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~ Ink Master ~ (MM B: 104529)


Arya Macnair
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Jank se cubrió la cara cuando la luz de la luna invadió su rostro. Cuando quiso saber quién había permitido que tal crimen sucediera después de un merecido tiempo de descanso, tuvo que incorporarse rápidamente. Se sacudió la camisa a pesar de que no tuviese ni un rastro de polvo y estiró la espalda. El sonido delató meses de falta de ejercicio, por lo que tuvo que disimular para que la bruja no lo notara. La reconoció enseguida, y por el mismo motivo decidió fingir lo contrario.

 

- Si quisiera convertirme en una babosa ya lo habría hecho, créeme. Aunque últimamente ganas no me faltan - respondió, tratando de dibujar una sonrisa en sus labios. Mery había sido el objeto de al menos una docena de investigaciones dentro y fuera del Cuartel General de la Orden y, pese que su caso se encontraba archivado como el de muchos otros integrantes de familias oscuras, no pretendía bajar la guardia - Jank Dayne, un gusto. Dueño y todero.

 

No obstante, primero se concentraría en sacarle unos galeones. l hombre chascó los dedos y las luces recién instaladas encendieron. Los bombillos led lograban crear un ambiente alejado a cualquier local aledaño, puesto que se asemejaba más a un recinto muggle nocturno, de esos que solía frecuentar en su juventud más prematura. Sentía que, tal vez, si se adaptaba a las reglas de la modernidad, conseguiría más clientela. La bruja parecía ser la prueba de ello.

 

- Entonces... - empezó a decir, mostrándole el camino hacia la sala de espera, donde le ofreció un asiento antes de él sentarse sobre uno de los puff´s - ¿Qué tipo de tatuaje te apetece? Si es el primero te recomiendo los sencillos, de tinta oscura, pero descuida, igual logro que se muevan y cambien de color dependiendo de tus emociones. Lo típico, ya sabes..

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Frunció el ceño mientras miraba las facciones de aquel muchacho. ¿De qué podía sonarle? Se encogió de hombros interiormente, le importaba bastante poco y sabiendo que no había sido ningún rollo ni se había acostado con él, le importaba menos ya que aún seguía en busca y captura del padre de su hijo. El cual, dicho sea de paso, lo había perdido horas antes de comenzar el reto con su hermana Sara.

 

Soltó una carcajada interna mientras que su mirada seguía clavada en los ojos verdes y pecas del ¿tatuados? Aquella palabra la aterraba, pero sabiendo que su dignidad debía acabar más arriba de cuando había llegado, debía hacerse la indiferente. Suspiró y rodó los ojos, seguro que aquello no iba a ser para tanto.

 

- Pues mira que casi te confundo con una, vaya pena -chasqueó la lengua, creando un sonido bastante desagradable. Y cuando éste se presentó, en la cabeza a Mery se le encendió una bombilla, poco brillante, pero, al fin y al cabo, una bombilla. Jank Dayne había sido, alguna vez que otra, una de las víctimas de los asaltos mortífagos, creía haber recordado haber ido ella a lanzarle algún sectusempra, pero nada del otro mundo, tampoco es que quisiera recordar los nombres de todos los que el grupo atacaba. Frunció los labios, ¿se suponía que debía de presentarse ella? Suspiró y dejó su peso en la cadera izquierda, cruzando sus brazos-. Mery Gaunt -dijo sin más.

 

Cuando las luces se encendieron gracias al chasquido de dedos de Jank, Mery no pudo evitar dar un salto en el sitio, poniéndose alerta de nuevo. ¿Qué no le iba a entrar en la cabeza que aquello no iba a doler tanto? Peor eran los momentos de duelos y asaltos cuando los hechizos comenzaban a ir dirigidos a ella e impactaban.

 

- ¿Que qué me apetece? -susurró mientras daba un pequeño salto para caer perfectamente colocada sobre el asiento de lo que sería una sala de espera. No entendía muy bien de aquellos sitios, siempre se había limitado a trabajar metida en un despacho o, como mucho, sirviendo copas en su bar, así que la organización de in local así no era el punto fuerte de la mortífaga-. No, no es el primero -volvió a susurrar. Frunció el ceño, ¿y por qué susurraba? Ni ella misma se entendía a veces-. Pero esto de las agujas... Em... -se removió incómoda sobre el asiento-. En fin, quería una estrella, en la parte baja de la espalda, nada de movimientos ni colores, soy muy clásica -comentó, aunque no sabía muy bien si eso era cierto, en su brazo izquierdo bailaba su Marca Tenebrosa, y eso no era nada clásico. Su sonrisa sádica apareció levemente-. Aunque también había pensado en un centauro -se encogió de hombros-. Tu eres el experto -le señaló con la cabeza y la mirada-. y yo soy nueva en esto -suspiró, temiendo decir las siguientes palabras-. me dejo en tus manos -y dicho aquello, una corriente nada agradable pasó por toda la columna vertebral de la pelirrosa, sintiendo que aquello le iba a pasar factura tarde o temprano.

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Las muchachas de la época no solían hacerlo divertir. Siempre que asistía alguna reunión clandestina o era forzado a entrar a uno de esos locales de los que luego te arrepientes de haber entrado, una o dos mujeres se le acercaban para intentar sacarle charla a la persona más callada del grupo. Pero, como siempre, la conversación moría al ellas descubrir que se trataba de una persona ligeramente más complicada que sus ligues de fin de semana habituales. Por lo que, cuando Mery empezó a hablar, a Jank le sorprendió que estuviese apunto de hacer una excepción y no poder hacer nada al respecto.

 

Luego de escuchar la explicación de la bruja, parte de su juventud salió a flote incontrolable y, sin darse cuenta, era esa parte de él quien dominaba sus palabras.

 

- Una zona común para hacerse un tatuaje, he de acotar - dijo, levantándose del asiento y dirigiéndose, con intención de que lo siguiera, hacia una de las sillas diseñadas para el proceso - pero si lo quieres allí, no me imagino dónde estará el primero. Y por las agujas no te preocupes, tengo un pulso confiable - le picó un ojo, tratando de inspirarle confianza - Toma asiento cuando gustes.

 

Jank se tronó los dedos. Hacía años que no realizaba un tatuaje, y mucho menos uno tradicional. Arya siempre había sido la encargada de ocuparse de la función del negocio y él, de la fachada. Sin embargo, el tiempo sin ella le enseñó, por las malas, que debía acostumbrarse a hacer las cosas por sí mismo antes de quedarse atrás para siempre. Con esa misma mentalidad fue que abrió los gabinetes, extrajo sus utensilios y se colocó los guantes de látex más convencionales que pudo encontrar.

 

- Centauros, estrellas... Puedo hacer unas locuras hermosas, si me lo permites - sacó los lienzos y mojó la pluma en tinta - ¿Sabías que uno de los profesores de Astronomía en Hogwarts fue un Centauro? Por lo que tu dibujo estará más cercano a la realidad de lo que creías.

 

El hombre tardó menos de lo que se había propuesto, pero la premura no afectó su desempeño. Al final, un centauro adulto, sosteniendo un arco con una flecha colocada y lista para lanzar, apuntaba hacia con ésta hacia una única estrella que adornaba el cielo despejado. El talento artístico lo había heredado de los Dayne, o eso creía, así que la hazaña esta vez lo transportó a su niñez, como si estuviese enseñándole a su padre una obra maestra de la cual había que sentirse orgulloso.

 

- ¿Te gusta? - preguntó a la chica, entusiasmado - Mis manos no te defraudarán, eso te lo puedo garantizar.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

Editado por Jank Dayne

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Si, ya se estaba arrepintiendo de haber decidido hacerse un tatuaje. Mery había comenzado a temblar conforme las explicaciones salían de su boca. ¿Un centauro? Eso sería mucho trabajo, mucho detalle y por desgracia, mucho dolor. Tragó un nudo y comenzó a escuchar pitidos en sus oídos, como si la estuvieran tronando con un maldito silbato.

 

- Mejor no saber donde esta el primero -dijo en un susurro mientras miraba sus pies balancearse arriba y abajo, como una niña pequeña impaciente, nerviosa y disgustada por algo. Pero aquello no era disgusto, sino decepción de si misma, quería mantenerse lo más impecable posible su cuerpo, casi podía decir que parte de su vida había vivido gracias a el. Y ahora lo mancharía-. ¿Sabes que no me alivia saber cuan buen pulso tengas? -gruñó mientras inconscientemente ya estaba siguiendo a Jank para después tomar asiento donde le había indicado-. Te juro que como algo salga mal me quedaré tu cabeza de recuerdo -y allí estaba reluciendo la simpatía y amabilidad de la Gaunt.

 

Ya no solo sentía sus piernas temblar, sentía hasta los pelos de la cabeza. ¿Y ella era mortífaga? Nada decente podría decirse entonces porque, que una maldita aguja con tinta la hiciera convertirse en un flan no era cosa de valientes.

 

- Te he dicho que lo dejo todo en tus manos, no me agobies más -dijo ya realmente molesta mientras derraba los ojos y los apretaba, respirando más fuerte de lo común-. Aldaron Passim, centauro y mi profesor de Aritmancia... -susurró cuando escuchó a la persona que fastidiaría su espalda-. Se que será más cercano a la realidad, gracias por tu gran sabiduría -y la aguja, pluma o el cacharo que usara para insertar la tinta en su piel comenzó a torturarla.

 

Al principio debía de admitir que no era tan terrible, incluso disfrutó del dolor, pero no se podría imaginar que conforme el tatuaje bajaba, aquello se intensificaba. Quería gritar, patalear y sacarle la cabeza a su torturador, pero todo acabó, más o menos, porque un terrible escozor paseaba por las lumbares de la vampiresa.

 

Miró, cuando por fin se calmó, el resultado del sufrimiento y debía de admitir que era una pasada. Relamió sus labios, impresionada, no podía recriminarle nada, aunque le hubiera gustado gritarle, decirle lo inútil que podía ser y mil cosas más, incluso denunciarlo por farsante. Pero nada, debía admitir la derrota en aquel momento.

 

- He de admitirlo, salió precioso -sonrió de lado, pero después lo miró directamente a los ojos, colocándose seria y recta-. Pero actualmente tus manos no es que estén en mi lista de cosas favoritas -se encogió de hombros, le guiñó un ojo y estiró su espalda-. ¿Y ahora que debo hacer?, ¿como cuido yo ésta cosa? Porque supongo que debo de hacer algo para que la tinta no desaparezca o algo -y todo lo digo a la velocidad de la luz, deseosa en parte de salir de allí y no tener que ver más a aquella criatura similar a las babosas, ya se había quedado con aquello, aunque otra parte de ella se preguntaba, ¿quería irse de verdad?

 

@@Jank Dayne

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Mientras iba hablando, Mery fue activando sus recuerdos paulatinamente. A su mente vinieron imágenes de sus primeras alumnas, a las que solía oír durante tardes enteras a sabiendas de que, sin importar lo que les recomendara, seguirían con su pensamiento juvenil y libre de ataduras sociales. También le hizo volver a los tiempos con sus amigas, ya más adolescente, cuando era él quien se expresaba corporalmente de una manera menos estricta. Por último, por solo unos segundos, lo regresó a sus charlas con Arya. Fue allí cuando decidió apartar sus pensamientos drásticamente.

 

- Me alegro que te haya gustado, no siempre me salían así de bien - ejerció presión sobre la zona aún con los guantes puestos para sellar la tinta contra el látex. A pesar de tener esa barrera, Jank pudo percibir lo suave que corrían sus dedos por la piel de la bruja, como si se tratase de una seda tan fina como el vestido de una importante princesa. Inconscientemente se mordió el labio y, cuando se percató, deshizo el gesto de inmediato, asegurándose de que Mery lo interpretara como un acto de concentración más que de.. bueno, lo que en realidad era.

 

Se aclaró la garganta y aprovechó para levantarse del asiento. Los guantes se incineraron al instante, junto con la pluma y la tinta. Cada cliente merecía materiales frescos y exclusivos, ya que después de todo, eran el único negocio en el callejón que cubría tal rubro. Pero siendo sincero consigo mismo, nada le habría importunado más que la presencia de un nuevo cliente.

 

- No tiene un cuidado especial más que lucirlo. Que deberías, si me lo preguntas.

 

El hombre le tendió la mano para que se levantara y notara que, cuando estaba de pie frente al espejo y se movía ligeramente, el centauro parecía disparar la flecha hacia la estrella y ésta recibirla, aunque solo fuese un acto reflejo. Jank le tomó la cadera para demostrarle que no se trataba de un truco de magia, tal y como había pedido. Cuando lo hizo, el efecto desapareció y parecía una pintura común y corriente.

 

- Solo si un mago o bruja te toca se activará. En mi caso se activa con solo mi presencia porque yo lo hice, y se desactiva al tacto - ofreció una media sonrisa - así, cuando nos encontremos, no tendrás otra opción que tocarme si quieres lucir un tatuaje normal.

 

De repente, ya no se sentía tan viejo.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

Editado por Jank Dayne

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¿Cómo que no siempre le salían así de bien?, ¿acababa de dejar la mitad de su espalda a manos de un casi incompetente tatuador que no tenía claro si le iba a salir bien el diseño? Mery sintió un escalofrío al pensar aquello, aunque luego notó el tacto de los dedos del mago en su espalda y volvió a dudar de si aquella reacción no había sido por él. Suspiró con pesadez odiando su manera de ser con cualquier ser con un mínimo de atractivo.

 

- Que suerte que te haya salido bien, entonces -sonrió de lado y volvió a mirar de reojo su centauro y rodó los ojos, no había sido tanto como había parecido, y ahora no le molestaba en absoluto. Por un momento pensó en hacerse otro pero lo anuló de su cabeza, quería seguir manteniéndose limpia, al menos todo lo posible.

 

Pero, ¿a quién quería engañar?, ¿limpia?, ¿Mery Gaunt limpia? Negó con la cabeza ignorado sus pensamientos, aquello era lo que le faltaba para revelarse del todo ante su madre. Aceptó la mano que le ofreció el rubio y se levantó, notando un picor justo con el contacto. Abrió su boca levemente, intentando decir algo, pero simplemente la apartó amablemente, como si no pasara nada.

 

- ¿Qué lo luzca? -alzó una ceja observando el movimiento del tatuaje-. ¿Acaso insinúas que debería ir enseñando mi espalda de manera habitual? -rió negando-. Demasiado provocador, ¿no crees? -dijo encogiéndose de hombros. Como si no lo fuera a hacer ya, que amaba locamente ir enseñando toda su blanca piel.

 

El escozor, el mismo que notó cuando tomó la mano de Jank, apareció ahora en la cadera de la Gaunt. Inconscientemente se sonrojó, y aún no sabía muy bien el por qué. Carraspeó un poco, intentando disimular aquello, pero era imposible. ¿Cómo se disimulaban unas mejillas rojas? Rodó los ojos, debía de callar su "yo" interior.

 

- Lo hiciste adrede -dijo la Gaunt mientras se graba para quedar cara a cara con el chico. Y entonces notó algo que llamó realmente la atención de la chica. ¡Tenía unas pecas realmente bonitas! Respiró por la nariz, centrándose en su cometido inicial-. Sabes que quería un tatuaje clásico, y para que se esté quietecito debo tocarte... -entrecerró los ojos y acercó más la cara a Jank-. Sospechoso... -le dio en la nariz con el dedo índice y luego rió, sacandole la lengua juguetonamente-. Bonitas pecas, por cierto -le guiñó el ojo y se alejó, notando como sus caderas ya no picaban.

 

Comenzó a caminar hasta encontrar unas escaleras que subían a no sabía donde, pero que la pelirrosa comenzó a subir, intrigada por conocer más del chico y hacerse más la remolona para conocer también más al dueño del local. Subió las escaleras de caracol suponiendo que Jank la seguiría, y cuando llegó observó un largo pasillo, con diseños colgados de las paredes y asientos que tenían una pinta bastante agradable.

 

Se dejó caer sobre un banco y sacó de la chaqueta que tenía apoyada en el brazo su paquete de tabaco, para después encenderse uno. Se bajó la camiseta que había remangado para hacerse el tatuaje, y ahora la única piel que se veía era la de sus piernas debido al pantalón corto y los brazos, por las mangas de tirantes.

 

- ¿Te importa? -dijo dando una calada al cigarrillo-. ¿Quieres? -le ofreció con una sonrisa y soltó el humo para después palmear justo a su lado, en el banco, indicando que se sentara con ella-. Aún no me he comido a nadie -mintió sonriente.

 

@@Jank Dayne

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Sostenía entre sus dedos una delgada hoja de pergamino la cual detallaba todas las herramientas que necesitaría para su primera clase en Hogwarts. Sentía una gran admiración por el mundo mágico que acaba de conocer y creía que todo parecía maravilloso. Sabía que aquel mundo como el que había vivido durante su infancia, tendría sus puntos malos. Sin embargo, por el momento quería centrarse en todo lo bueno que podía ver desde esa perspectiva. Veía como una gran cantidad de tiendas y negocios estaban delante de ella. Algunos tenían colores llamativos y exponían cosas exóticas que ella no había visto nunca.
Se acercó a una vitrina para observar con determinación una escoba de Quidditch, al mismo tiempo podía ver su reflejo desde el espejo de la ventana en la cual podía ver como su cara se asombraba tan sólo pensar que ella podía montar esa escoba algún día. Algún día que hasta podría ser cercano. Ella esperaba poder comenzar pronto sus clases en el castillo. Sería magnifico descubrir sus fortalezas. Sonrió por un momento quedándose en esa posición, hasta que de pronto algo culminó su paz.
Un grupo de magos corría a esa dirección y ante la desesperación, Litsy no hizo más que intentar refugiarse en dirección contraria y metiéndose en el primer negocio que estuviera más cerca. Cerró los ojos y esperó a que las corridas se detuvieran. Ella comenzaba a preguntarse si aquello no era más que su imaginación y afuera tan sólo estaban corriendo un grupo de jóvenes alborotados. Ell no quería correr ningún riesgo y que sucediera algo malo por lo cual sus padres no le permitirían regresar al mundo mágico.
Abrió los ojos y lo primero que vio fue un lugar completamente exótico. Todo era púrpura.

@
heberth portillo


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Me encontraba dentro de la tienda viendo los cuadros de la tienda, las maquinas y los sillones, veo los cuadros con personajes muy conocidos y los sillones se ven muy cómodos, uno así es que necesitaremos comparar para la mansión después de que la hallamos reconstruido. Me siento en el sillón y tomo uno de sus cojines, es tan suave.

Me encontraba sentado esperando para preguntar que precios sobre los tatuajes, cuando de pronto se abre la puerta y entra una chica un poco asustada, me quedo observándola cuando veo que abre los ojos y se ve como si estuviera un poco desorientada, así que decido acercarme a ella.

-Hola! te encuentras bien,(sonríe al preguntarle) o que pena mi nombre es @Heberth Portillo Delacour, mucho gusto (extiendo mi mano para saludarla y observo que también tiene el pergamino de útiles para hogwarts). Veo que tienes el pergamino de útiles que bien, yo también los estoy averiguando para comprarlos, entre a la casa de Ravenclaw y estoy ansioso por que empiecen las clases y tu?(sonríe y se calla me siente que fuera hablado por horas, por lo general no soy muy hablador, soy mas reservado pero como la vi asustada quise hacer sentir mas cómoda, mas tranquila).

@Litsy

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  • 3 semanas más tarde...

Por un momento Litsy sintió como si el tiempo se detuviera. Todo transcurría cada vez más despacio y lo único que podía oír era su respiración lenta. Ya se encontraba a salvo, en una habitación completamente purpura y desconocida. Su próximo objetivo sería conocer el lugar donde se encontraba. Una vez que recuperó sus sentidos, observó a su alrededor, pudiendo observar los objetos que contenía la tienda; pero nada llamaba su atención más que aquel color.

 

Ella creía que no había nadie dentro del negocio pero se sobresaltó al oír la voz de alguien. Apretó con fuerza su puño tratando de mantener serenidad. Al analizar cada una de sus palabras se dio cuenta que no se trataba de ningún peligro, así que miró hacía donde provenía la voz. Se trataba de un joven que nunca había visto antes.

 

- Me encuentro bien dijo Litsy, tratando de mostrarse tranquila, extendiendo su mano para saludar a Hebert Mi nombre es Litsy.

 

Sus últimas palabras fueron dichas con normalidad. De a poco retomaba su condición de estabilidad y podía volver a actuar como normalmente lo hacía. Una de las palabras que dijo el recién conocido hizo que Litsy ojeará el pergamino que llevaba en su mano. Ella deducía que él estaba interesado en tomar clases en Hogwarts al igual que ella.

 

- Sí murmuró ella Sí, así es.

 

Ella acababa de comenzar a comprar los útiles que necesitaba, por lo tanto aprovecharía la ocasión para pedir consejos de aquel desconocido pero temía que estuviera ocupado. Observó su alrededor y se dio cuenta que se encontraba en una tienda donde se realizaban tatuajes. Nunca había estado en una tienda de esa índole en el mundo mágico, pero si conocía las del mundo muggle, las cuales eran muy distintas.

 

- ¿Estás interesado en algún tatuaje? ¿Trabajas aquí?


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Mientras intentaba ser amable con aquella chica y darle un poco de tranquilidad, demostrando que estaba en un lugar seguro y que no le podia pasar nada alli adentro, a menos que quisiera hacerse un tatuaje. Por unos segundos se me había olvidado a que había entrado, hasta que la chica me pregunto que si trabajaba allí o si me iba a hacer algún tatuaje, a lo que solo respondí con una sonrisa y le dije -No trabajo aca, solo estaba mirando los tatuaje y queria saber que precios tienen- después le volví a sonreír, se veía un poco tensa y realmente no parecía estar acostumbrada a el callejón, era entendible por que habia dias que era un total desorden de gente por todos lados.

Le comente que estaba mirando lo de mis útiles para las clases y que los pensaba comprar después de salir de la tienda a la cual había entrado por curiosidad, -Yo voy a hacer las comprar para las clases de la escuela, y tu?- le pregunte ya que le vi el pergamino en la mano de los útiles.

 

(@@Litsy )

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