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Thesaurum Venari


Mael Blackfyre
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La puerta flotante lo había dejado perplejo. Jank catalogaba la situación como una de esas que se daban sola una vez en la vida, tan auténticas que ni siquiera la magia convencional podría repetirla. Direccionó su varita mágica hacia ésta, intentando extraer la información suficiente y descifrar su cometido, pero entre las proposiciones de Hades y los cuestionamientos de Elvis no lo consiguió. Era un hecho que la presencia del grupo no estaba prevista ni mucho menos sería alabada, pero con todo y eso no concluía en el por qué de la repentina defensa. El lugar no estaba siendo atacado por la magia de los brujos. Entonces...

 

- Elvis - susurró, aunque temió no ser escuchado, al tiempo que Ishaya traducía lo que la voz sin procedencia relataba - creo que es la caja..

 

En ese instante, el impacto de Leah contra Ishaya acaparó la atención. Jank sostuvo a Libra con aún más fuerza, pero debía admitir que atacar a la nada nunca sería su especialidad. El hombre fue alejándose del grupo, caminando hacia atrás, procurando sumirse aún más en la oscuridad en un vano intento por pasar desapercibido. Pero no fue suficiente. Sintió la fuerza de diez hombres contra su pecho que, con un solo empujón, logró elevarlo seis metros por los aires. Jank no emitió ningún sonido; no quería darles el placer de percibir el miedo humano. Por el contrario, pensó en un Aresto Momentum y amortiguó lo que habría sido una caída mortal. Sin embargo, cuando quiso sostener a Libra, se percató de que ésta se había resbalado metros a su izquierda.

 

- Africano... - murmuró al escuchar el anuncio de su compañero que servía de traductor, arrastrándose por el suelo y encarando al extraño hombre oscuro que caminaba hacia él lentamente, como si supiese lo que pasaría - he pasado mucho tiempo en África y estoy seguro que tú y tu congregación representan un insulto para toda sus tierras... ¡Suéltame, su-el-ta-a-a!

 

El sujeto lo tomó del cuello usando una sola mano. Era huesuda y fría, mucho más terrorífica que la de un muerto y diez veces más dura que la de un vivo. Su cuello empezó a tronar, y supuso que las patadas y golpes que propinaba a su cuerpo no ocasionarían ningún tipo de cambio. Se acababa el aire. Echó una ojeada a Leah, quien usaba hielo para defenderse, y después fijó la vista en Ishaya, quizás en busca de auxilio. Sin embargo, no fue él quien le dio la respuesta, sino los poderes procedentes de su clan que el paladín utilizaba para defenderse. Saya les había prohibido, en su momento, usar hechizos de la orden oscura fuera de las misiones que defendían a la misma. Y en ese caso, abogaría por la preservación de la vida de un Oscuro más.

 

Jank, apunto de perder la consciencia, apretó las manos de su agresor con las suyas. Éstas empezaron a flaquear al tacto, haciendo el preludio de un temblor en el cuerpo del extraño que terminó en un grito gutural. Al cabo de unos segundos, terminó por soltar a Evans y apartarse hacia atrás con desesperación. Los huesos a los que podía considerar dedos se tornaron de un azul oscuro, tan intenso y volátil que empezó a propagarse por todo su cuerpo en cuestión de parpadeos. No tardó en caer al suelo, totalmente congelado. Jank se apresuró en levantarse y tomar su varita, posando su mano desocupada sobre su cuello para usar el mismo hielo en función curativa. Sus poderes como Maestro de Espadas le permitían elaborar muchas hazañas, aunque aquella no era del tipo que se relataban a menudo. Dudó que el atacante estuviese muerto después del ataque; después de todo, tal vez siempre lo estuvo, pero al menos lo detendría lo suficiente.

 

Una vez de pie, se dispuso a actualizarse. Observó tres cuerpos calcinándose producto del fuego creado por Leah, colocando al elemento caliente como la primera opción para combatirlos. Jank se acercó al "campo de batalla", esta vez asegurándose de que libra no fuese a parar a ningún lugar. Los cuerpos encapuchados y poco detectables los asechaban con premura y, según los alaridos que solo Ishaya podía comprender, solo la muerte acabaría con sus ataques.

 

- ¡Incendia Din! - vociferó el hombre, haciendo que la punta de Libra tocara el húmedo suelo. Llamaradas azules y moradas se dispersaron por éste y envolvieron tres "entes" en un círculo perfecto que se iba achicando cada vez más. Si intentaban salir de cualquier modo, incluso traspasándolo, serían afectados drásticamente. Giró la vista hacia su espalda, consiguiendo dar con dos objetivos en dirección a Elvis. Jank apretó el puño derecho, el que estaba libre de la varita, y gritó un: "¡Terreus!". Eso logró que cuatro látigos de tierra aprisionaran a dos atacantes por los pies, inmovilizándolos y jalando sus cuerpos hacia abajo. A pesar de que el poder de Jank superaba muchas barreras conocidas, su energía no era infinita, y la magia ejercida terminaría por debilitarse lo suficiente par dar paso a la derrota. El grupo no resistiría para siempre.

 

- ¡Leah tiene razón! - alcanzó a decir, apretando sus dientes, delatando así el increíble esfuerzo por mantener los dos hechizos funcionando al unísono - ¡Hay que deshacernos de la maldita caja!

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Jank se unió al grito de guerra de aquella extraña batalla, algo que me alegraba porque indicaba que ahora éramos cinco los que defendíamos el sitio, contando a mis dos clones; tal vez si el conocimiento que hubiera cursado hubiera sido el de defensa contra las artes oscuras, lo hubiera aprobado en ese momento por todos los conjuros que estaba lanzando en esos momentos, sin embargo mi poca ayuda con el lenguaje Zulú que alcanzabamos a escuchar, podría decir que tenía una fuerte ayuda en esos momentos.

 

- Ukufa acwilisiwe, ukufa kuyinto isijeziso ukuhaha...

 

De nuevo aquellas voces lejanas, rápidamente aproveché la escoba voladora con la que habíamos llegado para subirme en ella y acelerar hacia la fuente de aquellos murmuros, esquivando rápidamente los ataques que me estaban siendo lanzados, teniendo a mis dos clones cubriendo mi salida. En el camino pasé al lado de Jank al cuál ayude lanzándo un incarcerús hacia su agresor para que tuviera tiempo de respirar.

 

- ¡Siguen hablando de muerte, Elvis! - Le gritaba a nuestro profesor. - ¡Ahora dicen que es nuestro castigo por avariciosos!

 

Esquivé uno de nuestros enemigos y encontré, a unos veinte metros, una sombra que se movía en la oscuridad, únicamente pude etectarla porque sostenía algo que brillaba.¿Un báculo? No lo identifiqué a tiempo, alcanzó a esconderse antes de poder llegar hasta donde se encontraba cuando salieron dos entes sin vida a defenderlo de la nada.

 

Los estaba controlando, los estaba invocando.

 

Al momento de esquivar su ataque, se me cayó algo de entre mis bolsillos, una profecía que había estado cuidado desde hace ya un par de meses y que, al estrellarse contra el piso, dejó escapar una imagen hacia el cielo, perfectamente visible para todos mis compañeros de clase.

 

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Editado por Ishaya

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Guardo silencio y espero, no había reconocido aquella extraña lengua pero supuso que Elvis podría hacerlo, él impartía la clase de Idiomas, claro estaba, no era como el señor Crouch que hablaba más de 150 lenguas, o quizás sí, Él jamás se había dispuesto a saber mucho de su jefe. La varita seguía en sus manos, se había parado frente a Mery por si tenía que cuidarla y evitar que algo le pasara. Unos minutos después ishaya había encontrado la traducción de aquello. Una advertencia.

 

-Pero no queremos riqueza así que deberíamos poder pasar tranquilamente –dijo sin más- lo que deseamos es devolver esa caja a dónde sea que la hayan sacado o a donde debería estar, es todo –negó con la cabeza- pero supongo que esas cosas no nos entenderán ¿o sí? –pregunto a Elvis.

 

Pensó en lo que dijo Elvis, ¿Qué conocía de aquella zona?, ¿habría un cementerio, mausoleos o había sido anteriormente una zona de guerras y de derramamiento de sangre?, quizás a eso era que se referían pero aun así, no buscaban riqueza. Estaba tenso aquello no le estaba gustando nada. Lo mejor era intentar avanzar o salir de allí. No era cobardía, simplemente era instinto de supervivencia.

 

-Todo depende de la historia de esta zona –le dijo al Gryfindor- ¿esa persona no te conto alguna otra cosa? –preguntó.

 

El ragnarok se sorprendió ante lo sucedido con Leah. Si aquellas cosas eran sombras invocadas no iba a funcionar nada de lo que estaban usando, había luchado contra ellas y sabía perfectamente lo poderosas que eran, las habían logrado derrotar una vez pero allí no había nadie de aquella época y el solo podría mantenerlas ocupadas hasta que los demás pudieran escapar. Pensó en usar las semillas de hielo pero sabía que no serviría si aquellas cosas eran ofuscables, además eran criaturas oscuras, y usar sus dotes y hechizos mortifagos no estaba en discusión. No había pasado tanto tiempo con aquella mascara para dañarlo por culpa de una tonta clase.

 

-Esto se está saliendo cada vez mas de control, Mery no te separes de mi –dijo el cainita- maldición, que es lo que tiene esa caja que ni siquiera podemos pasar de este punto –comento el cainita.

 

Escucho lo que dijo Ishaya y se enfureció aún más.

 

-Pues deberían decirles que no queremos riquezas –dijo en tono molestó- se supone que ustedes saben idioma, ¿Por qué no les lanzan esa caja y listo?

 

El ataque de aquellas cosas era inminente, debían combatirlas fuera como fuera.

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El único problema de aquel cartel era, en sí, que apoyaba la idea de lo que había publicado en El Profeta hace algunos días acerca de mi apoyo a la Orden del Fénix. No, nunca mostraba que era parte del bando, era cuidadoso, sino que aprovechaba la ocasión para que pudieran entender los ideales que defendía desde hace varios años atrás.

 

Uno de mis puntos a favor era que en esa clase se concentraba en realizar el curso de un conocimiento especial, nada que realmente nos pusiera en peligro a mí o a mi familia ya que la universidad tenía un conjuro para que ese tipo de hechizos quedarán olvidados en la mente de mis compañeros.

 

Ahora me encontraba en la búsqueda del mago que seguía conjurando los entes que seguían atacándonos, mientras que Elvis regresaba la caja extraña a su lugar de origen. Después de varios minutos todos habíamos entendido que la lucha en ese sitio era más por confusión que por otra cosa, por ello Leah y yo habíamos levantado una defensa en su momento a pesar de que nuestras personalidades no congeniarán.

 

Muchas veces me pregunte el pique que tenía con los Ivashkov, su manera de actuar, su forma de responder ante las acusaciones y, sobre todo, la temple ante las amenazas. Tal vez, y solo tal vez, si nuestra moral no interfiriera en la relación, podríamos llegar a ser aliados... Lamentablemente no podía ser cierta esa situación, ellos eran mortifagos revelados aunque la sociedad no lo entendiera, y yo, yo era un defensor de la vida, su enemigo natural.

Editado por Ishaya

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Guardó silencio, ¿para qué hablar o dar su opinión cuando la situación estaba tan grave? Suspiró y se escondió mejor detrás de Hades, sin duda alguna no se movería de allí, y que la llamaran cobarde si querían, pero su vida estaba por encima que la de cualquiera de los que estaban allí. ¿Y ahora hablaban en un idioma desconocido? Abrió sus ojos y asomó su cabeza por un lado de Hades, había estado oculta y un tanto ausente desde que su hermano le dijo que no se despistara de donde él estuviera. Enfrente de estos había unas sombras, las cuales daban bastante mala espina. Estas, según habían dicho Elvis e Ishaya, habían lanzado una advertencia.

 

Alzó sus cejas y sonrió de forma torcida, a unas malas podía salir corriendo en dirección contraria y dejar allí a sus compañeros y profesor, le importaba bastante poco aprobar o no cuando se trataba de su seguridad, aunque luego recordó que allí estaba Hades, el cual la protegería sin pensarlo, además de Elvis Gryffindor, el profesor. No se dio cuenta de que mientras pensaba todo aquello había dejado de respirar por unos segundos.

 

¿Qué decía ahora Hades de la historia de la zona? Puso una mano en su frente y cerró sus ojos. En aquel mismo momento se había prometido no volver a desconectar en una situación tan grave durante tanto rato, ahora no sabía que estaba pasando, bueno, no del todo.

 

- Esta chica está loca –susurró cuando vio como Leah comenzaba a lanzar hechizos, ¿qué se creía que iba a vencer a aquellas sombras con hechizos normales? Suspiró y agarró su varia con más fuerza que anteriormente, incluso sus nudillos se habían tornado blancos.

 

De un momento a otro casi todos sus compañeros se encontraban lanzando hechizos, ¿qué no se habían dado cuenta de que no servía de nada aquello? Quiso soltar una carcajada justo cuando se volvió a escuchar aquellas veces en el idioma extraño. Abrió sus ojos y tragó un nudo.

 

- ¿Tú te crees que estoy loca y me voy a poner delante de esas cosas para que me maten, Hades? –dijo la pelirrosa un tanto molesta por lo que su hermano le dijo. Era obvio que no se iba a alejar un milímetro de él, si Leah o algún otro quería morir era su elección, pero ella no iba a ponerse a lanzar hechizos e intentar despistar a las sombras para que Elvis dejara la caja donde debiera, y ahora que se paraba a pensarlo, ¿qué hacía el Gryffindor que no soltaba de una vez aquello?

 

Afirmó con su cabeza justo cuando Hades comenzó a hablar, sin duda alguna dijera lo que dijera el llevaba razón, además, ¿Ishaya no estaba allí para aprender idiomas? Pues aquel era el momento perfecto para poner en práctica aquello y así salvarles el culo.

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En todo nuestro alrededor había movimiento de más. Hasta el momento, solo habíamos tenido una extraña sensación como un par de ojos curiosos que observaban desde un rincón tan oscuro como aquella noche. Pero la caja había vibrado, como miles de serpientes que intentaban encontrar un pequeño agujero donde escapar. Mis ojos nos dejaron de posarse allí dentro. Mis dedos no se movían, mi cuerpo estaba paralizado y un temblor, que solamente yo sentí, hizo emerger aquellas diez figuras.

El grupo se estaba defendiendo como mejor podía, y si hubiera estado dentro de mis cabales, seguramente me habría unido a la defensa para ver como podíamos salir. Pero algo me hacía fijarme en la caja, en leer aquellas runas que por cuenta propia ni siquiera entendía. La caja volvió a vibrar y centelleaba con una luz azulada cada vez que los alumnos se deshacían de uno de esos seres. Eran fantasmas. Espíritus guardianes de la caja.

"La caja. Elvis, la caja. Muerte" aquellas palabras llegaban a mi mente como si las estuviera pensando, pero eran simples extractos de lo que los chicos intentaban comunicarme. La maldición de aquella caja era mucho más que la aparición de esos espíritus, no solamente querían la caja, querían el cuerpo de todos los presentes aunque éstos estaban dando batalla.

Thesaurum Venari. Thesaurum Venari —repetí regresando sobre mi mismo. Una luz hizo levantar la mirada para ver como una de las capas que envolvía a la figura se prendía fuego—. No son los fantasmas. Tenemos que encontrar al dueño de ésta caja —allí pude entender que el mismo que nos había pedido que nos deshiciéramos de la caja, era el culpable de porqué nos había enviado allí. Se había pensando que las Artes Oscuras podrían haber sido devastadoras cuando se trataban de otra lengua, pero no nos daríamos por vencido.

 

De una buena vez pude deshacerme de la caja, soltar mis dedos que parecían pegados a ella. Dejé la caja en el medio del suelo, en medio de todos nosotros, Hades y Mary estaban por un lado, mientras Ishaya y Leah por el otro y Jank por la retaguardia. Las pocas figuras que habían, se estaban encargando de desconcentrarnos, de que no miráramos más allá de ellos. En todo momento, el anillo Uzza que me alertaba sobre los enemigos cercano brillaba todo el tiempo.

 

Debemos hacer algo. ¡Maldito, sal donde estés! —no sabía realmente que hacer. Esa caja era una especie de objeto peligroso que dominaba a cualquiera que la tocara. Estaba seguro que no lograríamos destruirla fácilmente. Y por más que acabáramos con todas las figuras encapuchadas, podrían aparecer más. Saqué mi varita, mi cabeza empezaba a actuar por cuenta propia. Alguien había logrado llegar hasta mi y darme ésa caja sin que quisiera. Me habían utilizado para llegar a los alumnos, llevarlos a ése sitio y meternos en un problema. No había pasado nada grave, pero podría haber sucedido. Movi una, dos y tres veces mi varita, lanzando haces de luces rojizas, que impactaban en las figuras para retroceder. Algo teníamos que hacer para apagar la caja.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Miró todo su alrededor, al final aquellas sombras comenzaban a desaparecer, aunque parecían que por cada una que sus compañeros hacían irse, aparecía otra. Suspiró con pesadez, maldito el momento en el que decidió inscribirse a esa clase, jamás en su larga vida volvería a ir a una citación de aquel tipo.

 

Observó la caja que tenía Elvis en sus manos y quiso acercarse a darle una muy buena patada para lanzarla lejos, junto con aquellas sombras del demonio pero, ¿aquello eran destellos azules? Abrió sus ojos de par en par y su boca se formó como si fuera una "o" casi perfecta. Aquello era más raro que nada de lo que había visto, bueno, o que casi todo.

 

Mery casi grita de alegría cuando vio la caja caer al suelo, al fin el Gryffindor había sido inteligente y la había dejado en el suelo, ahora solo faltaba que aquellas sombras la cogieran y al fin desaparecieran de allí pero, al parecer aquello no iba a ser así, ojalá y ella entendiera aquél idioma tan raro, así al menos estaría al tanto deque sucede.

 

- ¿Enserio crees que porque lo llames maldito y le digas que salga, aparecerá? -preguntó la pelirroja incluso algo molesta. Era algo más que obvio de que no aparecería el que estaba organizando todo aquello solo exclusivamente porque Elvis lo llamara, otra cosa sería si fuera para eliminar a todos los presentes. Frunció el ceño, no, no quería morir, mucho menos por aquello-. ¿Por qué me metí en este lío? -dijo en voz alta, no l importaba lo más mínimo lo que los demás dijeran, así la llamaran cobarde.

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<<¡Al fin reacciona y reacciona confundido!>>

 

Había logrado escuchar la voz de Elvis, nuestro guía en esa situación crítica, justo cuando esquivaba otro de los ataques de los entes que protegían a la persona que nos estaba atacando. Ya había localizado al mago, lo estábamos persiguiendo y el Gryffindor apenas lo hbaía captado; así mismo mi compañero Jank estaba sumido en la defensa de las criaturas, sorprendiéndome ante ello porque ostentaba un rango más alto que yo en la Orden del Fénix.

 

Maldije un momento antes de lanzar otro conjuro contra los entes, un desmaius para que se alentaran en sus acciones, y maldije porque no me quedaba de otra más que acudir a la aliada menos creíble en esos momentos.

 

- ¡Ivashkov! - Grité mientras retomaba mi vuelo en su dirección, en diagonal por donde se había escapado el extraño mago - ¡El culpable se fue por allá, debemos de atraparlo!

 

Sabía perfectamente que ella no se subiría a una de las escobas, pero podría entender mi plan de generar una distracción lo suficientemente grande como para confundir a sus entes malignos y que, de cierta forma, revelara la ubicación exacta de nuestro enemigo. Algo que podría salir mal, claro, pero debía de arriesgarme.

 

- ¡Enginakho le ngcebo kuze kube phakade!

 

Grité con todas mis fuerzas mientras sacaba de mi monedero de piel de moke una caja parecida a la que traía Elvis, pero no era la misma, esta contenía unas simples pociones caseras que llevaba conmigo a todas partes porque era una persona demasiado neurótica y no podía dejarlas en casa. Al gritar "yo tengo el tesoro para siempre", o intentar dar a entender eso, logré mi objetivo... y ahora me encontraba en problemas.

 

Si antes las criaturas se veían peligrosas, ahora no eran para tomárselas como juego. Comenzaron a crecerles alas en su espalda y una a una levantaron vuelo hacia a mi porque, obviamente, no podían llegar hasta esa caja mientras estuviera encima de la escoba, pero también dejaba vulnerable al mago que las conjuraba, revelando su posición, solo esperaba no haberme equivocado con Leah y que lograra capturar a ese mago.

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