Galería de Arte-Rindo (MM B: 109841)

[Tamarindo]

Quedé sorda al momento. Solo una persona podría entrar en una galería, donde se suele hablar bajito, y gritar de esa forma tan estruendosa ¿atronadora? Me eché las manos a la cabeza y supliqué a Helga Hufflepuff que todo saliera bien.

 

--No griTEEEEEEESSSSSS que te oigo perfectamente desde el otro lado de la galería.

 

Me fijé en como veía, y en su mano habia una bandeja de galletas, las oliesqueé y la boca se me hizo agua. Eran las famosas galletas de Harapos, si elfo al que creo que no le caía yo muy bien.

 

--¿A qué se debe esta ¡Maravillosa! visita?

 

Solo tenia ojos para las galletas y apenas miraba para mi amiga, que mal edicada yo sin fijarme en nada mas que en comida, pero es que esas galletas son taaaaan deliciosas...

 

--Las galletas son para mi?

 

al final no me pude contener y tuve que preguntar por ellas. Es que... es que...

 

--Tengo té ahí atrás, para poder comerlas...

[Sagitas E. Potter Blue]

Tama estaba más cerca de lo que pensaba. ¡Y yo que estaba mirando hasta debajo de los cuadros! Fue cuando vi, por primera vez, a mi compañero Noah. Le sonreí, algo avergonzada por haberle obviado y extendí la mano, la que llevaba la bandeja, hacia él.

 

-- ¡Noah! No sabía que estabas aquí, no sabía que conocías a mi miga Tama. ¿De qué la conoces? ¿De cuándo estuvo en vuestro castillo?

 

Lo sé, soy una charlatana y no paro de hablar seguido sin dejar pie a nadie para que me conteste hasta que me paro a respirar. Tama se acercaba con baba en los labios y supe que había visto la bandeja de galletitas.

 

-- ¡¡Eeeeeh, que no son para ti!! -- se las mostré pero al instante se las quité del alcance de sus manos. -- Son para el motivo de mi visita. Necesito que me pintes un bodegón de galletas.

 

Intenté parecer lo más seria posible. Puse morritos, el gesto contrario a la risa que estaba conteniendo.

 

-- Chica, en el Renacimiento era muy común los cuadros de bodegones con galletas. ¿Por qué no puedo yo tener un cuadro de galletas en el recibidos de mi casa?

 

Permanecí inmóvil. Si no me movía, conseguiría no soltar las risotadas al ver que no le traía las galletas para que se las comiera sino para que me las pintara.

Editado 30 de Noviembre del 2017 por Sagitas E. Potter Blue

[Tamarindo]

"Meu gozo nun pozo..."

 

No podía ser, las galletas no eran para comer, eran para pintar... pero es que este mundo está lleno de locos, como no me las podía comer, no podia ser...

 

--Pero pero... y despues de pintarlas?? Las puedo comer luego? Si Si???

 

Me puse pegada a ella para increparle mas aun la pregunta esperando a que me las dejara comer en algun momento, podría chantagearla a que si no las como, no las pinto... pero a lo mejor asi perdería clientes, asi que mejor me lo pienso un poco antes de...

 

--Si no me dejas comer las galletas no las pinto...

 

Ala, seré bocazas, ya dije la tonteria del día. O del año, porque vamos, asi no se puede hacer clientes o mantener amigos.

 

--Bueno, tu decides, pero si hay que pintarlas, que sea pronto, prque se pondrán resesas y luego no hay quien se las coma.

[Sagitas E. Potter Blue]

¿En serio se había creído que las galletas eran para pintarlas? No lo eran pero era tan divertido ver ese rictus en su cara que decidí seguir con la broma.

 

-- Nono, las galletas son para pintarlas. Quiero que uses esa magia que tienes en los pinceles y que hagas que las galletas suelten ese olor a canela y chocolate tan característico de los dulces de Harpo, que todo visitante que llegue a la mansión "Ojo Loco" desde la puerta puedan olerla. ¿Serás capaz de plasmar las galletas y su olor en la pintura, Tama?

 

Sonreí de forma picaresca, sin dejarle alcanzar la galletas todavía.

 

-- Puedes comer pero pan seco, si quieres, las galletas no se tocan. Ni ahora ni cuando acabes. Bueno, te las podrás comer si me las pintas gratis.

 

Seré buena pero si puedo sacar gratis un trabajo, pues...

 

-- Bueeeeeno, fuera bromas... Las galletas me las envió Harpo para ti. No sé qué le das a mi elfo, con lo mal que le tratas y lo que te quiere... Me las regaló para ti en cuento le dije que venía a verte. Quería un retrato de Matt para regalárselo a Heliké, pero no lo hagas muy bonito que aún no decidí si la quiero como nuera o no.

[Tamarindo]

Al fin, melodía para mis oidos, al fn decia que me podia comer las galletas, el resto me daba igual, ahora podria cmer esa delicia que hace Harapo y eran todas mias.

 

Se las cogi de las manos sin mucho tacto, casi arancadas como si de un tesoro se tratara y yo fuera gollum (?) Abrí el celofán para poder oleslas, casi esnifarlas de lo bien que olian.

 

--Si si, retrato de Matt, A Harapos le caigo bien, si...

 

Estaba un poco ida por el olorcito rico de las galletas, estaba en esa sensación de que estoy tan feliz por las galletas que no quiero comermelas aun porque sino se me acaba esta sensación de júbilo que esty sintiendo.

 

--Ven por aqui, y te sirvo un té y me hablas mas del retrato ese de Harapos...

 

Le hice un gesto para que me siguiera, Candela ya no estaba en el sofá, lo que era mejor porque así podría sentarse mi amiga y contarme por qué queria un retrato de su elfo... a lo mejor se lo regalaba por navidad, quien sabe, son muy raros ellos dos.

[David Augustus Lestrange]

Hacía mucho tiempo que no caminaba por las calles de Callejón Diagon, lo había estado echando de menos a pesar de que los galeones de su bóveda lo habían agradecido. Paseaba de manera tranquila intentando no chocarse con nadie, odiaba cuando las calles estaban concurridas porque era complicado ver cualquier cosa. Miraba los escaparates que le iban llamando la atención, pero hubo uno que le llamó por encima del resto.

 

Ataviado con una túnica negra bastante simple y sencilla se paró delante de una puerta de cristal. Al parecer estaba delante de una galería de arte. No se podía considerar un experto en el tema, todo lo contrario. No sabía mucho pero eso no significaba que no pudieran gustarle los cuadros. Le gustaban aunque no los llegase a entender tanto como una persona que sí fuese una gran aficionada y estudiosa del arte.

 

Se lo pensó un par de veces, pero acabó decidiéndose a entrar. Abrió la puerta de manera lenta y se adentró en el interior del negocio. Acababa de entrar en un cuadrado. Se fijó en el gran número de obras de arte que se colocan en la pared. Centró su mirada en una que le llamó especialmente la atención pero mientras se fue introduciéndose más y más en el interior del local.

 

—¿Buenas? —dice esperando encontrarse con alguien allí, seguramente con el dueño o la dueña. Mientras esperaba se quedó mirando un nuevo retrato que le había gustado.

[Tamarindo]

Estaba atendiendo a Sagitas, que no me daba de comer las galletas que me habia traido, en el fondo sabia que eran para mi, dijera lo que dijera, me las acabaría comiendo de seguro, porque esto no puede ser, que me las traiga para pintar, habráse visto tal tonteria... v_v las galletas son de comer +.+

 

Pero algo llamó mi atención, una nueva persona entró en la galería. Así que la iggggnoré de mala manera porque no me daba galletas para comer, y me acerqué al nuevo, que habia entrado en un sitio de locos donde la gente estaba por ahi andando y no era consciente de que cada vez se volverían ma y mas locos. Será que la mirada de todos esos retratos... les vuelve locos. No me extrañaría, mira cómo estoy yo (?)

 

--Hola, buenos días. ¿Puedo ayudarte en algo?

 

@

[David Augustus Lestrange]

Miró a la persona que se le acercaba de arriba a abajo, quitando de una vez su vista en las obras de arte expuestas en esa galería a la que nunca había entrado. Puede que siempre le hubiese pasado desapercibida o que hubiera sido abierta durante el largo tiempo que estuvo fuera de Londres y de Ottery. Pero no era momento de preocuparse por esas cosas, en realidad tampoco le importaba demasiado cuándo se había inaugurado el negocio.

 

—Sí, obviamente... —contestó a la mujer como si la pregunta le hubiese parecido una tontería. —Bueno, pensándolo bien... depende. ¿Quién eres tú?

 

Pero no le dio tiempo a responder, antes de que ella pudiera contestado a la pregunta que le había formulado se adelantó para volver a hablar, quería ir directamente al grano y no perdiendo el tiempo descubriendo quién era ella, pues si no era nadie con cierta categoría su nombre le entraría por un oído y le saldría por el otro tan rápido como se dice quidditch.

 

—Busco a la dueña o a la autora de estos cuadros que hay aquí... ¿Eres tú? ¿Sabes quién es? En todo caso es con ella con quien quiero tratar.

 

Y se quedó en silencio mirándola fijamente a los ojos con sus penetrante mirada azul. Ahora podría responder a todas las preguntas realizadas. Imaginaba que ella podría saber quién era la autora y de ser así sería genial, desde que había entrado y había visto los cuadros se le había ocurrido una idea pero no se lo pensaba decir a nadie, excepto a la artista.

[Tamarindo]

Vaya, el muchacho que habia entrado parecía un poco... impertinente e irrespetuoso... venía con aires de grandeza, como de que era alguien muy importante y que solo queria hablar con la dueña o quien hacia los cuadros. Pues creo que a l omejor se llevaría una desilusion cuando se enterase de que yo era la unica trabajadora de esa galería, dueña y artista de todo. Pero creo que no se lo diré aun. Esperaré a que se le bajen los humitos que trae.

 

--Pues ahora que me deja responder, le diré que me llamo Tamarindo.

 

Y ya, asi de escueta. Puede que mi ropa cómoda y ancha, nada glamurosa para una galería, y llena de pintura y manchas de haber trabajado no le habrán gstado mucho,pero seguramente le darían pistas de quien podía ser

 

--¿Para qué necesita ver a la dueña o artista de la galeria, si se puede saber? Es para cominicarselo por si quiere dedicarle un momento a atenderle.

 

No sé si se tragaría esta forma de hablarle, pero me habia enfadado un poco tanta exigencia de repente. Puede que hayamos empezado con mal pie esta conversación, espero que no se haya fastidiado todo lo demás

 

@

[David Augustus Lestrange]

Sonrió mientras negaba lentamente con la cabeza. Había habido una pequeña confusión, lo descubrió por la respuesta que había dado esa mujer que tenía una ropa poco apropiada para atender a los clientes. Estaba hasta manchada de pintura, qué poca clase. Si lo llega a saber con anterioridad seguramente si no se hubiera molestado en entrar, pero ya que estaba allí no iba a irse. Él por su parte llevaba algo sencillo, única túnica oscura y lo que era más importante… limpia.

 

—Perdona, ha habido un error… No me interesa cuál es tu identidad, sino la función que llevas a cabo en el negocio. —comentó con una leve sonrisa, dando imagen de amabilidad, todo lo contrario a lo que se notaba en sus palabras. —¿O me dejas adivinarlo?

 

Venga, lo iba a adivinar. Era un juego divertido tener que adivinar qué era aquello de lo que se encargaría ella. Había muchas opciones y todas muy válidas pero mirándola de nuevo de arriba abajo, y viendo lo manchada que tenía la ropa se le ocurría una por encima de todas.

 

—Ya sé, eres la que se dedica a tumbarse en el suelo y rodar sobre la pintura que cae.

 

Se rio brevemente. Las posibilidades de que fuese eso eran nulas, pero hubiera sido divertido tener un trabajo así. A él no le importaría ni lo más mínimo ver a alguien hacerlo, le divertiría. El nombre de la mujer, en parte, le hacía pensar que podía ser algo importante dentro del negocio. Galería Arte-Rindo y ella era Tamarindo… desde luego era para prestar atención a esa similitud.

 

—Preferiría que no lo supieras, llámala, cuando sepa quién soy vendrá… —en realidad dudaba mucho que la artista supiera quién era, pero le gustaba darse aires de grandeza. —Venga, en serio, le quiero pedir un cuadro y sé que una buena artista no rechazaría mi pedido.