Libro del Caos

[Mael Blackfyre]

Me acerqué al pensadero, a pesar de todo lo que estaba sucediendo alrededor. Bakari ya nos había dado una orden y estaba seguro que lo que había hecho con el troll, no estaba del todo satisfactorio, tal vez había logrado molestar a aquella criatura pero ése momento, un poco tarde para ser sinceros, me había dado cuenta que mi desenvolvimiento había tenido mucho que desear. Pero estaba allí para aprender sobre aquel libro, era obvio que todo lo que perteneciera a éste tenía primero que conocerlo.

 

Le guiñé un ojo a Valkyria mientras mis manos se aferraban al borde del pensadero. Tenía que tomar un poco de aire y poner la mente en blanco para concentrarme, porque tenía que traer el caos, que no era imposible pero toda la vida me había acostumbrado a alejarme de él. Y Bakari me pedía que lo trajera. Tenía demasiados recuerdos que podrían llegar a servir en éste especie de sacrificio. Pero había uno, uno de los más importantes, donde el caos reinaba por completo. Y había hecho tanto desastres físicos como psicologícos, porque era el día de hoy que continuaba pensando en aquello.

 

Saqué mi varita y la apoyé en mi sien. Mientras sentía como un hilo rojo se iba despegando de mi mente para adherirse a la varita, éste recuerdo iba cayendo dentro del objeto mágico. No necesitaba verlo para saber de qué se trataba, asi que me dejé llevar por las sensaciones que había tenido en ése momento, 25 años atrás, para ofrecerle a Bakari lo que había sido Caos para mi. La mansión antigua de los Gryffindor se junto, mostrando algunas cosas más.

 

Una docena de mortífagos interrumpieron la sala, blandiendo sus varitas y lanzando rayos verdosos hacia todos lados. Los gritos habían empezado a rebotar en toda la habitación, al igual que los golpes de los encantamientos. Había personas que iban de un lado para el otro, ventanas que se rompian, el fuego que consumía las cortinas de aquel Comedor Principal y los Leones que intentaban por todos los medios de sobrevivir. Había sido literalmente un caos. No solo había perdido mi hogar, sino que parte de mi familia y amigos habían sido brutalmente asesinados. A pesar de haber salido de allí sanos y salvos, no había podido dejar de pensar un segundo en eso, en el Caos que se había vuelto mi vida.

 

— Un caos físico y uno psicológico. Un caos antiguo y que aún permanece en el presente. Todo el caos dentro de un mismo recuerdo, maestro —comenté luego de que Hades inundara el suelo de aquellas semillas que habímos apreniddo hacía algunas clases atrás. Me coloqué derecho y le indique a Valkyria que podía continuar ella con el pensadero. Se me había producido un nudo en la garganta y un revuelto en el estómago, pero estaba bien.

[Mei Black Delacour]

1d10 Mei conjura una Rueda del Caos

[Mei Black Delacour]

Parpadeó, sorprendida ante las palabras de Bakari, quien definitivamente se dirigía a ella. Suertuda, sí, no existía mejor palabra para definirla. ¿O en realidad todo aquello se había debido al tipo de recuerdo que había ofrecido en el pensadero lo que había influenciado aquella invocación? si existía alguna posibilidad de que se tratara de eso, no estaba segura y dudaba que el guerrero estuviese con ánimos de responderle. No era un hombre de muchas palabras, sin embargo, estaba hablando bastante, aunque a contra de su voluntad al parecer.

 

Aquella criatura, aquel cíclope se hallaba a su completa disposición, y tenía una opción de cómo usarlo, por ejemplo, ayudando a Hades con aquel trol que parecía determinado a acabar con él. Pero entonces Elvis fue mucho más rápido y ayudó al Ragnarok, por lo menos por un momento, pero el suficiente para evitar resultar herido.

 

―No deseo matar a ninguno de ellos ― murmuró, algo contrariada con aquella sugerencia. Si bien el cíclope podría ser un excelente guardaespaldas, eso no quería decir que lo usara para matar innecesariamente a alguien.

 

Sintió que la tierra vibraba muy sutilmente bajo sus pies mientras Hades seguía encargándose del trol, por lo que se giró para ver qué era lo que había sucedido y a qué se había referido el Uzza al darles las últimas instrucciones.

 

Sus ojos se abrieron enormemente al ver de lo que se trataba. Eran demasiados inferís, kappas, kelpies y otros seres los cuales ni siquiera conocía como para llegar a determinar un número. Y todos se dirigían a ellos cuatro.

 

―Llegó el momento que recibas órdenes ― le habló al cíclope, el cual sencillamente se dedicó a esperarlas ―. Defiéndeme y ayuda a atacar a aquellas criaturas.

 

Fue casi en simultáneo, en cuanto terminó de hablar, tanto invocación como invocadora se cubrieron las espaldas uno a otro y comenzaron sus ataques.

 

El primero fue el cíclope, el cual, obedeciendo al pie de la letra, invocó un Aqueora que rodeó por completo a Mei sólo a modo de seguridad, era una medida de protección por si algo fallaba. Y ella lo había hecho a consciencia, pues trató de ojear el libro del caos y comprobar si podía utilizar la magia a su beneficio. Un hechizo en particular le llamó la atención poderosamente, aquel llamado Rueda del Caos, y de inmediato trató de invocarlo, haciendo algo similar como había hecho para invocar al Señor del Caos. Sintió la magia fluir a través de ella, sabiendo que su invocación había funcionado, ¿pero de qué forma le afectaría? ¿Aumentaría el poder de sus hechizos o por el contrario se verían disminuidos? Sólo había una forma de comprobarlo.

 

―Desmaius ― verbalizó, agitando la mano y enviando un rayo al kappa que intentaba salir del lodo para atacarla. El impacto fue inmediato, causando que la criatura fuera arrastrada un par de metros hacia atrás y quedara totalmente desmayado. Aquel efecto había sido mucho más violento de lo normal, ¿quería decir eso que su poder había aumentado?

 

Sin detenerse a ver lo que sucedía a su alrededor, el cíclope prosiguió, esta vez volviendo a invocar un kiorke que utilizó para envolver a un kelpie y lanzarlo con fuerza contra un grupo de inferis que intentaban lanzarse a atacarlo.

 

―Morphos ― pronunció ahora, apuntando al tronco de un árbol caído y ya reseco. El mismo mutó y se convirtió en un oso pardo que, con ligereza, atacó a los dos ammyts que tenía próximo. Los golpes y zarpazos recibidos por las criaturas, fue de tal potencia que los hizo caer de bruces al suelo, gravemente heridos ―. Bueno, tal vez sí soy la niña suertuda…

[Hades Ragnarok]

1d10

para que Ragnarok invoque la rueda del poder

[Hades Ragnarok]

El Ragnarok había hecho aquel movimiento, quizás había sido una tontería pero había logrado al menos distraer los suficiente al Trol como para que este desaparecía en cualquier momento, sabía que el efecto del señor del caos iba a pasar de un momento a otro, al menos no tendría que preocuparse de lo que él mismo había invocado. Ladeo la cabeza para ver cómo iban los demás hasta que noto algo muy extraño. Observo a su amiga Mei usando un Aqueora. ¿Aquello era en serio?, ¿Por qué la Delacour iba a usar tal cosa si no fiera parte de…? negó con la cabeza, su amiga no podría ser parte de esos speudo defensores ¿o sí?

 

Observo hacia donde veía su amiga y maldijo al notar algo que s ele había pasado por alto, había estado tan concentrado en ocuparse del trol que no había visto el otro peligro inevitable, sin embargo, no podía perder la cabeza. Juntó las manos e hizo aquel mismo movimiento que había hecho para invocar al trol, pudo sentir todo aquel caos apoderándose nuevamente de él y realizo nuevamente una nueva invocación. Iba a intentar con la rueda del poder. Maldijo una vez que sintió el resultado, se sentía un poco débil, como si no fuera capaz de invocar 2 llamaradas de su amado cerbero sino uno. Definitivamente, aunque amaba el caos y deseaba controlarlo, este no quería ayudar en nada al vampiro, quizás era cierto, aquello que había visto, aquello que había pasado en Grecia podría hacerse realidad, aun así, no iba a mostrar nada de su poder frente a Mei, mas porque no iba a dejar que ella se enterara de lo que en realidad él era.

 

-“Flechas de Fuego” –pensó el vampiro invocando aquel poder que había aprendido en el libro del equilibrio. De su varita salieron aquellos filamentos de fuego para clavarse en el pecho de alguno de aquellos inferís que estaban cada vez mas acercándose. Pronto estos quedarían reducidos a cenizas. Solo que estos no parecían ser vulnerable al fuego por lo que tendría que usar otros métodos. –“Orbis Bestiarum” –pensó el cainita provocando un anillo dorado quedara envuelto en el cuello de uno de aquellos ammyts ordenándole que embistiera a aquellos inferís, con eso al menos ganaría tiempo para que sus compañeros pudieran terminar con ellos

 

–“Semillas de Hielo” –pensó nuevamente esta vez provocando que un potente rayo plateado saliera rumbo a los kappas y kelpies que estaban en la parte lodosa de aquel lugar donde se encontraban todos.

[Juliens]

Lo primero que sintió fue un golpe de energía extraña, una energía que por un momento lo hizo dudar. Una energía que lamentó reconocer porque le recordaba su pasado y todo lo que fue y ya no era. Pero aquello era como una gota de licor para alguien rehabilitado. ¿Cuánto de aquella magia sería suficiente para que todo su interior se dejara tentar? ¿Cuanto para que aquella fuerza negativa fuese más poderosa que su propios principios?

 

Un sin fin de criaturas peligrosas se estaban acercando. ¿Cómo se suponía que cinco personas pelearan contra todo ese peligro?. Realizó un movimiento de manos parecido al de antes, más en esta ocasión estaba aglomerando una fuerza del caos distinta. Alimentada con el caos que la propia naturaleza representaba, moldeó el caos con la intención de poner en escena una de las ruedas. Invocó la rueda de poder. La preocupación creció, pues sintió que aquella energía oscura crecía en su interior. Lo comprendió, la rueda de poder hizo que su magia aumentara y le dio acceso a hechizos que le hacían temblar de solo pensarlos.

 

—Fuego Maldito, Fuego Maldito

 

Dos llamaradas, independientes la una de la otra apareciendo justo delante de sus ojos. El brillo lo deslumbró, y el poder que sintió al invocarlas le dio miedo. ¿Cómo la figura de un tigre podía llegar a ser tan aterradora? Una de las llamaradas, las del primer hechizo, golpearon en un ammyts y lo desintegraron.

 

La otra llamarada, en cambio, tomó direccion contraria y se precipitó en el lomo de un kappa. De la misma forma que antes, la criatura ardió en llamas y de ella no quedó nada. Pero aún quedaban muchas más ¿Estaba loco el señor guerrero uzza? Pero mucho más importante ¿Estaba loco él? ¿Usar aquella magia sin más? Le costó hacerlo, se sintió mal en el momento en que vio desaparecer a la primera bestia, incluso se sintió mal por el demonio japones. Ese no era él, el caos era deamsiado peligroso.

 

Off:

 

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[Bakari]

Gryffindor había asimilado bien su caos interior. Vivía con ello, lo recordaba y, a pesar de que podía significar un recuerdo verdaderamente difícil, seguía adelante. Eso le gustaba a Bakari, era una avance significativo -aunque Elvis no lo supiera- para poder manejar los poderes que el libro ofrecía. Contrario a lo que su apariencia hosca pudiera aparentar, el Uzza se caracterizaba por valorar más la parte espiritual que la física. Por algo Elvis había sido de los primeros.

 

Esperó que Valkyria dejara su recuerdo. Eso le daría tiempo a Elvis de descansar un poco y a él de fijarse en sus otros alumnos. Bastian lidiaba con el incansable egocentrismo del señor del caos. Obligarlo a utilizar fuerzas oscuras era una forma de castigarlo, podía notarlo en su rostro, sin embargo, los fuegos malditos se ejecutaron a la perfección, destruyendo algunas criaturas.

Se fijó en Mei y el control que podía ejercer sobre el cíclope. Bakari no se había equivocado al decir que la suerte estaba de su lado. Su poder era el doble que normalmente, y aquello ya era bastante. La miró medianamente orgulloso de su desenvolvimiento, sus acciones eran congruentes con sus palabras. Del otro extremo de la suerte se encontraba Hades, quien quizás contrariado por el trol que lo atacaba había dudado antes de realizar otro poder. Sin embargo, su accionar era rápido y consecuencia de ello el suelo ahora era de hielo.

Poco a poco el ejército comenzó a disminuir. Claro, aún tenían mucho trabajo que hacer pero estaba demostrando que podían invocar ruedas en momentos de presión. Bakari chasqueó los dedos. En cualquier momento, a unos cuantos metros de cada estudiante -Mei, Hades y Bastian - aparecería un rastro de los uzzas, ya caídos en batalla hacia muchos años atrás. No eran fantasmas ni tenían el color característico de éstos, sino que eran como un rastro, como si un pedazo de su alma estuviera ahí todavía. "Vara de cristal, sectusempra" se escucharía de las tres voces a la vez.

—Los atacarán y quizás la fortuna o el tiempo podrían ayudarles.

Volvió a enfocar su atención a los que menos tiempo llevaban con él. Hizo un movimiento con las manos hacia el suelo e invocó los pergaminos que sus tres compañeros anteriores habían firmado, apareciendo uno frente a Elvis y otro frente a Valkyria. Los nombres más recientes inscritos con sangre eran los de sus compañeros. Había un aura pesada alrededor de los pergaminos, como si se rehusaran a recibir a más personas. ¿Serían los recuerdos dejados por Elvis y Valkyria lo suficientemente fuertes para resistir el poder que conllevaba el Caos?

—Daga del sacrificio, se firma con sangre. Tendrán mayor control o resultados desastrozos saldrán. Luego de firmar, Intenten hacer magia sin varita o usándola al mínimo, demuestren lo que puedan hacer, pero su mente debe estar enfocada en el recuerdo que acaban de dejar...

[Valky]

Aun se encontraba bebiendo de la botella cuando frente a Valkyria apareció un portal, al parecer no se había equivocado en una de las conjeturas hechas, la clase se estaba llevando a cabo en otro lugar. Tapó la botella y la guardo en el bolso. Una vez cruzo se encontró con un escenario totalmente diferente y con varios rostros conocidos, Elvis, Director de la Universidad con quien siempre tenía el gusto de tenerlo como compañero de clase, Mei, la bruja que ahora era su líder, Hades a quien lo recordaba de su antiguo empleo en San Mungo y para su sorpresa también estaba su esposo. Estos tres últimos ya estaban usando los poderes del libro. La voz del único hombre desconocido para la vampiresa la hizo apartar la mirada de los otros estudiantes.

—Soy Valkyria Karkarov, he venido a instruirme en la magia del libro del Caos. Usted debe ser Bakari… Mucho gusto —dijo la mujer en respuesta a la pregunta del guerrero —Lo mismo digo Elvis… es un gusto y si, pareciera que nos ponemos de acuerdo —añadió en dirección a Elvis con una sonrisa, para luego guardar silencio y escuchar las primeras indicaciones tanto para ella como para Elvis, que al parecer eran los pupilos más nuevos.

Siguiendo las indicaciones del Uzza, Karkarov saco la varita y la llevó hacia al sien de donde un fino hilo azul salió, un recuerdo de hace mucho tiempo atrás, tanto tiempo atrás que ni siquiera estaba en ese cuerpo, sino en el que había nacido. No necesitaba verlo para saber de qué se trataba y la verdad no deseaba revivirlo.

Aquel recuerdo que poco a poco iba cayendo en el pensadero llevaba consigo imágenes de un pueblo pequeño en el cual acababa de caer la noche, había una gran fogata pues se estaba llevando a cabo una celebración, un rito a algún dios antiguo. No muy lejos de la celebración sin preocuparse por esconderse entre las sombras, la figura de una mujer lo observaba todo, como si decidiera a quien atacaría primero, cabello rojizo, piel pálida y unos ojos rojos como la sangre misma, desataron el miedo y el caos en cuanto un hombre reparó en su presencia.

Valkyria era la responsable de todos los gritos y suplicas. Sabían que era un ser de la noche y que esos ojos y colmillos solo podían presagiar la muerte. En la mente de la vampiresa, una neófita que solo podía pensar en alimentarse, reinaba el caos, caos que pronto acabaría con todas las vidas de aquella inocente aldea.

—Es un recuerdo muy viejo… espero que sirva —dijo la ojimiel. Podría haber escogido algo más reciente, pero le pareció más adecuado aquel en el que ella era responsable del caos y así mismo era presa del él. Le había llevado muchísimo tiempo dominar el caos en su mente, sus instintos y ni hablar de su vida, que se había convertido en un desbarajuste luego de haber sido convertida.

[Mael Blackfyre]

Asentí al ver que Bakari no portaba con un gesto por defraude, asi que me alegré al saber que iba por buen camino. Los libros eran magia muy poderosa y cada una tenía su historia. Al igual que los Guerreros, asi que tenía demasiado sentido que el aprendizaje de éstos, tuvieran efecto en lo personal. El nombre del libro recalcaba el Caos y a pesar de eso, a pesar de llevar tremendo título, podía ser de una buena manera también. Había estado atento. Había leido los libros. Sabía que podía aumentar o disminuir tus probabilidades.

 

Le dirigí una sonrisa a Valkyria, la joven estaba transcurriendo por la misma etapa que yo, asi que podíamos decir que si ibamos a la misma velocidad, podríamos transcurrirlos juntos. Bakari le estaba indicando algunas cosas a los otros tres alumnos. Asi que me dediqué a observar, sin saber demasiado que hacer realmente, porque por más que uno lograra entender los poderes, éstos requerían de una fuerza mayor, en cada libro pasaba ésto, por la historia propia, y ahora todo se resumia a eso, al Caos propio. ¿Tenía que acordarme cada vez de ése recuerdo? ¿O los poderes variaban a medida que variaban los recuerdos?

 

— ¿Los poderes de éste libro funcionan con todos los recuerdos igual? ¿O van variando dependiendo del recuerdo, Maestro? —pregunté mientras me acercaba a aquel pergamino que había llamado mi atención por completo. No tenía que tener muchos conocimientos sobre las Artes Oscuras para saber que se trataba de magia de sangre, y no propiamente del libro. Dirigí la palma izquierda hacia el cielo, mientras se materializaba la Daga del Sacrificio, aquella arma plateada como la luna, con una runa que dibujaba la cabeza de un león por su mango. Llevé el filo hacia mi índice y lo clavé unos centímetros—. ¿Qué sucede si alguien se imagina uno de los peores recuerdos? Soy consciente que en los Patronus funcionan imaginar algo que no tuviste. Tal vez con ésto suceda similar.

 

Pregunté aquellas cosas, esperando que no le ofendiera. Realmente no le había preguntado otra cosa, y aprovechaba el tiempo mientras me acercaba con el dedo. Firmé dos palabras, Elvis Gryffindor, remarcando un poco mejor las iniciales y observando como el pergamino absorbía el líquido escarlata, apropiándose del poder que contenía. Levanté la vista y me encontré con los ojos de Bakari. Tenía que usar magia, aunque no estaba seguro qué tipo de magia, pero si eran los Uzza, recurriría a ellos.

 

Desaparecí la daga mientras respiraba lentamente. Los anillos, amuletos y demasas objetos mágicos nos ayudaban a evadir el uso de la varita. Levanté la misma mano que había aparecido la daga, para materializar una docena de filamentos creados de fuego, que salieron despedidos como una flecha contra el árbol más cercano. Esperaba que las Flechas de Fuego no interrumpieran a los tres chicos que lidiaban con aquellos espectros. O eso creía que eran. Uno a uno, mis flechas, fueron golpeando contra el tronco, dejando un agujero más negro y profundo que aumentaba con el siguiente filamento. Miré a Bakari.

[Hades Ragnarok]

2d50

para que el cainita invoque la Rueda de la Fortuna