Libro de la Fortaleza (#4)

[Athena Rouvas]

—Tiene que ser una broma...

 

Pestañeó varias veces creyendo haber escuchado mal el siguiente desafío. Pero no, sus otros compañeros parecieron salir mucho más rápido de su asombro que ella, casi como si hubieran estado esperando pruebas suicidas para ser sorteadas. Iba a tener que cambiar de perspectiva o terminaría quedándose atrás, incluso abandonando aquella clase tan poco metódica.

 

Suspiró.

 

— ¡Dioses! Esto si que tiene altura.

 

Suerte que no sufría de vértigo o estaría al borde de la locura al mirar desde la cima hacia abajo. Necesita de aquello, necesitaba ver bien a que se estaba enfrentando sin importar si aquello significaba pensarlo demasiado, literalmente. Sintió un escalofrío en la espina dorsal, pero nada más. Retrocedió unos pasos para tomar una bocanada de aire y así ordenar las palabras que había escuchado de Zack.

 

De modo que el amuleto sería su aliado en esa proeza; lo colgó en su cuello a modo de dije con cadena. No era excesivamente grande, ni tampoco le incomodaba. Tampoco se fijó en que estaban ya los demás, era necesario que se concentrara, se uniera con lo que quería hacer.

 

Se puso de pies justo al borde del risco y extendió los brazos hacia los costados.

 

—Aquí voyyyyyyy...

 

Su gritó se perdió en medio del viento que iba a gran velocidad y era lo único que generaba roce contra su cuerpo. Iba en picada libre directo a chocar contra el suelo a la base de la montaña. Ni tragar saliva como para arrepentirse podía.

 

Todo sucedió demasiado rápido.

 

Cerró sus ojos e inhaló con dificultad, pues el aire era demasiado llegando a sus fosas nasales. Se imaginó así misma flotando pero sin dejar de descender hacia la tierra. Podía sentir una especie de calor en el pecho mientras la magia fluía en todo su cuerpo, pero aún debía ser más intensa para conseguirlo.

 

Se atrevió a observar lo que se avecinaba, ya era momento de confiar en sí misma. La visibilidad era escasa debido a que sus ojos estaban entrecerrados debido a la velocidad y al viento extremo. No debía quedar demasiado para chocar contra algo, pero no, no iba a chocar. La sensación de ir flotando en vez de cayendo era cada vez más pronunciada. Se encontró a si misma agitando ligeramente los brazos cual si fuera un ave en pleno vuelo; eso lo hacía su subconsciente.

 

El máximo auge de la magia se sintió cuando quedaban pocos metros para un impacto, pero Athena ya solo se dejaba llevar a una velocidad escasa. Después de todo lo consiguió.

 

—Sobreviví.

 

La llegada no fue tan elegante como "el vuelo". Cayó hincada gastando la parte de sus vaqueros. —Rayos, estos pasarán a mejor vida después de esta clase.— Se dijo mientras se ponía de pie y sacudía las rodillas.

 

De seguro tendría que practicar un poco más, pero al menos ya dominaba su mente y su magia con aquello. Ese era uno de los logros más meritorios.

[Mael Blackfyre]

Ni bien había pisado aquella especie de plataforma hecha de piedra, pude sospechar que el primero en saltar sería Zack. Claramente que si hubiéramos estado en puestos contrarios, hubiera sido el último, los chicos solamente conocían lo que hacían los anillos y amuletos, aunque jamás los habían usado. Con la ausencia de ambos profesores, ninguno podría amortiguar sus dudas, por lo que literalmente tendrían que demostrar sus fortaleza. la Magia Uzza nos daba eso que los magos londinenses no teníamos, el poder de volar.

Aunque claro, ése amuleto solamente servía para planear unos metros o amortiguar una caída. Si te encontrabas en el suelo no hacía nada. Pero por lo menos, algo era algo. Pude ver como a los segundos llegó Zack. Casi ni lo miré, estaba seguro que su intención era en obligarlos a que saltaran, cuando pasara unos momentos continuaríamos y se quedarían atrás todos los que no se animaron a saltar o por lo menos, los que no llegaron ni siquiera a bordear nuestros obstácul0s. Me giré de golpe hacia atrás.

— ¿Que fue ése ruido? —hubo una especie de explosión. Muchos metros por detrás de nosotros, retumbó el suelo, algunos árboles se movieron y entre la copa de éstos, empezó a ascender un humo tan negro como la noche. Miré extrañado a Zack. ¿Había hecho algo o ésta vez era totalmente inocente? Solo esperaba que los chicos no lo hubieran visto, aunque seguramente era algo imposible. Me di la vuelta y pude ver que algunos se animaban. El amuleto y la caída de Zack les habían generado confianza.

 

Algo me produjo un escalofrío en la espalda. Esa explosión no era una señal buena. De allí íbamos a usar el anillo de las bestias e íbamos a mostrarles lo bien que funcionaban. O el de las plagas, era realmente excelente como las podías encontrar y erradicar en caso de necesitarlo. Pero seguramente las nuevas situaciones nos iban a obligar a tener que ver que sucedía. De manera precavida, rocé el Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos, por lo menos llamaríamos menos la atención arriba de ésa roca.

[Liam Black]

Quiso preguntarle a Zack con la mirada si sus cualidades vampíricas no servían para amortiguar el golpe de la caída. Obviamente no pudo, porque el profesor se movía dinámicamente y poco tiempo de margen le dejaba al rubio para permitir algún encuentro cercano. Además, si estaban ahí para aprender a dominar las cualidades y objetos adosados al libro, era muy poco probable que las vías alternas realmente fueran de utilidad para aquellas situaciones.

 

Le asintió a Jessie y dejó que fuera la primera, después de todo parecía estar más decidida que él y podría ser algo factible que se animara antes. Si no respondía cuando Liam pegara un grito, entonces podía olvidarse de la prueba suicida. Para su mala suerte, la vista la captó en el suelo un par de minutos más tarde, sin mucho rasguño.

 

Rodó los ojos y aferró el amuleto a su mano derecha. No lo iba a tener colgado en el cuello porque a) podía caérsele y b ) no iba a funcionar, pero además porque c) se sentía más seguro de su efecto si lo presionaba bajo el puño. Tronó los huesos de su cuello y colocó un pie primero y el otro detrás, como si estuviese preparándose para una maratón. En realidad, apenas corrió, simplemente se lanzó con los brazos abiertos esperando así planear un poco más la caída.

 

No abrió los ojos, pero estuvo seguro de que la magia no estaba haciendo nada distinto. No se atrevía a mirar, porque si para activarla tenía que tener miedo siempre, entonces no le iba a servir de mucho en futuras ocasiones. La idea era controlarla, no temerle. Frunció el ceño y sintió el aire, con ello el vaivén del empujón alto y acto seguido sintió la distancia a la que estaba de impactar, como si la estuviera midiendo. En ese mismo instante algo se deslizó por su mano derecha, como una onda gomosa que se esparcía por todo el cuerpo y lo sostenía, haciéndolo más pesado y deteniendo la velocidad.

 

Casi no sintió el golpe cuando calló sentado contra una especie de roca, desgarrando parte del lateral de la túnica esmeralda. Relamió su labio inferior y lo mordiscó un poco antes de pararse y buscar con su mirada al Ivashkov, casi como acto reflejo fue lo primero que hizo—. Estoy bien —pensó manteniendo el cruce de miradas lo más que pudo. Pero no supo si entendió.

 

—¿Y ahora qué? —Blasfemó tras oír, no los ruidos, sino a su otro profesor protestar.

[Zack Ivashkov]

Ni bien hubo saltado para cuando el resto de los presentes se hicieron con sus propios amuletos e hicieron lo propio confiándose en el poder de los objetos cuya magia guerrera les permitiría planear la distancia necesaria para llegar a la posición indicada. Pudo ver cómo lo hacía cada uno de manera natural, casi tanto como si fueran hecho la tarea en otras oportunidades, lo cual no estaba mal, pues de no saber qué hacer en ese momento les fuera tocado quedarse del otro lado, donde la clase no continuaría.

A medida que iban llegando soltaban comentarios referentes a la actividad. Zack asintió a todos ellos aprobando el vuelo. Aunque no era una persona muy comunicativa, se obligó a sí mismo a intercambiar un par de palabras con los pupilos solo para hacerlos sentir más cómodo con el siguiente paso. Ya la prueba se aproximaba y debían estar lo más relajados posible para alcanzar el éxito.

—Todos lo han hecho muy bien. Pero para la próxima asegúrense de llevar el amuleto colgando en su cuello. Es más seguro así — Afirmó revelando el único detalle referente a ese poder. No era demasiado complicado de usar, pero uno nunca sabía qué tan mal podría salir cualquier movimiento. En ese instante, Liam captó la atención del vampiro confirmando su bienestar. Zack sólo le guiñó un ojo y curvó la comisura de sus labios regalándole una sonrisa. —Con la práctica irán controlando el aterrizaje. Ahora no es algo de lo que deban…— tuvo que interrumpir su explicación gracias a un fuerte sonido a sus espaldas.

Su vena guerrera estalló haciéndolo aparecer su varita mágica en la diestra, se puso en guardia. Intercambió miradas con Elvis tensando el ambiente sin intención alguna, pues los pupilos al notar que ellos desconocían lo que estaba sucediendo, también se quedaron a la expectativa de que algo grave sucediera. El contacto visual con el otro profesor duró poco. Ivashkov bajó de la roca en que se encontraban acercándose un poco a donde los árboles comenzaban a juntarse sumiendo el bosque en penumbras. Por un momento lo único que se escuchaba era el agua chocando ligeramente contra las rocas de la orilla.

Al cabo de unos segundos, sucedió. El anillo detector de enemigos activó su alarma produciéndole una descarga eléctrica que se extendió por todo su brazo. Posó la mirada en la zona y luego la centró en la dirección de la cual sentía que provenía la señal. Sus grises orbes no tardaron mucho en reflejar la docena de billywigs que se dirigía a ellos volando con velocidad. Elevó las cejas y sus pupilas se dilataron de la sorpresa.

—¡Ocúltense! Eso los desorientará — Dijo en voz alta para el resto de los presentes —Salvaguarda Mágica— murmuró a continuación desvaneciendo todo su cuerpo, incluyendo las extrañas prendas de vestir que cubrían su desnudez. Aquél que no realizara el hechizo desilusionador a tiempo, tendría que hacer uso de los poderes del libro para controlar a las criaturas que intentaran picarle, pues de lo contrario terminaría volando por todos lados sin poder controlar su rumbo.

[Jessie Black Lestrange]

-Y... ¿como se supone que vamos a ocultarnos?- pregunto a nadie en particular observando a su alrededor un tanto nerviosa.

 

Estaba casi segura que el encantamento que le habia escuchado decir a Zack nada tenia que ver con los hechizos de la marca, pero tampoco podia detenerse a pensar en ello.

 

Él angel caido no eran despistado como para dejarse en evudencia cin algo tan simple. Fue entonces cuando noto que uno de los amuletos estaba a una temperatura un poco mas elevada que los demás. Tal vez y solo tal vez se tratara de ello.

 

Cerro sus ojos tratando de recordar que era lo que habia leído sobre protecciones contra todo tipo de criaturas. Finalmente algo llego a su memoria arrancando una hermosa sonrisa de sus carmesí labios.

 

-No puede ser tan complicado-murmuro para si misma imaginando como una enorme burbuja se creaba a su alrededor cubriendo por.completo mientras uno de los amuletos aumentaba su temperatura y el anillo que tenía colocado en su dedo anular del lado derecho brillaba un poco.

[Arya Macnair]

—¿Qué diablos es todo ese bullicio?

 

La pregunta quedó en el aire, de espaldas al bosque Macnair quedó boquiabierta al ver la reacción de sus Profesores, el solo hecho de vislumbrar desconcierto en sus ojos y facciones le provocó un escalofríos. Kass estaba lo suficientemente cerca como para protegerla más no lograba ver a Athena con el estruendoso zumbido que llegaba a sus oídos y la mareaba a niveles amenazantes; a fin de cuentas ese era el motivo por el que había comenzado la travesía sola, su vida no valía nada cuando las personas que la rodeaban eran mucho más importantes. Y podría estar molesta con su madre una eternidad pero bien sabía que no sería quién era si la blonda no el hubiese acogido aun y siendo una adolescente.

 

La voz de Zack todavía hacía eco en su cerebro cuando ejerció contacto visual con la Weasley y asintió alejándose de ella tan pronto como captó la densa nube de color azul intento que se cernía sobre la arboleda detrás de ellos. Billywigs pensó alarmada, no deseaba acabar como un globo ante dos poderosos magos como aquellos y dejarse en vergüenza, ¿entonces qué diablos hacía corriendo en su dirección?. Con una mano revolviendo su morral de cuero y la otra extendida para llegar a Rouvás antes que la dichosa plaga.

 

—¡¡Abajo, abajo, abajo!!— Bramó empujando a la bruja bruscamente al suelo.

 

Con unos diez metros aun de ventaja sentía la tierra temblar bajo sus botas y portaba en un dedo libre el anillo adecuado, lo había leído, había estudiado, ahora lo sabía. Aquel si bien podía servirle para intentar detener a las criaturas no hizo demasiado pues atormentó su cabeza de forma que no lo vio venir, —Están— musitó tomando su cabeza con ambas manos, —Están asustado, ellos... creo que ellos huyen de algo— soltó volteándose y buscando a los demás pero estaba sola o eso parecía, la mayoría seguía las reglas al pie de la letra. Tras ésto se vio obligada a lanzarse al suelo sin más, no servía de nada saber por qué se dirigían hacia ellos como una amenaza y con tanta prisa si no podía detenerlos, y lo intentó, "alto, alto, alto" pero nada sucedió.

 

—Salvaguarda mágica— Pensó cuando su pera golpeó el rocoso suelo y sintió el ardor.

 

Rápidamente su cuerpo comenzó a volverse una ilusión óptica y desapareció. La velocidad con la que se batían esas pequeñas alas le causaba una perturbadora brisa en el cabello por mucho que haya intentado llevarlo atado y su nuca se erizó, las diminutas rocas a su alrededor se movían y tras llegar al vacío todo pareció sumirse en el más puro de los silencios. Debió cerciorarse de que nada más venía atrás para sentarse sobre sus rodillas, recuperar el aliento y arrastrarse hasta donde Athena para asegurarse de que estaba bien, de que nada malo le había sucedido en el segundo que cerró los ojos y los volvió a abrir, con la pera cual niña de cinco años que recién aprende a montar bicicleta.

 

Estaban huyendo, pensó, pero de qué.

[Liam Black]

Ni siquiera su indiferencia pudo ignorar aquel momento. Eran como una estampida de Billywigs que se dirigían a ellos sin siquiera la previa consciencia de los profesores y nadie tuvo tiempo para idear un plan, o al menos recurrir a uno. A una de sus compañeras se le ocurrió lo que él hubiera pensado con más retraso: intentar entenderlas. Fue buena idea, o lo era, antes de que la cantidad de pensamientos dispuestos a ser entendidos se amontonaran en la cabeza de Arya.

 

Liam suspiró, como si una parte de él deseara ayudarla. ¿Quizá si utilizaba la curación? Pero la bruja se volvió transparente mucho antes de que el vampiro pudiese detectar herida alguna. Él era el que iba tarde. Ahora la manada se dirigía a su posición, como si por mucho que desearan huir buscaran refugio en todos los presentes, pero no entendían que estaban pensándolo incorrectamente. Una vaga idea del Espejo de Niebla cruzó su mente, pero no, sabrían que él era mortífago. No le convenía.

 

—Salvaguard...

 

Ups. Demasiado tarde.

 

Su cuerpo flotó como unos tres metros hacia arriba y cayó en la punta filosa de alguna roca mucho más atrás de su posición inicial. Claro, no solían mover al objetivo, pero eran tantos que cualquier efecto que poseyeran aquellos insectos azules, se vería triplicado en cualquier circunstancia. Liam despegó el mentón del suelo y al instante rogó no haberlo hecho, porque casi pudo ver el iris del Billywig que voló en su dirección a toda velocidad e insertó el aguijón sobre la espalda del Hawthorne, girando varias veces.

 

Cuando volvió a abrir los ojos, estaba flotando a mucha distancia del suelo, así que parpadeó varias veces intentando que al abrirlos volviese a estar sobre la tierra, pero no fue así. Maldita clase. No conseguía pensar en algún hechizo que lo hiciera bajar y la multitud estaba bastante lejos como para ayudarle, sin embargo, cuando planeó gritarles con el amplificador de voz, su cuerpo empezó a descender. Exacto... no había pensado en el descenso.

 

—Espejo... de... Niebla —titubeó ante las precipitaciones de la caída. Automáticamente sintió, además del viento, un extraño y potente poder recorrer todo su ADN. Enfocó la vista en la tierra a la que se aproximaba y calculó cuánto le quedaba para el impacto; no eran más que un par de metros. Tal vez cuatro, ahora dos... uno....

 

»¡Arresto Momentum!

 

Sí, había ascendido mucho, pero satisfactoriamente logró detener la caída, como lo había hecho con el amuleto momentos atrás. Claro que hubiera repetido la enseñanza de sus profesores si no fuera porque el colgante se le había caído cerca de Arya, gracias al impacto. »Y aún falta saber de qué huían...« pensó para nadie, porque sus compañeros —además de invisibles— habían quedado mucho más allá.

[Jessie Black Lestrange]

Sabía que funcionaría, no confiaba en ello, estaba segura que funcionaría porque había leído sobre el tema y más que eso, debía confiar en su fuerza porque de eso se trataba aquella clase, de la fuerza que cada uno de ellos tuviera para poder salvar los problemas que el mundo les pusiera en el camino.

 

Veía a sus compañeros trabajar en la actividad, sabía que solo era eso, una simple actividad pero aun así debía dar todo de si misma, más que nada porque de ello al parecer dependía su vida y el que pasara aquella asignatura. Aunque no sabía si estaba del todo segura si quería pasarla. Pero trabajo era trabajo y siempre daba lo mejor de si misma.

 

Sentía como la burbuja que la protegía desviaba a las criaturas para que no la atacaran mientras sentía como el amuleto estaba a una temperatura distinta que los demás. Soltó el aire de sus pulmones lentamente mientras intentaba modular sus palpitaciones, debía concentrarse si quería que la especie de burbuja protectora no se rompiera y terminar flotando a la nada.

 

Orgullo era lo que sentía cuando veía como las criaturas pasaban de ella sin siquiera notarla, no había realizado hechizo alguno, solo había confiado en la fuerza que sus amuletos y anillos le otorgaban. Buscaba algún signo que demostrara que esos animales estaban por irse pero no veía que disminuyeran, así que debía mantener aun su escudo protector alrededor de ella.

[Adam Lockhart]

Tanto luchar por avanzar estaba de nuevo en el mismo lugar que su inicio, algo debe de estar haciendo mal, pero no dude el tiempo apremia así que se seguir como pude en esta seguro oportunidad el anillo de amistad con las bestia o como sea que se llame brillo mas la vez anterior eso ayudo que el animal y yo tuviéramos mas unión antes de emprender el vuelo que me llevo del bosque hasta llegar al lago, ese lugar también se presento cambios ya que el otro anillo que llevaba conmigo comenzó a reaccionar de una vez aunque esta oportunidad la caja había cambiado de lugar estaba entre dos piedras juntos delante de los botes.

 

Así que tome el bote esta oportunidad si pude avanza por medio del lago hasta que llegue donde había una gran puerta pero esta era diferente, con unas condiciones especiales no tenia como abrir, solo había una daga, así que entendí la necesidad de hacer un sacrificio si era mi deseo poder pasar, ya el tiempo se acaba así que no lo pensé rápido antes de dudar ya una herida abierta en mi brazo izquierdo había algunas gotas de sangre en la daga que tenía en mi mano derecha, ya con el precio pagado la puerta la abrió así que avance esta vez estaba en una zona montañosa junto al resto de la clase, en eso fue que entre el dolor recordé que aun tenia poder uzza que no había utilizado era el curación como yo ya poseo algún conocimiento en primeros auxilio me urgía mucho comenzar a usar ese poder, solo necesitaba pasar mi mano sana por la herida el amuleto de curación comenzó a brillar con una luz amarrilla, sentí un poco de calor en la herida, cuando ya había pasado el efecto quite mi mano, no había ni rastro de la herida.

 

Ya todos se habían presentado y ya estaban dando las instrucciones de la siguiente prueba, así que ni me moleste en decir mi nombre apenas podía respirar el cambio de clima y agotamiento me estaba afectando mucho

[Mael Blackfyre]

El aterrizaje de los chicos fue bastante bueno, aunque debía admitir que había sido demasiada tranquila aquella clase. Los chicos se habían enfrentado a más pruebas en los obstácul0s que les habíamos colocado antes de que pudieran llegar a nosotros, asi que no podíamos pretender mucho más. Mi compañero Zack tenía toda la razón con lo que les comentaba, con la práctica se irían acostumbrando a los poderes y les saldría casi naturalmente.

— La magia Uzza no es complicada pero si necesita entrenamiento. Nosotros aquí le enseñamos lo básico: como usar los amuletos y activar los anillos. Como traspasar las cosas con el Salvaguarda y como controlar los animales con el Orbis Bestiarum pero todo depende de ustedes. Asi que esperamos con Zack que practiquen, mucho...

Aquellas palabras fueron casi camufladas por el ataque sorpresivo de los Billywig. Aunque los que estábamos usurpando el territorio eramos nosotros. Los chicos se defendieron y lograron evadirlos, aunque alguno recibieron el pinchazo sin duda alguna. Con un movimiento de mi varita, detuve en el aire a tres de éstos, y solamente tuve que rozar mi anillo de amistad con las bestias para lograr vincularme con los bichos y ordenarles, que se alejaran. Cuando lo logramos, me enfoqué en los chicos.

— No tenemos mucho más para decirles, chicos. Es hora de la prueba. ¡Aquí mismo! —miré a Zack y éste asintió. Yo lo imité. Creo que solamente nos habíamos dirigido la palabra tan pocas veces que estaba seguro que era mejor el silencio. Separamos a los chicos en tres parejas. Y pronto empezamos con las indicaciones.

Todo aquel que lograra pasar la prueba, se vincularía con el libro.