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Libro del Caos


Bakari
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Cerró los ojos en cuanto el recuerdo se difuminó. No era algo agradable de ver, pues le hacía recordar todo lo sucedido para que estuviese en aquel estado. No había sido un buen momento en su vida, pero lo había superado. O eso creía.

 

De repente, el pensadero “explotó” y desapareció casi de inmediato, dejando el lugar y a los estudiantes con una inquietud debido a lo inesperado de todo aquello. Luego de ello Bakari habló, dando por iniciado el uso de los hechizos que el libro del caos traía consigo. Pero aquella orden de no utilizar las varitas la dejó bastante anonadada, ¿de verdad? Pero entonces, ¿cómo le haría para realizar los hechizos? Intentó recordar si la necesitaría realmente, pero no recordaba demasiado de lo poco y nada que había leído de las advertencias que salía en la primera página.

 

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos al ver los movimientos que el Uzza ejecutaba. Eran precisos, meticulosos, estudiados y ensayados millares de veces. Un experto que en poco tiempo logró crear una nube que, instantes después, trajo sobre el lugar a un ser que nunca antes en su vida había visto.

 

Observó el breve intercambio de palabras antes que Bakari los animara a hacer aquello ellos y ver cómo Hades y Bastian tomaban la delantera.

 

No estaba muy segura de lo que sucedería, por lo cual se sentía muy insegura y, por qué no admitirlo, asustada. Recordó brevemente sus clases de Nigromancia. Sí, era una sensación similar, aunque en aquella ocasión potenciada, pues ahora no sabría a lo que se enfrentaría, casi como un juego de azar.

 

Colocó sus manos cerca de su pecho, aún con el recuerdo latente en su mente y sus ojos cerrados, ayudada por sus dones paladines, logró concentrar sus energías en sus manos para luego unirlas en un único aplauso suave. Tembló levemente, pero se sintió capaz de abrir los ojos aún, por lo que no estaba segura de lo que estaba sucediendo, ¿habría funcionado?

 

Pasados unos segundos, sintió la presencia de alguien más frente a ella. Su aura era… extraña, no podía decirlo a ciencia cierta. Abrió un ojo, para luego el otro acompañarlo. Parpadeó, sorprendida con lo que tenía delante de ella.

 

Era un cíclope, o eso parecía, pero a diferencia del resto de señores del caos que sus compañeros habían invocado, éste permaneció observándola de forma atenta todo el tiempo. Como si esperara alguna…

 

―«Órdenes».

 

¿Había dicho “órdenes”? ¿Esperaba a que dirigiera alguna orden? Fue entonces cuando lo recordó, haberlo leído brevemente en el libro. Un cíclope, uno de los pocos casos en los que aquel Señor del Caos, al invocarlo, permanecía a las órdenes de su invocador para hacer lo que deseara.

 

Interesante… ― murmuró, observándolo de arriba abajo ― Haz algo, alguna clase de magia de la que seas capaz.

 

La criatura no respondió, sencillamente se volteó, quedando de frente a un árbol particularmente grueso.

 

Inmediatamente, el cíclope agitó su brazo, moviendo su muñeca a la par a la vez que un látigo de color azul neón aparecía en la palma, dirigiéndose directamente al árbol, al cual sacudió con una fuerza descomunal, calando muy profundo en la madera del tronco ante el latigazo que había recibido.

 

Eso… ¡eso es…! Pero, ¿cómo? ― tartamudeó, perpleja al haber reconocido aquel hechizo kiorke, pero ¿cómo era posible que aquel ser lo hubiese invocado y ejecutado?

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Observó a Mei mientras ella ejecutaba los mismos movimientos que el Guerrero Uzza. Sintió el caos, pero una forma un tanto extraña. Estaba haciendo uso de la magia propia del clan de los paladines. Sintió la energía al fluir. Eso le dio una idea. La naturaleza era la representación misma del caos. La materia había surgido de una estrella caótica, la vida de la misma forma: pequeños errores que habían tenido resultados positivos. Todo a su alrededor, aunque en apariencia ordenado, no lo estaba.

 

Pese a ello no se atrevía a invocar nuevamente al caos. El libro mencionaba varias formas en que el Señor de Caos podía manifestarse. Estaba el troll que había sido invocado por Hades, luego la forma demoníaca que era conocida por el nombre mismo de la invocación. Mei fue quien dio a conocer la tercer forma, la del cíclope. Luego estaba la hechicera, peeves y la ninfa. Era todo demasiado incierto, lleno de posibilidades que podía beneficiar o perjudicarlo.

 

Sintió el efecto que el Señor del Caos que invocó producía en su magia. Su varita vibró, sintió el aura demoníaca haciendo efecto en todo su cuerpo. Mientras el Señor del Caos estaba presente podía producir algunos efectos, según decía el libro, y el único que se le vino a la mente en que podía llegar a sentirse más débil era aquel que le permitía únicamente defenderse.

 

—¿Podemos usar ya la varita mágica? Siento que mi poder se ha visto disminuido y, si mis conjeturas son correctas, no podré usar magia ofensiva.

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Aun no estaba del todo convencida de ir a la clase del libro del caos, quizá era por ese motivo que aún se encontraba en pijama y de lo más tranquila leyendo el Profeta, no había nada interesante o que no supiera ya, pero aun así lo leía todos los días. > escuchó una vocecita en su cabeza que le repetía lo mismo desde que a sus manos había llegado el aviso de que de su bóveda había sido sustraído el pago por la clase.


Apartó la mirada hacía el reloj de pared de la sala y aun no estaba del todo tarde, si se apresuraba alcanzaría a llegar. se preguntó y luego a regañadientes se encaminó hacía su habitación. Por mucho que deseara ir tal y como estaba no podía permitírselo, era una Warlock y esposa de un Warlock, no podía andar por ahí en pijama, tenía una imagen que cuidar.


Al cabo de un rato descendió nuevamente las escaleras esta vez dirigiéndose a la cocina, vestida con unos jeans de mezclilla, una blusa de seda sin mangas, de cuello en V y no muy ajustada al cuerpo. Un bolso colgaba de su hombro en donde llevaba todo lo que podría necesitar en la clase, el libro y los multiples amuletos que había ido adquiriendo, esas clases eran un peligro constante y más le valía ir preparada. En una de sus manos llevaba una túnica azul y en la otra ya tenía una botella de lo que podría parecer por jugo de cerezas o algún fruto rojo, aunque en realidad no era nada parecido a un jugo.




Apenas sus pies tocaron el suelo nuevamente, la castaña agradeció haberse puesto unas botas de caña alta, pues había un poco de barro en el lugar. Observó alrededor más no pudo divisar a nadie, había dos opciones, o era la única alumna o la clase se estaba dictando en otro lugar. De cualquier forma no le quedaba más remedio que esperar a que el Uzza apareciera, sabía de buena fuente que no le gustaba que lo molestaran en su vivienda y ella no quería averiguar si esos rumores eran ciertos.


—Ya llegara... —se dijo mientras abría la botella y bebía.

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—Gryffindor, ya que llegas, puedes ayudar a Ragnarok.

Lo recordaba. A ambos en realidad. ¿Cómo había llegado Gryffindor hasta Aqueronte? No le dio demasiada importancia, después de todo, eran también de los primeros en manejar la magia uzza ¿qué sería de los otros? ¿estarían usando la magia de su pueblo en algo de provecho? Al menos ellos habían avanzado hasta esas instancias. Y uno, Hades, tenía que enfrentar a un trol.

Si Gryffindor no actuaba rápido (ya sea impidiendo que el trol ataque a Hades o atacando él mismo al trol para descubrir que eso era inútil), la bestia era capaz de matar a su compañero y a él a la vez. Por supuesto, en otras circunstancias sería Hades mismo quien tendría que buscar la forma de defenderse, pero Bakari quería saber que tan astutos eran ambos, qué tan rápido confirmaban la inmortalidad del trol y que tan bien podían trabajar en equipo. Luego Elvis tendría su propia tarea, pero por ahora, aprendería del caos de forma más súbita que los demás.

—¡Vaya, la niña suertuda! ¿Cómo? Trabaja para ti y por ti, usa tu esencia para generar poder. Sabe lo que tú, aunque tampoco es... tan fuerte.

Delacour tenía un cíclope y el látigo neón que había demostrado la tenía perpleja. No la culpaba, el cíclope era de los señores del caos más poderosos y menos caprichosos Callado y poderoso, un verdadero mercenario que solo dependía de la fuerza que lo invocaba. Tenía un arma muy buena bajo la manga, siempre y cuando lo supiera utilizar.

—Si quieres puedes enviarlo a mantener a raya al trol, hará exactamente lo que le ordenes, sino... deja que mate a esos dos—dijo, refiriéndose a Hades y Elvis —es buen guardaespaldas.

Y aunque eran inmortales, el cíclope podría mantener a raya al trol. O al menos podrían intentarlo y presenciar una verdadera batalla de dioses.

Se quedó observando a Bastian, la forma de mover sus manos y el poder concentrado que originó un señor del caos, que aunque se parecía mucho al que el mismo Bakari tenía, ese había llegado para arrebatarle lo que tuviera en su poder. Y se puso de mal humor al notar que no podía llevarse nada.

—Egocéntrico —dijo mirando a Bastian, refiriéndose a su invocación —a veces quiere algo a cambio.

Cerca de su carpa, en las instalaciones de la universidad se encontraba Valkyria, bebiendo algo, con apariencia tranquila. Bakari podía verla a través del anillo de presencia. Hizo un movimiento en el aire que a ojos de los que estaban con él podía parecer de locos, pero frente a la Karkarov aparecería un portal que la transportaría exactamente a un metro de él.

—Sí, ya pueden usar sus varitas, las van a necesitar. Ya han hecho lo más difícil, los demás poderes se invocan de igual forma, si pueden traer un poderoso o molesto señor del caos, entonces serán capaces de controlar las ruedas. Algunas serán inútiles para ustedes, así que piensen bien antes de usarlas.

Por primera vez en la clase, esbozó una sonrisa. Con la punta de los dedos índice en el suelo, la tierra se estremeció un poco. Y aunque pareciera que no había hecho nada, a lo lejos se veía una cantidad más o menos aceptable de una diversidad grande de criaturas. Por tierra, inferis que no eran vulnerables al fuego y ammyts -una combinación de cocodrilo, león e hipopótamo-. Por las partes lodosas y acuosas, criaturas como kappas y kelpies intentarían atraparlos. En total, eran cerca de trescientos.

—No son muchos… Si entre los tres no pueden con ellos les aconsejo retirarse.

Hizo una señal para atraer a Elvis y Valkyria, por el momento ellos dos no serían atacados, era como si una cúpula invisible los protegiera, mientras que alrededor los demás estarían luchando contra el ejército que emergió del portal. Frente a ellos, el pensadero, ansioso por tomar más recuerdos. Bakari, en cambio, empezaba a molestarse por tener que hablar tanto.

—¿Quién eres? —preguntó a la mujer. Le dio tiempo suficiente para que se explayara y continuó explicando —Sutiles, peligrosos e impredecibles. Los poderes de este libro se alimentan de su propio caos. Van a dejar en el pensadero un recuerdo en el que ustedes crean que fueron presas del caos, sin importar si ganaron o les ganó.

Miró alrededor, intentando no perder demasiados detalles de la batalla que se libraba, poniendo especial atención en Hades, que todavía tenía el trol a cuestas, y en Bastian, que se vería limitado por el caprichoso señor del caos. Mei, en cambio, era la única que tenía todo a su favor.

Editado por Bakari
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Como era de suponerse, cada Guerrero Uzza tenía su personalidad y sus caracteristicas físicas, pero si en algo eran iguales todos, era en su caracter. Algunos eran más tranquilos y otros más hiperactivos, pero todos eran de pocas palabras, todos parecían que te trataban de una manera directa y enseguida iban al asunto. Su pueblo no era como el nuestro con los protocolos, las presentaciones. Pero me bastó para asentir a lo que me estaba pidiendo. ¿Ayudar a Hades? Ahí entendí lo que estaba haciendo, aunque tenía que admitir que aún no había recurrido a esos poderes.

 

A unos cuantos metros de dónde me había aparecido, tres compañeros se encontraban en presencia de tres figuras. Lo primero que se me vino a la cabeza fue la materialización de los Expectro Protego, mezclados con los Corpus Patronus. Eran invocaciones que utilizaban de aquel libro para diferentes motivos. Eso si lo sabía. Y el Uzza me pedía que ayudara a Hades, el cual estaba por ser atacado por un trol. Su figura la reconocía claramente. No sabía muy bien que era lo que podía hacerle, pero si tenía que ayudarlo, no tenía muchas opciones. ¿Qué podía hacer? Rápidamente mi cabeza se puso a pensar, hasta que llegué a lo básico.

 

Me concentré en un Obsistens, porque mi instinto me obligaba a que si tenía que proteger a Hades, estuviera de acuerdo éste o no, era alejarlo del peligro. Y no sabía cuánto apoyo tendría utilizar los hechizos de la Orden del Fénix, asi que para entrar en clima, hice aparecer aquel cerco luminoso, tan dorado como el sol, tan rojizo como la sangre, para que al menos si llegaban a atacar a mi compañero, no lo afectaran directamente. ¿La criatura podría atacarlo igual? ¿Cuánto margen de defensa tenía? ¿Tenía que hacer algo más? Estaba seguro que si. Miré al trol.

 

Mi varita se aferraba entre mis dedos, sediento de utilizarlo. Pero aquello no era una batalla como de costumbre, sino más bien demostrarle a Bakari que era capaz de seguir a sus órdenes. Ya lo había hecho una vez. ¿Qué sucedia si no servía la ayuda? ¿Me reprobarían la clase? Esperaba que no. Por eso que mi cabeza continuó pensando en diferentes opciones. Tenía muchas dudas. Se sumaba la cuestión del poder para lastimar a ésa criatura. ¿Ése era un señor del caos? ¿Serían tangibles como los Patronus o se ofuzcaban como los Expectros? Apunté hacia arriba. Si no podia vencerlo, tenía que neutralizarlo.

 

Strellatus —la luz que salió tan repentinamente de la punta de mi varita, no solo podría afectar al trol, sino a Bakari, a Hades y a los otros dos compañeros. Pero ésta vez mi objetivo era darle al trol que intentaba por todos los medios, según el Guerrero Uzza, quería matarnos. El encantamiento dió de lleno contra el trol, cegándolo por completo. ¿Funcionaba? Tal vez-.. ¿Lo dejaría así por mucho tiempo? No lo creía. Pero la tierra se movía por debajo de mis pies y más movimiento apareció alrededor. Todo tipo de criaturas y Bakari le ordenaba algo a Hades, Bastian y Mei, dejándonos de lado a Valkyria y a mi—. ¡Valkyria! Que bueno verte. Siempre nos cruzamos en el Ateneo de los Uzza.

 

Saludé a mi compañera nueva de bando mientras nos apegábamos al Uzza y nos enfocábamos en nuestra parte de la clase. Tenía que enfocarme en el Caos.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Si que el señor del caos estaba haciendo de las suyas, tenía que pelear o más bien defenderse de aquel trol. Bufo por lo bajo, podría intentar invocar a otro de los señores del caos solo que definitivamente era un arma de doble filo, si el salía mal la jugada no solo tendría que vencer a uno, sino a 2 de ellos. Se movió rápidamente buscando donde protegerse pera era una tontería, conocía perfectamente aquel campo donde se encontraban, no había nada más que ellos (los alumnos), el guerrero Uzza y las invocaciones.

 

La ayuda no se hizo esperar por parte de Elvis quien le ayudaba con aquel cerco luminoso que lo protegía, a su vez también lanzo un strellatus, un hechizo que el detestaba y que era los miembros de la orden del fénix quienes solían usarlo. Dibujo una mueca entrecerrando los ojos. ¿Elvis seria parte de aquel grupo que era su enemigo? Negó con la cabeza, aunque existía la posibilidad de ello. Bufo, de ser así…

 

Sin embargo, aunque fuera cierto el Ragnarok sabía que una vez que salieran de aquel libro y de aquella clase no se acordaría de nada más que del libro, aquella barrera de protección de los Uzzas causaba aquel olvido instantáneo una vez que el aprendiz salir de todo aquello.

 

-Gracias por la ayuda, me la vi cerca –comento el Ragnarok una vez que aquel cerco luminoso desapareció. Dibujo una mueca y utilizo un salvaguarda mágica para evitar los siguientes ataques ofuscándose. Maldijo, sabía que pronto aquel trol desaparecería, era inmortal sí, pero el tiempo en que debía ser invocado o para mantenerse allí materializado era corto. -Solo hay que aguantar un poco mas –comento- quizás debería usar otra tirada de dados, pero con mi suerte sería algo mucho peor –murmuró.

 

Sin embargo una idea vino a la cabeza del cainita, sabía que no podía usar hechizos contra aquella cosa, sería inútil, pero jamás dijeron que no se podrían usar otras técnicas por lo que miro a Elvis y a los que se encontraban cerca de él.

 

-tengan cuidado, creo que vamos a tener que patinar un poco –comento el Ragnarok sacando de su cuello botellita transparente con una arena blanca, quito aquella proteccion y tomo una pizca de semillas de hielo para lanzarlas en el suelo que estaba alrededor de aquel trol provocando que este resbalara y cayera de bruces, con suerte, allí se quedaría intentando levantarse para desaparecer pronto.

Editado por Hades Ragnarok

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