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A oscuras... todavía


Ellie Moody
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Se sienta en el suelo luego de asimilar todo lo que ha pasado. Por unos segundos coloca la cabeza entre las rodillas, derrotado. Él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener a salvo al pueblo y a sus compañeros de la Orden. Si, estaba dispuesto a terminar con la vida de Violeta si no había otra alternativa. Pero el día del descontrol total todavía estaba lejos. La magia de los clanes mantenía a la chica tranquila y bajo control. Si la hubiesen protegido mejor incluso habrían podido permitirle que se despidiera de sus padres, de su familia.

 

Pero no. Fallaron. Él falló. Él lidera a la orden, él es responsable de todo lo que sucede.

 

Se toma cinco segundos, los necesita. No puede permitirse más tiempo, no puede permitirse sentir el dolor y el desasosiego que lo invade. Se pone de pie en el centro de la habitación y respira profundamente. Sostiene un papel medio quemado en su mano.

 

—La Doctora Tenenbaum es la causante de todo esto. Es la presidenta de una empresa que se dedica a la ingeniería genética. Uno de sus campos de estudio, según descubrió Madeleine es la tortura de magos y brujas. Por lo que hemos podido ver la tortura crear obscurials. Es hora de hacerle una visita, iremos a Truro y rescataremos a todos cuantos podamos. Vamos a desmantelar su operación.

 

Hobbamock mueve la varita mágica y varios patronus en forma de tigre aparecen para llevar un mensaje a sus aliados. Tiene de su parte de la oscuridad de la noche pues de esa forma evitarán al menos a los transeúntes.

 

—Nos vemos en ese lugar en 30 minutos en Truro. Por seguridad nos encontraremos a varias cuadras del edificio.

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El dolor es fuerte y parece explotar en el corazón, como si éste no quisiera moverse y, al hacerlo, estallara una y otra vez. Aprieto tanto la mandíbula que ahora se une al dolor interno que siento, la presión hace que las orejas me ardan y se hagan dolorosas al contacto. Tengo las manos sobre ellas, para no escuchar los llantos ajenos a los que me gustaría unirme. Toda muerte necesita un duelo. Toda muerte necesita una despedida. Y esta muerte es culpa nuestra porque hemos fracasado, como Orden, como Bando, como protectores...

 

Somos un fracaso desde el momento en que un padre, una hermana, un pueblo, nos señala por no haber impedido la muerte de una chiquilla de 15 años.

 

Sigo apretando con fuerza la mandíbula cuando el líder nos cita en media hora fuera de allá. Ni siquiera vamos a estar en el sepelio, nos vamos de allá y les abandonamos. Pero ese pensamiento derrotista cambia enseguida por otro, asimilando la información que nos ha dado:

 

La Doctora Tenenbaum.

Empresa de ingeniería genética.

Truro

Desmantelar su operación.

 

El deseo de Venganza sustituye todo otro pensamiento, disfrazándolo de Justicia. Para mí, en este momento, es más que suficiente. Murmuro un Foraise y de la invocación florecen parterres de violetas en el límite de la zona de tierra con la orilla del mar, allá donde sobrevivían los pocos árboles plantados. Ahora, verdes brillantes y flores que invocan su nombre perdido son mi testimonio del dolor que me produce su muerte.

 

-- Volveré al entierro. -- Es mi promesa al aire antes de lanzarme al mar y nadar, nadar, transformarme en cachalote y bordear la costa en busca de aquella zona de Cornualles, navegar por el río y llegar al puerto de Truro.

 

Para mí, media hora es más que suficiente.

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Desconocía si su intervención había sido de ayuda para tranquilizar a Violeta; pero, hasta el momento era lo único que estaba a su alcance. Había optado por mantener una postura pacifica para no abrumar a la muchacha y, a la su vez, era expectante de lo que sus compañeras de clan hacían. Hasta el momento había visto como Sagitas utilizaba sus poderes y conocimientos para tratar de sacar información, poniéndose en el lugar de la joven.
— Eso puede funcionar —había susurrado para sí misma, alejándose unos metros para preservar la distancia.
Si bien había confirmado el poder de la empatía era uno de los elementos que se podía emplear para superar la misión, tranquilizando a Violeta con palabras que manifestaran amor y comprensión. Lo importante era que estuviera tranquila y no sabía si era lo que estaban logrando. Aún así, mantenía su mano pegada a su varita por si debía intervenir. Después de todo, si se trataba de un obscurus, era posible diferentes e inesperadas manifestaciones.
Por lo que había oído de sus compañeros, la joven había escapado de un establecimiento similar a un hospital y aún quedaban personas desaparecidas.
* * *

Tras el inesperado asesinato de Violeta debían encontrar más información sobre Tenenbaum Futuristics, el centro donde había estado recluida. El acontecimiento previo le había dejado una sensación de tristeza e impotencia, no habían logrado salvar a la joven. Sentía sus ojos hinchados y rojos; ella utilizaba el llanto para liberar su dolor.
Había conseguido fácilmente una plantilla con los nombres de los trabajadores del centro y lo analizó atentamente. Debía encontrar la manera de adentrarse al lugar que, según fuentes externas, no era posible el acceso de personas ajenas y poseía una seguridad reforzada. Desconocía lo que había sucedido con exactitud en el lugar, pero estaba segura que ellos intentaban mantener el orden reforzando la seguridad.
— Abby Bristol.
Era el nombre que había escogido entre los trabajadores. Con una investigación aún más profunda había determinado que la mujer vivía sola en la zona de Truro. Una de las posibilidades era llegar a ala mujer mediante una carta, pero requería de un proceso muy largo y difícil, y otra era llegar a la casa personalmente, atacarla levemente y hacerse pasar por ella mediante una poción multijugos para infiltrarse en el centro. Eligió lo último.
Al llegar a la casa sólo pudo sentir un escalofríos recorriendo su espalda. Creía que podía deberse al ambiente frío pero llevaba una túnica que la cubría de pies a cabeza ocultando de esa manera su identidad. Suponía que en otras circunstancias no se hubiera atrevido a realizar cierta acción que tenía planificada, pero se sentía enojada y de alguna forma debía vengar a Violeta.
Cuando la mujer abrió la puerta, la bruja utilizó rápido:
— Lanza de Assal —la invocación heriría a la mujer.
Después de todo, estaba segura que le haría daño y funcionaría contra ella; cualquiera que trabajara en ese lugar carecía de luz y desconocía la paz.

 

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Es el primero en llegar a Truro pues va directamente. Tiene la precaución de no aparecer cerca del edificio por si hubieran hechizos o maldiciones que pudieran advertir al personal. Tiene la cabeza cubierta por una capucha negra que, al igual que el resto de su túnica, lleva grabadas varias runas cuyo origen están ligados a la sabiduría de todos los pueblos nativo-americanos que existían desde mucho antes que las varitas mágicas llegaran al continente. Su origen también tiene mucho que ver con rituales sagrados de las tribus. Cuando conoció a quién se hace llamar Thor reconoció ese tipo de magia. La magia de las tormentas siempre protegió a su pueblo encarnada en la criatura del Thunderbird.

 

Conforme la hora se acerca los miembros de la orden del fénix acuden al llamado. No es orden del fénix en pleno pero casi que es mejor. Tienen una misión de infiltración y quizá el que estén menos personas será positivo. Les permitirá ser cautelosos y mantenerse fuera del radar la mayor parte del tiempo.

 

—Nos infiltraremos en el edificio. Intentaremos pasar desapercibidos aunque no creo que podamos mantenernos ocultos por mucho tiempo. Tengan cuidado, ya saben lo que esa gente puede hacer.

 

Mientras camina se concentra en su vínculo con el templo de los paladines pues está seguro que el resto de magia será bloqueada. La magia "normal" es lo que esa gente investiga, la magia normal es la que lleva siendo manipulada durante mucho tiempo por la compañía de aquella bruja. No conocen, sin embargo, nada sobre la magia de los Paladines, de los Oscuros y de los Sacerdotes.

 

Utiliza el hechizo Thunder Clone crea a partir de su magia dos copias idénticas a él pero formadas por energía pura de la tormenta. Hobbamock, el real, toma un camino mientras que los clones van por otro. Tal como lo supuso, en cuanto se acerca a la edificación su magia normal empieza a fallar. Siente la metamorfomagia alejarse, siente que varios de los muros mentales creados con oclumancia se desmoronan. Incluso la conexión con su espíritu animal -la animagia- desaparece.

 

Quizá se deba a que el propio edificio es capaz de detectar cuando los bloqueadores están, valga la redundancia, bloqueando mucha magia o quizá es que alguien fue visto o mucho peor capturado. Pero las alarmas saltan. De un momento a otro las luces antes apagadas se encienden.

 

Invoca su Pole para luchar con 3 guardias que se acercan a él. Parte de la magia paladín se basa en entrenar el cuerpo para tener batallas sin el uso de una varita mágica. Pero también la magia de las tormentas hace que seas más ágil, que sea más natural esquivar un golpe o blandir una espada. Así, con su pole deja inconsciente a sus tres atacantes.

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La noche cae sobre la ciudad, extendiendo sombras en los callejones y enviando a la mayoría de los transeúntes a sus hogares. Los faroles iluminan a duras penas las calles principales del centro de Truro, mientras que las luces de los automóviles entorpecen su visión y ciegan por momentos a Madeleine, que camina apensumbradamente por la acera. Las manos, escondidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero, todavía tiemblan. Una sombra se cierne sobre su corazón y lo oprime con fuerza, lastimándola, pero el dolor la mantiene con los pies sobre la tierra. El pecho le ha dolido todo el día, en el mismo lugar donde la sangre comenzó a manchar el vestido blanco de Violeta, y las palabras le han faltado. Siente la garganta reseca y la manera de comunicarse con los demás, olvidada. Aunque, ¿qué importancia tiene? ¿Qué puede decir que mejore la situación?

 

«Oh, por favor. Lo que sucede es que eres una maldita cobarde».

 

Una vez más aparece en su cabeza la imagen de los padres y las hermanas de Violeta, irrumpiendo en la habitación una vez los intrusos se marcharon con vida de la casa de Slithering. No recuerda qué fue lo que sucedió, pero aquel momento de tenso silencio pareció durar toda una eternidad. Pudo ver cómo sus rostros pasaban de la confusión, al entendimiento y, entonces... Otra vez siente una punzada en el corazón, como si una espina helada lo atravesada. Abraza el dolor, pues sabe que lo merece. En cambio, llorar es algo que no puede permitirse. ¿Cómo podría llorar a Violeta? Por su culpa está muerta. Si hubiera sido más astuta, hubiera pensado en la evidente posibilidad de que quiénes la secuestraron estuvieran buscándola; si hubiera sido más astuta, habría convencido a Graves de abandonar Ravenrock y buscar refugio en un lugar seguro; si hubiera sido más astuta, si no se hubiera congelado como una maldita est****a, se hubiera lanzado frente a ella y habría recibido la bala.

 

Muchas veces ha visto a sus compañeros caer. Bajo su comandancia, ha perdido valiosas vidas y es un peso que jamás podrá quitarse de encima, como sucedió con Bastian Karkarov. Sin embargo, ha encontrado consuelo en el hecho de que todos quiénes se enlistan a la Orden del Fénix conocen los riesgos. Ella era una adolescente ingenua cuando se unió y lo aprendió, de la mala forma, pero lo aprendió. Aunque normalmente no se habla al respecto en voz alta, en todas las misiones está la posibilidad de no volver con vida y todos deben saberlo. Así que cuando ocurre una muerte de esta índole, es algo para lo que está preparada. Pero Violeta era inocente y perder vidas inocentes es la peor vergüenza que puede sufrir la Orden. Es la peor vergüenza que Madeleine puede sufrir. Nunca podrá quitarse aquella mancha de encima, pero todavía puede hacer algo: las épocas de lamentarse, hundirse en la miseria y perder tiempo sintiendo lástima de sí misma han terminado hace mucho.

 

—Ustedes no fueron los responsables. No sé nada de los demás, siempre estuve sola, pero no podía ser yo la única. Tienen que sacarlos de ahí. Y tienen que.... Tienen que evitar que ellos le sigan haciendo daño a más personas.
—Lo prometo.

 

Durante toda su vida Madeleine ha roto promesas, pero no sumará aquella a la lista.

 

Bajo la tenue luz de los faroles, reconoce a Graves, no por su rostro que está oculto bajo la sombra de su capucha, sino por los grabados que hay en su túnica y que a ella le son desconocidos. Entonces, cierra los puños con fuerza y se obliga a calmar su pulso; con manos temblorosas, no será un recurso valioso. Camina hasta él y los otros miembros de la Orden del Fénix presente en silencio, con la mirada clavada en sus botas de charol. Su varita mágica está escondida en el bolsillo delantero de sus pantalones negros de talle alto; aquel es el único artefacto mágico que lleva consigo. En su pecho, sobre la camiseta gris, resplandece levemente un sencillo relicario plateado, pero no tiene ninguna propiedad mágica. Sólo se trata del último regalo que recibió de Catherine y que, por algún motivo, quiso usar aquella noche.

 

—Cuando llegue la hora de usar la fuerza, tenemos que asegurarnos de no lastimar a ningún inocente —acota Madeleine a las palabras de Graves, con la voz ronca. Así, rompe el silencio que mantuvo desde el momento de la muerte de Violeta—. No necesitamos más sangre en nuestras manos.

 

Sabe que una de las formas más inteligentes de infiltrarse, sería buscando la forma de hacerse pasar por algún empleado de Tenenbaum Futuristics. Podría noquear a alguno arrancarle un poco de cabello y usarlo en una poción multijugos, pero no tiene la paciencia para aquello. Además, no quiere tener que lidiar con nadie. Para ella, es más fácil y va mejor con su humor actual simplemente escabullirse en el edificio y esconderse en las sombras, mientras intenta ubicar el lugar donde están escondidas las otras víctimas o quizás, todavía mejor, busca a la doctora Marie Tenenbaum para cortar con el problema de raíz.

 

Mientras piensa rápidamente en qué hacer, observa a Graves llamar la atención de los guardias de seguridad de la entrada y obligarlos a salir, para entonces noquearlos. Ella sabe que ellos no son los villanos sino simples títeres, que su enojo y frustración debe dirigirse a la directora de la empresa pero, al mismo tiempo, siente cierta satisfacción al apartarlos de su camino. Todavía están vivos, por supuesto, sólo inconscientes. Aguarda unos momentos, mas parece que de momento no salen más guardias de seguridad; sin embargo, en el interior del edificio las luces están encendidas y probablemente estén más alertas. Aparantemente los paladines no saben mucho de sigilo, pero... qué demonios. A pesar de la desventaja numérica, pueden luchar.

 

Madeleine se levanta —había estado observando todo de cuclillas— y con un movimiento fugaz, en una fracción de segundo se traslada hasta la entrada con la discreción de una sombra. Respira profundamente y libera parte de su energía, alimentada por los sentimientos negativos que la invaden, en la forma de una densa sombra que se prolonga por el suelo y sube por las paredes del vestíbulo, entorpeciendo la visión de las cámaras de seguridad.

 

—Las personas secuestradas deben estar en algún lugar escondido, probablemente por algún encantamiento —le dice Madeleine a Graves—. Puedo romperlo, pero tenemos que ubicar ese lugar lo más rápido posible. ¿Se te ocurre por dónde comenzar a buscar?

Editado por Ellie Moody

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Seguí allí, afuera de la casa a la que solo había entrado luego de volcar su furia para matar a los que habían atacado. Era gracioso como ninguno de sus compañeros había prestado atención que ella nunca había entrado a aquel lugar, y quizás era bueno, para que no le echaran en cara dejar entrar a los asesinos, pero ella se había quedado al otro lado de la plaza, segura de que el demonio Seere volvería a ella rápidamente con la respuesta. Era el nunca haber entrado el que le había permitido invocar los espíritus para matarles luego, les gustara o no a los humanos que aquella masacre ocurriera, se mordió el labio pensando en ello.

 

Todavía le daban vuelta todos aquellos en la cabeza cuando sintió como uno a uno sus compañeros iban saliendo del lugar en el que había sido asesinada Violeta. Darla apoyó su mano en una pared cercana mientras recuperaba su compostura, el aroma de la sangre y su falta de cacería estaban trastocando su mente. Sabía que no podría mantenerse por demasiado tiempo así, respiró profundo, dejando que sus pulmones se llenaran con el aire salado del mar. Se había ido alejando lentamente y un chapoteo le hizo recuperar su concentración que seguía siendo atraída por el aroma a sangre que le llegaba aunque ahora fuera apagado.

 

Sus ojos observaron al cachalote que se alejaba cuando un tigre se acercó a ella a darle un mensaje. ¿De verdad era necesario hacerlo de ese modo? Asintió como si el animal pudiera llegar a retransmitir esa respuesta a su mensaje al que le había enviado. Ridículo. Recordó las palabras que le había oído decir antes de alejarse, una tal Doctora Tenembaun, ingeniería genética… eso explicaba las fórmulas y el erróneo pensamiento de que podían separar la magia del mago. ¿O no sería erróneo? Recordó años atrás cuando habían logrado entrar en el Ministerio de Magia y habían dejado sin poderes, por un tiempo limitado, a los magos y brujas que habían encontrado en él. Quizás hubiera aún expedientes de las investigaciones realizadas por ello en el LAIC… pero era casi imposible que ella pudiera tener ahora acceso a ellos… tal vez… si utilizaba su phanton para infiltrarse en el lugar.

 

Pero no podía alejarse tanto de su sombra, quizás podría enviar de nuevo a Seere, aunque el Príncipe de los demonios quizás no estuviera dispuesto a servirle tan pronto de nuevo. Tal vez podría invocar algún otro demonio con el Daimōn. Ya había visto el desastre que había sido la convocatoria de espíritus cuando acababan de morir tantas personas a manos de los que habían sido atacados. Lo mejor era desaparecerse, ir hasta Cornuelles la alejaba demasiado de la ubicación del otro laboratorio, una vez allá vería cómo ocurría todo. Aunque quizás lo mejor era que primero fuera a un lugar aún más alejado de lo que proponía el Graves al llegar a Truro, aunque con un poco de suerte encontraría al que se había ido de aquel lugar aún herido.

 

La Potter Black se acercó lentamente al agua, observando como corre, el río por el cual se ha alejado el cachalote Sagitas. El sonido del agua, el golpeteo lejano del oleaje, ver como el río se desliza lentamente por su cauce, la paz parece volver un poco a su ser, pero eso no evita el hambre, solo logra el control de su propio ser. O casi. Ve una roca lejana, en la otra orilla. Nada mejor para conseguir mantener contante su temperamento, demostrar su fuerza de voluntad y que sí puede dominar su mente que intentar aquello. Se concentra en la roca mientras manipula las partículas de la misma gracias a la fragoquinesis, puede sentir como cada particular se aceleran primero lentamente y luego más rápido hasta que finalmente explota rente a ella, sin dañar a nadie.

 

Ahora sí puede estar tranquila de que está en completo dominio de sí misma. Se endereza con un gesto fiero en su mirada y desaparece rumbo al lugar de la cita con un crack

☻☻☻

 

No le ha resultado difícil seguir en Truron el rastro del herido, en el Royal Cornwall Hospital se encuentra un hombre en un área de seguridad media, ha sufrido un accidente de tránsito. El rastro de su sangre y una criatura oscura le indican que está en el lugar correcto. Gracias al phanton ha logrado colarse en la habitación privada en la cual se encuentra. La seguridad no lo ha notado, pero ella cuenta con poco tiempo. La mente del mago es invadida, o más bien todo él, gracias al escendia, en cuanto lo susurró a su lado tomó control de su cuerpo, está mal herido, no está muy segura de que se salve en realidad y menos si al terminar ella se alimenta de su sangre. Su mente es un revoltijo pero ella consigue obtener la información que necesita, las claves de seguridad y el rostro de alguien a quien puede imitar.

 

Minutos después ya se encuentra en camino hacia el edificio de Tenenbaum Futuristics y el rostro de Cody Banks se refleja en las vidrieras por las que pasa, con un elegante traje sport. Solo espera que sus propios compañeros no la ataquen ahora que ha utilizado metamorfomagia.

 

Escucha atenta las indicaciones de Graves y de la Moody, frunce el ceño, sí, las palabras son fáciles, ¿acaso hay inocentes allí? Le sorprende que con la expresión que tiene su rostro sea tan ingenua. Acomoda los cortos cabellos echándolos hacia atrás con su zurda mientras piensa en lo que se espera de ella. Sonríe para sus adentros, es bueno que con la oclumancia la bruja no sepa lo que piensa: no está en mis manos, sino en mis labios o más bien en mis colmillos. Es difícil, piensa que el demonio sí entendía lo que un vampiro puede hacer y sentir, eso es algo que parece ser un papel en blanco o en runas irreconocibles para un humano.

 

Cuando han llegado al lugar, como habían previsto, le ha durado poco el uso de la magia, solo para entrar en el departamento del tan Banks y conseguir el pase de seguridad para entrar al edificio. Algo es algo, se dice mientras que utiliza el umbra, la sombra que se desprende de ella duda, pero es inútil tomar la forma de Banks y la sombra toma la forma de ella misma, acompañándola a la distancia. Pero si sus compañeros tienen razón, no será la única protección que necesite por lo cual no duda en invocar más criaturas de sombras.

 

Dos criaturas aparecieron a su lado, una quimera y una esfinge, le bastó mirarlas para que éstas supieran lo que se esperaba de ellas, que protegieran los miembros de la Orden y atacaran a cualquiera que les pusiera en peligro. Obviamente no era cuestión de que se paseara por allí con dos criaturas mitológicas e híbridas con sus cuerpos de cabra y cabeza de león una y con cuerpo de león y cabeza de mujer la otra, una levantó vuelo, ofuscándose en las sombras y la otra caminó sigilosamente a su lado imitando a su compañera, volviéndose una sombra indetectable en la noche.

 

Graves se ocupa de los guardias y Madeleine de las cámaras de seguridad, la pelirroja luce nuevamente su rostro, la metamorfomagia ahora se ha desintegrado como si hubiera recibido un baño de la cascada de seguridad de Gringotts. Es asombroso que se sienta casi igual, aunque sin agua. Allí hay más de lo que ellos imaginan entonces, piensa la bruja mientras que imagina que pueden haber obtenido magia duendil para cercar con seguridad el lugar. Pero Darla no es una simple bruja, su magia es más que pura y su corazón, bueno, ese tiene dueño pero se ha detenido hace mucho tiempo, el suficiente para que ella sepa que esa magia no se puede modificar, por más latidos que a veces logre demostrar. Sus botas no producen sonido cuando rápidamente se dirige hacia la entrada lateral del edificio, con el objeto que ha conseguido ¿servirá el pase para abrir aquella puerta?

 

Su sombra se mueve rápido quedándose a un lado para intentar ingresar por donde prevén hacerlo sus compañeros, pero ella tiene que probar y sus criaturas de la noche la siguen como dos sombras que se deslizan silenciosas y salvajemente protectoras.

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Tras el desastre del pueblo, Hobb finalmente toma el control de la situación y lanza el llamado, tienen que ir a un pueblo llamado Truro donde encontraran a los demás secuestrados y algo mas, a los culpables. Su instinto asesino se enciende de nuevo, aquella necesidad de matar que se activo cuando fueron a salvar a los bebes que había secuestrado el inquisidor. Apareció a varias cuadras del complejo de laboratorios y miro con detenimiento el terreno. Lo mas sencillo seria usar a los mismos empleados para meterse dentro del lugar y atacar desde dentro.

 

Al igual que Graves ella lleva una capucha que le cubre el rostro y oculta su rostro sin expresión y llega justo a tiempo para ver pasar a Darla y escuchar a Madeleine decir que deben cuidarse de no lastimar inocentes. Aquello si que le causa un poco de gracia, salvo los secuestrados, aquel lugar solo tiene culpables, no hay inocentes ahi. Usa el Phantom para escabullirse entre los guardias que atacan a su líder y se topa de frente con un cuarto guardia que va corriendo a ayudar a sus compañeros y aprovecha para entrar en el con un escendia. Lo controla lo suficiente para que la lleve adentro y le entregue su identificación con acceso de seguridad en cuanto ella lo deje de poseer. Busca entre su mente para saber si tiene acceso a los pacientes y su localización. Estos parecen estar muy escondidos al fondo del edificio y no va a ser facil llegar a ellos pues hay criaturas cada cierta cantidad de metros y son mas peligrosos conforme uno se acerca. Por supuesto que el guardia no tiene acceso mas que a la primer puerta, que si es abierta de manera equivocada, accionara la entrada de la primer criatura.

 

Deja al guardia en el pasillo y abre la primer puerta, que por supuesto no acciona a la primer criatura porque se abrió de manera correcta. Los primeros 100 metros estan vacios, solo hay almacenes y un par de salas de descanso, pero al haberse activado las alarmas y al saber que este lugar tiene protecciones tan poderosas, todos habían corrido a expulsar a los intrusos. Se bajo la capucha y sus ojos cambiantes entre el rojo y el azul observan la puerta al final. Sabe que algun tipo de criatura estaba esperándola tras ella pero espera que un par de criaturas se sombras sean suficientes.

 

- Fragoquinesis - exclama mientras se concentra en tirar la puerta cuando esta se rompe, conjura a dos enormes lobos de sombra que se interponen entre ella y un enorme cancerbero, parecido a Fluffy, la mascota de Hagrid. No quiere matarlo pero no esta segura de poder vencerlo sin hacerlo. Se concentra en la criatura y logra implantar un ilusionismo de una puerta cerrada mientras los lobos de sombra lo mantienen a raya para que la rubia pueda actuar sobre el. El perro se aleja y regresa a su jaula, y la vampira puede avanzar un poco mas, muy consciente de que se puede topar mas criaturas que tendrá que matar.

 

 

Camina unos cuantos metros y se topa una puerta y una ventana por donde se puede ver una capsula con alguien dentro. Sabe que puede entrar por la fuerza pero eso puede hacer que dañen al paciente adentro si se dan cuenta que están en peligro. Por primera vez en aquella mision, no esta segura como actuar, no quiere que la orden pierda una victima mas.

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Cuando el pitido de sus oídos al fin cesó observó a su alrededor, sintió el mismo desasosiego que seguramente sus compañeros estaban sintiendo, habían fallado en proteger a la joven. Jamás se les llegó a ocurrir que quienes la tuvieron cautiva fueran a buscarla y ahora el resultado era desastroso. Se puso en pie manteniendo la concentración para no perder la conexión que tenía con sus criaturas de sombras, tenía que saber en dónde estaba ubicada la base de operaciones de aquella organización.

Se mantuvo alejada de los demás pues no quería darles falsas esperanzas, después de todo no tenía idea si su plan funcionaría y tampoco sabía si podría mantener el control de las criaturas por tanto tiempo y tan larga distancia. Los minutos pasaron, pero a Kaori le parecieron horas, notaba como la energía poco a poco se le iba agotando y su frente se perló de sudor a causa del enorme esfuerzo que estaba haciendo para mantener sus invocaciones, sin embargo, todo valió la pena cuando por fin consiguió la ubicación exacta, ahora solo tenían que trazar un plan que pudiera funcionar. Una vez que la pelinegra compartió la información con Hobb, desapareció de la destruida casa de Goderic, no soportaba estar más en ese lugar, no podía estar cerca del cuerpo inerte de Violeta, además tenía trabajo que hacer.

 

 

Hobb había puesto a los agentes activos del Simposio a investigar a la doctora Tenenbaum, quizá al igual que ella sospechaba que había más personas involucradas y tenía que averiguarlo, el tiempo era cortó así que más le valía darse prisa. Tubo que cobrar algunos favores, desembolsar unos cuantos miles de galeones o simplemente quedar en deuda con personas que sabía tarde o temprano buscarían sacar provecho de esa situación, sin embargo, la información obtenida había valido la pena.

Había pasado el día entero corroborando los datos obtenidos, muchas habían sido pistas falsas o que apuntaban a otra clase de investigaciones que por el momento no causaban daño. Tres, sin embargo, si eran verdaderas y debían ser destruidas de raíz. Dos de ellas estaban convenientemente cerca de unos orfanatos en cuyos registros estaban datos inconstantes, demasiados niños que desaparecían sin rastro alguno. Otro de los lugares parecía un edificio en donde funcionaban diferentes empresas, cada una de ellas tenían lazos con la doctora Marie Tenenbaum, esa sin duda era la que más llamó su atención ya que según sus informantes era el lugar en donde varios de los líderes de la organización solían reunirse.

Desmantelarla por completo le pareció una utopía, pero si podían atacarlos, desunirlos de tal forma que les costase volver a formarse, ganar tiempo para ir cazando a cada uno de los magos, brujas y muggles que habían participado en tan macabros experimentos. Acomodo el raído abrigo que estaba usando pues haciendo uso de la metamorfomagia, Kaori ahora parecía una anciana que pedía caridad en la acera contraria al edificio. Tan solo tenía que esperar que el patronus de Hobb le avisará que actuarían, luego solo esperar un poco y acabar con ellos.

La noche poco a poco fue cayendo en Bristol, la luz de las farolas se encendieron y el silencio poco a poco se fue cerniendo sobre la calle, varias luces del edificio se apagaron, pero ella sabía que era cuestión de tiempo para que volvieran a encenderse. Y entonces, el tan esperado patronus llegó, pero ella no acudiría al llamado, aun no. Luego de esperar media hora, se puso en pie ignorando la protesta que sus músculos hicieron ante el repentino movimiento.

Con la mirada fija en el edificio y con una sonrisa triunfal en los labios vio con gran satisfacción como poco a poco las luces se iban encendiendo y las personas iban llegando. Sus compañeros habían ingresado al laboratorio en Truro y con ello encendido las alarmas en toda la organización. Adoptando su aspecto verdadero la pelinegra uso el Maledīcō invocando un daisho que le ayudaría a controlar uno de los elementos que la magia de su clan le permitía usar, el hielo. Desenvainó la wakizashi y sin dudar la lanzó al aire con el objetivo de crear un domo, nadie podría salir o ingresar a menos que ella así lo deseara, en el interior la temperatura iría bajando gradualmente.

—Hora de pagar…—Murmuró Kaori quien durante la larga espera había estado concentrando el poder de su clan para que su cuerpo fuera capaz de soportar el doloroso cambio que usar el Fūsiō le ocasionaría.

Editado por Roxanne W.

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¿Inocentes?

 

¿Acaso alguna persona en ese lugar es inocente?

 

Tienes dudas al respecto pero no dice nada. Solo asiente. Con divine intelect acelerando su mente le cuesta poco deducir algunas cosas.

 

—La mayoría de los secuestrados están en el subsuelo, aunque deben haber unos cuantos dispersos por el edificio. Mientras que la doctora está en el piso más alto. Debemos dividirnos. Un grupo pondrá a salvo a la gente y otro grupo irá avanzará conmigo hacia lo más alto. Ella está ahí y le haremos pagar

 

Mientras lucha observa a Zahil y Darla utilizando la magia de los oscuros. Sigue sin poder utilizar la magia que durante toda su vida ha sido parte de él. Pero no la necesita, incluso sin ese tipo de magia nunca se ha sentido tan poderoso, tan fuerte. En su repertorio tiene al menos tres hechizos que podría destruir el edificio hasta sus cimientos. Esa es una opción, por su puesto, pero es la última alternativa. La usará solo si no queda más alternativa.

 

—Avancemos

 

Puede ver, escuchar y sentir lo mismo que sus clones. Estos son energía pura y no tienen las limitaciones que él. Los clones esperan en la parte más alta del edificio pero por fuera. Esperan para actuar en el momento indicado, para explotar cuando Hobb de la orden. Mientras avanzan en dirección de las escaleras, si las escaleras ¿qué persona en su sano juicio utiliza un elevador que puede ser controlado por el enemigo?, deja sin conocimiento a varios guardias.

 

Cuando llegan hasta la parte más alta del edificio no les cuesta encontrar el lugar en dónde está la doctora. El lugar parece impenetrable. Lo primero que hace es conjurar un Divine Shield para protegerse junto a quienes decidieron subir en lugar de bajar. Lo siguiente que hace es crear dos clones más utilizando el Thunder Clone. Los clones se dirigen hacia la puerta que evita la entrada. La puerta es en apariencia impenetrable y parece estar protegida de ataques mágicos. Pero la fuerza de la explosión de energía pura la convierte en polvo.

 

Mientras tanto, los dos clones que invocó al principio esperan la orden junto a los inhibidores de magia listos para explotar en el momento exacto.

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En las manos aparece su arco y, colgado en su espalda, el carcaj con flechas de hielo. Madeleine toma una flecha y la coloca en el arco para estar preparada; comienza a caminar junto a Graves, pero la verdad es que tiene dudas. ¿Qué es lo que debe hacer? Está enojada y quiere ver caer a la doctora Marie Tenenbaum, quiere verla indefensa y quiere oírla pedir piedad. La ira que siente es tan potente, que puede sentir como un vaho helado comienza a emanar de sus manos; la ira alimenta su Magia Elemental Oscura, le impide contenerla —lo cual, quizás, ahora sea algo conveniente—. Quisiera desinhibirse por completo y dejarla salir, pero... ¿pero, qué hay de los otros? Sabe que están ahí y quiere ponerlos a salvo, quiere sacarlos de sus prisiones con sus propias manos. Quiere compensar el hecho de no haber podido salvar a Violeta.

 

Sin embargo, sabe que no se trata de lo que quiere hacer. ¿Sus poderes serían más útiles en el subsuelo del hospital o despejando las plantas superiores del hospital, deteniendo a la doctora Tenenbaum? Comienza a pensar en la posibilidad de hacerla emitir una orden para guardar al personal de seguridad, incluso en que haya una especie de "botón" en su oficina que permita desactivar las cápsulas que Violeta les describió a la Orden del Fénix.

 

La idea de castigar al villano y hacer justicia, es algo que prefiere dejarle a los paladines. Lo que le importa es aprovechar cada movimiento, cada oportunidad, para liberar a los secuestrados y detener lo que está ocurriendo en aquel maldito lugar; no se trata de ideales, sino de lo que considera correcto.

 

En las escaleras, las cuales Graves insiste en usar en lugar del elevador, Madeleine se concentra para controlar la energía de su entorno de forma que pueda desplazarse con una velocidad y agilidad sobrehumana. Hace un par de meses, en su redescubrimiento de los poderes de la Orden Oscura, necesitaba por lo menos unos momentos para concentrarse y hacer uso de su capacidad de manipular la energía, pero a esas alturas de su aprendizaje es algo que hace de forma natural, como si de un reflejo se tratase. No siente que esté haciendo uso de un hechizo, sino de una función que es tan parte de sí misma como respirar. Y, aunque se trate de algo más reciente, ocurre lo mismo con el reciente manejo de los Elementos Oscuro. Por ese motivo en aquella misión, ni siquiera lo piensa demasiado y usa aquella habilidad como se le ocurre sobre el camino.

 

En poco tiempo, se encuentra junto a Graves en el piso más alto del edificio. La secretaria de Tenenbaum se oculta bajo su escritorio cuando, al irrumpir en la planta, Madeleine hace que los dos guardias de seguridad pierdan el conocimiento tras manipular su presión arterial. Muy a su pesar, también la hace perder la consciencia; aquello no debería causarle graves daños, pero garantizaría que no sería un problema más adelante.

 

La oficina de la doctora está vacía cuando irrumpen en ella, pero pronto se dan cuenta de la gran puerta de acero —probablemente, antes escondida tras una pared falsa— ubicada detrás del escritorio central. Madeleine inmediatamente detecta los encantamientos defensivos, pero Graves acaba con el problema de raíz cuando hace estallar la puerta. Aquello le confirma una vez más que están lidiando con una bruja, a pesar de que tiene bajo su control a muchos muggles, como los guardias de seguridad y probablemente doctores, enfermos y científicos que trabajen para la empresa. No tiene idea de cómo funciona, de si ellos están siendo manipulados o simplemente no les duelen los experimentos que realizan allí, pero de cualquier forma está convencida de que ella es el problema; de que si acaban con ella, la empresa se hunde.

 

—Puedo hacerles un tour si quieren, pero les agradeceré que bajen sus armas y dejen de arruinar mi propiedad.

 

Puede ver a la mujer de edad avanzada hablando desde el interior de la bóveda, sosteniendo un micrófono, pero la voz sale de los altavoces que parecen estar en todos lados. Probablemente, aquel mensaje se escuche en todo el edificio.

 

—Entiendo que estén interesados en las operaciones de Tenenbaum Futuristics, no son los primeros mi serán los últimos en intentar "intimidarme" —Madeleine tensa el arco, pero siente que sus músculos se tensan, como si se resistieran a las órdenes de su mente. Frunce el ceño, confundida—. Pero, desafortunadamente, me necesitan si quieren a una de mis creaciones. Así que, ¿por qué no acabamos con este circo y me dicen qué es lo que quieren? ¿Vienen de parte del Ministerio de Magia o son independientes?

 

Quiere hacerla callar, pero intentar moverse es, de repente, doloroso. Por algún motivo su mente, por instinto, intenta cerrarse pero todos sus otros poderes mágicos no funcionan; sólo puede valerse de la Magia de la Oscuridad.

 

—Lo único que queremos es verte caer —masculla Madeleine, con la voz cargada de la ponzoña que le llena el pecho—. Reduciremos este lugar a cenizas.

 

—Oh, es la primera vez que me lo dicen —replica ella, con sarcasmo—. Pero todos cambian de opinión cuando lo entienden.

 

Hace un gesto con la mano y la pared que hay detrás de ella, se levanta, dejando ver varias cápsulas de cristal con una sustancia viscosa en su interior. En algunas, las de menor tamaño, hay personas, algunas jóvenes y otras más adultas; en las otras, las más grandes hay criaturas que Madeleine no ha visto en ningún bestiario, pero que parecen totalmente amenazantes. Por supuesto, era de esperar que tuviera un as bajo la manga en su propio escondite.

 

—Al final, todos entienden que lo mejor es dejar esas ideas tontas. Mis creaciones les garantizarán poder, sobre magos y muggles; todo por un módico precio, por supuesto, considerando que esta es una investigación de varias generaciones.

 

Poder... Son armas. Al ca***o la "ingeniería genética", es una fábrica de armas vivientes.

 

De repente, lo entiende. Comprende qué hace Tenenbaum, pues ella también tiene el mismo poder y además conoce las invasiones mentales. Está intentando manipularlos mentalmente y, a cada momento, tiene más poder sobre ellos,

 

—No la escuches —le susurra a Graves, sintiendo unas punzadas dolorosas en el pecho cuando vuelve el rostro hacia el mago—. Aquí la oclumancia es inútil, pero haz todo lo posible por no escuchar lo que dice. Está intentando meterse en nuestras mentes con su voz. Quizás así es como todo funciona aquí.

 

Cierra los ojos y hace un esfuerzo por despejar su mente, por dejar de concentrarse en los sonidos que hay. Levanta los brazos aunque el dolor amenace con hacerla caer de rodillas y suelta una flecha... No da en el blanco, pero por lo menos hace que la doctora se distraiga e interrumpa la maldición que está conjurando. Pero, por supuesto, aquella acción trae consecuencias.

 

—Olviden mi propuesta. Que sea por las malas, entonces.

 

Y las cápsulas se abren.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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