V Gala del Bosque Prohibido

[Tamarindo]

Piespuntis me llevó hasta la luz al lado de un arbol, estaba Indecisa de ir o no, podía ser una trampa, pero mis ganas de ganar las rosas me podía, asi que me acerqué corriendo hasta ese arbol, siempre alumnbrada por mi fiel hadita que apuntaba con los pies emocionada. Creo que tambien quería ganar lo de las rosas... me da que hemos hecho muy buenas migas.

 

Llegue al arbol y me puse a hablar.

 

--¿Hola?

 

--HOla

 

Se escuchó una voz profunda que salia de los alrededores del arbol.

 

--Tienes una rosa para mi?

 

--Eso depende de quien la pide.

 

--Unas hadas quieren conseguir rosas, y he venido a ayudarlas.

 

--Y crees que te la daré sin mas?

 

--Esperaba que si. Mi hada Piespuntis te puede hacer un baile para que contestes la vista.

 

Y el hada, sin que yo dijera nada mas, le hizo un baile, a lo que el ser de queso elemental empecó a reirse, y de entre las raices brotó un rosal con una sola rosa. La corté con un tallo bien largo y me la llevé.

 

--Muchas gracias, señor elemental.

 

Le dije, y volví corriendo con Piespuntis por donde habia venido

[Xell Vladimir Potter Black]

El farolillo daba una luz tenue a aquel ser que descansaba sobre un árbol. Era casi transparente y sus ojos eran muy grandes y oscuros. Intenté ser amable pues quería que me regalara una rosa. El hada que nos iluminaba también parecía contenta. Ello me decidió a acercarme a aquella criatura. Era hermosa aunque sentía algo de miedo.

 

- Perdone, señor..., señora... Ente del árbol... Necesitaría que me diera una rosa para un concu... un concurrido gentío.

 

¡Por poco digo concurso! Tal vez, si sabía que todo se debía a un concurso se negara a darme nada. ¿Querría darme una hoja por una razón tan nimia como divertir a unas hadas?

 

- Por favor, si me diera una hoja de este árbol para conocer su historia... Creo que me sentiría muy feliz y el grupo que me espera en el claro también estaría feliz. - ¿Era suficiente con eso? Esperaba que sí, aunque mejor que insistiera un poquito más. - Nos envía la Custodia del Bosque.

 

Era una mentirijilla de nada pero esperaba con eso que me diera lo que había venido a buscar. La voz resonó con suavidad en el Bosque y sentí algo de remordimientos por mentirle a un ser tan apacible. Tendió su mano y dejó algo dentro de ella. No me atreví a abrirla ni a decir nada, excepto un pequeñito "gracias" antes de salir corriendo.

 

Volví a perderme y, cuando parecía que no sería capaz de encontrarlo, vi la luz del Claro. El hada saltó de alegrí y corrí mucho hasta llegar con mis compañeras.

[Tamarindo]

Tenía agarrada la rosa en una mano, a mi hadita preciosa y bonitosa que brillaba como ninguna (creo que es por su emoción de conseguir una rosa, que estaba reluciente de alegría) en la otra mano, y corria sin tropezar por el bosque hasta que llegué al claro donde estaban algunos o casi todos aun.

 

Solo faltaria que tropezase y aplastase la rosa, o lo que es peor, que tropezase y aplastase a Piespuntillas. Vamos, el chiste iba a ser hacerle el funeral T_T (es ome recuerda que sigo de maraton de series muggles, a dos metros majo tierra... Dato que no viene al cuento)

 

La rosa numero 2 estaba sana y salva, como yo en el claro al fin. Descansé en un tocón a recobrar el aliento, y luego me acerqué a una de las hadas que montaban el jolgorío.

 

--Eh, chata, bonita, mira una cosa. Te traje una rosa, preciosa y bonitosa. Dame un puntico que me acabo de pegar una carrera que ni fuera atleta. Ademas mi hada se marcó un chootis que era para darle un premio. Lo nunca visto.

 

Le enseñé la rosa, pero no sabía si darsela, a ver si luego no me iba a dar a mi el premio o algo. JA!

[Xell Vladimir Potter Black]

Fue sorprendente llegar y ver que Tamarindo también estaba allá con una rosa. La miré con cautela, después miré mi mano cerrada, la volví a mirar a ella y, como si algo me hiciera mucha gracia, me puse a reír. Abrí la mano y una rosa empezó a crecer en ella, como por arte de magia. Era una rosa grande y llevaba un número encima.

 

- ¡oooh, mirar! Encontré la rosa número 3. ¡Mirar qué bonita que es!

 

http://i228.photobucket.com/albums/ee150/sagitaspotter/0b8c07ab-0f4e-4571-b2ba-31664a39352f_zpsjuy9eniz.jpg

 

Tuve que dejar la rosa en el suelo porque seguía creciendo y casi parecía un rosal, en vez de una flor. Estaba maravillada.

 

- Tamarindo, ¿la tuya también crece como la mía? ¿Qué número encontraste? ¿Qué premio nos dais por encontrarla, haditas?

 

Las hadas revoloteaban, sorprendidas de nuestra hazaña. Y es que no todo el mundo se atreve a entrar en el Bosque Prohibido a esas horas de la noche y volver sin que hubiera pasado nada. Entonces recordé que Antoni había preguntado, hacia tiempo, si aún estaría la calavera verde mortífaga en el cielo.

 

- El cielo estaba oscuro y no se veía nada, creo que la Marca Tenebrosa desapareció sin más.

[Tamarindo]

--Ay, Xell, que bien, tu rosa... TU ROSA ES GIGANTIIIISIMA!!!! Mirala que parece que podemos trepar por ella a poco mas. Bueno, vale, que exagero un poco, lo sé. pero mira que grande. La mia creció a los pies del arbol, y simplemente escogí el esqueje de la rosa, pero es la numero 2, tambien tiene el numero ahi puesto. Son rosas mágicas, sin duda. .

 

Estaba tan orgullosa de tener ya una rosa, que no podía pararme ahi, y necesitaba salir a por otra. Me to´me unos cuantos sorbos mas de mi café con leche azucaradisimo, y piespuntis estaba deseosa de salir a por otra rosa. No podía decepcionarla.

 

--Dejo aqui esta rosa, vale, señoras hadas. Pero es mia, eh? lleva mi nombre en el alma (?)

 

Vamos, que estamos petandolo mucho, voy a por la siguiente.

 

Con mi hada eché a correr en otra dirección hacia el bosque, ella me guiaba con la punta del pie, como bien sabía hacer, y dando saltitos. Me estaba adentrando de nuevo en el bosque, con la luz de mi hada, a por otra rosa.

[Sagitas E. Potter Blue]

http://i228.photobucket.com/albums/ee150/sagitaspotter/129b6ff8-f892-45c8-bd96-c95992ac353f_zpsbasmhmy1.jpg Tal vez fue porque llevaba mucho tiempo sin dormir, preparando la gala; o tal vez porque había recogido las adormideras y las llevaba en su bolsillo. O fueron la unión de esos y varios factores más que hicieron que la Guardiana del Bosque se hubiera dormido. Roncó un poquito y el mismo ruido hizo que despertara de forma abrupta. Aún así, tardó en abrir los ojos pues se sentía plácidamente cómoda.

Hasta que sintió un ruido extraño y una conversación más extraña todavía.

 

Cuando decidió abrirlos, la luz nocturna iluminaba lo suficiente aquel claro como para ver a dos de las chicas, a Xell y a Tamarindo, hablando sobre unas rosas. ¿Es que habían decidido plantar más flores? Eso le alegraba. Sin embargo, el revoloteo asustado de las hadas le advirtió que algo pasaba.

 

-- Chicas... ¿Qué pasa?

 

Su pregunta iba dirigida hacia las criaturas aladas pero notó que las manos de las dos muchachas tenían unas enormes rosas. Era extraño... ¿Cuánto tiempo había dormido para que creciera un rosal y diera esas flores tan desarrolladas? Unas sonrisitas, unos aleteos, unas huidas apresuradas hacia los farolillos? Eso le dio mala espina.

 

-- ¡Huy! ¿Qué habéis hecho mientras dormía? Espero que nada peligroso...

 

¿Nada peligroso? La muchacha Tamarindo huía al interior del bosque. La Custoria dio un respingo e intentó detenerla pero estaba aún sentada en el suelo con la espalda apoyada en el árbol y, para cuando se levantó, la muchacha había desaparecido. Se volvió, furiosa, hacia las hadas.

 

-- ¿Qué sucede aquí? ¿Quién más se ha ido al interior del Bosque, haciendo peligrar su vida?

[Tamarindo]

Uff, menos mal que me había ido rápido. A lo mejor oía la voz de alguien refunfuñando de que no podía adentrarme al bosque, asi que nada, creo que pueda que sea la ultima vez que pueda salir a hurtadillas del claro. Un claro, que por otro lado, no tenía aun mucha actividad salvo por lo de ir al bosque a buscar cosas... Si la fiesta allí fuera emocionante, nadie se iria al bosque a jugar con los quesos elementales.

 

--Me apetece queso. Luego veré si hay en algun tocón queso.

 

Piespuntis me llevó hacia otro árbol que tenía una ténue luz, supuse que otro queso elemental estaba por allí escondido, uno con el que podría hablar y pedirle otra rosa.

 

--Hadita Piespuntis. Preparada para hacer cabriolas y conseguir otra rosa?

 

La bichita empecó a dar saltos emocionada en el farol... levantó el pie para apuntar hacia el arbol con emoción imperiosa. Eso era que estaba preparada.

 

--Hola? Señor elemental? Está por ahí?

 

--Hola

 

Hombre de pocas palabras.

 

--Mire, no queria importuniarle mucho, pero unas hadas nos han propuesto un concurso de buscar rosas especiales, y mi hadita piespuntis quiere ser la que mas rosas encuentre. ¿Tiene usté alguna para nosotras?

 

No dijo nada, pero una rama del arbol bajó y me dio una semilla gigantesca, la agarré con las dos manos y le dimos las gracias, mi hadita con una reverencia y unas piruetas, a lo que hemos oido una risa profunda proniviente de alguna parte de esa ténue luz del arbol.

 

--Piespuntis, me da que al señor queso elemental le gustó tu forma de dar las gracis. Ahora solo queda volver y esperar a que esta gran semilla se confierta en rosa en lo que volvemos al claro del bosque con los demás.

[Xell Vladimir Potter Black]

Tamarindo halagó la flor que había conseguido. Intenté ser un poquito humilde y dije que su rosa era bonita; sin embargo, me sentí feliz al ver que gustaba mucho mi rosa número dos.

 

- Son rosas mágicas. Seguro que valen un montón. ¿Sabes cuál será el premio por conseguirla?

 

Dije en singular porque no volvía a entrar en el Bosque Prohibido. Toda la valentía se había evaporado al sentirme perdida. No volvería a escarparme de la tranquilidad de aquel sitio jutno al agua. Tamarindo, sin embargo, parecía dispuesta a arriesgarse de nuevo.

 

- ¿En serio dejas la rosa aquí y te vas a buscar más? A mí... me da miedo...

 

Nos interrumpió la voz de la Custodia. Las hadas se escondieron y... ¡ella daba más miedo! Miraba a las hadas enfadadas.

 

- ¿Quién despertó al ogro? - le pregunté a las hadas, flojito. Estaba enfadada y temí que me echara del lugar. Señalé el lugar por donde se acbaba de ir mi amiga. - Sólo se fue Tamarindo y Sheena Cindy.

 

¡Cindy no había vuelto! ¿Debía informarle a la Custodia? Mejor que lo descubriera ella sola.

[Tamarindo]

Volvi andando tranquilamente, creo que de tantas veces que habia salido del claro, ya ni me preocupaba de que pasase algo malo. y la marca en el cielo creo que ya no estaba... en fin, que al no estar preopcupada, tampoco me pasaba nada malo, suerte del despreocupado supongo (?)

 

Cuando estaba ya por llegar al claro, la semilla empezó a germinar en mi mano, y se empezó a cobvertir en una preciosa rosa, tambien grandota. Esto de la magia es imcreoble, me encanta.

 

Al llegar, creo que me había metido en un buen lio. La custodia se había despertado y sabia que me había ido. Seguro que Xell se había chivado, como ella estaba alli... seguro que se libraba... Pues no iba a ser ese mi futuro, reida y echada de la gala por jugar con las hadas...

 

Escondí la rosa numero 1 detras de mi y entré al claro saludando, total, si ya sabían que me habia ido, no podía disimularlo, no valdría de nada.

 

--Hola! La culpa son de las hadas, elas me retaron.

 

dije para sacarme las culpas.

 

--Y xell tambien salió, esa rosa numero 3 es suya. Yo la vi traerla.

 

Le saqué la lengua a mi amiga. Si caigo yo, ella tambien. Ahora solo era cosa de que la custodia no nos echara fuera T_T

[Xell Vladimir Potter Black]

Creí morirme de vergüenza cuando Tamarindo volvió y me pilló, acusándole de irse de aventuras rosáceas. Pero más cuando me señaló y dijo que una de las rosas era mía. Tuve un tris de mentir, de poner cara de inocente chiquilla rubita que no se entera de nada y negarlo todo. Estaba segura que la titta Sagitas me creería a mí antes que a ella. Pero no soy mentirosa, bajé la cabeza y afirmé que aquella rosa era mía.

 

-Chivata - intenté darle un codazo a Tama pero estaba muy lejos. - Confieso que la rosa es mía pero no volveré a irme nunca más. Me perdí y la hada que tenía no sabía orientarme. ¡Estaba más perdida que yo! Así que te prometo que no vuelvo a escaparme a escondidas mientras duermes.

 

Era lo más que podía prometer porque, seguro, cuando la recompensa fuera lo suficientemente atractiva, seguro que olvidaba mi promesa.

 

- No estás enfadada conmigo, ¿verdad? - Señalé a Tamarindo con el dedo acusador. - Enfádate con ella. Se fue dos veces. Eso es más peligroso todavía...