Libro de la Fortaleza (#4)

[Helene Eloise Bellerose]

Apenas había descendido de su improvisado vuelo. Estaba extasiada por el éxito, feliz de no haber muerto, preocupada por todo lo que pudiera aparecerse de ahora en adelante, y en iguales proporciones, por lo que pudiera pasar con Arya. Notaba las miradas de preocupación de la pelirroja, pero no se dirigían a ella solamente, sino también a una mujer rubia que había cometido el despiste de ignorar. Athena se encontraba allí, junto a ellas, con el mismo gesto de expectación que todos los alumnos.

 

Poco a poco la superficie rocosa que antes era base para unos pocos, fue la base que sostuvo a casi todos los pupilos. Ni siquiera se había terminado de acomodar, cuando un bullicio alertó a todos de la aproximación de algo. Una nube se dirigía a su dirección, con sorprendente velocidad. Antes de que pudiera siquiera asimilar lo que sus ojos veían, varias cosas sucedieron a la vez. Percibió un estado de miedo casi escandaloso. No lo atribuyó a sus compañeros, aunque vio que muchos de ellos se habían cubierto para evitar el ataque. La nube se acercaba a gran velocidad, hasta que pudo observar con claridad que se trataba de criaturas aladas, ¿billywigs? La mirada intensa de Arya atrapó la suya, y pudo sentir casi como las palabras brotaban de aquella conversación muda que ambas estaban teniendo.

 

Cuando ella le indicó mediante el mismo lenguaje silencioso que estaba preparada y estaría bien, observó a la pelirroja lanzarse para proteger a Athena de la plaga que se acercaba. Recordando varias de las cosas que había leído en el libro de la fortaleza, con naturalidad y sin un atisbo de alarma en su voz, murmuró con calma —Salvaguarda Mágica. —No sabía qué esperar, en realidad era la primera vez que usaba aquel hechizo. Después de haberse lanzado al vacío con nada más que el puro poder en sí misma y en su magia, tenía amplia confianza en que aquel conjuro funcionaría exactamente como lo hizo.

 

No sintió nada, más pudo notar que se desvanecía lentamente de la vista, pues cuando se detuvo a observar sus extremidades, estas estaban casi transparentes. Fascinada por el logro de su fuerza mágica, casi no alcanzó a escuchar las palabras de la pelirroja. "Huyen de algo" así que eso había sido, lo que había percibido en el ambiente, el miedo y la desesperación provenían de aquellas criaturillas azules.

 

Casi en lo que duró un parpadeo, Elvis disipó a las criaturas, que se alejaron de ellos y poniéndolos a salvo. Con un resoplido de alivio, recorrió con la mirada el espacio para evaluar la situación en la que habían quedado sus colegas. Aparentemente, todos enteros.

Editado 26 de Abril del 2016 por Kassandra Weasley

[Adam Lockhart]

las instrucciones fueron clara a parecer la siguiente prueba seria ir hacia el otro extremo, pero como va ser posible volar, ya había tenido que usar su amuleto desde antes, es uno de sus objetos mas apreciado, desde que lo adquirió lo había usado cuando era director de trasporte y luego varios otras veces cuando estaba en la masion lockhart haciendo un poco mas fácil la vida cotidiana.

 

pero siempre había sido para situaciones de saltos un poco mas largo, pero en distancias tan largas como estas, vea como los demas compañeros cambian dudaban un poco en la utilización de ese aparato, pero poco a poco cada uno se fue llenando de valor hasta poder superar ese reto.

 

como fui el ultimo en llegar también fui el ultimo en saltar, tome impulso como si fuera ayudar un poco tome aire comencé a correr cuando llegue al borde levante los pies sentí como la gravedad hacia su efecto, justo cuando ya comenzaba a descender la magia comenzó hacer efecto el amuleto tomo un color azul brillante ayudando que mi cuerpo se mantenida en el aire hasta que pude llegar al otro extremo.

 

cuando tenia los pies sobre la tierra sentí como mi corazón latía aceleradamente y como esta sudando mucho, creo que mi cuerpo no estaba preparado para tantas cosas juntas, ni si entrenamiento como paladin había sido tan exigente

[Athena Rouvas]

¿Cuántas más sorpresas les esperaban? Por que venían una tras otra sin darles un ápice de tiempo para respirar y lograr entender lo que estaban haciendo. Aunque gracias a eso había conseguido comprender la mayor parte del funcionamiento del libro, aún así no estaba segura si era el mejor método como para despertar.

 

Un zumbido proveniente de algún sitio del bosque se hacía más y más intenso cada segundo que pasaba, pero ella no atinaba a hacer ningún movimiento. Solo se dedicó a esperar observando hacia las copas de los árboles esperando ver algo. No sabía por qué le resultaba un sonido familiar, pero multiplicado por mil, ¿estaba alucinando? Entre las miradas que iban y venían pudo distinguir, de reojo, que no era la única persona confundida en aquel sitio.

 

Alguien gritó que se ocultaran, eso era precisamente lo que la consciencia de Rouvás le indicaba que hiciera. Solo que no era necesario arrojarse detrás de algún tronco grueso o matorral para conseguirlo. La nube de Billywig's estaba cerca pero aún tenía unos segundos para conseguir lo planeado, hasta que...

 

—¡Auch! Arya, ¿qué haces?

 

La pelirroja se le había arrojado encima consiguiendo ambas caer al suelo de bruces. Se enderezó un poco en su posición sobando el codo derecho con la mano contraria, justo donde se había raspado un poco.

 

—Eso dolió. —Murmuró.

 

Seguro que la intención de Mcnair no había sido esa.

 

El grupo de criaturas esta cada vez más cerca. Le parecía demasiado grande como para intentar con ellos lo hecho con el hipogrifo al inicio de la clase, por lo que decidió valerse de lo que había hecho uno de los profesores, y la propia Arya. —Salvaguarda Mágica.

 

Se sentía como frío recorriéndole la piel, ese fue el modo en que se dio cuenta que había funcionado cuando se atrevió a abrir los ojos. Le daba la sensación que podría atravesar cualquier sitio si se lo proponía. Los Billiwig's pasaban sobre ellos a gran velocidad quien sabe con que dirección. No es como si les prestaran demasiada atención, parecían más bien un poco asustados. Athena retrocedió un poco hasta lograr apoyar la espalda en un tronco caído cercano mientras observaba como las criaturas pasaban y se alejaban a diferentes ritmos.

 

El peligro yacía lejos y el grupo se fue reuniendo nuevamente luego de que todos sortearan de diferentes formas la "prueba". Al parecer ya iba quedando poco de aquella clase. De la boca de Elvis se enteraron que ahora comenzaban las pruebas para demostrar lo aprendido.

Editado 27 de Abril del 2016 por Athena Rouvás