Estudios Muggles + Transformaciones II

[Darla G Dumbledore]

Las presentaciones habían sido rápidas y Matt había pasado directo a las leyes de Gant y Sagitas a las leyes del secreto de la magia, fruncí el ceño, tenía razón, desmemorizar todo un salón de juegos sería difícil y sin embargo. En verdad era como ella decía, cada muggle, grande, niño, joven, estaba concentrado en los suyos, si había parejas, estaban mimándose, como le gustaba hacer a ella con su Seba. Si había padres e hijos, éstos cuidaban de los pequeños que solo prestaban atención a sus juegos. Si había grupos de amigos ellos estaban concentrados en sus charlas y su juego. E igualmente los que están solos tienen unas cosas metidas en sus oídos e ignoran a casi todos, salvo al juego frente a ellos o una pantallita luminosa y de colores en sus manos.

 

Tras una rápida ojeada y estar segura que podrían transformar todo el centro comercial sin que lo notaran, Darla escuchó las palabras de una muchacha recién llegada, cuya hamburguesa hizo estremecer el estómago de la Potter Black, y no precisamente de deseo de comerla. Sin embargo sus comentarios habían sido acertados y así lo ratificó el profesor. La vampiresa asintió mientras las bromas entre los profesores se sucedían y ella sonrió a su novio ante el gesto para que tomara asiento, haciéndolo y esperándolo a su lado.

 

Ya ubicados sus ojos observaron con más detenimiento lo que les enseñaba Matt, parecía era verdad, pero no emitía el aroma que le había enloquecido en la real de la recién llegada. Al menos allí no caería en una trampa, no ella al menos. Tras la pregunta sobre las otras leyes su Seba respondía que otra de ellas era sobre el amor, lo sintió estremecerse y presionó su mano con ternura en su rodilla.

 

--Yo te amo --le susurró al oído y luego agregó en respuesta a su duda --creo que si, las últimas veces andábamos algo en problemas, pero si él salió a Sagitas --miró a la pelivioleta recordándola en un vestido de globos de colores y en los primeros años del circo, con su rana --pues si, no se quedarán quietos --Matt les volvía a prestar atención y Darla carraspeó disimulando.

 

--Bueno, aparte de las excepciones de la comida de la nada que mencionó Binny ¿verdad? y la del amor que comentó mi novio, está también la del dinero, puedes modificar un knut o un sicke pero no crearlos, creo haber leído que se comprobó con el oro de los leprechaund que luego desapareció --Darla guardó silencio, haciendo memoria de la historia que había leído sobre lo que había sucedido hacía muchos años en un Mundial de Quidditch y el susodicho oro leprechaun, con ternura acariciaba la pierna de Seba mientras tanto.

[Matt Blackner]

Seba y Darla habían tomado asiento, con lo qeu señalé otra silla libre junto a ellos para que Binny tomara asiento, colocándome yo frente a ellos, sin darme cuenta que nos estábamos sentando en los asientos junto a la pista de bolos.

- Muy bien Seba, la segunda norma habla del amor, no puede crearse un amor real, aunque existan pociones que engañen a nuestro cerebro. Usando el filtro de amor se crea un falso sentimiento, una sensación que engaña al cerebro y nuestros sentidos para que crea que realmente está enamorado, pero todo eso desaparece en el momento en qeu se disipan los efectos de la poción. Si quisiéramos mantener el efecto debería suministrarse una dosis constante y aun asi, no constituiría un sentimiento real

 

Darla enumeró la tercera, refiriéndose al dinero.

- Genial, Darla, no tengo mucho más que explicar. Faltan dos leyes más: El conocimiento es algo qeu no puede adquirirse de ninguna forma que no sean el estudio y aprendizaje. Por último, los muertos. Aquellos que nos dejan no pueden volver a la vida, es mejor dejarlos donde están, aunque esto no se aplica a los fantasmas debo decir.

 

Tenía varias ideas para las prácticas, ideas gracias al entorno que la propia Sagitas nos había dado.

- Bien, el movimiento de la varita es bastante sencillo. No se necesitan demasiadas florituras ni grandes gestos, solo precisión. - alcé la mano derecha, sin varita. Recreé el movimiento, comenzando desde abajo hice un movimiento de muñeca hacia la izquierda antes de trazar un círculo en sentido contrario a las agujas del reloj, como si fuera el director de una orquesta. - Con la varita es más efectivo, os lo aseguro

 

A continuación, les explicaría los primeros hechizos de la materia:

- Bien, cualquier hechizo ed transformación finaliza sus efectos con un finite, o si aquello que transformamos sufre daños graves. El hechizo más conocido, el básico, es el morphos que sirve tanto en los niveles 1 y 2: transformación de un objeto en otro y de objeto a seres vivos. nunca funcionaría sobre humanos. - dije. -Aun asi, en el primer nivel tenemos varios hechizos específicos: Duro convierte los objetos en piedra, mientras que el glisseo los hace resbaladizos. Incarcifors los transforma en jaulas y por ultimo scribbliffors transforma los objetos en una nube de plumas[/i]

 

Estábamos en un lugar amplio y lleno de cosas con las cuales podríamos practicar siempre que tuviéramos un mínimo de disimulo. Y si además molestábamos un poco a Sagitas....

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja sonrió satisfecha ante la respuesta de su primo. El amor, la comida, el dinero, el conocimiento y los muertos, ufff, los inferis nada que ver y el fantasma de su tío. Bueno, claro que Matt sabía de fantasmas, Darla pensó en ese momento que hacía mucho tiempo que no veía al padre del mago. Apoyó su barbilla en la palma de su mano luego de apoyar el codo en la mesa mientras seguía escuchando y viendo los gestos que éste hacía, a su lado su novio se venía igual de concentrado aunque las manos de ambos se habían vuelto a unir bajo la mesa.

 

Darla se reacomodó, y movió su mano imitando el movimiento que había hecho Matt mientras susurraba una de las palabras que Matt había dicho recién scribbliffors, uff, era complicadita, practicó la pronunciación un par de veces y lanzó un resoplido para luego susurrar a Seba.

 

--Me cuesta pronunciarla, quizás si la practicara --y sin pensarlo casi sacó su varita del bolsillo lateral del pantalón, movió con disimulo la mano, cubierta por la mesa en parte y por sus compañeros y dijo en voz baja una vez más la bendita palabrita scribbliffors --gran error, hubo un suave zumbido disimulado por el sonido bullicioso del lugar pero lo que ocurrió fue mediantamente discreto, o no...

 

--Creo que me salió --dijo la Potter Black con tono de disculpas mientras frente a ellos el par de zapatos que había estado cargando Sagitas en sus manos desde que la encontraron era ahora una nube de plumas que rodeba la cintura y los pies de la profesora de Estudios Muggles y sus alumnos --ehmm... lo siento --susurró Darla mientras guardaba de nuevo su varita.

[Sagitas E. Potter Blue]

Enarqué la ceja, algo contrariada. ¿En serio, yo, había podido olvidar algo tan importante como decirles que acudieran a Gringotts a cambiar dinero mágico al muggle? Era algo natural, como ya estaba acostumbrada, olvidaba que mis alumnos no tenían que tener los mismos conocimientos que yo del mundo muggleosso.

 

-- Veamos, veamos... Mr. Zurin... El Metro es una idea genial para llegar aquí. Los Muggles no saben usar la Aparición ni tienen Red Flu, pero tienen una red de Transportes Metropolitanos que llegan a todas partes. ¡Me tienen maravillada! Nosotros tenemos un Autobús Noctámbulo que nos llevan a todas partes y ellos tienen toda una flota de autobuses dividida por líneas que recorren toda la ciudad y les llevan a cualquier parte. Cercanías, lejanías. Metro, tren, Trenes de grandes distancias, a nivel nacional, a nivel internacional... Guau, son maravillosos estos muggles.

 

Estaba emocionada, siempre que hablaba de los muggles me ponía así. Yo era de las que reconocía que eran gente muy adaptada a su medio, tal vez porque no habían tenido más remedio, al carecer de la magia que hacía todo por ellos.

 

-- Pensar que os adentráis en terreno enemigo. Así, la Primera Norma cuando entras en el mundo muggle: hacerse con planos de sus transportes, metro, autobuses, trenes, aeropuertos... Esos serán vuestra guía en el mundo desconocido. Si se tratara de una guerra, desestabilizar sus medios de transporte son la mejor manera de.... Esto... Perdón, no es una clase bélica, sino de conocimientos muggles. No me hagan caso. Ejem... Sigamos...

 

Me froté las manos, nerviosa. Tener cerca a uno o dos guarlos me hacían perder la naturalidad con la que solía dar las clases. Tenía que medir mis palabras, no quería que pensaran que yo estaba allá para preparar una incursión contra los muggles. Había gente de nuestro entorno que los consideraba inferiores, pero yo no. Para mí los muggles eran un claro ejemplo de supervivencia en un entorno adverso, un ejemplo de adaptación y supervivencia. Estaba segura que si a muchos magos les quitaban la varita, se perderían y morirían en aquella jungla urbana.

 

-- Ahora estamos en una zona cercana a casa y que seguro que más de uno ha visitado alguna vez. Pero poneros en el caso de que queréis ir al extranjero, por ejemplo, a celebrar una boda en Italia o ver las Olimpiadas originales en la Grecia antigua... Para estos ejemplos, lo ideal es contratar los servicios de una Agencia Mágica de Turismo como la mía... Esto... No hago publicidad de mi negocio, quiero decir que en nuestro gremio proporcionamos mapas actualizados de la zona, lugares de contacto para magos perdidos, normas específicas de cada localidad, idioma, costumbres sociales, ropajes idóneos para pasar desapercibidos... A mí me va muy bien el hacerme pasar por una turista boba y ante preguntas peliagudas, suelo aprenderme en todos los idiomas posibles la frase: "Mi no entender tu idiomo". Suele funcionar casi al cien por ciento, toman por excentricidades nuestros actos cotidianos de usar la magia sin poder hacerla y la toman como costumbres propias de nuestro país lejano.

 

¿Había dicho Olimpiadas originales en la Grecia antigua? ¡Miércoles! No delante de un guarlo, no podía confesar que en mi agencia se trapicheaba con viajes no del todo lícitos, como en el tiempo o en el espacio. ¡Si hasta había montado una fiesta sorpresa en la Luna para una petición de mano!

 

-- Ejem... -- Eché una mirada de asesina a mi hijo Matt, pues me lo había devuelto con el tema del Dinero. Me había vuelto a olvidar del tema del dinero. Suspiré, contrariada. -- La norma cero debería ser tener dinero local. -- Me rasqué la cabeza, era un puro despiste. -- Sí, Valentina. Respondiendo a tu pregunta, Gringotts tiene una ventanilla específica para cambiar galeones a la moneda del país o la zona que queráis ir. Hasta os los cambian por gallinas o vacas si vais a una localidad donde la moneda no exista aún y tengáis que usar el intercambio.

 

No, no exageraba. Una vez tuve que pagar con un camello una botella de agua barrosa, porque me perdí en el desierto y... Bueno, esa era otra historia que no les iba a contar a mis alumnos. Gruñí un poco alto en dirección a Matt, porque acababa de decir que, según las leyes de Gamp, no se podía devolver la vida a los muertos. Iba a soltar una fresca sobre esa afirmación pero, en cierta manera, tenía razón. Yo era nigromante y volver a la vida a un muerto conllevaba un intercambio que pocos querrían dar a cambio, así que sólo le hice un guiño antes de volver con mis alumnos.

 

-- Bueno, a lo que íbamos... Un guía local también es contratable. El Ministerio de Magia mantiene vigilados muchos lugares muggles para evitar el uso de la magia en lugares llamativos. Es probable que incluso haya algún miembros del Equipo de Inquisidores vigilando en este centro de ocio. Normalmente, siempre encontraremos cerca de grandes estaciones, como King Cross, o como parte del equipo de seguridad de los grandes políticos de la zona. La reina tiene una Dama de Compañía que es una maga que ya ha evitado un par de atentados contra su figura. -- Mirada de reojo al guarlo que parecía escucharme con atención. -- Si hasta a veces pienso que Babila era un guardaespaldas mago del Jefe de su tribu y que algo le pasó para olvidar sus orígenes... ESto.... Sigamos.

 

Una nube de plumas estalló en el aire. Miré hacia arriba, como tonta, como si fuera a ver allá a pajaritos. Un montón de plumas cayó sobre mí como si fuera confetti. Me quedé con la boca abierta, observando aquellas plumas como tonta, hasta que una cayó dentro y tuve que escupirla. Entonces sentí el "Lo siento" de Darla y fruncí el ceño.

 

-- Eso no está bien, jovencita. -- ¿Jovencita? Pero si Darla tenía como mínimo unos cuantos cientos de años más que yo, desde que era vampira... -- Ahora perderé la fianza de estos zapatos y era un montón de dinero muggle...

 

Pero eso me hizo recordar el tema del dinero y sonreí.

 

-- Dinero... Sí... Yo he traído bastantes libras para todos, así que tomar unas cuantas monedas...

 

Me sacudí las manos, ahora vacías y sin zapatos para jugar al billar. Algo mágico tendría que hacer al respecto para no pagar la multa, aunque no lo iba a decir en voz alta a mis alumnos y a los alumnos de mi hijo. Metí la mano en un bolsillo y saqué un montón de monedas con la efigie de la Reina de Inglaterra en ellas.

 

-- Repartíroslas entre los tres y dar vueltas por los diferentes lugares de ocio de este local. Quiero que miréis cómo se divierten los muggles pero también a los que están trabajando para permitirles la diversión. Quiero que seáis capaces de diferenciar a un muggle por su trabajo, su condición social, su edad, su.... todo... Después tomaremos comida muggle. Yo os espero aquí, bebiendo este granizado.

 

Y sorbí lo que quedaba del vaso de mi hijo. ¡Puaj! Era ya casi agua.

 

-- Recordar, nada de varitas. Sólo jugar en las máquinas tragaperras, conseguir algún peluche, montaros en los tiovivos... Me lo contáis todo a la vuelta.

[Valentina Ricci Yaxley]

Escuchaba atentamente las explicaciones de la profesora acerca de cómo se desenvolvían los muggles a la hora de viajar de un lugar a otro. Parecía bastante emocionada, por así decirlo, pues admiraba el hecho de que sin ninguna cualidad mágica hubieran construido toda una red de transportes tanto a nivel local como nacional o internacional. Parecían verdaderos laberintos, tal y como pudieron observar en algunos planos que mostró brevemente al alumnado. Aún así, Valentina continuaba mostrándose algo desconfiada frente a los trenes subterráneos e incluso a los aviones que conseguían despegar sin ningún Wingardium Leviosa o cualquier otro encantamiento de levitación.

Sagitas continuó con algunas recomendaciones para pasar desapercibidos, sobretodo a la hora de viajar fuera del territorio británico. Esto le llamó bastante la atención, puesto que siempre se había preguntado a qué se dedicaría ese pequeño comercio que titulaba como una agencia de viajes en pleno Callejón Diagon.

—¿Oíste, cariño? —susurró— Una boda en Italia, mi tierra natal. Tal vez podríamos encargarle la luna de miel, ahora que los muggles infectaron hasta las zonas más bellas del planeta.

Momentos después, la profesora tuvo que detener la explicación, ya que las zapatillas que Sagitas cargaba se disiparon para dar lugar a una nube de plumas que llegó incluso a los pies de la chica. Al parecer, el otro grupo de alumnos de la Universidad ya había empezado con sus ansiadas transformaciones. Tan solo esperaba que no fueran expulsados del lugar por perturbar la zona de forma "extraña".

Tras el pequeño accidente, se repartieron unas cuantas libras esterlinas en monedas. Había un montón, sobretodo de color plata, y brillaban como si se hubieran acuñado esa misma mañana. Tendrían que usarlas si querían disfrutar de las ventajas ofrecidas por tantos cachibaches llamativos que se distribuían por el local. Valentina agarró un tercio de un puñado y echó un vistazo rápido a su alrededor. No reconocía apenas nada. En su antigua mansión no se estilaban cacharros de esos.

—Vaya, Zurin. Espero que tengas una pequeña idea de por dónde empezar. Esto parece inmenso.

Entonces pudo distinguir entre el gentío una máquina bien alta con un letrero luminoso donde se leía "Atrapa y gana". Eso sí que le sonaba, concretamente de las ferias de su pueblo, a la que sí que acudió alguna que otra vez a una edad temprana. Tras el vidrio, un bonito oso de peluche color aguardaba que alguien lo atrapara. Era color canela y lucía un moño rojo en el cuello. Parecía como si le estuviera diciendo "abrázame" a todo el que se detenía a mirarlo.

—¡Zurin! —llamó la atención del distraído muchacho— Ven, ven, ya se lo que vas a hacer —se acercó a él y señaló el hermoso peluche— ¿No es bonito? ¿Requetebonito? ¿Me lo atrapas? Porfiiiiiiiiii... Así lo abrazaré y pensaré en ti —terminó poniendo ojos de corderito.

[Anne Gaunt M.]

Fueron llegando más personas, y eso ayudó a que su nerviosismo fuera en aumento. ¿Qué tendrían preparado Sagitas y Matt en un escenario con tantos muggles? Si alguien les veía hacer magia... prefería no pensar en qué clase de líos se meterían. Y ella, como co-directora de la Universidad, sentiría aquellos líos con mayor intensidad que el resto de los presentes. Saludó con la mano a Valentina, devolviéndole así el gesto, y luego giró la vista para fijarse en Matt, que comenzaba a introducir la materia que estudiarían en la pequeña reunión mágica que acababa de tener lugar allí. Además, comentó que faltaba Binny. Al parecer, coincidiría con la Evans una vez más.

 

Escuchó entonces una voz muy conocida a su lado y se volvió para encontrarse frente a frente con Darla, a quien sonrió ampliamente. Muchas eran las cosas que habían compartido las dos mujeres en su bando, en la Marca Tenebrosa, al haber estado al frente de uno de los escuadrones de ésta durante mucho tiempo. Miró con sorpresa al hombre que la acompañaba y procuró que la sonrisa no se le cayera, a pesar de que no le agradaba mucho tratar con desconocidos.

 

— Un placer saludarte, Seba Granger, Darla me ha hablado mucho de ti —le dijo, con simpleza, mientras extendía una mano para podérsela estrechar al hombre. Luego se adelantó un par de pasos para poder besar ambas mejillas de su compañera, a la que adoraba especialmente desde que la había conocido un poco más al tener que trabajar codo con codo con ella. Anotó mentalmente vigilar al tal Seba para asegurarse de que su amiga era feliz con él: la obsesión de la Gaunt por proteger a sus seres queridos era algo casi enfermizo, así que ahora el Granger era una especie de objetivo para ella si no se portaba bien con la Potter Black. Aunque a juzgar por los gestos de ambos entre sí, parecían de lo más felices. Captó entonces el saludo de Sagitas, a quien sonrió con cariño. Sería interesante ver cómo impartía sus clases... quizás la visitara en otro mes.

 

Como seguían llamándole la atención, Anne decidió apartar la mirada de la pareja Granger-Potter Black para evitar que pudieran intuir sus pensamientos, y prefirió centrarse en Matt, que volvía a hablar. Leyes de Gamp... la Gaunt buscó en su memoria sobre el tema, sabía que había leído algo en algún momento de su vida. La voz de Sagitas resonó entonces, impaciente por querer responder aquellas cuestiones. Rió por lo bajo y siguió en silencio. Entonces apareció Binny comiendo una hamburguesa, y se presentó para responder al profesor. Anne la saludó con un gesto de cabeza.

 

Matt respondió a sus palabras explicando lo que Binny había dicho extrayendo de su bandolera una hamburguesa idéntica, aunque de goma. La información fue llegando a la mente de Anne, que empezó a recordar lo que había leído sobre todo aquello. Se rascó la barbilla. Entonces Seba habló de otra de las leyes y Anne le observó mientras hablaba para luego girarse de nuevo hacia Matt, que ahora casi parecía ignorar su presencia. Claro, no había abierto la boca prácticamente desde que había llegado, era lo más normal. Se cruzó de brazos y apoyó prácticamente todo el peso de su cuerpo en una pierna, dejando la otra apoyada con el pie adelante adoptando una postura informal y a la vez interesada en lo que explicaba el hombre. Los demás habían tomado asiento.

 

Escuchó el resto de leyes las cuales abarcaban el amor, el dinero, los muertos, los alimentos y la inteligencia. Sí, definitivamente le sonaba aunque con las explicaciones de Matt la información estaba mucho más completa. Mientras Darla susurraba algo a Seba e intentaba pronunciar el último de los hechizos pronunciados por el profesor, Anne puso atención a lo que Sagitas comentaba y su cerebro se detuvo en las palabras "Olimpiadas originales en la Grecia Antigua". Entornó los ojos y la miró fijamente, aunque no estaba del todo segura de que la pelimalva hubiera captado su mirada. Ya hablarían más tarde, seguro que tendrían ocasión. Por su parte, decidió que era momento de poner en práctica las lecciones de su profesor al igual que había hecho Darla.

 

— Veamos... glisseo —murmuró, moviendo suavemente la varita apuntando hacia el suelo. En el intento de ser tan disimulada como la fuera posible, el cálculo fue demasiado improvisado y el hechizo fue a parar a su zapato. Sintió que éste se volvía resbaladizo y se tambaleó peligrosamente, con los ojos abiertos como platos. Consiguió recuperar la compostura y, muy prudentemente, mantuvo el pie alzado como si estuviera a la pata coja. Frunció los labios tanto que estos se convirtieron en dos finas líneas que no dejaba claro si estaba a punto de estallar de cólera o de risa—. Esto... Matt, digo, profesor Blackner... ¿un finite sirve para anular los efectos de estas transformaciones o existe otro medio para hacerlo? Lo digo porque quisiera volver a usar mis dos zapatos con normalidad, um.

[Matt Blackner]

Me encantaba aquella clase. Ya no por la situación en que nosotros, necesitando el uso de la varita para la práctica nos encontrábamos, sino por el hecho de que Sagitas estaba muy tensa, demasiado. Al parecer le había tocado un par de peces gordos del ministerio como alumnos y eso coartaba un poco su forma de hablar.

 

Los chicos me escuchaban con atención, y una vez más fue Darla la primera en tomar la iniciativa. Valiéndose de la mesa como escudo, me di cuenta de qeu murmuraba un scribliffors, a priori el hechizo más complicado de pronunciar, creando una nube e plumas que desconcertó a mi madre, picándola un poco más.

 

- No te disculpes, te ha salido bastante bien. Con estos hechizos lo importante es tu concentración, tener claro lo que quieres, como por ejemplo, en vez de plumas blancas...porque no una gran nube de plumas multicolor? - dije.

 

Hubo un movimiento extraño a mi lado, llamándome la atención. Anne se sostenía sobre una pierna, como si fuera un flamenco, mientras su expresión revelaba cierta incomodidad, aunqeu dudaba si era diversión o por mal humor.

- Ah, bueno... - dije, tratando de no reirme una vez entendí que pasaba. - Si por ejemplo usáramos un diffindo, o causáramos daños graves de cualquier otra manera, eso también significaría el fin del hechizo...pero yo creo qeu prefieres seguir conservando tus zapatos un poco más. Tal vez deberías afinar un poquito más la puntería. - esta vez fui yo quien apuntó con la mano hacia el zapato resbaladizo y murmuró un finite que anularía los efectos sobre Anne.

 

Sagitas había mandado a sus chicos a explorar un poco por la sala de recreativos, para saber como se desenvolvían, mientras yo había dado con el mejor lugar para seguir con nuestras lecciones.

- Alguien se apunta a jugar una partida de billar? - sugerí, poniéndome en pie. Había una mesa libre en un rincón de la sala, pasaríamos desapercibidos y tendríamos buena visibilidad del lugar, lo cual nos resultaría útil. - Además si la profesora de Estudios Muggles no tiene mucho trabajo, tal vez quiera echar una partida con nosotros. Si no tiene miedo a perder claro - agregué, sabiendo qeu asi no se negaría.

[Sagitas E. Potter Blue]

Aquello era una provocación. Digo más, era un PRO-VO-CA-CIÓN, así, en mayúsculas.... ¿Con que me retaba a jugar al billar? Levanté la barbilla en un gesto orgulloso y le sonreí.

 

-- La profesora de Estudios Muggles está más que encantada de darte una paliza con los tacos y las bolas de Billar, querido profesor de Transformaciones.

 

Observé de reojo que Valentina imploraba por un peluchito a su pareja. No veía a la otra alumna, pero la supuse haciendo los deberes que había mandado, con el montoncito de monedas que le había tocado, así que podía permitirme el lujo de perder un poco el tiempo en desplumar a mi hijo.

 

-- El Billar es un juego muggle que requiere gran pericia de muñecas. Yo aconsejaría a todos los que tenga que practicar tus hechizos de transformaciones tan raros que jugaran un rato a meter bolitas en las troneras. Se adquiere mucha destreza de movimientos y conseguirán mejorar su calidad en los hechizos que enseñas.

 

Por supuesto, me iba a lucir, así que en cuanto llegamos a una de las mesas con tapiz verde le sonreí. Tomé uno de los tacos y una de las tizas azules.

 

-- ¿Tus alumnos necesitan que les enseñe la teoría de este juego muggle? Es algo sencillo, bolas de marfil de colores variados que han de entrar en las diferentes esquinas de cada banda. Pero no vale meter la varita dentro del taco. Eso sería trampa... ¿Qué tal si lo hacemos... digamos... interesante...? -- Saqué un monedero pequeño de uno de mis bolsillo atado con un cordoncito rojo. Sonó duro contra la madera superior de uno de las troneras. -- Mil galeones a que dejo sólo la blanca en cuatro movimientos.

 

Miré de reojo a Anne al darme cuenta que ella era una de las Directoras del Centro Universitario. Le sonreí y añadí:

 

-- No es una apuesta; es una clase experimental de deportes muggles de destreza y precisión con meros fines académicos de nuestras clases comunes, con un pequeño aliciente para el que logre adquirirlos sin varita y demostrar los mejores movimientos de hechizos. Juro que es la mejor manera de practicar efectos y giros de muñecas que después favorecerán el manejo ágil y elegante de la varita.

 

¿Sería capaz de creerse toda esa palabrería?

[Seba Granger]

Mi atención estaba en nuestro profesor, aunque a veces no podía no distraerme un poco con las bromas que se hacían este con su madre, la presión de la mano de mi novia sobre mi rodilla podía haber dejado fácilmente que escapara un ronroneo pero lo evite creo que no era el momento, no delante de todos.

 

Sonreí con el susurro de la Potter Black, luego escuche lo que me decía sobre sus parientes, y creía haberlos visto en algo así algunas de las veces que había visitado la mansión de la familia, aunque más que nada conocía mas los establos, quite esos pensamientos de mi memoria para después.

 

La tercera ley que pronunciaba la bruja, la conocía, recordaba haberla leído, además que nos habían enseñado algunos datos de ello cuando había ingresado al banco.

 

Tras aquello Matt detallo un poco más las leyes ya dichas para enunciar las que faltaban, luego siguió con la clase pronunciando los hechizos más usados y conocidos para la transformación, al menos lo eran algunos de los oídos, había uno que no recordaba haberlo escuchado, o al menos en ese momento me parecía un trabalenguas como los que gustaban tanto en el mundo muggle.

 

-Creo que me quede en scrib...-dije sonriendo a Darla mientras veía que sacaba la varita, -Pues creo que salió bien para ti, pero no para ella- trate de no reír al ver las plumas.

 

Creo que luego de los intentos de Darla y Anne, dejaría mi intento para unos minutos más, pensaría mejor que hacer aunque la idea la tenía, hace rato venia pensando en un hechizo pero me faltaba algo.

 

La idea de Matt era buena, aunque para variar un poco desafiaba a su madre a jugar con nosotros, por lo que había notado los alumnos de esta estaban tratando de pasar como un muggle más entre tanta gente.

 

Al pasar por una de las mesas que ya estaban vacías note que había una cajita que me podría servir la tomo con la derecha y seguí hacia la mesa que Matt había indicado, -Cordisfors- susurre moviendo la varita sobre la caja, esta se transformó de inmediato luego se la regale a Darla.

 

-Luego te la lleno de chocolates o lo que mas quieras- susurre a mi chica mientras me ponía a su lado luego de coger un par de tacos de billar, le entre uno a ella, aunque por las palabras de la tía de esta, el juego seria más que nada entre Matt y ella, al menos la primera mesa, apoye el taco en el piso y mis manos en el, esto se pondría divertido, o al menos ella se sentía muy segura de este deporte.

[Matt Blackner]

@@Darla Potter Black @@Binny Evans Anne y Seba hicieron aquel corto camino hasta la zona de las mesas de billar en silencio, seguramente observando el reto que Sagitas me lanzaba. Yo la había invitado, más bien provocado a iniciar aquel juego con nosotros, asi qeu no me extrañó nada la apuesta.

 

- No solo la veo - contesté mirándola fijamente a los ojos, pasando la tiza azul por el taco - Sino que subo la apuesta, quien pierda deberá ocuparse de los establos de la Potter Black durante una semana...con un traje de limpiadora sexy - reté.

 

Dejé a Sagitas esperando una respuesta. Los chicos, ya fuera por conocimiento del juego o por imitación a lo qeu nosotros hacíamos, también habían tomado sus respectivos tacos. Además, tres de ellos habían comenzado a probar los primeros hechizos de transformación (lo asumía por la cajita en forma de corazón junto a Darla, sería cosa de Seba)

 

Por eso mientras mi madre se decidía a aceptar o no la nueva apuesta, decidí que era hora de explicar el segundo nivel de transformación.

- En el segundo nivel de transformación, los objetos pasarán a ser seres vivos y viceversa. Aquí el morphos también es válido, como estoy seguro de que ya sabéis. Antes de nada, quiero aclararos algo: los animales qeu podamos crear no son reales. Se moverán, se comportarán y probablemente emitirán los mismos sonidos que las verdaderas criaturas, sin embargo, no son reales. No envejecerán, no se reproducirán. No sentirán hambre o sed, ni cansancio. Se que hay gente qeu se niega a crear este tipo de animales pero...realmente no sufren al no dejar de ser objetos animados.

 

Quería aclararlo, ya que en otra clase me había surgido una pregunta parecida.

- En la transformación a seres vivos es muy necesaria la transformación, pues un error o duda puede llevar a una mala ejecución y un mal resultado...como una taza con bigotes o un ratón con letras en su piel, pueden resultar graciosos, pero no son un buen resultado.

 

Comencé a colocar las esferas de marfil, tanto ralladas como lisas dentro de un triángulo de plástico, dejando la blanca fuera.

- Los hechizos específicos son el Avifors que transforma las estatuas y representaciones de pájaros en el ave que representan, fera verto hará que un pequeño animal o ave se transforme en una copa de agua mientras que lapifors transforma los pequeños objetos en conejos y el Snufflifors transforma los libros en ratones.

 

Rebusqué en mi bandolera una vez más antes de dejarla en el suelo. Normalmente traía una figurita de madera, un juguete de mi hermano Ithilion que representaba a Drago, el dragón de la PB que yo mismo había tallado poco después de llegar a la familia. Esta vez lo que extraje era una figura de vinilo, un juguete muggle de una serie llamada "Juego de los Tronos" o algo parecido, en la que debían aparecer dragones, puesto que aquello era parte de los objetos relacionados con la serie. Era un dragón negro con ojos rojos que se asemejaba bastante a un ridgeback noruego, probablemente lo más parecido que los muggles podían conseguir.

- Debo decir qeu este es mi hechizo favorito. Draconiffors - dije, apuntando hacia la pequeña figura. Al instante, quel dragoncito cobró vida, agitando la cabeza sobre mi mano. - Como podéis observar este hechizo da vida a las estatuas y representaciones de dragón en aquel qeu representan. Incluso vuela y escupe fuego si el de verdad lo hace.

 

Rei levemente, seguro que Sagitas me mataba.

- POdéis echarle imaginación para practicar chicos, desde aqui no se fijarán demasiado en nosotros. Además, los muggles tienen una interesante tecnología llamada "animatrónica" mediante la cual crean robots muy realistas que se parecen y comportan como animales y seres mitológicos que utilizan para sus películas y series...igual qeu este dragón. - dije, señalando el juguete que había volado hasta colocarse sobre la cabeza de mi madre.