Wild Pizza (MM B: 107336)

[Eobard Thawne]

Después de un día un tanto ajetreado, lo que más se le antojaba al Black Lestrange era descansar. Ansiaba el momento por retirarse a su habitación dentro de la mansión, y relajarse, sumiéndose quizá en un mundo de peculiares sueños. No obstante, por alguna razón, aún se encontraba vagando por el Callejón Diagón. Casi llegaba al fondo, coronado por el banco Gringotts.

 

Vaya, otra tarde merodeando por aquí sin un rumbo fijo... dijo para sí, echando un vistazo a los locales a ambos lados.

 

Entonces, hubo uno que llamó su atención. No sólo por la fachada oscura, que no evitaba que destacara con facilidad, ni por la puerta de cristal. Más bien, por el nombre. Wild Pizza. Le parecía una combinación graciosa, sobre todo sí, efectivamente, se trataba de un negocio dedicado a la comida. Un gruñido, proveniente de su estómago, lo sacó de sus cavilaciones.

 

Okay...Ya te escuché. Creo que una pizza es buena idea para concluir el día, ¿por qué no?

 

Sacudiendo suavemente su cabeza, intentó acomodarse el quebradizo cabello castaño, que ya alcanzaba medio cuello. Junto a su atuendo casual, de playera polo oscura, los clásicos jeans norteamericanos, y sus botas de caza, parecía uno de esos músicos en auge. Observó las promociones, que aparecían en el letrero triangular a la entrada, y finalmente se dispuso a acceder al lugar.

 

Apenas se encontró en el local, aspiró la esencia del mismo, intentando percibir algunos de los posibles ingredientes de las pizzas. Captó una peculiar fragancia que parecía la combinación entre algunas carnes frías, ocasionando que esbozara una sonrisa amplia. Dichos elementos eran sus favoritos en lo que al alimento circular se refería.

 

<< Estilo italiano, me agrada. >>, pensó, ocupando una de las mesas cercanas a la barra.

 

No tuvo mucho tiempo para examinar la estancia en su totalidad, pues uno de los empleados se había acercado para tomar su orden. Primer problema. No tenía mucha idea de cuál pizza estaba deseando probar y, de cualquier forma, dudaba poder terminársela. Quizá en compañía, no habría sido una tarea difícil.

 

Será una pizza Pepe-Champ. indicó a quien le atendía, asintiendo ligeramente. Y un agua de tamarindo, por favor.

 

Una vez que su pedido fue anotado, decidió continuar su análisis de la primera planta del local, reposando ambos brazos sobre la superficie de la mesa. Estaba acostumbrado a tener sus comidas a solas, pues generalmente se encontraba en labores ministeriales cuando le daba hambre, lo cual no le molestaba del todo. ¿Esperaba que sucediera algo fuera de lo usual? Había una probabilidad. Siempre que decidía arribar a un local, acontecían eventos peculiares.

 

@@Nicole Evans Crowley

[Nicole Evans Crowley]

La joven avanzaba con paso seguro por el Callejón pues su destino era claro, visitaría el negocio que habia abierto con su mas allegada prima y el cual habia quedado en la completa desatención de las propietarias por cuestiones personales de ambas,pero aquello iba a cambiar, esa era la intención de la joven Crowley aquel día, visitar el lugar, revisar todo y sacar el negocio a flote, para eso necesitaría de Van, su elfo domestico, que caminaba a su lado dando brinco ocasionalmente.

 

Vislumbro el letrero con la leyenda "Wild Pizza" he ingreso en el lugar. Miro la primera planta que consistía en la zona de la pizzeria comprobando el estado en el que se encontraba y la cantidad de clientes que tenían aquel día, unas pocas mesas ocupadas, y todo lo demás limpio y reluciente.

 

Atravesó el lugar en hasta llegar a la barra que dividía las zona de mesas con la cocina y la atravesó por una pequeña apertura, colocándose detrás de la misma, comprobó que todo en los hornos estuviera como era debido y pidió informes al domestico, que se habia quedado a cargo en su ausencia, todo parecía marchar bien, ningún problema grave ni perdidas mayores, la única mala noticia es que Romina, llevaba casi el mismo tiempo que ella sin poner un pie sobre el local. ¿Como es que ambas habían sido capaces de dejar aquel proyecto en segundo plano? Nicole se lamento mentalmente para después quitarse la chamarra negra que vestía y colocándose un mandil de cadera que tenia bolsas para guardar las ordenes de los clientes y demás, se sujeto el cabello cobrizo en una coleta y miro a Van, ahora parecía mas una camarera que la dueña del lugar con sus jeans negros, blusa azul marino y botines.

 

-Bien Van, tu a los hornos y yo tomare los pedidos- el elfo asintió gustoso y corrió hacia una de las mesas donde se amasaba la masa, mientras que ella cruzo nuevamente la barra y comenzo a tomar las ordenes, iniciando con un chico que se encontraba solo mirando el menú; escucho la orden del chico y la anoto en una libreta de notas -Pepe-Cham y agua de tamarindo en seguida.

 

Paso los pedidos a Van quien presuroso y con ayuda de su magia en cuestión de un "puf" tenia todas las ordenes listas. Tomo la charola y comenzó la entrega, finalizando con el joven de playera oscura -Una pepe-cham y su bebida....si necesita algo mas no dude en pedirlo y lo atenderé con gusto- dedico una gentil sonrisa, lo cual le pareció extraño pues llevaba mucho tiempo sin sonreír de aquella manera, así se alejo del joven para que pudiera disfrutar de su deliciosa comida mientras ella regresaba a la cocina.

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

Sonrió ante la joven al recibir su pedido, que no había demorado más que unos pocos minutos. Aquel detalle le había sorprendido, pues sabía de antemano que las pizzerías muggles demoraban años en elaborar dichos alimentos. Sumado al hecho de que el hambre comenzaba a ganar terreno en su mente, a veces podía tornarse un tanto impaciente.

 

-¡Vaya, muchas gracias! Tienen un servicio realmente eficiente. Con gusto pediré algo más una vez que concluya.

 

El elogio había sido por mucho, sincero. No era fácil administrar un local, mucho menos, si se dedicaba al rubro de la comida. La chica que le había atendido, si bien parecía ser quien tomaba las órdenes, no tenía la pinta de ser simplemente una empleada ahí. No parecía ser su estilo. Probablemente era la gerente en turno, o bien, la dueña del negocio. Tenía conocimiento de algunos magos y brujas que atendían personalmente a sus clientes.

 

Un poco más, y habría muerto de hambre.

 

Comenzó separando una rebanada de la pizza, dejando que el aroma de sus ingredientes se extendiera a través de alrededor. Para él, el disfrute de la comida nacía de pequeños detalles como la esencia, la presentación, el sabor, cosas de ese estilo. El champiñón era de sus condimentos favoritos, por lo que hizo un gesto de agrado al dar el primer bocado. El agua de tamarindo, refrescante, había sido una excelente combinación. Se percató de que aún era el único comensal, hecho que le parecía extraño, pues la comida era por mucho una delicia. El concepto de pizza que tenía la comunidad mágica no lo había decepcionado en lo absoluto.

 

-Eh, señorita...¿Disculpe? -se levantó, sin saber cómo plantear lo que quería decir. Cada tanto, le costaba relacionarse con el resto de las personas. Quedaba media pizza, y se había terminado su bebida. Se plantó frente a la puerta que daba a lo que entendía que era la cocina. Sabía que no debía cruzar a dicho espacio, pues estaba reservado para los empleados.

 

Rascó su mejilla izquierda con el dorso de la mano, esperando tranquilamente.

 

 

@@Nicole Evans Crowley

[Nicole Evans Crowley]

Una vez en las cocinas, pidió a Van los ingresos y perdidas del restaurante, era la parte que menos le gustaba a la Crowley, todo el papeleo y ajuste de cuentas pero era una de las cosas que estaban en su lista de deberes como propietaria de un establecimiento -Bueno sin duda no nos fue tan mal como esperaba teniendo en cuenta el tiempo que estuvimos ausentes- gracias al compromiso y dedicación que Van le profesaba a aquel lugar las deudas y perdidas eran mínimas, nada que no se pudiera solucionar con unos cuantos meses de arduo trabajo y dedicación.

 

-Sinceramente Van, no se que haría si no te tuviera conmigo- el domestico sonrió con vergüenza sin dejar de mover las ansiosas manos, a veces la chica sentía que solo podía contar con aquella pequeña criaturita -Bueno creo que tenemos que ir solucionando lo de esas perdidas...- la chica se vio interrumpida cuando alguien habia llamado por ella desde la barra.

 

Dejo a Van en donde estaba y se asomo a atender al cliente al que hacia unos momentos habia servido, el joven se encontraba del otro lado de la barra, tal vez querria ordenar algo mas y ella se habia demorado mas de lo debido en analizar sus asuntos, de manera automática saco su libreta de apuntes y tomo la pluma de su delantal.

 

-¿En que puedo ayudarlo? Se le ofrece otra bebida o tal vez un aperitivo para poder quedar completamente satisfecho- coloco la pluma sobre el papel lista para escribir lo que sea que el joven deseara y mientras esperaba el pedido noto que su cliente era alto, aunque claro ella con sus escasos 1.60 la mayoría de los habitantes de Ottery le sacaba un buen tramo.

 

@@Eobard Thawne Super corto lo se, lo siento, pero no se me ocurrió nada mas

[Eobard Thawne]

El tiempo que le tomó a la joven regresar al recinto principal le pareció demasiado veloz. Aún con su pequeña capacidad para ser más perceptivo con su entorno, la aparición del otro lado de la barra lo tomó un poco por sorpresa. Sacudió la cabeza, como intentando plantear bien lo que quería decir. Por alguna razón, le preocupaba la impresión que estaba dando.

 

Ah...yo, uh.

 

Sabiendo que sus nervios se le podrían contagiar a la chica, se giró durante unos segundos, lanzando un encantamiento convocado a una de las rebanadas de pizza que aún restaban. Como era razonablemente versado en los encantamientos, no había requerido de sacar su varita, la cual guardaba siempre en la manga de su playera.

 

La sostuvo, y dio un suave mordisco, experimentado una vez más la esencia de sus ingredientes. Quizá necesitaba eso para poder despejar su mente de tanto pensamiento, y poder hablar con claridad.

 

Creo que un aperitivo me vendría bastante bien, aunque, a decir verdad, esa pizza tendrá que ser para llevar. soltó una risa nerviosa, mirando de reojo los triángulos que aún quedaban sobre la mesa que había ocupado. No se había dado el tiempo para llegar a los aperitivos, pues se sentía famélico.

 

Una parte de él pensaba que saciaría su hambre con la pizza y el agua fresca, cosa que no había sucedido del todo. No porque la comida fuese mala, sino porque su metabolismo digería todo con mayor velocidad que la del resto, forzándolo a aumentar la ingesta de alimentos. Particularmente, de carbohidratos.

 

Estaba pensando...Creo que este local tiene gran potencial, pero, le hace falta un poco de personal. Me podría ofrecer como voluntario, digo, la sazón del mundo mágico quizá no sea mi especialidad de inicio, pero supongo que puedo contribuir. Estoy seguro de que hasta a mi elfo doméstico le gustará formar parte de este proyecto.

 

Sonrió a la encargada, como si no tuviese idea de qué más decir. Y en parte era así, pues ya había expresado su punto. Aquella idea formaba parte de su proyecto de adquirir mayor estabilidad en el Reino Unido. Dejando de lado los riesgos que implicaba el Ministerio o su participación en el bando, aquello podría brindarle la normalidad que él ansiaba.

 

 

@@Nicole Evans Crowley Descuida, creo que tampoco se me ocurrió mucho (?)

[Nicole Evans Crowley]

La chica sonrió ligeramente al ver que su cliente pasaba por un ligero estado de nerviosismo pues titubeo ligeramente al hablar, sin duda lo que estaba a punto de decir, no seria su siguiente pedido ni una orden extra de empanadas, lo cual dejo con cierta curiosidad a la Crowley. ¿Que era lo que quería decirle aquel mago? Sabia que no lo conocía pues recién llegaba después de tantos meses así que no podían tener algún asunto pendiente.

-No hay problema, le pondré su orden para llevar- se giro un poco en dirección a los hornos y elevo la voz para hacerse escuchar por encima del clamor de las llamas -¡Van!- el elfo apareció corriendo cubierto de harina por todo el rostro -El señor quiere lo que quedo de su orden para llevar, ¿Puedes encargarte en lo que termino de atenderlo?- Van asintió enérgicamente y salio corriendo por debajo de la trampilla que servia para pasar de una seccion a otra, era tan bajo que no necesitaba abrirla.

La chica sonrió para sus adentros pues la energía, alegría e hiperactividad de aquella criaturita siempre la contagiaban sin importar su estado de animo. Deposito nuevamente toda su atención en el joven que tenia enfrente y no pudo evitar mostrar cierta sorpresa al escuchar la petición del joven pues desde que abrieran nadie se habia ofrecido para servir en el restaurante ademas de ella y Romina.

-Es muy amable de su parte y no le voy a mentir si necesito algo de ayuda para mantener el negocio pues las cosas no han ido como las habíamos previsto mi socia y yo. No tiene que preocuparse por preparar comida, Van y yo nos encargaremos de eso y si te agrada tu puedes atender a los clientes en la pizzeria o en el segundo piso cuando haya gente....Solo necesito que llenes un formulario.

La Evans se agacho y revolvió unas cuantas cosas acomodadas debajo de la barra hasta que encontró el pergamino que buscaba, un simple formulario que habían hecho ella y Romina para tener en orden los papeles y pagos de sus futuros empleados. Se enderezo nuevamente y extendió el papel sobre la barra para que el joven pudiera verlo.

​-Solo necesito tu aprobación sobre los términos, ya sabes mas que nada es una cuestión de que todo este en orden- tomo su pluma y se la paso al joven -Por cierto no me he presentado soy Nicole Evans Crowley y ¿tu eres....?

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Link para dejar formulario

Editado 11 de Noviembre del 2017 por Nicole Evans Crowley

[Eobard Thawne]

Recibió la respuesta de la joven referente a su pequeña idea con una amplia sonrisa. La reacción, lo había tomado por sorpresa, puesto que pensaba que quizá le diría que le faltaba un tornillo o dos. Y así era, aunque intentaba no ir exhibiendo tal característica suya. Con todo, la respuesta lo había dejado satisfecho. Casi tanto como observar el rápido servicio del elfo, cuya cara estaba cubierta por algo que parecía ser harina, ingrediente más que común en una pizzería.

 

Es un pequeño muy activo. Creo que a Horace le agradaría conocerlo.

 

Asintió ante la criatura, una vez que esta depositó el resto de la pizza en un contenedor, que distaba de su homólogo no mágico en el detalle de que adoptaba la forma según el número de rebanadas restantes. Giró su mirada hacia la castaña y una vez más se encontró escuchando sus comentarios al respecto del negocio. Le complació saber que su propuesta había sido aceptada. Contribuir a un negocio era un paso importante, pero uno que estaba seguro podría manejar.

 

¡Ah! Diablos... Mis modales. Lo lamento mucho. se ruborizó, sacudiendo la cabeza mientras lo hacía. Aquello era algo que usualmente perseguía al Black Lestrange: Siempre olvidaba presentarse. Mi nombre es Eobard Aldrich Black Lestrange. Es un verdadero gusto, Nicole.

 

Extendió la mano derecha para estrechar la de su ahora socia. Se trataba del primer negocio al que se afiliaba, por lo que en parte se sentía algo nervioso. Sostuvo la pluma que la joven le ofrecía y dirigió su atención hacia el pequeño fragmento de pergamino que yacía sobre la barra. No le solicitaban demasiados datos, y en parte le agradaba, pues bien sabía que no era muy abierto con todas las personas. Comenzaba a cambiar eso con tales acciones.

 

Creo que estamos en orden, entonces. comentó, depositando el instrumento que utilizó para llenar el pequeño formulario al lado de este. Además, había decidido firmar dicho papel, dando a entender que aceptaba los términos.

 

Echó un vistazo al local, intentando pensar cómo ayudaría a su expansión. No era una caja de ideas andante, pero algo se le ocurriría. Se tomó un tiempo para cuestionarse si llevaba la vestimenta adecuada. Recordó la alusión a un segundo nivel, hecho que ignoraba hasta ese momento.

 

Bien, ¿qué puedes decirme del segundo piso? Quizá podría comenzar ahí.

 

 

@@Nicole Evans Crowley

[Nicole Evans Crowley]

Su pequeño compañero realizo con gran velocidad la orden encomendada y sin perder tiempo regreso a su labor dentro de las cocinas; la joven escucho el comentario del joven acerca de Van y sonrió al pensar que esa característica era adecuada para el domestico -La verdad es que si, eso ademas de ansioso y algo despistado pero es un gran elfo. Bueno Eobard es un gusto conocerte y sobre todo un gusto tenerte como afiliado- viendo como el chico firmaba los papeles que le habia entregado.

 

Nicole tomo los papeles, el Lestrange era el primer afiliado con el que contaba el negocio y sabia que apenas lo habia conocido pero el joven no le daba mala espina y sabia que ella sola no podría levantar el negocio como deseaba, ademas el chico parecía una persona responsable y dedicada, solo esperaba que no se equivocara.

 

Los papeles estaban en orden así que los archivo en una carpeta que coloco debajo de la barra, tendría que sacarle una copia por si llegara a necesitarla en algún momento, si las costumbres de cooperación no la habían abandonado. -El segundo piso es algo totalmente diferente a esta planta- dejo su puesto detrás de la barra y abrió la puertecilla de la barra pasando así al mismo lado que el Black para después encaminarse a la escalera de caracol que se encontraba a la derecha cerca de los baños -Por aqui Eobard- Guió la marcha y subió las escaleras.

 

Desde su apertura la segunda planta no habia sido usada y todo estaba puesto como ellas lo habían acomodado desde que decoraron el lugar, los sillones pegados a la pared con su respectiva mesa ratonera en el centro, las mesas circulares con sus taburetes encima de ellos, el equipo de sonido sobre la tarima del DJ y sobre todas las cosas una fina capa de polvo. La Crowley frunció el ceño pues aquello no le gustaba, no le gustaba el estado que presentaba el lugar y no le gustaba que todo estuviera tan abandonado.

 

-Como puedes ver el segundo piso es una pequeña discoteca pero lamentablemente no ha sido usada desde que inauguramos el negocio; algo que es nuestra culpa, de Romina, la otra dueña y mía.

 

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

-El gusto es mío, siempre quise laborar en un local dedicado a la comida.

 

Sonrió, haciendo el comentario alusivo a aquel detalle de la comunidad mágica y muggle en el que no importaba cual fuera su decisión, jamás se arrepentía. Nicole encabezó la marcha hacia la segunda planta, mencionando qué tal espacio era bastante diferente al lugar en el que se encontraban. Despertó la curiosidad del castaño, haciéndolo pensar en infinidad de posibilidades.

 

Había visto de todo en los negocios. Desde bares improvisados, pequeñas cafeterías, santuarios subterráneos, hasta lugares de reunión bastante escondidos. Aún así, imaginaba que el local de la joven sería la excepción, siendo la segunda planta algo más normal, con menos riesgo para su persona.

 

-Vaya, este es un excelente espacio. Una pena que no se le haya dado uso. -entonces, escuchó la Crowley mencionaba a la otra dueña del negocio. El nombre le era conocido, naturalmente. -¿Romina? Qué curioso, es el nombre de mi hermana.

 

Nombres había muchos, y podría ser una mera coincidencia, por lo que debía asegurarse de que estaban hablando de quién él creía. Hacía mucho que no veía a la hija más joven de Mía, la matriarca. Por lo que sabía, estaba en una especie de vacaciones, algo que no podía reprocharle, dada la locura que sacudía el país británico últimamente.

 

-Podríamos comenzar limpiando. Un poco de mantenimiento aquí, y definitivamente estará preparada para su segundo ascenso.

 

Sacó la varita de nogal negro del contenedor que portaba en la pierna derecha. Tenía poca idea de la limpieza mediante medios mágicos, pero daría su mejor esfuerzo. Teniendo un mundo de encantamientos a su disposición, sólo debía saber cómo sacarle provecho a tal conocimiento. Pensó en deshacerse del polvo primero, creando pequeñas corrientes de viento que poco a poco lo iban apilando en una de las esquinas de la discoteca.

 

@@Nicole Evans Crowley

 

Off: Una disculpaaa v.v Como te mencioné, anduve ocupado en la Uní, pero ya de a poco voy regresando por acá

Editado 2 de Diciembre del 2017 por Eobard Thawne

[Rory Despard]

Nasha Montpellier

Hoy es la primera vez que Nasha Montpellier está en el Callejón Diagon por un motivo que no sea su "trabajo", el término más elegante con el que gusta enmascarar sus labores de estafa a crédulos squibs que ilusionados les compran todos esos amuletos de magia voodoo. ¡Ja! como si ella fuera a poner al servicio a la escoria británica el precioso arte legado de sus antepasados.

No lleva más de seis meses en Londres, pero la idea que se ha formado de esa ciudad gris y llena de gente hipócrita es ya a esas alturas, difícil de cambiar. Sus sandalias apenas hacen ruido sobre el empedrado, y pese al frío, ella se ha mantenido con aquel delicado vestido de lino blanco sin mangas, que contrasta sobremanera con su oscura piel y cabellos rizados libres al viento cayendo en ondas imposibles más allá de su cintura.

Casi ha terminado de recorrer aquella calle empedrada cuando de repente la visión de un particular negocio de fachada oscura y grandes puertas de cristal llama su atención. Los grandes carteles del primer piso no dejan dudas a que el negocio es una pizzeria, pero ella se ha fijado en un discreto anuncio de un bar en el segundo piso.

Tarda menos de un minuto en decidir que esa será su parada por esa noche.

Luego de subir aquellas escaleras un tanto estrechas, le sorprende encontrarse un espacio bastante amplio, con una iluminación tenue que le da un discreto encanto al lugar, y multitud de mesas circulares con soportes inamovibles. En las paredes las líneas dibujadas de múltiples colores que van cambiando por alguna clase de encantamiento resultan hipnotizantes, formando figuras geométricas, de flores y miles de cosas más.

Ella no espera a nadie ese día. Yanna, con lo avara que suele ser, no gastaría su dinero en un lugar así sino en comprar directamente el trago y bebérselo todo en casa, por lo que termina instalándose en la barra ubicada en el extremo más alejado, cruzando la pista de baile donde el juego de luces dispuestos incrementan la sensación de estar en alguna clase de sueño o alucinación, con los contornos de las cosas diluyéndose en las sombras.

Una vez el barman se acerca, no duda en pedirle u whisky de fuego y mientras tanto levanta la cabeza y clava aquellas pupilas café en ver el cielo estrellado por encima de su cabeza.

- Si que se gastan una pasta en todos estos efectos, el consuelo triste de no poder tener un cielo así de verdad.

La noche apenas ha comenzado ¿le depararía algo interesante?