Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[Kahlan Blackthorn]

Ian Malfoy Haughton

-No he charlado con ella, no desde que abandonó Rusia…-confesó sintiéndose halagado ante la mención de su tía-Creo que lo guapo lo herede de mi madre o eso me contaron mis hermanos…-agregó trayendo a su mente a conversación que sostuviera con Chris y Nathe-Ellos dicen que soy su viva imagen…-aclaró su garganta-Entiendo que ambas tienen sus problemas, familia y asuntos…-asintió sin sacarle los ojos de encima-Sin embargo, no creo que eso excuse que se me oculten las cosas o se quiera tapar el sol con un dedo…-expresó categóricamente-Ambas son hermanas, no puedo creer que sepas menos que yo de ella. No lo acepto, tampoco lo admito como un argumento válido…-levantándose de la silla recorrió la biblioteca con zancadas pausadas y elegantes-Naci de ella, pero no me siento completamente parte de ella…-confesó sintiéndose agobiado por un momento.

 

-Conozco a mis hermanos, conozco a mis tíos y conozco a mi bisabuelo. Pero no conozco a mi madre, tampoco te conozco a vos y al que no deseo conocer…-acalló sus palabras de golpe-A nadie, no hagas caso a eso ultimo que dije…-conteniendo sus ansias por estallar de rabia, recobró la cordura intentando no mostrar su odio ante el padre de sus hermanos Chris y Nathe-Me han dicho que mi madre es una persona misteriosa, arrogante, elitista y que no es capaz de sentir nada grato por nadie, salvo por sus seres queridos. ¿Qué ha provocado eso?, ¿Por qué es así?...-cuestionó a su tía, buscando un atisbó de verdad en los ojos de la Nigromante-Le quiero y sé que me quiere, pero no entiendo todo lo que ha pasado. Soy un joven de 20 años, no tuve una infancia como mis hermanos, tampoco tuve unos padres que me vieran crecer o decir mi primera palabra…-ladeó la cabeza sintiéndose confundido-¿Quién soy realmente?...-abordó a su tía con una nueva duda-Se que me deseaba como a nada, yo lo sentía y percibía sus ansias por tenerme en sus brazos y cuidarme. Empero, no pudo ser como ella deseaba y heme aquí, transformado en su viva imagen, viviendo una vida que puede que no sea la mía…-llevando sus manos hacia su barbilla, masajeó la misma buscando controlarse.

 

-Soy tu sobrino, pero no estoy seguro de ser lo que dicen que puedo ser. Me proclaman como el líder de una legión demoniaca, otorgándome dones que me dejan sin poder negarme a ello. Tomaré el lugar de mi madre, posiblemente sea como ella o sea como tú y no, no sé si es lo que deseo o lo que el destino me depara…-volvió a buscar la mirada de la Lican-Seré un ser de oscuridad, pero antes deseo conocer todo lo que se refiere a mi vida. Cuéntame lo que sepas, empápame de las vivencias de mi madre, ayúdame a pertenecer a ustedes de una maldita vez…-golpeando la mesa con violencia provocando que una copa que estaba sobre la misma se estrellará y le abriera un ligero corte al Haughton en su mano-Lo siento, yo lo siento…-elevó su vista hacia el rostro de la Nigromante-No, realmente no lo lamento…-adoptó una postura displicente-No lamento ser el hijo de Juv, tampoco lamento que la misma me diera a luz en Rusia y mucho menos que haya tenido las agallas de defender mi vida muy a pesar de varias personas…-sonrió llevando su mano herida a sus labios, lamiendo la sangre-No te preocupes, no tengo dones vampíricos…-afirmó manteniendo la sonrisa en sus labios-Suprimí los mismos al darle parte de mi sangre a mi madre, ella me ayudo a eliminarlos por completo y ahora soy un demonio puro…-quedó en silencio, aguardando lo que tendría para decirle la Lican.

Editado 9 de Agosto del 2014 por Juve Aiiden Aiel Malfoy

[Balderik Von Alexandros]

El sentía tan suave y ligera sobre su cuerpo, el castaño sabia cuanto había olvidado la sensación de su esposa en sus brazos, que mientras ella se recargaba sobre su pecho él solo trataba de permanecer así por la eternidad, jamás separarse aunque fuese solo un deseo. Ahora tras pasar un segundo y cuando le había escuchado decir simplemente "tonto" a Sira, no pudo evitar esbozar una sonrisa de alegría, no podía dejar que se marchara, no ahora ni nunca. La noche se había cernido sobre los Haughton s y el castaño lento le dejo el fuerte agarre, mientras sentía ahora el ligero vientre de su esposa donde permanecía su hijo.

 

Aun le tenia en sus brazos, lento acariciaba su espalda y se volvía a su frente para asi dar un par de besos en esta. —Yo...yo lo siento. —Dijo tratando que su voz fuera escuchada hacia ella. —Lamento haberte dicho eso, yo... —Decía entre la seriedad que a Kritzai en ese momento llegaba pero que desvanecía de a poco, volviéndose tranquilidad y felicidad. —Se que no soy el mejor esposo del mundo, ni el padre que debo ser, pero de algo estas segura y es que te amo.— Le decía mientras aun le abrazaba y se posaba sus labios en su frente.

 

—A veces puedo ser un verdadero idi*** lo reconozco. — Sonreía y luego se volvió a ella —No... No digas eso ya lo dije yo y no hay necesidad de rectificarlo— Sonreía para luego relamerse los labios y besar a su esposa por unos segundos, cerrando los ojos y volviéndolos abrir para luego posar su brazo por el cuello de ella en modo de abrazo.

 

—Lo se...estoy de alguna manera castigado o aun no me perdonaras y para simplificarlo deberíamos hacer una cuenta de eso no? que... ¿cero a...cinco en mi contra? (0-5) reduciré eso a mi favor .—Reía para luego encaminarse abrazando a su esposa camino de vuelta al castillo, ahora deberían de ver a Irony quien se había marchado a la sala y esperaba que estuviera allí. —Amor ¿notas algo en Irony? no se siento algo en ella, algo raro, no es nada malo solo que...bueno serán imaginaciones mías— Preguntaba Kritzai a Sira mientras ambos castaños esposos llegaban a la sala de vuelta.—Debo darme una ducha, ¿me acompañas amor?— Le preguntaba mientras su brazo en su hombro descendía por su espalda lentamente hasta llegar a su parte baja.

—

[Ironía Heartilly]

Un par de días después

 

La chica corría a pesar de la lluvia que azolaba el pueblo de Ottery St. Cachtpole. Un trueno recorrió el cielo nublado mientras el agua caía a cataratas contra el asfalto, llenando las calles de una gruesa capa de agua. La tormenta que no se había dado en otros días de calor templado había estallado con fuerza aquella noche, curiosamente, con su peor noche. La capa escarlata sobre su cuerpo y la capucha, más las botas que eran aislantes perfectos impedían el paso del agua pero el camino se le hacía largo igual. A veces dudaba por momentos si era bueno volver, no sabía que podía pasar, maldecía cada día que había pisado la Academia de Magia y Hechicería.

 

A lo lejos pudo comenzar a distinguir el techo de su querido castillo y se paró en seco. Sentía su marca del pecho arder con fuerza y un dolor terrible en todas las encías de su boca por el crecimiento de sus futuros colmillos. Un relámpago azotó el sitio de nuevo y el flash alumbró la piel de su rostro ahora más brillante que antes, blanquecina. Tenía la respiración agitada. No podía ser cobarde, necesitaba decirles lo que había pasado y luego enfrentar las consecuencias de lo que se aconteciera. Echó de nuevo a andar antes de que aquella lluvia se transformara en un chaparrón o las calles acabaran de inundarse por atascamientos, no sería la primera vez que la basura se acumulara en las alcantarillas tapándolas.

 

Cruzó el umbral que dio paso a los jardines intentando seguir la línea recta del camino de piedra para no llenarse barro el calzado. Al llegar a la puerta de la casa abrió con rapidez y cerró tras de sí, apoyando la espalda contra esta como si la hubieran estado persiguiendo. Y la verdad es que podía ser… No lo sabía. Tras regularizar más su respiración y sin quitarse la capucha y la capa mojadas, se adelantó unos pasos e ignoró al elfo que le pedía que se quitara el abrigo húmedo. Giró inconscientemente por un pasillo y se paró en la entrada de la sala, donde con sus orbes grises los distinguió a ambos, sentados en la sala.

[Anne Gaunt M.]

El asunto entre Ian y su madre parecía ser más serio de lo que parecía al principio, y Anne escuchó a su sobrino mientras este le contaba su sentimiento respecto a toda la situación que estaba viviendo. Procesó la información que iba recibiendo poco a poco, sin saber bien cómo debía proceder a continuación.

 

— Yo... bueno, veamos cómo tomar todo este asunto. Antes de nada, querido, no te creas nada de lo que comenten sobre tu madre porque, ¿sabes qué? Nos ha tocado vivir en un tiempo que exige ser de una forma muy complicada. Debemos mostrarnos casi impersonales para proteger a los nuestros... pero eso no quita que te quiera con todo su corazón. ¿Crees que yo no quiero a mis hijos? ¿A mis hermanos y sobrinos? Por supuesto que sí. Y este trato que ves que tengo hacia ti... nada tiene que ver con mi forma de ser con los externos a mi familia —le explicó—. Así que, cuando no sepas quién eres... piensa que eres hijo de dos personas que hicieron en ti lo mejor de sus vidas; eres el hijo de una Malfoy, un hombre que ha nacido para hacer grandes cosas. Además, piénsalo: somos de una clase muy superior al resto de la población, somos grandes magos. No dejes que las opiniones de los demás te hagan dudar de tu propia valía, Ian —le dijo, mirándole mientras caminaba por la sala.

 

«Y permíteme que te diga algo más. No te dejes vencer por lo que otros esperan de ti... tú has nacido con estrella, querido, y aunque ahora mismo te sientas inseguro con respecto a lo que debas hacer en la vida, algún día comprenderás que nadie más que tú puede ocuparse de ese cargo que desde ya te adjudican —añadió la licántropa. El Malfoy parecía escucharla atento, pero luego siguió hablando y golpeó la mesa haciendo que una de las copas se rompiese y le hiciese un corte en la mano. Sin embargo, se lamió la sangre y no pareció ser nada demasiado serio.

 

— Un demonio puro; un Malfoy puro, muchacho. ¿Qué quieres que te cuente de tu madre? Yo llegué a Inglaterra hace unos años, y la conozco desde entonces. Todo lo que sé de ella es que es una mujer valiente como ninguna, y poderosa... muy poderosa. Soy su hermana pequeña, aquella que la sigue allá a dónde vaya sin cuestionar sus criterios... que siempre son acertados. Puedo ayudarte a acercarte a ella, y también a integrarte en nuestro mundo... pero para ello, necesitas estar seguro de ti mismo y de tus orígenes —concluyó la nigromante, echándose hacia atrás en la silla y cruzándose de brazos.

[Sira Loveless Haughton]

Esbozo una sonrisa que ella correspondió y claro que no iba a marcharse de su lado, por primera vez en mucho tiempo volvían a estar como al principio y esperaba que siguiera así por más tiempo. El abrazo lo noto más flojo pero aun seguían juntos, sobre todo por su vientre que se pegaba en el cuerpo de su esposo, ella lo miró a los ojos y llevó la mano de su esposo a su vientre para que sintiera a su hijo dar patadas en su interior:

 

- Venga, ya pasó amor, deja ya de decir todo eso- Los besos en su frente le agradaban y le hacían parecer una niña pequeña, como muchas veces era tratada y eso le gustaba, sonrió:- Yo también te amo- De nuevo otro beso en su frente relajado y cariñoso, sus brazos aun seguían apoyados en el pecho del castaño:

 

- Bueno entonces no lo diré- Rió con él hasta fundirse de nuevo en sus labios saboreando cada segundo. Se encaminaron hacia el castillo de nuevo con su brazo sobre el cuello, avanzando lentamente sintiéndose protegida por su esposo:

 

 

- ¿En Irony? No, no siento nada fuera de lo normal, ¿Por qué?- Preguntó algo incrédula subiendo con él las escaleras hacia su dormitorio, no era que se ducharía con él, no la tocaría hasta que Demian estuviera fuera, pero si deseaba descansar.

 

Días después

 

 

Las cosas con su esposo iban cada vez mejor, así lo demostraba que durmiera a su lado ahora cada noche, acompañando a ella y su hijo. Aquel día lo habían pasado en el jardín y yendo de compras ya que pronto llegaría el día del feliz acontecimiento y Demian no contaba con nada. El día había pasado rápido con una ligera brisa de lluvia.

 

La noche había llegado y la lluvia se hizo presente. Cansada la castaña y Kritzai se encontraban en la sala esperando a la cena, mientras se tomaban un pequeño refrigerio antes de la cena. Se encontraba en uno de los sillones con la respiración agitada tras la caminata por todo el Callejón. Kritzai le preparaba su refresco favorito cuando la puerta de la sala se abrió dando pasó a la que parecía ser Irony, pero bajo una capa completamente mojada:

 

- ¿Qué es lo que está pasando aquí?- Dijo echándose hacia el frente en el sillón.

[Ironía Heartilly]

Se quedó en blanco sin saber que decir mientras sobre la tela escurrían las gotas de lluvia heladas. Apretó los puños con fuerza para pensar, siempre lo que hacía para forzar su mente. Se llevó de repente una mano al pecho con dolor por la marca que le ardía mientras también sentía que las dos cicatrices del cuello dolían. Se adentró a la sala con pasos lentos mientras les miraba. No sabía cómo se lo irían a tomar, no sabía si la ayudarían, porque en esos momentos Irony necesitaba ayuda.

 

―En mi cuello… Me… en la Academia. Un vampiro… ―dijo.

 

Lo más gracioso, era que Sira lo había visto con sus propios ojos, porque había sido el chico que comenzó a tirar los pasteles de su dulcería y había roto la cristalera. Damian, quien decía amarla, la había mordido pasándole aquella ponzoña que la había convertido en un ser extraño, mitad Demonio mitad Vampiro… Sus cabellos ya no eran iguales, su piel ya no era igual. No sabía si también pronto sus dientes se convertirían en otra cosa.

[Kahlan Blackthorn]

Ian Malfoy Haughton

-Conozco a mi madre, pero no conozco esa faceta oscura que suele defender a capa y espada…-soltó mirando los ojos de la Lican-Presiento que ella es más de lo que me dicen, reconozco que es poderosa tanto o más que yo…- asintió entornando sus ojos hacia la ventana-Mi madre es lo único que poseo como figura materna, no me interesa tener un padre o algo similar a ello…-sonrió mostrándose displicente ante esa posibilidad-Tengo todo lo que necesito, no quiero mezclarme con personas no gratas para mis hermanos o para mi…-asintió volviendo sus orbes lapislázulis hacia las gemas grises de la Nigromante.

 

-Cada persona es fría con la que se lo merece, ya sea que se opte por la frialdad o la indiferencia. Yo he optado por ambas, ya sea para bien o para mal…-encaminó sus pasos hacia la silla donde estaba sentada su tía-Se que soy hijo de mi madre, pero solo de ella y de nadie más…-replicó endureciendo su mirada-Como te dije antes, yo rompí todo nexo con la otra raza que formaba parte de mi ser…-canturrió dibujándose en sus labios una lóbrega sonrisa-Soy un Malfoy Haughton puro, perteneciente a una estirpe grandiosa y la misma protegerá a todos los que formen parte de mi vida…-afirmó categóricamente-Me han contado que suele ser muy fría, pero no dudo que tenga motivos para serlo…-recorrió con su mano el respaldo de la silla donde estaba sentada la mortifaga-No dudo de mi, ya no dudo de lo que soy o puedo llegar a ser. Deseo ser como Juv, pertenecer a ese mundo que le acogió y le protegió de todo el daño que pudiera intentar hacerle sus enemigos…-susurró centrando su vista en la mesa de madera.

 

-Tía Anne…-carraspeó con fuerza-Ayúdame a formar parte de esa familia, pero no la familia que tiene dentro de la Malfoy o la Haughton. Sino la familia que se empeñan en esconder tan celosamente, yo quiero y deseo ser como ustedes…-dejando un ligero roce en los hombros de la joven, esperaba que respondiera a su petición-Soy un Malfoy Haughton, ya comprendo todo lo que hizo mi madre por mi y asumo la responsabilidad que eso me confiere…-cruzándose de brazos, sintió ese nexo que le unía a su madre de por vida-Ayúdame a conocer a cada uno de los seres que han tocado su vida, pero solo los que le hayan ayudado a mantenerse como el ser arrogante y frio que es. No quiero que me cuentes de las personas que han salido de su vida o le han dañado de algún modo…-ladeando la cabeza contuvo una risita maniática que deseaba escapar de sus labios.

 

-Pertenecemos a una elite superior, jamás podrán compararse a nosotros o decir que han superado nuestros logros…-murmuró trayendo a su mente una vieja conversación que tuvo con su hermano Chris-Acepto formar parte de la vida de mi madre y la tuya, quiero empaparme de todo lo que ha vivido ambas y formar parte de esa familia tan gloriosa…-sonrió ampliamente-Sos su hermana pequeña., pero sos la mejor que puede que tener…-externó sintiéndose muy orgulloso de su tía Anne y su madre Juv-Considérame un miembro más de la familia, podéis contar conmigo para lo que quieras y llamarme cuando lo requieras…-colocándose delante de la Nigromante tomo las manos de la joven-Siempre estaré para ustedes, siempre…-finalizó esperando la aprobación de la Gaunt.

[alia2]

Mi hija se veía disgustada, le acaricié la cabeza con cariño y decidí que tenía que contárselo todo, ya era lo suficiente mayor como para saber de verdad su historia. Cerré la puerta con suavidad y me tomé la libertad de acercar una silla y sentarme.

 

-He estado bien, he tenido momentos mejores, pero sin duda peores también. Me parece que estás enfadada conmigo ¿Es por lo de Lucie?-sospechaba que se había enojado por que su hermana fue a su cumpleaños como si nada- Me parece también que debo contarte muchas cosas.

 

Tomé una gran bocanada de aire, aquello iba a ser muy difícil. Traté de fijar todos los detalles en mi mente y comencé.

 

- Como sabrás, al año de nacer tú tu padre murió- no me gustaba decir "fue asesinado por mi propio bando al que yo después me uní, aunque nunca entenderías los motivos"- pensé que no querrías crecer sola, por lo que adopté a tu hermana, que tenía diez años entonces. Se os veía felices, pero cinco años después Lucie recibió una carta, se fue a Beauxbatons y dejó de volver al lugar donde había crecido. Me dolió muchísimo aquello, pero te tenía a ti. Tu te escapaste de casa entonces y no pude más con ello. Hace un año volví a encontrarme con Lucie, y hace poco regresaste tu. Me gustaría que quisieses a tu hermana como si fuese tu verdadera familia, pero entiendo que no quieras que sea así. Te aseguro que de pequeñas ella te cuidaba como si fuese tu sangre, cuando yo no estaba. Aunque es lógico que no te acuerdes de nada de eso.

 

Cuando terminé, un gran alivió se extendió por todo mi cuerpo. Había descargado todos los pensamientos que me remordían la conciencia y ak fin la más pequeña de mis hijas sabía la verdad sobre su historia. Esperé por si quería preguntarme algo.

[Mefistófeles Evil.]

No se si todo esto era una locura, la verdad es que en mi vida jamás mis decisiones han sido algo que me preocupe, el actuar por instinto siempre me había traído buenos resultados, siempre le encontraba una ventaja y jamás en todo este largo tiempo había conocido lo que es la derrota, era un ganador y así siempre me he considerado, la vida ha sido generosa conmigo, dinero, mujeres, todo lo que alguien pudiera desear, pero a veces me venía a la mente que tanta suerte no era mera casualidad.

 

El viento soplaba con fuerza, el día estaba muy oscuro, el cielo amenazaba con tormenta, los relámpagos a lo lejos iluminaban un poco el sombrío paisaje de Ottery, era la primera ves que recorría sus calles pero tenía una extraña sensación de estar en casa, cada árbol plantado en el camino, cada esquina era demasiado familiar para mi.

 

Solo deje caminar a mis pies, por unos instantes parecía que tenían vida propia, me guiaban, y simplemente y como siempre, deje que mi intuición me guíe. De pronto ellos se detuvieron, en frente a una verja de un elegante castillo, saque una tarjeta del bolsillo y allí estaba su nombre: "Mónica Malfoy Haughton".

 

La vi una sola vez en aquel bar que ni siquiera recuerdo su nombre, pero era como si conociera perfectamente a la pelirroja, química diría tal vez, pero era algo mas fuerte, como un laso, un nexo, pero era imposible, sola la vi una vez la acompañé tomando un par de tragos, me dejo su tarjeta cuando le comenté que necesitaba un lugar donde quedarme y acá me encuentro.

 

Me paré firmemente en frente de aquella verja y una elfina apareció del otro lado, me miraba con mucha desconfianza, podía sentir tal vez algo de temor, pero a pesar de ello se comporto de manera muy educada.

 

- A quien busca el señor- me preguntó sin que esos dos grandes orbes azulados dejaran de escrutarme cada centímetro.

 

- Busco a Mónica- le indiqué la tarjeta que la Haughton me había entregado. La elfina haciendo una singular reverencia me indicó la puerta principal y segundos después el chirrido de los portones me indicaban que por lo pronto era bienvenido.

 

La est****a sensación de haber estado ya ahí antes seguía girando en mi mente, los jardines me eran tan familiares, incluso aquel delicioso olor del césped recién cortado me hacían sentir cierto sentimiento de nostalgia, sacudí la cabeza mientras caminaba a la puerta principal tratando de reaccionar y salir de ese ridículo embeleso.

 

La elfina caminaba delante mio, indicándome el camino, sin dejar de regresar a ver cada dos pasos, mas que hospitalidad sentía de aquella pequeña criatura tenía un alto grado de desconfianza, giró el pomo de la puerta principal y entre a un recibidor grande, decorado con un exquisito toque moderno y antiguo.

 

- Tome asiento señor, ¿su nombre para anunciarle a mi ama?-

 

- Alexander- respondí con arrogancia, segundos después la desconfiada criatura desapareció.

 

Que diablos me llevaba a estar ahí, lo único que sabía es que sea lo que sea que me trajo al castillo, era mas fuerte que mi lógica, que mu cordura, pero no podía dejar de sonreír, sentía una gran felicidad de estar allí, todo era extraño, sin sentido alguno, pero estaba feliz, desde que llegué a Londres me he sentido absurdamente en casa, me senté a esperar a Mónica, tal vez conversando un poco mas con ella pueda despejar la infinidad de deja vu´s que he tenido durante todo este tiempo.

[Balderik Von Alexandros]

Días después...

 

 

Su mirada yacía perdida en el horizonte, con los pensamientos de muchas situaciones en su vida. Su cuerpo se encontraba recargado en el marco de la puerta de las cocinas. Con una mano en sus bolsillos y en la otra un cigarrillo encendido, no sabia el por que pero Kritzai recientemente tenia fascinación por ese dañino tabaco, ya lo había ligado a que provocaba relajación, una sensación exquisita que tanto necesitaba. Su mano se elevo con le cigarrillo hacia sus labios, lo tomó he inhalo una bocanada que se trasmitían por sus pulmones, mirando al horizonte donde se veía el bosque cercano al castillo Haughton. En ese momento estaba de encargo llevarle una bebida a su esposa, tras haber pasado de compras por el callejón Diagon ahora ella reposaba en la sala.

 

Pronto nacería su hijo el cual ya había sentido en el vientre de la castaña el moverse, una sonrisa se formo en sus labios al recordar ese momento mientras expulsaba ese humo tan dañino. La bebida estaba lista y reposaba en el brazo del castaño, la bebida solicitada por su esposa. De nuevo se quedo segundos solo mirando la lluvia caer, volvió a tomar una bocanada de humo y de nuevo expulsar para luego arrojarlo al suelo y pisarlo, apagando así lo encendido del tabaco.

 

Se volvió a la bebida y se encamino hacia la sala, unos cuantos pasos y estuvo ya en esa ubicación hasta que cuando iba a entregar la bebida el castaño, una figura en capa apareció en la sala. Sus ojos penetrantes se indagaron el la figura, para luego escuchar la voz de su hija Irony, dejando asi una tranquilidad momentánea. Sira actúo primero, para luego así el castaño moverse y poner la bebida en una repisa pero sin saber lo que realmente sucedía. Ingenuo había sido el castaño en tratar la situación a la ligera, cuando le escucho fue mas rápido que su esposa, llegó hasta Irony tan rápidamente y tomo su cuello verificando la herida, no había medido la dureza de la cual la había tomado pero por le ímpetu no había sido conciente el castaño.

 

—Como fuiste tan ingenua para dejar que pasara Irony. —Su tono sin saber el por que se alzaba hacia ella, Kritzai rápidamente sostenía el cuello de ella con su mano izquierda y la otra desenfundaba su varita. Cerró los ojos el castaño, concentrándose en un encantamiento, luego abriéndolos mirando las consecuencias del tiempo de la ponzoña, su cabello había cambiado para entonces. Coloco su varita en el cuello de ella, comenzó hablar en lengua latín para cuando se ilumino la punta de su varita en ella, pero sabía el castaño, no había remedio, no a tal grado de exposición. Su cántico era solo para neutralizar más el veneno, aislarlo en una zona y no dejar que siguiera infectando hasta que luego dejo de hacerlo. —Irony, esto requerirá mucho mas, sufrirás pero puedo evitar un poco tu transformación, o lo que sea que este pasándote. —Termino aun con la varita sobre ella.

Editado 12 de Agosto del 2014 por Kritzai