Instituto Internacional de Investigación a la Magia.

[Cissy Macnair]

Oficina de Estudios Mágicos de la Sangre

Dirección

La sangre.

 

Siempre se había pensado en la sangre con distintos motivos y siempre se le había atribuido distintos poderes: elixir de la vida, magia negra, resurrección, vida eterna, vinculación. Eran casi infinitos los temas que existían en torno a ella, bendiciéndola o maldiciéndola. La sangre podía ser motivo de vida o de muerte. Y en el Instituto Internacional de Investigación a la Magia los profesionales que trabajaban con ella no poseían límites para sus estudios.

 

En el Laboratorio Antari, donde ejercía como Directora, los científicos presentes vestidos con batas blancas se dedicaban a la más amplia gama de estudios relativos a dicho plasma, siempre y cuando proviniera de humanos con magia. Al contrario que el departamento de Magizoología que bien podía estudiar la magia de la sangre en animales, aquí estudiábamos la sangre de magos y brujas, indiferentemente de su raza. Había una dividión especial para sangre de hombres lobo, otra para sangre de vampiros, de banshees, de demonios. Siempre y cuando la persona fuera un mago o bruja, su sangre nos servía.

 

Desde una oficina vidriada, parecida a una pecera, observaba a los selectos empleados trabajar. Era difícil poder conseguir una plaza en aquel Instituto de renombre y eran pocas las personas que vivían fuera de sus instalaciones. La mayor parte de los científicos, de cualquier área, poseían una zona reservada que hacía de hogar para ellos, con habitaciones, baños, cocina, comedor, biblioteca, un espacio de relajación, gimnasio. Eran casi una pequeña comunidad autónoma. Pero también era duro, por eso la mayoría no poseían familiares cercanos a los que tuvieran que rendirles cuentas. Tener esposo o esposa e hijos y vivir allí, era imposible y los que elegían trasladarse para trabajar eran pocos. Por eso, aquellas instalaciones eran las más eficientes.

 

Tomé una pila de cartas y misivas que habían llegado aquella mañana y que mi secretario había dejado sobre mi mesa. Había una en particular que me interesó leer a la primera, pues tenía la firma de otro científico que también trabajaba allí: Jeremy. En ella, me solicitaba muestras de algún ejemplar mago de raza demoníaca para complementar unos estudios que estaba llevando a cabo. ¿Un Magizoólogo queriendo una muestra de un demonio? Tomé pluma y pergamino.

 

"Estimado Sr. Triviani:

 

He recibido su petitorio para una muestra de sangre de demonio de las que poseo en mi laboratorio. Actualmente sólo cuento con una muestra, por lo que me gustaría tener una reunión con usted antes de que la misma le sea entregada.

 

Atte. Castalia Macnair"

 

Tomé el pergamino y lo coloqué en un sobre, sellándolo correctamente. Incluso dentro de un prestigioso lugar como aquel, podía haber espías.

 

 

@ (si no te molesta que me una al rol :3)

[Jeremy Triviani]

Jeremy bajo la mirada incómodo cuando respondió Tauro sobre los instintos. Había demasiada verdad en sus palabras, eso lo avergonzaba, llenándolo de culpa. No hacía mucho tiempo, aquel “impulso” lo había descontrolado por completo, dejándolo a merced de sus instintos vampíricos, que tomaron el control de su cuerpo, anulándole la capacidad de pensar con claridad. ¿Lo estaba haciendo en esos momentos, con ellas dos ahí? Por supuesto que no. Cualquiera saldría corriendo.

 

Para evitar mirarla mucho, observo un poco al su alrededor hasta que la bruja se puso cómoda y río de sus palabras. Se sorprendió de lo musical que sonaban sus carcajadas en aquel frío laboratorio. Hizo una mueca.

 

-Puedo enseñar eso que me cuentas, en mi próxima clase de Artes Oscuras. Invocarte sería muy interesante. -Sonrió con malicia - ¿Tengo que sacrificar una virgen para que aparezcas? Suelo invocar espíritus del más allá. Almas en pena que aún están en otro plano de esta realidad, pero nunca se me ocurrió invocar un demonio -Pensó en voz alta, mientras imaginaba el susto de sus alumnos al presenciar la Tauro terrorífica que él, apenas podía imaginar. ¿O era la que había visto en aquel encuentro?

 

-Nací siendo vampiro, o tal vez un bebé medio demonio que le dieron sangre de vampiro y lo mataron. Mi teoría es que soy híbrido, porque mi cuerpo es caliente, no como los demás vampiros -Se acercó a la mujer y le tomó, inesperadamente, la mano para apoyársela, cubierta por su propia mano más grande, en el pecho donde bombeaba su corazón de forma rítmica y pausada - Tengo latido por lo que supongo…

 

Sophie interrumpió las palabras de Jeremy, haciendo que girara la cabeza para verla. Acto seguido, se alejó de Tauro, soltándola sin delicadeza. No quería pelear… bueno, no quería pelear todo el rato, por lo que decidió no responder la ironía de la Jefa en Demonología.

 

-Necesitamos de tu ayuda -Comentó antes de contradecirse - Soy el que más necesita de tu ayuda. Con la letra llegamos a un acuerdo de no pelear por un tiempo. Solo lo haremos si es para un debate que nos beneficie a todos en conocimiento.

 

De repente un sobre apareció en el aire con el nombre del vampiro escrito en él. Jeremy lo tomó antes de que tocara el suelo. Sabía que esa era la forma de entregar mensajes en el IIIM, ya que las lechuzas eran un medio muy sucio para el fin del lugar, y los avioncitos de papel, no lograban pasar por todo los encantamientos que poseían en la entrada los laboratorios.

 

-Discúlpenme un minuto… -Dijo apartándose de las brujas, para leer en privado la nota. Al leerla, asintió con la cabeza, y vio que las brujas hablaban sobre algo. Lejos de querer saber qué era, se alejó paseando por el laboratorio buscando un pergamino para responder. Encontró en una mesa unos cuantos papeles y tomo cualquiera para escribir, sin ver si servía, rompió un pedazo para responder.

 

 

“Srita. Macnair.

En estos momentos me encuentro en una reunión con la Jefa de Demonología y Maldiciones, así como también una Magizoologa de fama internacional. Me complacería que pudiera unirse a nosotros a la mayor brevedad posible.

Atte. Jeremy Askar Triviani.”

 

 

 

 

Uso el mismo sobre para enviarle la nota a la Macnair. Mientras este desaparecía frente a sus ojos, algo le llamo la atención. ¿Era una pecera? Desde allí no escuchaba a las brujas. Se acercó y vio algo feo en un extremo. Pareció dormido. Golpeo el vidrio pero el animal no le hizo caso, ni aunque golpeó más fuerte. Curioso, Jeremy decidió acercarse un poco más, por lo que empezó anular los hechizos protectores, para poder abrir la puerta. En el momento que abrió la puerta, la luz del laboratorio al completo se apagó, dejándolos en la oscuridad.

 

 

 

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Editado 8 de Septiembre del 2019 por Jeremy Askar Triviani

[Hayame Snape Potter Black]

Laboratorio de Herbología

La explosión retumbó en las paredes pero por lo que había notado, la chica rubia tenía lo suficientemente bien protegido el lugar para que lo que hiciera en aquel sitio bajo el permiso que le habían concedido, no afectara fuera de la zona donde ella llevaba a cabo sus experimentos o estudios; todavía estaba demasiado impactada de entender que la otra chica había sido contactada sin advertir de ello a sus jefes inmediatos en el Departamento de Accidentes para que sus investigaciones sobre plantas mágicas pudiesen ser utilizadas en pro de la guerra que tenían encima y por la cuál, los magos no dejaban de hablar en todos los rinconces del país

Esa guerra en verdad que era como un parásito que se metía dentro de todas las personas y al menos por su parte, no podía dejar de pensar en el espía italiano que había terminado hecho pedazos dispersos sobre un charco de su propia sangre, en medio del pasillo de Accidentes por haber abierto una puerta que no estaba permitido que tocase; realmente los bandos enemigos estaban desesperados por toda información u oportunidad de hacer caer al gobierno británico, incluso teniendo que sacrificar a sus propios magos si es que tenían que hacerlo

Una táctica más propia de los japoneses que de los italianos...

Y si estaban aliados ahora?

Se frotó la frente por unos segundos antes de regresar a la realidad de que accidentalmente, el pequeño demonio negro que había estado mordisqueando cosas aquí y allá, parecía haberse escabullido hasta dar con unos matraces que contenían algo que sencillamente, había explotado llenando a la vampiro de astillas de vidrio por toda la espalda, dándole el aspecto de un puercoespín brillante

Se observó con ojos de rayita y punta uno de los brazos donde notaba la piel rasgada y dejó escapar un fuerte resoplido

-Au... -se quejó -Lisette ah... qué era lo que tenías aquí que pudiera estallar de esa manera y... podrías ayudarme?

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[Tauro M.]

— Oh no, se necesita mucho más que un rito de invocación para llamarme, a menos claro, que haya algo que me satisfaga de por medio —bromeó, siguiéndole el juego —Pero si quieres te puedo enseñar un par de trucos, cosas que he aprendido y no precisamente en una escuela o Universidad —añadió con un tono juguetón, pensando que tantos viajes y experiencias le habían servido. Se quedó pensativa con la historia de Jeremy y se sorprendió aun más cuando éste tomó su mano para que sintiera los latidos de su corazón —Increíble —fue lo único que alcanzó a decir, porque en ese momento Sophie salía a recibirlos y no de muy buena gana. Miró con reproche al vampiro por la brusquedad con la que apartó su mano, pero nada más.

 

— No sé de qué hablas —respondió, encogiéndose de hombros. La pelinegra no estaba de muy buen humor y temía tener algo que ver. En otras circunstancias intentaría contentarla con algo más personal, más íntimo y muy propio de ellas, pero ahora tenían público presente —Pero te aseguro que lo que dije él es verdad —empezó a decir, cuando Jeremy se alejó para leer el contenido del sobre que le había llegado.

 

— Es un poco irritante —quiso decir mucho, pero eso era algo obvio —, pero le interesa mucho lo que tienes para entregarle y en lo personal a mí también, quiero saber hasta donde podemos llegar y lo que descubriremos —sus ojos reflejaban emoción, como siempre solía ponerse cuando algo peligroso se avecinaba — Si de nuevo volvemos a pelear, te doy permiso para que lo mates —agregó riendo.

 

Jeremy llevaba ya mucho tiempo fuera de su visión y eso la inquietaba. Lo buscó con la mirada. Nada. Silencio absoluto. ¿Dónde se había metido? La molestia se hizo evidente en Sophie, quién también lo buscaba con más urgencia de la que Tauro había esperado. ¿A qué se debía?

 

— Mejor vamos a buscarlo —se apresuró a decir, pero entonces todo quedó a oscuras —¿Y esto?

 

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[Sophie M.]

Era notorio que les había tomado por sorpresa mi aspereza, tanto que intenté sentirme culpable sin realmente tener mucho éxito, en realidad habían hecho méritos para agotar mi paciencia que, para cualquiera que me conocía, sabía que no era mucha.

 

Escuché lo que ambos tenían que decir en silencio, pero conforme hablaban iba suavizando mis propios gestos. Si parecía que ellos habían corregido sus propias disputas y se veían más dispuestos a colaborar entre sí.

 

– De acuerdo – murmuro para ambos en respuesta – un beneficio mutuo era todo lo que buscaba desde el inicio – hasta yo puedo reconocerme más calma.

 

En ese momento nos vemos interrumpidos los tres por el memorándum que recibe Jeremy que se aleja de inmediato para conseguir un poco de privacidad.

 

– No creas que no te voy a tomar la palabra Tau – me dirijo a ella con más confianza en vista de que estamos solas – mínimo alguna maldición – río viendo a sus labios, gesto que un momento después se convierte en una necesidad de reacomodar un par de objetos en la mesa cercana para distraerme. Sus labios son casi magnéticos en la corta distancia.

 

De pronto las dos notamos la ausencia prolongada del mago, ambas lo buscamos con la mirada.

 

– Creo que ... – pero no tengo tiempo de terminar porque mi teoría se ve confirmada. Las luces se apagan totalmente, son escasos 30 segundos para que se disparen las estridentes alarmas. Luces rojas se intercalan con las blancas que casi me ciegan. Comienzo a hacer las cuentas en mi cabeza, tenemos 5 minutos más antes de que todo tenga un resultado calamitoso. Todo el laboratorio estaba pensado para autodestruirse antes de dejar escapar nada de allí. Ninguno de los presentes tenía forma de saber eso. Callo al menos la alarma para podernos comunicar. Las luces no se detendrían hasta restaurar el protocolo de seguridad.

 

– Quizá Asmodeus se me adelante en matarlo – saco mi varita y le indico que haga lo mismo, el nombre había despertado en la peliazul la urgencia de toda la situación. Camino hasta la entrada del laboratorio de seguridad.

 

Con demasiada suerte no era por éste que se habían activado las alarmas. Cualquier otro espécimen sería manejable pero Asmodeus, solo había una forma de controlarlo o mejor dicho una debilidad: Lilith y no tenía idea de en donde se había metido luego de ayudarme a capturarlo.

 

– Dime que no eres tan absurdo como es evidente – arrastro cada palabra irascible. Jeremy está allí mismo jugando con cosas que evidentemente no entiende y supone consecuencias tan graves. Quería gritarle muchísimo más pero debía mantener la cabeza.

 

Esperaba con todas mis fuerzas que las alarmas hubiesen saltado solo porque había retirado los encantamientos, quizá no era demasiado tarde y las celdas se mantenían selladas. Pero llego al punto del desmayo cuando veo la puerta entreabierta.

 

Me costaba entender cómo siendo el ser en más peligro allí había hecho semejante estupidez pero tampoco es que Tauro y yo estuviésemos totalmente fuera de peligro.

 

Un retumbo fuerte se escucha al fondo de la habitación.

Editado 9 de Septiembre del 2019 por Sophie Haughton

[Jeremy Triviani]

Las alarmas empezaron a sonar de forma escandalosa rompiendo el silencio en la oscuridad. Jeremy aturdido por el sonido, solo atinó a cubrirse los oídos para que no le sangraran. Ya le dolía peligrosamente el tímpano, provocando una mueca de dolor en su rostro. ¿A quién c*** se le ocurriría poner una alarma con semejante chillidos? No tardó en volver todo al silencio, y la luz volvió a prenderse.

 

Exasperado, echó una ojeada a la puerta entreabierta pateándola para abrirla por completo. La jaula vidriada estaba completamente vacía. Logrando que mascullara un insulto. Percibía que el ser maligno que había visto, hacía dos segundos, estaba dando vueltas por ahí. Burlándose. ¿Tendría en la piel células pigmentarias que lo ayudaban a confundirse con el fondo?

 

Inspeccionó uno segundo más desde adentro, antes de salir y entrecerrar la puerta como quien rompe algo y lo deja acomodado para que la siguiente persona que lo toque, sea el culpable. Ahí fue cuando la escucho a Sophie, dirigiéndose a él en términos hostiles.

 

-Estaba respondiendo una nota y esa jaula se abrió de repente -Mintió encogiéndose de hombros, como si fueran a creerle - Se escapó el animal que había ahí dentro, pero tengo un plan para atraparlo, si ponemos un poco de alimento, el vendrá por él. ¿Quién de ustedes se ofrece como su alimento?

 

Se estaba ganando su odio, pero tenía la varita en su mano, por las dudas que lo atacaran. Pasaba la mirada de una a otra, esperando que respondieran.

 

 

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[Tauro M.]

El sonido de las alarmas era ensordecedor, tanto que tuvo que llevarse las manos a los oídos para no quedar sorda. Toda esa situación se le hacía irrelevante, excepto a Sophie, quién parecía conocer el verdadero motivo detrás de todo ese ruido y teniendo en cuenta quién hacía falta, Tauro tenía la breve sospecha sobre quién podría ser el causante.

 

— ¿Asmodeos? —preguntó sintiéndose desubicada. ¿Se refería al Asmodeos el demonio? No, no podía ser. ¿Un ser con semejante poder encerrado en un laboratorio? Reconocía que sí, se veía bastante presentable y seguro, pero no lo suficiente como para mantener prisionero a un demonio de su nivel. Sophie no le brindó más información, sino que caminó con determinación hacia un lugar del laboratorio en específico, con Tauro siguiéndola de cerca.

 

Por supuesto allí se encontraba Jeremy y si la bruja antes estaba molesta, ahora parecía que echaba chispas por los ojos. Había perdonado a Jeremy, de cierta manera, pero eso no quitaba que disfrutaría del espectáculo gratis para ver como lo cortaban en trocitos. Negó con la cabeza. Sus excusas, por supuesto, eran baratas.

 

— Dicen que la carne de Vampiro es bastante jugosa. ¿Y si probamos? Creo recordar su sabor —dijo burlándose. En eso, un fuerte ruido la obligó a empuñar su varita más fuerte de lo normal. Pasaron.... ¿5 segundos? Varias mesas y sillas se aproximaban hacia ellos, alguna le alcanzó a dar en la cabeza debido a que la iluminación incluso allí empezaba a fallar. Maldijo por lo bajo y al vampiro también, se llevó el dorso de la mano para sobarse y sintió el líquido de la sangre. Movió su varita, de tal manera que hizo un escudo protector que los cubriría a los tres.

 

— ¿A qué nos estamos enfrentando exactamente? —La pregunta iba para Sophie.

[Jeremy Triviani]

“No pueden matarte, eres parte de la plantilla del IIIM” Se decía a sí mismo Jeremy, para darse valor, mientras miraba desafiante a las brujas. Todo parecía ser su culpa, cuando evidentemente, no lo era. ¿Quién en su sano juicio tendría algo tan poderoso en su laboratorio, sin tener los medios para poder controlarlo? No era su culpa. No lo era. No. Se negaba a aceptar parte de responsabilidad en eso.

 

-Es mucho más que jugosa, mami -Respondió con media sonrisa y levantando la ceja izquierda con picardía. No quería adentrarse en tantos recuerdos de hacía poco tiempo, porque una parte de ellos lo avergonzaban, pero tampoco iba a perder la oportunidad de provocarlas -Sophie, no deberías tener este tipo de seres sin no cuentas con los recursos necesarios para mantenerlos bajo control, porque después pasan este...

 

No pudo continuar con el regaño, entre que la luz parpadeaba y empezaba a explotar los focos, unas cuantas sillas golpearon a las brujas por el otro lado. Jeremy se salvó por poco, muy poco. Su varita estaba lista para atacar, pero no contaba con los conocimientos adecuados para saber a que se enfrentaban exactamente. No podía actuar a ciegas… ¿O sí?

 

-¿Están bien? ¿Alguna herida? -Preguntó preocupado, no quería ponerse a perder el control sobre sus instintos por sangre demoníaca fresca, que era lo que estaban empezando a detectar su olfato. “Episkey” pensó curando a la bruja, para que dejara de sangrar.

 

Las puertas del laboratorio empezaron a temblar junto a toda la cristalería que había sobre todas las superficies. Parecía ser como un pequeño sismo poderoso, empezaba a formarse en aquella pequeña parcela de azulejos.

 

 

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[Sophie M.]

« Lo voy a matar » Era el pensamiento que se me repetía una y otra vez en la cabeza.

 

Eran muchas cosas a la vez como para tratar de mantener algo de racionalidad. Pero es que no podía evitarlo, pragmática como era y con la lógica fría, estaba absolutamente segura que aquello no era un simple accidente, aquel mago había estado explorando sin tener ni la más remota consideración. De hecho, me había parecido un insulto que sugiriera que todo él no había interferido cuando yo misma había estado en ese cuarto hacía tan solo pocos minutos.

 

Me muerdo la lengua una y otra vez, por lo que dejo que Tauro y él se comuniquen o terminaré soltando un tren de improperios en su contra.

 

Mi punto más bajo lo alcanzo cuando comienza con su sermón. ¿Que sabe un cerdo de astronomía? ¿Qué sabe un niño de física cuántica? La respuesta era igual a la de la pregunta ¿Qué sabe Jeremy de demonios?

 

No logro contenerme más, lo amenazo directamente, pero no tengo tiempo de atacarlo directamente. Estamos en el ojo de la tormenta, y toca defenderse. Siento el calor de la sangre provocado por uno de los cristales que han explotado. Tengo tal enojo que ni siquiera lo resiento, es más esperaba que aquello le provocara agonía al vampiro.

 

Nuevamente organizo mis ideas, el escudo de Tauro soportaría tanto. Por ahora Asmodeo no hacía más que jugar, ya habría podido escapar si así lo deseaba, algo que honestamente comenzaba a preferir. Irónicamente era más manejable en espacios más abiertos.

 

- No estoy por explicarte mi trabajo, ni mucho menos justificar mis acciones cuando son las tuyas las que dejan tanto que decir- mascullo cada palabra.

 

Llevaba años intentando aquello, contener demonios de tal índole, trabajando con materiales que tenían propiedades demónicas o que bien permitían intercambios de energías, era a base de demonios que había conseguido crear aquella jaula, que bajo las condiciones correctas había funcionado perfectamente por más de una semana.

 

– Asmodeo – respondo a la pregunta que no pude responder antes de tauro - llevo casi un año trabajando en contenedores de este tipo a gran y pequeña escala. La caja misma está hecha a base de compuestos realizados con ADN y sangre de demonios de diferentes índoles - podía ver la sorpresa en sus ojos, era un hito, en especial si era capaz de al menos contener a un demonio de la categoría de Asmodeo.

 

– Debo pedirte algo que voy a detestar- los bordes del escudo a punto de ceder por lo que apuro mi explicación a Tauro – se me ocurre una forma de resolver con esto de una manera eficiente. Debemos invocar a Lilith.

 

Y no había invocación que no requiriera sangre, la de ambas combinada sería suficiente para traer a Lilith aun si estaba en el último círculo del averno.

 

 

 

 

 

 

 

 

[Tauro M.]

Tauro miró con odio a Jeremy, lo cual despertaba de nuevo sus sentimientos hacia él y le recordaba lo mucho que le desagradaba. Ahora seguro que Sophie entendería el por qué de sus riñas y solo por eso, no le respondió nada, así experimentaba de lleno lo que era tratar con alguien como él. Sintió cómo la herida abierta empezaba a curarse, aunque no sabía de quién había venido esa ayuda extra que agradeció en silencio, pues la última vez que su sangre demoniaca llegó hasta el olfato del vampiro muchas cosas sucedieron.

 

Sus palabras o más bien pensamientos se hicieron realidad. La bruja que la acompañaba estaba experimentando uno de esos episodios de histeria que solo una persona era capaz de despertar. En otra ocasión se habría reído divertida, si estuviesen en otras circunstancias y aunque lo reprimió se debía más bien a la so sobra de no saber con lo que estaban lidiando.

 

Nada en el mundo la pudo preparar para ese momento. ¿Asmodeo? ¿Qué estaba pensando Sophie? Quiso reprocharle, pero no encontraba las palabras y realmente no entendía bien qué la molestaba. Quizás era el hecho de que ahora sabía el verdadero peligro que estaban corriendo, porque verlo encerrado hubiese sido otra experiencia y la conversación habría tenido un sentido totalmente diferente.

 

— No. —dijo tajante. De todas las ideas esa era la peor. Ahora sí se notaba la molestia, miró a Jeremy para ver si eso la hacía redirigir su rabia hacia él, pero no funcionó —Si la traes aquí, no querrá marcharse, hallará la manera de aferrarse a este mundo y no es que me importe, pero ese de allí —dijo señalando al vampiro —puede morir y ¡yo no pienso tener que lidiar con la limpieza! —. Sophie no podía estar hablando en serio, ¡estaba loca! Una cosa era lidiar con ella en su lugar de origen, pero traerla a este mundo siempre ocasionaba una desgracia mucho peor —Debe haber otra manera —. La temperatura en la habitación empezó a bajar.