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Elecciones


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A las afueras de Gringotts con @@Seba Granger

 

Un estremecimiento recorrió su cuerpo, cualquiera diría a estas alturas que tenía fiebre de tantos temblores, pero la verdad era que cada explosión, cada muestra de la guerra y más ahora, ver la marca tenebrosa en el cielo londinense, hacían que el cuerpo de la vampiresa reaccionara más de lo que ella hubiera deseado que ocurriera. Parte era culpa de los recuerdos de guerra de la alter ego, ocupante de su cuerpo, o mejor dicho prisionera en su mente, en estos momentos. Scarlet recordaba las guerras que había vivido y las batallas en las que se había enfrentando al clan de Corvus, el padre de su hijo. Esos recuerdos en verdad no le agradaban a la Potter Black, pero no podía evitarlos dadas las circunstancias.

 

Pero era la Marca lo que más le preocupaba. Desde que los bandos se habían replegado, ella y Seba habían optado por vivir cómoda y tranquilamente en Londres y algunos meses habían viajado a Latinoamérica, pero se habían dedicado únicamente a disfrutar de su hogar, su local y trabajar en el banco. No había mantenido demasiado contacto con los miembros del bando, así como antes se había distanciado de los que le habían enseñado a luchar. Recordó a Instinto en ese momento y se sorprendió de que a su mente viniera una charla con él y otra con Saya en la Mansión de los Peverel. Dicen que cuando estás grande recuerdas las cosas de tu juventud, ella no se sentía para nada grande, ¿sería que igual su mente le recordaba las épocas en que había vivido bajo otros ideales?, o mejor dicho bajo algún ideal.

 

Sacudió la cabeza borrando recuerdos y presionó su varita en el bolsillo mientras apuraba el paso, llegando casi a Gringotts, metros más adelante distinguió la figura de su prometido y se apresuró aún más. No le gustaba nada el clima que se estaba viviendo en aquel lugar.

 

--Seba --llamó al estar a un par de metros de él. Era extraño que hubiera salido antes --¿Sabes lo que está ocurriendo? ¿Estás bien? ¿Ocurrió algo aquí? --le preguntó preocupada.

Editado por Darla Potter Black
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http://i.imgur.com/qLaYxUP.pngBabila sonreía a todos los magos con los que se cruzaba a lo largo del camino. Era un semigigante muy bondadoso y educado, además de algo ingenuo, por lo que no detectaba los comentarios sarcásticos o mal intencionados que algunos le dirigían cuando chocaban con él (que podrían entenderse) o, sencillamente, por su extraña forma de vestir, muy a lo ugandés, su pueblo natal, y la naturalidad con la que caminaba descalzo. De todas las cosas buenas que tenía estar en una sociedad como la londinense, el hábito de calzarse no era la que más usaba.

Babila llegó ante los lavabos del Ministerio más feliz que una perdiz, como dirían los muggles, sin reparar en que la pastelería de la esquina estaba cerrada con tablones de madera y que donde antes lucía un hermoso negocio dedicado al Fitness y el Spa, ahora había un hueco de piedras y escombros que cubrían lo que una vez fue una elegante piscina; o que los negociantes vigilaban con ojos nerviosos las puertas de sus negocios, prestos a cerrar ante cualquier signo de violencia. Sí, la inseguridad reinaba en las calles de Ottery, Diagon e incluso en el mundo muggle, pero esos detalles pasaban desapercibidos para el negrito (más bien superlativo, que es semigigante), quien caminaba a gusto en busca de un señor de nombre impronunciable para darle lo que quedaba de un pergamino que había recibido la matriarca de la mansión en la que vivía desde que llegó a este país.

 

Entrar en el Ministerio fue fácil. Casi todos se alejaban de su enorme figura y de sus también enormes pies. Encontrar al señor ese de los Votos le costó mucho más. Babila sabe leer lo justo y las costumbres londinenses aún no las domina. Sin embargo, consiguió encontrar una sala donde un hombre más viejo que el chamán de su pueblo natal, y eso que que ese hombre era el más viejo de toda la localidad. Había gente allá haciéndole preguntas, así que él se puso a la cola, esperando pacientemente.

 

Bueno, esperar pacientemente no es lo que le caracteriza. Allá en su aldea no hacían colas, se ponían en corrillo para hablar con el jefe o con el chamán. Eso fue lo que hizo, de forma inconsciente y con total naturalidad, sin ninguna pretensión de ofender a nadie. Es sólo que él es así y no se da cuenta que su mera presencia molesta y no nota la torpeza con la que a veces se mueve y el caos que ocasiona sin pretenderlo.

 

Por ello, ni se dio cuenta que la gente murmuraba (algunos gritaba) a sus espaldas al avanzar hacia aquel Guardián de los Votos para pasarle el mensaje de la Ama Sagitas.

 

-- Ola! La Señà Sagita ke dise ké komo funsiona tóesto de la nominasione, kés lo de diskurso pá la comunidá i si é pó escrito o pó la boca. Ah, señá Ayame, ¿está usté pó akí? La Señà Sagita kié que valla a viví a la mansión pá quésté a sarvo con su ermana la Seorita Ash i su novia la Seorita Lissette. ah, sí, kan d'ir a robá el banko, eso kreo que va decír. No mácuerdo.

 

Babila sonrió, feliz de haber hecho los dos mandatos a la vez. Si es que hoy era su día de suerte...

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La bruja aún se encontaba acompañando al guardián de los votos cuando llegó aquel mago con un gesto que tan solo hizo que la mujer en elegante vestido se retirase un poco, para permitirle hablar con quien iba repartiendo las insignias de los que habían sido seleccionados como candidatos

La pelirroja ni siquiera se inmutaba, todos habían visto los conteos y sabían quienes estaban en primer lugar, lo que era un alivio para la pelirroja que solo estaba ahí, de pie, sintiendo el menosprecio y como le subestimaban en silencio el resto de magos y brujas, pero afortunadamente, para la Snape el único reconocimiento que necesitaba, era el de Lord Voldermot

Eso era suficiente para tenerla tranquila y apoyando a quien iba en primer lugar mientras que sacaba un abanico y lo movía para darse un poco de aire

Ni siquiera se molestaría en dar un discurso que nadie escucharía

Podía?

Claro que sí. Y sabía muy bien qué decir y como hacerlo sonar de corazón pero a esas alturas, hacer política de esa manera no era lo que se necesitaba

En lo absoluto

Y en medio de toda aquella concentración una figura muy conocida por ella se hizo presente, con tal ruido que le había sido imposible concentrarse en cualquier otra cosa; su elfo doméstico, Czésar, primero había abierto muy grandes la boca y los ojos para después palmearse su pequeña carita con algo de irritación. De alguna forma los elfos sentían que aquello era de esos tipos de ceremonia solemnes y cualquier cosa que rompiera con ello, ya los estresaba

Hayame sonrió y se acercó solo para escuchar no solo como aquel candidato se retiraba de la contienda sino que Babila, tan grande como su corazón, intentaba hacerle entender al guardián de los votos algo acerca de su hermana

-Hola Babi!

Saludó la Snape sonriendo con entusiasmo mientras levantaba una mano de forma agradable para después, escuchar eso acerca del robo del banco

-Espera, quién te dijo que...?

Empezó a farfullar a modo de broma para luego, dejar escapar una buena risa divertida y cariñosa. En verdad que ese hombre era un amor y parte del alma del departamento de accidentes sin duda alguna

-Me encantaría ir a robar el banco con ella pero nos e si mi horario como futura MInistro lo permita

Volvió a bromear de forma cariñosa para luego, mirarle con picardía, evitando de obvias maneras el tema acerca de tenerse que ir a casa de su hermana

-Oye... ya tengo un tiempo buscando un buen marido y tu eres bueno y grandote, podrías proteger muy bien a cualquier dama que lo necesite, cierto? -le abrazó el brazo sonriendo con maldad traviesa y parpadeó varias veces con todo propósito -qué dices, eh? aprovechamos la fiesta y los invitados para casarnos? -le guiñó un ojo

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Hacienda Tonks

 

Las elecciones a Ministro Magia se habían estado llevando con toda la tranquilidad de mundo aunque era un suceso que no ocurría hace muchos años. El Tonks era el encargado de relaciones internacionales y uno de los traductores oficiales del Ministerio de Magia así que tendría que trabajar directamente junto con el nuevo Ministro. Sabía que tendría que acudir a la institución mágica rápidamente para conocer de primera mano los hechos y todo lo que estaba ocurriendo.

 

- ¿Qué crees que vaya a pasar? - Le preguntó a su elfo aunque el mismo solo movió sus brazos en señal de desconocimiento. Llevaba tantos años sin ocurrir algo así en el Mundo mágico inglés que los resultados no se podían predecir y era algo que lo llenaba de emoción pero al mismo de incertidumbre. Para alguien ordenado y tan detallista como el patriarca de la Tonks eso era muy complicado de manejar pero ya se había acostumbrado en todos su anteriores cargos.

 

- Hora de irme - Todo estaba listo para su llegada al Ministerio de Magia en donde podría conocer los hechos de primera mano, aunque tal vez tendría que pasar primero por Gringotts a recoger un poco de dinero o a hacer algunas compras en la zona cercana al Banco Mágico. No lo tenía muy claro pero sí sabía que estaba a punto de tener un nuevo jefe y comenzar a prestar sus servicios como traductor a un nuevo Ministro de Magia.

 

- Quedas a cargo de todo - Le dijo al elfo que ya estaba acostumbrado a manejar la casa sin problema pero igual le hizo saber que así era y esperaba que todos le hicieran caso. Era como su mano derecha y le confiaba todo. Sin decir ninguna otra palabra salió de la Hacienda aún sin saber a dónde tendría que ir primero pero lo decidiría en el camino.

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Fuera del banco
Sin dudas nada se venía bien en las días próximos o meses tal vez, ver la marca tenebrosa en el cielo de nuevo luego de muchos meses o años tal vez no daba buena espina, se que había tenido un pequeña incursión por el bando pero no había logrado conocer mucho de ellos, ya que luego había ocurrido todo lo de la desaparición de ambos, aunque por la serpiente que zigzagueaba en el cielo no se habían ido del todo.
"¿Desde donde venía exactamente la señal?" no lograba estar del todo seguro, pero se acercaba mucho en la dirección del ministerio, pero a quien se podría invocar la marca desde aquel lugar, suponía que los warlocks se encargaban de la seguridad de ese edificio ahora, o los aurores y los inquisidores, estos segundos se rumoreaba o era casi cierto que eran todos del bando mortifago, pero aun así debían aparentar un poco.
Mordí mi labio un poco mas fuerte ¿Donde estará Darla? se me vino la pregunta a la cabeza, ¿acaso ella aun podría sentir en su brazo? cuando hacían uso de la invocación, hace mucho que no habíamos tocado el tema del bando, estaba apunto de emprender el camino hacía el ministerio para ver que pasaba cuando la voz de la Potter Black llegaba a mis oídos, acaso la había llamado con el pensamiento, giré en mis talones para encontrarme con ella.
-Ni idea que pasa, solo sentí unos ruidos y apareció aquella cosa- dije señalando al cielo, desde el banco salían algunos guardias señalando a la gente que fuera saliendo.
-Si estoy bien y ¿Tu?, no ha pasado nada, bueno los guardias si andan muy raros y han pedido mas seguridad de la acostumbrada, y por lo que noto ahora están desalojando, y aun falta un poco para el cierre- señale mientras miraba mi reloj y luego al publico que salía.

 

@@Darla Potter Black

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http://i.imgur.com/qLaYxUP.pngBabila se puso totalmente rojo al oír a la mujer. Con lo grande que es y con lo que le turba que las mujeres le hablen de esa manera. El negrito parpadeó un par de veces para repasar lo que había dicho la hermana de la Señà Sagita. Era algo que costaba mucho de entender.

 

-- Avé, señà Ayame. Llo entiendo ke la diferensia dedá no é importante en este mundo de los londres. I tamién ke aora una mujé pué pedí la mano a un ombre. En mí paí siempre loase un intermedairo pá ke no alla problema en er pacto de la dote. Asín que supongo que aora le tendré que ofresé er pago de 4 sebras ugandesa i 2 monos catarrinos pá afirmá er casamiento. ¿O tamién e de poné vario lagartijo der Lago pá compensá? É ke tó va ligao a lédat de la novia i usté é bien mallor pá mí.

 

El pobre Babila estaba bien confundido porque no recordaba haber visto un libro de recomendaciones sociales en el mundo civilizado, así que no sabía qué y cuánto era lo correcto para este caso.

 

-- A má, a de recordá k'usté será la quinta mujé de Babila y ke ella vendrán a la boa. Señó Contadó de Votasiones, ¿kree que mi esposas podrán vení desde Uganda al casorio aora questamos en guerra? ¿Y la seña Sagita podrá sé la Chamana de la seremonia a pesá de sé candidata pá la boa? O tar vé sea lla la Ministra pántonses, poque nosotros guardamo, al meno, un espasio de 4 noches de luna llena ante de la seremonia finá.

 

Era un mar de dudas, el negrito de la "Ojo Loco", sabiendo la gran responsabilidad que tenía para mantener ahora a una quinta esposa. Pero era tan buena persona y la hermana de su jefa así que mejor no le daba plantón.

 

-- Güeno, voi a vé a Sagita pá desile que nos casamo. ¿Le digo entonses que no pué robá conella er banco de Gringóts, señà-mujé Ayame?

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A las afueras de Gringotts con @@Seba Granger

 

La pelirroja escuchó las palabras de Seba y volvió a mirar al cielo, no tenía mucho sentido pero acarició el anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos en el momento que la gente comenzó a salir del banco, estaba segura de que nadie les prestaría atención pero prefería que nadie los escuchara. No estaba segura de si habían o no regresado pero algo le hacía intuir que las cosas no resultaban tan simples ni sencillas como ella quisiera.

 

--He sentido un cierto escozor, pero creo que mi tatuaje se ha desvanecido, hay restos de la cabeza de la serpiente entre la espada y las rosas, pero nada más --su expresión era un poco sombría, había hecho elecciones, las cuales no tenía idea de qué depararían para el futuro, pero quería que en su futuro solo importara Seba.

 

--Todo se ha vuelto confuso con las declaraciones de guerra y encima... mira --la Potter Black tendió el pergamino que desplegó su forma de patineta para dejar a la vista el mensaje que había llegado a la bruja.

 

--No sé por qué alguien me consideraría como buena candidata a Ministra, pero he leído que hay más, y estoy segura de que entre los que han surgido deber haber alguien que pueda lidiar con todo ésto --ha decir verdad no estaba segura que era "todo eso", guerra, mortífagos regresando, traiciones. Bueno, a decir verdad, si lo pensaba bien, lo único nuevo era la guerra con otros países, lo demás era lo que habían vivido apenas llegaron a Gran Bretaña.

 

--Vámonos a casa --murmuró la Potter Black y se detuvo a mirar la expresión en el rostro de Seba --¿o crees que deberíamos ir al Ministerio para ver qué ocurre? --aunque la pelirroja estaba segura de que, conociendo el paño con el que araba, no había chances de que llegara más lejos que allí, y la realidad es que tampoco le interesaba, pero no lo pensaba reconocer, ni una cosa ni otra.

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«¿Es en serio? ¿Elecciones en plena guerra? ¡Vaya tontería!» Pensó Keaton mientras leía la edición vespertina de El Profeta.

 

Era una total desfachatez por parte de Crazy y Mackenzie dejar el Ministerio a su merced en plena guerra, Keaton no podía ni imaginarse la de ataques mortales que se venían si Rusia no se decantaba por alguno de los bandos (que el ojiverde esperaba fuera de lado de Inglaterra o se las verían color hormiga). En fin, que de cualquier manera las personas que estaban siendo nominadas tampoco era como al vampiro le disgustaran, solo tal vez dos, pero bueno, así era esto de la política.

 

En ese momento, un cuerno de erumpent estalló a las afueras del Castillo Ravenclaw, lo que provocó que los candelabros se movieran con energía y el suelo se cimbrara. Negó con la cabeza mientras alzaba su varita mágica de cerezo y lanza un nuevo hechizo protector que cubría todos los terrenos de la familia. Ottery St. Catchpole resultaba ser, en ese momento, uno de los peores lugares para vivir junto con el Valle de Godric, las naciones enemigas estaban al tanto de que eran los lugares donde se arremolinaba la mayor cantidad de familias mágicas de Gran Bretaña, lo cual estaba provocando que muchas familias se fueran o, de plano, se congregaran en un solo lugar para resguardarse.

 

—¡Lancy, por el amor de Voldemort, trae para acá ese chivatoscopio! Un ataque más que tome desprevenido y nos quedaremos sin castillo —Gritó sin más y el elfo llegó corriendo con aquella peonza en sus delgaduchas manos —Necesito que coordines a los elfos domésticos, no permitiré que se caiga mi castillo, antes prefiero verlos muertos a ustedes. Quiero a todos los elfos del Castillo en los límites de los terrenos, dos de ustedes deben proteger a las criaturas mágicas en el granero y los demás deben de prohibir la entrada de cualquier mago o bruja desconocido a como de lugar —Ordenó y el elfo desapareció con los nervios de punta, el pobre odiaba las detonaciones, les tenía pavor, pero al ojiverde le daba francamente igual.

 

Mas le valía al o la que quedara como Ministro o Ministra que pararan aquello de inmediato, los magos y brujas de toda la isla estaban saliendo severamente afectadas, y el Ravenclaw, hasta el momento, desconocía los motivos de la guerra debido a que se había enclaustrado en el Concilio para experimentar con las criaturas mágicas. Debía ir al Ministerio, pero tampoco quería dejar el Castillo solo, tal vez su hijos @ o @ se pudiesen quedar... la elección de un Ministro primaba en demasía.

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Una enorme gota de sudor cayó por la nuca de la Snape, la verdad era que no se había esperado que aquel hombre le hubiera dicho aquello y menos que hablase acerca de dar cebras o monos como dote por su mano; su hermano Alexander ya se estaría partiendo de la risa con aquello, solo de imaginarse los animales en los jardines de la mansión Vladimir, por no hablar del resto de sus amigos.

Pero ella no lo veía como algo malo, era parte de la cultura de aquel hombre y no pudo menos que sentir gratitud y una sensación buena por su parte puesto que, a pesar de hacerlo por picar no la había rechazado sino que la había recibido de buena manera y se ponía a pensar en todo lo que estaba por delante

-Eres MUY lindo. Tus esposas realmente tienen mucha suerte de tenerte

Dijo finalmente con una gran sonrisa y le abrazó el brazo con cariño mientras que su elfo solo rodaba los ojos fastidiado, su ama y sus tonteras justo cuando no se necesitaban

-Ya, no te pongas así Czésar, solo porque te falta buscarte una buena elfina ¬¬

Le gruñó de mala manera pero entonces, se vió un nuevo anuncio en las pantallas: se comenzaba la segunda ronda con los que habían quedado en la cima y eso incluía por supuesto, a su hermana y a su sobrino. La Snape no podía sentirse más orgullosa de ello y sentía como si se iluminara la luna por dentro

-Bueno, creo que es hora de hacer trabajo

Dijo con firmeza y rápidamente, escribió una carta poder con su firma y el sello que había mandado hacer para los Snape, que si bien eran de procedencia muggle, a partir del profesor de pociones la vampiro había decidido hacer unos cambios

-Lleva esto contigo y deja mi voto para Sagitas en las urnas -ordenó a su elfo y luego, le entregó su anillo de los Vladimir -y ponte esto para que sepan que vas como mi representante directo, así no habrá problemas

Añadió y entonces, se viró hacia Babila y asintió con la cabeza

-Muy bien, llévame con mi hermana pero primero pasaremos rápido por mi casa, que me tengo que quitar estas incomodísimas ropas -dijo haciendo una mueca, estirandose ese enorme vestido medieval

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La pequeña se encontraba en aquellos momentos mirando entre la multitud de magos y brujas el ahora cambio entre los votos con las elecciones, ella ya había acudido a las urnas en cuanto dieron el aviso de que era hora de las segundas votaciones así que hizo todo lo posible por cumplir con su deber cívico de forma cabal, como lo tenían que hacer los buenos y honestos ciudadanos de Ottery pero también podía sentir como la gente mala se estaba aprovechando del caos que había en aquellos momentos para hacer daño a las demás personas, justo cuando lo que más necesitaban era unión, paz y hermandad para poder llevar a buen puerto a toda su sociedad mágica querida.

-A veces la gente es tan egoísta

Se quejó en un tono bajito, llevando a su pug de una correa por entre las personas y todavía mirando las pantallas mágicas, parecía que de repente el mundo mágico se había pegado todavía más a la tecnología muggle porque ahora tenían esas pantallas que nunca antes habían existido puesto que se suponía que no las necesitaban.

Bueno, ella tenía un televisor muggle para ver sus caricaturas favoritas así que tampoco podía culpar a los otros magos que quisieran ahora hacer los avisos de aquellas maneras.

Vió que su hermana mayor estaba por ahí con Babila y se acercó a ellos, después de todo su hermana había salido como candidata también y se sentía orgullosa de haberla apoyado a esas alturas. No esperaba que otros lo hicieran pero cuando lo habían hecho, solo habían hecho que aquel dulce ángel sonriera también porque sabía que su hermana era muy capaz de todo.

-Hola, ¿puedo acompañarlos también?

Le pidió a Babila y su pug dió un par de ladridos, no quería quedarse sola en medio de tantas personas y que se estaban poniendo muy ansiosas con las nuevas votaciones, preguntándose quién ganaría esta vez.


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