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El Día de la Ira


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Hospital Hindenburg

No hay tiempo de decir nada. Con un movimiento fugaz, Joan salta hacia atrás y levanta el brazo con firma, mientras brama un conjuro. Frente a ella, muy rápidamente se forma una muralla de acero, lo suficientemente grande para cubrir a los miembros de la Orden del Fénix. Cierra los ojos con fuerza, al escuchar la explosión y algunos hechizos más impactar contra la muralla. Pero el sonido que verdaderamente la aterra es el de una alarma de seguridad, una sirena que debe estar convocando al personal de seguridad. Ya este personal se trate de nomajs o los magos a los que sus compañeros llamaron redentis, no pueden encontrarse con ellos. Tienen que asegurar aquella habitación, hacerla inaccesible para cualquier intruso; en cuanto a quiénes ya estén en el interior, se encargarán de ellos y luego se enfocarán en mover a los bebés.

 

Escucha el sonido que emiten las águilas al volar en el aire, pero no atacan. Joan empuña la varita con fuerza, pero la verdad es que no tiene deseos de luchar. No sólo se trata de una pérdida de tiempo, sino que podrían poner en riesgo a los infantes. Tiene que haber otra forma. «Una baja rápida». Pero aquel pensamiento le eriza el vello de los brazos. Aquella nunca puede ser la primera opción.

 

Cuando la muralla desaparece, aunque apunta al mago con su varita, decide observar la escena. El personal médico está inconsciente, pero respiran y parecen asesinados; los bebés siguen llorando, pero están bien, nadie les está haciendo nada. Y aquel hombre para estar observando qué harán, para responder con sus acciones. «Tengo que intentar solucionar esto de otra forma». Sin embargo, de todas formas en su mano libre se materializa la daga Kansho, de hoja de acero templado y una empuñadura de plata; pero lo más peligroso de la daga no es su filo, sino su capacidad de absorber la magia del enemigo y retener hechizos para poder devolverlos.

 

—¡Espera! —espeta Joan, con la varita levantada de forma amenazadora y la daga lista para ser usada en caso de ser necesario— Aturdiste a los médicos, pero no dañaste a los bebés. Eres un mago y nosotros también. Sólo queremos sacarlos de aquí. Tú estás solo, no vas a poder hacer mucho. Así que, apártate y déjanos ayudar... O consideraremos que estás en nuestra contra, y te detendremos.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Eduard Smith

Hospital Hindenburg


-Supongo que anda con el Gryffindor.- comenta a la bruja, entonces comienza a bajar la varita. –no podré decir que estoy en su contra o favor, pero en esta oportunidad la prioridad es otra.


En ese momento observa a los recién nacidos y se aleja del lugar, ellas eran mujeres y el americano deseaba conseguir a un médico en particular.


-Si su intención es salvar a esos infantes…- Camina lentamente. –se los pueden llevar, yo tengo otros planes.- camina en dirección a la puerta y paso cercano a ellos. –suerte en vuestra misión, pero tengan cuidado, nada es lo que parece.- y se aleja de ese lugar. Luego de unos minutos de toparse con esos integrantes de ese grupillo, este en su trayecto a la dirección del hospital es interceptado por el Dr. Froid y por un grupo de seguridad mágica.


-Bien, así que eres el intruso.- Observa a su hijo, era sin duda fácil de reconocer, pues era su viva imagen de joven. – Deténgale, pero no le lastimen, en el existe algo muy valioso mas que esos infantes, sin embargo. – Pasa la mano Emanuel por su rostro. –es bueno detenerles, el Lobo no desea que salga nadie con vida, si deben quemarlas no duden en hacerlo.- suelta una carcajada.


-No permitiré ello. – Grita el americano y les apunta con su varita, no obstante es fácil desarmado, ya que no contaba con tanto poder.


-Vayan por los otros. – Ordena el medico. –les he visto desde la cámara de seguridad, al parecer el plan del lobo de televisión fracaso, empero, nos permitio ganar tiempo y avisar al Inquisidor.- Baja la mirada. – pero no podemos que ellos salgan con vida.


Y los Redentis, van en contra de los integrantes del grupo clandestino de @, mientras que Eduard era apresado y trasladado a otro sitio con Emanuel, quizás se encontraría con el mismo Lobo.



**************

Tiempo más tarde

**************


Un Redentis les había llevado a un poblado distante, allí se encontraba el lobo rodeado de una legión de magos, algunas estatuas y cadáveres, al parecer ese hombre era un nigromante, ya que estaba creando algo que no era humano.


-Mata al inútil.- Ordeno el Lobo.


Y el Redentis lanzo la maldición asesina.


-Bien.- Observa al prisionero. –a este Oscurial llévenlo al laboratorio, es hora de poseer un arma contra la fuerza de la Orden del Fénix.


La fría brisa golpeaba la escalofriante escena, algo maquiavelista. Inclusive la legión se preparaba para la guerra, la porción de seguridad en el hospital era solo una octava parte de los Redentis que allí se encontraban, ademas el mismo Inquisidor se encontraba en una fortaleza casi impenetrable con criaturas mágicas, las cuales el Lobo había capturado.


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Sede de las Autoridades Mágicas de Suiza, Berna

 

La verdad estaba un poco desconcertada, es que acaso habia sugerido declararle la guerra al mundo muggle comonpara que la censurara asi el primer Ministro Británico @, me falto poco para hacer un mohín y blanquear los ojos como una niña, su sugerencia habia sido hacer una inscursion secreta y destruir todo el conocimiento de como acabar con los magos como especie. Pero veía como el ministro británica les daba regalos y se iba poniendo otra clase de condiciones para su ayuda y así como habia llegado de improviso se habia ido igual.

 

-Lady Mon cher, je dois parler à Taison avant son départ, je serai absent un instant.

 

Susurre hacia la pelirroja @@Lady Luxure Grindelwald casi suplicandole que me ayudara, mire hacia el Canciller y sus asesores.

 

-Messieurs aprovechando que el primer ministro Británico nos ha dejado quisiera que me disculparan un momento, sugeriría hiciéramos un receso.

 

Me levante de la silla y con rapidez hice una floritura con mi varita, de ella salio su patronus un lince iberico que corrio delante de ella hasta llegar donde estaban Misha y Taison bloqueando su camino.

 

-Espera por favor, vuelve a la oficina debo hablar contigo

 

Salí de la oficina entonces y espere un poco mas alla en el pasillo de las escaleras, el rubio @ subia junto con Misha. Sasha que habia salido conmigo de la oficina se acerco a su hermano y puso su cabeza debajo de su hocico a manera de caricia.

 

-No deberias ir solo... Espera a que convenza al canciller y que podamos tener ub gran grupo, solo Mikhail es un salvaje y los otros mercenarios no creo que sean mejores podrían hacerte daño.

 

Estaba molesta, quería que entendiera que no podía arriedgar su vida de esa manera y que si hacia la misión era para defender a Francia no para tomar venganza.

 

-Es imprudente lo que haces, ¡¿no piensas en Asher?! Sabes que prometi encargarme de tu hijo y lo hare siempre, pero no para que te lances a matarte a golpes con el infame de tu padre que solo quiere asesinarte y a mi de paso

 

La garganta se me habia quebrado por la impotencia y la ira, solo quería hacerlo entender.

 

@

Editado por Ada Camille Dumbledore

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Sede de las autoridades magicas de Suiza ,berna El lycantropo suspiro al ver el patronus , acatando el pedido de la joven dumbledore volvio sobre sus pasos , hasta la oficina donde habia sido la reunion pero en el pasillo lo esperaba la joven , misha se habia puesto a jugar con su hermana mientras el pensaba como decirle a la ministra que no se podia perder demasiado tiempo , mientras la oia reprenderlo .

 

-ya dijo lo que queria decirme srta Dumbledore??- dijo tratando de contenerse - yo naci teniendo un precio por mi cabeza , ahora ese precio es doble , puedo vivir con eso - suspiro pesadamente - pero por que pienso en mi bebe , yo no voy a permitir que el tenga ese peso sobre su pequeño cuello-

 

Se acerco un poco a la rubia quedando demasiado cerca el uno del otro , la mirada de la rubia lo estaba lastimando asi que desvio la mirada hacia sus lobos - yo no puedo hacer nada para quitarle la carga de ser un lycan a mi bebe pero al menos le quitare la carga de tener a un monstruo acechandolo - saco de su bolsillo una pequeña foto de su bebe durmiendo - tan solo el pensar que el este persiguiendola a ud tambien me... -se corto negando cualquier sentimiento hacia ella - no busco vengar lo que a mi me hizo el a mi , solo lo quiero lejos de ud y mas aun de Francia-

 

Se dirigio hacia la salida pero antes de salir mirando de reojo a la rubia dijo -con el no se puede perder demasiado tiempo ...-sonriendo de lado remato- ademas enfrentar a todo un ejercito es un desafio digno de mi-

 

 

@@Ada Camille Dumbledore

Editado por taison_greyback

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Sede de las autoridades Federales Mágicas de Suiza Berna, pasillo de las escaleras

 

Estaba conciente que el tenía un deber, fuera como jefe de los aurores del ministerio de Francia o como responsable de la seguridad del Ministerio, pero este enfrentamiento era personal en contra de Mikhail. La seguridad de Asher, Lady, la de los niños y la suya también estaba en juego, pero no me parecía lógico que se arriesgara solo.

 

Tenia tanto que decir, pero mi boca y mi cabeza no podían articular palabra, cuando volteo para irse de nuevo estire la mano para detenerlo, pero fue demasiado rápido.

 

-Dejame ir a hablar con el canciller y conseguiré que su servicio secreto vaya con nosotros, por favor...

 

Las palabras salieron como una súplica, no sabia porque esa angustia la llenaba, sólo podía pensar en Asher.

 

@

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Sede de las autoridades magicas de suiza , berna

 

 

No queria separarse de ella o de su bebe , pero las amenazas a todo lo que el consideraba su mundo eran demasiadas como para ignorarlas , por un lado su espiritu guerrero estaba en el paraiso pero su otra parte estaba muy preocupado por su hijo y por... de golpe la sonrisa de la ministra asalto sus pensamientos , solo Misha logro despertarlo de su ensoñacion.

 

-Ud srta Dumbledore quitele el otro peso a mi hijo en esta reunion y no quiero ayuda , ya cuantos mas seamos mas faciles de detectar seremos -la volvio a mirar de reojo - ViVE LA FRANCE - grito levemente mientras se dirigia a la puerta .

 

Apenas hubo abierto un poco la puerta miro a Sasha quien se habia pegado un poco a la rubia -Sasha ya sabes que hacer - dijo saliendo en direccion a la mansion Dumbledore , mientras que la loba tomo una actitud mas protectora.

 

@@Ada Camille Dumbledore

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Sede de las autoridades Federales Mágicas de Suiza Berna, pasillo de las escaleras

 

La discusión era inútil, el lobo estaba decidido y nadie le sacaría de la cabeza eso. Lo vio irse y no pudo decir nada mas aunque hubiera querido gritarle mil cosas, muchas de ellas insultos. Esas ultimas palabras la habian ofendido, asi era ahora debia ser primero su patria que nada más, solo esperaba que regresara bien y con vida. Recostada en la fría pared de ese pasillo cerró los ojos para serenarse y evitar que las lagrimas de frustración cayeran por sus mejillas. Respiro profundo, debia volver a la realidad, tenia que encargarse de lo demás. El hocico de Sasha en sus piernas la hizo salir de sus pensamientos, me hinque para acariciar a la loba y abrazarla, sabia que ella tambien se preocupaba por Misha. Era momento de volver a la reunion, se levanto, arreglo su ropa y volvio a la oficina al lado de @@Lady Luxure Grindelwald. Cuando los bellos ojos rojos de la demonio la miraron, nego con la cabeza, sabia que ella entendería que se habia ido solo a pesar de todo.

 

Al tomar asiento vio como la loba ponia su hocico sobre sus muslos para estar cerca. Era momento de esperar que decidiria el canciller sobre todo eso, @ había perdido la fé en ella y en lograr hacer algo mas en esa lucha, pero no dejaría de intentarlo.

 

Miro al canciller y a sus asesores sentados frente a ella, esperaba una respuesta.

 

@ @

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Cloth Fair Square.

Iglesia de Saint Bartholomew.

Una voz en el confesionario a sus espaldas la hizo entrar en alerta ¿La llamaba a ella? Percibía el calor de las palabras pronunciadas por aquel hombre, y al pasar de varios segundos reconoció la voz. Negó en silencio, y solo obedeció a la petición. Confesarse, quizás mentiría sin que el hombre lo supiera.

 

Se levantó de las sillas, donde la misa estaría por comenzar. Tomó con suavidad la puerta del confesionario y entró, sentándose en aquella silla de la cual muchas personas usaban para confesar sus lamentos. Cruzó las piernas, retiró el sombrero que cubría su peluca y la dejó en sus piernas, cepilló con los dedos sus cabellos y habló - ¿Para que me llamaste? - atacó, recordando que la última vez que supo del Linmer, un par de tipejos intentaron quitarle la vida.

 

Activó su anillo de Salvaguarda para oídos indiscretos por seguridad y esperó a su respuesta. En su brazo, la marca quemó. Llevó sus ojos a la serpiente enroscada en el cráneo, tatuaje del que solo ella y sus compañeros de bando eran conscientes y se alarmó ¿Sería aquello un llamado de su líder? La impaciencia llegó a ella, quien comenzó a removerse en su asiento. El silencio se convertía en algo ensordecedor ero debía esperar, ella había sido citada ahí por algo.

 

@@Sean -Ojo Loco- Linmer

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*Sonido de intercomunicadores muggles*

"¿Ha funcionado?"
"Afirmativo, Señor. El sujeto ha caído al suelo en cuanto le hemos inyectado el J.U.M., Señor."
"¿El desinhibidor ha funcionado?

"General, confirme. ¿Ha funcionado el desinhibidor del gen mágico?"
"No podemos confirmar, Señor. El sujeto ha desaparecido por las cloacas, Señor."

"Entonces no ha funcionado, si ha podido usar la magia para desaparecer..."
"Negativo, Señor. Se lo han llevado compañeros antes de poder recogerlo."

Silencio.
Silencio.

"General. Busquen al sujeto y traigan a nuestras dependencias.

No tenemos más muestras y no podemos producir más sin saber si funciona."
"Sí, Señor."
"Encuéntrenlo, sea como sea"
"¡Sí, Señor!"

 

El General mira alrededor. Después de aquel humo negro y que aquel grupito desapareciera, no tenía manera de encontrarlos. Habían cubierto su huida pero... Sus ojos se achicaron. Sería un trabajo arduo pero... Sabría cómo conseguirlo, se le había ocurrido cómo. Empezó a repartir órdenes y... entonces... fueron atacados...

 

 

 

 

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Abrir los ojos era deliciosamente doloroso. Sí, bueno, puede que no sea algo que le guste a mucha gente pero, bajo mi punto de vista, si abres los ojos es que sigues viva. Así, que sentir dolor por aquel punto de luz sobre mi cara no era más que un malestar asumible. Lo peor fue el zumbido en los oídos y sentir una acumulación de ruidos y voces que me hicieron pedir silencio.

 

Pero no lo pedí, no al principio, al menos. Sentía la garganta seca como si hubieran lanzado mil Séneca seguidos. Intenté carraspear y moverme y lo único que conseguí es que una mano menuda me diera una torta suave en el brazo y me dijera que me estuviera quieta.

 

-- ¿Gruñón? -- Quería haber preguntado algo más largo pero con la boca seca es bastante difícil. -- ¿A qué huele? ¿Por qué estoy en ésto tan duro?

 

La cabeza del Enano Gruñón apareció delante de mis ojos, apagando la luz molesta que llevaba un rato martirizándome.

 

-- Porque está tumbada en una camilla de la enfermería del Circo. Las criaturas se quejan menos que usted, ¿sabe?

 

Asentí. Aquella camilla me estaba dejando rota la espalda. Intenté levantarme y el enano me ayudó pero gruñendo una y otra vez y pidiéndome que fuera despacito. La puerta del box se abrió y apareció Babila, agachándose para entrar.

 

-- Señà Sagita! Valla peaso mosquito ke lá picao. Lleva unas oras dormía. -- Fruncí el ceño. ¿Horas? ¿El Circo? ¿Mosquito...? -- Uuuuu, sá de lavá aora kestá despierta. Emo venío pó los cagaeros de la siudá i jiede a kka de basilisco.

 

Lo recordé. Estaba en Grimmault Place cuando aparecieron aquellos militares uniformados. Quedé sentada en la camilla con las piernas bailando, mirando al frente, recordando.

 

-- ¿Y Xell y Sean?

 

-- Toos bien, señà Sagita. I usté tié güena kara endespués de dormí tanto. ¿Kié que l'acompañe a su ofisina de direstó pá ke se duxe?

 

Hice un gesto negativo con la mano y me puse de pie. Parecía que todo iba bien, no me mareaba ni veía lucecitas ni nada de eso. Como decían Babila, el dormir me había venido bien. ¿Dónde estarían mis compañeros de la Orden? ¿Habrían solucionado el tema de los bebés? En unas horas... ¿Cuántas horas haría que había quedado con ellos? Seguro que aún podría ayudarles.

 

-- Tengo que salir. Me doy una ducha y a la noche me lo cuentas todo, ¿ok, Babi?

 

Tomé la varita que estaba encima de una de las mesitas del box y me mojé la cara para refrescarme.

 

O al menos, eso es lo que intenté.

 

De la varita no salió nada. Instintivamente, moví la varita varias veces murmurando hechizos pero el resultado fue el mismo: nada.

 

-- Aguamentis. Floreus. ¡Incendio! ¡¡Obsistens!! ¡¡¡Strellatus!!!

 

Mi voz iba aumentando hasta convertirse en un chillido al darme cuenta que no funcionaba. Dejé caer la varita al suelo y me temblaron las piernas. Me puse las dos manos en la boca al entender, por fin, lo que contenía aquel "mosquito" que me había picado en Grimmault Place. Creo que grité en mudo y me vi sujeta por Babila, quien me volvía en brazos a llevar a la camilla.

 

¡No podía hacer magia!

 

Busqué una explicación en los ojos de Babila, quien me miraba muy inquieto, y en los del Enano Gruñón, quien intentaba tumbarme de nuevo para hacer esas cosas que saben hacer los sanadores (bueno, veterinario, pero igual sea en este caso). Yo no podía quitarme las manos de la boca, en un gesto inútil de acallar el miedo a la certidumbre de lo que sucedía.

 

¡Había dejado de ser mágica!

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HADES RAGNAROK

DIRECTOR DE SAN MUNGO

 

En Algun Lugar Escondido...

 

Al vampiro no le gustaba nada lo que su tío le había dicho. Maldijo por lo bajo, siempre la otra Macnair metiéndose en problemas y arruinándolo todo y por su puesto su prometida que debía seguirle el juego a la pelirroja. Bufo molesto sabiendo que debía calmarse o todo se iria al mismísimo inframundo donde prácticamente estaban tras aquella situación.

 

Sentado observando aquellos rostros que se escondían alguno tras las sombras los estudio. ¿Por qué los había llamado?, la respuesta era fácil y sencilla, el Inquisidor se había metido con una de las cosas que él mas amaba y por ello, deseaba venganza y darle su merecido. Había pasado tiempo desde que los miembros de Tartarus se habían juntado. Normalmente si el necesitaba un trabajo sucio que debía hacerse llamaba al más indicado o lo hacia él mismo, sin embargo, aquello era una emergencia y no podía “desaparecer” sin dejar rastros porque seguramente lo iban a necesitar mucho mas.

 

-Se que se preguntaran que hacen aquí, aunque quizás si son inteligentes lo saben ya –dijo el cainita con tono serio y molesto- quiero venganza, quiero que corra la sangre y quiero que los causantes de todo esto sufran lenta y dolorosamente –finalizo posando sus orbes negros como el abismo en el rostro de uno de aquellos hombres.

 

La mujer a su derecha llamo su atención y tras susurrarle algo al oído este negó con la cabeza. Movió la varita y frente a él apareció un gran mapa que cambiaba constantemente. Allí, se podía visualizar los puntos más importantes del ataque. Hogwarts, san Mungo, El Macusa. Se podían ver algunos puntos moviéndose hasta algún punto en específico. Sabía que eran los hospitales de campaña que había pedido establecer. Se perdió por unos segundos estudiando la situación cuando una de las sombras que se encontraban al final de aquella sala de reunión carraspeo la garganta. Este volvió en sí.

 

-deben mover cielo, tierra, infierno, piedra y lo que deseen para conseguir información de donde están esos niños –ordeno el vampiro- pregunten primero, utilicen los métodos que crean necesarios, torturen y después aniquilen, si alguien se atraviesa en su camino hagan lo que deban hacer –ordeno el cainita- también quiero información sobre el Inquisidor, quienes trabajan con él, cualquier cosa que sea importante, lo quiero vivo para matarlo yo mismo de ser necesario, ahora vayan

 

El cainita se levantó.

 

-si me necesitan, saben cómo comunicarse conmigo –los observo desaparecer. Miro a la mujer a la derecha- hay trabajo que hacer, ve a san Mungo, revisa que todo esté bien por allí, yo me reuniré contigo y los demás después.

 

La mujer sonrió y asintió desapareciendo. El cainita observo el mapa y los puntos. ¿Dónde estarían metidos su prometida, su tío y la otra Macnair?. Bufo, si el pasaba algo a Cissy pro culpa de Arya, se encargaría de matarla una y otra y otra y otra vez.

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Guest
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