- Hell MooN - (MM B: 110639)

[Mentita]

Prefirió guardarse los comentarios en respuesta a Maida, hacerse malas amistades estaba en su lista suprema de lo que significaba ser social, pero ya habría otros tiempos y otro momento para ello. Lo que le había dicho la chica le sonó más a una advertencia, una que Candela recibió con gracia mientras le dedicaba una sonrisita de suficiencia. Hacía mucho tiempo que la Triviani aprendió a leer entre líneas lo que le decían los demás y era claro que, a pesar de la imagen que daba, Maida iba mucho más allá de la imaginación de la gitana.

 

Cuando la peliblanca le dio su bebida, Candela escuchó el comentario que le dedicó, a lo que le correspondió con una media sonrisa. Dio la espalda a la barra y empezó, con pequeños sorbos, a beber. Le causó cierta curiosidad el que, muy de repente, Maida y la otra muchacha desapareciesen de forma misteriosa, pero se decidió distraerse un poco examinando el lugar.

 

― Alyssa ha regresado. ―le comentó a Neos, con esa particular falta de tacto― Creí que te interesaría saber que tu madre está en el castillo, ahora. ―lo observó un momento. Por supuesto, jamás se referiría a ella como su tía, eso sería esperar demasiado de la bruja.

 

En el fondo, tenía que confesarse a sí misma de que sentía envidia. Neos tendría a su madre a su lado por lo menos y, aunque Candela tenía la misma esperanza respecto a la suya, estaba segura de que, lo primero que haría, sería degollarla. Así que, en ese dilema interno del que sufría, prefería que Aland se quedase donde estaba.

 

Tan ensimismada estaba pensando en su venganza, que no notó que, por unos escasos segundos, había tenido casi enfrente a ese rostro conocido. Mas le dio otro sorbo a su bebida, no sabía si acercarse a saludar y él parecía demasiado distraído. Además, Candela no tenía por costumbre andar de buena vecina con nadie, por lo que fijó la mirada gris en algún punto inexistente entre las mesas.

 

― Quiero más. ―expresó al ver su copa vacía― ¿Dónde está aquella bruja, para que me sirva? ―miró a su alrededor― ¿O es autoservicio? Si es así me vaciaré el bar entero.

 

Estaba segura de haber escuchado que la nombraran, pero no recordaba cómo.

 

@@Neos Triviani Malfoy

[Orión Yaxley]

- Tranquila Candela, que la noche es aún joven y tenemos cosas qué hacer –le contestó con desinterés el Yaxley.

 

Estaba dejando su chaqueta en una de las sillas cuando decidió entablar comunicación. No había llegado para conocer a la dueña del lugar y de paso, saludar a Maida, pero sí para compartir un trago con un par de Trivianis. Una de las asignaciones era Hell Moon. Por un lado, Orión pensaba que estas misiones de Guardianes, más que proteger era un destino de sequía para el lugar. Los guardianes no hacían más que vaciar completamente todo y cuando ya no quedaba más, recién salir.

 

Las gotas, en la barba cobriza de Orión, brillaban con cierta sutileza frente a las luces de las lámparas. El ambiente era el típico de un bar inglés. Se acercó a la barra para tomar un poco de whisky. Se apoyó en sus antebrazos e inclinó el cuerpo hacia la barra. Estaba curioso de ver lo que tenía frente suyo.

 

- ¿Y bien? ¿Alguna novedad con respecto a la misión? ¿O solo estamos aquí viendo el cómo se derriten los hielos?

 

Se bajó el trago de un saque.

 

- Por cierto, quise hablar con Ashura sobre el tema de ya sabes qué del lugar que ya sabes dónde estuvimos. Y bueno, nada.

 

Sirvió un poco más. Tomó nuevamente, pero un poco más lento.

 

- ¿Recuerdas la feria de empleo? Tuve que volver al puesto el otro día. Sigue siendo un asco.

[Mentita]

Estiró el cuello para ver de dónde la llamaban al mismo tiempo en que la persona de origen se acercaba a donde estaban ella y Neos. Enarcó una ceja al comentario de Orión y le dirigió una sonrisa medio burlesca.

 

― ¿Acaso hay misión? ―se extrañó ante la pregunta del Yaxley― Creí que había venido aquí engañada por unas copas y resulta que hay misión.

 

Candela le dedicó a Neos una mirada fulminante, ya le parecía que no podían estar allí sin ninguna razón y se le ocurrió que, quizás, por eso era que Maida y Cissy se habían marchado tan repentinamente. Sintió cierto odio, de repente, pero se las arreglaría para hacerles pagar. Eso sí. Aunque bueno, siempre existía la posibilidad de que no fuese nada de lo que decía Orión, pero Candela pensaría lo peor.

 

Y se sorprendió un poco más a la siguiente mención, una que implicaba a la que alguna vez estuvo bajo su tutela. Mas esa sorpresa no duró mucho, ya que recordaba vagamente las implicancias de la charla y el objeto de ésta. Se sirvió otra copa de ginebra, de la botella que parecían haber dejado a mano, y bebió.

 

― La feria del empleo, deberíamos ir a quemarla de nuevo. Pero desde los cimientos, todo. ¡Que no quede absolutamente nada! ―hablaba como una desquiciada.― A ver si ya la cierran de una maldita vez.

[Orión Yaxley]

- ¿Quemarla nuevamente?

 

Tomó su trago. Recordó haber visto a un grupo de gente cerca de los desastres que ellos dos habían dejado un poco de tiempo atrás. Suspiró y giró el vaso, generando un ruidito con los hielos. Se bajó la bebida nuevamente y sintió sus mejillas ponerse un poco más coloradas. El alcohol estaba surtiendo efecto, poco a poco.

 

- Sí, puede ser. Pero es que, Candela, la gente en el Ministerio es muy rara. Ellos se siguen juntando allí como si no hubiese pasado nada, ¿acaso no tienen registro de lo sucedido? El tema es que, hasta que la organizadora no reviva de entre los muertos y anuncie el cierre, no va a pasar absolutamente más nada.

 

Se apoyó de la misma forma que Candela. Si no estaba la dueña del local significaba que había pasado algo. Saber qué iba a pasar implicaba responsabilidad de acción. Prefirió, por eso, quedarse callado.

 

- Misión, no misión. Ya sabes, Guardianes y todas esas cosas.

 

Se sorprendió al recordar una cosa que no le había contado.

 

- ¡Cierto! Resulta que a los departamentos les ha llegado una notificación de un ataque. Una Secta Anti-Navidad planea robar el espíritu de las fiestas al Callejón Diagon. Una idiotez en todo sentido.

 

Negó con la cabeza mientras le dio otro sorbo. Revisó la barra para descubrir que había un relieve bajo una alfombra negra.

 

- Candela, ven. ¿Tienes idea de qué es eso de allí? –le preguntó, con la derecha sosteniendo la mano y la izquierda, señalando la puerta al mercado negro.

[Cyrsse Zaphyr]

Las calles no estaban tan vacías como yo esperaba a pesar de que la noche había caído hacia ya un par de horas, pero eso no evito que saliera a conocer el lugar en el que me encontraba, si bien no estaba de visita en Londres tampoco era como si no pudiera disfrutar de la vida nocturna, olvidarme de todo por al menos un par de horas.

 

El ambiente estaba más animado de lo que me imagine en aquel pequeño cuarto en donde dormía y eso fue una buena señal, al menos para mí, pasee mi vista por todo local que me encontraba intentando decidir a cuál de todos entrar, hasta que uno me llamo la atención por demasía.

 

Un enorme y brillante letrero daba la bienvenida a todo aquel que decidiera pasar un rato en su interior, “Hell Moon”, incluso el nombre llamaba la atención como las luces que decoraban el edificio, por lo que sin pensarlo dos veces cruce la calle y me adentre en él.

 

Un enorme pasillo me dio la bienvenida a penas y puse un pie en el lugar y no pude evitar tener un pequeño escalofrió, aquello me extraño un poco pero decidí no darle importancia, pues seguramente se trataba de el frió que recorría las calles, así que camine por aquel oscuro pasillo que me guió hasta lo que parecía ser el salón principal, aun que no estaba muy segura de aquello.

 

Me acerque lentamente hacia una de las barras como si disfrutara de cada paso que daba y como si las bebidas me llamaran suavemente, cual arrullo de canción de cuna, al llegar a mi destino mire atentamente el lugar, recorriendo con atención cada rincón y objeto que había ahí.

 

Pensé durante unos segundos si pedir algo para beber, pero conociéndome estaba segura que si comenzaba no me detendría y no sería bueno cuando tuviera que irme de regreso al lugar donde debía pasar la noche, por lo que opte que aquella noche no habría alcohol para mí.

 

–Una limonada por favor– algo dentro de mí se removió pensando que seguramente me escuche como alguna puritana primeriza.

 

Ese pensamiento me saco una sonrisa involuntaria, era gracioso verme siendo tan responsable cuando en realidad odiaba todo aquello, pero al estar sola era lo único que podía hacer en esos momentos.

[Mentita]

― Me suena a planes conspirativos lo del Ministerio. Es que hay que ser bastante idi***s para seguir actuando como si nada hubiese pasado, ¡no tiene sentido! Tendríamos que eliminarlos a todos, uno por uno. ―le dio un trago mucho más largo a su copa y la dejó de un golpe sobre la madera.

 

Candela podía ponerse bastante intensa cuando tenía un par de copas de más.

 

― ¿Y para qué, exactamente, se hacen guardias? ―enarcó una ceja mientras llenaba su copa por enésima vez― Desde que he llegado sólo me he puesto a beber y este bar peligra por quedarse sin suministros de alcohol para futuros clientes.

 

En ese momento alcanzó a escuchar la petición de una muchacha que había entrado al bar y que no conocía. Seguramente era una recién llegada en Londres.

 

― Aunque probablemente pidan limonada, como ella. ―alcanzó a susurrarle a su compañero― Eso significa, más ginebra para mí.

 

La gitana tardó un momento en darse cuenta de lo que Orión le estaba señalando, y cuando lo hizo se quedó observando la alfombra negra y el relieve en ella.

 

― Tal vez la Secta Anti-Navidad tenga su guarida allí, bajo la alfombra. ¡No tengo idea Orión, apenas he llegado! ―su exasperación pasó rápidamente al interés― Aunque no me molestaría averiguarlo, quizás guarden galeones.

[Malum Luxure]

Mientras espera la respuesta de Ishaya tenia la mirada entretenida entre las personas y sus conversaciones, no era de ser chusma pero de vez en cuando saber cosas no hace daño.

 

-Maravilloso...-.Susurre para mi con una sonrisa.

 

Entonces volví dónde mi tío rojito tomando su mano delicadamente me disponía a bailar finalmente con él...en cierta manera extrañaba a mi lobo Dj pero bueno mientras compartiría con mis seres amandos el momento.

 

-Mi pequeña princesa-.Le dije a

@@Cyrsse Zaphyr cuando la vi llegar a la barra, con paso lento me acerqué a ella y la abrase dentro de lo que mi panza de siete meses me lo permitía.

 

La familia siempre era importante para mi, una plena necesidad de demostrarles cariño y lo mucho que me importan era una constate en mi vida, mis pilares y la razón de que aquí siga.

 

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[Oriánthi]

-Puede que interpretara mal tu frase, pero bueno... aquí podremos platicar mejor.- Sonrío mientras se recostaba sobre uno de los sofás del lugar.

Podía notar como se encontraba analizando todo el lugar, algo un poco común en su compañera, la comodidad que ofrecía el lugar no se podría comparar con otros. La seguridad de estar en un suelo donde es ampliamente para ellas... para los de su clase.

Una pregunta invadió la mente de la peliblanca, <<< como te sientes con el lado oscuro >>> pudo notar el interés de la joven al preguntar sobre su condición actual, oportunidad de poder reafirmar su decision...

-A gusto... no es que por fomar parte de esta gran familia, por llamarle de algún modo me sienta mas libre. Pero siempre fui de esas chicas que le gusta la rebeldía & encontré mi lugar dentro de los mortífagos.- Comentaba mientras ladeo de costado su cabeza -Desde pequeña la oscuridad fue parte de mi vida, un momento importante en mi niñes... ahora es mi aliada.- Tomo un trago que posaba sobre una de las mesas.

-Dime... cuéntame algo sobre ti, solo me eh quedado con aquella impresión la primera ves que nos vimos...- . -Tu primo? Aaron? puede ser, aun recuerdo cuando quise matarlo...- Sonrió dentro del vaso.

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[Maida Black Yaxley]

— Creo que vas a tener que disculpar mi evidente falta de memoria, pero, la primera vez que nos vimos, ¿estaba Aaron en medio? —corroboró.

 

Nadie a excepción de Eobard sabía de la noche en el Centinela, por lo que Cissy debía estarse refiriendo a otra noche, sin duda alguna. Una de la que no tenía memoria. A veces le sucedía, podía recordar conocer a alguien, pero no el cómo. Cosas de gente distraída, quizá. Continuó inspeccionando el lugar, como si temiera encontrar algo peligroso brotando de las paredes. La Black Lestrange se había sentado bastante a gusto cerca a dónde ella estaba.

 

— No tengo demasiado que contar de mí, toda una vida en Bulgaria, llegué a Londres hace un año, conseguí integrarme satisfactoriamente a mis familias, la oscura es una de ellas, por supuesto. Conocí a Nathaniel, comencé maestrías en la Universidad, logré llegar a Jefa de Oficina en el Ministerio de Magia —y entonces, se detuvo para evitar soltar una serie de carcajadas poco propias de una reunión tan sofisticada—, ¡Ay por Dios! Sueno a una nerd en toda regla.

 

Se rió, mucho más discreta de lo que había intentado la primera vez y tomó asiento en el mismo sofá.

 

— A veces creo que la que tiene un giratiempo soy yo. ¿Llegaste hace mucho a poner este lugar en Diagon? —señaló hacia la derecha, como si estuvieran en la puerta del local—, yo tengo un local a pocas cuadras de aquí, pero nada tan lujoso ni con pisos subterráneos como este. Ando en modo ahorrativo últimamente.

 

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[Cyrsse Zaphyr]

Unos brazos me hicieron salir de mi ensoñación momentánea por lo que me removí incomoda y cómoda a partes iguales, tal vez la incomodidad se debía a que en un principio no reconocí del todo a la persona que me había demostrado tal efusiva muestra de cariño, pero el aroma me tranquilizo rápidamente por lo que devolví el abrazo con suavidad.

 

–No soy una princesa, soy una poderosa bestia– reí de mis palabras sin romper el abrazo –¿Cómo está la mujer más hermosa de todo el lugar?–.

 

Lo último que imagine era encontrarme con alguien conocido en aquel lugar, aun que no negaría que eso me relajaba un poco, pues si bien aún no podía perderme en alcohol como yo quería al menos tendría a alguien con quien charlar para no aburrirme.

 

Finalmente fui yo quien rompió el contacto con la pelirroja para poder mirarla a los ojos, no es que acostumbrara a sonreír siempre pero el hecho de encontrarme con ella en verdad era un motivo de alegría para mí y fue por ello que la sonrisa no desapareció de mis labios en ningún momento.

 

–¿Estas ocupada?– mi vista se poso sobre el joven hombre detrás de ella –Podemos seguir charlando cuando estés libre, no me molesta– y en verdad no lo hacía pues desde el inicio me resigne a estar sola esa noche.

 

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