Libro del Caos

[Bakari]

Siguió absorto en sus pensamientos por un momento, recordando su mas reciente pesadilla, algo que iba a molestarlo todo el día y seria incapaz de deshacerse de el. La joven alumna respondió a sus preguntas, en una dejó ver un ápice de su verdadera identidad ambiciosa de poder, tratando de conseguir todo los secretos escondidos en las paginas de los libros de hechizos entregados por los Uzzas, la mayoría escondía ese tipo de deseo, pero ella no y tal vez por eso no seria digna de aprobar la clase. Tenia la honestidad y el descaro de dejar ver su ambición, eso le generaba desconfianza a Bakari.

 

La soledad. No existe la soledad en el mundo, ni siquiera para Bakari que era víctima de las cicatrices dejadas en la guerra podía escaparse de los demás, de sus colegas guerreros, de los inútiles alumnos, del cantar de las aves. No, la soledad no existía y era un temor absurdo para una mujer, mujeres que siempre están con alguien y tienen una vida social mas activa que los hombres. Ella no podía temerle a tal cosa, era est****o, al nivel de temerle a los insectos.

 

- La soledad no existe en este mundo abarrotado de... - Comentó - ...personas y sonidos.

 

Dejaba ver un poco de molestia en la expresión de su cara que aun podía transmitir algo entre arrugas y cicatrices. No esperaba que la chica realmente comprendiera lo que acababa de decir, el tampoco lo hizo. Pero tal vez ella podría centrarse en otra cosa aparte del poder, quizás cambiaría de deseo con las preguntas adecuadas y de temor, la muerte era lo mas temido en el planeta, todos llegados a la cercanía de la misma suplicaban a dioses desconocidos por piedad, por un día mas para despedirse, para dejar todo en orden, dejar el mundo con dignidad.

 

- ¿Realmente tu deseo solo es el poder? - Preguntó esperando una respuesta diferente - Hay mejores cosas y mucho mas peores que la soledad. ¿Estas segura de tus respuestas?

 

Los rayos ultravioleta del astro rey iluminaban todo el escenario con un brillo particular, toda la zona verdosa en las cordilleras cercanas al hogar de Bakari bailaban al ritmo del viento, despertando con toda la majestuosidad de la naturaleza. Respiró profundo dejando que el aire entrara a sus pulmones purificando cada una de sus células, pero ni eso pudo borrar sus recuerdos, ni su mal sueño, ni su cicatrices.

[Valky]

—No sé qué responderían sus otros alumnos… ¿quizá el temor a la muerte? ¿Quién no teme a la muerte? —preguntó Valkyria al Uzza, al parecer sus respuestas no habían sido las correctas o al menos no era lo que el hombre deseaba escuchar. —Sí, quizá para muchos es su mayor miedo… pero al ser nigromante, para mí la muerte es como una vieja amiga… —dijo con una leve sonrisa La mirada de la mujer estaba puesta en el horizonte, admirando tan hermoso paisaje.

Luego de haber adquirido la habilidad de la nigromancia Karkarov veía a la muerte con otros ojos, ya no le temía, aunque claro que llegado el momento lucharía por seguir viva. Aquel era un instinto innato en las personas, a menos que ya se hubieran dado por vencidas y la vida ya no fuera una opción.

—¿Nunca se ha sentido solo a pesar de estar rodeado de tanta gente? —Preguntó luego de un momento — Yo sí. Quizá he vivido demasiado tiempo y he visto morir a demasiadas personas importantes para mí, quedando sola una y otra y otra vez. Así que sí, le tengo miedo a la soledad — añadió conteniendo un suspiró, no le agradaba hablar de esos temas y menos con un desconocido al que se le notaba que ella no le agradaba para nada.

Lo más probable es que no la entendiera, pero la verdad es que no le importaba y tampoco le interesaba darle más explicaciones porque eso significaría abrir heridas que habían tardado mucho en sanar, heridas que a pesar del tiempo aun lastimaban. Volteo a ver al mago que tenía incontables cicatrices, no hizo muecas de desagrado ni nada por el estilo, sabía que cada una de ellas tendría una historia y lamentaba no agradarle al Uzza, seguramente escuchar sus aventuras y desventuras sería increíble.

—Son tiempos difíciles, sabe… —aun le faltaba una pregunta por responder y por un momento estuvo a punto de mencionar a los mortifagos, aquel grupo de magos tenebrosos al que una vez perteneció y que ahora la perseguían a ella y su familia, pero no lo hizo. —… de verdad quiero aprender a usar sus hechizos, quiero ser capaz de proteger a mis seres queridos. —Dio un suspiró y añadió —Así que ya dígame de una vez si me enseñara o si estoy perdiendo mi tiempo y haciéndole perder el suyo — sentenció.

[Bakari]

Las respuestas de las chicas comenzaban a agradarle un poco más, se adaptaban a lo que estaba buscando en sus estudiantes, pero solo era el principio de un camino largo que debía recorrer si queria realmente usar los encantamientos para proteger a sus seres queridos. Ignoró todas las preguntas hacía él, no tenía porque explicarle nada y quería centrarse en lo más importante apartir de ahora.

 

Juntó ambas manos y la energía mágica dentró de él comenzó a cambiar, fluyendo por todas partes en dirección hacia sus extremidades superiores que empezaron a emanar un vaho negruzco, como una nube oscura, una nube oscura que estaba en ese momento en su cabeza con los recuerdos de las muertes arrebatadas por sus encantamientos en las incontables batallas de la guerra. Los peores recuerdos de su larga existencia eran la razón del porque sus manos se teñían de ese color.

 

No hizó nada más, no invocaría a nadie, ningún poder, solo quiería mostrarle a la chica el primero paso a realizar para controlar los poderes del Libro, poderes de Anubis que lo salvaron varias veces. El propio Anubis había aparecido una vez frente a él para destruir un ejército entero en su nombre, si la chica prestaba atención, tal vez podría hacer lo mismo.

 

Abrió los ojos y separó sus manos, volvió a la normalidad.

 

- Quiero que hagas lo mismo - Comentó fijando la vista en sus ojos - Centra tu energía en las manos y piensa en los peores recuerdos que has tenido y puede que lo logres a la primera.

 

Bakari se sentó en el suelo esperando el fracaso de la joven, pero en el fondo y recondito de su ser esperaba el éxito después de varios intentos. Cerró los ojo nuevamente tratando de relajar su mente y alejarla de esos recuerdos que siempre evocaba cuando educaba e invocaba los poderes. Lo pertubaban como los sueños que no lo dejeban dormir por las noches, por eso necesitaba ese momento de paz y meditación.

[Valky]

El guerrero ignoro por completo sus preguntas, algo que no sorprendió o incomodó a la bruja quien no esperaba que se pusieran a charlar como viejos amigos. Lo único que había buscado al formularlas era que ayudaran a persuadirlo de enseñarle, que la aceptara como su alumna. Esperó en silenció a que el mago le dijera algo, empezando a pensar que quizá si debió responder que le temía a la muerte, quizá esa respuesta si le hubiese gustado a la primera y evitar así estar en esa incertidumbre tan molesta.

Grande fue su sorpresa cuando observó como de las manos del Uzza, que ahora estaban juntas, empezó a salir una especie de humo negro que las rodeo por completo. Los ojos de la mujer se iluminaron al comprender que le enseñaría a usar los hechizos, observando en silenció intento recordar la última vez que lo había intentado hacer, solo lo consiguió una vez y luego ya no pudo hacerlo más, incomoda a sabiendas que pronto le tocaría hacer la prueba, movió la cabeza y con su mano derecha se sobo el cuello.

—Ahora recuerdo porque me tardé en regresar… —comentó apenas escuchar lo que tenía que hacer.

Siguiendo los movimientos que previamente había hecho el mago, juntó sus manos y cerró los ojos para poder concentrarse. En su mente empezó a repasar diversos sucesos que había vivido, muertes de personas sin rostro cuando ella aún era una mortifaga, el caos que sabía causar oculta tras esa mascara. Esperaba que fuera suficiente, aunque no se sentía diferente, abrió ligeramente los ojos y decepcionada vio como sus manos seguían igual, sin ninguna clase de niebla a su alrededor, se estaba conteniendo y en el fondo lo sabía.

—Maldición…—susurró molesta y volvió a intentarlo.

Esta vez relajó su mente y fue mucho más allá en su pasado. En su recuerdo se veía a una mujer de cabello tan negro como la noche, de tez pálida, unos ojos que irradiaban odio, la mayor parte de su cuerpo estaba cubierto de sangre y a pesar de tener heridas muy feas en su cuerpo, parecía no notarlas. Alrededor de ella había varios cuerpos mutilados inertes, licántropos a los que la vampiresa había disfrutado matándolos. El recuerdo cambió y ahora era la misma mujer, varios años más joven y aun humana, siendo golpeada y abusada de infinitas maneras por los mismos hombres que en ese entonces estaban vivos.

Abrió los ojos de golpe, asustada por aquel recuerdo que durante mucho tiempo había guardado en lo más profundo de su mente. La niebla, de un color rojo sangre, que había estado cubriendo sus manos empezó a disiparse. Lo había logrado, aunque no deseaba volver a hacerlo si eso significaba volver a recordar aquellas cosas o traer a su memoria otros recuerdos igual a aquellos o peores tal vez.

—Quizá aún no esté preparada… —dijo sobando sus manos que se habían puesto muy frías, incluso para ella.

[Bakari]

1d7

Señor del caos:

[Bakari]

Logró tener la tranquilidad que necesitaba por unos instantes de meditación que despejaron su mente por completo, sin pensamiento negativo que alterara su energía. Su respiración ahora era mucho más lenta y su corazón latía a una velocidad moderada gracias a sus minutos de relajación, solo podía escuchar a lo lejos el cantar de los pájaros sobrevolando el firmamento, disfrutando de la libertad de volar sin ataduras como la maldita universidad o su alumna que en ese instante fracasaba al intentar concentrar su poder mágico en las manos.

 

Eso alteró un poco su balance, molestandolo, trato de concentrarse una vez mpas en su meditación pero no pudo. El fracaso de la joven era muestra de que los miembros de la comunidad mágica de londres no estaba destinados para el poder de los Uzzas y se dio cuenta de ello desde el primer día que impartió clases a dos chicas. El resto eran iguales, pero lograban manejar muy bien los encantamientos del libro que lograban aprobar la clase aún sin merecer plenamente los poderes y estaba seguro que nunca nadie seria digno del poder del pueblo Uzza.

 

Observó, sentado en el suelo, como la chica lograba en su segundo intento manipular su energía con exito centrandolo en su manos. Extrañamente era de un color rojizo, nunca vió algo similar en sus anteriores pupilos y eso no era buena señal para él, tal vez estaba vez si se traba de alguien de menor poder, de menor fuerza al no ser capaz de volverlo negro. No le importó y si era el caso, la chica terminaria por rendirse llegado el momento.

 

Bakari nuevamente debía pensar en sus peores recuerdos para pasar a la siguiente etapa del entrenamiento de la joven, concentró, como hace unos minutos, su poder en las manos las cuales estaban juntas frente a su pecho y esperó un par de segundos que el poder llegase a su máximo para luego abrirlas y dejarlo salir frente a él.

 

Un señor del caos imponente y egocentrico apareció que de inmediato aplicó uno de sus poderes, curandolo, como si lo necesitara. Maldijo debido a la estupidez del ente demoniaco que ni siquiera se habia digano en apreciar el entorno antes de realizar algún tipo de accion.

 

- idi***, deberías fijarte primero - Menciono dejando ver en su tono la molestía.

 

El ser se encojió de hombros y chisto sin importarle las palabras del guerrero Uzza que seguía en el suelo.

 

- Ahora deberás hacer lo mismo - Habló dirigiendose a la chica - Trata de invocar uno de los señores del caos.

[Valky]

1d7

Señor del caos:

[Valky]

Aun afectada por aquellos recuerdos a los que había tenido que recurrir para hacer aparecer aquella niebla negra, en su caso rojo sangre, la castaña se planteo seriamente el abandonar la clase que apenas estaba empezando y que seguramente guardaba más retos. Cerró los ojos y meditó por un segundo, si quería seguir adquiriendo esos poderes, tenía que saber dominar esos hechizos, dando un suspiró volvió a poner atención a lo que Bakari hacía.

 

Esta vez, luego de concentrar aquella energía negra en las manos, las abrió, dejando salir a un imponente Señor del Caos y le pedía que hiciera lo mismo. Con cada musculo de su cuerpo tenso, la mujer se preparo para hacerlo a sabiendas que tendría que recordar nuevamente aquella etapa oscura de su vida.

 

Juntó las manos y se concentró en los mismo recuerdos que hace tan solo unos minutos, su mente se llenó de imágenes y un sin fin de sensaciones empezaron a arremolinarse en su ser. Pronto sus manos empezaron a enfriarse lo que le indicaba que la niebla rojiza empezaba a formarse, cuando los recuerdos llegaron a la peor parte Valkyria abrió las manos invocando a uno de los señores del caos.

 

—Mobilicorpus— dijo una vos grave y muy torpe.

 

La bruja abrió los ojos justo en el momento en que aquel Trol la atacaba y la lanzaba hacía uno de los arboles. Salvaguarda Mágica, pensó de inmediato para evitar impactar con el árbol, aunque del golpe con el suelo nadie la libro > pensó de inmediato para curarse de un corte que se había hecho al caer.

 

> pensó mientras se ponía en pie.

 

—No se que es peor... si este —Dijo señalando al trol que la miraba con cara de bobo listo para seguir atacándola —o que me hubiera salido un Peeves — se quejo la mujer que ya tenía la varita en su mano lista para defenderse del siguiente ataque.

 

Off: Dado

 

[Bakari]

Nuevamente la joven logró concentrar su poder mágico para luego convocar uno de los señores del caos. Un trol, torpe y est****o, con un arma gigante entre sus dedos capaz de dejarla incosciente por varios minutos. Era tal su nivel de inteligencia que atacó, como siempre, a su invocadora con un encantamiento que casi logra dar con la joven pero que sin embargo la hizo caer al nivel de realizarse un episkey para algo.

 

Esta vez, su alumna se debatia entre una competencia de torpeza con el troll, no pudo creer lo que estaba presenciando. Su alumna no tenía la confianza de los magos al defenderse exitosamete de cualquier circustancia, tenía el aura de que siempre saldría lastimada, de que no podría defender a sus seres queridos. Extrañamente el troll no la atacó solo una vez, realizó un arco con su brazo, garrote en mano y golpeó a la chica con fiereza en el costado derecho, haciéndola caer por segunda vez y el ente desapareció.

 

Bakari, viejo y olvidadizo, recordó que la chica necesitaba firmar cosas antes de realizar una invocación exitosa. Rápido y sin mucho esfuerzo, el guerrero colocó las manos en el suelo haciendo aparecer un pergamino de gran tamaño semi abierto y con la señalación donde la chica debía colocar su marca.

 

- Hazte un corte con la daga de sacrificio - Empezó a decir las instrucciones - y con la sangre deberás colocar tu nombre y una marca de sangre con los cinco dedos de la mano donde sostienes la varita.

 

Suspiró tratando de que la chica entendiera esa parte y supiese hacer las cosas sin morir en el intento, por lo poco que había visto no estaba seguro de si realmente la chica merecia aprobar y usar los poderes del libros allá afuera, no parecía tener la calidad minima para otorgarle semejante responsabilidad.

 

- Lueego de firmar, intentalo de nuevo.

Editado 22 de Marzo del 2017 por Bakari

[Valky]

El trol desapareció luego de atacarla una segunda vez > volvió a pensar para sanar la lesión que le había provocado en uno de sus costados. El dolor poco a poco comenzó a menguar permitiéndole caminar con normalidad nuevamente, se acercó hacía Bakari con curiosidad por saber que estaba haciendo con ese pergamino que había hecho aparecer de la nada.

Frunció el entrecejo y lo miró confundida, ¿Para que necesitaba que pusiera su sangre en el pergamino? no sabía que clase de contrato estaba ahí escrito y la verdad aunque el Uzza le dijera su contenido, no se fiaba de él. Lo miró desconfiada y sin hacer el menor movimiento que indicara que estaba dispuesta a hacer lo que le pedía.

—¿De verdad pretende que coloque una marca ahí? —se rió por primera vez desde que había llegado —¿Sin saber de qué se trata y porque necesita que sea con mi preciosa sangre? ¿Es en serio? —preguntó con incredulidad.

Hizo memoria la anterior vez que había estado en esa clase no le pidió que hiciera aquello y tampoco recordaba que su esposo le hubiera contado que hizo semejante cosa en la clase. Firmar con sangre para ella era como entregarle la vida misma y no estaba dispuesta a hacerlo, prefería irse de ahí y olvidarse de obtener el poder del libro y de los siguientes libros, pues sabía a la perfección que eran enlazados.

—No, ni hablar. No pienso firmar nada —dijo cruzándose de brazos. —En todas las otras clases con Uzzas... —hubiera preferido decía con los guerreros locos de los Uzzas, pero se mordió la lengua —Nunca han pedido algo así para realizar el vinculo con el libro y perdone, pero mi esposo tampoco me comentó que le hiciera poner sangre en algún lado. Así que no. Me niego a darle semejante poder sobre mi. — añadió. Quizá aquel era el final de la clase para ella.