Adivinación

[Amya An]

Gemidos. Especie de sollozos dentro del aire.

 

¿El eco de un muy lejano "¿Hola?"?

 

La bruja era consciente de que no era real. No mas real de lo que su cerebro quisiese creer y allí radicaba la trampa. El cerebro suele anticiparse y crear expectativa, buena ó mala. El cerebro nunca descansa ... siempre hay una brecha por dónde se le puede colar "información".

 

Sino, pregúntele a cualquier Desmemorizador acreditado.

 

Es fácil sugestionar ... claro, a menos que se sea un oclumántico u algo parecido (?)

 

El silencio allí era relativo. Solo podía escuchar el incesante viento arremolinar a su alrededor ... y en cada especie de golpe, traía consigo una Reverberación distinta, ajena.

 

Intentó taponeándose las orejas apretando con las palmas de las manos. Empezó a girar y a girar,

pues no sabía hacia dónde correr. Se sentía como con la cabeza por fuera del agua en pleno mar abierto

en donde solo hay horizonte y azul por doquier.

 

Claustrofobia a pesar de ser un enorme espacio abierto. Terror, aunque solo estaba rodeada de aire, cielo y hierba fresca.

 

¿Qué era todo éso?

[Melrose Moody]

La voz llegó desde lejos hasta Sagitas. Era un susurro y era casi indefinida, como si un hombre y una mujer hablasen en simultáneo; las voces mimetizándose, entrelazándose y desprendiéndose casi a borbotones, llegando directamente, como una inyección a la vena, hacia ella.

 

Catherine hablaba con los ojos cerrados, casi en medio de un trance. No era como los trances de su niñez, cuando no controlaba absolutamente nada de lo que decía y sus padres habían mandado a su hermano mayor a robar sus profecías al departamento de misterios. No, aquello era distinto y se había acercado a su oído.

 

 

 

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Has ingresado a la fortaleza oscura. Tus sentidos te indican que aun yaces sobre un lecho de hojarasca pero tu mente ha viajado hacia una realidad totalmente distinta: la fortaleza oscura.

 

Ante ti, y casi como salidas de la nada, yacen dos posibilidades. Luego de avanzar muy poco, distinguirás una estancia a tu izquierda; una puerta de metal decorada con enchapes de acero entreabierta es la que te invita a pasar. Si observas con cuidado, notarás los rastros de sangre en el suelo, un camastro de paja en una esquina y un mueble de madera enano al lado, haciendo las veces de mesa de noche. Puedes ingresar allí y encontrar lo que se esconde en sus cajones.

 

Sin embargo, habrá algo que pueda tentarte primero. Lejos, al final del pasillo, luego de avanzar apenas y en el preciso instante en que notes la estancia a tu izquierda, notarás que se enciende una luz. Perfilada en contra de ésta, notas una figura que parece observarte y sientes que se trata de una premonición.

 

Es tiempo de decidir Potter Blue ¿qué deseas descubrir en tu futuro?

 

 

Catherine sabía que su misión no se detenía allí, por lo que se acercó hacia la hija de aquella mujer. Se encontraba a su lado y Potter Blue había alcanzado a pasar un brazo por encima de ella antes de caer rendida por la droga, aunque el efecto era casi como si la consolara.

 

Catherine tuvo que hacer un canal con sus manos hacia el oído de la chica, esta vez, para asegurarse de no interferir con los sueños de Potter Blue. Era una proceso lento y fatigoso pero había decidido antes que era el mejor.

 

 

 

 

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La primera impresión del lugar es un sitio griego, con una mesa de mármol rota. Pronto, notas los pilares, también rotos, además de las cortinas rasgadas. Tu voz resuena a través del espacio y sólo encuentras la nada. No hay respuesta, estás sola. No sirve de nada tantear en la oscuridad y tu vestido pareciera estar cada vez más sucio por cada minuto que pasa. Pero tienes un presentimiento; el presentimiento de que sabes por qué estás allí, aunque no tengas idea de dónde queda o qué significa ese lugar.

 

Entonces, escuchas un rugido.

 

¿Qué harás Potter Blue? ¿Seguir el sonido? ¿Huir? O quizá ¿Encender una luz con la varita que encuentra apenas a unos metros de ti, aunque no lo hayas notado?

 

 

Para cuando se reacomodó, Catherine estaba cansada de hablar. Un sudor frío corría por su frente y decidió que no tenía que hacerlo. Abrió los ojos ligeramente, entornándolos para luego volver a cerrarlos y presionó sus dedos índice contra sus sienes. Buscó en lo profundo de sí misma, hasta que halló a su razón.

 

Káiser se revolvió incómodo e hizo el amago de enojarse; sin embargo, la voluntad de Catherine hizo que comprendiera que sólo gastaría energías contradiciéndola. Lo último que le importaba era que tomara prestado un poco de su poder. Después de todo, eso sólo haría que su alma estuviese aun más endeudada con él.

 

Realmente, sin sus poderes, Catherine era una completa inútil. ¿Qué había sido si no una druida?

 

Por ello, cuando habló directamente a la mente de Galery, en aquella tercera oportunidad, estuvo segura de que aquella charla no alcanzaría a nadie. Káiser era demasiado precavido y además un mago bastante competente. Un error semejante de falta de tino hubiera significado una afrenta a su sangre Malfoy.

 

A Catherine, como es obvio, le importaba un rábano siempre que consiguiera su cometido. Tenía una idea vaga de lo que estaba sucediendo sin embargo, decidió más bien utilizar su intuición.

 

 

 

 

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Tienes un problema, Grindewald. Este bosque no va a dejarte escapar fácilmente. Es hora de saldar cuentas; has fingido por mucho tiempo que nada sucede, pero tu futuro está plagado de manifestaciones que te conducen a una sola cosa, debido a un hecho de tu pasado, que dices haber superado. No te mientas más, chiquilla. La oscuridad, en la que de a pocos te sumes, podría consumirte hasta que pierdas una identidad que siempre quisiste defender.

 

Más importante aún, hay un importante suceso que se acerca y no podrás volver si no resuelves los líos en tu cabeza. Y ahora, te encuentras más cerca a los tuyos de lo que crees.

 

Sigue la pista, Grindewald. Ahora, podrás ver ante ti, un árbol caído. Una sombra se acerca, así que escucha con atención: puedes esconderte tras el árbol, para espiarla y enterarte de quién es y qué puede estar haciendo.

 

O, quedarte dónde estas y decidir si es que utilizas esa bonita varita que tienes en la mano (sí, la tienes en la mano ahora... Grindewald).

 

 

Sólo quedaban tres y Catherine sabía que tenía que ser rápida, por lo que se permitió seguir abusando de la habilidad de Káiser. Empezaba a escuchar voces en su propia cabeza, voces que mermaba sacudiendo ligeramente la cabeza. Tenía que apurarse; sin embargo, la mujer a la que iba a dirigirse era, en su opinión, la más difícil de tratar de todas.

 

 

 

 

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Adler, qué bonito lugar has conjurado en tu mente. ¿Qué es lo que te inquieta? No puedo dilucidarlo. Pero algo sí te diré. Se acerca una tormenta. Aunque no lo parezca, porque apenas hay nubes. Debes buscar un refugio y ese refugio no debe estar muy lejos.

 

Busca, busca en tu mente Adler

y un refugio encontrarás, pero

¿qué clase de refugio será?

 

Una vez hubo terminado, se volvió para dirigirse hacia los dos alumnos restantes, pero las fuerzas le fallaron. Intentó seguir bloqueando el torrente de imágenes que intentaban agolparse en su cabeza, pero no pudo. Pronto, estuvo en la bóveda de los Nott.

 

Era una cámara subterránea y el olor a guardado, a oro y a ceniza le llegó en bocanadas asfixiantes. La voz de su hermano la llamaba.

 

-Hermanita, hermanita ¿por qué eres una sucia traidora?

 

>>Te juro que yo no...<<

 

-Te enseñamos a no mentirnos, Catherine -señaló su madre, sentada sobre un montículo de oro, agitando una abanico frente a ella. Hubiera sido casi ridículo, de no ser porque Catherine sentía unas atroces ganas de echarse a llorar. Todo el escenario se le hacía grotesco y casi le producía náuseas, pero no podía evitar mermar la profunda nostalgia que la embargaba.

 

No podía encontrar dentro de sí a Káiser y eso la hacía sentir, paradójicamente después de todo el tiempo que había pretendido que deseaba deshacerse de él, débil. Y su hermano hablaba con aquel tono de voz pausado que Catherine se había encontrando utilizando en los últimos días, un tono de voz que parecía tener un eco propio; dos voces provenientes de un mismo ser.

 

-No nos mientas, Catherine -de pronto, su hermano estaba a su lado, con aquella dinámica de los sueños en donde todo puede aparecer de pronto, cerca o lejos, o uno mismo puede hallarse en un lugar sin motivo aparente; le hablaba en voz baja. Un tono casi confidencial. Catherine no supo siquiera si se refería a él y a su madre o sólo a sí mismo de forma plural-. Nos ocultaste la verdad. Deshonrada a los 12 años. Todo un honor.

 

Su madre fingió un sollozo ahogado.

 

>>Yo no me deshonré -replicó con furia. Acababa de recordar que no era la niña de 12 años de entonces, que había fugado de su casa. De pronto, la imagen se congeló y Catherine dilucidó la naturaleza de su propia visión-. ¿Qué me estás diciendo, hermano? -continuaba negándose a pronunciar su nombre, por lo que pasó un tiempo indefinido, cerrando los ojos en su sueño, intentando concentrarse.

 

Finalmente, alzó las manos ante sí, moviendo las imágenes que tenía frente a ella. Agitó la diestra hacia la derecha y su madre se esfumó casi como si fuera una imagen que se borra ante el simple gesto. Luego, hizo lo mismo con la zurda, haciendo un enfoque en el oro. Éste se amplificó y en él, Catherine distinguió un anillo. Un anillo plateado, con un hermoso jade con forma de rombo, que se encontraba engarzado envuelto por una serpiente labrada de plata que se enroscaba ante ella.

 

Catherine bufó desconcertada. No necesitaba verse la mano para saber que lo tenía en el dedo anular.

 

Pero ese anillo no era más que una réplica. El original había sido de Káiser.

 

Fue entonces cuando se dominó lo suficiente como para abrir los ojos unos segundos. Extrajo del bolsillo de su túnica un pergamino y una pluma y luego de posar ésta última sobre la superficie del pergamino, cayó en el trance definitivo. Sus músculos se relajaron,excepto el de su mano izquierda y en su cabeza empezó a sonar un cúmulo de voces de forma arbitraria. Sólo soltó un par de versos, cosa que la desconcertó, en cuanto todo hubo terminado.

 

El trono que fue recuperado,

reclamará un nuevo rey

un rey muchas veces aclamado

muchas veces odiado

muchas veces amado

 

El cuerpo ha tomado

una presencia para forjar ley

y los lobos se lamentarán

porque su reina habrá de morir

abrasada por él

 

Mas el licántropo, arderá también

 

Catherine salió del trance exhausta, pero al abrir los ojos había conseguido su cometido. Un pergamino, con una profecía, aunque corta. Éstas siempre eran iguales, desde que había podido dominar el trance. Lo llamaba auto-writing y consistía en quintetos escritos de forma automática sobre pergamino. Le había tomado mucho tiempo dominar la técnica, por lo que casi siempre terminaba escribiendo doce quintetos o cuartetos que hacían predicciones acerca de entre dos a cuatro meses en el futuro.

 

Aquello debía ser, apenas, una predicción para dentro de dos meseso o un mes.

 

Muchas veces, debido a dicha habilidad, los primeros versos hablaban de cosas que ya habían sucedido (como pasaba con el primer verso en aquella predicción). Y muchas veces, debido a la forma que tenía que clasificar la información, terminaba averiguando algo de su pasado, sin proponérselo. Sin embargo, dichas sesiones la dejaban agotada, con la cabeza estallándole y la voluntad hecha pedazos. Un espectro arrastrándose por los pasillos de Winterfall.

 

En aquella oportunidad no fue diferente.

 

El leer la predicción sólo hizo que se sintiera aun más enferma. Casi siempre las predicciones venían en forma de metáforas que tenía que dilucidar, pero en aquella oportunidad ni siquiera se trataba de algo sutil. Káiser no dijo absolutamente nada. Era una de las pocas habilidades que Catherine poseía y de las que él carecía.

 

La bruja, por otro lado, se obligó a plegar el pergamino y recordar que aun tenía dos alumnos que atender.

 

De manera que se acercó a ellos.

Editado 16 de Abril del 2015 por Catherine Stark

[Galery Grindelwald Malfoy]

Parecía estar en medio de la nada, rodeada únicamente de esos arboles que por momentos parecían querer abrazarla y destrozarla, sin embargo no sentía miedo, sentía rabia, esa rabia que se desataba a la menor provocación desde que era muy pequeña, la cólera que la había llevado a asesinar sirvientes, compañeros de clase, tutores, y cualquier bestia o cosa que estuviese en su camino en ese momento, ahora era él, ese hombre que su padre había decidido seria su esposo, sin pensar en lo que ella sentía o quería.

Amaba a su padre, y había abrazado ese destino sin chistar, pero ahora era diferente, amaba por sobre todas las cosas a un hombre, un ser que la amo con sus defectos y sus detalles ignominiosos, el único que le había demostrado afecto, y el mismo que tanto la exasperaba, por huir de ella a la primera oportunidad, y ese hombre se interponía, estaba harta de hacer y ser lo que todos querían, vino al mundo con un solo propósito, si era feliz o no, nadie lo había previsto, y a nadie parecía importarle.

Su respiración se hizo mas pausada, los pasos sobre la hierba seca le delataba, de pronto una pausa, el tiempo se detenía y una voz familiar se escucho, parecía llenar el bosque, pero no, venia desde su interior, de su cabeza, la voz la retaba a hacer la cosas diferentes, parecía querer guiarla dentro de esa pesadilla, fue cuando recordó, era la voz de la profesora, respiro hondo y el aroma del bosque la inundo, puso su mano izquierda sobre la rugosa superficie de el árbol mas próximo, era tan real que al rasgar con la uña sintió el pinchazo de la astilla que se incrusto.

Solo lo hizo, se arrastro por la superficie del árbol hasta quedar detrás de el, la sombra se acercaba, y el aroma del bosque fue mas claro, lavanda y ciprés, su ceño se arrugo, *ciprés* levanto los ojos a su alrededor, ahi no había cipreses, eran abetos y pinos comunes, su corazón latió tan rápido y fuerte que el pecho dolió, mientras la sobra del que iba a matar, se acercaba mas y mas, apretó la varita en su mano tan fuerte que sentía su vibración.

[Matt Blackner]

- Eh! - me quejé por el codazo de Sagitas, pero al momento bajé un poco más la voz - No es cosa del despertador....creía que iría a transformaciones y cuando llego alli me encuentro con que en realidad no estoy en esa clase. - murmuré.

 

Pero la profesora hablaba explicando la clase. Nos señalaba un sombrero sobre una mesa, encantado con un portus para llevarnos al lugar donde continuaría la clase. Todos lo tocamos justo a tiempo para aparecer en un lugar extraño, un poco siniestro incluso.

 

Aquel bosuqe encerraba algo raro, pero lo qeu teníamos que hacer no era fijarnos en eso, sino tumbarnos sobre unas sábanas extendidas por la profesora. No tenía ganas, pero era eso o pegar un tortazo cuando al parecer, nos quedáramos incoscientes. Asi qeu me tumbé cerca de Sagitas, notando que consolaba a Jesse también. Las palabras acerca de aquella planta, la hierba sueño, se iban perdiendo conforme hacía efecto....

 

 

Tenía la mareante sensación de estar dando vueltas. Veía cosas borrosas, algunas de las que casi ni me conseguía acordar, otras muy nítidas.

 

Primero me parecía detenerme en un bosque, en un claro con un pequeño campamento. Me estremecí pensando que fuera aquel bosuqe en el que Jack me había dejado para morir...pero de pronto desapareció y me encontré en los terrenos de la Potter Black. Ahí suspiré aliviado, era algo qeu me gustaba, algo agradable...

 

Pero no iba a tener esa suerte. En vez de eso, me encontraba de nuevo en un bosuqe. Era uno distinto al primer bosque, un claro en mitad de la selva negra...no, aquel era un bosque inglés, uno al que tampoco había vuelto desde aquella vez.

 

Frente a mi ardía una hoguera pequeña, lo justo para calentar algo de comida y poco más. Como un automatismo me llevé la mano al brazo, aun herido por la mordedura del licántropo que había sucedido tanto tiempo atrás en aquel mismo lugar.

[Amya An]

Se dice que tener un Don no es nada sino se le entrena adecuadamente.

 

Así sucedía con la adleriana.

 

Por algún tiempo había sospechado de cierta muy sutil habilidad mágica ; la de la videncia, en ella ... pero siempre la había reprimido por temor a abrir una puerta que trastocase toda su existencia misma.

 

Ella siempre habría querido una vida ligera, regular ... en su ideal de vida, no había cabida para "sorpresas". No obstante, era humana, así que le era imposible no sentir curiosidad de cuando en cuando.

 

Ello era lo que reflejaba su mente. Un espacio vivo e inerte a su vez. Un medio suspendido en el tiempo. Retórica sobre retórica ... de éso se trataba su pensamiento personal. Un placebo y un veneno.

 

La negación de sí misma creaba un fuerte bloqueo mental. No era Oclumancia, era algo tan fuerte y mas complejo ... era el mal-hábito propio de mentirse a sí misma hasta el punto de ser capaz de generar falsos recuerdos y así evitar los propios ; Todos ... ella era capaz de sacrificar buenos y malos, con tal de solo vivir en un relativo presente contínuo.

 

Huir era su instinto básico... lo mas probable ahora era, que terminase perdiéndolo (este supuesto don) definitivamente (?)

 

 

 

 

 

La panorámica estaba siendo influenciada por una fuerza exterior.

 

No escuchaba voces exactamente ... era mas bien un pensamiento en su mente que le advertía de guarecerse de una inevitable tempestad por llegar.

 

Retrocedió con recelo. Su paso fue dudoso. No dejó de apretarse las orejas ni aún cuando esos copos de nubes en el claro cielo empezaron a teñirse de rojo para su terror.

 

Negó con la cabeza en un vano intento de parar con esa intrusión, mas era tarde ... su seso conectaba ya la corrupción en su mentalización con fragmentos personales de su pasado.

 

Su agitación interior hizo que cerrase los ojos y en esa negrura irrumpió el mal recuerdo en ella.

 

Odiaba el rosa! Detestaba la depravación de la pureza del blanco y del vigor del rojo. El rosa para ella no significaba para nada dulzura, alegría ni divinidad de ninguna clase ... ella solo podía visualizar blanca espuma de jabón sonrosándose con sangre espesa obtenida en un acto impuro.

 

Rosado en su mente, solo era el resultante de toda una vergonzosa acción previa. Era la cobardía de intentar borrar físicamente cualquier vestigio vil propio.

 

Por éso también, poco disfrutaba de los baños en general. El agua hacía fluir su mente y ello era lo que menos quería ella siempre.

 

 

 

 

 

Retrocedió y hacia sus talones, el suelo cedió.

 

Apartó sus manos de sus oídos y abrió los ojos, solo para escuchar el silbido de la caída al vacío y ver

el empequeñecimiento de la abertura por dónde cual como Alicia (ó Galedra, xDDD), caía irremediablemente de espaldas.

 

Oscureció mientras sus manos extendidas, inutilmente, intentaba aferrarse a ese punto de luz que se alejaba fugaz de ella.

 

 

 

 

 

Golpe seco a sus espaldas.

 

Este nuevo suelo se sentía viscoso y muy desagradable. Aún llevaba los ojos cerrados ... no estaba segura de querer abrirlos ahora pero tuvo que hacerlo ... la oscuridad tampoco le gustaba mucho.

 

Y para qué lo hizo!

 

Se vio frente a la mas terrorífica de las Alucinaciones.

 

- Es en serio?

 

Murmuró mas para sí que para algún otro, y sin aún poder creérselo.

 

- ... calaveras y demás huesos???

 

Literalmente retrocedió sentada, embarrándose aún mas el derriere y las manos

en aquel especie de fango de olor putrefacto (según ella)

 

Frente a ella, un especie de Acceso muy Tenebroso que ya se hallaba entreabierto.

 

- Yo no entraré ahí ...

 

Se dijo a sí misma incorporándose finalmente y pegando la media vuelta brusca solo para ... ¡chocarse tremendamente con un sólido!

 

 

 

 

 

Le tronaron hasta las neuronas!!!

 

El tremendo tortazo inevitablemente hizo que cerrara los ojos (algo que ya le aterraba hacer a estas alturas), solo para que al abrirlos, verse nuevamente sorprendida por otra ajena ubicación mental.

 

Le había dado un cabezaso a una columna media clásica. Con estrellitas aún girándole alrededor de la coronilla,

apenas y si entró en consciencia de que se trataba de algo greco-romano.

 

Se sacudió el aturdimiento y caminó bastante tambaleante en dirección hacia la salida.

 

 

 

 

 

 

Ni idea. El golpe y el shock general ya la pasaba factura a la bruja. Ella no sabría explicar ni los cómo´s ni de los por qué´s pero ya se hallaba de nuevo en un espacio abierto.

 

No devuelta a su supuesta pradera. Creyó que había vuelto al bosque, al de antes de quedarse dorminos todos ... como cualquier bosque, oscuro y aterrador, mas cuando solo se adivinan árboles de las sombras que ... ¡¿¡Por qué sentía que de repente se la querían abrazar!?!

 

Corrió y corrió como energúmena. Corrió y no le importó ni pepinos hacia dónde.

 

 

 

 

 

 

Corrió y siempre mirando hacia atrás por si algo la perseguía, y tal era su estado de agitación que no se dió cuenta finalmente de esa fogata hacia donde corría.

 

Literalmente se tropezó con el fuego y según su cerebro, sentía que se le quemaba la ropa por los bajos.

 

Brincó y saltó como si se tratase de otra danza de la lluvia (?), y despiste, se alejó de esa luz en medio de tanta oscuridad.

 

Según ella se iba a incendiar y como si lo hubiese conjurado con el pensamiento, terminó de cabeza en un fondo de agua ... una charca, un estanque ... quien sabe.

 

Solo sintió el fuerte golpe contra la masa acuosa y esa sensación propia de estar inmersa en líquido ... xDDD.

 

 

 

 

 

Flotando en este final medio como etéreo, cómo si estuviese flotando en medio del espacio exterior ... se preguntó mentalmente ¿qué rayos había sido todo aquello?. Ella no contaba con recuerdos tales, ni en sus peores pesadillas conseguiría reproducir de esas sensaciones que claramente no habían sido suyas ... así que ... si no eran suyos tales pensamientos, ¿de quién ó quienes serían?

[Sagitas E. Potter Blue]

No.

 

No quería estar allá, aunque eso supusiera salir del trance del sueño y suspender la asignatura. No me importaba, ya la volvería a repetir el mes que viene y, sabiendo de qué iba, vendría preparada para conducir los sueños hacia un lugar más ameno donde no se oliera la muerte. La mía. Así que intenté revertir mis pasos para alejarme, huir. No necesitaba ver aquel momento de nuevo. Y además, no necesitaba compartirlo con la profesora, pues estaba segura que iba a estar mirando y aquello era muy secreto, tanto, que debería matarla si lo descubría, o tal vez una simple desmemorización serviría. Pero cuando estamos al límite, no piensas en variantes, el camino más fácil es el más práctico.

 

Pero la fuerza de la Stark era fuerte. Luché contra ella, de manera que estaba soñando, era consciente de que soñaba pero seguía caminando, arrastrando los pies, manchándolos de una película grasienta que prefería no comprobar de qué estaba hecha. Pero luchaba. Oh, sí... No podía permitirme que una asignatura me convirtiera en una asesina.

 

Asesina...

 

Ya lo había sido con antelación, pero había pasado demasiado tiempo de aquellos sucesos y no quería rememorarlos. No en grupo, al menos. Sé de la fuerza que surge de la unión mental y, para mi desgracia, tenía un vínculo con todos los presentes. Hasta con aquella rubita llamada Galery tenía algo que yo misma había tejido con el tiempo y por mi curiosidad malsana en esos minutos que habíamos compartido en el inicio de la clase. Con la única que no tenía relación era con la profesora y, ¡maldita sea!, estaba ganando con su fuerza de voluntad.

 

Y no quería avanzar...

 

Pero seguía caminando...

 

Aquel maldito susurro... Hombre... mujer... Mezclados... Ambos en uno... ¿Era la profesora o era el Mal quien me llamaba para pillarme de nuevo? No podía seguir avanzando, si por algún motivo los demás pudieran ver lo que yo temía... ¿Y si Galery descubría a su padre esperándome?

 

¿Por qué sería su padre o seria algún familiar lejano? Toqué mi pecho, en busca del collar ausente de sacerdotisa, con las pepitas del manzano espiritual. ¿Cuándo me lo había quitado? Temblé. Me era igual, iba a salir de allá, sólo tenía que repetir que era un sueño y que el efecto de la hierba ya había pasado. Eso, eso era, sólo tenía que mentalizarme.

 

-- La hierba ya no me hace efecto... La hierba ya no me hace efecto... -- murmuraba, mientras mis pies me acercaban a aquella figura alejada, que se mantenía de espaldas, pero que intuía con una máscara puesta y con su varita preparada. Lloré. No quería morir de nuevo. -- La hierba no me hace efecto...

 

La luz creció y la vi, ahora era más clara. Sólo que... Parecía que la figura me llamaba. Eso no sucedió la primera vez. A la vez, una puerta semi abierta a mi izquierda. La reconocí y me arrodillé delante de ella, gimiendo. Era mi habitación, la que ocupaba durante mi estancia en la fortaleza, durante aquellos largos seis meses. Mi habitación... La sangre, brillante, era la mía de aquel entonces, cuando encontraron las pruebas de mi traición y me torturaron. Me ahogaba. Sabía lo que había allá dentro y... No, no iba a verlo. No podía verlo. No podían verlo...

 

Me limpié las lágrimas y me levanté poco a poco, apoyando las manos en el suelo. Quedaron sucias por el rastro de sangre que se alejaba de allá hacia la figura. ¿Tenía salida? ¿Tenía una maldita salida en todo ésto? Me sentía desnuda sin mi varita, ¿por qué no podía soñar que la llevaba encima? Avancé hacia aquella persona. Sabía quien se escondía bajo aquella máscara pero no podía evitarlo, iría a su encuentro.

 

Algo había cambiado... Tal vez fuera la finalidad de la clase... Tal vez... Tal vez ahora podría descubrir porqué me abandonó, porqué decidió matarme y perder el futuro que teníamos previsto. La boda en el circo... Su hija en común... Los planes de comprar un lugar pacífico donde retirarnos de aquel mundo oscuro... Avancé con un pequeñísimo hálito de esperanza. Si tenía que morir de nuevo, en el sueño, valdría la pena si adivinaba el motivo por el que Grindelwald me había traicionado.

 

Por la ventana oscura apenas una ranura algo pasó, blanco, pequeño... Un copo de nieve... Aquello era nuevo. No era de su recuerdo... ¿Qué estaba sucediendo? Nevaba... Cuando sucedió aquello fue en una terrible noche oscura de tormenta, los relámpagos iluminaban la figura del grupo de mortífagos y los truenos acallaban sus gritos. No nevaba.

 

Fruncí el ceño. Me llegó un olor a verdana... Me sorprendí sonriendo...

 

-- ¿Amya?

 

¿Cómo había podido olvidarlo? Yo, la Gran Suma Sacerdotisa. Yo, la que domino las fuerzas de la naturaleza. Yo... Yo... Y había olvidado que mi hermana era una Adivina que se auto-negaba ese don por miedo, o por falta de curiosidad, o no lo había sabido averiguar... Había estado tan ocupada protegiéndome de la maestra de conocimientos que no había recordado el poder de Amya. ¿Qué habría visto de todo aquello? ¿Debería preguntárselo cuando acabáramos la clase?

 

Pero su olor desapareció y me sentí sola.

 

Seguí avanzando, sólo para salir de una maldita vez de aquella cueva, con o sin conocimiento nuevo.

[Jessie Black Lestrange]

Tomé la varita que estaba frente a mi y al momento se encendió su punta con una intensa luz blanca. Al fin pude ver todo el lugar observando que no solo era que percibía las cosas en la oscuridad sino que realmente todo estaba destruido. Voltee a ver mi vestido y este estaba cada vez más sucio, a cada segundo se ensuciaba más. Pegue un brinco cuando escuche un rugido que venía de detrás del altar.

 

No era algo que asustara, más que rugido sonaba como un lamento lastimero, me acerque lentamente sin saber que esperar o como actuar. Iba lenta, no sabía si salir corriendo y alejarme de ahí lo más pronto posible, ponerme a salvo o seguir adelante y ver que era lo que había pasado.

 

Armándome de un valor rodee el altar cerrando los ojos para no ver de primera instancia lo que había ahí detrás.

 

-Ayuda... me

 

- ¿Pero... que es ...

 

Me arrodille a un lado del cuerpo ensangrentado, era uno de los invitados a la boda ¿me iba a casar? ¿Cuando fue que lo planee? No entendía nada, el invitado parecía haber sido victima de un inferius. No sabía que hacer, no porque no tuviera los conocimientos necesarios sino porque en verdad me sentía bloqueada.

 

-Todos... se los han llevado

 

Voltee a todos lados, era verdad. Manchas de sangre había por todos lados, manchas y más manchas, unas largas, otros pequeños charcos y otras solo salpicaduras.

 

¿Qué demonios había pasado aquí? No lo entendía, ahora si quería salir corriendo, pero más que nada porque quería saber donde lo tenían y que tenía que hacer para recuperarle. ¿Donde estaba mi familia? ¿Donde estaba Vladimir? Me deje caer de rodillas llorando desesperada, por una vez dejando que el miedo me invadiera, al fin que no había nadie que me viera ni nadie con quien hacerme la fuerte. Podía morir ahí si lo había perdido, si había perdido también a mi familia. Si esto era la adivinación y esto era el futuro... era un futuro que no quería.

 

-Si lo quieres para ti... quedatelo, pero no los mates. Prefiero estar sola y triste, pero sabiendo que él esta vivo y que esta... bien, feliz... pero no lo mates, ni a él ni a mi familia, haré lo que me pidas.

 

Podía escuchar mis sollozos resonar por todo el lugar con un eco escalofriante, como si mil personas lloraran a la vez. Yo solo quería verle... verlos una vez más y saber que estaban bien, que estaban a salvo, ya lo que me hiciera a mi me importaba poco.

[Amya An]

Qué rara era la sensación en la que se sentía estaba inmersa.

Ya no iba segura si estaba al derecho ó patas arriba. Todo le parecía un inmenso vacío a su alrededor. Se sentía suspendida en tiempo y en espacio.

Era éso sentirse muerta?

No, xDDD ... ya había estado semi-muerta en aquel cuarto de la Examinación de Transportaciones Mágicas, y ésto era mas que distinto. Sabía diferente, olía ...

« Sangre! »

Se asustó al extremo. Se tapó la boca y la nariz con ambas manos, y tragó amargo.

No, no, no ... no, por una clase mágica no perdería los cabales (cuáles?). Empezó a patalear y a impulsarse hacia ... hacia donde fuese (xDDD)

Pero poco después, pensó que estaba siendo inútil porque no sentía que avanzara ... a ninguna parte. Aún así continuó con este esfuerzo "físico" para eludirse de ese medio ¿alucinado?

Mas, ó a su supuesto cuerpo (es que solo soñaban, xDDD) se estaba fatigando de alguna imaginaria manera ó ese líquido (también imaginario) incrementaba su resistencia a las pataletas imaginarias de ella (?). El punto? hasta cuándo y por cuánto tiempo mas, estaría allí?

Amya_An no se ahogaba --- al menos, aún no pensaba en ello, así que ... no problem. Solo entonces ...

« Ésto es la locura », pensó y se quedó de nuevo quieta, flotando.

Trataría de organizar sus ideas, no obstante éso le dolería mucho a su seso (?). Dirigir los pensamientos durante un estado de sueño es mas agotador (según ella) que correr la maratón muggle sin artificio mágico alguno (?)

« Vamos. No es fácil pero ya antes lo has hecho ... », se decía aún mentalmente, a sí misma.

Recordó la palabra mágica. No, no era alguna clase de conjuro no verbal, xDDD. Una palabra clave, salvadora ... un término para empujarse ella misma hacia al auto-control.

Durante la vigilia, siempre había cuidado de cultivar un único pensamiento feliz detonante, algo que en sus momentos de mayor angustia, de ansiedad ... con suerte, concentrándose en éste solo, pudiera ...

 

« Tal vez ... », se susurró en pensamientos cerrando sus ojitos, laxando (relajando) su cuerpo y ...

 

xDDD!!!

 

Al abrirlos, se sintió eufórica. Sintió como si hubiese estado todo ese tiempo, dentro de un huevo de cristal, nadando en su albúmina? (clara?)

 

Ay, pero si se sentía una súper heroína del mundo Marvel muggle. Incluso, se había auto-alucinado en súper apretado disfraz pintoresco, de esas historietas coloridas (!)

 

Ahora se sentía en una gran confianza para "navegar" por los sueños de los demás (?) ... ahora se sentía realmente valiente (¿?)

[Sagitas E. Potter Blue]

Era él, sin dudarlo. Se giró hacia mí y noté su pelo ondeando en ese movimiento mezquino. No podía hacerme eso, no podía demostrar aquel físico que me enamoró ni aquellos ojos que me hicieron caer en el infierno, romper con toda las reglas sociales y vivir peligrosamente. No era justo. Apreté la mandíbula, sólo para tener fuerza para seguir avanzando, sabiendo que no había nada que hacer. Le rogaría piedad y moriría igualmente. ¿Era ese el objetivo de aquella clase? ¿Rememorar una y otra vez las malditas acciones que habían cambiado tu vida, un pasado horroroso que nunca debiera haber vivido?

 

El pecho se levantaba, sollozando por dentro; intenté, sin embargo, mantener el tipo porque ... ¿Por qué? No lo sé, supongo que es lo único que queda cuando sabes vas al final de todo; de nuevo.

 

Y, de repente, Jessie pidió ayuda. Frené mi avance. ¿Ayuda? ¿Jessie? Pero si ella no estuvo ese día. Es más, en aquel entonces sólo estaba su hermana Perenela en el mundo... ¿Jessie?

 

-- ¿Jessie?

 

Mi hija sollozaba y pedía ayuda. Negué con la cabeza y avancé, ahora de forma más rápida, decidida.

 

-- ¡Maldito, déjala en paz! ¡A ella no, no! ¡¡A ella no!! ¿No tienes bastante conmigo para que también mis hijos paguen mis errores? ¡Déjala te digo!

 

Llegué hasta la figura y, de repente, no era él, no era más que la silueta de alguien vacío que no existía. ¿Qué significaba eso? Me giré en redondo, buscando una salida.

 

-- ¡Jessie, no temas! ¡Soy mamá, Jessie! Escucha mi voz, cielo. Voy a sacarte, de donde estés. Confía en mí.

 

Confía en mí... Nadie haría daño a mi pequeña... Corrí por el pasillo y juro que, mientras lo hacía, cambiaba y se iba haciendo más claro, aunque no con menos sangre. No parecía el corredor de la Fortaleza Oscura, más bien parecía un lugar donde se hubiera hecho una matanza. ¿Cómo había podido cambiar el sueño de esa manera? Me encogí de hombros y seguí corriendo. Sólo era un sueño...

[Melrose Moody]

Una vez estuvo ante ellos, no se molestó siquiera en hacer otra cosa que utilizar la magia de Káiser. Empezó con el chico.

 

 

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La fogata no hace más iluminar un espacio alrededor de dónde te encuentras. Hay algo en ese bosque que debes encontrar. El qué, está en ti mismo, pero debes encontrarlo antes de que te encuentre a ti.

 

Recuerda: Lo importante, es saber qué es lo que buscas, para así poder entender parte del futuro que deseas vislumbrar. Tienes dos opciones: o lo buscas o simplemente, esperas lo inminente.

 

Luego, de forma simplemente consecuente, se acercó a la mujer. Ésta no había lucido demasiado cómoda en el bosque desde el inicio, mas aun así le impactó su visión. Tuvo que reprimir un <<Ésta tiene la mente tan tétrica como la mía>> y se limitó a dirigirse a ella. Tenía una idea de cómo podía terminar obteniendo su preddición.

 

No iba a gustarle.

 

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Un sonido, de pronto, parece abrumar todo el escenario que es iluminado por la pálida luz de tu varita. Un sonido desagradable, que augura algo horrible: sí, ahora puedes verlo: cadenas. Escuchas los gritos de tus seres queridos, pero a lo lejos.

 

No tienes opción más que ir en su busca, si quieres volver a verlos, eso es lo que te dice tu despierta intuición.

 

Pero por otra parte ¿debes dejar al herido allí, en aquel estado?

 

¿Cargar con él? Tardarías mucho, es imposible.

 

Toma tu decisión joven Potter Blue. Porque te aguardan aquellas que predecirán tu futuro. No debes tardar.

 

 

Sintiéndose más satisfecha de haber completado el primer paso, decidió colocarse en posición de loto y desde allí, seguir redirigiendo a sus alumnos. Dado que su predicción ya estaba hecha, tardaría un tiempo en volver a caer en trance, un tiempo que esperaba pasar de la mejor manera posible, intentando no recordar aquel par de estrofas.

 

Por otro lado, una de las chicas parecía estar gritando por auxilio; en su sueño, claro. Así que a ella se dirigió.

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La figura está en el claro que observas. Y sabes que tienes que hacer algo. Pero algo va a mal, Grindewald.

 

 

La figura te ha descubierto; se ha puesto en guardia y de pronto todo parece diferente a como debiera ser. La figura se te hace conocida, pero no de forma desagradable y empiezas a preguntarte qué bosque es ese al que has ido. De igual forma, te ves en la penosa necesidad de volver a decidir.

 

Lanzar tu hechizo y comprobar su identidad después o simplemente, ir y arreglártelas para quitarle la capucha y mantenerte con vida al mismo tiempo.

 

El tiempo corre; debes guardar tiempo para ir hacia la cascada.

 

Sin embargo, luego de terminar con ella y dirigirse a la que consideraba la más impredecible, se llevó una terrible impresión. Aquella chica no sólo tenía poderes si no que además había estado metiéndose inconscientemente en la cabeza de sus compañeros, en busca de una inexistente ayuda (o quizá intentar brindarla ella en tal estado enajenado).

 

Si terminaba en los pantanos de su subconsciente más profundo, ni siquiera ella o incluso Merrick podrían sacarla. Sólo ella misma y en semejante estado de negación o lo que fuera que la forzaba a huir, jamás lo haría por su cuenta. También podía ser que despertase su sentido de adivina, pero Catherine no se arriesgaría a que lo intentase en su clase. Podía intentarlo después si quería e incluso Catherine no le negaría un par de datos concretos.

 

Pero tampoco podía dejarla meterse en los sueños de los demás. Y eso era, porque la técnica de Catherine tenía una ligera variación que aunque ligera era crucial.

 

Si Catherine no hacía algo, todos corrían el peligro de terminar en la ruina por culpa suya, de forma que se obligó a tomar medidas extremas. La forzó, de la forma más intrusiva posible. Ni siquiera estaba segura de que fuera legal, pero no le importó. Tampoco estaba segura de que Adler hiciera caso de las órdenes pero no tenía otra forma de hacerlo. No podía permitirlo.

 

 

Sal de ahí, Adler ¡ES UNA ORDEN!

 

Ni siquiera puedes percibir en tu cuerpo señal alguna de aquel espacio de ensueño que pareció llenarte, del agua, o las manchas de aquella sustancia viscosa o cualquiera de las cosas que te sucedieron poco antes. De pronto, todo a tu alrededor no es si no paredes y espacios conocidos. El hogar de los Adler: La Mansión Blattgoldklee. Pero es distinta a como luce siempre, porque todo acceso y salida está bloqueado: las puertas y ventanas de ambos pisos, también del tercero, incluso el ático y los huecos conejo. No importa cuanto utilices tu varita para abrirlos. No puedes pasar a los agujeros y no puedes salir.

 

La única salida, es la puerta delantera. ¿Y sabes qué? Ahora la Mansión arde.

 

Es una pena. No puedes salvarla. Tampoco puedes tu salvar demasiado: no, nada como eso, ni siquiera un par de cosas.

 

Sólo una. Y tu sabes cuál es.

 

Catherine respiró con cansancio, antes de dirigir su mente hacia Potter Blue, madre. Sólo para descubrir una vez más, que por poco el plan que había detallado cuidadosamente estaba a punto de irse al demonio.

 

Suspiró intentando llamar al autocontrol. La conexión en esa familia era fuerte, debía ser eso. Sea como fuere, decidió que de nada servía separarlas, aunque, por supuesto, había un sitio al que tenían que ir.

 

 

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Oh sí, cadenas, Potter Blue. Aprisionan tus muñecas y tobillos de pronto y ya no puedes avanzar. El suelo debajo de ti esta ensangrentado y frente a ti, a lo lejos, se dibuja una débil luz. Una luz de varita.

 

¿Tienes idea de quién es?

 

Tu no tienes varita. No puedes liberarte y no sabes qué es lo que está sucediendo, pero algo debes hacer.

 

¿Callarte? ¿Pedir ayuda?

 

Ahora la predicción que obtendrás de tu futuro, está ligado al de Potter Blue. Así lo has decidido.

 

El precio, es que nunca sabrás qué era lo que podía depararte el futuro respecto a lo que sucedió en esa fortaleza.

Catherine pensó que ella hubiera hecho la misma elección; presente en lugar de pasado, para adivinar el futuro. Sin embargo, en aquellos instantes, sólo se sentía exhausta. El final estaba terriblemente cerca.

Editado 21 de Abril del 2015 por Catherine Stark