Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[Cissy Macnair]

Estaba por volver a contar las hojas caídas al suelo desde mi llegada cuando una voz me distrajo y giré la cabeza para encontrarme con Lucía. Ella era una de las nuevas adquisiciones del bando, una chica jovial y tranquila a la que jamás te imaginarías asesinando a nadie. La saludé de lejos con la mano y luego juntas nos encaminamos hacia la puerta del castillo. Teníamos que espera al resto de nuestras compañeras, pero estaba segura de que iban a llegar en cualquier momento.

 

-¿Has sabido dónde están las chicas? - le pregunté, quizá alguna le había enviado una lechuza. Caminamos juntas el sendero que nos separa de la entrada principal y luego tocamos a la puerta, esperando, como siempre, que algún elfo nos atendiera. Pero en lugar de que uno de esos seres orejones apareciese, Sira lo hizo-. Oh, vaya. Hola Sira, es un gusto verte de nuevo- dije, sintiéndome nerviosa. No tenía idea de que ella vivía en la Haughton y además de que nos tocaba guardia juntas. Yo era muy distraída.

 

Pasamos de inmediato, cerrando la puerta tras nosotras y acto seguido seguimos a la chica. Cargaba con ella un libro y parecía fascinada con él. Sobre su lomo, en enorme letras rojas y con relieve se podía leer la palabra "Paraíso", algo que en cierto modo me hizo acordar a Dante Alighieri y su obra "La Divina Comedia", que estaba dividida en tres partes o tres "libros": Inferno, Purgatorio y Paradiso (Infierno, Purgatorio y Paraíso). Pero la obra de Dante era más vieja que ese libro, que a pesar de parece antiguo, se me antojaba que no contaba con más de doscientos o trescientos años.

 

-¿Una historia de amor? No soy de leer muchas de esas, la verdad- dije, encogiéndome de hombros. Pero Sira de verdad parecía feliz con ese tomo, así que quería echarle un vistazo yo también.

[Felicity]

Felicity apareció en las afueras de los terrenos del Castillo Haughton. En este, le habían asignado una guardia junto unos cuantos compañeros más y, por sorprendente que pudiera parecer, llegaba tarde. Nunca se retrasaba más de un minuto, pero aquel día se había tenido que hacer cargo de Luthién, un bebé de apenas un año de edad de regordetes mofletes rosados y cabellera dorada, ya que Agatha, su elfina personal, había salido a realizar unas compras por el callejón Diagón mientras ella aprovechaba aquel pequeño rato para prepararse para una guardia.

 

Una larga túnica color plomizo de mangas largas y amplias envolvía su esbelta figura, unas botas de piel de dragón muy oscuras resguardaban sus pies, y sus dedos eran ornamentados por gruesos anillos de plata, resaltando uno en forma de serpiente que enroscaba uno de sus anulares. Aquella joya, había sido regalo de una ex líder de la marca tenebrosa, claro que aquella información no la supo hasta hacía apenas unos meses, justo los que llevaba dentro de las filas oscuras.

 

No vio a nadie en la entrada, por lo que dedujo que sus compañeros de guardia debían de hacer ingresado ya a la mansión. Picó a la puerta y esperó a que abrieran y ser invitada a entrar. El viento, una suave brisa veraniega que acompañaba el silencioso atardecer, agitaba sus cabellos, de un rubio ceniza muy apagado y los desordenaba, para dejarlos caer a los segundos sobre sus hombros de nuevo.

 

Como no le contestaron, volvió a picar, impaciente por unirse a sus compañeros, los cuales ignoraba de quienes se trataba...¿Y si...? no, no lo creía, era imposible que "él", se encontrara allí.

[Sira Loveless Haughton]

Rol de Guardianes

Sintió a Cissy nerviosa a su saludo, la miró con las cejas alzadas, no entendía porque el nerviosismo, seguramente no esperaba que le abriera ella y no un elfo:- Hola Cissy, cuánto tiempo sin verte- La puerta quedo cerrada tras de ellas cuando entraron en el castillo, sabía que aun quedaban mas compañeras para llegar, pero no le gustaba dejar las puertas abiertas, se podría ver desde fuera lo que en la mansión se hacía y no era bueno que se viera:

 

- No sé si sea una historia de amor- Dijo sinceramente, la verdad que le gustaría alguna buena historia de amor, aunque ella ya estaba viviendo la suya propia con el ojiazul. De nuevo volvía a sonreír como aquellos días en Rusia en los que había pasado sus mejores días de su vida junto a Ian, de nuevo se sentía completa gracias a el:- Mientras buscamos algo podemos leer- Carraspeo y abrió para comenzar a leer las primeras palabras que acariciaba sintiendo su relieve:

 

“En un mundo, muy, muy lejano, donde todo parecía estar en perfecta armonía, donde el sol resplandecía en lo más alto, las risas de los niños se escuchaban por doquier…”

 

Dejo de leer cuando la puerta nuevamente resonó. Le dejo el libro a Cissy para que lo sostuviera por un rato mientras la castaña se disponía a abrir la puerta con paso firme sintiendo por un momento un extraña brisa sobre ella que había desaparecido al ceder el libro:

 

 

- ¿Quién es?- Pregunto inocentemente:- Amapola- Pego un pequeño grito de felicidad al encontrársela frente a ella. La rubia era una de las mejores amigas de la castaña aunque se vieran poco, no había secreto de ella que no supiera:- Llegaste, a ver, arréglate el pelo antes de que te vean- Carcajeo haciendo ver que venía de tener un momento romántico con su chico:- Pasa, pasa, mira que encontré- La hizo pasar hasta llegar donde Cissy y Lucia se reunían para ver el libro.

[Luci Rosier]

Lucie Ryddleturn Lovegood

Me quedé en silencio después de saludar a Cissy. Ella se acercó a mi, y me saludó amablemente:

-¿Has sabido dónde están las chicas? - no sabía que decirle. ¿Cómo los podía haber avisado? Me encogí de hombros y luego la contesté mientras caminábamos juntas por el sendero que nos separaba de la entrada principal:

-La verdad es que no tengo ni idea...- me quedé en silencio. Después Sira apareció por ahí, y y Cissy la saludó; después yo me dirigí a ella:

-Hola Sira, ¿Qué tal todo?- dije, un poco nerviosa. Me quedé en silencio, mientras ellas hablaban entre si. Me perdí en mis pensamientos. Me mantuve en silencio, no sabía que decir, puesto que no estaba muy atenta de lo que ellos hablaban. Luego apareció otra de las personas que tenían que estar en las guaridas. La saludé entusiasmada:

-¡Hola!- no sabia que más decirle, por lo que únicamente me acerqué a darle dos besos. Después me dirigí a todas y las dije- Bueno, ¿y ahora que?- y esperé a que me dijeran algo.

Editado 16 de Septiembre del 2014 por Lucia12

[Isabella Hawthorne R.]

Hoy era un día especial para mí, era mi primera experiencia como guardiana. La guardia nos tocaba en el castillo Haughton, lo más importante para mí era que no iba a estar completamente sola, iba a estar con mi madre, Cissy, Fee y Lucía, aunque eso no calmaba mis nervios. La noche anterior apenas había podido dormir, me la había pasado dando vueltas y vueltas en la cama.

 

Luego de mi aparición en el castillo de la familia solté la mano de mi elfo el cual me había aparecido en ese lugar. Cada vez necesitaba más aparecer y desaparecer por mi propia cuenta pero eso no podía ser hasta hacer el examen de aparición. Suspiré, al parecer las chicas ya habían llegado porque yo la mayoría de las veces salía con retraso y acostumbraba a llegar tarde, pero siempre llegaba. Acomodé mi cabello rubio platinado para que quede perfectamente ordenado como me gustaba.

 

Avancé por el sendero hasta la puerta principal, podía oír unos murmullos detrás de la puerta, toqué dos veces y esperé un momento para que me abrieran, me sentía un poco mal por haber llegado un poco tarde a la guardia, era nueva en esto y necesitaba que me explicara qué debía hacer y cómo debía hacerlo. Tenía las manos un poco sudorosas y me las sequé por el jean oscuro que traía puesto. Nunca me gustaron las túnicas, salvo las cortas para poder usar en verano, pero este día estaba bastante fresco como para usar una de esas.

 

Mis ojos vagaron por toda la entrada del Castillo, la espera se me hacía eterna, cada minuto que pasaba se me hacían horas, ya no sabía que más hacer, entonces comencé a caminar en círculos alrededor de la gran puerta de entrada mientras acomodaba mi blusa mangas largas color negra, la cual marcaba mis pronunciadas curvas.

[Sira Loveless Haughton]

Lucie después de permanecer en su mundo de osos amorosos, seguramente llamando al arcoíris y unicornios rosas, hablo dirigiéndose a todas las presentes, ya solo quedaba su hija Isi para estar aquel grupo de hermosas mortifagas. Sira caminaba de un lado a otro nerviosa, quería tener aquel libro en sus manos, pero de momento era Cissy quien lo sostenía, habían pasado escaso minutos desde que lo soltó y ya lo necesitaba. Una extraña atracción le hacía desearlo más. Miro a la mortífaga alzando una ceja para después desviar la mirada a aquel tomo que le parecía cada vez más hermoso y resplandeciente:

 

- Cissy…- Se acercó a ella con una voz melosa, no parecía completamente ella, sino que aquella atracción la hacía comportarse de aquella manera y así se hacía ver no solo en su voz y comportamiento, sino en sus ojos que habían pasado a ser de un tono más rojizo:- ¿Por qué no me das el libro?- Como si ronroneara al lado de la Macnair, pedía casi en suplica aquel libro extendiendo su mano para volver a tocarlo y sobre todo leerlo:

 

- Señorita, hay una joven en la puerta…- La voz de Gus Gus hizo que aquella mirada rojiza se desviara a la criatura, pero no solo su mirada estaba cambiada ahora, sino su rostro se había vuelto más frio y estirado, con el ceño fruncido miro a la criatura:- Pues ve a abrir so vago- Vociferó la castaña sintiendo su cabello caer sobre su cara, necesitaba aquel tomo en sus manos:- Si señorita- Una reverencia y el elfo tembloroso llego a la puerta para recibir a la joven que esperaba:

 

 

- Señorita pase, pase- Tanto su voz como su mano temblaron al invitarla pasar.

[Cissy Macnair]

Mientras examinaba el libro con interés por sobre el hombro de mi compañera, a pesar de haber dicho que las cosas románticas no me iban (y Sira me había comentado que quizá no fuera una novela de amor), volvieron a tocar a la puerta y la castaña me tendió el tomo. Al principio había pensado que aquel libro no era pesado pero una vez en mis manos comprobé que me equivocaba. Para la escasa cantidad de páginas que tenía, tenía un peso considerable.

 

-Hola Fee- dije, girándome apenas y levantando la vista de las hipnotizantes letras para saludar a mi compañera, que también era mi prima. Luego seguí examinando las páginas, pasando la hoja que Sira había estado leyendo y encaminándome hasta el encuentro de Lucía, que parecía algo perdida. Sólo faltaba Isabella pero nada más pensar en ella, alguien tocó a la puerta y el elfo de la Haughton fue a abrir-. Hola Isa, ¿todo bien?

 

Noté a la castaña acercándose y luego me pidió el libro, auqnue fue un pedido extraño. Parecía ida, hipnotizada. Ciertamente las brillantes letras llamaban a leerlo pero Sira parecía estar vagando por un lugar oscuro.

 

-Vale, aquí tienes, no me muerdas- dije, porque sus ojos tenían un brillo particular que me daba calosfríos-. ¿Dónde lo has encontrado? Jamás había visto un tomo como este. ¿De dónde crees que ha salido? - examiné el lomo como pude, entre los dedos de la Haughton. Ni siquiera estaba el nombre del autor-. Lucie, tenemos que hacer la... visita... Normalmente damos un vistazo y vemos que todo esté en orden... Podríamos ir a los jardines, hay un bonito sol fuera a pesar del otoño fresco que nos tocó.

[Kahlan Blackthorn]

Ian Malfoy Haughton

Rol Guardianes

-Amo han llegado unas jóvenes al castillo…-musitó el elfo que estaba bajo las ordenes del Haughton-Parece que son los guardianas de este mes, no sería mala idea que les recibiera…-agregó acomodando la chamarra de piel del castaño-Su madre estaría encantada de que lo hiciera, aunque ella ahora siga en Rusia…-chilló percibiendo la gélida mirada del Haughton.

 

-¿Unas jóvenes?...-inquirió el ojiazul acomodando su camisa negra-Creo que tenéis razón, puede que sea buena idea ir a darles la bienvenida…-colocándose la chamarra apreció fascinado la imagen que le devolvía el espejo-Iré ahora mismo…-asintió peinando su cabello de forma desenfadada, colocándose un sombrero tipo fedora para rematar su atuendo-Listo, creo que ahora si estoy irresistible…-bromeó esbozando una amplia sonrisa en sus labios-Quédate aquí, no deseo que me sigas a todos lados como es tu costumbre…-ordenó a la criatura-Aquí…-espetó categóricamente abandonado su habitación, recorriendo con paso elegante y firme el pasillo que conducía hacia las escaleras.

 

-Quien lo iba a decir…-rodeando sus ojos descendió por las escaleras con aire arrogante, buscando con la mirada a las visitas-¿Dónde podrán estar?...-golpeó su barbilla con suavidad-Señoritas…-recorrió con sus orbes lapislázulis los rostros de todas las guardianas-Lamento haberme demorado en darles la bienvenida, pero ya saben lo que dicen…-se aclaró la garganta-Lo bueno se hace desear…-guiñándoles un ojo les dedicó una ligera reverencia-Mi nombre es Ian Malfoy Haughton, si me lo permiten en esta ocasión seré su anfitrión…-soltó besando la mano de cada una de ellas-Bienvenidas sean al castillo Haughton, espero saber que les ha traído hasta aquí…-finalizó su perorata desviando su vista hacia Sira, mostrándose como un ser frio ante todas sin excepción.

[Sira Loveless Haughton]

Su hija paso tras el elfo hasta llegar donde todas se encontraban, la castaña seguía deseando tener el libro entre las manos y así se lo hacía ver a Cissy que no paraba de “revolotear” a su lado. Se ponía tras sus hombros, lo intentaba coger pero parecía que tenia que se cedido para poder tenerlo. Su deseo se hizo realidad cuando ella le dio el tomo y lo cogió entre sus manos mirándola con aquellos ojos tintados en rojo que la miraban con una sonrisa medio de lado:

 

- ¿Morder? No aun no- Carcajeo y se llevo el libro lejos de Cissy mientras lo limpiaba con la el bajo de su camiseta roja de pico igual que sus ojos:- Lo encontré en la librería- Fueron las únicas explicaciones que le dio, no hacía falta dar más y sus manos seguían limpiando el tomo cuando las manos de Cissy querían volver a tocarlo:- Espera tu turno- Le quito de la vista el tomo sintiendo las miradas de las demás sobre ella, pero no podía evitar el sentirse así con el libro:- Si, andemos mientras leemos-

 

Ahora que tenía en sus manos el libro de nuevo la Haughton volvía a ser como siempre, unos jeans y una camiseta roja, bastante cómoda para lo que estaba acostumbrada pues incluso llevaba unos tenis del mismo color que la camiseta. Aun así la belleza de la joven se irradiaba por todo el castillo:- Seguro que encontramos algo interesante en el-

 

Aquellas letras seguían fascinando a la castaña, iba avanzando hasta los jardines cuando unos ojos azules la sacaron de su ensimismamiento, acompañados de una voz perfectamente reconocible para ella. Se encontraba frente a ellas, tan esbelto y hermoso que hizo que el libro se le cayera de las manos, nerviosa lo volvió a recoger de nuevo sujetándose el cabello con una mano:- Somos las guardianas de este mes- Se aventuro a decir mientras él se acercaba y una a una les besaba las manos como todo el caballero que era.

 

Al terminar, su mirada se fue directa a la de ella, por unos segundos sus miradas se encontraron dejando una descarga en el cuerpo de la castaña. No sabía que estaba en el castillo, o posiblemente si pero no podía saberlo, no podían de momento…algo que ella ansiaba y deseaba, y ahora lo tenía en frente, sintiéndolo cerca, controlándose por no salir corriendo a sus brazos:- Encontramos este libro- Se acerco a él con el libro entre las manos para enseñárselo, si alguien sabia de magia oscura ese era él.

 

La Loveless despedía un suave olor a vainilla que el podía apreciar al encontrarse cerca de ella mientras le enseñaba el libro y las extrañas palabras en relieve.

[Connor Fox]

— Cuando pude compartir con ellas, no quise. Ahora que quiero, es imposible — Era un conversación entre Criss y su reflejo en el espejo mientras se vestía con su clásica camisa blanca de cuello rígido y erguido. Debía aceptar que Arístides, su elfo, tenía habilidades muggle que cualquier sirvienta mal pagada envidiaría. Su mente se disipó cuando su atuendo estuvo completo.

 

Pocas veces visitaba su hogar, a pocos lugares podía llamar hogar, y para él, un hogar no era un edificación antigua, ni una cama cómoda, tampoco la comida servida a la hora indicada; su hogar se definía entre las personas que por lo menos un segundo, lograban sacarle sonrisas improvistas y olvidar todo aquello que le podía abrumar.

 

Tras una nube de perfume estuvo listo para abandonar la habitación. La puerta se cerró a sus espaldas casi sin hacer ruido y con tranquilidad bajó las escaleras. Cruzó la sala principal hasta llegar al estudio; era ese uno de sus refugios donde podría desparecer por días y su mente navegar con la tranquilidad de las oscuras aguas del lago más profundo.

 

Colmó un vaso de brandi y sin pensado lo llevó a su boca; el néctar estimuló sabiamente cada punto de su paladar sin llegar a irritarle. Lo puso sobre el escritorio aún eliminando los restos de bebida en su garganta; algunas voces le alertaron la presencia de varias personas en el castillo. Hizo un suave movimiento con su mano al salir de la habitación y la puerta se cerró y aseguró mágicamente para encontrarse con los que allí hacían presencia: Cissy, su antigua compañera de academia con la Matriarca Lovless; aunque la recordaba más como sanadora de San Mungo, por aquella vez que fue interceptado en La Gran Reserva.

 

— Es un gusto verles por aquí — Dijo acercándose. —Aunque no sea yo el que habitualmente reciba a las personas. — Comentó en un paréntesis.