero tan solo el sentimiento de él por ella ya merecía la pena leerlo.

 

No era el único libro de ese estilo que había caído en sus manos, el ultimo que había leído había calado demasiado en ella, recordaba aquella historia una y otra vez, solo que no podía llegar al triste final, siempre lo dejaba sin leer, con una vez había sido suficiente:

 

- Señorita, un joven la espera en la puerta- Sin mucho movimiento levanto la vista del libro que cerró en un segundo:- ¿No te han enseñado a llamar Gus Gus?- Preguntó alzando una ceja levantándose del sillón para dejar el libro en su sintió en las estanterías de la biblioteca:

 

- Perdón señorita- Se excuso agachando la cabeza, a veces su pequeño elfo se tomaba demasiadas confianzas, se acercó a el:- Tranquilo que no pasa nada- Sonrió acariciándole la cabeza, estaba verdaderamente feliz aquel día. Salió de la biblioteca para descender las escaleras y terminar frente la puerta de entrada aun con la duda de quién sería quien la buscaba:

 

 

- Vladimir cariño- La mortífaga se había quedado apoyada sobre la puerta de entrada que ahora permanecía abierta, desde que aquel ente la había poseído no era ella misma, podía sentir algo extraño en su interior:- Pasa, pasa, ¿Qué te trae por aquí?- Pregunto haciéndole un lado para que pasara.

[Valky]

Flash Back.

 

Había sido un día agitado en el hospital y es que siempre que había nuevos ingresos todo se volvía un poco caótico para la castaña ya que debía recibirlos y darles indicaciones en caso de que no supieran que hacer o las normas básicas de la planta. Cuando apareció en los terrenos del castillo Haughton estaba cansada y hambrienta, miro hacia la torre en la que estaba la habitación que compartía con su novio y el rostro de la bruja se iluminó con una sonrisa al ver una tenue luz en ella, Bastian estaba en casa.

 

 

Aún sonriendo subió hasta la habitación, no sin antes buscar algo de sangre en la inmensa cocina, esperaba que el dueño de la mismo no se percatara de las bolsitas faltantes, las bebió antes de llegar a sus aposentos. Entro sin llamar a la puerta esperando encontrar al peli blanco leyendo algún libro sobre animales pero en su lugar lo encontró profundamente dormido.

 

 

Se acercó a la cama, lo arropó con una manta depositando un suave beso en la mejilla, desechando la idea de despertarlo pues lucia cansado > susurro pues hace varios días que no sabía nada de él. Se alejó de la cama en dirección al cuarto de baño, luego de varios minutos la mortifaga reapareció en la habitación bañada y con una pijama de seda color carmesí que cada con soltura sobre su esbelto cuerpo y acariciaba suavemente su piel ahí donde rosaba la fina tela. Con el mayor cuidado del que le fue posible se acostó junto a aquel mago que, entre sueños, sintió su presencia y la rodeo con sus brazos, al poco rato los ojos de Valkyria se cerraron cayendo presa del cansancio y sueño...

 

 

—Cuanto tiempo llevas observándome— dijo la castaña sonriendo aunque aún no abría sus ojos, sentía el calor del cuerpo de su novio junto al de ella y sus fuertes brazos rodeándola, lo tenía tan cerca que el dulce y embriagador aroma de su piel llego hacia ella recordándole cuanto lo había echado de menos.

 

 

—te extrañe mucho —dijo mientras con las yemas de sus dedos la mejilla del Haughton, trazando el contorno de su rostro como si tratará de grabárselo de memoria —te amo... —susurro aun adormilada—no vuelvas a dejarme sola por tanto tiempo... —pidió aun en ese estado entre dormida y despierta.

 

 

Si meses atrás alguien le hubiese dicho que estaría en la misma cama con Bastian besándose y no intentando matarse, la ojimiel seguramente hubiera soltado una risotadas, era extraño como ahora era todo lo contrario pues Valkyria no podía imaginar su vida sin él y eso en cierto modo la asustaba, tenía miedo de que sucediera algo que pudiera separarlos. De solo pensarlo la piel de la bruja se erizo y un estremecimiento recorrió su cuerpo.

 

 

Con su mano aun sobre su mejilla la castaña noto que la piel del Haughton quemaba al igual que el resto de su cuerpo, algo no iba bien con el mortifago. Se incorporó tan rápido como pudo para examinarlo, su piel lucia pálida y de un tono verdoso a pesar de la fiebre que tenía, levantó la sabana y al ver pequeños puntos rojos en el pecho de su novio se estremeció mientras pensaba >

 

 

 

—Cariño…— dijo moviendo el hombro del mortifago con suavidad, sin obtener respuesta alguna por su parte.

 

 

 

—Osiris…—Llamo y una pequeña elfina apareció frente a ella a los pocos segundos —Mi maletín… tráelo rápido —ordenó mientras ella observaba a su alrededor buscando algo fuera de lo normal, algo que pudieran haber usado para envenenarlo.

 

 

—Aquí tiene mi ama… —dijo Osiris quien llevaba un pesado maletín y miraba con preocupación a la bruja, como tratando de ocultarle algo importante.

 

Valkyria ignoro por un momento esa corazonada y busco entre sus cosas un bezoar, por el momento serviría para mitigar el efecto del veneno que circulaba por el cuerpo del mago. Se lo puso en la boca y prácticamente lo obligo a que lo tragara, contuvo la respiración mientras esperaba a que abriera los ojos aunque sea por un momento y poder preguntarle qué fue lo último que hizo.

 

 

 

@Juliens

[Balderik Von Alexandros]

Y como si fuera una maquina nueva, que se iniciaba con una alarma su olfato incrementó tanto, demasiado que sentir ese aroma entre dulzon y sangre, habia sido rigido a tal grado de enojo pero era que por algun motivo su cuerpo le llamaba la atencion claramente "No es de confianza". Kritzai conocia a ese vampiro, era su hermano pero por extraña razon no dejaba de ponerse tenso.— Si lo se...se que eres tu puedo olerte a metros...—Dejo esa frase al aire, no deseaba aun estar revelando como era pero como Kritzai habia detectado a Emmet probablemente él lo habria detectado como era, un hombre lobo.

 

Escucho sus palabras las cuales ya era casi como algo gracioso, una burla y eso lo alteró mas que apretó su mano cerrandola en puño.—No te burles hermano...—Dijo tratando de calmarse, una imposibiblidad muy obvia. Emmet se coloco frente a él, y con esa mirada en furia alzó su vista a la luna un segundo— Se siente ira todo el tiempo, es como si tuviera una camisa de fuerza en todo mi cuerpo, incomoda y que aprieta a cada segundo, para luego liberarla y sintir que se rompe de a poco...que te libera pero...no debo hacerlo—Se volvió su vista hacia Emmet cuando le pregunto del porque su trasformación.

 

—Emmet esto no se elije ni se desea, tu condicion dime ¿acaso la deseabas? yo no...fui mordido por una lican en rumania...— Lilith solo cabia un pensamiento para ella en la mente del pelinegro, matarla lenta y dolorosamente.—Ella me mordio y me dejo esto... el dia que la tenga entre mis manos sera el dia de su muerte—Lo dejo alli para mirar a su hermano que ahora parecia disgustado con él por su nueva esencia.—¿Acaso deseas verme en mi forma verdadera?—Le dijo en tono de broma pero con la mirada aun seria y le rugido aun emitiendo de sus labios.—¿Dime que tanta rivalidad hay netre los vampiros y los licantropos?—Pregunto con curiosidad el mortifago.

Editado 30 de Septiembre del 2014 por Kritzai