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El Día de la Ira


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Hospital Hindenburg

De ser apenas un puñado de personas que se devanaban los sesos para colarse a un edificio de alta seguridad, el número de interesados en asediar el hospital Hindenburg creció casi exponencialmente. El Black Lestrange, en su poca experiencia, consideraba real la posibilidad de que todos estuvieran allí para un objetivo en común, independientemente de si fueran aliados o no.

 

-Yo consideraría que, a efectos prácticos, todos somos hostiles, agente Panda. -opinó el castaño, vislumbrando las tácticas de ataque de Elvis, así como la infiltración de la milicia privada. Acto seguido, se dirigió a Shelle. -Bueno, queríamos una distracción, ¿no? Es nuestra oportunidad de movernos.

 

Empleó su metamorfomagia para cambiar sus rasgos faciales a los de un sujeto de mediana edad, cuyo rostro estaba curtido por cicatrices obtenidas en el campo de batalla, a juego con el corte militar que atenuaba las cañas de su cabellera. El disfraz cambiante le generó una plaquita metálica que rezaba «Nowak».

 

-Mientras esas criaturas centran sus esfuerzos en debilitar la estructura, podemos colarnos por lo que yo llamo un acceso trasero.

 

Con una floritura del fragmento de nogal negro, conjuró uno de los conocidos portales espacio-temporales, producto de Fulgura Nox. Para su propia sorpresa, había logrado tal concentración para que su hechizo funcionara. Se colgó la mochila entregada por Panda al hombro derecho, pareciendo más bien un general salido del campo de batalla.

 

-A menos, claro, que se les ocurra algo mejor. -habló con un acento aún más nasal, acentuando su nueva identidad. -Quizá hayan defensas, sí, así que quizá sea buena idea ponerse las máscaras. O usar un casco burbuja.

 

Tenían una ventaja considerable en ese momento. Con varios grupos atacando por varios flancos, las defensas estarían dispersas, quizá lo suficiente para lograr hacerse con algunos de los infantes. El portal permitía el cruce de, al menos, tres personas al mismo tiempo, y de momento, del otro lado sólo se encontrarían en el limbo, hasta que el castaño se concentrara en algún pasillo interior del edificio. Lo más seguro, es que todos los grupos eventualmente se reunieran en un solo punto.

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Eduardo Smith

Agente del MACUSA

 

Los segundos pasaban en la cafetería y al parecer se había olvidado del compromiso con @ y toda aquella organización secreta, por eso se levantó de su asiento muy calmado y tomó rumbo al dichoso hospital, era imposible que les alcanzará, pero el americano tenía sus medios para llegar a sus objetivos. Además, en ese lapso le contó a Demian (Darius) sobre los planes que tenía en mente, pero ocultando cierta información, pero el egipcio no le respondió.

 

Al cabo de unos segundos, poseyó con su plan, según algunas averiguaciones el Dr. Emamuel Froid era accionista minoritario en ese lugar, por lo que optó por esa persona, ya tenía algunas muestras de cabello por otro caso relacionado, por ello tomó una poción multijugos y se vistió como éste despreciable muggle narcista.

 

"Quizás funcione, pero el efecto no dudará por mucho tiempo."

 

Y camino hasta ese paraje, fue curioso como algunos le saludaron por el camino ¿Acaso este hombre tenía nexos con él Inquisidor? Era curioso, pero no le tomó mucha importancia, por lo que optó por ir por la puerta de emergencia, un lugar que sólo sería de escusa para indagar lo que allí ocurría.

 

"Jamás pensé ser Sanador, seguro algo anda en mi contra, ver personas al borde la muerte me causa un escalofrío. Por ello, prefiero las labores de oficina." Suspira y pausa por el umbral del sitio, pero este se encontraba solo, algo extraño y quizás fuera producto que su amigo pudiera pasar el dato a las instalaciones, ello explicaría los cambios y el silencio abismal. Y conjurando uno encantamiento, se dio cuenta que estaba solo,pues se encontraba en el piso inferior por la parte de atrás.

 

-Será mejor que avise al Gryffindor. - Y con un movimiento de varita le envía una carta, la cual relataba que se había perdido, pero que en dicha locación parecía abandonada. Este se cuestionaba si alguien más se encontrá. Y fue adentrándose en el Hospital Hindenburg.

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Hospital Hindenburg

Podía admitir que hacía meses que no le recorría la adrenalina por las venas. En cada redada de su pasado, era de los primeros en meterse entre los mortífagos y atacar. Aquellas bestias indeseables siempre lo habían hecho de la misma manera y me provocaba gracia ver cómo se desenvolvían en las diferentes ocasiones. De nuestra parte hasta recordaba aquella vez de como le había lanzado un banco de piedra cubierto de Gubraith a la mortífago que le dio de lleno en la cara.

Aquí no podía hacerlo. Había algo en juego mucho más importante. Miré de reojo y levanté una ceja.

Un grupo más de personas se acercaban a nosotros. Pero no eran magos como esperaba (o al menos eso veía desde allí) sino que eran soldados muggles con armas pidiéndonos que nos identificáramos. ¿Nos iban a arrestar? ¿Cómo sabían que estábamos por llegar? ¿Acaso eran de la ONU? Al parecer las distracciones delante de la fachada del hospital estaban funcionando. Pero no podía dejar que pasara tiempo.

Mi varita apuntó a cada uno de los soldados. Ya me había mentalizado que no iba a permitir que nadie se metiera en nuestro camino. Tal vez en tiempos pasados, me habría puesto cerca de ellos a negociar. Pero cada segundo que pasaba era tiempo desperdiciado. En cada sacudida murmuraba “Expelliarmus” y salía despedida un arma para cualquier lado, a unos cinco metros. La casi decena de soldados quedaron desarmados en un pestañeo.

Pero otra figura hizo su aparición y fue una suerte que no estuviera atento a ello. Las chicas detrás de mi tampoco la habían visto llegar. Abrí los ojos y emití una sonrisa. Aquella si que era una aliada. Y aunque fuera un demonio que quería entrar al hospital, sólo en aquel momento, era nuestra amiga. Asentí a sus palabras.

Esa es una de nuestras sospechas. Estamos intentando ver qué sale o qué se acerca. Pero tienes razón, adentro deberán ser manos un poco más sutiles las que se desenvuelvan —le comenté guiándole un ojo. Con aquellas ideas me terminó de dar confianza y sabía que poseíamos una gran varita entre nosotros—. Si les parece me quedaré en los alrededores. Intentaré que nadie ni nada salga o entre. ¿Estás de acuerdo?

Especialmente miré a Mackenzie. Ambos teníamos el objetivo de salvar a aquellos bebés. Y lo de todos los presentes ahí. Pero si había algo es que se la habían tomado personal con ella, la habían secuestrado durante dos meses y la habían encerrado allí. De alguna manera, la estaba incentivando a que tomara las riendas allí. No me importaba si Joan estaba ahí, algo me decía que tenía que confiar.

En el bando no tenemos una orden que seguir. Sino ideales —miré a Zahil y a Lunática. ¿Ellas pensarían lo mismo?— Pero si objetivos en común. Y lo que aporte cada uno en la misión. ¿Entiendes? El objetivo principal es sacar los bebes de allí a toda costa y protegernos entre nosotros. Luego hay mas opciones pero las veremos a medida que surjan

No quería decirle lo que realmente deseaba. A veces la avaricia llevaba a las personas a mezclar el trabajo como era uno propio del bando con los intereses personales. También quería la cabeza del Inquisidor, pero eso era dejarse llevar por la venganza y cegaría de alguna manera el objetivo principal.

Al menos que me pidas que entre con ustedes… esperen un segundo —comenté al ver que aquel grupo de soldados desarmados se estaban inquietando. ¿Realmente eran muggles que pensaban que iban a poder contra la magia?. Apunté por segunda vez pero para invocar un Obsistens, aquella barrera luminosa nos protegería por unos instantes hasta que nos decidiéramos qué hacer.

Miré delante y pude ver como el oso que había convertido desde el auto, ya había rasgado media pared. Unos cuantos golpes más y se abriría un boquete. La jirafa había golpeado a media docena de guardias que había alcanzado. Y el águila no daba indiciios de haber visto nada por el techo. Si había magos y brujas metidos en el asunto ¿Por qué aún no habían salido a contraatacar? Miré el pergamino que materializó justo frente a mis ojos y pude ver que era de Eduard Smith. Le transcribí directamente una respuesta:

“Estamos cerca del hospital.

¿No se nota donde?”



l@ @@Eobard Thawne @@Ellie Moody @ @

Editado por Elvis F. Gryffindor

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Junio de 2020

En algún punto de Nueva York, Estados Unidos

 

Sabía que su amigo, al igual que ella poseía ciertas habilidades mágicas. Si bien, nunca las había usado con él o con alguna persona, de manera “consciente”, si le permitían conocer ciertas emociones y pensamientos de todos aquellos que se pusieran delante de ella a menos que estos magos supieran oclumancia, y fuesen diestros, para bloquear de su mente a la Black Lestrange. De tal modo, que en cuanto el castaño la tomó por las manos, comenzó a percibir en su mente una sucesión de imágenes poco nítidas que conforme pasaban los segundos estás se volvían más y más claras, dejando constancia de lo que estaba haciendo y el poder que le estaba confiando en esos momentos él en ella.

 

—No es necesario, Nathan… creo en tus palabras. —soltó, pero eso no logró detenerlo— Veamos, que esta pasando. —añadió, en cuanto todo se volvió completamente claro.

 

Sabía que el ver esas imágenes, eran una muestra del cariño y la confianza que tenía su amigo en ella, porque podía comenzar a usar su legilimancia para leer más allá, de lo que se le mostraba, pero no lo haría, por lo que únicamente aprovecharía simplemente aquello para ver lo que debía. Tomaría nota de todo lo que había ocurrido dentro de las inmediaciones de Londres y que tenía sumamente preocupadó a su amigo y que sin duda, le permitiría fijar una postura mucho más clara para saber que hacer o no hacer, por aquel país que la vio nacer, pero que tenía meses, que no la tenía en sus tierras.

 

 

 

._._._._._._._.

 

 

Dentro de los pensamientos de Nathan, en Londres.

 

Podía sentir la molestia del Weasley, justo como si fuese suya en esos momentos y lo entendía, la puntualidad, siempre había sido algo más que valorado entre ambos y entre más de uno de los miembros del equipo de trabajo con el que tuvo el placer de colaborar en Gringotts. Así, como era un valor dentro el FMI, institución que ahora dirigía, por lo que un poco cansada, simplemente resopló un poco pero continuó prestando atención a todo lo que ocurría a su alrededor, dándose cuenta que no era una reunión del todo oficial, sino más bien de un informante del Ministerio de Magia con un empleado, para dar a conocer detalles que no trajeran realmente un enfrentamiento público.

 

 

Y pensando, durante algunos segundos que se estaba equivocando… en el momento, en que Igor, estuvo delante del empleado del banco, soltó un bufido. Lamentablemente, no estaba equivocada y lo confirmó del todo, en cuanto este comenzó a soltar algunas palabras… sintió como en su interior el enojó y la ira, comenzaba a formarse. Deseaban, usar las influencias que tenía Nathan con las autoridades internacionales bancarías y del mismo país, en especial personas influyentes, inyectarán capital al banco, y de esa manera no colapsaran en cuestión de días, sino tuviesen un margen de tiempo o de plano, no tuviesen que preocuparse más pro eso. Algo, que para nada le gustó. Odiaba, que usaran a sus amigos, por más importantes o influyentes, que fuesen así que sintiendo esas emociones, permaneció dentro de la mente de él.

 

Hasta que todo desapareció y en cuanto, el contacto con la piel cálida del miembro de la orden del fénix, terminó. Cerró los ojos, y respiró profundamente, para relajarse un poquito y permitir que su mente volviera por completó al presente.

 

 

 

._._._._._._._.

 

En algún punto de Nueva York, Estados Unidos

Junio de 2020

 

 

 

Al ver el semblante de su amigo, le confirmó que también estaba molesto. No entendía, que tipo de gestiones estaban haciendo en el banco británico, porque la situación era más grave de lo que alguna vez podría haberse imaginado. Necesitaban soluciones y analizar, una a una las consecuencias que traería las decisiones que se tomaran. Entendía, que era parte de su labor, intentar ayudar a los magos londinenses, que eran muchos y además poderosos, sin embargo, era un arriesgue total, invertir y darle dinero a una institución que estaba en la cuerda floja para caer en la banca rota. Era sin duda, una situación demasiado compleja.

 

— ¿Sabes que esto es un completo desastre? —se atrevió a preguntar retóricamente, en el momento en el que se paró y le sirvió ella misma un poco más de whiskey en el vaso al Weasley y aprovecho para hacerlo en el propio— ¿Qué esta pensando Aaron? ¿Cómo no puede invertir en su propia gente? ¿qué esta haciendo a parte de nada para evitar el colapso económico? —añadió con molestia.

 

Pensando en algunas soluciones o posibles soluciones, comenzó a mover lentamente una de sus manos con el vado del líquido amarillo dentro. Intentando encontrar alguna solución coherente y que no arriesgara demasiado, al mismo instante en que sentía como en su cuello, comenzaba a colocarse un peso invisible, que la hacía querer negarse a brindarle cualquier ayuda que le pidieran, fuese cual fuese el país y decidir que este se rascara con sus propias uñas, sin embargo, eso era algo que no haría jamás, así que se dedicó únicamente a respirar profundamente, antes de pronunciar sus siguientes palabras.

 

—El FMI, podría comprar algunos de los activos de Gringotts, invertir dentro de él… es decir, hacerse socio o dueño, mejor dicho, de algunas de las propiedades y riquezas que tiene la institución. Hay, objetos que les pertenecen a los duendes, que me interesaría adquirir —dejo ver con una sonrisa en los labios—. Es una segunda opción, comprar personalmente algunos productos e inyectar algo de dinero de esta institución, pero dime, ¿tu qué piensas? ¿sería factible? ¿los duendes querrían vender sus pertenencias a cambio de no perder el banco? —dijo antes de beber un sorbo de whiskey.

Analizando las últimas palabras de su amigo, comprendía la preocupación de las autoridades ministeriales. En cuanto todo cayera, la sociedad se iría en contra del Ministerio y pedirían la cabeza de más de un funcionario, por egoístas y porque no dieron las atenciones y ayudas adecuadas cuando aún era posible.

 

— ¿Qué tan caótica es la situación social? Tiene al menos, un año, que no piso Londres, así que aunque tengo informes, siento que estos están siendo cegados para que no me niegue a ayudarles. Además, sé que mucha gente esta siendo corrompida, con la promesa de no perder su posición y mucho menos, su imagen a nivel nacional. —añadió, queriendo quitar un poco más de peso de los hombros de su amigo.

Editado por Alessia BL Crowley
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SEDE DE LAS AUTORIDADES FEDERALES MÁGICAS DE SUIZA

 

El informe del jefe de aurores de Francia me causaba escalosfrio. Palidecia solo con la mención de ese hombre que era sanguinario y cruel, venia justo por nuestra cabeza. Mire a @ con sorpresa al verlo en la cabeza del grupo me hacia temer por su seguridad, sabia que era muy capaz pero me horrorizaba la idea.

 

Conocia de antemano que algunas de mis palabras iban a ser sacadas de contexto, como era de esperarse el británico habia visto en mi intervención una falla, por supuesto lo habia previsto. Tras la intervención de Lady me dirigí a la audiencia

 

-No pretendo iniciar un conflicto belico con los norteamericanos señor @, la incursión de Francia en tierras de los Estados Unidos seria bajo el estricto servicio secreto y seria un grupo elite de varios países, si gusta usted hasta hombres confiables bajo su mando.

 

Esta vez levante la mirada hacia el Canciller Suizo.

 

 

-Destruír esa investigación científica es prioritario y desmemorizar a todos los que tengan conocimiento sobre ella. Esa información nos condena a la extinción si ese medicamento llega a los magos. Hay que detener eso.

 

Por un momento pense en familias perdiendo su vida y teniendo que empezar de nuevo por el simple hecho de ser diferentes, suspire y me concentre.

 

-En cuanto el decreto de la ONU, podríamos hacer que nos escuchen en una audiencia, una reunion donde haya concientización de que somos seres humanos que debemos ser respetados por nuestras diferencia y que no suponemos ningúna clase de peligro ante los muggles, durante nuestra existencia jamas los hemos sido

 

Era esa una de las estratégias que pretendía al ie con el canciller Suizo, su cercanía con esa entidad nos podría ayudar justamente a realizar dicha audiencia de forma justa y sin peligro para los que nos presentaríamos a ella.

 

@@Lady Luxure Grindelwald @ @ @

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

La mañana del Día de la Ira.

La bruja había recorrido gran parte de la torre, entre lágrimas logró observar cuerpos sin vida bajo los escombros. A duras penas llegaban a media docena de caídos en el interior, pero de igual forma eran niños inocentes que no merecían aquel final. Tomó el borde de su larga falda azul y limpió las labras que con suavidad caían de su rostro. Sus pies descalzos ardían, probablemente rasgados y mal heridos, no quiso observar el estado lúgubre de estos, pero imaginó que sus pasos llenos de sangre se marcaban por el suelo. Sangre suya que se mezclaba con la de los magos y brujas fallecidos.

 

Usó nuevamente la aparición para quedar frente a la puerta de Slytherin, donde varios de sus tutoreados se encontraban junto a Cissy, una compañera de bando, de la cual Zoella y a penas se había percatado. Escuchó a Ambar quejarse a su costado, y con suaves pasos se acercó a la niña que observaba como una enfermera caminaba desde un portal con velocidad en su dirección.

 

- ¿Estás bien? ¿Tus hermanos y primos están bien? - interrogó, agachándose a su altura a la par de que la mujer comenzaba a evaluar la salud física de la niña. Alzó la vista y observó como el mago que había llegado a alertarnos a todos hablaba con un muggle, quien gritaba no saber nada. El enojo se apoderó de ella y se encaminó a donde todos se encontraban en conglomerado interrogando al hombre.

 

Empujó un par de cuerpos que no reconoció y golpeó al hombre en el pómulo, con el puño cerrado - Pura mier**, como no vas a saber nada ¡Claro que lo sabes todo! Solo no quieres que te matemos ¿Adivina qué? igual te mataré - espetó, pateando con el pie descalzo la pierna del hombre, presa de la furia sintió unos brazos de un alumno sostenerla cuando propinó aquellos golpes al hombre que seguía repitiendo no saber nada.

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La llegada de aquellos soldados que les apuntaban con sus armas si que la había tomado por sorpresa pero como siempre Elvis había actuado de inmediato. No recordaba que Elvis fuera tan temerario pero las cosas habían cambiado mucho desde aquella vez que los bandos habían sido desmantelados por una fuerza extraña. Había costado bastante rearmarse y la inocencia se había perdido. La Granger aun no confiaba demasiado en la Malfoy pero era una compañera ahora y se había mentalizado a verla como tal, le agradara o no. Igual había gente que le desagradaba mas que lo que lo hacia la ex viceministra. Sabía que se estaba quedando atrás, dejando que el Gryffindor la arrastrara con el pero no sabía bien como actuar, quería salvar a los niños y queria matar a esos est****os muggles que pretendian usarlos como conejillos de indias en sus horribles experimentos. Pero ¿eso era parte de los ideales de la Orden? ¿Asesinar? No es que ella tuviese reparo en ello pero ¿lo tendrian los demás? ¿Entenderian acaso que había ocasiones en que posiblemente la muerte seria la única solución y que no siempre podías ser del todo bueno?

 

- si yo entro voy a matar si es necesario, aquí como dice Elvis, la prioridad son los bebes, nadie mas, sino se sienten cómodos con ello sera mejor que sea Elvis quien entre y yo me quedo afuera a cubrir la entrada y asegurarles la salida - dijo a los presentes acercandose a Elvis y Mackenzie - decidanse ya, no creo que tengamos mucho tiempo antes de que esos muggles de ahi logren acercarse de nuevo

 

Mientras esperaba la decisión de aquel pequeño grupo que conformaban la rubia observo los postes de luz, la idea de Elvis habia sido buena al crear distractores y hasta no saber las intenciones de los hombres armados que se habian topado lo mejor era mantenerlos ocupados. Levanto su varita y lanzo un hechizo a los postes.

 

- Morphos - dijo y pronto tres postes se convirtieron en tres boas que tenian la orden de rodear al grupo de muggles y no dejarlos acercarse.

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Eduardo Smith

Agente del MACUSA

 

La poción llegó a su fin, pero nada le ocurrió al americano, este guardaba un secreto, por ello las cámaras de seguridad no dieron la alerta cuando este llegó, ya que el mismo Emmanuel Froid se encontraba en aquel sitio, al parecer los planes del Licaón o Luxure cumplieron sus objetivos, su infiltrado pudo entrar dentro los límites de la justicia y la imparcialidad, pero sería difícil detallar si este ingreso antes del alerta ámbar del Hospital o después, ya que los hombres de seguridad se encontraban bloqueando el paso a @ y los otros que andaban con él. En contra padre, para el agente le fue sencillo ingresar, quizás los medios y recursos eran más amplio de lo que hizo creer.

 

Pero el recorrido de los pasillos de emergencia se encontraban vacíos, inclusive esa intromisión se encontraba siendo televisada a cada segundo, haciendo ver a la comunidad mágica como seres violentos, lo mismo ocurría en las calles en manos de un integrante de la prensa local. Esta se trataba de alguien con acciones al Hospital Hindenburg

 

~~~

A las afueras del Hospital, cercano a donde se encontraba los hombres armados y el grupo que acompañaba a @ , @@Mackenzie Malfoy y los demás magos y brujas.

 

Lucía Riddle

 

La treta del demonio fue enviar a carne de cañon a la Riddle, la cual era reportera internacional de radio y televisión, ella comenzaba a transmitir en vivo los hechos ocurrió con un grupo terrorista y la amenaza que estaba siendo en manos de que ella nombró como "los vándalos de la Malfoy." Título atribuido a ser parte de la ex vive ministra de Magia Inglés y ser ella reconocida con otros títulos por los muggles. Esa cámara captaba a la Granger transformar y cometer delito al usar la magia, así como otros grupos de individuos, aunque sí se encontraban usando magia para cubrir su rostro, ella no lo había detectado. Esto era por la distancia, y el otro era por órdenes del mismo Darius (Demian). Esto era porque usaría las cámaras de seguridad local y triangular así la amenaza que representaba los magos y brujas, este anhelaba el conflicto bélico y así exterminar a los mestizos, este suponía que ello impulsaría un nuevo estatus de supremacía al eliminar todo vínculo sin seres con magia.

 

No obstante, la vampiresa se encontraba vistiendo un traje elegante y habla de forma elocuente, al detallar cada suceso, esta se preguntaba si debería apoyar a los hombres o sólo esperar que los hechos se resuelvan sólo. En ese aspecto, los engranajes comienzan a girar y las acciones que pudieran comenzar allí, sería el fuego que ocasionaría el fin de la sociedad como la conocemos, el estatuto del secreto de la magia sólo un primer peldaño, era necesario seguir escalando en la purificación de la existencia de quienes porten varita.

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Mackenzie Malfoy

Hospital Hindenburg. Polonia


Sus clones regresaron detrás de la sombra que Mackenzie había divisado antes. Era un mujer de presencia atlética y escasa de curvas que se presentó como Joan Armstrong y resultó ser un apoyo de la Orden del Fénix note americana. Nunca volvería a poner en duda las palabras de Ellie Moody, por más vagas que parecieran, se prometió la bruja para sus adentros, mientras lanzaba un morphos contra dos semáforos y los convertía en sendos cangrejos de fuego, que comenzaron a lanzar llamas desde sus partes traseras hacia todas las direcciones. Como distracción, no estaban mal. Pero aún podía hacer algo mejor. Se concentró en las ventanas del hospital, dispuesta a lanzar un Vitae contra ellas, cuando observó a Mathilda mirando por una de ellas. Mackenzie no había olvidado aquel rostro ni podría hacerlo aunque viviera mil años. Sus clones aún estaban ahí, dispuestos para realizar un último servicio. La bruja abrió un portal con un Fulgura Nox y ordenó a las formas semejantes a sí misma que había conjurado antes con un Thunder Clone, dirigirse hacia la habitación en la que se encontraba la Redentis. Una de ellas, el clon que estaba dotado con la extraordinaria capacidad de la percepción, tenía la misión de encontrar la Varita de Sauco y volver con su compañero, una vez que Mackenzie supiera donde estaba su objeto legendario. El otro clon, sólo tenía la misión de mantenerse oculto cerca de Mathilda, para mostrarse juntos a ella, una vez cumplida la misión del primero. Entonces, cumplida su misión, les llegaría la hora de explotar en un halo de electricidad. Lo último que vería la abominable Redentis, sería el rostro de Mackenzie por duplicado. Al infierno con ella.

 

Mackenzie adoraba los poderes de los Paladines, tan recientemente adquiridos. Conjuró Staff of Mercy y convirtió el suelo alrededor del edificio del hospital en un pantano fangoso. Los soldados muggles iban a tener difícil penetrar en el interior del inmueble tras ellos, cuando llegara el momento de rescatar a los bebés. De momento, los Expeliarmus y el Obsistens de Elvis los habían mantenido a raya, pero más valía asegurarse. No iban a dejar que aquellos muggles se llevaran a los bebés de allí. Quién sabía si acaso sus intenciones no serían darles la píldora que eliminaba la capacidad mágica.

 

Elvis había propuesto quedarse fuera del hospital, vigilando que nada saliera o entrara, aunque Granger le instaba a que fuera él quien entrara y ella la que se quedara para vigilar. Mackenzie no tenía las mismas intenciones. Para ella, aquel hospital y aquellos bebés era algo personal.

 

—Yo voy a entrar con un portal. Creo saber dónde se encuentran los bebés. —A través del clon de sí misma, que tenía la capacidad de percepción, Mackenzie podía escuchar dentro de su cabeza los llantos de los bebés en el interior del hospital. El clon le transmitía con asombrosa precisión el lugar del que venía aquel sonido y Mackenzie recordaba lo suficiente como para tener una vaga idea de las instalaciones del hospital. —Están en una sala de investigación que utilizan para sus experimentos. Se encuentra escondida y protegida, en uno de los sótanos.

 

Percibía algo más a través de los clones. La voz de Mathilda sonaba en su cabeza y no pudo reprimir un escalofrío al recordar aquel sonido abominable, la voz que la había torturado hasta casi romperla. Sintió una rabia irreprimible, mientras escuchaba a la Redentis hablar con alguien al otro lado de una línea telefónica.

 

—Sí, señor lo están retransmitiendo por radio y televisión. Echan la culpa a los vándalos de la Malfoy —las últimas palabras estaban pronunciadas en un tono jocoso que avivó la ira de Mackenzie y buscó con la mirada a la fuente de aquella retransmisión. No tardó en encontrarla. Un cámara y una mujer, parados no muy lejos de donde se encontraba el grupo de la Orden del Fénix.

 

Apretando el objeto de arqueomagia que Hamilton le había llevado a Grimmauld Place junto con sus cosas, apuntó con su varita a la cámara. No iba a dejar que echaran pestes sobre sí misma y sobre su propia familia. Cuando un hilo de oscuridad penetró, imperceptiblemente, en ella, la cámara quedó inutilizada al instante, pero de una forma que ni la periodista ni el cámara se darían cuenta. Gracias a la fuerza ancestral que había creado la inteligencia humana, el aparato muggle seguiría retransmitiendo con normalidad, pero el hechizo de confusión sería tan potente, que los que vieran y escucharan la retransmisión, observarían a un grupo de héroes rescatando a unos bebés raptados y devolviéndoselos a sus madres sin utilizar para ello ni una gota de magia. Nadie sabría sus identidades ni reconocería sus rostros, pero aquel grupo quedaría registrado en la historia mágica y muggle, como los héroes que rescataron sin magia a los inocentes bebés raptados.

 

La conversación telefónica de Mathilda seguía registrándose en su cabeza. No podía escuchar lo que se decía al otro lado del teléfono, aunque por el tono de sumisión de Mahtilda, intuyó que hablaba con aquel que la tenía bajo su control. El Inquisidor.

 

—Sí señor, daré la orden ahora mismo. Matar a los magos y trasladar de lugar a los bebés —Mathilda repetía las órdenes que acababa de recibir desde el otro lado de la línea telefónica. —Los llevaremos a la Comandancia, en Alaska. Olvidaré la ubicación de la Comandancia en cuanto los bebés estén a su cuidado. Sí señor. Así se hará.

 

Mackenzie dio un respingo al escuchar aquellas palabras. ¡Alaska! ¡El Inquisidor se encontraba en Alaska! O al menos, allí parecía estar su cuartel general. Era una información de notable importancia y no debía de guardarla para sí misma. Estaba a punto de ponerse en peligro. Si le pasaba algo, alguien más debía de conocer aquello.

 

—El cuartel general del Inquisidor se encuentra en Alaska —informó en un susurro al grupo de la Orden del Fénix, tras levantar precavidamente una salvaguarda contra oídos indiscretos, para que nadie más tuviera acceso a aquella información.

 

Iba a explicarles cómo lo había sabido cuando varias cosas la interrumpieron. Mathilda había dado la orden de ataque -Mackenzie la había escuchado haciéndolo dentro de su cabeza, a través del sonido que le llegaba de los clones- . Casi en el mismo instante, un grupo de cien magos salieron del hospital y los apuntaron con sus varitas. Todos tenían la misma mirada intensa pero vacía que había visto en Mathilda. Redentis al servicio del Inquisidor. Las distracciones habían logrado, al menos, que los efectivos mágicos del Inquisidor, los Redentis, salieran al exterior. Elvis o Granger, quizás ambos, iban a tener trabajo si se quedaban en el exterior.

 

Pero no fue lo único que ocurrió en aquellos precisos momentos. El clon con el don de la percepción lanzó la señal convenida al fondo de su mente. Había encontrado la Varita de Sauco y trasladado su ubicación a Mackenzie. Con una sonrisa pintada en los labios, Mackenzie alzó la vista hacia la ventana desde la que seguía viendo a Mathilda. Vio a dos clones, idénticos a sí misma, acercarse a la Redentis. La oyó, en su mente, gritar de pavor al encontrarse con dos versiones de Mackenzie Malfoy delante de sus ojos. Ordenó a los clones que aguantaran un segundo más, mientras ella se deleitaba con el horror pintado en la cara de Mathilda. Hubiera querido alargar aquel momento, pero era urgente rescatar a los bebés y los clones no aguantarían mucho más, su efecto estaba a punto de agotarse. Esperó un segundo. Dos....

 

Un enorme halo de luz azulada refulgió en la ventana donde dos segundos antes se encontraba Mathilda con los dos clones y los cristales estallaron en todas las direcciones. Mackenzie aprovechó el momento de confusión y caos para crear un Fulgura Nox.

 

—Es el momento de entrar en el hospital —anunció Mackenzie, mirando hacia la abertura que conducía a los sótanos del hospital. —El que quiera venir a rescatar a los bebés que se de prisa.

 

Un instante antes de atravesar el portal, Mackenzie vio a los cien Redentis que estaban en el exterior gritar enfurecidos y abalanzarse hacia ellos. Conjuró un Aura del Escudo Fantasmal, para dar tiempo a sus compañeros y ocultar el portal ante ellos y se permitió un último momento para alzar de nuevo la vista hacia la estancia que había quedado completamente destruida cuando sus dos clones explotaron en un halo de electricidad, llevándose a Mathilda al infierno. ¡Púdrete allí, vieja bruja! ¡Que las torturas te acompañen por toda la eternidad!

 

Mackenzie Malfoy escupió en el suelo y se adentró en el hospital. No muy lejos de allí, el llanto de los niños los guiaba hacia su destino.

 

@ @ @ @@Eobard Thawne @@Ellie Moody @ @

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Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
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Eduardo Smith

Agente del MACUSA

 

El americano se encontraba ofuscado por los hechizos de los magos y brujas aliados del Inquisidor, este notaba que se encontraba bajo los efectos de esos encantamientos, pues al pasar el umbral de la puerta de emergencia no se percató de ello, esa magia era tan sutil y poderosa que sobrepasaba todo entendimiento, por esa razón no podía captar con sus sentidos visuales lo que allí ocurría, pero seguía recorriendo el lugar y saltando obstáculos, los residentes y pasientes tampoco lo notaban, por ello al tropezar con estos sólo los choca y le produce cierta incómodas.

 

Las puertas se abren y cierran con tal sutileza y percepción de esos muggle, que al ser automáticas pensaron qu era un fallo, jamás se le ocurrió es que alguien estuviera rondando por ese hospital. La mirada de quien conocía la realidad era el mismo Inquisidor, ya que esté tenía planes para ese mago, el cual resguarda un secreto, pues su pasado fue trágico, por ello intenta no recordarlo. Éste en cierto sentido fue limitado al uso de la magia y reprimido por sus padres, quienes no eran parte de ese mundo que ahora vivía.

 

Y cuando podía alcanzar la libertad, era demasiado tardó, algo en él era incontrolable y lo mataba a cada segundo, este secreto era del conocimiento de Darius Licaón (Demian Luxure) y por esa razón lo envió con Elvis F. Grygfindor. Al momento que llegó a donde se encontraba los bebés, el efecto terminó y se vio rodeado de enfermeros y personal médico. Aunque, vagos recuerdo de maltrato vino a su memoria, evocando como fue encerrado un hospital, muy parecido al que se encontraba, y como los médicos experimentan con el mismo, entre los nombres que se le viene a la mente es el mismo Dr. Emamuel Froid, quien en tiempos pasados comenzó la cruzada de buscar el gen que los diferenciaba de esos seres con capacidades extraordinaria, que luego seria denominado el gen mágico, por otro de su colega, por eso era que el agente poseía cierto interés en el médico, ya que esté se vincula a su pasado traumatico.

 

-¿Señor se encuentra bien? - El llanto de unas voces inocentes era lo suficiente potente para romper un hechizo de vinculación emocional, pues ante un estado depresivo y confusión, era capaz los aliados del responsable de los secuestros cegar a esos intrusos, pero encontra medida era posible romperse ante la inocencia y el dolor de otros, una sensación que despertó sentimientos de preocupación y lástima, mesclado con cierta impotencia, pero que les recordó algo de felicidad.

 

-Si, sólo que evocaba que llega tarde al turno. - esto lo manifestó porque vestía de médico, con la ropa similar al Dr. Froid, quien lo observa por la cámara y deseaba experimentar con el, ya que sólo se tenía leyendas y rumores de lo que se podía haber con un ser que era algo más que luz, ya que una oscuridad podía ser desatada y este peder el control, quizás no muchos llegaban a una edad como la de éste, pero fue porque sus recuerdos fueron borrados. Y en ese momento, no sabía que hacer y fue cuando algo le llamó la atención. Era posible que el grupo del Grygfindor de cierta manera penetro el establecimiento y a la vez, se prendió un televisor, en ella la Riddle trasmitía una emisión o reportaje de lo que ocurría afuera, en cierto punto algo confuso por un momento y esto ocasionó temor entrels que allí estaban presentes.

 

********

Recuerdo

*********

 

Eudard o Eduardo nunca fue un Smith, su apellido de nacido fue Froid, este tenía ciertos rasgos con sus padres biológicos que eran seres sin magia, personas neonazis con radical odio a los que son diferentes, por ello, al notar que su hijo fue diferente experimentan con el mismo, a tan solo días de nacido, la magia era fuerte en infante, pues un pasado lejano la magia recorrió el apellido Froid, pero fue casi extinta, sus descendiente conocieron ese mundo por los cuentos de sus antepasados y crearon recelo a esos seres, además de querer ser como ello, pero nunca nació nadie así, hasta Eduardo. Aunque, su infancia fue dolorosa, y gracia a la intercesión de Samuel Smith, logra rescatar al niño a los ocho años de edad, le borra la memoria y lo cría como su hijo.

Editado por Demian Luxure

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