Mansión Vladimir (MM B: 96425)

[Ashley Peverell]

-¡Cucarachas!

Otro elfo se había unido al pequeño grupo que en esos momentos peleaba con unas asquerosidades como aquellas, cucarachas carnívoras come animales mágicos ¿en verdad? jamás lo habría imaginado pero para el elfo disfrazado con un pijama de pokemón muggle ya era demasiado pedirle, ya todos los elfos de la familia Peverell tenían que estar siempre vistiendo como aquellos pequeños bichos mágicos e inexistentes por parte de los humanos de los que la magia no corría por la sangre de sus venas pero aparte también les habían pedido que se dispersaran y se fueran por las casas de la familia a investigar todo lo que pudieran y ahora estaban luchando en contra de unos insectos gigantes que por lo demás eran bastante asquerosos.

-¿Cómo van a matar este tipo de pestes? parece que tuvieran unas enormes garras y sería un enorme problema si llegaran a meterse en la mansión.

[Hayame Snape Potter Black]

Los ojos del elfo más joven se abrieron enormemente mientras retrocedía, esperando que nada de lo que estuvieran haciendo tuviese consecuencias nefastas; la verdad era que no se lo había pensado, independientemente de los otros animales que los sobrevolaban como si quisieran estar atentos a cualquier ayuda que pudieran brindar, él ni siquiera se había puesto a pensar a futuro o a proyectar que quizá esos animales horrendos pudieran hacerse camino hasta aquella mansión

Él no conocía realmente el lugar

Era nuevo, no conocía la historia o el trasfondo de la bruja que le había acogido en su día después de haber sido utilizado como carne de cañon por su antiguo amo, no tenía ni idea de qué era lo que conectaba a la bruja pelirroja con aquel sitio; pero por la mirada de los otros elfos que en esos momentos querían detener el avance de aquellos insectos, comenzaba a sentir que quizá se tratase de algo más importante de lo que conocía

-Bueno, si tienes alguna otra sugerencia al menos yo estoy más que dispuesto a escucharla! -exclamó haciendo aparecer una escoba para comenzar a golpear aquellas cosas lo más lejos posible del perímetro de la casa y de sí mismo

[Sagitas E. Potter Blue]

La elfina parpadeó al ver entrar la luz en aquella mansión. Llevaba medio año cerrada, con las ventanas y las entradas bloqueadas para impedir que el polvo y los gnomos del jardín entraran en ella. Ella pasaba como un fantasma por las habitaciones cubiertas con sábanas, procurando repeler cualquier plaga que intentara colarse entre las cortinas, teniéndola preparada para cuando las matriarcas volvieran. Por ello, parpadeó al ver entrar la luz. Delante de ella, un elfo, algo mayor ya, que iba abriendo todo para que la claridad mostrara el estado de aquellas paredes.

-- ¡Eh, tú! ¿Qué haces? -- preguntó la elfina.

-- Órdenes de la Ama Sagitas. Vamos a celebrar en el Salón la fiesta de cumpleaños de la Ama Xell, así que hay que tener todo listo en dos semanas. A ver... Habrá que pintar de nuevo, hay manchas de agua del invierno. Y cambiar un par de alfombras. Mucho doxicida en aquella habitación. Veamos la siguiente... ¿Qué has estado haciendo estos meses, chiquita?

El tono del elfo, HArpo para más señales, era indolente, como el de un maestro de ceremonias.

-- Necesitamos flores, muchas flores... ¿Qué tal el jardín? ¿Está bien cuidado? ¡Por la barba de Merlín! -- El elfo estaba escandalizado por lo que veía por la ventana. Tardó unos segundos en reaccionar, tragando aire como si fuera sólido. -- Bien, mandaré traer semillas de la floristería y un equipo de jardineros. Tenemos un trabajo enorme para adecentar la mansión.

Harpo cerró la libretita donde tenía todo apuntado.

-- Bien, manos a la obra.

[Matt Blackner]

La risa de mi hija siempre acababa por hacerme sonreir. Era contagiosa, era alegre, era...era una niña pequeña, y por eso era muy inocente. La dejé de pie, sobre mi cama, envuelta en de mis toallas, pero que habría servido para envolver a tres niñas de haberlo querido. Bromeaba con ella, poniéndole caras absurdas y haciendo grandes aspavientos, como si secarse después de la ducha fuera el gran evento del año.

 

- Y ahora nos vestiremos - le decía, mientras ella reía, secándole el pelo con la toalla. - iremos a buscar a la abuela. - cogí la toalla y la lancé, dramáticamente al suelo. - cogeremos a Fenrir y a Freyja - tras decir los nombres, Fenrir gruñó ligeramente, mientras qeu la cachorro se subió también sobre la cama, aullando para acompañar la risita de la niña. - e iremos a ver a Xell para su fiesta - terminé, cogiendo a la cría en brazos y levantándola en el aire, moviendola como si volara en el aire por la habitación.

 

Solo quería eso. Salir un rato de casa, con la familia, y divertirnos un poco. Sin peleas ni problemas. Sin trabajo ni ataques. Solo la familia y las risas de mi hija. 

 

La dejé sobre la cama de nuevo. Ella se sujetaba agarrándose a mi camiseta mojada tras intentar bañarla, aunqeu a veces las manitas se le iban a mi pelo, y cuando se agarraba por medio a perder el equilibrio, creía que me acabaría arrancando un puñado.

- Nos estas espiando? - pregunté, aun riendo, antes de dirigir la mirada hacia la puerta, donde Sagitas estaba parada. Al mirar, la niña rio, alargando las manos hacia ella, murmurando algo casi incomprensible.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Ay, por la Diosa, loco! ¡Qué se va a caer! ¡Sujétala bien, por Merlín!

Mi aparición fue melodramática, por supuesto. No iba a confesar que les estaba espiando desde hacía rato. Entré a toda prisa y cogí a mi querida nieta. En aquellos momentos de incertidumbre, el resplandor que tenía Elentari era suficiente para llenar la habitación y hacernos olvidar todos los problemas que nos separaban. En aquel momento, formamos una imagen de tres generaciones reunidas, riéndose de las gracias de la niña.

La pequeñina extendía sus brazos en torno a mi cuello, llenándome de esos besos mojados que te alegran aunque te quedes toda babeada. Me tiré encima de la cama, procurando caer de espaldas y sujetarla bien para que no se hiciera daño. Ella estalló en risas y siguió babeándome, esta vez a dos bandas, pues la lobita Freyja se puso a lamerme en la otra mejilla, a la par.

-- Vale, vale, que me estás dejando empapada. ¡Freja, demonios, sueltaaa!

La lobita inclinó la cabeza a un lado, como si le extrañara que dijera mal su nombre. Movía la cola de un lado al otro, feliz, a pesar de que su cara me preguntara si era tonta o no sabía pronunciar bien.

-- No seas engreído, muchacho. No te rías porque me han babeado. ¿A dónde va a ir tan guapa mi chiquitinaaaaa?

Era maravilloso estar así de bien, con la familia, unidos de nuevo. Pero sabía que era un espejismo que duraría poco. Tomé a la niña en los brazos y me levanté de la cama, dejando que mi nieta me peinara a su manera.

-- Entonces, ¿vendrás conmigo a la Vladimir, hijo?

[Matt Blackner]

Retrocedí un paso cuando Sagitas entró en la habitación, sujetando dramáticamente a la niña antes de tirarse en la cama de espaldas. En aquel momento, llenando la habitación de risas éramos una familia unida, sin problemas...una sensación frágil que parecía a punto de romperse eternamente en algún momento. Algo que me angustiaba.

 

La carita de la niña había pasado de sorpresa y expectación al no saber qeu haría Sagitas con ella, a la risa y los besos a mi abuelita, esos que dejaban más babas que otra cosa, lo que provocó que Freyja, como buen lobito, acudiese a ayudar a su ama, llenando aún más de babas a Sagitas. Aquella escena si que me arrancó una risotada mientras me cruzaba de brazos.

 

Fenrir si que reaccionó, poniéndose de pie, comenzó a lanzar algunos gruñidos graves, como si hablara, mirando al cachorro, que le miró y comenzó a gimotear, mientras se acercaba a él y dejaba qeu la bajase de la cama, como si le regañara. Alcé las cejas, con media sonrisa. Ya me había reido bastante de aquel babeo que había sufrido, aunqeu ahora Elentari había decidido peinar a Sagitas. La niña tenía cierta fascinación últimamente por el pelo, y ya que no podía conmigo por tenerlo demasiado corto para ella....

- Claro...vamos a ir contigo. - respondí, aun con los brazos cruzados, apreté ligeramente el puño, notando la falta de anillo que aun se hacía ligeramente extraña. La sensación de soledad estaba ahí, pero ya llevaba dos años lidiando con ella. - y lo pasaremos bien - dije, acercándome a ellas, haciendo cosquillitas a la pequeña en la espalda, provocando que escondiera la cara entre el pelo de Sagitas. - y celebraremos el cumple de la prima Xell. 

 

Miré a Sagitas y sonreí ligeramente. No quería que siguiéramos peleándonos, quería arreglar las cosas. Estaba intentando solucionarlo.

[Sagitas E. Potter Blue]

Aquella lección de obediencia y respeto me dejó fascinada. Me refiero a la de la lobita Freyja, que obedeció al instante a los gruñidos del lobo de Matt, Fenrir, como si fuera su padre (tal vez lo fuera, en el entorno de clan de los lobos, supongo) y dejando de lamerme, dejándole que le bajara al suelo y casi implorándole que le hiciera una caricia. Intenté mantenerme seria, pero eso es imposible cuando los animales son casi mejores que los seres humanos. Además, Elentari se empeñaba en (des)peinarme con sus regordetes deditos mientras repetía unas palabras que adoraba.

-- Sasi Abu... Sasi Abu...

-- ¡Ay, qué te como a besos! -- estallé de alegría y la llené de besos en las mejillas y en la frente, arrancando sus risotadas, verdaderas explosiones vivas de felicidad en aquella niña. -- Ay, que juro que te tendría conmigo todo el día, chiquitina mía.

La cercanía de Matt acalló esos grititos al esconder su cara en la mía, ahogando sus risa ahora entre mi pelo. Las palabras de él me hicieron reaccionar. La aparté, le di el último beso y se la acerqué a él.

-- Sí, déjame que me peine un poco y vamos a la mansión y la decoramos elegantemente. ¿Invitamos a alguien? Yo creo que le vendría bien que viniera gente a la mansión, sino, seremos bien pocos para celebrar su cumpleaños.

Me metí en el lavabo de mi cuarto y apenas tardé unos segundos cuando salí elegantemente peinada, como si nadie hubiera estado hurgando entre mis rizos con sus deditos. 

-- ¿Aparición o caminamos? -- pregunté, dubitativa. No estaba segura si Elentari soportaría aquella presión en el estómago, recién comida. Sólo nos faltara que vomitara en el trayecto.

[Lisette Ryddleturn]

La bruja estaba buscando alguna manera de ponerse al corriente de la familia, realmente se sentía muy asustada de no saber lo que habría pasado en ese tiempo mientras se había quedado con sus estudios en la pequeña choza detrás de su casa.

Se sentía muy apabullada y la cabeza le daba vueltas pero tomó un viejo paperblock que tenía de mucho tiempo atrás donde había apuntado las direcciones familiares de salvaguarda en caso de que tuviera que esconderse.

Estaba ya de color amarillentoso y algo quebradizo por el tiempo desde que lo había escrito con su tinta y su letra fina pero de todas maneras era casi como una especie de salvavidas en medio de ese despertar que había tenido ahora.

Y estaba muy asustada, muy asustada de no saber qué había pasado con el pueblo, con su familia, con sus amigos y había tenido que mandar a sus elfas a recorrer las otras casas de la familia solo para tener un pequeño saliente de seguridad.

-Sagitas, Sagitas! Matt! Ashley! Hay alguien de la familia por aquí, por favor?

Intentaba pedir corriendo por los jardines al tiempo que iba girando junto con su vestido rosado y al estilo del viejo oeste, haciendo resonar las botas de granja sobre la gravilla y con una expresión totalmente desesperada en sus ojos azules.

[Hayame Snape Potter Black]

-Al menos yo estoy aquí...

La expresión de la vampira era algo seria mientras observaba por detrás a su novia que caminaba por delante, aparentemente con un gesto de preocupación; ella ya se había acostumbrado a que la chica a veces hacía aquellas cosas pero no por eso dejaba de mirarla con atención, especialmente después de haber aparecido por unos momentos al notar que iba muy por delante con gesto de angustia.

-Qué es lo que pasa? te he estado buscando por todos lados, aunque a decir verdad, no esperaba que te terminara viendo en este sitio, especialmente por quién es la matriarca -dijo con un tono de voz aún serio pero cuidadoso, la última vez que ella había estado en ese sitio o eso creía recordar, había tenido una fuerte discusión con su familia para recuperar a su hijo. Eso ya no era así por supuesto, sin embargo de todas maneras, el que estuvieran las dos juntas en el mismo lugar no era como que lo más cómodo del mundo -yo vine por unos pequeños motivos que necesitaba tratar con Xell,a ver si quería ser mi segunda novia -sonrió con malévola diversión esperando irritar a la chica o al menos, ver si alguno de los elfos de la familia saltaba con semejante declaración

[Matt Blackner]

Cogí a la pequeña, abrazándola un momento, sonriendo ligeramente, casi sin darme cuenta. Era de las pocas cosas que, en los últimos tiempos, me hacía sonreir. Sagitas salió de la habitación para volver a peinarse. Dejé a la niña en en suelo, y enseguida comenzó a "hablar" con Freyja. Terminé de vestirme, poniéndome una camisa azul claro para acompañar el pantalón negro que ya llevaba puesto, en lugar de la vieja camiseta gris que llevaba. 

- Claro! pero....a quién podríamos invitar? - pregunté, hablando en voz alta para que ella también pudiera oirme sin problemas desde donde estaba. Últimamente mi vida social era igual a la de una ameba...no era el más indicado como para seleccionar invitados.

 

Nos reunimos en la entrada, con los lobos, Elentari y yo, preparados.

- Mejor caminar...todavía no se como le sentaría la aparición y...no creo qeu sea buena idea probarlo justo antes de una fiesta - comenté, mientras abría la puerta de la Potter Black. El cachorro echó a correr, pero Fenrir se agachó, dejando que le subiera a Elentari encima del lomo. Era tan grande que parecía que estaba montando un poni. Hasta que no se agarró bien, el lobo no comenzó a trotar, con el cachorrito correteando alrededor.

 

El camino no se hizo tan pesado, sobre todo porque, al ejercer Fenrir como "montura" podíamos caminar a un paso normal, ya que Elentari aun era demasiado pequeña como para seguir nuestro ritmo caminando.

- Espera. - dije. Los lobos se detuvieron justo antes de que lo dijera.  - Siento...hay gente dentro de la Vladimir - afirmé, mirando a Sagitas.