Ranas Lunares (MM B: 105591)

[Rose Black Lestrange]

Acomodándose en su asiento la bruja mientras disfruta de su café escucha atentamente las palabras del muchacho al igual que seguir sus gestos, a diferencia del joven esta tenía una mirada aparte sobre su familia no eran como él decía, su cariño y fidelidad era hacia los Black Lestrange su sangre por lo cual tomaba a la ligera esas palabras antes que se tornara en una discusión.

 

-Bueno será mejor dejar de lado ese tema ya que esa sangre corre por mis venas y el amor por cada miembro lo siento en mi-haciendo un pequeño mohín con esa sonrisa desafiante vuelve palabras hacia el- Y bueno volviendo a algo entretenido claro me gusta bailar fui bailarina bueno nunca lo dejare de ser siempre que la música sueñe desde mi alma hasta mi sombra no paran por lo que me gustaría una invitación muy pronto para una noche joven.-

 

Volviendo a disfrutar su café lo último que quedaba de él, con delicadeza lo saboreaba para continuar con la plática conociendo al chico frente de ella que presentaba un ser armonioso causándole curiosidad a la bruja ya que lo que le agrada era saber hasta qué nivel o altura llegaba cada uno de los hombres que iba conociendo bajo sus encantos.

 

-No agradezcas tú me invitaste así que la dichosa soy yo de compartir un momento de tu día el cual estoy segura que tenías cosas más importantes por hacer que cumplir los deseos de una joven distraída que te choco días atrás caminando –

 

El recuerdo era gracioso no sabía cómo ella tan despierta había chocado con el joven en un lugar tan amplio, pero en parte agradecía de lo contrario no estaría ese día compartiendo la plática y el café con el muchacho tan agradable e interesante.

 

@Juli10

[Seba Granger]

Últimamente cada vez se nos hacia mas difícil el pasar el tiempo con Darla, con su trabajo y el mio, ademas de los locales, el de mi madre y el nuestro, los momentos que debíamos dedicarle a nuestros grupos no nos quedaba mucho para estar juntos, así que tratábamos de aprovechar lo que mas podíamos.

Aquella tarde le había enviado una nota a su trabajo, esperando nos pudiéramos escapar un rato antes para salir a caminar como antes acostumbrábamos, y por que no poder tomar un café o disfrutar un rato solos lejos de nuestros elfos o de los clientes que podían aparecer en los negocios, lejos de la gente que nos conocía, recorrer un rato el callejón solos, tomados de la mano como antes.

Como siempre termine todo lo pendiente del banco y antes que me saliera algo mas tome mi chaqueta del perchero y salí de mi escritorio antes que me detuvieran por algún otro asunto, realice la peripecia de siempre en las puertas del banco con los guardias y me marche rumbo al callejón a esperar a mi novia.

@@Darla Potter Black

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja gruñó, no quería seguir revisando más papeles, miró la hora en el reloj que estaba sobre la repisa de la chimenea de su despacho y frunció el ceño, se la haría tarde. Se levantó rápido, acomodó unos papeles, tomó una carpeta, guardó sus cosas y se echó la capa al hombro mientras que salía de su oficina, echando un par de hechizos de seguridad. Se acercó al despacho de Kimberly, golpeando la puerta.

 

--Kim --asomó la cabeza tras recibir respuesta y le acercó la carpeta que llevaba en la mano --ahí dejé algunas anotaciones, ¿puedes terminar ésto por mí por favor? Quedé vernos con Seba y se me ha hecho tarde.

 

--Seguro --respondió la rubia tendiendo una mano para tomar la carpeta y haciendo un gesto de despedida con la otra --shu shu, vete, yo me ocupo de todo.

 

La Potter Black sonrió agradecida y se marchó tras lanzar un hasta mañana rápido hacia donde estaba Elizabeth, que respondió sorprendida. Minutos después había salido al Atrio y desde él hacia Londres, en el callejón solitario, a la vuelta del Ministerio, tras asegurarse no había nadie, la pelirroja desapareció.

 

El crack en el Callejón Diagon no sorprendió a nadie, muchos magos y brujas se aparecían para hacer sus compras y ella caminó rápido hacia el lugar de su cita. Sonrió feliz al ver al guapo de su novio esperándola.

 

--Hola mi amor, lamento la demora ¿qué tal tu día? --preguntó mientras se acercaba a él y lo besaba con amor.

 

 

@@Seba Granger

[Alyssa Black Triviani]

Perdió la noción de cuánto tiempo llevaba allí parada, simplemente observando la fachada de aquella cafetería que alguna vez supo brillar con luz propia y ahora no era más que un recuerdo opaco con sus ventanas y puertas cerradas. Cada vez que su mente se decidía por entrar el corazón se le disparaba y las piernas le temblaban, podía sentir la presión en el pecho como un dique a punto de desbordarse, sus puños se mantenían fuertemente apretados y de sus nudillos goteaban pequeños rastros de sangre debido a las heridas que se había abierto con sus propias uñas. No había llorado ni una sola vez desde que recibió la noticia. Su corazón estaba adormecido y su mente también, tal vez esto es lo que algunos llaman “estado de shock” pues allí donde debería haber un mar de emociones la Black simplemente no sentía nada…

 

Finalmente reunió el coraje suficiente como para poner un pie delante del otro y acercarse hasta la entrada, aunque una vez allí le tomó otra larga sucesión de minutos con la mano aferrada al pomo de la puerta. Al girarlo ésta cedió sin problemas y se abrió con un leve chirrido, el silencio la golpeó como un tren. Todo estaba tal como lo recordaba excepto que ahora lucía una capa de polvo, opaco y descuidado; en otras palabras abandonado. Era curioso lo que solo unos pocos meses podían hacer con un lugar, pero aún más curioso era el peso que podía dejar allí el recuerdo de una persona… Ingresó con paso vacilante mientras que sus ojos recorrían con mirada atenta cada rincón de aquella habitación, pero allí donde miraba en su mente se superponían imágenes provenientes de su memoria impregnadas con un tinte más cálido y vivo aunque a la vez cargadas de nostalgia y dolor.

 

Sin embargo aún no lo encontraba, nada de lo que veía le recordaba particularmente a ella. El lugar en sí emanaba su presencia pero la Black buscaba ese “algo”, ese detonante capaz de hacer emerger sus emociones, capaz de evocarla a ella… Estaba ya a segundos de darse por vencida, convencida de que jamás encontraría algún lugar u objeto lo suficientemente poderoso como para asociarlo con ella y así poder verla una vez más. Se giró encarándose hacia la salida cuando de pronto un ligero movimiento en la periferia de su mirada captó su atención, se volteó exaltada llevando una mano a su varita creyendo que se encontraría con algún intruso igual que sí misma pero en lugar de eso solo se topó con una rana anaranjada plasmada en la pared. El animal la observó por un momento inflando su papada a intervalos regulares, y luego saltó desapareciendo tras la esquina en la pared.

 

Era algo tan pequeño, tan insignificante, pero al final resultó ser que aquel era el detonante que había estado buscando. Las piernas le flaquearon cayendo de rodillas al suelo dejando que la varita rodara lejos de su mano, su visión se tornó borrosa debido al repentino afluente de lágrimas que se agolpaban tras sus párpados y su cuerpo temblaba sin parar de pies a cabeza. Ella había desaparecido como la pequeña rana anaranjada; un momento estaba allí observándola con aquella mirada cálida, llena de amor y luz, pero al segundo siguiente, sin ningún tipo de advertencia, dio un salto y desapareció de su vida para siempre. Ya no había forma de contener la tormenta de emociones que fluía en su interior, un dolor tan intenso como jamás en su vida había experimentado, tan poderoso que sentía como le desgarraba el alma y destrozaba partes tan profundas de su ser que apenas si sabía que existían. Un dolor tan visceral que en su mente estaba convencida de que la mataría pues no concebía como alguien podía sobrevivir ante semejante suplicio, pero esperaba y esperaba a que el dolor la llevara pero jamás lo hacía, se mantenía allí persistente sometiéndola a una tortura sin fin.

 

Ella se había ido.

 

Aunque el dolor era prueba suficiente de que asumía la perdida, una pequeña parte se negaba a creer, se negaba a aceptar la cruda verdad. Una parte de la Black se aferraba a la remota posibilidad de que algún día la Minina regresaría y llenaría su vida con aquella luz que solo ella sabía proyectar, que aparecería por la puerta maullando para reclamar su atención y exigiendo que le rascara el estómago como siempre hacía. O que le ofrecería un té con galletitas, la abrazaría y le daría un beso en la frente derritiendo así todos los muros que la mortífaga erigía a su alrededor.

 

Tal vez aquel delirio era todo lo que su cordura necesitaba, tal vez aquella vana esperanza le servía para poder seguir andando y no entregarse a la tristeza.

 

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Castillo Triviani

 

Tras las rejas del castillo se dibujaba un camino, el mismo atravesaba los jardines de la residencia hasta alcanzar la entrada principal al recinto. Pero en medio del mismo se formaba un circulo conformado por la misma graba blanca que demarcaba el pasaje, en el centro de dicho circulo se erguía una hermosa fuente y a su alrededor tupidas flores de intensos colores. Alyssa se encontraba allí contemplando aquel hermoso ornamento de su jardín, canalizando las fuerzas que necesitaría para transformarlo en lo que su mente ya veía.

 

Alzó ambas manos, una de ellas aferrando su varita, y al cerrar los ojos dejó que la magia fluyera por su cuerpo alimentada por el poderoso torrente de emociones que bullían en su interior. Magia alimentada por el amor incondicional de una hija a su madre, por el dolor desgarrador que aún latía fresco en su alma, por la rabia descontrolada que crecía día a día ante el injusto arrebato que había sufrido. Magia alimentada por innumerables recuerdos, una vida de memorias, sentimientos tan intensos que las palabras jamás podrán describir ni la razón comprender.

 

La fuente comenzó a mutar lentamente cambiando de forma con cuidadosa precisión, las superficies blancas extendiéndose y contorneándose hasta ganar altura, dando lugar a una serie de rasgos que jamás quería olvidar. La transformación se cobró su buen precio en tiempo y energía, puesto que plasmar la esencia de una persona en un objeto no era tarea sencilla ni siquiera para los magos y brujas más experimentados.

 

Allí en medio de su jardín se erguía la estatua de una mujer, sentada con elegante porte y una preciosa gata blanca recostada en su regazo a la cual ella acariciaba con despreocupación. Su rostro resguardaba un gesto cálido, con mirada gentil y una media sonrisa llena de misterio ocultando tal vez un sinfín de pensamientos. Sabia, poderosa, imponente, pero también un faro de luz y amor para aquellos que se habían contado entre su familia y amigos. Lyra Katara se alzaba ahora en medio de sus terrenos representada en una magnifica escultura, velando por la seguridad de quienes allí habitaban y transmitiendo a los intrusos una silenciosa advertencia.

 

Alyssa abrió sus ojos y contempló la imagen de aquella bruja que tanto había marcado su vida. Una madre desde su temprana adolescencia, acobijándola cuando se encontraba sola y perdida, su protectora, mentora y consejera. Su ejemplo a seguir, un refugio al cual siempre acudir, unos brazos con los que siempre podía contar. Lágrimas rodaban por sus mejillas pero ahora una débil sonrisa asomaba en los labios de la Triviani, pues en un breve momento de claridad lo supo… Ella no se había ido, ella aún vivía en su corazón y en el de todos aquellos que había tocado en su pasar por este mundo.

 

 

Off:

 

Después de todo este tiempo yo sigo esperando que algún día aparezcas por mi muro, arañandome y maullandome por no haberte respondido el rol que teníamos o por haberme desaparecido sin avisar... Siempre haciendome sentir querida, siempre presente como un pilar constante e inamovible, siempre dispuesta a escucharme o seguirme con cada una de mis locas ideas. Siempre brindandome tu amor y tu apoyo.

Eras una persona tan hermosa, tan generosa y gentil, con tanto amor para dar.... Esto es tan injusto. ¿Como puede ser que te hayas ido sin darme la oportunidad de decirte adios? Sin poder abrazarte a la distancia, sin poder agradecerte por lo que me diste y fuiste para mi, agradecerte simplemente por ser quien eras y la suerte de haber podido tenerte en mi vida, de poder contarte entre mis amigos. ¿Como puede ser?

A pesar de que vivías tan lejos de mi, en otra realidad completamente distinta, con una vida de la que supe menos de lo que me hubiera gustado, pero aún así juro que no tenes idea de lo mucho que significaste para mi, de lo mucho que aún significas para mi. Que sepas que siempre vas a vivir en mi, siempre vas a tener un espacio en mi memoria y en mi corazón, que te voy a llevar siempre conmigo y te compartiré todas mis aventuras por aquellas que vos no tuviste la ocasión de vivir.

 

Hasta siempre mi Maminina, te quiero y te extraño más de lo que podría explicar.

[Darla G Dumbledore]

Caminó por el callejón envuelta en su capa, la primavera estaba ya a mitad de sus días, no era lógico que fuera así, pero ella se sentía más cómoda de esa manera, protegido su rostro de la vista indiscreta de los transeúntes. Finalmente se detuvo al llegar a un loca de tres pisos, miró la fachada, con un dejo de nostalgia que no le importaba disimular.

 

--Ranas Lunares --susurró leyendo el cartel que daba la bienvenida al lugar e ingresó, sin esperar a su acompañante, hacía lo habían acordado.

 

Tenían que ir al tercer nivel, pero lo esperaría en este primero, hasta que llegara, así que se dedicó a observar primero a su alrededor, había estado allí hacía ya mucho tiempo, demasiado quizás sin visitar el lugar. Pero no podía evitarlo, no quería ir y quería hacerlo a la vez. Se detuvo a observar una pequeña ranita verde esmeralda con varios lunares azul eléctrico que pasaba saltando por una de las paredes laterales del local y sonrió, sin poder evitarlo.

 

Se dirigió hacia la mesa que estaba cercana al espectáculo y se quitó la capa, colocándola en una de las cuatro sillas que la rodeaban, eligiendo para sentarse aquella que le permitía ubicarse de manera tal que controlaba quién ingresaba por la puerta. Dobló los puños de su camisa blanca y se alisó la falda negra antes de tomar asiento, cruzando su torneadas piernas, dejando a la vista las botas altas, gracias al tajo lateral de la pollera que llegaba hasta sus tobillos. Quizás demasiado abrigada para la temporada, pero ella no sentía ni frío ni calor, después de todo, era de raza vampira.

[Seba Granger]

Esperaba no llegar tarde, justo aquel día me había tardado mas en la oficina del banco, pese que tenia todo listo mis deberes de ese dia, uno de los duendes de las ventanillas me había pedido le ayudara con un asunto, así que le había hecho el favor.

Cogí la chaqueta del perchero de mi oficina y salí raudo hacia el callejón, con Darla habíamos quedado de ir a uno de los locales de nuestra amiga, sabíamos que no la veríamos al llegar, que ya no seria ella la que no recibiría como cada vez. o ver aquella gatita que arañaba los sillones o se posaba en el mostrador para ver que pasaba, luego ya aparecía como tal.

Pero creo que implantariamos una pequeña tradicion, cada que pudieramos pasariamos por el local, tal vez solo para tomarnos una taza de cafe, o de te. O quizas para vitriniar un rato por sus distintos pisos, tal vez esperando algun dia, verla sonreir como solo ella sabia.

Respire profundo al llegar a la puerta del local, el corazón se apretaba pero había que ser fuerte, empuje la puerta para entrar por ella, buscando con la mirada a mi novia, sin no antes pasar la mirada por aquel mostrador.

-¿Te hice esperar mucho?-

 

@@Darla Potter Black

[Darla G Dumbledore]

Darla lo vio llegar, elegante como siempre y una sonrisa se fue dibujando en su pálido rostro, agrandándose mientras él se acercaba. Lo miró con amor y le tendió la mano, invitándolo a sentar a su lado, respondiendo a una pregunta tan simple pero a la vez con una respuesta que le salía del corazón.

 

--Te esperaría toda la eternidad mi amor, no es tan tarde, tranquilo --lo beso con amor mientras él se inclinaba hacia ella y acarició su mano, sintiéndose feliz de poder estar a su lado, en ese momento una rana saltó y fue desde la mesa de ellos a la siguiente.

 

--¿Qué tal tu día mi amor? El mío va lento pero constante --le comentó la bruja, ya que si bien trabajaban en el mismo edificio, no les tocaba siempre trabajar juntos y raras veces en el mismo horario.

 

Uno de las elfinas se acercó a ellos con su costal de té color azul y con delicadeza dejó sobre la mesa dos cuadernillos que eran las cartillas de menú para que pudieran elegir lo que deseaban comer o beber.

 

--Stormy les servirá cuando los señores elijan --dijo la elfina antes de desaparecer hacia la cocina.

 

--¿Qué te parece que pidamos? --preguntó la pelirroja mientras tomaba una de las cartillas y comenzaba a ojear el menú en el cual había más ranitas lunares pintadas, claro que estas parecían no saltar como lo hacían las pintadas en las paredes ¿o sí lo harían? se preguntó Darla mirando de reojo una que estaba en la punta de la cartilla.

 

 

--Hoy te extrañé mucho --comentó de repente levantando la vista y viendo a los ojos con amor a su Seba.

 

 

@@Seba Granger

 

[Seba Granger]

Sonreí a mi novia al ver si mano tendida, extendí la mía mientras se podía reflejar en sus ojos, sin dudas era lo mejor que le había pasado a mi vida, era un afortunado de haberla reencontrado en el momento indicado.

La bese con sus lados antes de acomodarme a su lado, y una vez mas cuando ya podia sentir el roce de su pierna en la mia.

-Mi día tranquilo, mas bien aburrido sin ti, no hubo mucho que hacer en el banco así que se me hace muy largo- entrelace sus dedos con los míos.

-¿Como se porta tu nuevo compañero? - pese a que todos estábamos en el mismo banco aun no podía saber mucho de algunos de ellos.

-Muchas gracias...- dije hacia la elfina antes que escapara, la verdad ni siquiera había visto de que lado había llegado.

-Me parece bien mi amor, no he comido nada hace rato, y ya ves que Nana estaba enojada en la mañana, el sandwich no estaba muy contundente- me encogí un poco de hombros mientras cogía el menú.

Mire intrigado lo que veía Darla en su menú, -¿Se mueve?- sonreí como un bobo con lo ultimo que decía.

-Te extrañe mas mi amor, a veces me dan ganas de raptarte- pero sabia que tanto ella como yo tenia muchas responsabilidades no solo en el banco.

[Darla G Dumbledore]

Darla ronroneó suavecito al sentir el roce de su novio y respondió sus besos con ternura, escuchando como la extrañaba y se aburría sin ella, debía reconocer que el ritmo de ambos era un poco más movido que el que podían llevar en el Banco. Juntos seguramente irían a alta velocidad y tendrían el tiempo para compartir y hablar entre ellos, ayudarse y comentarse, pero trabajando cada uno por su lado, eso disminuía las capacidades de la pareja de complementarse y ser uno para el otro.

 

La pregunta de Seba sobre el nuevo compañero que tenía en los controles del banco le arrancaron un gesto que solo en la intimidad de ellos dos podría haber hecho. Delante de cualquier otra persona hubiera recurrido a la metamorfomagia para mantener una expresión neutral y a la oclumancia para cerrar sus pensamientos, pero ante su amor sabía no hacía falta. Esperó a que la elfina se retirara antes de contestar.

 

--Pues aprende rápido, trabaja bien, pero creo que se acelera, no sé si sepa delegar y eso ufff, a mí me cuesta hacerlo pero lo aprendí, él en el trabajo compartido --se encogió de hombros en un gesto resignado --es apurado, quiere termina ya ¿te recuerda a alguien? --río sabiendo que en cierta medida ella había sido así en el pasado, y se refrenaba en el presente.

 

Sonrió ante la pregunta de Seba y le señaló una ranita que justo hacía un amague pero al verse observada se volvía a quedar quieta, decían que para no marear a los comensales.

 

--Cuando piensan que no las ven, las de las paredes también --susurró como para que las ranitas lunares se sintieran libres de pegar algún que otro saltito por el lugar.

 

--Pues raptémonos en algún momento mi amor, el día que tengamos una Luna de Miel nos tendrán que extrañar y... --Darla puso cara de susto e hizo una mueca de puchero --¿no nos corresponden vacaciones juntos? mato a Mía si nos las da por separado... --protestó como una chiquilla empacada mientras extendía su mano para tomar la de Seba, como protegiendo su posesión o entregándose a su dueño.

[Vladimir Karkarov]

El lugar estaba completamente listo, el capacious extremis funcionaba de maravilla. Era hora de que Vladimir enviara su noble y fiel lechuza por todos los lugares de Ottery y el Callejón, para dejar su pequeña invitación para el que quisiera asistir a su fiesta de apertura.

La gran Nox emprendió vuelo por entre las nubes, cargando consigo las invitaciones para que todos los brujos y las brujas pudieran saber de tan excelente actividad. Su vuelo era ligero, suave cual viento y sus alas no producían el menor ruido. Así fue, durante todo el día y la noche, solamente reposando para descansar de cuando en cuando.