Ranas Lunares (MM B: 105591)

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja había aparecido tras sus labores ministeriales en frente del local que le había indicado Seba. Al menos ya quedaba poco tiempo para estar ocupada con cosas de seguridad. Esperaba que quien la sucediera lo hiciera con altura y con la suficiente paciencia para soportar a los que tenía que enfrentar con webadas y otras locuras. Lanzó un suspiro y sacudió unas imaginarias pelusas en la falda del sacón que llevaba puesto sobre el trajecito de pantalón y camisa que había elegido ese día, después de todo dentro del Ministerio no se sentía el frío invernal.

 

Sacudió sus cabellos como borrando todo recuerdo de su lugar de trabajo y miró el frente del local en que había aparecido. El edificio tenía tres pisos y pudo alcanzar a ver que en la planta baja había una cafetería, quizás luego de comprar pudieran tomar algo, como si fuera una cita romántica. Observó con curiosidad el nombre, Ranas Lunares, sonaba bonito, cuando le había comentado a Kim ésta le había mencionado algo de que el lugar era sensacional, que ella había disfrutado de una gran visita guiada y una degustación que la había dejado con ganas de más. De hecho, había tenido que decirle que no ese día, dado sus planes de comprar algo a su suegra, o hubiera tenido a la rubia colgada del brazo al momento de aparecer en las afueras del local en el Callejón.

 

Miró la hora, @@Seba Granger no debía tardar en llegar, se preguntó si tendría algún regalo especial en mente, y no solo debían comprar algo para Ariane, sino también para la pequeña Helena. Luego le preguntaría si ahí mismo o en qué otro local comprar algo para sus elfos y para Antoni, sabía que había ido a visitar a Leto y que ambos habían hecho intercabio de regalos por Navidad.

[Seba Granger]

El frió se hacia sentir mas aquel día, no sabia cuantos grados habían fuera, pero en su momento había salido hacia los corrales para ver si tenían suficiente forraje los animales y parecía que se me había querido congelar la respiración.

Busque una chamarra de polar para poner sobre la chaleca negra que me había puesto, ademas abajo estaba el abrigo que había llevado la mañana cuando había ido por el trabajo del banco que me quedaba aun.

Baje las escaleras y alcance aquel ropaje del perchero, en el mostrador estaba Dash mirando unos libros que le había regalado la elfina de Darla, no estaba muy seguro que relación tenían esos dos, pero se veían lindos juntos.

Salí a la calle mientras abrochaba uno de los botones, Darla lo mas seguro es que ya me estaría esperando, o a lo mejor no, no sabia a que hora salia aquel dia del trabajo, camine con cuidado de no resbalar o hundirme mucho en la nieve, no quería terminar de espalda en pleno callejón.

Tras unos minutos de caminata pude divisar ya a Darla a las afueras del local, sentí un poco de frió al ver su vestimenta, sabia que ella no sufría por el clima, pero aun así no podía dejar de preocuparme.

-¿Quieres terminar como los monitos de nieve?- saque mis manos de mi abrigo y me lo quite para ponerlo en su espalda sobre sus hombros.

-¿Llevas mucho esperando?-

[Darla G Dumbledore]

Una sonrisa se dibujó en sus labios al escuchar la voz de su amado, negó con la cabeza pero difícil que él le hiciera caso, porque se preocupaba mucho por ella, lo dejó echarle el abrigo sobre los hombros viéndolo con ternura y antes de responderle le dio dos tiernos besos, uno en la barbilla y otro en los labios.

 

--Mira tú quien habla de monitos de nieve, ¿acaso tú no quedarás así al desabrigarte así? --protestó con ternura abrazándolo y enganchando su brazo en el de él, buscando compartir el calor que él le había cedido a ella.

 

--Casi que recién llego, ¿que te parece si entramos? --dijo jalándolo suavemente y empujando con delicadeza la puerta principal.

 

Apenas traspasaron la puerta principal se encontraron en un cálido y agradable ambiente, a su alrededor había mesas para cuatro personas, el tono beige le daba al ambiente tal delicadeza que Darla sonrió, sintiendo como se llenaba de paz. Miró a su alrededor, y vió los gabinetes, eran como privados, para compartir un buen momento, vaya, parecía que después de todo podrían tener su momentito de tranquilidad con un chocolate caliente y sospechaba que su novio lo iba a necesitar. Acaricio con una mano la de él y con la otra el abrigo que la llenaba de su aroma y de su calor, casi casi que ronroneó.

 

--Está bonito el lugar, me dijo Kim que había cafetería y la verdad que parece más grande que eso. ¿Tomamos algo luego de comprar? --preguntó con tono mimoso a su novio.

[Lyra Katara Selwyn]

Tiempo después de la visita de Maida y León

 

Llevaba como siempre acomodados en los colgantes que acompañaban a cada libro los anillos acomodados como si fueran dijes, no me gustaba separarme de cada uno de esos preciados objetos que me había ganado a lo largo de este año. Repartidos en mis manos llevaba los anillos correspondientes a las habilidades.

 

Vestía ropa informal. Pantalón café, una playera de mangas cortas color beige, tennis dle mismo color que el pantalón. El gato persa que estaba tatuado en mi antebrazo izquierdo perseguia una bola de estambre.

 

-Ama, ¿asi esta bien la calefacción?- Preguntó Midnigth haciendo una reverencia.

 

-Perfecto, Midnight. No me tuve que poner ni sudadera.- Comenté, jugando con mi varita que llevaba en la mano derecha, como siempre.

 

No pude evitar tocar un collar maldito de ópalo imantado y mis otros consumibles los tenía en el monedero de piel de moke, en la misma mano con la que sostenía mi varita. La elfina desapareció contenta, mientras paseaba por la cafetería. En ese momento entraron dos clientes bastante conocidos para mi, si bien era la primera vez que Darla me visitaba.

 

-¡Darla, Seba! Me da gusto verlos. ¿Cómo les ha ido en esta época de fiestas?- Dije saludando a ambos con un abrazo y un beso en la mejilla.-¿Les puedo ayudar en algo?

 

@@Darla Potter Black

@@Seba Granger

[Darla G Dumbledore]

Una jubilosa voz sonó unos instantes después de que la pareja de novios hubiera ingresado al local de Ranas Lunares. Darla se había volado observando las paredes, había una pareja de ranas, una verde con lunares azules y otra naranja, que pegaban saltitos compitiendo para ver cuál llegaba más lejos cada vez. O al menos esa era la impresión que a la vampiresa le daban. A veces se sentía aún como una niña, no dejaba de sorprenderse por ningún detalle mágico que había en Ottery y cada rincón del Callejón. Darla notó que en cuanto se sintió la voz las ranitas se habían quedado quietecitas como escondiéndose tras un matorral.

 

--¡¡Minin...Katara!! --respondió efusivamente al saludo de su ex compañera del Wizengamot y sonrió feliz, soltando por un momento el brazo de Seba para corresponder al abrazo y a los besos en las mejillas de su amiga.

 

--El gusto también es nuestro cielo, ha sido una Navidad algo ajetreada, entre trabajos ministeriales y encargos de libros muggles --negó con la cabeza, había más libros navideños muggles que mágicos, así que había tenido que hacer pequeños viajes a ciudades muggles para comprar partidas de los mismos.

 

--¿Y tú cómo has estado? --giró hacia Seba, tomándolo del brazo --cuéntale amor lo que andamos buscando --impulsó la pelirroja a su pareja a contarle a la minina sobres sus planes de compra.

 

@@Lyra Katara Selwyn

@@Seba Granger

[Lyra Katara Selwyn]

No pude evitar notar como Darla había evitado completar el "minina", lo cual me llamo la atención. Muchos en la comunidad mágica me decía asi, ya que nunca había ocultado mi habilidad. Se lo preguntaría otro día, quizás solo era por la cuestión de que muchos animagos preferían mantener en secreto esa habilidad, aunque nunca comprendería porque.

 

Recibí con gusto su saludo, meintras esperaba la respuesta de Seba, quien parecía estar pensativo, por lo que se me ocurrió algo que podría reanimarlo un poco y animarlos a que me contaran que necesitaran.

 

-Estoy bastante bien, Darla. Aunque he pensado en tomarme un año sabático en la Universidad, a menos que salgan las clases para el manejo de criaturas.- Comenté. El atraso en las clases me perseguía y odiaba tener que estar esperando. No sabía cuanto tiempo llevaba ya con metamorfomagía, pero evite decir nada.-Con el trabajo voy bien, cosa rara. Tal vez esta vez pueda conseguir cumplir el año en el mismo.

 

Esto último no era tan en broma. Era sabido por muchos de mis amigos y familiares que no solia dura más de un medio año en un empleo ministerial, solía desanimarme rápido pero esta vez había resistido a la tentación de dejarlo.

 

-¿Qué les parece si pasan a mi oficina a tomar algo? ¿O aqui mismo, en lo que Seba se anima a contarme? La casa invita.- Les sugeri.

 

Espere la respuesta de ambos, deseando que aceptaran la invitación.

 

@@Darla Potter Black

@@Seba Granger

[Maida Black Yaxley]

Maida tenía que dejar la maldita mala costumbre de dejar la varita en la casa, era cierto que no dependía de ella, y que básicamente sobrevivía a punta de hechizos no verbales, pero no era el punto. Ahora mismo, el arma le habría venido bien, estaba completamente empapada. ¡Se había largado una lluvia de aquellas! Y claro, con la cabeza de la Ivashkov puesta en cualquiera cosa, sólo se había protegido los pies con un hechizo impermeable al salir de casa, porque quería andar descalza por el pueblo.

 

Así que ahora, así estaba, descalza y con los pies limpios, secos y hasta tibios. Pero el resto del cuerpo, empapado. El cuerpo le tiritaba de frío y para cuando se dio cuenta que estaba cerca del Callejón Diagon, ya la túnica, normalmente holgada y ancha, ya estaba completamente pegada a su cuerpo haciendo bollos extraños de tela sobre ella, y jalandola al suelo de lo pesada que estaba. De aparecerse ni hablamos, estab tan nerviosa que seguramente se dejaba mitad de cuerpo atrás.

 

Se dirigión sin demora hacia el negocio de su madre, Ranas Lunares, seguramente alguno de sus empleados o ella misma podría ayudarla, o desde ahí podría llamar a su elfo doméstico, lo que sucediera primero.

 

Así que, hecha una sopa completa, entró como alma que lleva el diablo sin darse cuenta de la alta figura que estaba cerca a la puerta. Contra la que obviamente, chocó, cayendo estrepitosamente al suelo, y al parecer, sin inmutar a la persona con la que había colisionado.

 

Algo así como un chillido se escapó de sus labios mientras intentaba verificar que su cuerpo estuviera con todos los huesos en su sitio, sin dejar de notar que de su empapada cabellera, continuaba goteando agua. ¡ese dia era un desastre!

[Marco Alcott]

hacía rato que no admiraba la lluvia así que antes de entrar a aquel local esa noche me quedé parado en un costado de la entrada tenia suerte de no mojarme , muy pocos eran lo que se encontraba deambulando por ese callejón .

 

a lo lejos escuchaba un voz discutiendo se notaba que era una dama salvo que lo gracioso era que discutía con ella misma ,sonriendo la miraba los pasos que hacía era una señorita de una gracias exclusiva por lo visto no había pronosticado lluvia estaba realmente empapada . poco a poco se iba acercando a donde estaba parado , mi sorpresa fue mayor fue que cuando estaba cerca choco contra mi cayendo ella al suelo justo sobre un charco . Chapoteaba aun mas enojada no podía contener la risa de la ocasión pero automáticamente me dispuse a ayudarla la levante rápidamente parándola bajo la entrada, me saque la campera de cuero para cubrirla luego la abrase para poder darle calor y llevarla hacia adentro del lugar. Ella estaba rara petrificada no sabia si era por el frio el golpe pero algo le sucedía.

 

Sentándola en un haciendo llamo rápido a un mozo – por favor dos tazas de chocolate bien caliente y si no es una molestia por favor una toalla para la señorita –

 

Mirando preocupado a la muchacha- estas bien? Quieres una remera tengo una debajo de esta camisa y discúlpame con todo esto no me presente me llamo Marco con quien tengo el gusto – desprendiendo los botones le muestro la remera, y volviendo mi mirada hacia ella sonriente

 

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[Maida Black Yaxley]

El bulto que ni se había inmutado ante el choque, resultó ser un chico, que lejos de ayudarla —o sea, en su caso, porque si se veía con otros ojos, si la estaba ayudando y mucho—, decidió ayudarla a ponerse de pie, y luego le puso una casaca de cuero encima. Pero claro, todo eso incluía una cercanía y un contacto que lograron congelarla más que la lluvia. Asustada, se dio cuenta que temblaba más de la cuenta cuando él la ayudó a ingresar al local y a voz en cuello solicitó dos tazas de chocolate caliente. Pero es que la había abrazado, si no hubiera estado toda entumecida por el frío, habría salido corriendo, pero claro, esa era otra historia.

 

Una parte de su mente entendía la buena acción, pero el extremo de lo tonta que se había podido ver, mezclada con sus propias emociones disparejas, hacían que la pobre Ivashkov se sintiera vulnerable. Trato de hallar cierto confort en el asiento, y puso sus manos dentro de la chaqueta de cuero, situación incómoda o no, tenía frío.

 

— Gracias —dijo entonces, quiso sonreírle, pero no pudo, perdió sus ojos azules en la barra del local y hasta sintió alivio cuando de pronto, un par de tazas humeantes invadieron su zona de visión.

 

Y entonces, él se abrió la camisa, ella pensó que iba a ver algún tipo de tpiel, pero no, había una tela ahí debajo, y sin quererlo un suspiro de alivio se apoderó de su boca. Sin poderlo evitar, Maida se sonrojó.

 

— No, no, gracias, si pudieras lanzar algún tipo de hechizo desecador sobre mi túnica, te lo agradecería —añadió con un tono de voz grave—, es que...de alguna manera, salí de casa sin la varita.

 

Si todo lo anterior no la hacía ver como una bruja torpe, una casi squib, seguramente esto si lo haría, encogió los hombros. No podía ser más de lo que era, ya lo intentaba en sus reuniones dentro de la Marca, fracasando la mayoría de veces. Esta vez si logró lanzarle una sonrisa al muchacho que la había rescatado de cierta manera, y entre sus dedos, aún pálidos por la baja temperatura, tomó una de las tazas de chocolate y la acercó a sus labios para beber un sorbo. El líquido caliente bajó por su garganta como una poción mágica, tan suave, dulce y espumoso, que era imposible no sentir el reconforte.

 

— Mil disculpas por todo el desbarate —anunció de pronto, dejando la taza nuevamente en la barra—, me llamo Maida Ivashkov, mucho gusto.

 

@@Marco Alcott

[Marco Alcott]

Miraba preocupado a aquella señorita que lo había sacado de sus pensamientos , lamentaba no poder hacer nada por ella peor aun no sabia usar la magia lo único que tenia y podía manejar eran sus dones por ser vampiro .

Mientras observaba tomar aquel chocolate, ríe en silencia recordando pequeñas imágenes de su infancia , toma la taza y mirándola se dirige a ella .- en ese sentido no poder ayudarte no se utilizar la magia solo un pequeño truco pero que no te ayudara mucho –haciendo un gesto con su mano hace aparecer una rosa blanca para entregársela a la joven- espero por lo menos esto te guste –

 

Había conocido pocas jóvenes como ella pero ninguna mostraba tanta inocencia pura ,al joven vampiro le causaba serenidad paz verdadera y una curiosidad por conocerla mas

 

-Que hacías por estos lugares y a esta hora pudo haber sido peligroso para ti en especial este clima que ayuda a cualquiera con malas intenciones. mírate eres bonita joven y por lo visto inocente – era seguro que aquella joven no poseía maldad alguna y para cualquiera podría ser una presa fácil hasta para el mismo como vampiro deseaba mas que nada sangre pero realmente no deseaba dañarla estaba preocupado ,como volvería a su casa aquella chica sin problemas alguno se dispondría a poder acompañarla para custodiar que llegara bien a su destino o utilizar su velocidad sobrehumana para acortar el camino ganaría tiempo , pero principal evitaría tanta lluvia .

 

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