Jump to content

Elecciones


 Compartir

Publicaciones recomendadas

Sean intento calmarme pero tenia los nervios crispados, le seguí a nuestra habitación donde tomamos el baño mas rápido de la historia y sin importar los mimos y el cariño que nos hacíamos uno al otro no estábamos de humor para entretenernos mas... o al menos yo no estaba de humor para ello pero Sean lo entendía, estaba mas pendiente de lo que hablaban por la radio y de la voz que nos indico que mi madre y Aaron habían pasado a la siguiente ronda y mi estomago se revolvió con una preocupación alarmante por la seguridad de mi madre..

 

Bajamos minutos después y presté mas atención al discurso "político" de Aaron, casi que estaba incentivando a una revuelta entre el mundo mágico y el mundo muggle, lo sentía mas como si en vez de querer la paz y el fin de esta guerra quisiera azuzarnos para que nos dispusiéramos a luchar unos con otros, a levantar las varitas y las armas y matarnos, a desconfiar del otro por nuestro origen, por donde venimos, por la sangre que corriese por nuestras venas y eso me llenó de rabia, pero me quedé congelada en el puesto cuando le escuché gritar ante todo el mundo que mi madre era Española.

 

Me detuve en medio de una respiración y sentí el frío correrme por la espalda, asentí a la declaración de mi futuro marido y me puse una mano en la garganta, estábamos en grandes problemas y debíamos ir a por ella, bien sea a gringotts o a los negocios y traerle asi fuera a rastras a casa, pero todos mis pensamientos se fueron cuando Sean abrió la puerta y un olor familiar y lejano me llegó a la nariz, me acerqué a mi marido y miré a la recién llegada con cara de susto por sus palabras:

 

-Hola señorita Mackenzie, soy Perenela la hija menor de Sagitas... - hice una pausa y una mueca, tal vez ella no me recordara - y de Reiven... Creo que la ultima vez que nos vimos fue hace unos diez años atrás cuando mi padre aun vivía ¿quien quiere asesinar a mi madre? - la abordé sin miramientos - ¿como sabes eso? ¿Podemos detenerlo? ¿quien o quienes están en busca de su cabeza? ¡Tenemos que avisarle!

 

Miré a mi prometido que estaba al lado mio y le apreté la mano. Tenia mi varita a la mano y podía ir a buscar mis armas pero seguro como el infierno que sola no iba a poder hacer nada, es mas ni siquiera estaba segura de que mi prima, los elfos, mi prometido o la familia me dejara salir de casa pero ahora solo tenia la seguridad de mi madre como única constante en mi cabeza.

 

 

 

@ @ @@Mackenzie Malfoy @@Xell Vladimir Potter Black

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

firma pere.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

«Escoria». Aquella palabra rebotó en el cerebro de Anne como una pelota de goma lanzada contra una pared. Su primer instinto fue volver a agarrar la varita y clavársela en un ojo a Sagitas, pero recapacitó en el último momento. No ganaba nada así.

 

Nunca te había visto hablar tan mal de nadie. Es más, me causa curiosidad tu acusación. ¿Por qué culpas a ese... colectivo de lo que está sucediendo? No sé si ellos tienen mucho que ver —le preguntó, intentando no mostrar el estado tan precario en el que había quedado su escasa paciencia. Se rascó el antebrazo izquierdo con disimulo—. ¿Qué te han hecho a ti para que muestres ese repentino rencor? No sé, son un colectivo como cualquier otro... tienen sus propias ideas y las defienden. ¿Acaso no hacemos todos lo mismo? Yo no les veo tan malos... el otro bando es peor, esos que dicen proteger a la sociedad y van por ahí matando gente como si fueran los enviados de los dioses para preservar a la humanidad. ¿Qué diferencia sus actos de los de los mortífagos, a ver?

 

Se calló, consciente de que caminaba por un hilo muy delgado del que podría caer en cualquier momento. La Potter Blue estaba un poco loca, pero su cerebro trabajaba a toda velocidad y captaba cualquier detalle. ¿Y si ataba cabos y se daba cuenta de dónde residía su lealtad? Debía tener cuidado. Le demostró lo atenta que estaba a todo cuando volvió al tema del comerciante que la había visitado un poco antes. Alzó ambas manos para frenarla sabiendo que, cuando comenzaba a hablar, costaba mucho frenarla.

 

Sagis, te garantizo que en tu casa no puedes conseguirme las cosas que necesito —le respondió, y le divirtió pensar que no mentía. Aunque claro, ella no sabía que no hablaban del mismo tipo de mercancías. Una explosión hizo que el suelo temblara durante unos segundos. Se le derramó el café—. ***...

 

Miró a su amiga mientras limpiaba el desastre.

 

Bueno, no me he fijado en si olía bien o mal pero ten en cuenta que no todo el mundo acostumbra a ducharse diariamente —intentó cambiar de tema. Al final se le escaparía algo que no debía—. En cualquier caso, tú no te preocupes. Ni él ni sus socios me dan miedo alguno. Ni tampoco se van a enfrentar a mí ni me van a timar, así que en todo caso saldremos ganando.

 

Y entonces el cambio de tema llegó, haciendo que se le escapara un suspiro de relajación.

 

¿Ministressa? Ministra, Sagitas, Ministra. Apúntame a una de esas carreras de sillas... si ganas el puesto, claro —añadió e instintivamente miró hacia la puerta que daba acceso a aquella sala, la cual había sellado un poco antes. Esperaba que su amiga no dijera de marcharse, o notaría que la había encerrado allí. ¿Sería suficiente para retrasarla y que Aaron no tuviera competencia? Lo lamentaba mucho y, por un instante, sintió una punzada de dolor en el pecho por traicionar así la confianza de su amiga. Pero los intereses de su bando quedaban sobre cualquier cosa y, por lo que acababa de escucharla decir, ella no buscaba precisamente el beneficio de la Marca Tenebrosa.

 

 

@

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Elfo doméstico de Maida I.Yaxley

 

La criatura ni siquiera llegaba a medir un metro, sin embargo, era portador de la máxima confianza de la Yaxley, desde al menos, un par de meses. Y ahora, que ella se encontraba en aquella fábrica, le había enviado al Ministerio en busca de su primo, y un elfo doméstico tenía siempre una sola cosa en mente, obedecer a su amo. En este caso, Maida. ¿Por qué no sencillamente usaba el broche plateado? ¡Ah, claro! Porque no podía emitir palabras algunas. Habían demasiadas personas en el Atrio del Ministerio, pero la figura del Black Yaxley era difícil de ignorar, el elfo doméstico lo tenía grabado en su retina.

 

¿El amo pasó a la última ronda? —un temblor recorrió su espalda, aquella noticia haría que su ama se sintiera peor de lo que ya se sentía con la publicación anterior, intentó abrirse paso entre la multitud, sin lograr demasiado, al menos los primeros minutos.

 

Para el pequeño Mushu, cada persona era un mundo distinto, la Yaxley contaba con los dedos de una mano las brujas con las que se relacionaba, y ninguno de ellos se encontraba en ese recinto para ese momento, ¿habían huído con los rumores de la Guerra? Su ama lo habría hecho encantada, ese había sido su primera idea, sin embargo, en cuánto se percató qué tan inmiscuido estaba su primo en todo ese asunto, dejó las maletas a un lado y se decantó por el lado inglés, ¿cuánto demoraría en explotarle todo en la cara?

 

Cuando por fin el elfo encontró camino hacia el mortífago, llamó su atención con una pequeña mano huesuda y coló entre los pliegos de su traje, un trozo de pergamino enviado por la Yaxley. Hecho esto, Mushu, decidió que era tiempo de no esperar respuesta y largarse a la fábrica con su ama. El candidato masculino tampoco parecía ser muy amigable con las criaturas mágicas. ¿Dónde y cuando se había escuchado ya un discurso similar? Una lástima que el pobre sirviente no fuera conocedor de Historia de la Magia. En fin, que la nota era corta y que quizá sólo el Black Yaxley entendería: "Mantente en los lugares que tienen protección garantizada, nos vemos pronto. Considera esto como una tarjeta de invitación, aunque no me agrade la idea en general."

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

En serio???. Si tenia una cuasi esposa muy emotiva y en estos casos eso podria ser un peligro. Porque mira que salir asi como asi a saludar a alguien que toc la puerta. Donde quedo eso de alerta permanente???....capaz y hasta habia tomado una pocion multijugo..aunque bueno, si lo habia hecho se tomo bien el trabajo de transformarce en una bell....no Sean...no termines esa linea de pensamiento. Ahora eres un tio decente. Pero lejos de estas cavilaciones en mi mente habia cosas mas importantes y que dado lo expresado en el show de las elecciones vino a reafirmar mi idea. Si, Sagitas estaba en peligro.

 

-Este....hola señorita Mackenzie...-me detuve un momento- este...pero usted es la ex-viceministra??? -ohh y ahora donde esta Harpo que no traia la alfombra roja para recibir a tamaño huesped. Esto si estaba bueno se iba su ama y le entraba por vaguear. Por suerte no soy lengua floja sino ya lo hubiese reportado. De todas formar mejor corresponder con las normas de etiqueta. -Pase..pase...tome asiento....quiere algo de tomar para asi poder contarnos lo que sabe???- quien me hubiera dicho que estaria preocupado por Sagitas...me gire a Perenela- No te preocupes amor, Sagitas sabe cuidarse....si quieres puedo intentar buscarla -aunque si dijo que iba a visitar sus negocios seria mision imposible, a fin y al cabo era dueña de 3/4 de los negocios de Diagon e ir puerta por puerta era una perdida de tiempo.

 

-Por cierto tenemos que tomar medidas para evitar ser victimas de la pocion multijugos -dije a Harpo que ahora se presentaba..-necesitamos detalles engorrosos familiares para reconocernos entre nosotros

 

@@Perenela Arya Grindewald Potter Blue@@Mackenzie Malfoy

MATADORES-FINAL.gifSean-y-Leslie.gif

T9wDvtJ.gif

XXBPo79.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mackenzie Malfoy


Unos jóvenes habían salido a recibirla. El chico la miraba con cierto recelo y Mackenzie tampoco acertaba a saber quién era, por más que intentaba hacer memoria. Por el contrario, reconoció enseguida a la joven, aunque hacía mucho tiempo que no la veía. Ella, cortés, también se presentó enseguida, para pasar a continuación a hacerle un montón de preguntas.

-Hola señorita Mackenzie, soy Perenela la hija menor de Sagitas... y de Reiven... Creo que la ultima vez que nos vimos fue hace unos diez años atrás cuando mi padre aun vivía ¿quien quiere asesinar a mi madre? ¿como sabes eso? ¿Podemos detenerlo? ¿quien o quienes están en busca de su cabeza? ¡Tenemos que avisarle!

Demasiadas preguntas y, mal que le pesara, Mackenzie no tenía una respuesta clara para casi ninguna de ellas.

- Cálmate, Perenela, no hay porqué alarmarse. Sólo debemos hacer lo posible por proteger a tu madre. ¿No está en casa?

Mackenzie hizo una pausa y trató de mirar el interior de la vivienda con el rabillo del ojo, pero no pudo descubrir gran cosa que le fuera de utilidad ni tampoco vio a Sagitas, por lo que decidió contestar a Perenela, hasta donde podía contestar.

- No sé quién quiere asesinar a tu madre. En realidad, planean matar a todos los candidatos. ¿Quién o Quienes? Pueden ser tantos... ¿Enemigos políticos? ¿Bulgaria, Rumanía, Italia o cualquier otra de las naciones con las que estamos en guerra? La situación es confusa, pero el rumor parece cierto, por lo que tu madre debería tomar precauciones. Supongo que el cómo lo sé carece de importancia -continuó la Malfoy-, pero si calma tu curiosidad, aún tengo ciertas influencias y contactos que me mantienen muy bien informada.

 

El joven que estaba junto a Perenela había dejado aparte su recelo y ahora la saludaba amablemente.

 

- Sí, esa soy yo. La odiada ex-Viceministra -respondió con sorna al joven.

 

Agradeció la invitación y pasó al interior de la Mansión.

 

- No gracias, no deseo tomar nada. En realidad tengo mucha prisa.

Mientras hablaba con Perenela y Sean, Mackenzie trataba de pensar en una estrategia de protección. Ya no contaba con los servicios ministeriales. ¿O sí?

- ¿Qué opina tu madre de la candidatura? Por lo que he visto en los periódicos y se comenta en todo Londres, tu madre apenas está haciendo campaña. Quizás debería defender un poco más su candidatura y acercarse al Ministerio. Te puedo asegurar que el Ministerio es, en estos momentos, el lugar mejor protegido del planeta.

Desde luego era una opción. Quedarse en casa no era seguro. Además, Sagitas podría hacer una excelente campaña. Era una buena solución.

Esperó la respuesta de Perenela y el joven que la acompañaba. Mucho se temía, sin embargo, que Sagitas haría cualquier cosa menos hacer caso a un consejo por su seguridad. Mackenzie suspiró, preguntándose que más podía hacer. De hecho, apenas tenía tiempo, necesitaba salir de Inglaterra cuanto antes. Si hubiera alguna forma de proteger a Sagitas... al menos se marcharía tranquila. De pronto se dio cuenta de qué sí había una manera. Sólo que... ¿iba a ser capaz de hacerlo? Se tocó el colgante que llevaba siempre al cuello. No, no era el colgante baratija que acababa de robar en el Ministerio de Magia. Ese estaba a muy buen recaudo, donde nadie pudiera verlo ni encontrarlo. Este otro era algo más personal. Tenía mucho poder, sí. En realidad, era un objeto de arqueomagia de lo más poderoso. Un objeto alfa y no uno cualquiera. Lo había obtenido hacía 4.000 años, cuando la magia antigua aún fluía pura en todo el planeta y los magos y brujas no utilizaban varitas. Era un objeto que representaba el comienzo de la Historia. Y aún así... Mackenzie no llevaba aquel objeto por su poder. Lo llevaba como recuerdo y como símbolo de tantas y tantas cosas... Quizás fuera la posesión más personal de Mackenzie Malfoy.

Tomando una de las decisiones más difíciles de su vida, Mackenzie se quitó el colgante del cuello y se lo entregó a Perenela.

- Toma. Dale esto a tu madre de mi parte. - Era un hermoso y pequeño dragón de un material límpido y cristalino que nadie habría sabido identificar, pero Mackenzie sabía que estaba hecho de pura luz. - Creo que lo reconocerá. Pero si no lo recuerda, dile que perteneció a un rey. -Hizo una pausa para guardar el aire que estaba sintiendo que se le escapaba al despedirse de aquel recuerdo. - Ella sabrá como utilizarlo. Nadie podrá hacerle nada mientras lo lleve puesto.

Mackenzie cerró las manos de Perenela, cubriendo el pequeño y poderoso colgante

- Dile... -la voz le salía entrecortada- dile que es un regalo. - Tomó aire. - Ahora debo irme, tengo asuntos muy urgentes que atender.

Mackenzie se dio la vuelta en busca de un lugar en el que desaparecerse. No volvió a mirar atrás. Una lágrima recorrió su mejilla, silenciosa, mientras pensaba en el dragón de luz que Adi le había regalado a Zora con los últimos retazos de magia que le quedaban, justo antes de convertirse en el Rey Mishna.


**********



Mientras tanto... en el Atrio del Ministerio de Magia

Toloveus Clearandbrightly
Guardián de los Votos


Toloveus miraba impertérrito al hombre que acababa de tomar a una mujer embarazada como rehén y ahora lo amenazaba.

- El tiempo esta en tu contra y no existe escape...- Se rió. -Tic, tac...

- Joven, debería usted calmarse. Por más que me amenace no puede hacer nada contra mi. Ni siquiera contra esa mujer embarazada que ha tomado de rehén.

Mientras decía estas palabras, alzó una simple mano y la mujer quedó libre al instante y a buen recaudo.

- Como ve, un expeliarmus de nada sirve contra mi. En cuanto a un avada.... ¿quiere probarlo? Le diré que cualquier hechizo que pretenda agredirme, le devolverá a usted sus efectos quintuplicado. ¿De veras quiere morir cinco veces?

Toloveus enarcó una ceja observando al Luxure por unos instantes. Luego volvió a alzar una mano y mil sogas cubrieron en el acto el cuerpo del desdichado. No podía usar sus manos ni sus pies ni pronunciar palabra alguna y, para que tampoco pudiera pensar, Toloveus le envolvió la mente en la más absoluta confusión.

- ¡Guardas! - Ordenó. -¡Llevénse a este hombre a las mazmorras e interrógenlo!

MIentras Toloveus veía como los guardas se alejaban con el hombre bien aprisionado e incapaz de escapar o defenderse, suspiró con resignación y se puso a ordenar los origamis que habían quedado desparramados entre las papeletas que cubrían su mesa.

Él era el Guardián de los Votos y toda la magia de Gran Bretaña estaba de su parte para llevar el proceso electoral adelante. Nada ni nadie impediría que se eligiera al nuevo Ministro de Magia.

@ @ @ @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue

 

 

OFF: Sorry si algo quedó desajustado, tuve que editar a toda prisa para incluir el último rol de Sean, que no lo había visto y me están dando ultimatums para ir a cenar xD

yqvll1m.gifO3zbock.gif
firma
iRyEn.gif4ywIp1y.gifXuR0HEb.gifZmW4szS.gif
bfqucW5.gif
Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Entre maldiciones mentales y una profunda confusión era llevado atrastra, fue inútil mi ataque y era cierto que la profecía antes predicha por el arcano se había cumplido. Era difícil imaginar que este ser exiliado de Gran Bretaña viera esa desgracia y aun así no hizo nada en contra de la guerra ¿Acaso esa era la lealtad que le profesaban a @@Mackenzie Malfoy ,pero mis palabras se tomaron a la ligera y el tiempo jugaba en su contra, en la fuente existía un objeto que estallará cuando sea nombrado el nuevo Ministro. Este era el inicio de la muerte de inocentes, sin contar que la estructura desde que había asumido el puesto de director de Trasporte y Deportes Mágicos presentó una falla. La cual se resumía en la inestable cimientos que sostiene a cada departamento, tenia años de que la corrupción ministerial no realizaba reparaciones.

 

En cambio mi cuerpo era suspendido y mis manos se encontraban sujeta por un sin fin de cadenas, de igual manera mi cuello y pies. A mis pies se encontraba varios empleados ministeriales en son de burla, pero no expresaba palabra alguna. En ello me impacta un rayo, escuchando un grito que pronuncia mi nombre. En aquel momento lanzó un escupitajo y cae en su rostro.

 

Para nadie era secreto que en mi instancia fui quien interrogaba a los espías, tenia experiencia de guardar secretos y mis memorias recientes fueron olvidadas. Era extraño que mis escasos recuerdos sólo evocaban las últimas horas, porque no existía nada en mi mente que revele las siguientes jugadas, para mi expediente será otro crimen más.

7VZGWBY.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

E25wHuT.gif

ATRIO

Cuando la chispa manchó el rostro de Sagitas, su gigantesco retrato y muy similar al mío, se asombró en relieve ¡como un holograma! y enarcó una ceja ante mí que parecía una hormiga en comparación. Sin embargo no podría hacer nada pues no era nada más que una publicidad de campaña, esencia mágica que guardaba ciertos aspectos como las fotografías que manejábamos (los muggles habían intentado copiarnos quizás cómo y dónde a través de esos famosos gifs. Imágenes que no guardaban siquiera un sentimiento ¡nuestra magia era fuerte!).

El atrio había quedado en silencio, momento oportuno para el mago que se acercaba hasta mí. No era que la seguridad no hubiese funcionado, sino que ciertamente le había visto entrar con su séquito, Demian Luxure, ya había tenido un cara a cara con él en la reunión de la oficina ministerial. Manos atrás, le sostuve la mirada mientras éste me amenazaba con su varita pues un rostro parco e indiferente sería mucho mejor que animarme a utilizar la varita luego del discurso que había entregado a los ingleses. Algunos de sus hombres cruzaron uno que otro hechizo con el cuerpo de seguridad, nada complicado para ellos. El ministerio era el lugar más seguro en esos días ¡era lo lógico luego del altercado con el dragón! y las defensas habían aumentado en un cien.

-Suéltala Demian...-le dije casi en una parsimonia absurda, ¡la mujer estaba embarazada!. ¿La escena?, aunque ni similar, me parecía conocida; guardaría el comentario para unos segundos más tarde.

La chica quedó libre cuando enfrentó palabras con Toloveus, un anciano que cualquiera aludiría al mismísimo Flamel. Rápidamente se vio atado e inmovilizado frente a todo el público, que expectantes, aún guardaban el silencio de lo de la nacionalidad de Sagitas. El anciano ordenó su encarcelación en los calabozos, lugar donde luego sería interrogado... si es que yo no llegaba antes claro, después de todo era un mortífago. Pero su amenaza tendría un costo.

-Ven cariño...-dije a la mujer embarazada. Era un tanto más baja que yo, lo que no quería decir que fuese una enana pues yo mantenía buen porte. Su cabello castaño y ondulado caía por la espalda. Era de menuda contextura a pesar de su condición; le tendí la mano- Conozco al señor Luxure...-comencé nuevamente a parlotear ante la comunidad mágica- ... ha trabajado en el ministerio desde hace ya varios años, y fue el primero en ponerme una traba cuando tomé detenido a Grigor, ¡¿saben quién es Grigor?!... El mago causante de que el dragón irrumpiera violentamente en nuestro atrio ministerial- llevé la diestra al pecho de forma indiscreta, casi de inercia y con falso regocijo palpé el frasquito que contenía ese recuerdo- peleaba por un juicio... ¡justo!- exclamé sin soltar la mano de aquella bruja. De pronto sentí un ardor en el brazo, por sobre el codo, un cosquilleo tan fino como el corte del cuál me percataría luego. Dibujé una mueca que se perdió en la euforia de mis palabras- ¡¿fue justo el ataque al ministerio?!... ¡murió gente aquél día!, y el señor Luxure me pedía un juicio ...¿justo?- el público abucheó, a lo que elevé las manos y luego hice gesto de que bajaran los niveles- tengan rabia, esa impotencia de vernos rodeados de opiniones que no nos competen, que no van con nuestra cultura...¡somos dueños de la cuna mágica!...- apunté con la varita hacia la puerta por donde había desaparecido Demian- ¡ese hombre es egipcio!

Más les valía ir cambiando de nacionalidad, solicitarla por gracia o por cuanta forma se les ocurriese pues la comunidad inglesa de la magia comenzaba a darse cuenta que los errores no eran propios de su historia.

- ¡No somos nosotros los que estamos equivocados!...- Observé a la bruja y luego a una multitud sumida en el patriotismo puro. Me acerqué hasta su oído- ve a casa, ve con tu familia y entrega el mensaje como lo harán ellos también- dicho tal, le enseñé al público que soltaba chispas y serpentinas con sus varitas.

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mansión Ojo Loco:

 

Sabia que había apabullado a Mackenzie a preguntas pero me estaba embargando una sensación horrible de impotencia, mi madre como siempre se tomaba a la ligera su propia seguridad preocupada por otros. Afortunadamente mi prometido había demostrado una gran cantidad de educación haciendo pasar a nuestra invitada. Me mordí la parte interior de la mejilla mientras escuchaba a Mackenzie y bufé cuando me imaginé a mi madre haciendo campaña:

 

-Esta alagada por el nombramiento pero la verdad no se si le interese el puesto, en cuanto supo de su nominación mando a llamar a toda la familia aquí, subir todas las defensas y salio a recorrer sus negocios para cerrarlos, dijo que pasaría a sacar dinero de Gringotts y después de todo volvería aquí. Eso si, había mandado a Babila a averiguar por que medio podía hacer llegar su discurso de campaña pero la verdad es que no se... No se si quiera meterse en el barullo de la carrera política, o va a renunciar a su candidatura, pero sigo pensando que es muy mala idea que haya salido.

 

Empecé a caminar de arriba abajo sintiéndome enjaulada, la preocupación me carcomía y empezaba a pensar lo peor. Pero por mi salud mental y el bienestar de mi familia debía recordar que mi madre era una bruja poderosa, una sacerdotisa consumada y sobretodo una mujer de muchos recursos para salirse con la suya. Empecé a sentir el olor ácido del afán de Mackenzie y la miré fijamente, estaba cavilando algo como si necesitara resolver esto antes de irse o como si tuviera algo que hacer en otro lado, pero no podía juzgarla, estábamos en tiempos de guerra y al igual que todos necesitábamos estar pendientes de los nuestros, proteger lo nuestro a capa y espada por lo que agradecí y me enterneció su gesto de querer proteger a mi madre.

 

Todo el olor corporal de Mackenzie una mezcla de bayas, secuoyas y miel cambió tornándose agridulce, lo que estaba haciendo le dolía a sobremanera y era duro para ella desprenderse del collar mas hermoso que había visto nunca, estaba pulcramente tallado, desprendía poder y aunque tenia cierto recelo al tomarlo su luz pura y su vibración me llamaban, emitía su magia propia, abrí la boca para decir algo pero no salían de mi las palabras, Mackenzie aprovecho mi estupefacción para despedirse de prisa y salir casi que a la carrera, me recupere y le di alcancé para agradecerle sin palabras sino con un abrazo lo que hacia por mi madre, por su seguridad... Atesoraría eso, esa muestra de bondad que las lagrimas evidenciaban que era duro para ella.

 

No me fije en si desapareció de la mansión sino que regrese sobre mis pasos y seguí de largo sin mirar ni dirigirle una palabra a Sean o a Xell que estaban en la parte baja, salí corriendo al trote al tercer piso, donde estaba el cuarto de mi madre y mi salón de té, esa única concesión que mi madre había hecho a la crianza que mi padre me había impartido y donde atesoraba o único que había traído conmigo de Mahoutokoro: mi colección de armas. Tomé dos dagas de caza larga y las crucé en mi espalda, una serie de cuchillos rodeaban el cinto y un conjunto de dagas mas pequeñas estaban colocadas estrategicamente en la parte baja de mi espalda, a la altura del muslo y en la parte baja del tobillo y cubrí todo mi arsenal con una capa de viaje larga. No era muy buena en los duelos pero seguro como el infierno que sabia usar un arma y pobre del mortal que se atravesara ahora en mi camino. Baje trotando las escaleras y miré a Sean fijamente:

 

-Voy a buscar a mi madre, cuiden de los niños - les dije sobretodo mirando a Xell - pongan las defensas que mi madre indico, Sean sabe donde esta todo, voy a buscarla primero en Gringotts, cada vez que revise un lugar mandaré un mensaje a casa para que sepan en todo momento donde estoy o si la he encontrado - solté mi cabello tomando mi varita y sonreí mientras conjuraba un patronus dirigido a mi madre:

 

Necesito que vuelva ya mismo a casa, estas en peligro acabamos de recibir noticias que quieren asesinarte y no te puedes seguir exponiendo así; Mackenzie estuvo aquí te dejó un colgante de regalo que perteneció a un rey, si no regresas en 10 minutos saldré a por ti armada hasta los dientes

 

 

Diez minutos, diez minutos era lo que necesitaba para salir de Ottery, tomar el tren y enfilar a Diagon, revisé nuevamente todo mi arsenal tratando de mirar si estaba cubierta y lista..

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

firma pere.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mi cabeza dejó de pensar en explosiones y en carreras de sillas por los pasillos del Ministerio para arrugar el ceño y mirar, por primera vez, a los ojos de mi amiga. ¿Su voz sonaba molesta? ¿Por qué...? ¿Es qué a ella no le gustaban los juegos con los muebles de la casa? ¿Es qué la Gaunt no transformaba enseres para juguetear con los niños? Pues qué seria... A ver si se creía que toda mi vida había tenido dinero para comprar peluches... Ahora enarqué la ceja en cuanto la sentí hablar bien..., bueno, no mal de La Marca.

 

-- ¿En serio...? ¿En serio me dices que porqué les culpo a los Mortífagos? -- Esperé a que mi cara reaccionara y dejara de mostrar estupor para cambiarlo por un rictus de seriedad que no me pegaba mucho. -- ¡Pues porque hay una calavera verdosa toda feúcha con una serpiente en la boca danzando en los cielos del Ministerio, por eso!

 

Bueno, yo no la había visto pero me lo había chivado Xell antes de venir aquí y ella no me mentiría.

 

-- ¿Cómo que qué tengo en contra de ellos? ¡¡Mujer, son los malos!! Rompen casas. ¿O es que no recuerdas cuando destrozaron la Ojo Loco y tuve que restaurar toda la mansión de arriba a abajo. Sólo pude conservar los objetos encerrados en mi habitación del pánico, la secreta que sólo se abre con cierta cosa que tengo y que no arde ni con yesca. El resto, todo nuevo. ¡Pero si tú viniste a consolarme aquel día! ¿No lo recuerdas? ¡Claro que les guardo rencor! Pero no sólo por lo que hicieron en la "Ojo Loco". Por lo que hacen en todo el pueblo, abusando de los inocentes para aterrorizarles y conseguir el poder, como en los tiempos antiguos. Estoy segura que, al menos uno de los que están nominados a Ministro lo es, para infiltrarse en ese alto cargo del Ministerio.

 

Me paré con el dedo en la barbilla, pensativa, un mero truco para tomar aire, que cuando me embalo no me acuerdo de respirar.

 

-- Bueno, yo sé que no soy porque soy de la... de las que creen en lo que predican... ¡Eeeeh! Si sólo somos dos, seguro que ese Aaron es mortio, ya verás. Quédate con su nombre, Anne, ya verás como lo es. Si ya decía yo que la otra vez en el Atrio tenía unas ideas muy estrictas sobre la política y quería conseguir el poder a toda costa, aprovechando la ausencia de Mack y Crazy. ¡Oh, sí, estoy segura, creo que habrá que vigilarlo! Espera, ¿qué decías de la Orden...?

 

Sí, mucho pensar en voz alta y casi se me pierde la opinión que tenía mi amiga sobre mi propio bando. Otra vez el estupor reflejado en mi cara. Mi respuesta llegó algo tardía, con la voz un poco baja y con cierto deje de dolor por su forma de entender nuestro comportamiento.

 

-- Ay, Anne, que no es cierto eso que dices. La Orden no es mala ni mata. Sólo defienden. Es cierto que hay muertes pero de ambos lados. Pero no te dejes engañar, la Orden es un bando que defiende a los que no pueden defenderse de los matones. Porque no nos engañemos, Anne, La Marca sólo es un grupo de indeseables que pretenden imponer su criterio a golpes de varita, por la Fuerza. Menos mal que en La Orden les param.... paran los pies.

 

Me costaba no confesarle a Anne mi pertenencia a ese bando y el orgullo que sentía por ello pero, a pesar de ser una gran amiga, no podía permitírmelo.

 

No al menos sin hacer una tirada de cartas a ver qué me decían sobre mi decisión de incluirla en mi secreto. La tensión pareció decrecer pero..., ¿en qué momento nos habíamos puesto tensas? Ay, la Guerra, qué mala compañera que es...

 

-- Anda, ¿así que es Ministra? Ay, Dioses... Llevo tanto tiempo en Inglaterra que pienso como si fuera de aquí y, sin embargo, aún me cuesta un poco manejar el idioma en ciertos vocablos. Entonces... ¿Te gusta lo de la carrera de sillas? Si no hay suficientes, las sacamos de la Sala de reuniones de los Warlocks, recuerdo que allá había muchas.

 

Intentaba recuperar la tranquilidad interior porque, para problemas, ya había bastantes allá afuera, con las explosiones. ¿Pero cuántos del pueblo podrían tener cuernos de erumpent y pociones de esas explosivas...? Tendría que ir al Circo a ver si mis animalitos estaban bien. Eran criaturas muy afectables por los sonidos fuertes.

 

Un aleteo de un origami me distrajo de mis pensamientos. Era del señor aquel de nombre bien largo, el que me había mandado antes un pergamino y Babila había ido a ver. ¿Estaría bien? Babila quiero decir, no el Toloveus Clear... brigh... algo... Lo tomé y bufé a Anne.

 

-- ¡Leñes! ¿Cómo hará para encontrarme? Anuncio oficial de que soy finalista y que debo presentarme al Debate Electoral. ¡¡Demonios desdentados!! No se me da bien hablar en público. Y no digas nada del Circo, allá no miro sino que actúo y no miro a nadie en concreto. No es lo mismo. ¿Cómo voy a hacer campaña? ¡Si todos me conocen! Si soy como un libro abierto, si cualquiera podría hacerse pasar por mí si hiciera un par de piruetas... ¡Ay, Anne, que yo no quiero hacer campaña...!

 

Me hubiera seguido bañando en la autocompasión si no hubiera aparecido un Patronus en el aire. Por un momento, pensé que alguien del bando de la Orden del Fénix, por fin, nos reunía para algún tipo de acción en el pueblo, aunque no reconocí aquella figura. Después, la voz de mi hija Perenela me hizo palidecer. No sabía que supiera hacer este tipo de hechizos pero su mensaje alejó de mí toda extrañeza:

 

-- ¡Dioses, Anne! Debe de ser muy grave si Mack abandonó su mansión y vino a la mía a prevenirme, ¿no? Ay, ya te dije que desconfío que los mortios están detrás de todo esto. ¿Me ha traído un collar, de un rey? A ver si es que quiere que me lo ponga para el debate. ¿De un Rey? ¿Qué Rey...? Debo volver a casa, amiga.

 

Fui hacia la puerta pensando aún en qué rey porque no teníamos ningún rey común desde... desde... Muy antiguo. Tan antiguo que casi ni me acordaba que había un Rey de la Antiquísima Antigüedad que ambas conocíamos. Sí, aunque no éramos tan antiguas, nos unía un pasado común que... Moví el pomo. Lo volví a mover y... Aún asiéndolo, giré la cabeza hacia ella.

 

-- ¿Por qué está cerrada la puerta, Anne?

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mansión "Ojo Loco":

 

Noté que Perenela estaba echa un flan y, aún así, sonreía al hablar. Era como su madre, Sagitas. De tal palo, tal varita, o algo parecido decían los muggles.

 

- ¿Quedarme en casa, con los niños y los elfos?

 

En cierta manera me parecía una actitud fea en un intento de protegerme, como si fuera débil. Si ellos supieran que yo era miembro de la Orden del Fénix, seguro que no me trataban así, aunque había de reconocer que mi ingreso era demasiado reciente para haber tenido tiempo de lucirme en una acción.

 

- Está bien, prima, me quedo con vosotros. - ¿Buenos conocimientos de duelos? No era lo mío pero defendería la casa y a los que hubiera dentro; era mi deber. Di un salto cuando alguien llamó a la puerta. Mi reacción fue tardía y Sean y Perenela fueron a abrir, en vez de Harpo, dejándome a mí con Ithilion. Pero no tardé en acudir al hall de la mansión para ver quién era.

 

- ¡Mackenzie Malfoy! - exclamé con voz muy bajita, creo que no me oyó pero yo escuché todo lo que decían desde allá.

 

Sean había puesto antes una retransmisión radiofónica y todos andábamos preocupados por la manipulación que el otro candidato al puesto de Ministro había hecho de la figura de la tía Sagis, sólo porque era española. Perenela estba muy preocupada por su madre e invitó a la Ministra a que pasara y contara lo que sucedía.

 

Fue clara y... emotivo. Lo sé porque la vi preocuparse por la tía y pedir que fuera al Ministerio, el lugar más seguro del mundo. Me tapé la boca con las dos manos al ver que se despedía tan rápidamente como había venido y dejaba un presente en las manos de la prima.

 

- ¡Perenela! ¿A dónde vas? - grité al verla huir con el regalo hacia la parte alta de la mansión.

 

No tardó en bajar y decir que se iba a buscarla.

 

- ¡Voy contigo!

 

Pero no. Mi deber era cuidar de los niños y de los elfos, de la mansión y quedarme con las ganas de ser activa en aquella guerra. ¿Cómo iba a demostrar mi valía si tenía que defender una mansión que tenía mil hechizos infranqueables?

YyV85FY.jpg

7sfPjxW.gif NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.