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Estudios Muggles + Transformaciones II


Matt Blackner
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Me eché a reir pues Sagitas había osado "robarme" el granizado para luego comenzar a quejarse de qeu estaba demasiado frío.

- Sabes qeu se llama granizado porque es una bebida a medio congelar, verdad? - me burlé un poco de ella. Aprovechaba si, pero en aquel momento no solo compartíamos clase...

 

Aquello era un reto y ninguno de los dos se negaba ante uno. Sagitas me había picado asumiendo qeu no sería capaz de dar mi clase de transformaciones en medio de un centro comercial muggle, lo qeu ella no sabía es que aquel entorno era un gran lugar donde practicar con nuestros hechizos, de no ser por todos los muggles qeu rondarían por la zona.

 

Sorbí un poco de granizado mientras observaba el goteo de alumnos que comenzaba a llegar. Al final íbamos a tener una clase de lo más concurrida. Comenzaron llegando los alumnos de Sagitas, asiq eu dejé a Zurin con mi madre mientras yo recibía a Seba y Darla. La prima y mi ex compañero llegaron juntos. Di un abrazo a la pelirroja y estreché la mano de mi antiguo jefe. Apenas pude saludarlos cuando Anne también hizo acto de presencia, seguida por más alumnos de estudios muggles.

 

- Genial! Chicos, bienvenidos a la clase de transformaciones y estudios muggles. Nosotros por supuesto nos centraremos en la parte más mágica del estudio, aunqeu debo decir qeu los muggles poseen cierto encanto práctico que resulta mágico. - dije a mi grupo. - Aun falta @@Binny Evans para que esté todo el grupo, pero aun asi creo qeu podemos empezar...Como ya os habréis fijado, estamos en un entorno muggle. Nuestra clase va a ser toda una aventura.

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Sonreí ante la pregunta de Darla cuando ingresábamos al ascensor muggle, tras varias personas más, eso era una lástima la verdad la caja metálica me traía varios recuerdos de la época en el ministerio, y los múltiples encuentros que habíamos tenido con mi novia, en los momentos que aún no éramos novios, cuando recién nos reencontrábamos, o cuando trabajábamos en distintas oficinas.

 

Pulse el botón hacia el cuarto pisos tras pedir permiso a un chico que se había apoyado al costado donde estaban, tal cual como otro de los números estaban iluminados, el que nos llevaría a nuestro destino también se prendía, me acomode en la parte trasera del elevador, acariciando la mano de mi amada, no estaba seguro si ella ya había viajado en uno de estos.

 

-No son iguales, aunque así lo parezcan- dije en un susurro a la Potter Black, -Lo que sí, ves el botón rojo bajo todos los demás- seguía susurrando en su oído solo para los dos, -si lo aprietas esto se detiene- sonreí travieso por un instante, -Esperemos que cuando termine todo esto vaya vacío, o ya veremos cómo vaciarlo- tras eso deposite un beso en la mejilla de mi novia.

 

Salí tras de la bruja tomados de la mano, buscando con lo miraba al que sería nuestro profesor, aunque por lo que notaba Darla ya sabía más o menos donde seria, camine junto a ella hasta donde me indicaba.

 

Cuando ya estaba llegando casi encima de todos logre ver el rostro de Matt, cerca estaba Sagitas, además de algunos alumnos más, eso me desorientaba un poco pero seguro sabríamos que pasaba, estreche con gusto la mano del Blackner, -Mucha tiempo sin vernos- dije este.

 

Las palabras del que sería nuestro profesor indicaban que aún faltaba una alumna más, por el nombre que señalaba era Binny, al menos un nombre conocido, además parece que en la otra clase estaría Mia, también compañera de bando. Al resto de las personas no las conocía, al menos no en persona, Anne creía haberla visto por el ministerio en mis tiempos de jefe ahí.

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Las insinuaciones de su novio, recordándole tiempos pasados en el ascensor desierto del ministerio y proponiéndole probar luego suerte en el del edificio muggle habían hecho ronronear al oído de Seba a la Potter Black. Si él pensaba que tras la clase ella olvidaría la propuesta estaba equivocado, aunque, conociéndolos a ambos, sabían perfectamente que no era un juego, excepto, claro, que era el juego amoroso que siempre había entre ellos dos.

 

--Le tomo la palabra Señor Granger --dijo Darla a Seba antes de bajar del ascensor, para luego encaminarse hacia donde los esperaban Matt y, para su sorpresa, también Sagitas, ¿tomaría ella también la clase?

 

Sin embargo, tras el abrazo con Matt, el misterio se develó, serían dos clases las que se impartirían en el lugar. Y cada uno de los patriarcas de la Potter Black estaba encargado de una distinta. Darla saludó con un gesto de mano a su tía que ahora estaba acompañada de Zurin y su novia, Valentina y de una muchacha a la que ella no conocía, mientras que al grupo de Matt se había unido Anne, su compañera de bando y Warlock del Ministerio. Sin poderlo evitar presionó con amor la mano de su novio entre la suya, buscando protegerlo de tanto mortífago suelto. Aunque, si se ponía a pensar, eran más peligrosos los muggles ante los cuales deberían blandir sus varitas, con disimulo.

 

--Amor --dijo señalando a Anne --te presento a Anne Gaunt, miembro de los Warlocks --a punto había estado de meter la pata --Anne, él es mi prometido, Seba Granger --en su voz se notaba el orgullo y la felicidad por el hombre que la acompañaba y compartía con ella la vida. Solo quedaba esperar ahora la llegada de la tal Binny, su nombre le resultaba familiar pero no estaba segura. Mientras esperó a que Matt les indicara por dónde comenzar.

Editado por Darla Potter Black
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- Bueno, a pesar de que falta @@Binny Evans por unirse a la clase, creo que podemos ir empezando, al menos con la teoría. - dije a mi grupo. Sagitas mientras tanto conversaba con el suyo. Había estado en su misma situación unos meses atrás, asi que imaginaba qeu estaría explicando los principios básicos, asi como demostrando su tremendo entusiasmo con los muggles.

 

- La transformación se trata, básicamente, de cambiar el aspecto y la forma de lo que nos rodea. La mayoría de la gente lo considera magia de lo más básico, ya qeu desde pequeños es algo qeu aprendemos a dominar. Supongoq eu el hechizo morphos no será desconocido para ninguno de vosotros, ya que se utiliza a diario. Pero esta materia va mucho más allá.

 

Alcé tres dedos de mi mano derecha para comenzar a enumerar.

- En la transformación se cuenta con tres niveles de magia, el primero se basa en el cambio de un objeto en otro, el segundo, de un objeto en un ser vivo, y el último, en la transformación de humanos. La dificultad aumenta según el nivel. Para dominarlas, lo necesario es la concentración, tener bien claro lo que queremos transformar y en que.

 

Me eché a reir.

- Como véis, vamos a tener un poco complicado practicar en este lugar, pero estoy seguro de que lo conseguiremos. Empecemos por los principios básicos de la transformación; conocéis las leyes de Gamp? Podéis nombrar alguna?

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Poco a poco, llegaban los alumnos al centro comercial que había escogido para el reto con Matt. Éste se burlaba de mí y le saqué la lengua justo cuando vi llegar a Darla y a Seba, junto al resto de alumnos. A ellos los conocía personalmente, pero a los otros dos (parecían parejita) no los había visto nunca. Creo...No, espera, la chica era también profesora de Conocimientos...

 

También reconocí a Anne, la Directora de la Universidad. La saludé cordialmente porque, estando ella, el Reto con Matt se volvía mucho más interesante. Si lo hubiera sabido, que ella era una de las alumnas de Matt, tal vez me hubiera pensado el hacer apuestas con mi hijo.

 

-- Bueno, bienvenidos a todos, sobre todo a los tres alumnos que se han arriesgado a tomar la clase de Estudios Muggles. Quiero que me juréis que, a partir de este momento no podéis usar la varita. Será mero adorno. No me obliguéis a requisárosla. Espero poder contar con vuestra cooperación.

 

Lógicamente, no podía exigir lo mismo de los alumnos de mi hijo, pero esperaba que tuvieran el buen tino de no enseñarla libremente. Matt ya había empezado su clase, aunque le faltaba una alumna. Levanté la mano, animada.

 

-- ¡Yo! ¡Yo sé eso de las Leyes de Gamp! ¿Puedooooo...? -- pregunté de forma inocente, antes de soltar una carcajada. Primer punto para Sagitas, incordiar en la clase de mi hijo, algo que me encantaba. -- Recordar, todos los alumnos, que estamos ante muggleosos que no nos escucharán en medio de este centro recreativo tan ruidoso, pero aún así, hay que extremar las precauciones. Podemos hablar más o menos libremente porque el que más o que menos, en este lugar, es un muggle frikie y ama series de ciencia ficción, de terror, fantasioso... Por ejemplo. Aquel chico de allá lleva una camiseta del Dr. Who, aquella chica va vestida al estilo gótico y aquellos niños están jugando en una maquinita de videojuegos que matan a zombies. Aquí no destacarán nuestras conversaciones sobre magia, estar seguros. Pero una cosa es hablar y otra efectuar magia delante de ellos. Está penalizado por la Ley Mágica.

 

Sonreí de forma pícara, echando una mirada a Matt. Aquí estaba nuestro reto, enseñar Transformaciones mágicas delante de los muggles sin violar la Ley del Secretísimo.

 

-- Bueno, alumnos. Mr. Zurin, Valentina y Mia... Supongo que conocéis la Ley del Secreto de la Magia, ¿verdad? Tomar, os dejo un pergamino, aunque en resumen, se prohíbe todo acto de magia delante de muggles que revele que la magia existe. -- Otra mirada divertida hacia Matt. -- La pena es muy dura y contempla incluso una estancia larga en Azkaban. Los Guarlos tienen mucho cuidado en aplicar estrictamente la Ley de la Confederación Mágica Internacional.

 

Mr. Zurin... ¿Dónde había oído ese nombre? ¡¡Demonios desdentados!! ¿Él no era un Warlock de los más altos del Ministerio? ¡Ay, mi madre, por poco le había faltado al respeto!

 

-- Que hacen muy bien los Guarlos en hacer cumplir la Ley, por supuesto... -- me escudé en otra amplia sonrisa. -- Bien, como decía, estamos ante un centro de ocio de los muggles. En realidad, es un lugar muy divertido, no sabrán usar la magia, pero tienen unos videojuegos de alta calidad de imagen que le dan mil vueltas a nuestras fotografías mágicas. A ver, contarme... ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? ¿Habéis ido al Banco a cambiar galeones en libras esterlinas?

 

¿Alguien habría tenido esa idea? Esperaba que mis alumnos hubieran tenido capacidad de reacción, de improvisación, metiéndose en un mundo que normalmente desconocían.

 

-- Sabíais que Gringotts tiene ese servicio, ¿verdad...?

Editado por Sagitas E. Potter Blue

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Es hora de irme, si me quedo más tiempo no dejaré de ver el cuadro de la duquesa. Estoy encantada con ella y a la vez detesto sus carencias. Luce increíblemente hermosa con sus crespos rubios, pero aparte de su belleza no posee nada. Sus hermosos ojos verdes brillan con inocencia y su boca siempre parece a punto de sonreír. Sin una pizca de inteligencia es una obra de arte pintada en una servilleta, es el vivo retrato de una adolescente cabeza hueca.

Pero, ¡ah! que bellos son sus colores y que bellas sus ondulaciones; a la vez, que agrias son sus maneras y que odiosos son los conflictos que sobresalen de su alma. Es carente de la llama de la vida, es un ser que vivió para morir y que se ahogó en maquillajes y vestidos finos. Me causa lástima, aún así quiero saber más sobre ella y sobre Alexander. Ambos tan contrarios pero tan preciados para mi. Sus secretos, son sus secretos lo que busco con tanto afán.

En el castillo empieza a amanecer y los cuadros despiertan entre bostezos, la duquesa me mira con ojos cansados y sé que es el final de nuestra conversación. Será en la siguiente madrugada cuando charlemos sobre el paradero de Alexander, sobre las posibles pistas para reparar el Giratiempo de plata y sobre los juegos en el tiempo. Me despido igual de cansada y ella se ríe detrás del abanico de carey, es nuestro pequeño ritual. Apago la linterna que va colgada en la pared, que a estas alturas es inútil, y me dirijo a mi habitación. Ahí está la nota sobre el inicio de la clase de Transformaciones y no puedo dormir o terminaré inconsciente hasta el anochecer. Tengo más fuerza de voluntad que sueño por tanto me visto con unas botas rojas altas, un short y una campera mostaza.

Llegar hasta la dirección en medio de una ciudad no es difícil, estoy acostumbrada aparecer en los baños de un metro subterráneo y a recorrer esas calles para convivir con los muggles. He descubierto que con el pasar de los años me gusta observar menos y actuar más, por eso sé cómo usar el bus, comprar en los centros comerciales y divertirme en los cines o las ferias. Me agradan los ingeniosos muggles y los respeto muchísimo. Camino decenas de calles ya que tengo tiempo y me pierdo entre el gentío. Llevo dinero apropiado en los bolsillos y en el centro comercial voy directo al puesto de hamburguesas. Pido una de carne, lechuga, papas al hilo y todas las cremas. Me distraigo viendo la sala de videojuegos mientras mastico, aún así una conversación sobre las leyes de Gamp me hace voltear a ver un grupo de aspecto poco convincente en realidad.

 

Tengo que acercarme a ellos, pues reconozco a Sebas y a Anne. Sé de inmediato que todos son magos y trago rápidamente para saludar. Sin interrumpir a nadie, me deslizo hacia el costado de Sebas conservando distancia pues es solo a él a quien puedo hablarle con total confianza, al resto me cuesta saber de quiénes se trata. Veo que está con su novia y sonrío al conocerla por fin. Hago una reverencia muy rápida que pasa desapercibida y sin tantas vueltas les digo:

 

—Soy Binny —me siento algo avergonzada sosteniendo una hamburguesa en medio de ellos, aún así saludo con un gesto sencillo—, llegué hace rato pero no los hallaba y... aproveché a comprar algunas cosas —en realidad, había quedado perpleja mirando los videojuegos de zombies—. Lamento el percance. Sobre las leyes de Gamp abarca la transfiguración elemental, todo aquello que puede transformarse, moldearse, aumentarse pero no producirse de la nada. Como por ejemplo la comida, esta puede agrandarse, achicarse, moverse, transformarse, se puede cocinar con magia inclusive pero nunca ser creada.

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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No había tenido que esperar mucho tiempo hasta que Valentina apareció justo delante suya, ya habían llegado todos los demás alumnos por lo que había escuchado, puesto que no serían clases demasiado numerosas en general. La pelirroja se posicionó al lado del Warlock esperando a que los profesores llamasen a todos los alumnos para sus respectivas clases, pues por lo que había podido saber hasta el momento, allí se encontraban alumnos de Estudios Muggles, la clase que él venía a conocer, y de Transformaciones, impartida por una persona que no conocía de nada.

 

No habrá sido para tanto, exagerada — comentó el chico con una sonrisa burlona, riéndose de la chica sin ninguna mala intención, pues era habitual entre ellos ese tipo de burlas. Acto seguido aparecieron las dos personas que impartirían sendas clases, por un lado uno de ellos se presentó aunque no llegó a escuchar su nombre, pero se trataba del profesor de Transformaciones, por lo que tampoco le influiría mucho. Por otro lado estaba la profesora Sagitas, la cual conocía por ser Directora de un departamento del Ministerio de Magia, en su trabajo como Warlock conocía a los altos cargos de cada departamentos, al menos de nombre.

 

Nada más presentarse, la profesora de Estudios Muggles comenzó a insistir en ciertas pautas básicas que debían cumplir para no ser descubiertos por los muggles, obviamente no podían utilizar la varita, ni tampoco ninguna otra muestra posible de magia. En cambio si que podrían hablar libremente de cualquier asunto mágico, pues en aquel lugar se reunía un público muy entusiasta de lo fantástico e imposible para sus mentes no mágicas.

 

Algo me suenan estas normas — susurró el joven nada más recibir el pergamino por parte de su profesora, era parte de su trabajo conocer al dedillo todas y cada una de las normas del mundo mágica, algunas incluso habían sido escritas por él mismo, aunque llevase poco tiempo en el cargo.

 

No tenía del todo claro si la profesora se encontraba a gusto con la penalización contra aquellos que incumplían estos puntos de la ley mágica, pero dado que se encontraba en una clase de Estudios Muggles prefirió interpretar que si y continuar sin problemas, además, se trataba de una bruja con una carrera muy limpia en el Ministerio de Magia, no existían motivos para dudar de ella. A continuación la misma quiso averiguar como habían llegado hasta allí los alumnos, y si se les había ocurrido la gran idea de conseguir dinero muggle para sobrevivir en aquel lugar sin problemas.

 

En mi caso he llegado utilizando el servicio muggle de metro, aunque tengo que confesar que me he colado detrás de otro de ellos, puesto que no he caído en obtener dinero en Gringotts y no tenía otra forma de montarme, a no ser claro que utilizase magia para abrir la barrera y pasar. Una vez montado he esperado varias paradas y luego he bajado en la de este centro comercial donde nos habéis citado — contestó el mago intentando ser lo más breve posible, no quería acaparar todo el tiempo disponible en la clase — ¿Qué podemos hacer ahora para obtener dinero muggle? ¿O no nos hará falta? — preguntó Zurin pensando en algunos trabajos muggles rápidos como entretenimiento o similares para obtener algunas libras para comer.

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Un pelo violeta muy característico ondeaba acercándose a ellos mientras tonteaba con su chico. Debía tratarse de Sagitas. Sabía que era ella porque ya había visto ese color de cabello tan llamativo en alguna de las instalaciones del Ministerio, probablemente en la Feria de Empleo. Recordaba que era tía de su antiguo compañero de trabajo, Antoni Tonks, y siempre andaba detrás de ella.


Mucho gusto, profesora. Recuerdo haberla visto acompañada de su sobrino Tonks, me ha hablado mucho de usted —comentó tratando de acercarse a ella.


Sin duda, sería curioso eso de no poder utilizar la varita en ningún caso, sobretodo teniendo en cuenta que ya había hecho uso de ella en su primera dificultad. Por suerte, los muggles reunidos allí parecían haberse montado su propio mundo mágico paralelo. Al parecer, les gustaba evadirse de la realidad viendo series totalmente incoherentes con la vida muggle. Valentina había utilizado la televisión con anterioridad, así que sabía de qué se trataba.


Matar zombies... ¿pero qué clase de ideas tienen estos muggles? Parece que siguen inventándose cuentos de hadas surrealistas en los que creer. Pobres... —comentó a su compañero.


A continuación, la profesora habló de ciertas Leyes Mágicas de cumplimiento obligatorio e incluso les entregó un pergamino con ellas para refrescarlas. En él pudo leer una ley que le llamó la atención:


"El encantamiento permanente de objetos muggles debe estar regulado por el Ministero de Magia"


«Maravilloso, ya la estoy liando nada más empezar...», pensó recordando sus andadas en el metro. Tal vez debería volver a él cuando terminara la clase y arreglar las barras metálicas encantadas, por si las moscas. Tan solo esperaba que Zurin no sacara su vena de Warlock y se pusiera demasiado estricto con ese asunto.


Pues verá... —empezó a responder a la pregunta directa de la profesora—, digamos que tal vez hice un ligero uso de la magia en un lugar público... pero vaya, no se dieron ni cuenta —intentó excusarse tanto delante de ella como del Warlock—. Además, bastante caras son las tasas de la Univesidad como para tener que gastar más galeones. El paro no me permite poder tener muchos caprichos —comentó recordando todas las noches en las que había tenido que ser invitada a cenar por su pareja desde que no cobraba ni un knut.


La verdad es que tampoco tenía idea de que se pudiera hacer ese cambio, nunca lo había probado. ¿Necesitaremos libras? —se unió a la pregunta de Zurin.

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Apenas había comenzado a hablar cuando Sagitas me interrumpió, alzando la mano y dando saltitos como una cría emocionada. Me ruboricé un poco mientras le echaba una mirada que cláramente decía "cállate", pero ya se había vuelto hacia sus alumnos, remarcando una y otra vez que según el estatuto del secreto, no podríamos realizar magia ante muggles si suponía un peligro para la magia.

 

Primero olí la carne, y luego me encontré con una hamburguesa que levitaba junto a Seba. Levitaba? no! la sostenía una joven en las manos que parecía algo azorada. En seguida me di cuenta de que debía de ser Binny, mi última alumna. Ahora la clase estaba completa, pues la joven además enumeró la primera de las leyes de Gamp.

 

- Bienvenida a la clase Binny. Llevas razón, la primera Ley se refiere a la comida. En realidad es algo que todo el mundo sabe de una forma u otra. No podemos crear comida de la nada. Lo qeu si podemos hacer... - metí la mano en la bandolera que me colgaba a la espalda. De su interior saqué una hamburguesa idéntica a la que sostenía la recién llegada - Es transformar un objeto en comida. Esto era una pelota de goma, pero si no os lo dijese y lo viérais sobre una mesa, en su cajita de cartón, pensaríais que es una hamburguesa normal y corriente. Tiene el mismo aspecto, la forma, color...incluso huele de forma parecida. Sin embargo, si alguien quisiera morderla lo único qeu se encontraría es goma, y no sabe demasiado bien. - concluí - Se pueden transformar las cosas en comida, pero solo en el aspecto físico, en la apariencia, lo que puede ser útil como cebo. Jamás sería comida real.

 

Aun qeudaban otras cuatro Leyes, pero quería dar la oportunidad a @@Seba Granger y @@Darla Potter Black de enunciar alguna, si es que las sabían.

 

Mientras tanto escuché como Sagitas continuaba remarcando que no podríamos hacer magia de forma explícita, a pesar de qeu en aquel lugar tan ruidoso y lleno de lo qeu los muggles llamaban "frikis" (aficionados a la ciencia ficción y la fantasía, que incluso teorizaban y hablaban de cosas muy locas y divertidas) casi no llamábamos la atención.

 

- Profesora, profesora! - exclamé yo esta vez, imitando su reacción minutos antes - Yo si que traigo libras, si quiere le presto algunas - le saqué la lengua, divertido.

 

"Sagitas 1, Matt 1" pensé.

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Aun me hacían gracia en la cabeza las palabras de mi novia de que me tomaría la palabra sobre el asunto del ascensor, la verdad es que eso es lo que estaría esperando durante toda la clase, esperaba salir con bien de todo lo que se podría venir de una clase con el titulo de transformaciones, mas encima con tantos ojos curiosos que podían tener a veces los muggles, muchas veces los habían sentido cuando me pasaba por aquí o otros lugares, no eran capaces ni siquiera de dejar de mirar a un pequeño perro si les causaba gracia.

 

La voz de la Potter Black me retornaban a la sala de juegos donde estábamos, -Mucho gusto- dije a la bruja que me presentaba, extendí mi mano para saludarla.

 

Parece que Matt estaba entusiasmado con comenzar pronto con sus enseñanzas pues comenzaba con los principios de la materia que nos daría, escuche con atención lo que tenia para explicarnos, además que ya empezaba con sus preguntas un poco raras, trate de repasar en mi mente la ley de la que hablaba alguna vez la había visto en algún libro, o seria en algo mas.

 

Por lo que podía ver mi compañera de bando Binny ya estaba con nosotros, la salude con una sonrisa para no interrumpir al profesor, y era ella misma la que respondía a la primera Ley de esa Gamp que preguntaba Matt. Le señale una silla a Darla para que se sentara junto a la mesa que había ocupado el grupo, luego me senté a su lado.

 

Tras eso el mago nos demostraba la ley, con algo que sacaba de su bolsillo. Igual se veía apetitosa la hamburguesa aunque no era muy fanático de ellas, aunque si me gustaría una papa.

 

Levante la mano, ok esas costumbres de se olvidaban de los años en los colegios muggles, y luego en la academia de magia, -No se si es la segunda Ley, pero recuerdo la que refiere al amor- inhale profundo para seguir, - Simplemente no puede crearse el amor en donde no existe ni un poco de éste- en eso Matt creo que el seguía el juego a su madre, ahora era el, el que llamaba su atención.

 

-¿Siempre son iguales?- pregunte en un susurro a Darla al oír como se molestaban el uno al otro. Creo que esta clase seria un poco extraña para las otras que había tomado.

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