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• Una epidemia en Hogwarts •


Ellie Moody
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No había pasado mucho tiempo desde que había regresado a Inglaterra después de la proclamación de guerra, aunque ahora le era más fácil estar en aquel lugar donde había descubierto parte de la verdad, ya no dolía tanto si ausencia, sabía que tarde o temprano se encontrarían nuevamente, ese era su destino. Si, así sería.

 

Había sido un día pesado encargándose de las labores de jardinería de la heredad, ahora que estaba nuevamente en su hogar le gustaba pasar tiempo fuera de la casa, donde no escuchaba los lamentos del fantasma de Odette, aunque fuera estaba el fantasma del bisabuelo del Ollivander, era mejor lidiar con aquella amargura que con los llantos y maldiciones que lanzaba la mujer.

 

La tarde caía y recordó que aún debía ir a San Mungo a cumplir con su turno en el hospital, con todo lo que estaba pasando y la falta de personal en el hospital en ocasiones debía cubrir turnos dobles, no daban abasto con los casos complicados que últimamente llegaban.

 

Ya en el hospital la recepcionista le indico a la Ollivander que debía ir con urgencia al colegio Hogwarts ya que había un virus, o contagio... esas habían sido las palabras de la chica en tono misterioso, ya que era confidencial y al llegar se lo explicarían.

 

La rubia ya sabía que la explicación tardaría o no llegaría, así que colocándose nuevamente su capa de viaje de un giro desapareció del hospital y apareció en la estación de trenes de Hogsmade, a pesar de la desagradable sensación que le dejaba la aparición disfrutó de regresar a donde fue su hogar por tanto tiempo.

 

La rubia caminaba por los terrenos del colegio cuando noto que el galeón falso que traía en el bolsillo de la capa causaba un movimiento, lo saco y vio la información que decía, en vez de caminar a la entrada del castillo se dirigió al campo de quiditch, en donde ya se encontraba la profesora Eileen Moody y una muchachita que a simple vista parecía una alumna del colegio.

 

- Buenas noches- saludó la rubia al par de brujas para dirigirse después a la que fue su profesora -Profesora Moody ¡Que sorpresa verla por aquí! fuí llamada para ayudar en el colegio .

 

Sabía ahora que lo que pasaba en el colegio tenía conexión con la orden del fénix.

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Catherine Frost, quinto año, en la enfermería

 

 

Cat caminó despacio, había aprendido algo de primeros auxilios con su tía Kimberly, pero además de eso y usar algunas pociones o aplicar episkeys, no era muy experta. Pensó en echar algo de su cabello sobre el rostro, pero no había enfermeras que lo usaran así, la mayoría lo usaba tirante. Estaba nerviosa.

 

Escuchó las voces de los prefectos y jefes de casa guiando a los alumnos a sus dormitorios, y se apresuró a entrar a la enfermería, unos mellizos de segundo año se acostaban en unas camas y cerraban las cortinas, pero había alcanzado a ver a uno verde y al otro peludito rosa. En una cama una niña aparecía y desaparecía cambiándose de lugar con su compañero de la cama contigua. La chica que había flotado estaba en un rincón, algo nerviosa. Un estudiante echaba fuego por, Cat abrió los ojos asombrada, no quería volver a ver eso en toda su vida. Obviamente nada de lo que sabía ayudaría a mejorar aquello.

 

Debía buscar el espejo comunicador que le había regalado su madrina, debía contarle lo que estaba pasando. Se volvió para salir de la enfermería cuando una niña de primer año se le prendió del brazo.

 

—Ayúdeme por favor —los ojos de Cat volvieron a abrirse con sorpresa la niña se veía azul, le habían crecido las orejas en forma puntiaguda y unos cuernitos en la cabeza.

 

—Tranquila, deberías acostarte ehmm… ¿cómo te llamas? —preguntó Cat tomándola del brazo con delicadeza y buscando una cama desocupada para ayudarla a acostarse.

 

—Taylor, soy Taylor —dijo la joven y dos segundos después le dio un empujón, y tomándola de las orejas en el momento que caía hacia atrás, la chica comenzó a volar arrastrando a Cat con ella.

 

—¡Ey! —gritó la joven Frost mientras tomaba su varita apuntando a Taylor —¡desmaius! —pésima idea, el rayo impactó inmediatamente a la joven azul y cayó al piso desde los dos metros que había logrado elevarse y Cat cayó con ella.

 

—Auch… maldición… —murmuró mientras intentaba levantarse, alguna de las dos terminaría con algo roto, la duendecilla le había servido de colchón.

 

Cat guardó la varita en el bolsillo y tomó a la chica bajo los brazos, arrastrándola hacia la cama libre que había visto y la acomodó como pudo. Empezó a dudar de que hubiera sido una buena idea el haber venido al lugar, sobre todo cuando empezó a estornudar.

Editado por Darla Potter Black
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Orilla del Lago

Hayame

-Pámpanos, parece que algo está pasando allá adentro!

Decía el hombre al lado de la mujer y la vampiro volteó, olvidándose por unos momentos del motivo por el cuál había ido a aquel sitio y de que había estado intentando ver al hombre que había estado oculto en el bosque y al que ya no detectaba; no estaba segura de si Xell también había notado los brillos de las luces que aparecían de vez en vez en el interior del castillo pero una cosa si era segura: algo mágico vibraba en el aire y se podía sentir como cada vez más la gente empezaba a congregarse en aquel colegio.

No sería algo sin sentido... si no fuera porque lo más natural era que ya todos los alumnos estuviesen en el interior y repentinamente, ya no se sentían tan poquitos jovenes en plenos estudios de su magia... o en plena primer noche de colegio

-Si... generalmente no me sorprendería de Hogwarts, siempre hubo problemas en este lugar pero para ser tan poco tiempo no parece razonable que los alumnos empiecen a matarse apenas en la primer noche

Comentó muy apenas y entonces, se volteó hacia las aguas del lago y se retiró la larga capa negra, dejándola caer al suelo; no podía ir a donde pensaba con eso encima, no era tan tonta como para no saber que una cosa de esas se podría enredar en su cuerpo o en su cuello mientras estaba en el agua y por eso mismo, se retiró las botas con un movimiento de la varita: no las iba a necesitar en lo absoluto allá abajo y solo estorbarían

Adelantándose a la pregunta que seguramente harían aquel hombre y su sobrina, les miró de reojo

-Iré a buscar a Sagitas al Lago, quiero saber qué demonios está sucediendo aquí y por lo general ella es la que suele informarme cuando no está en plan de ocultarlo -dijo y entonces, miró a Xell con firmeza -no te metas a ese castillo hasta que yo regrese!... si algo está pasando no quiero que tu salgas en medio de algo que luego no podamos ir a ayudarte, entendido?

Le dijo apuntandole muy apenas con un dedo para luego, darse la vuelta y comenzar a introducirse en el agua después de colocarse un casco-burbuja

Esperaba que su hermana no estuviese demasiado lejos de la orilla o realmente aquello le iba a tomar tiempo

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Randall Bones y Samantha.

En la enfermería, encontrándose con Cat Frost.

 

-Ésto es mío, ésto es mío, ésto también es mío...mío...mío...mío...

 

Randall, el joven Gryffindor de quinto año, jamás había llegado al Gran Salón. Él y Samantha habían sido interceptados por un profesor en los pasillos del castillo, informándoles que la cena había comenzado hacía quince minutos; fue en aquel momento que la bruja se paró de brazos cruzados y molesta por haberse perdido la ceremonia del sombrero, dejando al descubierto la garrita de oro blanco que pendía de una brillante cadenita por su desnudado cuello. Randall había jalado de ella cuán ladrón y había echado a correr por los pasillos del castillo. Momentos mas tarde sería aturdido por un par de compañeros, entre ellos la bruja que le acompañaba, para llevarlo a la enfermería. La alerta se había dado por todo el establecimiento de educación mágica, varios alumnos estaban sufriendo cuestiones extrañas que les hacían parecer tener ciertas características de algunas criaturas mágicas.

 

-¿Mejorará?- preguntaba Samantha a una de las enfermeras. El chico estaba con un cerro de objetos brillantes, cadenillas, aretes y un sin fin de cuestiones que le mantenían tranquilo de momento; la bruja le observaba con compasión, se notaba el amor que le tenía.

 

-Claro que sí jovencita, solo esperamos a que aparezca algún magizoologista para que averigüe qué es lo que ha desatado todo ésto...- respondió la mujer, bajita y robusta. Una chica lanzó un desmaius en plena sala- ¡Hey tú!...

 

La enfermera se encaminó hasta el otro lado del salón donde muchos de los afectados se encontraban, tal vez a llamarle la atención a la bruja que acababa de estornudar luego de dejar a la paciente en su camilla, aunque a decir verdad, vestían con la misma tenida; Quizás y solo estaba retando a la bruja de azul que se había elevado un par de metros.

 

-¿Randy?...- le llamó la chica con voz dulce, pero el otro parecía aturdido entre tanto brillo.

 

-Ésto es mío, y ésto también... ¡uy que brillante!...oro ¡oro!...

 

-Oh Randy...- apesumbrada, Samantha extendió la mano para hacerle un cariñito al chico en su nuca, ella solo esperaba que Bones mejorara.

 

En eso, la chica observó al resto de estudiantes afectados, la sala parecía estar un poco más tranquila. Depositó la mirada una vez más en aquella bruja que había lanzado el hechizo y pareció reconocerla, ¡ella compartía clases con Randall Bones!, esperó a que las demás enfermeras se alejaran un tanto y se acercó.

 

-Hey...-susurró mientras pasaba por su costado fingiendo ver a otra alumna.

 

-Señorita Samantha, creo que ya es hora de que vuelva a su sala común...

 

-Ya voy, un segundo...- respondió la chica cuando la última enfermera dejaba su puesto, creyendo que Cat Frost era quien tenía el turno nocturno- hey tú, la de Hufflepuff...¿eres compañera de Randall...Randall Bones?...

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Kaori M.

En el estadio de Quidditch.

Es tan natural para Kaori usar la metamorfomagia que olvidó por completo volver a su apariencia natural, no fue hasta que Ellie llegó colando en una saeta de fuego que se percató de ese detalle, pues la mujer la saludó con desconfianza. Ella sonrió y volvió a ser ella misma, cabello negro, ojos azules, piel blanca como la nieve, rasgos faciales finos.

—Lo siento... —se disculpó mientras se acercaba a la bruja —Olvidé cambiar de forma —añadió. Mientras con ayuda de su varita modificaba su ropa para que se ajustara a su figura. Pantalón de mezclilla negro, camiseta gris que la dejó un poco holgada y botines.

Apenas había dicho esas palabras cuando otra joven a quien reconoció de inmediato hizo acto de presencia, Hannity. Esperaba que los demás compañeros que había llamado aparecieran, aunque dado que ya estaban las dos ahí podría empezar contándoles a ellas lo que había averiguado hasta ese momento.

—Gracias por venir tan rápido —dijo guardando su varita — Les haré un breve resumen de lo que he averiguado —esperaba que no le preguntaran como lo había hecho, ya que había la posibilidad de que no aprobaran sus métodos — Hay una enfermedad que esta atacando a los alumnos, están adquiriendo características de algunos animales. Literalmente acabo de ver a un alumno desaparecer y volver a aparecer como si fuera en demiguise. En la enfermería necesitan ayuda y sobre todo podríamos intentar averiguar que lo esta causando — explicó rápidamente —Por lo que sé no afecta a los adultos o por lo menos hasta el momento no han presentado síntomas. —¿Han visto o escuchado algo así antes? ¿Estarán los búlgaros detrás de esto? —Preguntó.

Lo más probable es que si tuvieran que ver, un ataque más para desestabilizar aun más al pais, esta vez atacando a los más pequeños e indefensos miembros de la comunidad mágica. Aunque por otra parte el colegio albergaba una cantidad enorme de secretos y tesoros que algún mago oscuro daría cualquier cosa por obtener, quizá y solo quizá, aquello era solo una distracción de un plan aun más retorcido.


Fabius – Alumno de 5to año.

Estaba tan preocupado por haber presentado los primeros síntomas de la enfermedad que estaba poniendo de cabeza al colegio, que el joven mago olvidó por completo lo que había ido a buscar al campo de Quidditch, además de que tampoco se había portado del todo bien con la muchacha que se había encontrado.

Un nuevo estornudo y volvió a desaparecer, era una suerte que ya la mayoría de los alumnos del colegió se encontraban o bien en la sala común de sus respectivas casas o en la enfermería. Que era justamente al lugar al cual se estaba dirigiendo. Al llegar chocó con varias personas que no lo podían ver, así que con sumo cuidado recorrió el tramo que lo separaba de la enfermera Avelin.

—Enfermera Avelin —dijo tocando el brazo de la mujer para llamar su atención, aunque claro, ella no lo podría ver —Creo que tengo un pequeño problema — añadió y para suerte suya, volvió a estornudar haciéndose visible justo en frente de la enfermera.

 

@@Nicole Evans Crowley @ @

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Avelin Ritcher * Sanadora

Enfermería de Hogwarts

Los chicos no dejaban de ingresar a la enfermería, el lugar era todo un caos, la bruja en aquellos momentos se dedicaba a atender a los chicos que presentaban el mismo síntoma: elevarse por los aires sin control alguno, por suerte conocía el contra hechizo para aquellos casos, era común que los alumnos de primer año lanzaran un hechizo levitante a sus compañeros y no supieran como revertirlo. Lo malo es que el efecto del contra hechizo duraba unos veinte minutos antes de que los afectados volvieran a elevarse por los aires por lo que tenia que regresar con ellos a aplicar el contra hechizo para mantenerlos sobre las camillas.

 

Después de una ronda más de contra hechizos, paso a visitar otras camillas. -Bien ... ¿Qué tenemos aquí...- no pudo evitar guardar silencio y ver a los chicos que estaban recostados en camillas continuas, hablaban animadamente bromeando entre ellos como si el hecho de que uno tuviera pelos rosas y el otro la piel verde musgo -Sentados, por favor- inspecciono a los chicos, creía que tenía una poción que podía revertir los efectos, eso esperaba.

 

Se acerco a una caja que contenía diferentes pociones, tomo una botella mediana con un liquido naranja opaco en su interior, quito el corcho de la botella y se la paso al que tenia la piel verde -Toma un pequeño sorbo- el chico hizo lo que ella decía y después le paso la botella al otro chico -Tu también- el segundo le regreso la botella. Los miro unos momentos, viendo como los pelos comenzaban a caerse poco a poco mientras que la piel verde reducía su intensidad -Veremos si esto funciona definitivamente, quédense aquí y en unos minutos regreso para ver si la poción quito completamente los efectos.

 

Dejo a los chicos, cerrando parcialmente las cortinas de las camillas, anotando en una tablilla el diagnostico y la pócima que habían ingerido. ¿Quién seria el siguiente? Echo una mirada por el lugar, deteniéndose en el pobre chico que lanzaba fuego por el ... aquello iba a ser interesante, no habia echado a andar cuando una voz pidiendo su ayuda la hizo girar sobre sus talones, al principio no vio nada y pensó que habia imaginado aquellos, con todo el alboroto que habia no sería raro pero antes si quiera de comenzar a caminar se escucho un estornudo y un joven se materializo ante ella.

 

Instintivamente dio un respingo hacia atrás -Si ahora puedo ver cuál es el problema, no te preocupes, sígueme- guió al chico hasta una camilla he hizo que tomara asiento, comenzó a inspeccionarlo -¿Hace cuanto comenzó esto? ¿Tuviste contacto con alguien en particular que pudiera contagiarte?- preguntas de rutina, clásicas en su profesión, la chica inspeccionaba la piel del joven por si tenia algún otro síntoma cuando este estornudo nuevamente y desapareció ante sus ojos -Muy bien, esto será un poco complicado.

 

Reviso la repisa, buscando y pensando que podía darle al joven, encontró un tarro con una pomada verde lima en su interior, era poco usual que la usará pero aquella pomada podría hacer visible al chico -Ten esparce un poco de esto por tu mano, veremos si funciona, ¿Donde estas?- El chico estornudo nuevamente y apareció de nuevo, le paso el tarro y espero a que el chico hiciera lo que le pedía.

 

 

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Catherine Frost, quinto año, en la enfermería con Samantha



Le dio temor, cuando la enfermera se acercó a ella pensó que la habían reconocido, pero era tal el descontrol que descubrió que no, por lo que las enferemeras comentaban vendría ayuda extra, y era por tal razón que la enfermera que se le acercó solo ayudó a acostar a la chica que parecía un duendecillo de Cornuelles. Cat pasó su brazo por el rostro, bajo la nariz, le picaba un poco, y a la vez le preocupaba. No tenía idea de qué podría tomar, se acercó a un estante con pociones, que una enfermera acababa de utilizar, había una poción para los resfríos, leyó cuánto había que tomar y bebió una dosis.

 

Una vez más miró a su alrededor, quizás, solo quizás se había equivocado, sí, debía comunicarse con su tía Kimberly, ella tenía que saber lo que estaba pasando. En ese momento notó la mirada de una bruja que estaba con un mago rodeado de cosas brillantes. Casi lanza una carcajada, un escarbato de Gryffindor. Pero la sonrisa se le heló en el rostro al notar que la joven se acercaba a ella, se giró y comenzó a acomodar las cobijas de un chico que aparecía y desaparecía.

 

--Quédate quieto --murmuró, consciente de que era inútil porque el chico no podía controlar lo que pasaba a voluntad.

 

-Hey tú, la de Hufflepuff...¿eres compañera de Randall...Randall Bones?...

 

Contuvo el aliento y se giró mirando a la bruja de ojos amarillos que parecía querer disimular que le hablaba a ella, se estiró, intentando dominarla con su lamentable metro sesenta, no era tanto más alta que ella pero sí podía intentar fingir. Jo.der, no creía que fuera fácil, la había llamado Hufflepuff.

 

--Mi nombre es Caherine Frost, no Hufflepuff --murmuró algo molesta mirando a su alrededor, esperando no las escucharan --sí, conozco a Randall ¿y tú eres? --la había visto rondar al mago en los torneos de Quidditch de Hogwarts, pero ella habitualmente iba ataviada con su uniforme y solía llevar el cabello casi tapado bajo su casco de quidditch, por eso no entendía cómo la había reconocido, pero lo había hecho --¿qué quieres? no deberías estar aquí, no pareces enferma como el resto, de hecho creo que deberíamos irnos ya, ¿eres Gryffindor? --preguntó, la bruja iría hacia la torre y ella hacia las cocinas, podía disimular si iba a enviar su lechuza con un mensaje para su tía,¿o mantenía la idea original de usar los espejos comunicadores?

Editado por Darla Potter Black
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Samantha Prince, cuarto año, con Catherine Frost

 

- Lo siento, Cat... digo, Catherine- se disculpó Samantha mientras miraba a uno y otro lado, custodiando que nadie las escuchase; tampoco es que fuera tan confianzuda de llamarla por el nombre, de hecho y al parecer, la bruja de Gryffindor se intimidó al ver que el chico que se había quejado hacía poco rato, comenzaba a ponerse pálido y demacrado; sintió tanto temor y un escalofrío por la espalda que tomó a Frost de la muñeca para alejarla, ¿apoyo femenino?- lo siento, otra vez...- le soltó la muñeca- sí, soy de Gryffindor al igual que Randy, creo que te he visto en las prácticas de Quidditch, soy Samantha Prince de cuarto año- tendió la mano con la muñeca dócil, tímida y femenina.

 

La bruja noo sabía si contarle lo que había oído, pero sinceramente le daba miedo devolverse sola a la sala común de Gryffindor pues como cotilleaban en los pasillos, un alumno de Ravenclaw había salido corriendo de los baños del tercer piso alertando que un compañero había dejado petrificado a un alumno de Slytherin luego de mirarlo directamente a los ojos. Si era cierto, y todos mostraban características de una criatura mágica, tener a uno creyéndose basilisco era lo último que faltaba. El chico que se hallaba a espalda de Cat levitó y salió por la puerta que la última enfermera había dejado abierta, parecía haber dejado una estela tan triste como la de un dementor, aunque a juzgar por la situación, Samantha nunca había visto uno.

 

-Hace algo de frío, ¿no crees?- le dijo a Cat mientras acariciaba sus propios brazos, el vaho podía notarse al hablar- oí decir a algunos que ésto es obra de los búlgaros, como esas armas químicas muggles que envían enfermedades, acá enviaron algún encantamiento que te hace parecer un...- observó a Randall que se quedaba dormido aferrado a una estatuilla de oro-...¿animal?, creo que parece un escarbato...-sonrió débil, con algo de ternura, y se volvió a la Hufflepuff- ¿me acompañarías hasta mi sala común?, si me pillan acá descontarán más puntos a la casa de Gryffindor y se dice que anda un chico con tendencias de ser un basilisco...

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Bosque Prohibido

Mago Desconocido

El hombre entornó los ojos conforme la inquietud y la desconfianza de la otra chica parecían crecer al respecto suyo, no podía culparla, no era como que fuese normal que cualquier desconocido apareciese así en los terrenos de Hogwarts; y él lo sabía mejor que nadie pero tampoco era como que pudiese estarlo cantando por los alrededores tan tranquilamente sin pensar en que terminaría metido dentro de un laboratorio, quizás en una jaula de barrotes

Yupi

-Yo no soy un peligro pero debería de preocuparse de lo que realmente lo es, señorita -musitó en un tono cada vez más bajo y suave, entornando los ojos bajo la capucha

Con la mano oculta dentro de la capa y sosteniendo la varita, sacó la punta de esta y provocó un destello enceguecedor, de manera que pudiese aprovechar el siguiente momento y regresarse a las sombras del bosque; al menos habia sido rápido y eso le había dado la oportunidad de retraerse, ya que había sentido como el bebé parecía estornudar otra vez y necesitaba revisarlo antes de que las cosas se pusiesen peor

Y con peor se refería mentalmente, a que le parecía sentir que empezaban a salirle plumas

"Pero qué demonios significa esto?"

Pensó mientras intentaba darle vueltas a todo lo que conocía de efectos mágicos, de venenos de pociones y de cualquier contaminación que pudiera estar en el aire y en la que él no hubiese pensado con anterioridad; se suponía que Hogwarts en sí era una fortaleza mágica, no era como si cualquier mago de cualquier parte de repente pudiese llegar a atacarlo aunque los virus mágicos eran algo completamente contagioso y si venían de criaturas del bosque o si algún mago hubiese pasado por ahí, las habría dejado por todas partes...

Y ellos habían accidentalmente expuesto al bebé

"Fantástico... por eso odio a los niños"

Pensó bastante molesto mientras se resistía a pasarse una mano por el rostro y se concentraba en pensar que debía de haber llevado al menos un kit de pociones consigo en caso de cualquier contingencia y que, esperaba que esa maldita mujer ya hubiese encontrado a su hermana para que revisase los papeles de sus hijos y ya pudieran irse. Con cada segundo que pasaba dentro de ese bosque y con el bebé así, se ponía más y más nervioso.

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Catherine Frost, quinto año, en la enfermería con Samantha
La Gryffindor pareció disculparse, aunque no cabía dudas de que le causaba temor toda la situación, Cat asintió a sus palabras y dos segundos después pensó que le iba a quebrar la muñeca al tomarla de ella y arrastrarla, alejándola de la cama en que otro alumno de los cursos inferiores se quejaba de sus extraños síntomas.
--Oye, calma, me gusta gustaría conservar mis brazos --gruñó un poco sorprendida por la expresión de miedo que veía en el rostro de la joven ¿sería ella la equivocada al no sentir miedo y exponerse de manera inconsciente a aquella epidemia?
La chica volvió a disculparse y se presentó, tendiéndole una mano, Cat tenía sus toques femeninos, pero le sorprendió lo delicada que era la joven frente a ella, extendió su mano y presionó la de la joven, le recordaba un dicho muggle, el tener la mano tan floja era extraño.
--¿Eres su novia? --preguntó señalando hacia donde estaba Randy --están próximo el otoño, el verano se escapa ya pero quizás sean los nervios, a mí me pasaba cuando veía películas de suspenso --Cat se detuvo, no tenía idea si Samantha tenía idea de lo que era una película, a veces olvidaba que no todos los magos provenían de familias muggles, claro que esperaba que no tuviera el aire despectivo de los Sly hacia los muggles, lo cual siempre la había descorazonado, suspiro y un vaho como el de Samantha escapó de entre sus labios.
--¿Los bulgaros? ¿Armas químicas? mmm... suena lógico... --murmuró Cat mientras miraba hacia donde observaba la Prince ¿sería pariente de la reportera? --si parecen criaturas mágicas, es extraño ¿de verdad habrán hecho eso los búlgaros? pero ¿por qué a los nuevos estudiantes de Hogwarts? Son niños inocentes --era gracioso que viera como niño a chicos que apenas tenía solo cuatro años menos que ella. La pregunta de la joven le pareció un poco extraña, pero tenía razón, ella vestía como enfermera y podía intentar hacerse pasar, uff, bueno, podía, Samantha la había reconocido.
--¿Basilisco? ¿Tienes un espejo? deberíamos usarlo en las esquinas --maldijo y miró para todos lados ¿a dónde se había ido el chico en la cama? maldición, ya no era su problema, podía aprovechar a contactarse con el exterior --vamos, te acompañaré y luego volveré a mi sala --dijo dirigiéndose hacia la puerta, se detuvo y giró a ver hacia donde estaba la otra chica --¿qué? ¿no vienes? ay no, no te esperes que te lleve de la mano, vamos, ven --gruñó Cat mientras le hacía señas para que fuera con ella.
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